Disclaimer: He notado que el consumo de ramen ha disminuido estos últimos días. ¿Es que acaso han puesto a Naruto a dieta? (No, no es mío... si lo fuera... ¡Itachi, Kakashi y Genma andarían sólo con una hoja de parra! xD)
Advertencias: Lenguaje, situación algo Lime... y una canción, propiedad de Falconer, que es... ¡preciosa!

Capítulo 9: The Naked Truth

El pub estaba a punto de reventar de la enorme cantidad de gente que había. La buena suerte de ser un shinobi o ser amigo de uno, pensó Saya al ver a Kakashi saludar al dueño del pub, para luego ser guiados a una de las mesas privadas del rincón.

Lo bueno: podría comer. Lo malo: Genma estaba en el grupo. Saya maldijo para sí cuando Genma tomó asiento junto a ella, guardando un silencio poco característico en él. Contando a Asuma y Kurenai, formaban cuatro parejas, con la diferencia que Kankuro no estaba en plan de coqueteo con su hermana.

— Mou, Saya-san, se ve bastante recuperada de lo de la frontera —cumplimentó él al sentarse con los demás. Ella asintió con la cabeza, sonriendo brevemente.

— Lo bueno de tener una ninja médico al alcance de la mano —dijo ella, dándole un leve codazo a Midori—. Te debo una, Desert Eagle...

— Nah, no fue nada... aunque debería cobrarte por el estallido de chakra que se llevó mi cocina la otra vez... ¿qué opinas, Temari-chan?

— Oi! Eso no fue culpa mía —protestó Saya, tratando de esconder su divertida expresión—. Que yo sepa, fueron tus mismos alumnos por querer practicar Ninjutsus mientras reprendías a Reiko.

— Nada,. ¡sigo pensando que fuiste tú quien les enseñó ese Jutsu a mis estudiantes!

Para su consternación, Saya se echó a reír. Genma cerró los ojos brevemente, recordando cómo esa risa clara acostumbraba surgir para él...

— Midori-chan,. ¿cómo puede una sensei de kendo enseñar Jutsus? Deberías mirar más bien del lado del que tiene la cara pintada,. ¿no te parece?

— ¡Kankuro-kun! —exclamó una pelinegra con el ceño fruncido. Todos en la mesa soltaron la carcajada al ver la gota de apuro que traía el aludido.

— Ne, ne, Midori-chan... —la tranquilizó Saya, con una mueca sarcástica y los ojos entrecerrados tras los anteojos negros—, querías una excusa para reformar tu casa, creo que Kankuro-kun no pudo tener mejor sincronía... aunque yo creo que mejor ese Jutsu de explosión que un Chidori, ahora estuvieras durmiendo bajo un árbol...

Más risas surgieron, mientras Kakashi hacía el pedido por todos.

— Mou, Kakashi-san, no nos harás comer ramen,. ¿ne? —preguntó Temari guiñándole un ojo a Saya.

— No, no... —respondió él agitando las manos frente a sí, al ver las miradas asesinas que le lanzaban Kurenai, Asuma y la misma Midori—. Sé que a varios de ustedes no les gusta, por lo que opté por pedirles un buen sashimi.

— Gracias, amigo —aprobó Asuma antes de encender un cigarrillo, el cual le fue arrebatado de las manos por Kurenai.

— Te dije que en la mesa no se fuma —le dijo sacándole la lengua, lo que provocó más risas en los presentes.

— Amigo, tienes un grillete puesto —añadió Genma, con una de sus características sonrisas burlonas—. Ya pronto te veremos sin barba, si a Kurenai le apetece...

— De hecho, creo que ese es su gancho —replicó la aludida, con una sonrisa, mientras les servían la cena—. Creo que su barba es mucho más provocativa que un trozo de metal colgando de la boca de alguien... ¿tú qué opinas, Midori-chan?

— Realmente... no, no me gusta. Me gustan más los hombres misteriosos... —dijo, mirando hacia el techo. Saya bufó sonoramente al ver a Kakashi haciendo lo mismo—. Y es sabido que a Temari-chan le gustan los flojos —añadió con ironía. Temari se sonrojó visiblemente.

— ¿Y qué hay de Saya-chan? —preguntó la rubia, mirando a la pelirroja. Ésta alzó una ceja—. Vamos, Ryukai, dinos qué tipo de hombre te gusta más...

— ¿Charla de chicas en una reunión de Jounins? —replicó ella divertida—. Así será el aburrimiento o la desesperación de los hombres de Konoha que tienen que escuchar estos argumentos para poder ligar...

— De hecho, ni lo uno ni lo otro, Saya-chan —intervino Genma con voz burlona—. Pero sí estaremos interesados de saber tu respuesta a la pregunta de Temari-san... ¿qué responderías?. ¿Qué tipo de hombre te gusta más?

