Disclaimer: ¡Cuando no hay más que decir, usa la katana! (No, no es mío.)
Capítulo 14: Cuando el Sol se Asoma
El alba aún no llegaba cuando se reunieron con los demás shinobis en el Cuartel General. Tsunade estaba presente, luciendo en su cuello un hitai-ate con el símbolo de la hoja grabado en su plateada chapa.
Todos los Jounins del grupo de Shiranui estaban presentes... menos Kakashi y Midori. Saya alzó una ceja hacia Genma, quien comprendió al vuelo el pensamiento de la pelirroja. Kurenai y Asuma estaban junto a la ventana, conversando mientras él fumaba con apariencia inquieta.
Nada más llegar, la Godaime le lanzó otro hitai-ate a Genma, haciéndole una seña con la mano. Él entendió.
Los Jounins hicieron poco a poco acto de presencia. Hinata siguió a su primo Neji dentro del salón, seguida de muy cerca por un callado Naruto. Al poco rato, Sasuke y Sakura entraron en el recinto, acompañados de Temari y Shikamaru. Kankuro fue hasta ellos y apartó a Temari, hablando con ella en murmullos.
Tenían que estar listos al amanecer, y aún el ninja copia y la kunoichi no llegaban. Genma observó que todos estaban mostrando ciertos signos de nerviosismo, mientras otros demostraban abiertamente sus afectos por sus parejas. Kurenai le quitó el cigarrillo a Asuma y lo tiró por la ventana, mientras le susurraba algo con el ceño fruncido. Éste asintió y colocó su frente sobre la de la sensei. Genma apartó la mirada al ver lo tensa que se mostraba Kurenai.
Midori entró en el salón, seguida de Kakashi, el cual lucía exactamente igual que siempre. Su actitud aburrida y perezosa fue algo tranquilizante para todos, mientras Sakura le decía que había llegado tarde, de nuevo.
— Lo siento, es que no veo en la oscuridad... —respondió, a lo cual Sasuke bufó, tratando de esconder una sonrisita sarcástica. Sakura trató de hacer lo mismo, sin éxito. Sus risitas parecieron aligerar la tensión palpable en el ambiente.
Genma observó de reojo que Saya, la cual había salido de la casa sin los lentes oscuros, caminaba hacia Midori y Kakashi, dándole un lepe al mismo y apartando a Midori. La pelinegra miró una o dos veces hacia Genma, hasta que de pronto le lanzó una mirada sorprendida a la pelirroja que le hablaba.
Oops, espero que no piensen lo que no es, pensó. Kakashi se acercó a Tsunade y comenzaron a hablar entre susurros, lo que puso a Genma de bastante mal humor. Todos hablando en susurros y secreteos... pero se figuró que hay cosas que se debían decir antes de enfrentar una batalla como la que se avecinaba.
Sin darse cuenta de nada, Naruto se acercó a la ventana, con la vista en el aún nocturno cielo. Hinata se acercó a él y, para sorpresa de todos, el portador del Kyuubi enlazó la cintura de la heredera de los Hyuuga y la abrazó fuertemente.
Tan tierna y desesperada manifestación fue demasiado para muchos.
Apartando un momento a Saya de su conversación susurrada con Midori, quien le lanzó una mirada severa, Genma le tendió el protector a la pelirroja. Ella negó con la cabeza.
— Mou, Saya-chan, no seas terca —dijo Genma con una sonrisa de las suyas, moviendo el senbon de lado a lado—. Úsalo, por favor.
— ¡Te acabo de contar hace un rato por qué no lo quiero usar! —protestó ella en voz baja—. Además, tengo que usar la capucha y la máscara ANBU, no quiero...
Él sopló el senbon hacia Kakashi, quien lo atrapó a tiempo para ver a Genma callar a Saya con un súbito beso. Midori frunció el ceño, pero no dijo nada.
— Nena, escúchame —susurró el examinador—. No lo hagas por Tsunade-sama si no quieres, pero hazlo por Ken--... Yondaime-sama,. ¿quieres?
