Ante todo quería dar las gracias a todos los que habéis leído hasta aquí y muy especialmente a los que me habéis dejado reviews. Gracias, de verdad. Espero que os guste este capítulo, aunque es un poco corto...
Capítulo 5
Harry estaba en clase de Cuidado de Criaturas Mágicas con el resto de sus compañeros. Ahora que Ron y Hermione ya sabían todo lo que había pasado entre Snape y él, con el consiguiente castigo impuesto por parte de Dumbledore a ambos, podían hablarlo libremente mientras cuidaban de sus serpeinets, las criaturas que les tocaba estudiar ese día.
-Pero Harry¿Hasta cuando tenéis que estar así?
-No lo sé, Hermione. Supongo que hasta que Dumbledore quiera.
-Fiu, colega. No me gustaría estar en tu lugar.
-Gracias, Ron. Tú siempre dando ánimos.
-Sí, la patética comadreja tiene un espíritu tan decadente como la ruina de casa en la que vive él y toda su sucia familia- dijo alguien arrastrando las palabras por detrás de ellos.
Los tres se giraron para encarar a Draco Malfoy, quien llevaba un serpeinet en el regazo. Pansy y los gorilas estaban detrás de él, riendo.
Harry retuvo a Ron agarrandole por el hombro. No quería que Hagrid tuviera que intervenir.
-Largo, Malfoy. ¿Tu vida es tan aburrida que no tienes nada mejor que hacer que perseguirnos? Entiendo que no puedas vivir sin nosotros, pero mejor déjanos. No podemos corresponderte.
-Tan repelente como de costumbre, Potter. Sólo venía a decirte que hay un feo rumor circulando por ahí...- Su rostro hizo una mueca que era una pobre imitación de sonrisa.- ¿Qué tal las clases con el profesor Snape¿Ya has conseguido diferenciar entre una planta bulbosa y una carnívora?
-Sí, la bulbosa se parece a tu cara y la carnívora a la de tu madre.
La arrogante sonrisa de Malfoy desapareció y los Gryffindor notaron que dudaba entre responder o pegarle. Finalmente decidió darse la vuelta airadamente y alejarse de allí.
Cuando los tres le vieron irse, Hermione dijo:
-¿Cómo ha sabido que tienes que estar con Snape fuera del horario escolar?
-No lo sé... ¿Creéis que sabe lo que en realidad hago en ese tiempo?
-Lo dudo. Creo que intentaba provocarte para que bajaras la guardia y se lo dijeras sin querer- dijo la chica.
-Ja, pues le ha salido el tiro por la culata. ¿Eh, Harry?- rió Ron.
-Atención, clase. Voy a dar teoría-dijo Hagrid a los alumnos
Harry sonrió y centró su atención en su serpeinet. Eran unos animales muy interesantes y escuchaba atentamente las explicaciones que Hagrid daba sobre ellos.
A Draco también le gustaban. Pensaba que eran criaturas muy dignas para un Slytherin. ¡Incluso el nombre le recordaba al de las serpientes! Estaba planteándose quedarse el suyo sin que Hagrid se diera cuenta.
Acariciaba al bicho que seguía en su regazo mientras hacía como que escuchaba al palurdo del semigigante.
Se sentía frustrado. ¿Qué tramaba su jefe de casa? Desde que descubrió a Potter salir del despacho de Snape mientras hacía su ronda nocturna de prefecto, había estado dándole vueltas al asunto. Afortunadamente Potter no le había visto.
No pensaba que Snape le estuviera dando clases al Gryffindor... ¿un castigo, quizá? No. Slytherin y Gryffindor daban clase de pociones juntos y él sabía que Potter no había sido castigado ese día. Luego había algo más... No confiaba del todo en Snape. Su padre le había advertido que tuviera cuidado con él y que le vigilara... ¿Estaba Snape ayudando a Potter en algo? Eso era improbable. Se odiaban y Snape era un Slytherin, no ayudaría a nadie a quien odiara a menos que tuviese una razón importante. A menos que... ¿no sería por causa de Dumbledore¿ No estaría el viejo detrás de todo, como siempre?