Kakashi sacudió la cabeza. Genma había caído en una de sus líneas más famosas en materia de ligues. Y lo peor del caso, es que no había ninguna que se le resistiera. Suspiró al ver que Saya volteaba a mirar al examinador, quien clavó sus ojos caramelo en los lentes oscuros de la mujer.

— A ver... me gustan los hombres confiables, cálidos y amables... —dijo ella, sin quitarle la mirada—, que sean valientes... pero sobretodo, que sean sinceros.

— Realmente no creo carecer de todo eso, Saya-chan... —sonrió Genma—. ¿Y qué más esperas de un hombre que te guste?

Su respuesta no llegó nunca, por un brazo que rodeó el cuello de Genma y una cabellera rubia cayendo por su hombro. Genma se volvió, viendo que a su espalda estaba Yumi, la enfermera del Hospital.

— Pensé en pasar por aquí luego de mi turno y... ¡te encontré!. ¿Qué te parece si te invito un trago? —dijo rápidamente la rubia, deslizando sus dedos por los hombros del shinobi.

— Mou, Genma, no deberías hacer esperar a una dama —remarcó Saya, levantándose—. Buenas noches a todos, gracias por la comida.

Saya se dirigió a la salida, mientras Genma trataba de zafarse del abrazo de la enfermera. Kakashi se levantó el hitai-ate y lo miró fijamente.

— Cuento cinco y llevo tres, Shiranui. Si no sales por esa puerta inmediatamente tras de mi Oneesan te juro que te vas a arrepentir.

Asuma alzó las cejas, sorprendido. No era la primera vez que veía a Kakashi molesto, pero escucharlo decir que Saya era su hermana... ¿corroboraba acaso los rumores que corrieron mientras Saya entrenaba con su padre?

Midori le lanzó una mirada a Kurenai y ambas plantaron un kunai sobre la mesa, lo que sobresaltó a Yumi, facilitando el escape de Genma de los brazos de la rubia.

— Dejen la violencia, compañeros... —dijo levantándose y arrastrando consigo a la rubia—.Yumi, te dije que me dejaras en paz. Lo siento, pero tengo que irme...

— ¿Vas tras la chica? —preguntó dolida la enfermera—. ¿Tu nuevo amorcito, acaso?

— No... —murmuró, haciendo rebotar el senbon—. No es el nuevo... es el primero.

Genma salió apresuradamente del pub, dejando a una Yumi con un palmo de narices.

-- X --

La casa estaba sola, la tumba de Hatake también... ¿dónde podría estar?

Maldita sea, no tenía ningún perro como Kakashi para que la rastreara...

Genma deambuló por la nocturna Konoha. Las calles estaban solitarias, sólo dejando oír el sonido del viento y el ocasional escándalo de un pub; fuera de eso, Konoha dormía plácidamente, placentero preludio antes de la guerra.

El castaño no sabía dónde buscarla. Miró hacia los monumentos de los Hokages, detectando un movimiento breve en la cabeza de Yondaime. ¿Acaso, tal vez...?

Corrió hacia allá, encontrando a quien buscaba. Saya estaba tendida en el suelo con los brazos detrás de la cabeza, tarareando suavemente una canción.

Sin saber qué decirle se sentó junto a ella, mirando hacia el cielo, escuchándola... hasta que formó palabras de los sonidos que salían de su garganta.

I sit here by your side
and weep you goodbye,
I'm singing songs of sorrow for you
true gentle rose of mine.
Upon my arm I've tied a ribbon in black
although I know too well that this
will not ever bring you back.

Era una canción triste que aprendió en sus viajes, acorde con el humor que tenía. Qué pérdida de tiempo el haber venido a Konoha, pensó depresivamente. Ah,. ¿a quién tratas de engañar, Saya, se reprendió a sí misma, te morías por saber de este usuratonkachi que está sentado a tu lado...

I feel so astray inside
as I know you're far away.
Let my love shine and be your guide
on your way towards the portals of light.

Genma sintió su voz que se quebraba por momentos. No sabía propiamente qué idioma era ese en el cual cantaba, pero la tristeza de sus tonos era palpable... no se atrevió a mirarla, manteniendo su mirada en el cielo.

Notó de repente cómo ella alzaba la mano y trazaba una línea imaginaria, uniendo las estrellas en un patrón alargado. ¿Era una katana... o un dragón?

A lonely candle burns for you my only love,
meanwhile you roam the clouds among
heaven's angels high above.
What is there left to live for
as you've gone away?
Hope's lost forevermore,
I'll mourn you 'till the end of days.

Ah, Saya… casi caes en la misma situación de siempre..., pensó tristemente. Tantos años pasaron así... y aún no dejas de amarle como el primer día que lo conociste...