Ella rodó los ojos y tomó la banda de las manos del ninja con gesto de fastidio.
— Está bien, está bien —concedió con desgana. Tsunade se levantó de su asiento. Observando a todos, tomó una profunda inspiración y comenzó a hablar. Kakashi hizo el intento de sacar el libro de su bolsa, pero de un rápido movimiento Midori se lo quitó y se lo lanzó a Saya, quien lo atravesó con un kunai, para luego hacerle señas al peliplateado de que siguiera las palabras de Tsunade.
— La vida de un shinobi —manifestó la Hokage—, nunca es fácil. Eso lo sabemos todos perfectamente. Muchos de nosotros hemos sufrido pérdidas de amigos y de familiares, de camaradas y de personas cercanas a nuestro corazón. Pero sé que muchos de ellos murieron defendiendo esta villa. O por lo menos, defendiéndonos a algunos de nosotros. Quiero que sepan que cada uno de nosotros es importante. Que cada uno de nosotros ha hecho su parte por proteger Konoha, aún cuando la misma villa no sabe la magnitud de nuestras acciones y en algunos, de nuestros sacrificios. No sé si todos regresaremos de ésta, pero por lo menos pensemos que estaremos contribuyendo a la defensa de nuestro hogar.
Una figura se detuvo junto a la Hokage, las líneas del rostro del viejo Sannin denotaban determinación. Ella le ofreció una pequeña sonrisa y continuó.
— Este es el día en el cual Konoha sabrá... lo que valen sus shinobis —finalizó la Godaime, admirando a los que tenía enfrente. Todos con miradas resueltas... aunque varios o muchos no regresaran a casa al finalizar el día.
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Colocándose las piezas blancas del uniforme ANBU, Saya escuchó la puerta del vestidor cerrarse. Pensando que era Genma o Kakashi, se volvió abriendo la boca para gritarles lo pervertidos que eran... hasta que se topó con una rubia mirándola con furia. La enfermera, Yumi.
Saya alzó una ceja y continuó colocándose los protectores en las piernas.
— Quiero que sepas que habrás ganado la batalla, pero no la guerra —dijo la rubia, temblando de rabia—. Él siempre ha sido así, libre, sin preocupaciones... y ni tú ni nadie lo va a cambiar ni a hacer sentar cabeza. Y cuando eso pase... yo estaré esperándolo.
La pelirroja rodó los ojos y bajó la pierna, ajustándose su fiel katana a un lado. Finalmente, miró a la enfermera.
— Te lo voy a decir una sola vez —dijo con voz baja—. El Genma al cual te refieres tú no es el mismo que veo yo. Y en vez de estarte preocupando por si uno de tus amantes regresa a ti o no, preocúpate por lo que traiga el amanecer, porque tal vez no seamos suficientes para aguantar el poder de los del Sonido y la Akatsuki, así que guárdate tus estupideces para otro momento más oportuno.
La puerta se abrió en ese momento, mostrando a una pelinegra vestida igual que Saya. Midori alzó una ceja escéptica mientras la pelirroja terminaba de cubrir su cabello con la capucha y caminaba hacia ella, máscara de gato en mano.
— ¿Estás lista?
— Claro, no me gustaría llegar tarde, no es mi estilo...—sonrió la Cazadora—. Eso se lo dejo a mi Ototo.
Saya se detuvo un momento en la puerta, antes de añadir.
— Rubia, hazte un favor a ti misma y búscate un marido que te respete, en vez de estar persiguiendo un hombre que no es para ti.
— ¿Pero sí lo es para ti? —replicó la enfermera, sin moverse de su sitio. Saya lo pensó.
— No lo sé... eso lo decidirá él. Suerte, Yumi.
Cruzando el umbral, la pelirroja desapareció de su vista. Midori le lanzó una mirada a la rubia, antes de cerrar la puerta suavemente.
