Capítulo 14

En una solitaria casa en las afueras de una tumultuosa ciudad inglesa se encontraban reunidos un grupo de hombres y mujeres de corazón oscuro. Su personalidad era tenebrosa y su piedad inexistente. No era de extrañar que se identificaran con el negro y con la muerte. Su símbolo: una calavera con lengua de serpiente. Cierto es que en esta comunidad no sólo se encontraba la chusma barriobajera sino la gente "bien" la gente elegante y con educación. Era un grupo amplio que abarcaba miembros de muy distinta formación, edad y procedencia. Lo que más les unía era su odio a la gente no mágica y su predisposición a acabar con ellos, con los traidores de sangre y los sangre sucia. Esa era su meta... aunque no era la única: todos ellos querían ser los favoritos de su líder, un ser incapaz de amar y cuyo propósito era el de imponer su voluntad, sembrar el caos y por encima de todo, lograr su inmortalidad. Ese cobarde llamado Voldemort aseguraba su vida mediante la ruina de las ajenas.

Draco Malfoy observaba con hastío cómo unos cuantos mortífagos se divertían a costa de una pobre mujer muggle que había tenido la desgracia de ser capturada. No es que a Draco le importase la mujer, ni el ambiente de la casa le era incómodo... sencillamente estaba perdiendo el tiempo allí. Su padre le había dicho que el Lord quería hablar con él, y para eso se había escapado del colegio, pero ya habían pasado un par de horas y el Señor Tenebroso no hacía acto de presencia.

El heredero de los Malfoy estaba comenzando a impacientarse. Él había planeado algo muy distinto para esa tarde... pero por culpa de su padre el destino que tenía planeado para Severus tendría que esperar. Draco resopló con indignación y descruzó los brazos para consultar la hora en su reloj. Una vez hecho esto, volvió a su postura original, apoyado en un oscuro rincón de la estancia mientras observaba con indiferencia a la mujer torturada... Era un poco molesto. Si por lo menos la muggle dejase de chillar... pero Draco no iba a tener esa suerte, los mortífagos conocían técnicas de tortura muy dolorosas que no permitían desmayarse a la víctima. A Draco todo eso no le interesaba y la escena se le antojaba de mal gusto.

Poco a poco habían comenzado a llegar más. El amplio salón en el que se encontraba, cada vez estaba más atestado de gente encapuchada. Draco era de los pocos que estaba al descubierto, los otros eran elfos domésticos que iban de uno a otro dispensando bebidas. Cuando uno de esos elfos se acercó al joven ofreciendo una copa se retiró de inmediato al sentir el frío puñal de los grises ojos clavados en él. ¿Dónde se encontraba su padre entre esa turba? Hacía ya bastante que había dejado a Draco en esa estancia para ir a buscar al Lord... Draco sabía que tampoco podría moverse de donde estaba. Lo más probable es que se perdiese en aquella casa o que algún borracho le acosase, dada la belleza del rubio. Draco no era tonto. Mejor quedarse donde estaba, de momento.

Cuando el joven empezó a plantearse la posibilidad de buscar un asiento en algún rincón aislado, una figura de entre todas las demás llamó poderosamente su atención. No podía ver su cara ya que estaba encapuchado como el resto de los mortífagos, pero Draco supo al instante quién era y su corazón empezó a latirle violentamente. Tal vez por efecto del filtro había captado su olor entre todos los demás, a lo mejor era sólo intuición o una obsesión muy fuerte... el caso es que desde que lo vio, no le cupo ninguna duda de que bajo esa capa se encontraba Severus Snape.

Y ahora no había ningún estúpido Gryffindor para detenerle.

Draco se despegó suavemente de la pared y se acercó a su profesor de pociones de manera insinuante. Snape no parecía haberle visto. Mejor, así no tendría ocasión de huir de él.

-Draco... ¿adónde vas muchacho?- Draco notó cómo una mano se posaba sobre su brazo y detenía su marcha hacia donde estaba Severus.

-No es asunto suyo. Suélteme.

-Vaya... tan arisco como tu padre... y tan atractivo. Pero mucho más joven...- el hombre encapuchado que sujetaba a Draco por el brazo levantó la otra mano para acariciar la suave piel del rubio.

