N.A. ¿Qué creen? Las series a las que habla este fic no me pertenecen. ¿Sorprendidos? Que bueno.
Capitulo patrocinado por:
"Las Armas del caos" Si alguien quiere saber que rayos es eso. Avisenme. Se sorprenderan.
Advertencia: Criticandome a mi mismo, creo que me saiò un poco flojo, discúlpenme. Este capitulo lo llevè pensando desde antes de conjuntar La alianza. Por lo que al final, no supe como hacerlo satisfactoriamente. Tenganme paciencia pero…critiquen implacablemente por favor…
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Los preparativos para la fiesta habían empezado semanas atrás. El grupo local fue contratado, otro grupo de estudiantes bastante decente también tendría participación. Y gracias a la oportuna pierna rota de una de las porristas, "Las animadoras" no se presentarían. Amelia estaba triste, pero el resto estaba aliviado.
No tenían ganas de soportar coreografías a lo Britney Spears de un grupo de porristas engreídas.
Reena estaba muy contenta. ¿Habría tenido algo que ver?
¿O Zel?
¿Heero?
¿Battousai? No, el la hubiera matado.
El gimnasio fue decorado con pulcritud y cuidado. Habían puesto atención a cada detalle. Muchos de los "delincuentes" o sea, aquellos alumnos con faltas a la disciplina (que no fueran parte del grupo de inadaptados) purgaron parte de sus crímenes ayudando a pulir el piso a la usanza "japonesa". Battousai disfrutó mucho viéndolos pulir los pisos con franelas inclinados y levantando los traseros humillantemente. Lastima, las chicas limpiaron los sanitarios.
Los listones, ornamentos y pinturas fueron colocadas para dar una aire medieval, tecnológico, pesadillesco y con un toque de J.R.R. Tolken para estar a la moda.
Los disfraces de elfo, mago, y orco fueron los primeros que se rentaron. Un profesor se consiguió una larga barba despeinada. Otro un anillo. Sin embargo también abundarían los personajes de comic. Los tradicionales trajes entallados de spandex y la ropa interior de fuera. Si ellos tuvieran cuerpos que lucir sería genial. Pero todos ellos padecían del sobrepeso ocasionado por el Mac Donnals.
Era tanta la actividad que nadie notó como un grupo de personas trabajaban en la bodega del gimnasio. No era normal, pero había tanto que hacer.
Debieron darse cuenta que una de ellas, tenía cabello azul.
Y sus ojos eran rasgados como los de un felino.
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La Alianza.
Capitulo 8 Fiesta.
"Y vi subir del mar una bestia que tenía
siete cabezas y diez cuernos;
y en sus cuernos diez diademas;
y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo."
"Y la bestia que vi era semejante a un leopardo,
y sus pies como de oso, y su boca como boca de león.
Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad. "
Apocalipsis 13:1b, 2
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La música había empezado media hora atrás. La noche había caído. Esa noche en la que la mayoría de los jóvenes esperan oír de sus padres un "Diviértete. Hasta mañana". Esa noche en que las chicas imploran pasar una velada romántica con su galán. O en la que los chicos esperan llevarlas al mirador para ver la ciudad y pasar la noche en el asiento trasero del auto prestado de papa.
Era la peor noche de Battousai.
No, no tenía padres que le dijeran que se divirtiera. O una chica a la cual lleva al mirador. (Aunque no le importaría llevar a Sonya, una de sus estudiantes mas avanzadas…)
Cuidado con lo que piensas.
'Callate Baka.'
Se arrastraban por las sombras. Battousai no quería ser visto por algún otro maestro y tener que dar explicaciones de su atuendo.
"Me disfracé como un asesino clandestino del bajo mundo de Kyoto." Sería la respuesta, pero dudaba que alguien le creyera.
Casi llegaba a la puerta cuando una voz le habló.
-Si te disparo, ¿Detendrás o esquivaras las balas? – Una voz con acento británico lo saludó.
Battousai maldijo. Estaba tan concentrado en pasar desapercibido que no sintió el Ki de Heero, el cual estaba recargado en un árbol.
- Lindo traje. – Dijo El pelirrojo al ver la armadura del británico. Aunque no preguntó por la bolsa que cargaba.
- Igualmente. ¿Tomaste la píldora equivocada?
Battousai sonrió. Solo faltaba que alguien se disfrazara de conejo para seguirlo.
- Y aquí vienen.
Reena se acercaba, caminando con seguridad. Su vestimenta era rara. Su habitual bodysuit rojo oscuro de cuero sintético. Mas aparte hombreras negras de metal, cinta en la cabeza y varias joyas redondas y rojas. Ah, y una clase de top amarillo sobre su pecho. Sin embargo ambos tenían la impresión que no estaba usando un disfraz realmente. Como si fuera su vestimenta habitual.
Cerca de ella, Zel caminaba. Su ropa color beige, capucha. E incluso una espada falsa. Mantenía su cara oculta por alguna razón. Y podían jurar que sus dedos eran azules, aunque tenían un par de guantes sin dedos sobre sus a manos.
Zel parecía estar maldiciendo.
- Personalmente creo que es un gran disfraz. – Decía Reena mientras Zel replicaba un "No molestes".
- Así que al fin se han decidido a juntarse con nosotros. No identifico sus disfraces. – Dijo Kenshin. Battousai trataba de suicidarse honrosamente en el pasto más cercano con una Kodachi. Lastima para el no podía.
- Estoy disfrazada como una poderosa hechicera. – Al ver las cejas alzadas de sus compañeros les guiñó un ojo. Estos entendieron.
Zel no se percató, preocupado en su propio dilema.
- Rezzo me prestó esto. Y creo que lo mataré en cuanto lo vea. – Zel bajó la capucha beige y les mostró su cara maquillada en color azul. Con rocas falsas pegadas a sus mejillas y su cabello tieso como alambre gracias a 5 latas de fijador en spray. – Soy una quimera.
Nadie quiso preguntar más.
- ¿Y tu? – La preguntó Reena a Heero.
- Soy el agente Nicholas Logan. Agente de la Alianza. Bajo el mando del General Rinaker.
Una planta rodante pareció pasar cuando un viento sopló. Caras de perplejidad en los otros tres mientras murmuraban un "Lo que sea.
Heero se vio un poco decepcionado al ver que nadie había visto Rosswell's Consprices. Pobre de Zech. Era su caricatura favorita.
Nadie le preguntó a Kenshin sobre su disfraz, Sobre todo cuando se colocó sus lentes oscuros y puso cara de pocos amigos. Un Neo algo bajo, flaco y pelirrojo.
Bastadas las presentaciones. "A darle." Dijo Reena y abrió la puerta.
Cruzó el umbral y una especie de deja vú la asaltó.
¿Una falla en la Matrix?