Si Snape estaba ayudando a Potter porque Dumbledore le obligaba sólo podía ser para armar a Potter con algo contra el Señor Tenebroso... Su futuro señor... Luego tenía que averiguar lo que era. Si estaban tramando algo contra el Señor Oscuro y él, Draco, lo descubría y le advertía, sin duda el Lord le estaría muy agradecido... Ya tenía un nuevo aliciente para vigilar a Potter, aparte de para vengar el confinamiento de su padre.
Era una lástima que Snape entrara en el juego. Le caía bien su jefe de casa y amigo íntimo de su familia desde hacía tanto tiempo pero, con tal de quedar bien ante el Lord, haría lo que fuera.
VVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVV
-Potter, concéntrese.
Harry había dejado vagar sus pensamientos mientras cumplía con su parte del castigo. Esta vez Snape le había mandado separar los estambres de las flores ígneas, muy usadas como activador en muchas pociones. No era un trabajo peligroso, ni siquiera repugnante, pero sí aburrido. MUY aburrido y Harry estaba empezando a pensar en las musarañas.
Le ponía un poco nervioso estar solo con Snape en la misma habitación y más aún cuando tenía que manipular materiales que pertenecían al profesor.
-Lo siento, señor- Harry intentó arreglar el estambre que había estropeado y volvió a sumirse en sus pensamientos.
¡Y pensar que Snape había estado saliendo con su madre de joven¿Qué había pasado? Tendría que averiguarlo, pero no se lo podía preguntar directamente a su profesor. ¿A quién más podría preguntárselo¿A Dumbledore? Ridículo... ¡Lupin! Claro, sin duda él se lo contaría o como mínimo le daría algunas pistas.
Snape observaba al muchacho en silencio que trabajaba de espaldas a él. Estaba delante de una montaña de flores ígneas, otra de estambres y a sus pies un montón de pétalos y de restos de flores deshojadas esparcidas.
"Qué bucólico"- pensó Snape con ironía.
Sin duda el chico sabía hacer las cosas bien cuando se le controlaba. Si él hubiera sido su padrino en vez de ese chucho pulgoso... Espera¿estaba pensando en qué hubiera hecho él si el chico estuviera a su cargo? Estaba empezando a chochear, sin duda.
Sacudió la cabeza y volvió a su lectura de "El Profeta". No había nada nuevo. Como siempre Fudge decía tonterías, Rita Skeeter cotilleos infundados , seguía la orden de búsqueda y captura de Sirius Black...
"A ese ya no le encontrarán" pensó Snape con un sentimiento mitad amargo, mitad de satisfacción. Si había alguien a quien odiara más que a James Potter, ese era Black. Aún así, el destino del padrino de Harry le parecía una cruel ironía y se le ponían los pelos de punta al pensar en ello.
Le sacaron de sus pensamientos unos golpecitos en la puerta.
-Pase- dijo con voz que pretendía infundir respeto. No le apetecía ver a ningún alumno a esas horas.
Se abrió la puerta y entró Albus Dumbledore.
-Hola, muchachos.- dijo sonriente.
Harry se dio la vuelta al oír la voz de Dumbledore y puso cara de asombro.
-Buenas noches, Señor Director- saludó Snape, también con mirada sorprendida. El periódico seguía en sus manos.
-Venía sólo a ver qué tal iba este pequeño arreglo entre vosotros.
-Como ve, el señor Potter y yo somos capaces de comportarnos civilizadamente.
-Ya veo...- dijo el anciano mirándole por encima de sus cristales de media luna. No parecía del todo convencido.- ¿Tú que opinas, Harry?
Harry se puso muy nervioso de repente. Si decía que Snape le estaba esclavizando, sería descuartizado por la mirada del grasiento profesor, si decía que era feliz así, sería muy evidente que mentía.
-Er... bueno, me es de mucha ayuda poder hacer aquí los deberes.- Una respuesta diplomática. Tuvo mucho cuidado de no decir que le era muy útil Snape, quien ese momento le miraba con una ceja levantada.
-Me alegro oírte decir eso, Harry. Veo que también ayudas al profesor Snape... aunque pensaba que él también colaboraría en su propio trabajo. Seguro que él no te hace los deberes aunque te ayude...
