Las seres que se involucran en este fic no son mías. Quisiera, pero no. Solo las uso para darle gusto a mi imaginación torcida. Y a aquellos que me leen.
Disfruten chicos.
Este capitulo esta patrocinado por:
Cannabiss Inc. "Hacemos tu vida feliz"
LALALALALALALALA
La colección de cerámica era una de las posesiones mas valiosas para Filia. Reunida a lo largo de más de 1500 años, desde que ella conoció ese arte, sumaba más de 1000 piezas, todas ellas invaluables y aseguradas por el equivalente al PIB de un país pequeño.
Todas esas las sacrificaría, por solo una pieza.
La tenía en las manos, puliéndola, limpiándola con un paño suave. Eso era más que un ritual que la relajaba en medio de una gran tormenta de tensión actual.
Acababa de traducir la Biblia de Clair y entender las instrucciones puestas en ese libro. Había tomado todas las medidas precisas para el encantamiento que precedería a, lo que ella esperaba, las respuestas a preguntas que inconcientemente Reena se hacía a cada momento.
Vio de nuevo a la vasija que tenía en sus manos enguantadas. Era negra, con un extraño símbolo que recordaba al Ying-Yang del taoismo chino. Resplandecía en algunas partes y la luz era tragada en otras. Su calidad no había sido igualada por el más hábil artesano del mundo. Lo cual era comprensible.
Era la única cerámica hecha por un mazoku.
Zeross le había dado forma, un milenio atrás. Durante el periodo en que vivió con Filia, después de la batalla de Sailoon, y antes de la muerte de Zellas. El periodo en el que ella llegó a pensar, que entre ambos, podrían crear a ese ser que mantendría el equilibrio de las fuerzas del universo. Un mazoku con sangre de un dragón que controlara el caos por completo y evitara esas constantes luchas sin sentido entre ambas razas.
Zeross. Pensó de nuevo.
El primer amor, siempre es el mas fuerte¿verdad?
LALALALALALALALALALALA
Flashbaack
La destrucción se veía hasta la parte más lejana del lugar. Las colinas estaban incendiadas y la ciudad abandonada, llena de cueros de aquellos infortunados que no lograron escapar de las hordas de lobos blancos, negros y rojos. Los demonios seguían avanzando, reagrupándose para terminar de lidia con aquellos humanos, lo suficientemente tontos como para intentar detenerlos.
Los sacerdotes que aún tenían poder, lanzaban hechizos: Elmekia Lance, Bolas de fuego y unos cuantos La-Tlit. Pero era inútil. Era como disparar insecticida a nubes enteras de langostas hambrientas Muchas caían, claro, pero un enjambre entero ocupaba el lugar de los caídos.
4 guerreros aún seguían en pié. Cerca de la torre principal del castillo que otrora, había sido la casa de la familia Real de Sailoon. En la cima de esa torre, un monstruo parecido a un hombre lobo negro y alado se burlaba de sus esfuerzos, sabiendo que solo era cuestión de tiempo para que cayeran.
El aviso llegó, directamente a la princesa. El Rey Philionel, su guardia personal y una división entera de espadachines y hechiceros habían sido masacrados al proteger el escape de los últimos sobrevivientes civiles.
La quimera a su lado trataba de confortarla, animarla para que siguiera en la lucha.
La hechicera pelirroja enfocaba su poder en un dragslave para lograr un acceso y enfrentarse personalmente a Zellas.
El espadachín de largos cabellos rubios empuñó la Blast Sword listo a respaldar a su querido encargo.
Lejos de allí, un sacerdote levitaba observando todo, imposibilitado de hacer algo por una revelación reciente. Ignorando los constantes llamados de su Señora a que le obedeciera. Sintiendo el flujo de un poder superior directamente a su misma esencia oscura.
Entonces lo vio.
La princesa, contra todo lo esperado se lanzó al ataque contra Zellas. Sus puños brillaban de magia blanca con la palabra "Justicia" en cada uno de ellos.