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La fiesta tenía todos los elementos necesarios para ser pasable. La música estaba fuerte. Las parejas bailaban como si estuvieran en medio de un ataque de espasmos. El ponche abundaba (lastima para Battousai, Kenshin lo obligó a vaciar el licor que había llevado para amenizar la fiesta), y los personajes de ficción llenaban al tope.
Desde simples vaqueros (y sip, había un tipo con disfraz de animalito tratando de captar la atención de las chicas. Obviamente nadie le hacía caso) astronautas e incluso un hombre araña.
Los orcos y elfos no podían faltar. Hasta su propio Hobbit corrompido. No faltaban los Smith, Supermanes, caballeros de armaduras de papel aluminio que parecían mas un Quijote que un Rey Arturo o Lancelot.
Heero, Zel y Reena tenían caras de pocos amigos mientras bebían casi sincrónicamente sus ponches mientras Sylphiel y Kenshin platicaban anímicamente. Habían pasado 20 minutos y ya se querían ir. Pero Reena tenía que quedarse y Heero y Zel también, si no querían enfrentar a la ira de la pelirroja.
Un baile empezó con algo de country. Caballo Dorado para ser precisos. Payaso de Rodeo, para atormentarnos, aquellos los que odiamos ese ritmo.
Los ojos de Sylphiel brillaban. Bailar era algo que deseaba hacer. Y que harás Reena Inverse, ¿estropearás la oportunidad de tu chica de sentirse feliz y contenta? No eso no.
- Heero. – Dijo Reena seriamente. El agente, percibiendo algo que solo El otro pelirrojo sentiría se estremeció. Ese Ki tan oscuro. Esa voz tan seria. Maldición. – Baila conmigo.
Zel quiso sonreír, pero después su mano azul fue cubierta por la enguantada de Reena.
- Y tu con Sylphiel.
Kenshin les dijo "Diviértanse" con una sonrisa de oreja a oreja, alzando el vaso brindando en su honor. Battousai dejó de tener su cara de hastío y observó a las extrañas parejas.
Solo una persona parecía estar feliz de bailar.
Heero, posiblemente se rendiría ante la Alianza y aceptaría ser aserrado en pedazos antes de admitir una dura realidad. No sabía bailar.
Eso no estaba entre las materias impertidas para supersolados. Sabía algo sobre poner la mano derecha en la cintura de la chica y la izquierda en su mano derecha… o era al revés. Maldita sea, tantas veces de ver a Duo bailando con Hilde le debería haber dado una pista.
Aunque, para ser sinceros, Reena tampoco parecía saber que hacer. Después de dos segundos Heero vio lo que ella hacía. Observaba. Veía a los demás. Aprendía ha hacer las cosas. Cierto. La mejor forma de aprender era observar.
Después de 10 segundos de estar inmóviles en la pista. Ambos saltaron en el baile. Por el rabillo del ojo Heero vio como Sylphiel de vez en cuando mostraba un ligero respingo de dolor. Zel hacía lo posible para mantener su paso. Pero de vez en cuando un pisotón era inevitable. Esperó no hacer lo mismo.
¡Ouch!
- ¡Perdón! – Afortunadamente ella empezó primero.
La canción era eterna. Y en menos de un minuto ambos dominaron los pasos. En el tiempo fugaz del baile, Heero trató de imaginar que Reena era Reelena. Y se encontró con que era cada vez más difícil sustituir su imagen.
La canción no era la joya romántica. Pero se sentía tan bien. Entregarse un poco a actividades mundanas por un momento y olvidarse de todo. Cerró los ojos y se enfocó en el agarre en la flexible cintura de la chica. En el tibio calor de sus manos. Por un momento Heero sonrió verdaderamente, libre de tensiones y voluntariamente. Por primera vez desde hace mucho tiempo.
Pero algo salió mal.
Heero abrió los ojos. Periféricamente vio a Sylphiel y a Zel acercarse.
Un segundo después estaban a su lado.
Otro segundo mas y veía como Reena y Sylphiel se alejaban dando saltos siguiendo el ritmo. La cintura dejo de ser estrecha y era muy dura.
Otro segundo y un par de ojos Zafiro se encontró con otros ojos fríos. Gulp.
Un nanosegundo después Heero y Zel se daban la espalda cruzando los brazos y quijadas levantadas orgullosamente.
- No voy a bailar contigo. – Dijo Zel decidido.
- Definitivamente no eres mi tipo. – Dijo Heero mientras se alejaba un poco.
- ¡Zeeeeeelll! – Una LINDA princesa Disney se acercaba a toda velocidad en un vector de acercamiento justo a Zel.
- Oye Heero. ¿En serio no soy tu tipo? – Prefería bailar con él que con…
Heero metió las manos a sus bolsas mientras dejaba a una quimera ser abrazado ferozmente por una LINDA princesa rosada.
Se sentó al lado de Kenshin. Advirtió el tono dorado.
- No digas nada Battousai.
El asesino solo sonrió.
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Si no fuera Dynast, Trieze se habría burlado del lugar y el "rito" que estaban haciendo.
Era una estancia alumbrada por antorchas. Ellos estaban en puntos designados de un triangulo alrededor de un caldero enorme lleno de agua. Dynast pronunciaba palabras incomprensibles para Shishio y Trieze, pero sentían como sus oídos les zumbaban. Las antorchas balaban casi rítmicamente con la letanía de Dynast.
Seguía su turno.
Kommen. Kommen. Kommen.
Enfocaban su ki, su fuerza en el centro del caldero y el agua comenzó a girar.
Kommen. Kommen. Kommen.
Los tres extendieron sus manos y algo les decía como manifestar su energía en forma de auras oscuras. Las llamas de las antorchas aumentaban su tamaño, haciéndose mas grandes e intensas.
Kommen. Kommen. Kommen.
Sacaron un pequeño estilete y cortaron las palmas de sus manos.
Kommen. Kommen. Kommen.
Tres gotas de sangre negra impactaron en el agua al mismo tiempo.
Kommen. Kommen. Kommen.
El agua se oscureció. Giraba con fuerza pero aún no se derramaba. El reflejo en su superficie cambió para mostrar un edificio de un lugar en el planeta.
Un gimnasio.
Kommen. Kommen. Kommen.
Una bodega.
Kommen. Kommen. Kommen.
La invocación comienza.
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A Reena le extrañó no encontrarla. Simplemente dijo, "Ahorita vengo" y eso hacía mas de 10 minutos.
Un momento. ¿No estaría exagerando?
Sacudió su cabeza y siguió bebiendo Ponche.
Heero explicaba que la bolsa que escondía bajo la mesa eran las armas que estaban en su casillero.
¿Armas en una escuela? Eso era algo que Michell Moore no deseaba. Sin embargo, la paranoia de Heero era solo comparada con la de Battousai, quien se negó a salir de la base sin sus Kodachis escondidas en su gabardina.
