Disclaimer: Se ha determinado que el itilizar un hitai-ate con el símbolo rasgado te hace un criminal de clase S. ¡Úsalo y mete miedo a los demás! Pero eso sí, sin pintarte las uñas de morado xD (No, no es mío,. ¿hasta cuándo? ¬¬)

Capítulo 12: Reminiscencias

Genma sólo sintió el enorme impacto de ser arrojado por la puerta del pub, estrellándose contra el suelo. Kakashi salió del establecimiento, observándolo con expresión asesina.

— Te lo advertí, Shiranui, te advertí que no jugaras con Saya —gruñó, sacando el kunai—. ¡Pero no hiciste caso y ahora vas a enfrentar las consecuencias!

— ¡Espera, Kakashi, espera! —pidió el examinador, haciendo presión en el senbon que tenía en la mano—. ¡Ella fue la que me besó a mí, no yo a ella!.

— Yo no vi ninguna intención tuya de impedirle que lo hiciera, dobe —replicó Kakashi sin alzar la voz—. Nunca cambiarás, Genma, y por eso es que tendré que apalearte.

Dentro, Sakura cercaba a una Yumi completamente aterrorizada al ver a la pelirrosa con mirada psicópata. Intentó escapar por la puerta trasera, pero Sasuke la estaba bloqueando. Al mirar hacia la puerta del frente, Naruto le hizo un gesto grosero con la mano.

— ¿Sabes que es de mala educación andar tras los novios ajenos? —preguntó Sakura amenazante—. ¿Y mucho más cuando ese novio es de una ANBU?

— ¿Tú qué sabes, niña? —dijo la rubia, envalentonándose un poco—. Lo que haga Genma es problema de él únicamente, a más nadie le incumbe.

— Tal vez tengas razón —concedió Sakura en un murmullo—. Pero te recomendaría que no salgas sola por la noche, los kunais a veces vuelan solos... mucho más con el ánimo que tienen todos en la villa, por lo de la guerra,. ¿sabes?

Yumi entendió la amenaza velada y se escurrió hasta la puerta trasera, donde un Sasuke con los ojos activados la miró fijamente y la dejó pasar.

— Ella fue la culpable —dijo a Sakura, frunciendo el ceño—. Tiene demasiada apariencia de regalada, se le nota demasiado.

— Argh... estúpida, por eso es que no me gusta ir al hospital como paciente... —murmuró Sakura, dándole la razón. Sasuke la miró de nuevo, ahora con los ojos tan negros como la noche.

— Sakura... yo necesito decirte algo...

— ¡JA, se fue la maldita! Eres buena intimidando gente, Sakura-chan —dijo Naruto, aplaudiendo y sonriendo como loco. Sakura suspiró y compuso una sonrisa de disculpa en su rostro, dirigida a Sasuke. Sasuke frunció el ceño y se encogió de hombros.

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Kakashi no entendía cómo es que Sasuke pudo descubrirle la mentira a la rubia, pero el caso fue que se detuvo de romperle la cara a Genma. Pudo comprender luego que Sakura se le subiera encima de la espalda y le susurrara todo. Se enderezó con Sakura a cuestas y le clavó la mirada al examinador.

— Mañana tenemos que presentarnos en el cuartel de ANBU. Espero que resuelvas este enredo para entonces, Shiranui.

Sakura se bajó de la espalda de su sensei, el cual se fue hacia Midori, quien lo observaba todo desde la puerta del pub. Había visto toda la situación dentro con la enfermera al salir del baño y presenció el resto de lo de fuera al salir rápidamente.

— Te recomiendo que vayas con Saya y le expliques todo antes de que ocurra algo que de verdad vayas a lamentar, shinobi.

Halando a Kakashi por un brazo, ambos Jounins desaparecieron. Genma se levantó y observó al equipo siete entrar de nuevo al pub.

Faltaba poco para terminar el plazo de Orochimaru... no sabían si sobrevivirían a esta gran batalla, por lo que... diablos.

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El claro de Sakumo... vacío.

El monumento-cabeza de Yondaime... vacío.

Los bosques circundantes de Konoha... vacíos.

Maldita sea¿dónde podría estar, pensó Genma, dirigiéndose a la casa de Saya, sin muchas esperanzas.

Entró por la ventana, como siempre lo hacía cuando era niño. Caminó por los pasillos, recordando las veces que estuvo en esa casa, observando las paredes, descoloridas y lúgubres, los muebles tapados con sábanas blancas.

Oyó un leve sonido proveniente de la habitación de Saya, haciéndolo caminar hasta allí. Abrió la puerta y la encontró profundamente dormida, encogida en sí misma, acurrucada en posición fetal. Acercándose, notó con tristeza que las mejillas de la chica estaban húmedas al igual que sus pestañas.