La escena habría sido chusca, de no ser porque ella pensaba suicidarse.
Tanto la quimera como la hechicera pelirroja estaban demasiado ocupados como para ayudarle, cuando Zellas abrió la boca y un pulso de energía cortó el aire, justo para vaporizar a la pequeña guerrera.
El espadachín rubio reaccionó rápido. Sin pensar lanzó la espada como una lanza y saltó para desviar a la princesa del disparo. Logró su cometido, sin embargo no logró quitarse a tiempo. El pulso de poder quemó su carne, calcinó su espíritu y extinguió su aliento antes de que tocara el suelo.
La espada se clavó en el hombro de la bestia, siendo la única herida que el grupo pudo hacerle.
Lina Inverse cayó de rodillas al observar la muerte de su guardián. De aquel que la acompañó a innumerables aventuras y era dueño de su corazón. Al igual que cuando Fibrizzio amenazaba con matarlo. A ella ya no le importó nada.
"Gourry"Gritó la quimera al ver como un cuerpo quemado caía al suelo, y la princesa inconciente cera de el.
"Ya no importa nada." Murmuraba Lina. "Ya no importa nada"
"Lina." Zelgadis Graywords murmuró su nombre al ver la expresión vacía de su cara.
Ella, consiente de la consecuencia de sus acciones, empezó el hechizo.
"Mas negro que la oscuridad. Mas profundo que la noche. Aquella que flota en el Mar del Caos. La Diosa Dorada de la Oscuridad."
Zelgadis sabía que era eso. Y las consecuencias de no controlarlo. Y el estado anímico de ella solo destruiría por completo el mundo.
Detrás de ella apareció Zeross. Con un solidó golpe en su cuello, terminó con su invocación. Lina, inconciente, terminó sujetada por el General y Sacerdote del Mazoku que intentaba exterminar.
"Tu... maldito... " Empezó Zelgadis, alistando su espada para atacar a Zeross. Pero una extraña expresión en la cara del Mazoku lo detuvo.
"Escúchame bien Zelgadis." Su tono era serio. Como el que nunca tomaba para hablar. "Cubriré su retirada. Llévatela de aquí y cerciórate de que se mantenga con vida. No importa lo que pase, que siga viviendo. Después, llévala al Templo de Arena, Aqua les dirá lo que tienen que saber."
Con eso desapreció. Dejando a la dolida Quimera, hacer lo que le indicaron.
Zellas tiraba la maldita espada de ese estúpido espadachín. Aunque quería matar sin duda a la princesita, estaba conforme con los resultados. Después de todo, nadie iba ha salir vivo de ese lugar. Todo sería destruido, y al fin, alcanzaría la parte de Shabranigudú escondida en el suelo de Sailoon.
Un torbellino negro apareció frente a ella, y un báculo se hundió en su pecho.
"Hola, madrecita."
Zeross se materializó poco después, aumentando el flujo de poder, perforando poco a poco el espíritu de Zellas. Esta aullaba de dolor. Sintiendo como su energía se iba perdiendo. Antes de perderla más, Zeross sacó su arma.
"No me corresponde a mi eliminarte, Zellas. Pero no puedo permitir que esto siga por mucho tiempo. Regresa a Wolf Pack. Y cuando te hayas recuperado, vuelve. Alguien digno de ti te estará esperando."
Con un gesto, una clase de rayo negro traspasó a Zellas haciendo que la herida de su pecho se agrandara y la sangre negra brotara abundantemente. Maldiciendo a cada momento, el Dark Lord desapareció, regresando a su lugar de origen para recuperar el poder que su propio sacerdote le había quitado.
Zeross sonrió. Aún sin entenderlo del todo. Pero sabía que estaba cumpliendo su destino.
Bajo de el, las hordas de Zellas seguían avanzando, sin querer darles un respiro a las pocas tropas humanas que quedaban.