-¿Por qué no sigue divirtiéndose y me deja en paz?- Draco intentó soltarse del agarre del hombre, pero éste le tenía bien cogido. Draco no podía ver quién era, pero seguro que no era amigo de su padre. Apestaba a alcohol y pronunciaba mal las palabras (n.a.: ya sabéis que en Inglés la pronunciación es muy importante, acordaos del Profesor Higgins en "my fair Lady"... el hecho de que este hombre hable "mal" es síntoma de que es alguien de clase inferior a la de Draco y probablemente sin educación... alguien así como Mundungus Fletcher)

-¿Seguir con la muggle? No, he encontrado algo mucho mejor que hacer.- Y acercó su pestilente cara bajo la capucha al rostro de Draco

-No siga, o se arrepentirá.- Draco intentaba mantenerse frío y amenazante, pero ante la insistencia del otro, no tuvo más remedio que apartar la horrible cara con un golpe de su mano.

-¡Ouch! Maldito crío... – y cogió a Draco de la cintura... o al menos lo intentó.

-¿Qué crees que estás haciendo, Scum?- dijo una voz a sus espaldas.

El borracho se dio la vuelta y Draco sintió que le fallaban las piernas al reconocer la voz

-¡Severus! Cuanto tiempo sin verte...

-Suéltale.

-¿Qué? Oh, el joven Malfoy y yo sólo estábamos...

-Suéltale.

-Vale, tampoco hace falta que te pongas así...- y dejó libre a Draco, quien sin embargo no se alejó de ellos. Con resolución adoptó un aire elegante y saludó a Snape. Él ni siquiera le miró. No importaba, Draco pensaba aprovechar el tiempo que pudiera al lado de Severus.

-Draco, espérame en ese sofá. Ahora voy.- le dijo Snape con voz autoritaria mientras miraba fieramente a Scum

Draco se sorprendió, pero obedeció sin rechistar. Una vez en el sofá, vio cómo los dos discutían, pero estaba muy lejos y la multitud encapuchada no le permitió oír lo que decían. Mientras observaba ensimismado a Snape recordó vagamente las palabras de su padre antes de llegar a la casa... ¿estaría realmente bajo el influjo de alguna poción? No recordaba haber bebido ni comido nada con sabor extraño... intentó recordar cuándo empezó a sentir esa atracción por su profesor... sencillamente un día en clase, le miró y no había dejado de pensar en él desde entonces... Así que de haber bebido algo, lo tendría que haber hecho en clase... pero él no era tan idiota cómo para ir bebiendo las pociones de clase. No era tan tonto cómo Potter... ese día el estúpido Gryffindor había tropezado y le había tirado encima... un momento... ¡y le había tirado encima una poción! Draco se puso tenso. No. Sencillamente no podía ser que amara al hombre por culpa de Potter. Un sentimiento tan fuerte no podía ser irreal ¿verdad? Draco no quería pensar en ello. Si de todos modos su obsesión era pasajera, lo sabría pronto... pero ¿y si no lo era¿y por qué Potter iba a hacer algo así? Draco estaba seguro de que andaba detrás de Snape... por eso no tenía sentido que hubiera hecho eso... nadie en su sano juicio crearía un rival conscientemente... claro que Potter era idiota. Tal vez esa era toda la explicación

Al poco rato vio que Snape se separó de Scum y se dirigía en su dirección. Nuevamente Draco sintió acelerar sus latidos y la imagen de Severus avanzando entre la multitud hacia él se le quedó grabada. Cuando por fin Snape se sentó a su lado, Draco no supo qué hacer ni qué decir. Sus instintos le pedían a gritos un acercamiento... pero su miedo a que lo rechazara era muy fuerte.

-Draco.- El chico sintió erizarse todo el vello.- ¿qué haces aquí?

El rubio buscó con los ojos a esos otros oscuros por debajo de la capucha.

-El Señor Oscuro ha solicitado mi presencia.

-Ya veo. Lo mejor será que no te separes de mí. No queremos más... incidentes ¿verdad?

Draco negó con la cabeza y le sonrió. ¿Por qué era ese sofá tan grande? Así no podía tocar a Snape...