Estaba temblando, seguramente por una pesadilla; Genma no podía verla así, por lo que se subió al otro lado de la cama y la abrazó. Un leve suspiro salió de los labios de la pelirroja.

— Lo siento, nena... —murmuró hundiendo la nariz en su cabello—. Eso no debió pasar nunca... lo siento mucho en verdad...

Otro suspiro más profundo salió de Saya, relajándose por fin en su sueño.

— Nunca quise que esto pasara... me siento como un idiota... —siguió él murmurándole al oído—. Te prometo que no voy a hacer algo así... jamás, nena, jamás...

No durmió en toda la noche, abrazándola.

Desapareció en la mañana, antes de que ella despertara. Tenía que ponderar su vida... y limar algunas asperezas. Cerrar algunos capítulos y tratar asuntos escabrosos.

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Los siguientes días los pasó entrenando, presionándose a sí misma hasta el límite, todo para olvidar lo estúpida que fue. Su Taijutsu necesitaba práctica luego del episodio del tanto y lo que pasó en la frontera del país de la Hoja, por lo que forzó su cuerpo a entrenar lo más posible.

Ya no le importaba si vivía o moría, su corazón estaba destrozado y no habría nada que lo recompusiese de nuevo. Por ello cumpliría su misión: matar a Kabuto, liberar a Konoha de la opresión del maldito de Orochimaru y luego...

Luego,. ¿qué? se preguntó mientras partía en dos un peñón de una patada. ¿Volver a los caminos?. ¿Volver al peligro de ser una ninja perdida?

Tal vez no era tan mala idea, podría dejarse atrapar por los Cazadores y presentarles resistencia para que la asesinaran...

Las noches eran lo peor. Recordaba todos los momentos que pasó con Genma cuando eran niños: los exámenes de Genin y Chuunin de ambos; el examen de Jounin, el cual aprobó por un golpe de suerte; el suicidio de su sensei, Sakumo Hatake... y la muerte de su madre.

Los padres de Genma habían sido comprensivos, dejándola dormir en la habitación de huéspedes mientras combatía la depresión por la pérdida de ambos padres y su sensei.

El clima de la villa también había descendido notablemente, mostrando un cielo nublado y lluvioso. Las noches eran frías y bastante lúgubres, depresivas. El sake que había comprado la ayudaría a pasar las noches.

Aunque eso no la ayudaba a explicarse cómo es que caía en la mesa de la cocina, exhausta y ebria, para despertar al otro día en su cama, arropada y calientita. Presumió que Kakashi la había estado vigilando, por lo que no le dio más importancia.

Día a día visitaba el Monumento a los shinobis y decía una oración por su madre, para luego ir a la tumba de Sakumo y hacer lo mismo. Era irónico, pensó, cómo consideraba a su sensei más como su padre que su propio padre. Tal vez por la relación "oculta" que tenía su madre con el Colmillo Blanco de Konoha, pero también por las muchas veces que le enseñó cosas que atesoró durante toda su vida.

Entrenaba a marchas forzadas durante el día, para luego ir a la cabeza de Yondaime y observar la puesta de sol. Los pensamientos se le confundían con los recuerdos.

Oi, Saya-chan —saludó el Cuarto Hokage a la figura escondida entre las ramas de un árbol—. Puedes salir, Kakashi está persiguiendo a Obito para darle una paliza por llegar tarde otra vez.

¿Cómo puedes dejar que esos dos peleen tanto? —preguntó la figura vestida de Jounin—. Mira, Rin está tratando de separarlos...

Aunque no lo creas, ellos se quieren como hermanos... —puntualizó Yondaime, sonriendo—. Lo que espero es que no se den cuenta de eso al final...

Hablas como un clarividente, Yondaime-kun —se burló la pelirroja apoyada del árbol, mientras el rubio Hokage le dedicaba una enorme sonrisa traviesa—. Cualquiera pensaría que ser Hokage es tan relajado como tú lo pones,. ¿ne?

Nah... Sarutobi-san me ayuda mucho con el Consejo de Ancianos, porque sabe que tengo mi propio equipo que entrenar... ¿Sabes?. ¡Me gustaría que aplicaras para ANBU! Creo que serías una excelente Cazadora,. ¿qué te parece?

Saya sintió una gota rodar por su sien, el proceso mental de Yondaime era tan veloz como su sobrenombre, por lo que le costaba enormemente el dilucidar de dónde había sacado esa idea. Rindiéndose, lo miró fijamente y suspiró.