Zeross levantó una mano. Apuntó con el dedo índice a un lugar en el aire y barrió el panorama con un gesto.
Centenas, miles de Mazokus reventaron al sentir la ola de poder emanado por ese dedo de Zeross. Al igual que miles de Dragones Dorados fueron exterminados 1000 años atrás, las tropas de Zellas sufrían bajas impresionantes.
Ahora con otro gesto, como si levantara algo pesado con dos dedos, una ola de poder brotó del suelo hacia arriba, convirtiendo a una porción más de Mazokus en solo vísceras malolientes.
Aún faltaban más. Frente y detrás de el, solo había una masacre de Mazokus. A sus lados aún quedaban más.
"Más negro que la oscuridad. Más rojo que la sangre que fluye. Enterrado en las corrientes del tiempo, en vuestro sagrado nombre¡juro a la oscuridad! Que por tu poder y el mío, que todos los estúpidos que se interpongan en mi camino, sean destruidos."
Extendiendo sus brazos a los lados, un Drag Slave brotó de cada uno de ellos. Dos esferas de poder descomunal avanzaron a los centros de las masas restantes de Mazokus y con una explosión controlada, ninguno de ellos dio más problemas.
Zeross Metallium acababa con la ofensiva de su Ama Zellas Metallium.
Solo se quedó allí, sin sonrisa y con la vista baja. Tratando de no pensar.
Una joven rubia que había observado todo desde la periferia se materializaba detrás de el. Triste por no haber llegado a tiempo y ayudar. Triste por la muerte de amigos cercanos. Sorprendida por lo que Zeross había hecho.
"Zeross. ¿Qué... porque¿Por qué hiciste eso?"
El sonrió. Giró y con una pose patentada negó con un dedo y usando su mejor sonrisa juguetona le dijo. "Eso, Fi-chan, es un gran secreto."
Después de eso rió un poco.
Después más fuerte. Y más. Sus carcajadas eran más cercanas a los de un demente que al sacerdote bromista que ella conocía.
Poco a poco fue callando su risa. Cambiándola a jadeos mudos, casi desesperados y finalmente... gritó.
Un grito de desesperación e impotencia. Una ola de poder partió rocas en cientos de metros a la redonda. Convirtiendo en polvo casas. Una ola de poder desatado, sin sentido. Una ola de la esencia misma del caos.
El cayó de rodillas, soltando el báculo y apoyándose con sus manos en el suelo.
Filia solo lo veía impresionada. Hubo tanta tristeza en ese grito. Casi le había parecido tristeza sincera.
Y.
Un par de gotas de agua cayeron bajo la cara de Zeross.
"Martina... Zanglus... " Susurraba cerrando sus puños en impotencia. "Phil..." Apretaba mas y mas hasta que sus uñas perforaron la tela de sus guantes y la piel. La mancha de sangre negra crecía en sus manos. "Gourry..."
Golpeó el suelo con gran fuerza. Seguía con la cara oculta tras su cabello, sin embargo más gotas caían al suelo.
Eran lágrimas.
Zeross estaba llorando.
Filia tenía la intención de retroceder, de huir ante esa situación. Un Mazoku llorando no es algo que se encuentre todos los días. La ola de tristeza y pesar eran verdaderas. Todas ellas emanando del corazón recientemente activo de ese Mazoku.
Ella no pudo dejarlo allí.
Se acercó, colocando gentilmente su mano enguantada sobre su hombro. El se aferró a la tela de la falda de ella y después... abrazó su cintura, desesperado.
Filia sentía las lagrimas calidas de el en su pecho. Sus hombros se sacudían, ya no en llanto contenido, sino en auténticos sollozos y lamentos propios de un niño triste.
Tanto poder demostrado. Digno de un Dark Lord. Pensó ella. Y se estaba derrumbando en ese momento.