-Severus... ¿Tú también has sido convocado?

Snape no le contestó de inmediato y eso dejó margen a Draco para observarle en silencio.

-Severus... gracias por quitarme a ese de encima...

Y Draco alargó la mano hacia la capucha de Snape con la intención de retirársela un poco y poder verle bien... de paso no desperdiciaría la oportunidad de acariciarle... Pero Snape le cogió de la muñeca antes de lograr su objetivo. Notó cómo los pozos negros le perforaban.

-¿Qué haces, Draco? Estate quieto. No deberías estar aquí...

Draco se sintió herido. El contacto de la mano de Severus con sus suaves y delgados dedos le quemaba en la piel. Necesitaba contacto. Ya. Sólo ese roce había despertado unas ansias en el muchacho imposibles de dominar. Pero no se iba a lanzar sobre él delante de todo el mundo... Debía esperar una oportunidad idónea. Así que un poco decepcionado bajó la mano y la depositó sobre el sofá. Tal vez si consiguiera llevar aparte a Severus... seguro que el pasillo estaba desierto y a juzgar por el tamaño de la mansión encontraría alguna habitación libre.

Mientras Draco meditaba acerca de cómo llevar a cabo sus planes, un encapuchado se acercó a ellos y Draco escuchó cómo le susurraban al oído:

-Hijo, ya es hora de que vayas a ver a tu Señor. Acompáñame.

Draco levantó la mirada y vio que debajo de la capucha sobresalía un largo mechón rubio. Echó una mirada a Snape y se levantó para seguir a su padre. Pero éste no se movió de su sitio, sino que se inclinó sobre Severus y le susurró algo también. Al instante Snape también se levanto y Lucius les guió por la mansión.

-Por lo visto esta casa era de unos muggles adinerados... ahora está en mejores manos, sin duda.- Oyó Draco que decía en un murmullo a Severus mientras andaban por el pasillo. A Draco le dio otro de sus accesos de celos, que reprimió como pudo. Debía concentrarse para encarar al Lord.

Todo el corredor estaba a oscuras, sin embargo Draco vio que en la mayoría de las salas con la puerta abierta había un bullicio similar al salón en el que él había permanecido esperando menos en una, en la que Draco pudo ver a una serpiente gigantesca enrollada sobre sí misma que parecía dormir sin importarle el ruido. Lucius pasó de largo todas éstas y les hizo subir por una escalera de aspecto señorial.

En el piso superior reinaba el más absoluto de los silencios. Sin duda gracias a un hechizo de insonorización, pensó Draco. Todo estaba desierto, pero al final del pasillo vieron que una luz se colaba por debajo de la rendija de la puerta. Lucius se dirigió hacia allí sin vacilar. Draco aprovechaba la intimidad de la oscuridad para acercarse a Severus, pero él le ignoraba. No así su padre, quien en una de las maniobras de acercamiento de Draco, le miró con reprobación... pero no dijo nada.

Al fin llegaron a la estancia tenuemente iluminada. Estaba toda decorada profusamente, pero se notaba que algunos de los muebles habían sido desplazados de su sitio para que hubiera más espacio. Los sillones y las mesas se repartían por doquier y las paredes estaban ricamente decoradas con cuadros y tapices. En algunas mesillas bajas había porcelanas y jarrones, todos ellos sin flores. Apoyado en la pared había un sillón con gran respaldo que hacía ver a su ocupante entronizado. Voldemort era adorado desde allí. Lo que más desconcertó a Draco al entrar fue el silencio que reinaba. Su padre le tuvo que recordar que cerrara la puerta, ya que se había quedado ahí en medio sin acordarse de sus modales. Draco reaccionó, cerró la puerta y se puso su máscara habitual.

-Ya estamos todos. Podéis descubriros.- dijo Voldemort con voz ronca desde su sillón-trono.