Reena suspiró. Hombres. Se sienten desnudos sin un arma.
Y luego.
- ¿Me permite esta pieza?
El Zorro, de voz grave y acento andaluz le tendió una mano enguantada.
Era, alto, delgado. Detrás de ese disfraz se escondían unos ojos hermosos y… el Zorro no tenía caderas grandes, verdad.
- ¿Sylphiel? – Preguntó Reena incrédula.
El Zorro sonrió.
- ¿Te gusta? – Sin esperar respuesta la levantó y la llevó
La música había empezado. Ningún grupo estaba tocando. Solo habían apagado las luces mas molestas para crear un ambiente romántico.
Air Supplay.
Sweet Dreams.
Reena se dejó llevar al centro de la pista sin preocuparse por las miradas de los demás. Quienes estaban demasiado ocupados bailando con sus parejas.
Además el disfraz de Sylphiel era muy convincente. Al llegar al centro de la pista se abrazaron y solo empezaron a mecerse un poco. Al compás de las música. Algo intranquila para ser una balada… pero romántica en su modo.
This the time when you need a friend (Esta es la hora cuando necesitas un amigo.)
You just need someone near (Solo necesitas a alguien cerca)
I'm not looking forward to the night (No estoy esperando la noche que va ha llegar)
I'll spend thinking of you when you're not here (Me la pasaré pensando en ti cuando no estas aquí)
Justo lo que Reena siempre necesitaba. Amigos. Podía enfrentar la vida sola, pero en cada una de ellas siempre necesitaba a alguien con ella. Esos pensamientos la embargaron mientras se hundia en los brazos de Syl.
How many times will I think of the things I'd like to do (Cuantas veces pensaré en las cosas que me gustan hacer)
Always denied the right to live my life the way I want (Siempre negando el derecho de vivir mi vida de la forma en la que quiero)
I want to share it with you (Quiero compartirla con tigo)
¿Sería eso cierto? Mas de mes y medio habían pasado juntas, como pareja. Y Reena aún no le hablaba de sus vidas. Sus sueños. De todo lo que había pasado. Pero si le decía eso, posiblemente las memorias torturantes de Sariaag, La Segunda Kouma y otras renacerían en ellas.
¿Iba a dejar que sufriera de la misma forma que ella? Pero, tampoco podía callar lo que era para siempre. ¿Y si se daba cuenta de lo que podía hacer? ¿Si La Alianza la atacara como un daño colateral para ella? A eso la estaba arriesgando, ¿verdad?
En ese caso. Ahora más que nunca la iba a proteger. Si era necesario de ella misma. Reena Inverse
Close your eyes (Cierra los ojos)
I want to ride the skies in my sweet dreams (Quiero recorrer los cielos en mis dulces sueños)
Close your eyes (Cierra los ojos)
I want to see you tonight in my sweet dreams (Quiero verte esta noche en mis dulces sueños)
Heero, no es que fuera un entrometido, no podía dejar de ver a la extraña pareja que bailaba al centro de la pista. No podía dejar de imaginar que fuera él el que estaba bailando. Y por un momento se puso mentalmente el traje del Zorro. La hechicera Reelena estaba con él.
I'll think of your kiss as the days roll by (Pensaré en tu beso en los dias que pasan)
And I'll write the words you love (Y escribiré las palabras que amas)
But what I can't say in a letter (Pero, lo que no puedo decir en la carta)
Will just have to wait till I get home (Solo tendrá que esperar hasta que llegue a casa)
Definitivamente recordaba eso. Esa noche. Esos sentimientos. Cada vez que pensaba en eso (aunque en ocasiones se le hacia difícil pensar) se encontraba anhelando cada vez mas su regreso. Que su misión terminara para regresar y seguir en donde se quedaron. Sin importar que las cosas se pusieran difíciles.
There's not much time to tell you (No hay suficiente tiempo para decirte)
Half the things that I should (la mitad de las cosas que debería)
Only that I'm so glad I fell in love with you (Solo que estoy tan feliz de estar enamorado de ti)
And I 'd do it again if I could (Y lo haría otra vez si pudiera)
La imagen se hacía mas real en el ojo de su mente. De hecho podía sentirla. Podía verse susurrándole esas palabras en sus oídos. Podía oler su fragancia y sentirse apartado de todo los demás. Era una buena ilusión.
Close your eyes (Cierra los ojos)
I want to ride the skies in my sweet dreams (Quiero recorrer los cielos en mis dulces sueños)
Close your eyes (Cierra los ojos)
I want to see you tonight in my sweet dreams (Quiero verte esta noche en mis dulces sueños)
Sin embargo era solo eso.
Una linda ilusión.
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En la bodega, 6 chispas brillaron, haciendo que rastros de combustible especial se encendiera con llamaradas azules. 6 símbolos. Cada uno de 3 círculos concéntricos, divididos por 12 radios. Cada casilla con una runa.
Círculos de invocación.
Kommen.
Estos brillaban cada vez mas. Desprendiendo humo negro polvos que se enfocaba en el centro de la habitación.
Kommen.
El humo se juntaba, haciendo una nube sin forma, densa, oscura. Pequeños rayos negros botaban de cada signo al centro.
Kommen.
Un gruñido grave vino del interior de la nubecilla.
La puerta estaba abierta.
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Kenshin estaba viendo la escena. Era linda a su modo. Solo podía cerrar los ojos imitando el gestó de Heero. Quien tenía una sonrisa algo extraña desde hace un rato.
'Por mas raro que parezca, no deja de ser una visión calmante.'
Kenshin se sorprendió al escuchar ese comentario de Battousai.
¿Acaso te estas ablandando?
'¡Cállate, baka! Que solo repito lo que tu enferma mente piensa.' Dijo Battousai y emprendió la retirada.
Pero.
Algo lo detuvo. Un sentimiento de que algo no estaba bien.
Una presencia.
Giró y encontró con que Kenshin sentía lo mismo.
Heero había perdido su sonrisa y sentia algo también.
Algo no estaba bien.
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Reena estaba calida. Tranquila.
Kommen.
¿Que era eso? Se revolvió un poco del abrazo de Sylphiel. Tratando de hundir mas su cabeza en el calido pecho del "Zorro". Se sentía incómoda. Como si algo no estuviera bien.
Kommen.
¿Qué era eso? ¿Como si algo la llamara? No como si algo llamara a otra cosa.
Kommen.
Eso no estaba bien.
Se detuvo totalmente y giró la cabeza, examinando. Buscando. Encontró con que Heero y Kenshin estaban también alertas.
Un rugido.
Un grito.
Nada estaba bien.
La bodega.
- ¡Todos fuera de aquí! – Gritó separándose de Sylphiel, quien le preguntaba que pasaba.
La puerta de la bodega estalló cuando una clase de monstruo negro de tamaño y vaga forma humana salió rugiendo y meneando una clase de manos-garras.