Filia acariciaba su nuca, consolándolo cual bebé. Era tan extraño, aturdidor. Pero de alguna forma confortable.
El realmente apreciaba a todos ellos. Realmente los había querido a todos.
Ahora¿Qué iba ha hacer ella?
Fin del Flashback
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El recuerdo de esa ocasión, como todos, era tan real que casi empieza a llorar.
No se había dado cuenta que Gaudy había entrado desde sabe Cephid cuanto tiempo.
"Otra vez llorando, niña." La voz de Gaudy no tenía ningún reproche. Solo que era algo seria. Después de todo, a que esposo le gusta que su señora recuerde a sus anteriores novios. "Reena sigue en su cuarto. Su estomago la convenció de que comiera algo, pero no creo que sea una comida normal. Si vas ha hacer una movida será mejor que no pase de esta noche, o tendremos que darle una laaarga sesión de terapia para que pueda luchar de nuevo."
"Lo se. Estoy lista."
Sujetando la vasija entre ambas manos empezó un conjuro que jamás se había realizado antes. La habitación se llenó de luz que cubrió al matrimonió en segundos y después se desvaneció.
Minutos después, Gaudy llevaba a Filia a su habitación. Agotada, dormiría durante horas.
En sus manos llevaba la vasija de Zeross, en la cual se encontraba ahora el acceso al alma de Reena.
Donde estaba el único que podría dar respuestas.
¿Alguna de ellas serían: "Es un secreto"?
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La Alianza
Capitulo 10 "Operación Kyoto"
"Si la vida te da la espalda; aprovecha. Y patéale el trasero"
Silogismo de la vida cotidiana. -
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Hogar dulce hogar. ¿No te da gusto regresar de nuevo?
'Siéndote sincero, si. Tengo tantos recuerdos lindos en esta casa. ¿No fue en ese árbol donde te hice ver a ese par de niñas desangrándose?'
¿Grandes recuerdos, eh?
Si reflexionaran ambos, eran pocas las veces en las que podían charlar sin intentar dominarse mutuamente.
La muerte de Zel los había afectado al grado de hacer un acuerdo no-hablado, de tregua. Al menos hasta que el periodo de duelo pasara.
Más de mes y medio habían estado fuera de esa casa, y ahora regresaban.
Kenshin y Battousai Himura ("O debería decir solo el señor Himura?) Regresaban a Kyoto.
A su hogar.
A casa estaba como ellos la dejaron. Cerrada. Bueno, parcialmente. Una vez a la semana Ayame seguía yendo a la casa para quitarle el polvo, desinfectar el baño, en resumen, dejándola lista para el momento en el que Himura abriera el cerrojo de la puerta y depositara su equipaje en el suelo de la casa.
Todo era igual, se decía Kenshin. Al ver el día en el calendario pudo apreciar una vez mas cuanto habían cambiado las cosas en esas semanas. Era más poderoso, en muchas formas. Era mas tranquilo, en muchas formas. Era más letal, en muchas formas.
Sonrió al recordarse como el personaje sombrío y depresivo que era al salir de esa casa.
Un grito simultáneo lo distrajo, y después, tuvo ganas de palmearse la frente.
Las clases. El Dojo. El Torneo.
Quitándose el abrigo negro y colocándose una yukata de entrenamiento salió al Dojo para explorar que estaban haciendo sus alumnos.
Lo recibió un Trofeo, uno nuevo claro, al lado de otros. El altar del Dojo que recibió su reverencia de rigor. Y su clase.
O al menos eso pensaba que era.
Una bandera escarlata al fondo del lugar, una multitud nutrida de jovencitos vestidos de Kimonos escarlata y blandiendo la espada con presteza. Y lo peor de todo, frialdad.
"Descansen." Ordenó el maestro sustituto, quien se había puesto una falsa cola de caballo alta. "Jamás olviden que somos. Nuestro nombre es nuestro orgullo."