Los mortífagos se miraron unos a otros antes de hacerlo. Draco comprendió que era una orden inusual. Una vez que cumplieron, pudo ver las facciones de Severus y se quedó embobado pensando en cómo la luz de las velas hacía que su rostro pareciera más celestial... Se obligó a sí mismo a despegar la mirada del profesor y la paseó por el resto de los asistentes. Aparte de su padre, Severus y él reconoció algunas otras caras. Algunos eran padres de sus compañeros, pero la mitad de los allí presentes le eran desconocidos. Habría en total unas 15 personas. El Lord continuó hablando:

-Sois afortunados... vosotros que ahora os presentáis al descubierto tal y como erais antes de conocerme... La mayoría me habéis servido bien en el pasado, y casi todos lo seguís haciendo en el presente -- ese "casi" hizo estremecerse a Draco... no le gustaría estar entre los que no agradaban a Voldemort... y a juzgar por las caras de varios de los presentes, no era el único. Su padre y Severus seguían con la mirada impasible, y Draco hizo lo mismo, ya que era lo que se esperaba de él.- Sin embargo, ya es hora de que no solo vosotros sino vuestros hijos me sirvan con la lealtad y el respeto que espero de cada uno de vosotros. Esa es la razón por la que tenemos aquí a nuestro joven invitado. Draco, acércate.

Todos le miraron. Draco, que estaba al fondo del todo se sobresaltó al oír su nombre de labios del Señor Tenebroso, pero no reflejó su sorpresa y caminó con la elegancia que había aprendido desde pequeño. Una vez que estuvo frente al Lord, inclinó su cabeza y se arrodilló ante él para besar el bajo de su túnica.

-Veo que le has enseñado bien, Lucius, estoy satisfecho. Levántate, joven Malfoy.

Draco hizo lo que le pedía y encaró a Voldemort tal vez con la cabeza demasiado alta.

-También es arrogante, como tú Lucius. No es una cualidad desdeñable, me agrada. Sin embargo, Draco espero que no sobrepongas tu orgullo a tu lealtad hacia mí. No tolero a los traidores y todos lo terminan pagando caro. No lo olvides, niño.

Draco no contestó, sencillamente miró al Señor Tenebroso.

-Acércate más, quiero comprobar qué hay dentro de ti.

Draco parpadeó ante esta nueva orden. ¿Dentro de él¿a qué se refería? Y entonces vio las rojas pupilas clavadas en su retina y notó la desagradable sensación de sentirse espiado. Intentó mantener la seriedad, pero estaba seguro de que Voldemort ahora sabía todo lo que él pensaba y sentía.

-Bien... muy bien... He de felicitarte, Lucius... tu hijo me servirá, aunque tiene unos gustos peculiares.- añadió mirando a alguien tras Draco mientras sonreía... Draco tuvo la sensación de que miraba a Snape.- La verdad es que tiene un gusto exquisito.- miró nuevamente a Draco con una mezcla de sadismo y regocijo que repugnó a Draco.- Si me sirves bien, puede que te dé lo que ansías.

El corazón de Draco dio un vuelco... ¿le estaba diciendo que le ayudaría con Snape? Bueno, tal y como se lo había dicho, parecía que se lo iba a ofrecer atado y amordazado... un escalofrío recorrió el cuerpo de Draco al imaginar la escena.

Draco se aclaró la garganta antes de murmurar.

-¿Y qué quiere mi señor que haga?

-Buen muchacho... algo muy simple: quiero que espíes en el colegio y me traigas información de todo lo que pueda ser de interés: las idas y venidas de Dumbledore, que averigües quiénes de tu generación me son útiles... recuerda que no todos mis sirvientes están en la noble casa de Slytherin... Ah, y que vigiles muy de cerca a nuestro querido Harry Potter. También sería útil que averigües lo que él sabe, quienes están de su lado, en quién confía... y si hay alguien que pueda traicionarle. Por supuesto ya sabes que muchos de tus compañeros de casa me son leales, úsalos, que te ayuden, pero estarán bajo tus órdenes.

Draco escuchaba todo atentamente. No era difícil lo que le pedía, salvo la parte de espiar a Potter... sin embargo esa era la que más le apetecía. Una venganza y un reto... perfecto.

-No os defraudaré, señor.

-Más te vale. Enviaré a alguien cada dos mese a las puertas del colegio para que le reportes todo lo que hayas averiguado. Cualquier información será útil.