Varias personas gritaron, como era obvio. Y Reena avanzó decidida hacia esa cosa. Juntó sus manos y enfocó su energía.
- Bomb di Wind.
Una esfera de aire comprimido voló de sus manos e impactó con la criatura. Al explotar, la arrojó de nuevo a la bodega junto con otras 3 que se acumulaban.
La gente estaba confundida por los acontecimientos. Mirando fijamente a la bodega y a Reena.
- ¡Ya la escucharon! – Gritó Heero arriba de una mesa, empuñando una Deasert Eagle. - ¡Fuera!
Disparó 2 veces al techo haciendo que el caos se desataran. Como borregos asustados todos se dirigieron a la salida. Ken empuñaba las dos Kodachis y Heero se ajustaba un cinto con gran cantidad de cartuchos y armas variadas.
Mas cosas parecías salir. Pero ahora aladas. También de tamaño humano.
- ¡Bola de fuego! – Un par de criaturas resultaron carbonizadas por la explosión resultante. – Pueden atacarlos, son físicos. ¡Quítenles la cabeza!
'Eso quería oír' Murmuró Battousai mientras arremetía contra un grupo pequeño de esas cosas. Enfocó su kenki, lo aplicó a sus recientemente adquiridas habilidades del viento y como un rayó cruzó a cuatro criaturas. Pequeños cortes aparecieron en varias partes de sus cuerpos.
Battousai esperaba pacientemente, cuando una ola de aire los alcanzó. Numerosas columnas delgadas columnas de viento ensanchaban las heridas llegando a amputar miembros y decapitar cabezas. En segundos las cosas desaparecían en charcas de baba pegajosa y negra.
'Eso se sintió bien.' Dijo y escuchó varios disparos.
Como en un juego de "The House of the death" pensó Heero mientras apuntaba con presteza a la cabeza de las cosas voladoras. Esta estallaba ruidosamente por el impacto de una bala Mágnum .44. Estas caían y se deshacían en el piso. Cuanto alguna otra estaba cerca, lo golpeaba con las manos y el ki, reventándolos como melones maduros.
- ¡Bomb Rod!
Reena invocó un látigo de fuego intenso y partía a la mitad a cualquiera que se le acercara. No eran demonios poderosos. Mas bien solo parecían ser hechos para fatigarlos. Demasiado débiles pero tan numerosos.
Debía haber algo mas allá de eso. Solo Dynast podría hacer esas cosas. Pero Dynast era un genio estratega. Algo iba a pasar después.
Si solo supiera...
- ¡Reena... Auxilio!
Reena giró para ver como un grupo rodeaba a Sylphiel. Podía ver sus ojos aterrados. Podía sentir su confusión. Su terror. Su miedo. Y su dolor.
No iba a permitir que nada la hiciera recordar nada doloroso.
Corrió entre el grupo de Mazokus y abrazó a Sylphiel.
- ¡Blast Bomb!
Una explosión destruyó a media docena de mazoku que las rodeaban, llenando el suelo ce cenizas que de hacían baba negra nuevamente. Miró en los ojos de la chica y veía la misma inseguridad y el dolor que ella sentía cada vez que recordaba algo de sus vidas.
No iba a arriesgarla a que recordara el tormento. La iba a sacar de allí.
- ¡Reena, las puertas! – Battousai le gritó al ver como las criaturas empezaban a acercarse peligrosamente a las salidas.
Concentró su poder mientras Heero descabezaba a los intento de fugitivos con balas de alto calibre. Levantó sus manos sobre su cabeza.
- ¡Icicle Lance!
Una impresionante lanza de energía fría azul se formó sobre ella y salió despedida a la entrada principal formando un bloque de hielo concentrado.
Sin perder el tiempo invocó la levitación y tomó a Sylphiel por la cintura. Volando salió por uno de los ventanales superiores y lo selló por fuera para evitar que las criaturas voladoras las siguieran
- Genial. Porque no me sorprende… - murmuró Heero mientras desechaba cartuchos vacíos y tomaba una escopeta de la bolsa que se vaciaba rápidamente.
- A mi no me molesta. – Dijo Battousai casi alegremente mientras confundía a mas mazoku mientras realizaba la "danza de las espadas"
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Aterrizando a un centenar de metros del gimnasio, Reena dejaba a Sylphiel en el suelo, descendiendo con gracia y sin molestarle el peso de su pasajera.
Sylphiel caía en un estado de confusión provocado por lo que había pasado, por lo que Reena había hecho, por todo. En especial por imágenes que se juntaban en su mente.
Y no eran agradables.
- ¡Vete de aquí rápido! Nosotros nos encargaremos.
Sylphiel puso su mano en el hombro de la chica mas pequeña para que no se alejara.
- Reena ¿Qué esta pasando? ¿Qué son esas cosas…? – Se interrumpió cuando un destello de recuerdo cruzó su mente. - …MA …ma… mazoku.
Reena no se atrevió a girar para verla a la cara. Pues conocía muy bien ese sentimiento de lidiar con recuerdos no deseados. Debía hacer algo antes que recordara Sariaag, Rock Town y las muertes ocasionadas por los monstruos, mazokus y copias renacidas.
Debía… alejarla. Evitar que siguiera recordando.
Aunque significara que…
Lo que Sylphiel recibió no fue una respuesta.
El dolor en su mejilla le quemó apartando todo recuerdo y memoria. Sustituyéndolo por desconcierto.
- Largo. – La voz de Reena era fría y cortante. Sus ojos carecían de la calidez habitual, cambiada por un desprecio palpable.
Sylphiel estaba impresionada. Nunca había conocido esa mirada, ni ese tono tan terrible. Por un momento dudó que fuera Reena la que hablaba.
- ¿No escuchaste? ¡Lárgate! ¿Qué no vez que no me sirves de nada?
- Reena que… - Se le había olvidado en que estaba pensando, tan solo al ver los ojos rubíes de ella. Donde una vez sintió un calido fulgor, ahora esos ojos eran tan innaturales. – Porque… - Sentía una gran opresión en el pecho. Como si esos ojos emanaran algo.
- No te quiero ver nunca. Me entiendes. - Un grito no habría tenido el mismo efecto que esa voz calmada. Esta era mucho mas… hiriente. – Ya no te soporto.
- Pero tu… y yo…
- ¿En verdad creíste que soportaría mucho tiempo contigo? Si eres despreciable. – puso una pose desenfadada. – Admito que se sintió bien muchas veces, pero francamente… me dio asco.
Sylphiel temblaba, angustiad mas allá de las lagrimas. No podía estar pasando. Eso no era.
- Ahora vete. ¡LARGATE! – El grito de Reena asustó a la chica y poco a poco empezó ha hacerse para atrás. – No quiero volver a verte. ¡LARGO!