¿De dónde sacaste esa idea? —preguntó, cerrando un ojo y mirándolo con suspicacia—. Yondaime-kun, has comido ramen de ese nuevo Ichiraku otra vez,. ¿ne? Te dije que no era saludable...

Yondaime soltó una enorme carcajada, que coincidió con una explosión por parte de la pelea entre Kakashi y Obito. Saya rodó los ojos al mismo tiempo que Rin, mientras la pelirroja tomaba de una oreja al Hokage y lo zarandeaba, Rin hacía lo mismo con Obito.

Yondaime reía y se quejaba a gritos, pero Saya lo arrastró hasta la torre, reprendiéndolo.

Mou, Yondaime,. ¿hasta cuándo vas a ser tan indolente? Tienes una villa que dirigir,. ¡así que ponte a trabajar!

Saya sonrió entre las lágrimas y tomó otro trago de sake, recordando momentos más oscuros... como el último momento que compartió con él, con el joven Hokage Yondaime.

Yondaime había regresado de la Roca poco antes que ella regresara dando tumbos del Sonido, con la mayoría de los huesos rotos y en un estado de shock impresionante. Tal era su ausentismo que Yondaime tuvo que hacer un Jutsu sobre su mente para averiguar lo que había sucedido en esa fatídica misión... encontrando la verdad sobre los padres de su amiga.

Nadie había visto a Yondaime tan triste, sentado junto a esa cama en el hospital.

El tiempo pasó lentamente para los que lloraban; el rubio Hokage se tomó un tiempo para grabar los nombres de los padres de Saya en la piedra conmemorativa, al igual que el nombre de su fallecido alumno, Obito Uchiha.

El Consejo de Ancianos no permitió por ningún motivo que el nombre de Sakumo Hatake fuera grabado en el Monumento, por más que él protestara y discutiera.

Esto devastó más a Saya, por lo que colocó una lápida en el claro donde el ninja solía entrenar con su alumna, tratando de sacarla de su depresión.

Observó desde lejos cómo ella encontraba la paz emocional entre los brazos del joven Shiranui. Escuchó las murmuraciones de las viejas en el mercado y las tiendas, referentes a él y a su mejor amiga. ¿Cómo es que la gente seguía metiéndose en la vida de los demás, maldición?

Pero lo cierto es que, como Hokage, estaba expuesto por fuerza... y todo lo que estaba relacionado a él estaba expuesto de igual manera.

Hasta la noche en que ella se apareció en su oficina.

Yondaime odiaba el trabajo en la torre. Siendo Hokage tenía un batallón de asistentes, pero había veces en que tenía que ayudarles él mismo. Esa noche revisó una montaña de pergaminos, mientras Rin estaba en el hospital, ayudando a unos ANBU que habían regresado de una misión exitosa pero que los dejó exhaustos. Kakashi pasaba su tiempo entrenando fuertemente en Ninjutsu y Genjutsu, ajustándose aún al Sharingan que le había dado Obito.

Tomando un descanso, se asomó al balcón de su oficina, respirando el aire de la noche de Konoha. Un breve sonido y un poco de humo azul lo alertó de la presencia de su visitante, pero él no se movió. Saya se acercó a su lado y miró la villa con abatimiento.

Yondaime no dijo nada, sólo extendió un brazo y la atrajo hacia sí, proveyéndole de su calor corporal y su mudo apoyo moral. Estuvieron un rato así, hasta que ella habló en un susurro.

Dame una misión, Yondaime.

Era la primera vez en su vida que ella le llamaba sin el cariñoso "kun" final, por lo que supo que ella realmente hablaba en serio.

Te enteraste,. ¿no? —preguntó en el mismo tono. Ya no valía ser alegre ni escandaloso cuando él mismo se sentía harto de los chismes que aparecían todos los días en su escritorio, casi todos vinculándolo en una relación tabú con Saya, quien a pesar de su corta edad era su mejor amiga y confidente. Era... enfermo, incorrecto, inmoral.

Ahora, sintiendo su cuerpo temblando contra el suyo, no le parecía tan mal.

Aa, me enteré —murmuró ella sacándolo de sus pensamientos—. Por eso quiero marcharme de Konoha.

¿Vas a dejar a quienes te queremos así, Saya-chan? —le preguntó suave, dulcemente—. ¿No le vas a decir nada a Kakashi, a Genma?

Ella sacudió la cabeza y la apoyó en su pecho.

No... no puedo... sería como aplastarlos... Kakashi-kun aún está pasando por la pérdida de su mejor amigo.. y Genma... ay, Kami... no puedo permitir que esas murmuraciones lo alcancen, sus padres pondrán el grito en el cielo...