"Si, Sensei." Repetían los muchachos arrodillados en sus posiciones repitiendo esas palabras como militares entrenados.
"¿Quiénes somos?" El profesor tenía rasgos lobunos en la cara. Y aparte de una espada en la cintura, fumaba tranquilamente un cigarro son preocuparse por la ceniza que caía en el suelo.
"¡MIBUROS!" Repitieron a coro los niños.
"¿Cuál es nuestra consigna?" Preguntó, golpeando en la espalda a uno de ellos por descuidar su postura.
"¡AKU SOKU SAN!"
"¡Una vez mas!"
"¡AKU SOKU SAN!"
"Muy bien, clase. Tenemos visitas."
Kenshin y Battousai estaban mudos. En tan solo unas semanas Saito había convertido a sus alumnos en nada más y nada menos que en una fuerza militar.
"Bienvenido Baka." Saludó sonriente su relevo.
"¡Bienvenido Baka-sensei!" Dijeron a coro los niños, realizando respetuosamente una reverencia.
La quijada de Kenshin cayó un par de centímetros.
LALALALALALALALALA
"¿Gusta algo de tomar?" Preguntó la atractiva mujer en traje sastre al joven invitado.
Heero negó con la cabeza, sonriendo políticamente a la secretaria personal del que era actualmente el líder del Shinsengumi, Hiko Seijuro.
Bueno, Kakunoshin Niitsu, para ser precisos.
Apenas habían llegado ayer y comenzaban las responsabilidades. El Aoya, restaurante del Onniwabanshu le había servido de dormitorio, debido a que antes había sido una gran posada. Había conocido a los Onnis, y no pudo más que sentir envidia al ver que se trataban como los fallecidos pilotos Gundam
Confirmó la edad de Misao, quien acababa de cumplir 18 (aunque no lo pareciera, Dios, Reena tenia mas pecho que ella) y logró entender la pregunta que Okina le había mandado a Kenshin en una carta. La prótesis de Busto era mas barata en América que en Japón. Pero el costo de traslado hacía que fuera lo mismo operarse en Japón que en Chicago.
Obviamente a la niña Misao no el pareció que el viejo investigara esa clase de cosas y le propinó un golpe que llamó "Patada del pájaro enloquecido". O algo parecido a eso.
Heero no tenía un buen japonés.
El individuo alto y frío, pareció molestarse pues en toda la cena no abrió la boca. Pero después aprendió que ese era su carácter normal. El prefería abrirla para hablar, susurrar, gritar, reír y otras cosas en sus labores "nupciales" con su reciente esposa.
Heero durmió hasta tarde, pues su habitación quedaba a un lado del matrimonio Shinomori.
Kuro y Shiro gozaron con el catalogo de Victoria's Secrets, y al de Vicky Form y otros de Lencería. Okon y Omasu también, pero ellas por sanas razones. Okina lloró por la suscripción a Penthouse. Y si, el Hentai de pokemon era bastante aturdidor.
Misty-Pikachú. ¿Qué clase de pareja era esa?
Kenshin pasó la noche evadiendo las miradas de la doctora llamada Megumi. Y Battousai se sonrojó cuando ella le susurró que estaba "disponible". Kenshin rechazó amablemente, no queriendo hacer referencia a cierta charla y experiencia ocurrida antes de su partida a Chicago.
Battousai suspiró en resolución.
Cuando estaba en Londres, evitaba el contacto con la gente. Prefería pasárselas solo arriba del techo de la institución, conversando de vez en cuando con Reelena. Sin embargo ahora, se le hacía más fácil hablar y entablar una relación de compañerismo con otros. En tan solo esa cena, supo que los Onnis, no solo eran un equipo bien organizado, sino que fácilmente aceptaban nuevos miembros.
Heero Yui en traje de batalla de espía Onniwabanshu. ¿Pueden imaginárselo?
La puerta lo sacó de sus cavilaciones.