Sylphiel, sollozando se retiró corriendo. Olvidando todo, con tal de mitigar el dolor de su corazón.
Reena le dio la espalda y por unos momentos permaneció inmóvil. Un par de gotas cayeron al suelo.
Por alguna razón, ese numero le salió mejor de lo que planeaba. Necesitaba mantenerla alejada de todo. No quería arriesgarla a que recordara. Ella era mas feliz de esa forma. ¿Quien era Reena Inverse para acabar con su felicidad en esa vida? Sabía que a la larga Sylphiel se iba a recuperar, aunque eso implicara no volver a verla jamás.
Pero era una guerrera. Era aquella que había sido responsable de muchas cosas grandes en el pasado. Tenía un deber que cumplir. Aunque su corazón se partiera en pedazos. Oía los disparos y los gritos de sus compañeros conteniendo a los mazokus dentro del gimnasio. Resueltamente se acercó.
Después de unos segundos, estuvo frente a una de las puertas selladas con hielo. Las lágrimas las había reprimido pasos atrás. Había acallado el dolor mediante enfocarse solamente en lo que iba ha hacer.
Levantó la vista al hielo, quien le devolvió su reflejo como un espejo.
Solo que este era diferente.
Seguía siendo ella solo que su vestimenta era diferente. Era ropa clerical. Como el de una sacerdotisa. Su cabello caía lacio, parejo. Y sostenía en su mano derecha una clase de Báculo de madera con una gema roja engastada. Si no fuera por las constantes visiones a las que era sometida juraría que se estaba volviendo loca.
La imagen la llamó. Pudo leer sus labios. "Cruza el umbral." Y no era la primera vez que recibía ese mensaje. El reflejo de su "otro yo" por lo visto la seguía invitando. A cruzar. A obtener el poder de nuevo. Extendió su mano al igual que el reflejo y sus dedos se juntaron. El hielo parecía agua a su toque y su mano se hundió en el. Instintivamente sabía lo que iba a pasar. La imagen tenía ojos felinos y una sonrisa tonta. Lo que iba a pasar era mas y mas evidente.
Reena entró por el umbral una vez mas. Y el hielo se solidificó de nuevo.
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Un corazón humano no puede albergar un alma oscura que se alimenta de la crueldad. Las emociones negativas que le brindan el poder chocan con los sentimientos de ese corazón, punzándolo constantemente. Acercándolo cada vez mas a la locura. Solo sería cuestión de tiempo antes que ese corazón se partiera en pedazos y esa alma de oscuridad lo posesionara de inmediato.
Solo una persona fue capaz de evitar caer en la locura.
Solo una.
Abrió el corazón al poder de la oscuridad, mezclándola con su propia luz. Generando un vago equilibrio.
Reena abrió los ojos y se encontró envuelta de un torbellino de polvo negro. Sintiendo ese poder una vez mas.
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Los disparos la hicieron regresar a la realidad. Battousai y Heero aún mantenían a la raya a los mazoku, los cuales seguían y seguían saliendo de la bodega. Su percepción le dijo que eran demasiado débiles. Tal y como anteriormente había deducido. Pero eso también presentaba un problema, ya que la cantidad era descomunal.
Pero era fácil acabar con ellos. Levitó unos metros y enfocó su poder.
Por un momento algunas fuerzas lucharon dentro de ella, pero al final logró equilibrarlas. Después de todo la magia astral y la negra a veces pueden ser incompatibles.
Tomó prestada algo de fuerza de su otro yo.
- Luz, entra en mi y brilla; para destruir la oscuridad mas profunda. ¡¡Elmekia Flame!!
Heero y Battousai miraron una gran resplandor amarillo brillante brotar de las manos de Reena y golpear justamente a la bodega. Esta estalló en el plano astral destruyendo la puerta que dejaban salir a los mazoku.
Los que quedaban parecieron congelarse por un momento.
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El agua del caldero estalló, como si alguien hubiera aventado una bomba pequeña.
Dynast sonrió al sentir ese poder en el plano astral.
- Es grande. – Dijo Trieze cerrando los ojos e inspirando.
- Me arriesgaría a pensar que es mas grande que el de nosotros, ¿verdad? – Preguntó increíblemente Shishio.
- Algo así. Es por eso que debemos de apresurarnos. Solo espera que ella haga el siguiente paso. Y así, ese poder puede ser nuestro. – Finalizó Dynast haciendo sonreír a sus compañeros.
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Ante la miradas impresionadas de Heero y Battousai, Reena extendió uno de sus dedos, señalando a un punto de los muchos mazoku. Una pequeña esfera de energía luminosa apareció en la punta de su dedo y los monstruos empezaron a explotar en el área señalada.
Barriendo en el aire el brazo, todos los mazoku empezaron a reventar como globos rellenos de alquitrán, siendo exterminados con una facilidad que molestó a los dos sujetos en el suelo.
De por si, el estar cubiertos de esa baba negra no los hacía felices, el ver como Reena descendía tranquilamente con los brazos cruzaos en su espalda y una sonrisa amplia los colocaba en un humor contrastante con la sonrisa tonta que ella ponía.
- No pudiste haber llegado mas temprano. Gasté mas de 200 dólares en municiones.
- Yo no me quejo. – Dijo Kenshin, tomando el control brevemente mientras guardaba las Kodachi en su espalda. – Fue un gran ejercicio. – Finalizó Battousai sacudiéndose un poco de baba de su abrigo.
- Lo siento, tenía que encargarme de algo.
- ¿Sylphiel esta bien?
- Si. – La simple pregunta de Heero apagó por completo la sonrisa de Reena. Deduciendo que algo había pasado ninguno preguntó mas sobre el asunto. – Será mejor que nos retiremos. La policía no tardará en llegar.
Asintiendo, se dirigieron a la puerta congelada.
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"Surge de la oscuridad mas profunda..." Dynast recitó enfocando su poder.
"Del fuego mas calcinante..." Shishio lo imitó entendiendo su brazo izquierdo.
"Del hielo mas denso..." Trieze termino la triada.
"De la roca mas dura..."
"Del viento mas intenso..."
"Extiende tu campo negro..."
"Tu voluntad absoluta..."
"Tu poder imbatible..."
"Surge para destruir, para aniquilar..."
"Desata tu furia infinita sobre todos ellos". Los tres concluyeron al unísono.
Con grandes y malvadas sonrisas vieron el fruto de su invocación.
Y lo encontraron muy Bueno.
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Reena sintió como los oídos le zumbaban. Un presentimiento le hizo girar y ver lo que pasaba a sus espaldas.
Los demás la imitaron para ver como la baba negra se iba juntando en el centro de la cancha, formando un circulo que se mecía como agua.
- ¿Qué rayos...?
- Y esa mala imitación del T-1000 – Dijo Reena al ver como todo el líquido negro se concentraba.