¿Y yo, Saya-chan? —volvió a preguntar—. ¿Qué hay de mí? Siempre hemos estado juntos, no importa lo que digan o dejen de decir. Eres mi amiga, la mejor de todas... y ahora,. ¿me pides que te de una misión?. ¿No crees que estás siendo injusta?

Ella alzó la cabeza y lo miró a los ojos. Sus ojos grises estaban opacos, sin vida...

Por favor, Yondaime... no me hagas esto más difícil... —pidió ella bajando la cabeza—. Sólo quiero...

Sólo quieres irte de Konoha y buscar al maldito que asesinó a tu madre,. ¿ne? —replicó él tomándola de la barbilla y forzándola a mirarlo—. Saya,. ¡tienes catorce años! Aún cuando puedas encontrar a ese tipo,. ¿de verdad crees que podrás en una batalla con él? Eres una Jounin, lo sé muy bien, pero mientras busques venganza... no podrás encontrar paz.

Saya guardó silencio. Yondaime podría ser todo lo escandaloso, haragán y marrullero que fuera, pero era el shinobi más fuerte de la villa... y también el más inteligente, por lo visto.

Por eso es que lo eligieron como Hokage, pensó ella sonriendo con orgullo para sí misma. Respiró profundo y rodeó el cuello del rubio con sus brazos. Éste correspondió el abrazo con gentileza.

Si me quedo moriré, Yondaime-kun... —susurró, casi sin voz—. Lo sabes,. ¿ne? Esto no es por mi padre... es por mi madre, es por mí, es por mi sensei, es por Genma, por Kakashi... y por ti, Yondaime... si tengo que sacrificar mi felicidad, mi vida, lo haré... quiero protegerte a ti y a toda Konoha, así no entiendan esto que tenemos...

El joven Hokage lo pensó profundamente. No había manera de convencerla cuando ella se decidía, por lo que tendría que usar otros métodos para forzarla a quedarse. Pero no quería, si hacía eso ella lo odiaría y se sentiría traicionada... y él no le haría eso jamás.

Desde que la conoció la trató como una adulta, no una niña como los demás la veían. La apoyó cuando descubrieron la causa de la muerte de su sensei. Lloró con ella cuando los del Consejo negaron la puesta del nombre de Sakumo Hatake en el Monumento, alegando traición; la sostuvo cuando ella le agradeció ese pequeño detalle de la lápida en el claro... y ahora tendría que dejarla ir, porque sabía que tenía que hacerlo.

No hay misiones ahora, Saya —dijo suavemente—. Lo único que hay es una misión de espionaje... que puede ser fatal. Es muy peligrosa. Es... una misión sin rango.

La tomo.

Pero, Saya... —protestó separándose un poco y mirándola a los ojos. Éstos brillaban bajo la luz de la luna agudamente, como la hoja de la katana que a ella le gustaba tanto usar y practicar. Cerró los ojos y suspiró.

Entró a la oficina y tomó un pergamino de sobre el escritorio, tendiéndoselo sin mirarla. Luego de un instante, sintió el suave jalón de sus dedos, tomándolo.

En ese breve momento quiso decirle algo más, que se quedara, que se dejara ayudar, que no lo dejara... pero ningún sonido salió de sus labios.

Sintió la mano de Saya prenderse de su blanco abrigo, pidiéndole silenciosamente que se volviera a verla. Y lo hizo.

Saya lo miró fijamente y le ofreció una sonrisa breve, de las que ella solía dedicarle a Genma cuando él le decía una palabra bonita. Para él, fue más que un adiós.

Nunca te olvidaré, Yondaime... —murmuró ella poniéndose en puntillas y plantándole un delicado beso en los labios—. Cuida de Kakashi por mí,. ¿quieres? Dile que lo considero como mi hermano... y que cuide de Genma, también...

Sonrió de nuevo. Ah, si tuvieras más edad impediría tu partida a sangre y a fuego, pensó.

Cuídate mucho, Saya-chan —le susurró mientras ella retrocedía un poco—. Recuerda que... la vida es un regalo precioso de los dioses, no la desperdicies... aprende lo que puedas, ayuda a quien puedas... pero sobretodo, no olvides que aquí estaremos cuando regreses...

Ella asintió con un nudo en la garganta y desapareció.

— Y regresé, Yondaime-kun —murmuró ella al atardecer—. Pero no cumpliste tu promesa... regresé y no te encontré...

En su vida se había sentido tan desesperanzada.

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A/N: Otro capítulo de transición... pero que explica muchas cosas,. ¿no creen?
Creo que Genma será todo lo casanova posible, pero cuando algo toca en el corazón es muy difícil evitarlo...
Y bueno, con respecto a Sasuke... pronto se develará ese misterio. ¡Gracias por tus palabras, Nadeshiko!. :-)