Mientras avanzaba hacia las puertas de Konoha, Saya respiró el aire de la madrugada.
Era un buen día para morir, si ese era el caso.
-- X --
El sol comenzó a delinearse en el horizonte.
Un grupo de hombres y mujeres vestidos de negro con protectores blancos eran los de la vanguardia, liderados por una mujer de cabello rubio vestida de negro y verde.
El segundo grupo lucía colores negros y verdes. Los demás vestían de verde igualmente.
Todos, absolutamente todos, llevaban en alguna parte de su indumentaria la chapa plateada que los proclamaba como shinobis de la hoja. Ninjas de Konoha.
Por una vez, los ANBU no lucían máscara, sólo el hitai-ate.
Tsunade, vestida de Jounin, reunió algo de chakra y descargó un puñetazo en el suelo, el cual se partió con un rugido.
— ¡Por Konoha! —gritó, poderosamente.
— ¡Por Konoha! —respondió la multitud a sus espaldas.
El silencio embargó el sitio. Un grupo grande se acercaba a través de los árboles, se podía apreciar algunos cayendo a medida que se acercaban.
Cinco figuras vestidas de túnicas negras con nubes rojas fueron las primeras que se aparecieron, junto a un hombre alto y pálido vestido con un uniforme de Jounin del Sonido.
Su ejército estaba conformado por ninjas del Sonido, la Niebla y la Roca, cada uno luciendo sus respectivos atuendos. Contándolos a ojo, eran por lo menos cinco por cada shinobi de la Hoja.
Saya sonrió mordazmente junto a Genma. Sí, este sería el día en el que llovería sangre.
— Quiero que sepas algo, Saya —murmuró él moviendo el senbon de un lado a otro de su boca para dirigirse a ella—. Nuestra noche juntos... si hoy muriera, sería mi recuerdo más hermoso.
— Yo también te amo, Genma —respondió ella en un susurro. Él la miró de reojo. Saya tenía los ojos fijos en los de la Akatsuki, intentando descubrir a Kabuto bajo una de los ropajes. Se había puesto el hitai-ate de una manera bastante original, recogiéndose el cabello en una cola alta y atándolo con el protector, quedando la chapa hacia abajo, más o menos la manera como él mismo llevaba el suyo.
Tsunade entrecerró los ojos al encararse con Orochimaru.
— Veo que no quisiste hacer caso de mis advertencias —dijo él con voz fría y sarcástica—. Hubiera sido mejor que lo hicieras... ahora toda la villa pagará por eso.
— Ella no fue la que no te hizo caso, Orochimaru —intervino el tercer Sannin, colocándose junto a Tsunade—. Yo le impedí que lo hiciera.
— Muy mal hecho, Jiraiya —reprobó el otro, midiéndose a miradas con el peliblanco—. Probablemente te arrepientas de haber hecho eso, cuando de Konoha sólo queden cenizas y cuerpos chamuscados...
— Estás equivocado, Orochimaru —respondió Tsunade, tronándose los dedos—. Estamos aquí para defender nuestro hogar.
El Sannin de las serpientes pareció algo sorprendido, pero luego sonrió malévolamente. Se volvió hacia sus aliados, pasando a través de ellos.
— Mátenlos a todos, que no quede nadie vivo. Ni mujer, ni niño.
De pronto, una de las figuras de las túnicas rojinegras se interpuso en su camino.
— ¿Qué sucede? —preguntó molesto.
— Nuestro trato termina aquí mismo, Orochimaru —respondió una voz fría. Al instante siguiente la cabeza del Sannin caía sordamente al suelo.
Tsunade y Jiraiya abrieron los ojos de sorpresa. El de la túnica de la Akatsuki se quitó el sombrero de paja, revelando sus facciones.
Kabuto.
Saya entrecerró los ojos, extrañada de lo que había hecho. ¿Por qué matarle?. ¿Por qué ahora, después de haber sido su perro faldero desde hace tanto tiempo?
