DISCLAIMER: Los personajes le pertenecen a JK Rowling y los poemas a Jaime Sabines, gracias.

CAPÍTULO DOS

El día

HARRY POV

"El día Amaneció sin ella.
Apenas si se mueve.
Recuerda…"

Cuando al amanecer me despertó el aire helado, me levanté sobresaltado. Aún con el escalofrío en mi espalda me dirigí hacia la ventana, abrí las cortinas y cerré le ventana. Afuera, el sol brillaba con tal intensidad que casi me cegó. Me extrañó de sobremanera entonces que lo que me hubiera despertado hubiera sido un aire helado. Y me giré hacia la cama, pero ella no estaba. Anoche habíamos tenido una fuerte discusión y tal vez se había levantado más temprano de lo habitual para evitar alguna riña. Se lo agradecí en silencio.

Ya despejándome de las palabras que había preparado para continuar con la discusión, decidí darme un baño y acicalarme antes de salir. No sabía a qué me enfrentaría, pero la señora Weasley siempre me había dicho que había que estar siempre presentable hasta en las peores situaciones. Además quería darle tiempo. Sabía que estaba en su fase e silencio y que, por muy largos que éstos fueran, siempre llegaban a su fin.

Pero todo seguía silencioso, incluso después de que salí dando tumbos de la habitación para hacerle saber que ya me dirigía a su encuentro. Al llegar a la cocina no encuentro rastro de ella. Caminé como quien no quiere la cosa hacia el comedor mientras le daba una mordida a una manzana que había tomado de la cocina y no me sorprendió el ver que tampoco estaba ahí. La casa es muy grande. Lo era cuando estaba llena de gente de la Orde del Fénix, y lo parece aún más cuando sólo viven dos personas en ella.

Y poco a poco un gusanillo comenzó a comerme las entrañas. No estaba en el despacho, ni en la terraza o en el salón de las pociones. Los libros del estudio se veían tristes y abandonados en sus estantes y el piano del salón entonaba una melodía fúnebre y silenciosa. Me senté y acaricié las teclas intentando evocar el vals que solía tocar cuando preparaba su discurso de reconciliación. Y entonces recordé que era el mismo que me servía para decirle nada y simplemente abrazarla.

Toqué una de las teclas y ésta chilló estridentemente bajo mi dedo. Y entonces toqué otra y acompañó el eco de la primera. No me sabía la pieza, o al menos mis manos no se la sabían, porque lo que era mi oído, la conocía de la primera hasta la última nota. Seguramente sería un excelente detalle que yo la tocara. Entonces sabría que estoy sacando la bandera blanca y saldría, donde quiera que estuviera, de su escondite a escuchar mi discurso y a no decirme nada.

Mi oído me guió, reconoció la primera nota y lentamente calculó dónde podría estar la segunda y la tercera. Y entonces sentí como si ya hubiera tocado esa pieza antes. Como si la hubiera tocado toda la vida y no sólo la recordaba, sino que la había tocado siempre. Muy pronto mis manos estaban aporreando el piano una nota tras otra, comprendiendo el sentido de la música hasta que la misma melodía me habló al oído y yo sólo quería seguir escuchándola hasta que ella viniera a acallarla. Pero mientras la melodía subía de tono y velocidad, también crecía el silencio… pero no el silencio que deseaba, era un silencio diferente, uno al que no estaba acostumbrado. Toqué las notas con más pasión, me compenetré con la melodía y entre los dos gritábamos melodiosamente lo que hasta ahora comprendía como una súplica, una súplica que sabía, nadie escuchaba.

No se cuanto tiempo estuve al piano, pero toqué hasta que me dolieron los dedos. La melodía ya ni siquiera era la misma. Con el tiempo la había evolucionado para que dijera lo que yo quería decir. Primero era el ruego, luego el temor, la certeza de su partida y finalmente: mi pena.

Y ya exhausto de tocar y de gritar en silencio, me desplomé sobre las duras teclas y ya no supe de mí. Me quedé dormido, sentado en el banquillo con las manos y la cara aún apoyadas en las tablitas blancas y negras de marfil.

"(Mis ojos, más delgados,
la sueñan.)
¡Qué fácil es la ausencia!..."

Es fácil no extrañarla cuando se duerme, cuando al cerrar los ojos puedes presentir que todo sigue igual. Porque basta cerrar los ojos para ver su rostro, su cabello castaño y enmarañado, sus ojos color avellana. E incluso se puede sentir u oler ¡Cómo huele éste piano a ti! A ratos me parece que está entada junto a mí y que toca la melodía que es su presencia, mientras que la brisa que entra por la ventana me acaricia el rostro como lo hiciera su cabello cuando se acuesta junto a mí.

En la víspera de su ausencia, me desperté no se a qué hora ni en qué día ¡Qué costumbre tan tonta ponerle nombre a las cosas que no se ven! ¿A quién se le habrá ocurrido llamar al tiempo tiempo y al día día? No me dejó una nota o un beso de adiós. Simplemente ésta casa enorme que, necia, me recuerda que ya no está.

"En las hojas del tiempo
Esa gota del día
resbala, tiembla."

JAIME SABÍENEZ

FIN DEL CHAP 2! A PESAR DE KE NADIE ME HA DEJADO NI UN SOLO REVIEW AKÌ ME TIENEN SUBIENDO LA CONTINUACION . Y DÁNDOLES UNA PEKEÑA EXPLICACIÓN DEL FICT. LOS CAPÍTULOS SON INTERCALADOS, EN EL CHAP1, LA KE HABLA ES HERMIONE, LUEGO EN ESTE EL KE HABLA ES HARRY Y ASÍ SERÁ HASTA KE AL FINAL EL POV PASA A UN ENTE EXTERNO Y ELLOS SEAN OBSERVADOS DESDE LA DISTANCIA. SE KE ES UN POCO DIFÍCIL DE COMPRENDER PERO... NO SEAN MALOS! UN REVIEW PLEASE!

TLAL