Draco se arrodilló para besar otra vez la túnica y cuando se dio la vuelta para ir a su sitio, la voz de Voldemort se lo impidió.

-No, muchacho, quédate a mi lado para que todos puedan vernos.

Draco inclinó la cabeza en señal de agradecimiento y se puso de pie, al lado del trono. Desde ahí podía observar el rostro de todos los presentes. La mayoría le miraban con envidia y un mal disimulado resentimiento. Sólo dos hombres le miraban impasibles, su padre y su profesor.

-Son tiempos extraños...- continuó Voldemort.- ahora tengo que pedir a los jóvenes que hagan el trabajo de adultos... no desconfío de Draco, todo lo contrario, algo me dice que me será muy fiel. Sin embargo hay algo que me preocupa. Severus ¿has escuchado todas las nuevas obligaciones de Draco?

Draco oyó a Severus decir con voz queda:

-Sí, mi señor.

-¿Y no te sugiere nada?- La voz de Voldemort era cada vez más siseante.

-Señor, yo os he servido fielmente.

-Si Severus, eso pensaba yo... sin embargo creo que no es del todo cierto... ¿por qué crees que le he pasado tu responsabilidad como espía en el colegio?

-No lo sé señor. Vuestra brillante mente habrá trazado una estrategia mejor. Nadie sospechará de él, y tiene muchas influencias y amigos.

-No te falta razón, Severus. Él es muy capaz de hacer tu trabajo. Estoy muy decepcionado. Pensaba que no tenías ninguna oportunidad de ver a nuestro "niño- que vivió", pero según recuerdos del joven Malfoy, os veis muy a menudo... ¿por qué no he sido advertido con anterioridad?- alguien con menos experiencia que Snape se hubiera echado a temblar al oír la amenaza subyacente.

Draco estaba cada vez más asustado, no quería que nada le pasase a Severus, pero la conversación con el Lord no parecía ir por buen camino.

-El chico está castigado haciendo clases extra de pociones. No pensé que fuera una información útil.

-Creo que es mi deber juzgar eso. Estoy muy descontento con tu trabajo, mi querido Snape... y no sabes cómo me disgusta tener que tomar medidas... ¡CRUCIO!

Al instante Draco vio con horror que Severus se retorcía de dolor. Ni un solo grito salió de los labios de Snape, pero estaba claro que sufría lo indecible. Draco no sabía cómo hacerle parar ¿y si le suplicaba? No, sería débil ante los ojos de Voldemort. Todo esto pasó en décimas de segundo. Mientras Draco se debatía pensando en cómo liberar a Snape, alguien en la sala gritó y vio a uno de los mortífagos señalar un gran jarrón de porcelana tambaleándose y finalmente cayendo al suelo. El estrépito del jarrón haciéndose añicos fue lo suficientemente fuerte para que hasta Voldemort se olvidara de torturar a Snape para mirar la porcelana rota.

Draco no lo entendía. ¿Se había caído solo el jarrón¿Le había lanzado alguien un hechizo? Además, estaban todos bastante lejos como para haberlo empujado con las manos...

-¿Quién ha sido?- preguntó con aire amenazador Voldemort. Mirando a todos a los ojos..- ¿nadie? A menos que... –una sonrisa malvada apareció en sus labios y apuntando la varita hacia el lugar donde estaba el jarrón dijo: -¡Desmaius!

Snape que estaba tirado en el suelo olvidado momentáneamente de todos, cerró los ojos con fuerza rezando para que no hubiera nadie hacia donde Voldemort apuntaba la varita. Sin embargo un golpe sordo, como el de un cuerpo al caer, se escuchó y cuando abrió los ojos, vio cómo uno de los mortífagos se había acercado al lugar y tiraba de una capa invisible. Ante su consternación y la admiración del resto apareció desmayado Harry Potter.

-¡A quién tenemos aquí! Es todo un regalo caído del cielo... Atadle y hacer que recupere la consciencia... Hoy está resultando ser una noche muy interesante.