— Ahora escuchen, shinobis —dijo, mirando a los dos Sannin que quedaban y paseando la mirada por todo el cuerpo ANBU—, Manda será liberada del cuerpo de Orochimaru en cualquier momento, así que les recomiendo que huyan. No podrán hacer nada contra ella.
No había terminado de pronunciar esas palabras cuando el cuerpo de Orochimaru se encendió en llamas, haciendo que todos los que estaban cercanos a él se apartaran. Una serpiente color violeta, enorme, mortal, se alzó en el sitio, mirando amenazadoramente a todos los presentes.
Nadie se dio cuenta del momento en que los shinobis de la Roca huyeron de la escena. Sólo los de la Niebla se quedaron, dispuestos a barrer con los de Konoha a como diera lugar.
Tsunade y Jiraiya lanzaron instrucciones: ellos se ocuparían de Manda mientras los demás se ocupaban de la Akatsuki y los demás enemigos, quienes comenzaron a correr contra los de Konoha, comenzando así la batalla.
Genma se vio separado de Saya en cuestión de instantes, mientras usaba dos kunais contra dos oponentes. Kakashi estaba esquivando a todos los enemigos, dirigiéndose a los de la Akatsuki, mientras Naruto se encaraba con Kabuto y comenzaba a impartirle unas cuantas patadas.
No había tiempo para mirar por los otros, sólo por sí mismo. Internamente, rezó por el bienestar de todos sus amigos... y de Saya.
Mientras Genma se deshacía de todo el que se le acercaba con senbons y kunais, Midori utilizaba su Jutsu contra uno de la Akatsuki, el cual la esquivó, dejando caer su sombrero en el proceso. Deidara.
Ambos se miraron fijamente, comenzando a caminar a los lados, cercándose como dos felinos. Ella con un kunai en la mano, él con un par de shurikens. Deidara observaba fijamente a la pelinegra, quien bufó con tono burlón.
— ¿Qué te pasa, Akatsuki? —preguntó—. ¿Nunca habías visto una mujer más bella que tú?
— Hmm... yo lo que creo es que hablas mucho, mujer. Aunque, artísticamente, una mujer nunca podrá dejar de ser eso, arte.
— ¡Deja de hablar tanta bobería y pelea, Akatsuki!
Deidara gruñó y se lanzó contra ella, formando con sus manos un muñeco de arcilla. Ella se apartó de un salto y conjuraba su Jutsu de nuevo, el cual atrapó al rubio y lo asfixió, mientras ella clavaba kunais por todo su cuerpo. El muñeco de arcilla se estrelló junto a otro Akatsuki, quien saltó para esquivarlo. Era Kisame, quien se encaró con Sakura, mientras Sasuke se detenía frente a una figura alta.
— Itachi, es hora.
La figura se quitó el sombrero, mostrando dos ojos rojos con puntos que giraban. Sasuke activó sus propios Sharingan y se alistó para la pelea de su vida.
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Naruto peleaba contra Kabuto en ese momento; utilizando su Kage Bunshin no Jutsu, se multiplicó por cinco, esquivando el Shousen Jutsu por milímetros.
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Saya se detuvo contra el último Akatsuki, quien se quitó el sombrero y le dirigió una mirada maliciosa. Era Zetsu, el espía por excelencia de la organización terrorista.
— Bien, por lo menos me dejaron una planta para jugar —dijo ella con sarcasmo. Él no dijo nada, sólo le mostró los dientes en una sonrisa retadora.
La pelirroja extendió dos dedos hacia delante, sacando dos kunais de su bolsa. El tipo sonrió cruelmente y abrió los dientes de la planta carnívora, expulsando una suerte de polen. Saya contuvo la respiración, saltó y lanzó los kunais, atinando uno y escurriendo el otro; no podía mantener la respiración por mucho tiempo, por lo que inspiró un poco del aire... para comenzar a toser.
Demonios, pensó. ¿Este polen será venenoso? maldijo interiormente. Inclinándose, evitó por poco el puño del hombre-planta, quien atinó un rodillazo en su estómago, mandándola hacia atrás. Ella cayó de rodillas, aún tosiendo.