A pesar de trabajar con su agente numero uno, Heero nunca había visto al Líder del Shinsengumi. Supo que se encontró con los líderes Ryuzokus poco después de la batalla del castillo Croft. Pero jamás le había estrechado la mano.
Describirlo era... pérdida de tiempo.
Al solo verle los ojos Heero supo que era una persona singular.
"Bienvenido a Kyoto, Agente Yui. Es un placer conocerlo en persona." Dijo en un perfecto Inglés, en beneficio de su invitado.
"Gracias por la invitación Hiko-san. Estoy a sus órdenes."
Heero dijo esto con la cabeza en alto. Y no porque estuviera orgulloso. Sino porque Hiko era un gran hombre. Le sacaba casi cabeza y media.
Ambos se sentaron. La junta había empezado.
Durante más de 2 horas Hiko estuvo entrevistando a Heero. Recibiendo la información de primera mano acerca de Oz. Compartiendo datos, y finalmente, planeando la acción futura en el Monte Hiei.
"La base estará fuertemente protegida. En especial teniendo a los Tres Aliados dentro. Podremos usar su gundam para..."
"No traje a mi Gundam."
"Perdón."
"El Wing no luchará esta vez. No podemos revelarlo tan rápido."
"La falta de poder de fuego nos costará demasiadas vidas al invadir la Base de Shihio."
"Lo se. Es por eso que no es recomendable invadirla. Eso es lo que esperan. Por eso el despliegue de patrullas, y la gran cantidad de soldados llamados a la base. Según su informante no hay Armor Suit, por lo que solo lidiaremos con soldados. Es allí donde somos más fuertes."
"¿Piensas en otra incursión furtiva?"
"Así es. Battousai dijo que cuando una técnica funciona con alguien, las demás son inútiles. Repetiremos la incursión y trataremos de lidiar con los líderes. O al menos, destruir partes vitales de la base. Tales como..."
"El laboratorio de genética. Tengo entendido que es le preocupación anterior." Completó Hiko.
Le agradaba el muchacho. En su ki percibía un gran poder, pero en sus expresiones a las de un guerrero que ha pasado por las más duras pruebas para pulirse. Tal como una espada. Precisa de fuego ardiente y agua fría para templarse y para aumentar su poder.
En un par de años, ese muchacho llegaría a ser como él. Todo un gran guerrero.
No. Eso es exagerar. Jamas sería tan bueno.
"Entendido. Esperaremos el último informe de nuestro espía, antes de decidir cuando atacamos. Tendré una reunión con os principales del Shinsen esta noche. Mientras tanto, que mi baka-deshi te lleve con Sagara. El te proporcionará las armas que necesita."
"Bien. Me retiro entonces." Dijo Heero al levantarse. Hiko no se había portado tan mal con él. No estaba seguro el porque le fastidiaba tanto a Battousai tratar de describirlo. Después de todo era un gran Líder.
"Antes de que te vayas ¿te gustaría dar un vistazo a la galería? Serás el primero que ve mis nuevas obras."
Heero pensó. Checó la hora del reloj. ¿Qué más da? Tenía tiempo de sobra.
"Está bien. Me agradaría verlas."
Hiko sonrió. Al fin, alguien que apreciaría su GRAN Genio.
LALALALALALALALALALALA
Gaudy entró a la habitación de Reena casi sin hacer ruido.
Una cantidad considerable de platos sucios lo saludó, aunque no era el volumen que el quería. Reena había comido solo lo necesario para que su estomago no la molestar No como ella acostumbraba.
Desde la muerte de Zel, ella no había regresado a casa con su hermana Luna. Desde que oficialmente fue agente Ryuzoku, empezó a pasar más y más tiempo en la base. Las historias de que era un trabajo empezaron a tener cabos sueltos, para lo cual Filia tuvo que "hablar" con Luna.