Snape vio cómo zarandeaban a Harry y le inmovilizaban con cuerdas mágicas. Se levantó de donde estaba y se quedó al lado de Lucius contemplando la escena. Su mente trabajaba a toda prisa, pero no tenía ni la más mínima idea de qué hacer. Por una vez, estaba absolutamente desorientado. ¿Podría avisar a la Orden para que vinieran? Eso significaría revelar su auténtica lealtad, claro que el Lord no parecía muy contento con él, así que algo debía sospechar. Lo importante ahora era quedarse del lado de los mortífagos, por lo menos así podría tener más libertad para planear algo y llevarlo a cabo. El problema es que era uno entre cientos de mortífagos.

-Mi buen amigo Harry... ¿vienes a mi pequeña fiesta privada a escondidas? Pero mi niño, si me hubieras dicho qué querías venir te habría enviado una invitación.- dijo Voldemort una vez que despertaron a Harry mediante patadas. Un coro de mortífagos rió la broma. Snape apretó la mandíbula.-¿No dices nada?

Harry le miraba desafiante. Una vez que se repuso de las patadas se había levantado y sostenía la mirada de Voldemort como ningún mortífago se habría nunca atrevido a hacerlo.

-Vamos, Harry. No hay de qué avergonzarse... ¿no quieres decir algo... antes de morir?

Harry miró primero a Draco, todavía al lado de Voldemort. El rubio sonreía con maldad.

-¿Por qué estás aquí¿Te ha enviado tu querido Dumbledore¿tan mal te portas en el cole?- más risas agudas taladraban los tímpanos de Harry.

El moreno se encontraba muy mal. Había seguido a Snape por toda la casa con dificultad, ya que estaba llena de gente y cuando ya creía que nadie le descubriría, lanzaron el crucio a Snape y no se dio cuenta de que había empujado el jarrón en su intento por hacer algo útil. Desgraciadamente para Harry, la poción de la señora Pomfrey le había quitado el cansancio, pero sus movimientos eran lentos, incluidos los neuronales... No podía pensar en nada. Le daba vergüenza que se hubiera dejado coger... y más aún la absurda idea de seguir a Snape... ¿en qué estaba pensando? Si por lo menos se hubiera quedado en el bosque... Lo importante ahora era no involucrar a Snape.

Voldemort seguía burlándose de Harry con maldad. Snape no podía hacer nada de momento... pero no era capaz de reírse, no de Harry, no en esa situación.

-¿No encuentras gracioso el ingenio de Nuestro Señor?- oyó Snape que le susurraba Lucius Malfoy a su lado.

Snape le miró largamente. Ellos dos eran amigos desde hacía mucho tiempo, y Lucius le conocía bastante bien. Por eso no respondió y Lucius no insistió. Siguieron atendiendo a la escena que tenía lugar entre Voldemort y Harry.

-¡Contesta cuando se te habla!

Harry se puso furioso pero no dijo nada. Entonces Voldemort se levantó de su trono y descendió hacia donde estaba Harry.

-¿No? Pues con tu permiso...- Voldemort puso las manos a ambos lados de la cara de Harry y le obligó a mirarle a los ojos. Harry se resistió. Sabía que debía controlarse, cerrar su mente tal y como había intentado enseñarle Snape, pero no podía. No con todo el odio y la rabia que sentía en ese momento.

Después de un rato en el que Voldemort violó su mente con saña, le soltó y Harry pudo ver una mirada de intriga en su rostro, que no iba dirigida a él sino a...

-Severus...- siseó el Lord.- ven aquí.

Oh no... Voldemort lo había visto todo, sabía que él...

-Sí mi señor.- dijo Snape con voz imperturbable. Al andar intentó que no se notara lo mucho que le dolía todo el cuerpo.

Harry vio con terror que Snape se ponía a su lado y Voldemort miraba alternativamente a uno y otro. Harry evitó mirar a Snape.

-Severus... lo que he visto en la mente de este chico es incluso más interesante que lo que había en la de Draco... Me has mentido, Severus ¿no es cierto? Contesta.

-No, mi señor.

-¡MENTIRA! CRUCIO

Harry intentó no gritar cuando oyó las palabras de Voldemort. No era el único que sufría, Draco cada vez estaba más pálido.