Una ráfaga de viento se llevó el polen que la rodeaba, permitiéndole respirar libremente. Al alzar los ojos, vio a Neji y a Hiashi Hyuuga efectuando el mismo movimiento, el Hakkesho Kaiten Spin, atrayendo el polen hacia ellos, además de otras cosas. Sin perder el tiempo, Saya desenvainó la larga katana y efectuó un salto alto, trayendo la katana hacia abajo y abriéndole una larga herida a la planta que envolvía a su oponente. Zetsu gruñó de dolor y su lado oscuro habló.
— Maldita —siseó—. Pensé que eras una ANBU inútil, ahora tendré que matarte... el polen era paralizante,. ¡ahora será venenoso!
Sin más, comenzó a expulsar polen de color verde. Saya no tenía otra más que efectuar un Jutsu.
— Gorikki Ryusenpu! —una variación del movimiento de Gai la cual le enseñó su sensei, el cual la impulsó hacia Zetsu con los pies por delante, llevando todo el peso de su cuerpo a los pies, pateándolo rudamente y cayendo ambos en el suelo varios metros atrás. Saya empuñó velozmente la katana, ensartándola por completo en el cuello del espía, derrotándolo finalmente.
El polen dejó de salir, mientras el aire fue purificado por el Kaiten de los Hyuuga. La pelirroja corrió hacia ellos, esquivando unos cuantos ninjas del Sonido que intentaban bloquearle el paso. Saltó en posición fetal, liberando unos shurikens en el proceso. Llegó donde se encontraban Neji y Hiashi tosiendo bruscamente.
— Esperen, traten de aguantarse un poco —sus manos soltaron un momento la katana y formaron una complicada serie de sellos—. Dokumeki no Jutsu!
Su chakra se acumuló en sus manos, mientras ella golpeaba sus espaldas. El chakra eliminó todo rastro del polen en sus pulmones, liberándolos de la tos y permitiéndoles volver a respirar libremente. Hiashi miró fijamente a la pelirroja, quien ya lucía el uniforme ANBU manchado con la sangre rojo-verdosa del Akatsuki.
Los protegió mientras despachaba dos oponentes del Sonido, al tiempo que ambos ojiblancos se levantaban.
— Gracias, Saya-san —dijo Neji, antes de correr hacia Tenten y Lee. Hiashi lanzó una estocada con su katana a un enemigo que se abalanzaba contra ellos.
— No entiendo por qué lo hizo, pero le agradezco igual, Saya-san —dijo, sin trazas del frío veneno de aquel día. Ella inclinó la cabeza y no dijo nada. Él comprendió e hizo chocar la hoja de su katana con la de ella, en un gesto de compañeros. Ella sonrió y fue hacia la zona donde peleaban Naruto con Kabuto y Sakura con Kisame.
Sakura se las estaba viendo en enormes problemas para evitar la espada Samehada de Kisame, a sabiendas de lo que podía hacer la enorme arma. Trastabilló cando un salto y cayó, al tiempo que Kisame se le acercaba con una enorme sonrisa maquiavélica.
Saya tuvo su oportunidad.
— ¡Naruto! —gritó, haciéndole una seña hacia donde estaba Sakura. Él dio media vuelta y corrió velozmente hacia ellos, propinándole una patada al hombre-tiburón y alejándolo de Sakura.
La pelirroja, mientras tanto, saltó frente a Kabuto, empuñando la katana en alto y dos dedos extendidos. Él alzó una ceja, sonriendo sádicamente.
— Veo que no me reconoces, maldito bastardo —dijo ella, agachándose un poco—. He estado toda mi vida esperando por este momento.
Kabuto la observó y luego soltó una carcajada fría.
— Claro, si yo maté a tus padres... deberías estar orgullosa de ellos, sirvieron para un buen propósito. Fueron mi primera misión por parte de Orochimaru, para demostrarle mi valía y fidelidad.