Snape se sintió insultado. Ya veía por dónde iba el Director... ¡Le estaba llamando vago y negrero delante de un alumno¡Delante de Potter, además!
Harry vio cómo el profesor se ponía tenso mientras Dumbledore le sonreía.
-En fin, os dejo. No os quedéis hasta muy tarde- y el director salió.
Una vez que la puerta estuvo cerrada, Snape se levantó de su asiento y tiró el periódico sobre el escritorio. ¿Quería Albus que trabajara con el chico? Pues nada. Seguro que el viejo tenía medios mágicos de espionaje en su despacho... tendría que investigar la habitación.
Se acercó a la mesa en la que Harry ya había vuelto al trabajo mientras se arremangaba. Harry consiguió a duras penas reprimir el impulso de abrir su boca desmesuradamente. El profesor se había puesto a su lado y le estaba ayudando con las flores.
Ahora trabajaban hombro con hombro.
En silencio.
Harry no se atrevía a hacer ningún comentario al respecto.
El profesor trabajaba diestramente. Medio a hurtadillas Harry observó las finas manos de su profesor. Eran unas manos muy hermosas y elegantes a la vez que fuertes. Nunca antes se había fijado en ellas. Se sorprendió pensando en qué se sentiría al tener unas manos como esas... Sus movimientos, casi de danza, le hipnotizaban. A lo mejor Snape haría bien de mimo.
Snape se dio cuenta de que el alumno le observaba trabajar y se sintió halagado. Sin duda Potter admiraba su habilidad conseguida a través de muchos años de experiencia. A su vez observó cómo trabajaba Harry. A pesar de llevar toda la tarde y parte de la noche haciendo lo mismo, no parecía que hubiese entendido cómo hacerlo.
-Potter
Harry, sin dejar de hacer lo que estaba haciendo, respondió tímidamente.
-¿Sí?
-Tiene que hacerlo así- y cogió la flor que sostenía Harry entre sus manos para deshojarla hábilmente y desprender de manera total los estambres.- ¿Lo ve? Pruebe usted.
Harry cogió una de las flores y probó nuevamente intentando imitar al otro.
-Así no, Mire.- Y quitó los estambres a la flor que Harry sostenía.
Harry intentó que no se rozaran sus manos mientras duró esa explicación. No sabía por qué, pero no podía tocar a su profesor. Le daba vergüenza, como si fuera a violar la intimidad del hombre.
Snape se dio cuenta y le pareció muy divertida la reacción del chico ante su proximidad, así que, sin apartar su máscara de seriedad y profesionalidad, le rozó la mano aposta con la excusa de quitar otro pétalo y descubrió con deleite que el otro la apartaba.
"Vaya, vaya... qué tímido y vergonzoso es este Potter. Ni que temiera contagiarse si me toca."- pensó Snape.
Así que el profesor ya tenía otra nueva distracción que además servía para atormentar al pobre chico. Cada vez que veía a Harry elegir una flor del montón, él iba "distraídamente" a por la misma y de paso aprovechaba para rozarle. Era una chiquillada, pero a Snape le gustaba molestar, y molestar a Potter era su especialidad. ¿Cómo podía ser tan simple el chico?
Harry no podía creerlo. ¿Lo estaba Snape haciendo aposta¿Estaba cogiendo las flores a por las que él iba¿Y no podía alejarse un poco más? Si hubiera sido cualquier otro, le habría seguido el juego... pero jugar con Snape debía de ser peligroso. Así que, simplemente, hizo como que no se daba cuenta.
Siguieron trabajando en silencio hasta que no quedó una sola flor entera encima de la mesa. Cuando por fin terminaron, Snape volvió al escritorio con gesto malhumorado a coger el periódico y Harry se despidió del profesor ligeramente desconcertado.
Cuando Snape escuchó cerrarse la puerta, una vez solo y sin sentirse observado, se permitió relajarse y esbozar una pequeña sonrisa.
VVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVVV
No sé si este capítulo ha sido patético o no, pero yo me lo pasé muy bien escribiéndolo (en clase de dibujo técnico, concretamente)... así que ya sabéis.
Si te ha gustado¡dímelo! si te ha dado ganas de vomitar ¡dímelo!