Un lavado de cerebro fue lo más cercano Pero después de eso, Luna aceptó que Reena se había ganado una beca en una escuela privada. Además en ese momento su jefe la advirtió que habían abierto una sucursal del bar donde trabajaba en California par lo cual la querían a ella de gerente.
En otras palabras. Luna estaba lejos de Reena Lejos de los Ryuzoku. Lejos del peligro.
Eso hacía que Reena se sintiera más sola en su pena.
Gaudy hizo una llamada, y minutos después un par de empleados recogieron los restos del desayuno de Reena dejándolos solos.
"Sabes una cosa." Preguntó Gaudy mientras se sentaba en un sofá algo alejado de la cama donde permanecía Reena, cubierta por una sabana casi totalmente, tratando de aislarse de todo. "No se necesita ser graduado de Oxford en Psicología Analítica, ni tener tres doctorados en Harvard para saber que lo que haces solo te estará dañando."
Un encogimiento por parte de la chica fue la respuesta.
"Decirte que comparto tu dolor sería insolente de mi parte, pero así es. Zel fue mi amigo muchas veces. Su perdida me afecta mucho de esa forma."
Silencio por parte de la pelirroja.
"Sin embargo debemos estar contentos por lo que hizo. No solo le salvó la vida a alguien importante para él. Sino que cumplió con gloria su destino."
"Si claro..." El sarcasmo era patente en cada una de sus palabras. "Es una gran alegría..."
Se tapó por completo con la sabana. Reacción bastante infantil, pensó Gaudy, tratando de protegerse del mundo exterior con una suave y delgada sabana de lino.
"Reena. ¿Sabes que es peor que no poder decidir tu destino? Vivir, sin saber cual es el tuyo."
Ella sacó la cabeza, mirándolo confundida.
"Cuando Filia despertó mis memorias pasadas. No me preguntes como. Me di cuenta de algo. No he tenido un destino definido. Al principio creí que debía protegerte. Pero se ha demostrado que ese privilegio le ha correspondido a Zel. Después pensé que solo vine para encontrar la Gorn Nova. Pero esta el asunto de Dark Star. Debí conservarla y no dársela a Sirius. Como Ethan Nombrad, localicé la Espada de nuevo, solo para dártela antes de morir. En China mi más grande logro fue echarte de la aldea para que te fueras con Chen Zen. Y hora, solo sigo siendo un apoyo. Un soporte. Sin un destino definido."
"Eres afortunado. Puedes decidir tu futuro." Le dijo sentándose en la cama. "Puedes escoger que futuro quieres tener, como terminaras, que camino escogerás. Yo en cambio..."
"Eso no es ser afortunado. Eso es estar perdido." Eso sorprendió a la pelirroja. "Si no sabes a que lugar llegar¿como puedes saber a donde caminar¿Cómo asegurarte que lo que haces es lo correcto? La mayoría de la gente no tiene un destino, solo vive. Trata de forjarse una meta alcanzando ideales como fortuna, fama, éxito, amor. Sin embargo al tenerlos solo pueden encontrar que no les basta. Desean más, y más. O después de un tiempo se cansan de eso y buscan las emociones. Pero netamente, solo hacen lo básico. Nacen, crecen, se reproducen, envejecen y mueren. Si siguiente vida será igual, sin cambios. No aprendas nada en esta vida, y la siguiente cometerás los mismos errores, el mismo vació."
"No importa como quieran poner las cosas, no tienen un destino. Y sin una meta su vida carece de significado. Otros, como Filia, Zel, Tu, incluso Martina y Zanglus, han respondido a su destino honrosamente, aun cuando su vida acabara, cumpliéndolo. Algunos han recibido una vida compensatoria. Amelia, vive feliz con su padre y madre, disfrutando de una niñez normal. Nunca tendrá que preocuparse por desgracias mayores a un barro, un rechazo de algún chico o la muerte de un familiar.