Se sentó, sus ojos estaban secos. No podía llorar... ni tampoco podría mirarle a la cara. Suspiró, susurrando la última parte de la canción.

Hear, my love,
hear my cry of deepest grief
as I weep for you eternally.
Praying for your soul
and for light and for relief
as I shed your tears of misery.

Saya se levantó para irse. Genma no soportó el que se fuera de nuevo, por lo que se levantó también.

— Espera...

Ella no respondió.

— Saya, te juro que lo que viste hoy...

La pelirroja soltó una carcajada corta y seca, volviéndose a mirarlo. Se había vuelto a poner esos anteojos oscuros que él había aprendido a odiar... desde que ella había aparecido, sólo dos veces había podido mirarla a los ojos...

— Puedes hacer de tu vida un saco y meterte dentro si eso es lo que deseas —dijo fríamente—. Yo no soy nadie para reprocharte nada. Además, quince años son una vida para muchos... entiendo perfectamente que tengas tu pareja. Que seas feliz con ella... pero eso sí, no dejes que un malentendido te aleje de ella.

— Saya, no seas así —protestó Genma, atrapándola entre sus brazos—. Quiero explicarte--

— No hay nada que explicar, Shiranui —apostilló ella—. Es cosa tuya y yo no tengo que ver en eso. Suéltame.

Al ver que Genma no la soltaba, ella comenzó a forcejear, retorciéndose como una víbora. Estos esfuerzos lo que hicieron fue que Genma la soltara, pero haciendo un movimiento envolvente… dando a parar ambos al suelo, él encima de ella.

— Déjame ir —dijo ella en voz baja, casi amenazante. Él sopló el senbon fuera de su boca y observó la media cara de la chica, iluminada por la luna y las estrellas.

— No te voy a dejar ir… me conoces, Saya-chan… me conoces demasiado bien porque tú eres la que sabe más que nadie en el mundo lo que soy capaz de hacer…

Ella entrecerró los ojos detrás de los anteojos, pensando rápidamente en el Jutsu que noquearía a Genma. Resopló con burla, lo que hizo que él inhalara el sake de su aliento. ¿Saya había estado bebiendo? Con razón se comportaba así…

— Dime, Saya-chan… ¿estás celosa? —preguntó mordazmente—. ¿Estás celosa de que yo abrace a otra así como te estoy abrazando a ti ahora?. ¿Aún después de quince años te da celos que yo haga esas cosas?

— No, baka, no me dan celos, cómo se te ocurre —siseó ella, revolviéndose aún más debajo de él—. A mí me fascina ver cómo te caen las mujeres encima para que te las tires, es realmente todo un espectáculo digno de admiración… aún no comprendo cómo es que todos los niños de Konoha no andan caminando por ahí con un senbon en la boca también…

— Pero qué delicioso el lenguaje que estás utilizando, Saya-chan —replicó él, moviéndose más sobre ella y aprisionándola contra la piedra—. ¿Por eso es que no apareciste más desde esos tiempos?

— Genma, suéltame… —dijo ella comenzando a temblar. El shinobi no hizo caso, aprisionándola aún más y dirigiendo sus caderas contra las de ella. Inclinó la cara y rozó levemente sus labios con los suyos, sabiendo que pronto ella explotaría.

— No te voy a soltar, Saya —murmuró—. He estado esperando demasiado tiempo por hacer esto…

Dicho esto, la besó profundamente. Ella trató de zafarse, pero no le fue posible. Convocó su chakra inconscientemente, electrizando a Genma. Éste se separó dolorido, mientras Saya jadeaba presa de la furia.

— No me toques… —dijo, abrazándose a sí misma, intentando dominarse—. No me vuelvas a tocar nunca más…

Genma comprendió que la había presionado demasiado lejos.

— Saya, por favor...

— ¡No! —exclamó ella, perdiendo los estribos—. No pasé tanto tiempo evitando que alguien me pusiera la mano encima para que tú…

— Mou, Saya… acaso alguien… —insinuó él, sintiendo su sangre hervir.

— ¡No! —gritó ella, furiosa—. ¡Nadie!. ¡Jamás!. ¿Es que no lo entiendes?. ¡Tengo casi treinta años y aún soy pura!. ¡Porque yo sí supe mantener una promesa!

— Pero… pensé que estabas...

— ¡Claro, es lógico! —bramó la pelirroja, retrocediendo más—. Me estaba guardando para ti, dobe, pero tú… ¡eres igual!. ¡Baka!

Saya desapareció en una humareda azul, dejando a Genma sobre la cabeza de Yondaime. Demonios… parece que meto la pata una y otra vez con Saya, pensó queriéndose patear a sí mismo.

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A/N:. Nadeshiko, la mente de Itachi es brillantísima... pronto se sabrá, no te preocupes... ¡Gracias por tu review!