Lo que ocurría dentro del rubio ni él podía explicarlo. Se hallaba dividido: quería salvar a Snape y acabar con Potter de una vez... por un lado se hallaba del lado de Voldemort y por el otro todo lo contrario... tenía que hacer que el Lord parase.

-Mi señor... –dijo tímidamente Draco una vez que éste se calmó.

-¿Si, Malfoy?

-Mi señor, yo creo que tal vez Sev... el profesor Snape ha traído a Potter hasta aquí.- Era exponerse mucho, pero estaba dispuesto a arriesgarse si con ello conseguía que Snape saliera ileso de esta. Lo que pasara con Potter le traía sin cuidado.

-¿Qué te hace pensar eso?

-¿Cómo ha llegado hasta aquí, sino?

-Hum... bien pensado, muy astuto. Contesta, Snape¿has hecho que Potter te siguiera?

Harry deseó que Snape dijera que sí. Por lo menos que él se salvase, si Voldemort se enteraba de que Snape estaba del lado de Dumbledore...

Snape tomó aire varias veces antes de contestar.

-Sí, hice que Potter me siguiera.

-¿Y cuando pensabas decírmelo? – Voldemort levantó la barbilla de Snape con el extremo de su varita, para obligarle a mirarle a la cara.

-Durante estas clases me he ganado su confianza... tenía la esperanza de poder entregarlo personalmente cuando tuviera la oportunidad perfecta. Hoy había intentado que me siguiera, pero no he sabido si lo había conseguido o no hasta ahora.

-Bien, Snape... así que después de todo era tu pequeño plan... querías sorprenderme agradablemente y casi lo consigues, sino fuera porque odio las sorpresas.- Voldemort dejó la barbilla de Snape y siguió hablando mientras andaba.- Eres un mortífago fiel, veo. Sólo por eso no te mataré hoy, como habría hecho si no fuese por tu confesión. Sin embargo, mereces un pequeño castigo, algo para que no te olvides de cumplir tu deber antes que pasarte de listo. No te culpo por querer ser mi favorito, pero no esperaba esto de ti.

Miró a dos de los mortífagos y les dijo:

-Encerradle en la habitación especial mientras decido qué hacer con él.

Y Harry vio cómo se llevaban a Snape casi a rastras, pues estaba muy débil por los crucios. Estaba tan preocupado por él que se había olvidado de sí mismo.

-Oh, y todavía queda nuestro invitado de honor... a ti te despacharé más tarde, Harry. Mientras, quiero que descanses. No soy mal anfitrión, podrás divertirte antes de morir... o por lo menos mis mortífagos se divertirán contigo, que no es lo mismo¿verdad? Mientras... ¿qué tal pasar unas horas con el hombre que te ha traicionado? Severus se ha ganado mucho más que tu confianza ¿no es así? Mis fieles mortífagos ¿Sabéis de quién está enamorado el gran Harry Potter?- Voldemort ensanchó la sonrisa y Harry le miró con odio no contenido.- Ni más ni menos que de Severus Snape... ¿no es patético?

Los mortífagos rieron más alto si cabe y fueron esos sonidos los que más le enfurecieron. Cuando Voldemort pasó a su lado, Harry le escupió a la cara. El mortífago que tenía más cerca se acercó a Harry y le abofeteó de manera brutal. El chico tuvo que hacer un esfuerzo supremo para no caerse al suelo.

-Basta, Nott.- Voldemort paró al que había pegado a Harry que estaba dispuesto a romperle los huesos.- Llévale junto a su amado. No hay que separar a la feliz pareja.- Nuevas carcajadas atravesaron los sentidos de Harry y fue lo último que oyó antes de que Nott le empujara fuera y le condujera con poca amabilidad hacia una habitación cercana. Una vez allí, abrió la puerta y le tiró al suelo, en donde estaba Snape.

En el salón Voldemort había decidido escuchar las súplicas de sus mortífagos para saber qué querían hacer con Potter antes de que él le matara. Hasta Draco sintió algo parecido a la lástima al saber qué le aguardaba a Harry.

-Bien... ¿y en cuanto a Snape¿alguna sugerencia?-Voldemort pareció meditar.- Ya sé. Draco... Te dejaré a ti hacer lo que quieras con él. Sí, eso que estás pensando también. Ordenaré que preparen una habitación especial para los dos... y te daré una droga para que puedas dominarle con menos esfuerzo.