— Pensé que el sádico de tu grupo era Orochimaru, pero vero que tú eres más inhumano que él —escupió ella con sarcasmo, entrecerrando los ojos—. Hoy mueres, Kabuto,. ¡así sea lo último que haga en mi vida!
Kabuto no hizo el menor movimiento para detener a la iracunda pelirroja que se le venía encima, hasta que ella vio que era una trampa. El shinobi del Sonido convocó su chakra y lanzó su Shousen Jutsu, impactándolo en el hombro izquierdo de Saya. Ésta lanzó un grito y saltó hacia atrás, sosteniendo la katana levemente mientras se sujetaba el brazo. Era el brazo donde había recibido un kunai en la misión en la frontera, además del tanto que le había acertado Genma.
— No vas a poder conmigo, muchacha —dijo Kabuto con las manos brillantes de chakra—. Realmente no quiero llenarme las manos de tu sangre, así que haré que otros lo hagan por mí... Shikon no Jutsu!
Los cuerpos de los shinobis de la Hoja, de Niebla y del Sonido que yacían alrededor se levantaron, dirigiéndose hacia la Cazadora. Saya los miró desorientada, dándose cuenta que estaba sola contra un número de veinticinco zombies, por llamarlos de algún modo.
Sostuvo la katana bajo la mirada divertida del Yakushi, dándole gracias a todos los dioses internamente por ser derecha. Al momento en que dos la atacaron, movió la katana lateralmente, enviando a sus dos oponentes hacia atrás... en cuatro partes.
Demonios, no duraré mucho con el brazo inutilizado, pensó desesperada. No podía pedir ayuda, el escándalo de la batalla, los gritos y las armas entrechocando las unas con las otras ahogarían cualquier petición de ayuda. Apretando los dientes, rechazó a cuatro oponentes más, sin darse cuenta que detrás de sí caían varios, productos de la fuerza de un Jutsu.
Se estaba cansando demasiado rápido, tenía que soportarlo. Quedaban aún muchos.. y aún tenía que matar a Kabuto. Utilizando sus talones, se dejó caer levantando la katana, atravesando a uno que se le venía encima y otro que iba detrás. Los pateó fuera de su espacio y continuó defendiéndose, mientras trataba de mover el brazo para efectuar otro Jutsu. Imposible, los músculos y tendones estaban limpiamente cortados, como si los hubieran cercenado quirúrgicamente con un bisturí. Maldito seas, Kabuto, pensó.
Esquivó uno, y otro más. Alzó la katana en contra de Kabuto, pero éste se movió a su espalda y la pateó limpiamente en la misma, mandándola de cara al suelo y sentándose a horcajadas sobre ella.
— Me tienes cansado, muchachita —dijo con voz espeluznante en su oído, levantando la mano—. ¡Es hora que te reúnas con tus padres en el infierno y dejes de joder!
Saya cerró los ojos, esperando el golpe final, pero la mano de Kabuto fue atravesada por un kunai. Éste lanzó un grito, mientras la chica se las arreglaba para volverse y sacárselo de encima con los pies.
Kakashi se detuvo junto a Kabuto quien se levantaba nuevamente, con el hitai-ate levantado y el Sharingan brillando y girando perezosamente.
— Estás derrotado, Yakushi —le dijo casualmente—. Mira a tu alrededor...
Saya lo hizo igualmente. El enorme cuerpo de la serpiente Manda yacía en piezas por todo el campo, los shinobis del Sonido y los de Niebla estaban tirados o huían del sitio desesperadamente, siendo perseguidos implacablemente por los Jounins y ANBU de Konoha. Kisame había caído bajo la fuerza de Sakura y Naruto combinadas, la espada Samehada partida a la mitad yacía junto al cuerpo del tiburón. Deidara parecía un alfiletero, gracias a Midori. De los Akatsuki sólo quedaba Itachi, quien en ese momento tenía tomado a Sasuke del cuello. Kabuto miró fijamente a Kakashi y soltó una carcajada.