Del techo, ocultos por adornos, varios láser azules pi9ntaron varios círculos concéntricos en el líquido. Runas aparecieron de repente en cada casilla enmarcada por 12 radios.
Un circulo de invocación.
El aire empezó a manar del centro hacia las paredes, viento desatado. Desde el techo, escarcha descendió imitando a un refrigerador gigante. Las llamas brotaron sobre el líquido que se agitaba como un mar embravecido. La tierra empezó a temblar y las sombras se hicieron mas oscuras.
Una cabeza salió del agua. Felina. Con cuernos en la frente y coronas en cada cuerno. Mas cabezas brotaron, rugiendo hasta llegar a siete.
- ¿Que es eso? – Preguntó Reena a nadie en especial.
- ¿Que no lo conoces? – Preguntó Battousai. – creí que conocías cada monstruo habido y por haber.
- Pero ese es diferente...
- Yo lo conozco. – Dijo Heero, recordando una descripción de un libro. – "Y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo. Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad."
Ambos lo miraron, viendo que cada palabra describía a la bestia que salía del "mar"
- Esta en el Apocalipsis. Por lo visto...
- Se está burlando de todo lo sagrado de este mundo. – Dijo Reena con los dientes apretados.
Las siete cabezas los miraron mientras desaparecía el líquido. La criatura medía mas de dos metros a la cabeza mas alta. La cola se agitaba mientras se aproximaba hacia ellos. 4 cabezas estaban casi alineadas abajo. Sus hocicos resplandecían de varios colores. Azul, rojo, verde y amarillo. Los superiores parecían no hacer nada.
Por ahora.
- ¿Qué hacemos? – Preguntó Battousai a Reena. Después de todo era su terreno. De alguna forma era la líder.
- ¡¡SEPÁRENSE!! – Gritó Reena mientras saltaba, al ver como las cabezas atacaban.
Se separaron en distintas direcciones mientras una columna de aire furioso brotaba de la boca amarilla. Reena lanzó una potente bola de fugo, siendo recibida por energía congelante evaporando todo en un instante. Heero empuño las mágnum y disparó hacia una cabeza. Esta recibió varios impactos en lo que otra lanzaba un rayo verde a la tierra. Varias púas de piedra crecieron destrozando toda la duela a su paso, haciendo que Heero retrocediera si no quería ser empalado.
Battousai se acercó con el Shinsoku lo más que pudo y cruzó las espadas en un Gokou Jujuy y en un impulso se Ki, desató una ráfaga cortante de aire. Degolló una cabeza, antes de ser empujado por una vasta ráfaga de fuego que apenas pudo esquivar.
Los tres estaban rodeando a la bestia, y esta fijaba si atención en cada uno. Aunque había una cabeza que no dejaba de ver a Reena.
Esta concentró su poder en las palmas de las manos, Kenshin enfocó su Kenki en mas viento y Heero empuñó las armas. Atacaron al unísono.
- Dark Claw. – Gritó Reena.
- ¡Bram Gush! – Grit Battersea.
Heero no gritó, pero disparó. Una esfera de oscuridad que destrozaba lo que tocaba brotó de Reena. Del movimiento de las Kodachis de Battousai el aire se comprimió y varias flechas de aire avanzaron al objetivo. De las Mágnum de Heero, pesadas balas buscaban destrozar lo que pudieran.
Los tres "poderes" se encontraron con un campo de energía hemiesférico rodeando al monstruo. Pulsaba. Y los ojos de una de las cabezas superiores brillaban en un azul claro.
De haber tenido tiempo, habrían suspirado.
El ataque prosiguió. Pero de parte de la bestia.
Es difícil contraatacar cuando se encontraban atacados por varios poderes a la vez. Viento, aire, agua y tierra se conjuntaban en cada ataque. La barrera aparecía cada vez que alguien iba ha hacer algo importante. Battousai sentía su paciencia acabarse, pero Heero tenía una maleta llena de muchas cosas.
Pero...
Al tratar de llegar a sus recursos, la bestia previó lo que iba ha hacer. Soltó una clase de Bomb di Wind mandando a volar a Heero con fuerza. A una columna de roca recientemente construida. Heero expulsó si Ki para amortiguar el golpe, pero aún así, su cuerpo se hundió en la roca. Cayó al suelo debilitado.
Battousai se colocó a su lado, cortando con el aire las múltiples púas de hielo que crecían a su alrededor.
Reena mientras tanto era asediada por los múltiples ataques de la criatura policefálica.
- Toma. – Dijo Heero débilmente. Sacando de su cinturón una clase de caja de plástico y metal del tamaño de un libro de bolsillo pequeño. Apretó el Switch detonador y se lo dio a Battouisai. – Es una bomba de C4. No es muy potente pero puede hacer daño. Tienes 10 segundos.
Sin tiempo de maldecir, Battousai, corriendo se acercó a su enemigo. En segundos, la cabeza de tierra produjo media docena de golems de roca que surgían del suelo. Battousai, con solo una cuchilla disponible, los descabezaba como podía, pero llegó finalmente a su objetivo, contando los segundos.
3 segundos. Y la dejó en la "nuca" principal de la cosa.
2 segundos. Aterrizaba y dirigía a Reena quien estaba en una pose defensiva.
1 segundo. Agrió el abrigó blindado y se cubrió junto con ella.
0 segundos. Una explosión media detonó en la espalda de la criatura, dañándola y debilitándola.
Los tres se pusieron de pie. Sangre negra emanaba de las heridas. Pero no la detuvo.
Una de las cabezas que habían estado sin hacer nada, abrió su boca. Una luz blanca la iluminó. Reena apenas pudo advertir a Battousai de que se quitara. Una columna de energía pura destrozó el lugar donde estaban milésimas de segundo antes.
Se separaron de nuevo. Heero, ahora algo recuperado, cargaba una escopeta recortada con cartuchos especiales. En vez de postas de plomo, balas sólidas del tamaño de una bala de escopeta. 6 en total. Sacó un par de granadas y las colgó en su cinturón.
- ¡Hey!, ¡aborto de la creación! – Los dos pelirrojos pensaron que Heero se había golpeado la cabeza muy fuerte. De hecho así fue.
La bestia se dignó ha darle una mirada. (De las 7 que tenía) y el agente se acercaba corriendo hasta quedar frente a el. Con una sonrisa murmuró algo como "abre la boca" y disparó metódicamente a cada cabeza.
Las balas, de metal pesado y concentrado, estaban acabadas en punta para una penetración mas brutal. Las balas atravesaron a cada cabeza, sacando sangre negra a cada herida. Un ser vivo no lo sería en esas condiciones. Al final arrojó lejos el arma y tomó las dos granadas, botando los seguros las arrojó a las partes mas vulnerables del cuerpo enemigo.
- ¡Granada! – Gritó mientras se reagrupaba con los otros.