Draco sonrió y se olvidó de todo. ¡Por fin!

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¡Hola! pues aquí tenéis la continuación de mi pequeño híbrido... ¿alguien sabe en qué categoría habría que ponerlo? jajajaj, yo me vi en un aprieto cuando tuve que escoger alguna categoría... ¿por qué no está la categoría "híbrido extraño" entre las clásicas de "romance" "ciencia ficción" o "angustia"? seguro que habría más de un fic en esa categoría.

No hace falta decir, supongo, lo mal que lo ha pasado Harry siguiendo a Snape: primero esquivando mortífagos borrachos y asquerosos, luego soportando las miraditas libidinosas e insistentes de Draco a Sev, luego que si los discursitos del "show de Voldemort" (joe, si parecía un presentador de la tele) y después ver como le torturan. Además se ha cargado un jarrón chino de la dinastía Ming de un valor incalculable... menos mal que no era un espejo, que si no, siete años de mala suerte... Ah, y la pregunta del millón¿por qué sigue Harry a Snape a la casa? (muchas me habéis dicho que si era estúpido) la respuesta es que la señora Pomfrey da unos medicamentos que requieren que se esté en la cama para no hacer las chorradas que ha hecho el chico... o sea, que está drogado y en ese momento sólo puede pensar: "Sev, peligro, yo salvar". Y el complejo de héroe que tiene... ay, ojalá fuera más miedica y más inteligente...

Jo, quería haber hecho un poco más oscuro el ambiente, pero sé que me matarías si pusiera más descripciones... creo que en este cap he puesto unos párrafos larguísimos, aunque luego los he corregido y los he dividido...

Na más... ¿no? ah, sí: review!

Riku Lupin: holaaaaaa! ya ves, en este no hay sustos en plan "Voldemort: Harry yo soy tu padre. Harry: Nooooooooo". Todo lo que pasa, pasa ... espero haber dejado claro por qué le sigue... esta señora Pomfrey... tsk. Pues nada¡un besooooooo!

Miss Andreina Snape: hi! me alegro que en el anterior no quedaras en coma... es curioso, pero normalmente la gente me amenaza y se pone muy violenta para que continúe escribiéndo y eso... pero después del susto del anterior cap, nadie me ha dicho nada... desagradable. ¿Será porque me están empezando a temer? jajajajajaj (risa malévola). Espero que te haya gustado!Hasta luegoooo

Marisol Black¿te reíste con el corto de Jk oO? no pretendía ser de humor, sólo quería dejaros despistadas y un poco desconcertadas... jajaaj¡creo que lo conseguí! ya ves que los efectos de la poción siguen haciendo efecto, pero la razón por la que no se ha tirado encima de Snape nada más verle es porque cada vez son más fojos... ¡mierda! se me ha olvidado ponerlo en este cap... aunque como ves, todavía es lo suficiéntemente potente como para querer a Sev atado y amordazado en su cama (¿y quién no quiere eso?). Oh, y ya sé que está mal que Sev se quiera alejar de Harry porque no es "apropiado" que se quieran... pero es que todavía quiero haceros sufrir un poco más. Otra cosita: Dumbledore lo sabe todo, y lo que no sabe se lo imagina... así que es probable que el vejete tenga una idea bastante clara de lo que ocure entre esos dos. Un besoooooo

Nakuru Tsukishiro: oh, una cara nueva! pasa y siéntate... ¿dices que te gustó? jajajaja, me alegra oír eso! yo me lo paso muy bien escribiéndola... aunque es un poco alocado a veces y muchas veces sin sentido... ¿te acuerdas de cuando Sev se quda colgado de un pieen el bosque en uno de los primeros caps? es un ejemplo de que al principio escribía lo que me daba la gana sin importarme si la historia tenía cohesión o no... me alegro de que te parezca ameno, realmente esa es mi meta, no aburriros a todos con mis cosas... ey, y las tres de la mañana es la mejor hora para escribir, te lo digo por experiencia. Nos vemos!

Snape White

Miembro de la Orden Severusiana

In Severus I trust