— No estoy derrotado, ninja copia —dijo, con un brillo maniático en los ojos—. Me ayudaron a destruir a la Akatsuki, me ayudaron a despachar a Orochimaru... ¿y qué es lo que queda de ustedes? Un puñado de shinobis que no aguantarían una invasión de otras villas... no, Hatake Kakashi. Ustedes son los grandes perdedores de éste día.
— ¿Estás seguro de eso, maldito bastardo? —preguntó Saya, ya en pie—. Dime algo,. ¿de verdad te creíste el cuento de que tú eres el líder de la Akatsuki? —soltó una carcajada falsa, burlona—. Tengo media vida siguiéndote, imbécil. Sé que tú sólo eres un peón de Orochimaru, un perro faldero que hasta ahora vio que lo estaban utilizando... ¡y mordió la mano de su dueño!. ¿O debería decir la cabeza, Kabuto? Estás muerto,. ¡ya no hay Sannin Legendario que te proteja el trasero!. ¿O es que crees que vas a salir con vida de ésta?
Sólo entonces Kabuto entendió el alcance de sus acciones y la manipulación de Itachi Uchiha. Enfurecido, cargó contra Saya, pero Kakashi fue más rápido.
— Katon: Hosenka no Jutsu! —las bolas de fuego salieron veloces, como una lluvia de meteoritos. Kakashi había copiado la técnica de Sasuke, golpeando a Kabuto incesantemente. Saya extrajo chakra como pudo de su cuerpo, intentando sanar su hombro, sin éxito. Clavó la katana cerca de donde se encontraba Kakashi, comprendiendo que él se encargaría de Kabuto, mientras miraba a su alrededor con horror.
Los cuerpos poblaban el suelo, pero aún quedaban ninjas peleando contra los Jounins. Notó que Genma y Raidou estaban rodeados de por lo menos veinte oponentes y corrió hacia ellos, mientras hacía lo que nunca antes había probado.
— Doton: Retsudotensho! —el Jutsu que había robado una vez en la villa de la Roca, sólo era necesaria una mano para ejecutar los sellos, mientras la otra se mantenía inmóvil sobre la palma. La tierra comenzó a temblar, desconcertando a los atacantes, mientras Saya sacaba un kunai y lo lanzaba al más cercano de Genma, hundiéndolo en su cabeza.
Genma se volvió y lanzó otro kunai al que le seguía, mientras Raidou le quebraba la columna a otro. Saya se lanzó contra otro enemigo, apretando los dientes en la caída. Otro cuello roto con el canto de la mano.
Raidou se volvió y gritó de repente.
— ¡Saya, detrás de ti!
No hubo mucho tiempo de reaccionar: un cuerpo se atravesó entre Saya y el enemigo, cayendo sobre ella. Saya miró sorprendida los ojos caramelo de Genma, llenos de amor. Le dedicó una sonrisa verdadera, sin ningún objeto en su boca.
— No... no... —musitó ella asustada. Genma la había protegido del kunai que ahora se hallaba en su espalda, perforándole un pulmón. El shinobi tosió levemente, manchando un poco más el uniforme ANBU que ambos lucían.
— Nunca tuve tiempo de decírtelo, pero... —susurró, tensando el cuerpo—. Nunca dejé de amarte... jamás, ni siquiera cuando creía que estabas muerta...
— No... Genma, no... ¡Genma!
El castaño perdió el sentido sobre ella. Raidou acudió prontamente después de despachar al que había atacado al examinador. Lo cargó un poco, permitiendo que Saya saliera.
— ¡Genma! —gritó ella, tratando de sacar más chakra.
Pero estaba exhausta, no había más energía.
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Ya sólo queda un capítulo... y quiero agradecerle a las personas que siguieron conmigo, Alexiel de Merak, Nadeshiko, Nabiki-chan... muchas gracias, de verdad... hicieron mi día... muchas gracias... :-)