Reena extendió los brazos y un campo protector los rodeó.
Las granadas explotaron haciendo heridas aún mas grandes al enemigo. La metralla extraviada rebotaba en el campo de fuerza de Reena.
Los daños fueron 6 cabezas de 7. La restante…
Un pulso de energía hizo que el campo de Reena sufriera una ruda prueba. Ella gritó haciendo más fuerte su defensa. Círculos concéntricos se formaban desde la zona del impacto y en segundos, tanto la energía como el campo cesaron.
Reena, falta de fuerzas calló de rodillas. Battousai y Heero se alinearon para brindarle algo de protección.
- ¿Estas bien? – esta vez fue Kenshin el que preguntó.
- Si. Perdí mucha energía rápidamente. Necesito un par de minutos.
- El también. – Observó Heero.
La cabeza sana, "revivía" a sus hermanas con una clase de humo negro emanado de su hocico. Cada cabeza recuperaba su poder, aunque los daños eran evidentes. La criatura también se debilitaba, manifestando esa debilidad en heridas que no cerraban y gotas de sangre negra que caían poco a poco en el piso.
Reena jadeaba e intentaba ponerse de pie inútilmente. El resto del equipo avanzó para enfrentarse de nuevo a la bestia. Pero…
Esta dio un zarpazo en el aire. Una corriente circular golpeo de lado a los dos sujetos mandándolos a volar lejos de Reena. Una bola de fuego los separó y finalmente la tierra empezó a temblar. Múltiples púas surgieron del suelo nuevamente. Battousai y Heero hacían lo posible para evitarlas, pero Heero fue lento. Con un grito, quedo atrapado entre dos columnas de roca. Pudo romperlas con facilidad, haciendo uso de su Ki, pero una corriente de viento helado fue cubriéndolo poco a poco de un hielo denso y muy frió. Grito, expulsando su poder, y aun así, quedo perfectamente cubierto de hielo. Solo sus ojos se movían dentro de ese bloque.
Battousai, saltando, se alejó lo suficiente para solo sentir el aire frió sin mas consecuencias que un futuro resfriado si no se cuidaba. Ahora estaban muy cerca de una de las paredes del gimnasio, muy lejos de Reena, la cual era acechada mas y mas por la bestia. Podía ir a intentar ayudarla, pero lo mas seguro es que recibiera de nuevo un ataque de esa cosa antes de marcar una diferencia. Para eso necesitaba del ingles. Empezó a moverse, dándose cuenta periféricamente que la cosa lo estaba viendo. (particularmente la cabeza de aliento frió). Una nueva ola de energía congelante se acumulo en el suelo, formando una pared de hielo tan denso que apenas dejaba pasar la luz. Se alzo hasta el techo del gimnasio, separando al equipo en un ingles congelado acompañado de un japonés esquizofrénico y una americana renacida solo Dios sabe cuantas veces.
Battousai maldijo al acercarse a Heero.
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Reena trataba de invocar algo de energía par alejar a la bestia polocefálica que se acercaba, pero solo atinaba a alejarse lastimosamente de ella, arrastrándose hacia atrás. Poco a poco el monstruo cortaba la distancia pisando suavemente la fracturada duela con sus patas de oso. Las cabezas la miraban atentamente sin intenciones evidentes de atacarla. Una cabeza, aquella que parecía ser la "jefa" de las demás la miraba nuevamente con ojos intensos de color sangre. Un sonido contrasto con el ambiente.
Un ronroneo.
Reena no podía creerlo. Nadie lo tomaría en serio. Esa cosa ronroneando.
Algo era claro, debía recuperar energías si quería mantenerse viva. Instintivamente abrió su corazón al flujo que alimentaba su alma oscura. La ola de sentimientos y energías negativas como el dolor, la tristeza, el desamparo; todas esa cosas que sabía que alimentaban a los mazoku la lleno. Su corazón le dolió, casi como si amenazara a detenérsele por completo. Pero debía hacerlo. A la vez que sentía esas horribles sensaciones, sentía también como su poder regresaba.
Era algo casi inconsciente, pero de alguna forma sabía lo que pasaba. El poder mazoku la embargaba con las consecuencias obvias.
El problema de tener un corazón y alimentarse de sentimientos negativos, es sentirlos uno a uno.
Piensen en lo mas triste y doloroso de su vida, multiplíquenlo por el numero de habitantes de un mundo, y se darán cuanta de lo que Reena sentía.
Su propio dolor la atormentaba, y sin embargo, irónicamente deseaba mas.
Maldecía eso.
Calma. No tienes que sufrir.
¿Qué rayos fue eso?
No debes sufrir.
¿Qué…?
La mirada candente de la cabeza principal estaba fija en ella. Esa cabeza ronroneaba como un gato al acercarse a algo placentero. Como si quisiera que la tocara…
No pede ser.
Puedo ayudarte a olvidar el dolor…
La tentación era… un momento, ¡eso no puede ser!. Esa cosa era un Mazoku. Sin duda un engendro de Dynast creado para sacarla de sus casillas y…
Déjame cerrar tu corazón. No sentirás.
No, eso no…
Reena vio de nuevo dentro de esos ojos candentes y sintió unas ganas enormes de hacerle caso. El dolor y la tortura que sufría par llenar sus reservas de poder era demasiada.
Entonces encontró que la lógica era… lógica. Un corazón encerrado no siente.
Si pudiera encerrarlo.
Antes de que se diera cuenta extendía la mano derecha lentamente hacia la cabeza, la cual también se acercaba con lentitud.
El ronroneo aumentaba, haciendo mas difícil resistirse a esa tentación.
La cabeza cerró los ojos al momento de entrar en contacto con la mano enguantada de Reena. Ella sintió como el dolor se acababa. Como solo sentía el poder fluyendo desde alguna parte dentro de si. Y entonces…
Las imágenes aún mas crueles inundaron su mente.
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- ¡¡Reena!! – Grito Kenshin al oír el grito desgarrador de su compañera caída. No solo era fuerte. Sino, que era tan terrible, que hasta a Battousai desespero. – ¡Debo darme prisa!
Heero, dentro del bloque de hielo, trataba de hacer algo mas que simplemente mover los ojos a varias direcciones.
¿Qué hacer para romper ese hielo tan duro, junto con la roca sin que el que esta adentro sufra daños?
¡Je!
Con ojos dorados Battousai se paró y concentro frente al bloque.
- No te muevas. – Dijo en voz baja. "Y reza" pensó Kenshin.
Sostuvo las Kodachis a la inversa y trató de recordar como hacerlo.
- Ouji Estilo Kodachi Nittou Ryuu. ¡¡Kaiten Kembo Rokuren !!!!
Girando y moviendo los brazos alternadamente practicó varios cortes al hielo. En la parte mas alta del salto desató el viento, y múltiples torbellinos de aire cortante profundizó el ataque, reventando el hielo y la roca en mil pedazos.
Heero cayó al suelo temblando, pero sin esperar a que Battousai lo ayudara, corrió de inmediato a la valija.
-Debemos llegar a donde esta ella. – Era algo demasiado obvio, de no ser por la pared de hielo que estaba allí.
- Harpe lo que pueda. – dijo Battousai en lo que concentraba su poder para formar bombas de aire que no hacían mas que caricias al antinatural hielo.
Heero se colocó a su lado, armado hasta los dientes con el resto de las armas. Dos CZ-75 en unas fundas en los muslos. Un par de Uzis a su espalda. La Deasert Eagle recargadas con balas perforantes en las sobaqueras y finalmente un par de escorpiones con balas expansivas en las manos. También tenía una serie de 4 bombas destinadas a la demolición.
- ¿Qué es eso? – Preguntó Battousai mientras Heero colocaba las bombas en puntos equidistantes a un centro imaginario.
- Es un explosivo muy raro. Lo usan los demoledores para ahorrar dinamita cuando tienen que reventar pilares de concreto demasiado gruesos. La explosión, en lugar de ser esférica, se concentra en líneas por lo que prácticamente "corta" el muro. Haré una puerta.
El pelirrojo asintió y se Alejo hasta la pared cuando Heero termino de instalar. Dos minutos habían pasado desde que Reena gritó, y lo seguía haciendo, solo que su intensidad disminuía, fatigada sin duda por el esfuerzo de hacerlo.
Battousai se quitó el abrigo y le extendió parte de él a Heero, quien se había quitado el suyo también, quedándose solo con la "armadura" de metal. Se cubrieron como pudieron y Heero apretó el gatillo.
Una explosión concentrada abrió una puerta cuadrada por la que en segundos ambos salieron. Kenshin se adelanto usando el Shinsoku. Acercándose lo suficiente para hacer el ataque mas potente que tenía con las Kodachi.
Aoshi estaría orgulloso de su desempeño. Reena también.
- ¡¡Kaiten Bembo Rokuren!! – Su cuerpo de nuevo, ce convirtió en un torbellino, solo que varias veces más poderoso.
Las cuchillas cargadas de Kenki cortaban profundos tajos a la bestia, la cual rugía de intenso dolor. En la cima, de nuevo enfocó el resto de poder que le quedaba y el viento se desató.
Ninguna espada, kodachi y otra arma, había sido tan destructiva como ese ataque de viento. Los cortes se ensancharon, reduciendo muchas porciones de la bestia a simples jirones de carne negra.
Heero llegó cuando el ataque de Battousai cesó.
Metódicamente descargo las municiones de los escorpiones a los puntos débiles de su objetivo. Al agotarse esos, sacó las CZ's en automático y mas de 28 balas brotaron en segundos. Cambió por las Uzis de la espalda y las ráfagas continuaron, terminando por los perforantes disparos de las armas favoritas del fallecido Duo.
La bestia cayó pesadamente, herida, mortalmente esperaban.
Reena había dejado de gritar, aunque ninguno se animó a ver en que estado estaba.
Espasmos parecieron sacudir las patas de la criatura y vacilantemente se puso de pie.
Ambos suspiraron y retrocedieron a la pared mas cercana, mientras atónitamente veían como las heridas cerraban, mas lentamente que las veces anteriores, pero sin duda, recuperando la peligrosidad de esa cosa.
- Maldición. Ya no tengo mas armas. – susurró Heero a Battousai. Como no queriendo mostrar a su enemigo el predicamento en el que estaban.
- Toma. – Battousai le extendió una de sus cuchillas. – Enfoca tu poder en la hoja. Solo hazlo sin pensar. El ataque será mas dañino.
Heero asintió tomando el arma.
- Sonríe. ¡Será una muerte divertida! – Sonrió el asesino y se alistó a atacar.
Al primer paso, su cabeza chocó con un muro de fuerza invisible.
- Yare-yare Himura-san. ¿Tanto ansia adelantar su muerte? – La voz le era conocida, pero tenía un matiz distinto al común.
- ¿Reena? – Preguntó al ver a la persona que se levantaba en el aire frente a ellos.
Era, pero no era Reena Inverse. Su cabello ya no era algo ondulado, sino totalmente lacio, cayendo pesadamente por su espalda, frente y hombros. De algún lado había sacado una clase de báculo con una gran gema esférica e intensamente roja. Su cara era serena y mostraba una sonrisa tonta, acentuada por sus ojos cerrado.
- ¿Qué te pasó, Reena? – Preguntó Heero, sintiendo que no era la misma chica que el conocía.
- Eso, Yui-san… - Abrió un ojo, y meneó un dedo índice juguetonamente. El ojo era de un indiscutible color amatista, de pupila rasgada como el de un gato. - …es un secreto.
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Dynast sonrió con satisfacción. Después de siglos de espera.
- Al fin te presentas. Juushinkan Zeross.
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N.A. Se que todos ustedes tendrán muchas dudas de eso. Así que déjenme un listado de sus preguntas en los reviews que sin duda dejarán ¿verdad?, junto con su e-mail. Y sin dudas las contestaré, mientras no me pidan spoilers de la historia. Para las tecnicas de Battousai (el cual fue entrenado por Aoshi en el Kodachi Nittou) vean la pagina de Kyoto No Koban. Para la magia, consultan la pagina de "El eterno Poder" o bien Lost Slayers. Par las armas. Sugiero que aprendan un poco de Gunsmith Cats.
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En el próximo capitulo:
Zeross se manifiesta en el mundo real como en el plano Astral. Dynast lo entrevista, dándose cuenta de las cosas que oculta el "fruitcake". En el mundo real, Zeross combate a la bestia con extrema crueldad, amenazando con destruir el corazón de Reena cuando una persona la ayuda usando magia. Un sacrificio debe hacerse para mantener cuerda a Reena. ¿Quién podrá ser el que acude al llamado de L-sama?
No se pierdan el próximo capitulo "Sacrificio" de La Alianza.
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A todos los que me han dejado un Review Gracias. Por cuestiones del maldito tiempo, y el hecho de que FF presente algo de problemas en estos momentos no los responderé. Pero tratare de contestar por e-mail a los que tengan.
Gracias por su preferencia.
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Sugerencia del Dia.
"Los rios de color púrpura 2". Solo he visto la primera, pero ansío ver esa parte.
"Chobits. Vol. 1 y 2" Un manga tierno y gracioso sobre las relaciones humnas con las computadoras personales. Tiene un profundo sentido filosófico. Me recuerda a las novelas de Asimos sobre robots.
"Missing". De Evanesence. Esa canciòn junto con la de"Breath no more" compiten en sentimiento con la de "Hello". Imprescindible que las escuchen si quieren llorar y tener sentimientos depresivos.