"Sylphiel, también aunque se involucró contigo, su vida es mucho mejor que las que ha tenido antes. Rezzo y Zanglus, aunque trabajan con nosotros, están felizmente ignorantes de su pasado. Ellis y Martina los han conocido y así también son felices.
"Cumplir nuestro destino, nuestro propósito, es lo que nos hace tan diferentes a los demás. Es por eso que no tenerlo, es peor que eso.
Reena tardo un poco en digerir esa información. Era cierto, dolía saber que moriría, pero también había una clase de satisfacción al terminar una meta.
"En ese caso. ¿Cuál es mi destino? Si has vivido tanto¿Cuál ha sido este? Morir mientras destruyo a un demonio ¿Por eso estoy aquí?"
"Lamento decirte que no lo se. A simple vista así parece. Zellas, Shabranigudú, Caotic Blue y ahora la última parte de Shabi. Sin embargo hay algo más. Filia esta convencida de eso. Si solo murieras, para que albergar a Zeross dentro de ti, para que recibir la sangre de Valtiera en tus venas. Tu destino es más complejo que solo morir."
"¿Cómo saberlo entonces¿Hasta que esté a punto de morir?"
Gaudy negó con la cabeza.
"Tal vez, preguntándole alguien que lo sepa." Y le mostró la vasija. "Filia ha encantado esta vasija hecha por las manos de Zeross con el último hechizo de la Biblia de Claire recientemente traducida. Creo que si la abres, podrás acceder a aquel que tiene todas las respuestas."
Reena tomó la vasija en las manos. Una sensación familiar la embargó al tocarla.
"Voy a serte sincero. Estoy totalmente seguro que encontrarás lo que buscas. Pero se que muchas cosas no te gustarán. Solo puedo mostrarte la puerta, esta en ti si la cruzas o no."
"Gracias Morpheus. Supongo que no tienes la píldora azul¿verdad?"
Gaudy se retiró sin decir nada. Dejándola sola.
Reena estudió la urna un buen rato.
Quería respuestas, y las iba a tener.
Aunque eso significara sacarle la verdad a golpes a ese maldito mazoku.
Abrió la vasija y una luz intensa cubrió el cuarto.
Segundos después, la urna caía al suelo. En medio de una habitación vacía.
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Un envase. Solo eso.
Trieze había estado estudiando demasiado sobre el poder reciéntenme adquirido. El torturar mentalmente a las personas ya era cosa del pasado, así también el invocar demonios menores para la práctica de Shishio.
Dynast le había pedido algo especial, lo que lo llevaba a usar sus habilidades a un nivel más grande.
Frente a él estaba una chica. La edad biológica era de 17 a 18 años, aunque, a juzgar por sus curvas no podía ser mas de 13 años. Su cabello era largo, totalmente blanco con algunos reflejos débiles de azul. Sus facciones eran delicadas, como los de una niña inocente.
No necesitó recordar que en el cuerpo, en la misma sangre de esta "niña" estaba la esencia misma de Ruby Eye.
Dynast había explicado que, aunque Shabranigudú estaba dentro del cuerpo de esa chica, le era necesario un "envase" para poder aumentar su poder y ser capaz de revivir por completo. Le era preciso un alma a esa niña, para albergar a Shaby.
Es lo que Trieze trataba de hacer.
Usando la guía de Dynast, leyendo paginas enteras del "Sánscrito del Caos"; logró un mayor dominio de la magia "mental" que denominó Dynast.
Ya no solo entraba a las mentes, era capaz de crearlas. Y con un poco de poder extra, capaz de crear almas, "envases" para el poder de Shaby.
Eso lo llevaba, a lo que estaba haciendo. Manifestando su aura con dificultad, concentrando el poder en el centro de la chica, aumentando el flujo de energía para darle forma al "envase"
Recitaba palabras cuyo significado desconocía, pero que provocaban que sus oídos zumbaran y las llamas de las antorchas bailaran al compás de ellas.
El cuerpo de la chica comenzó a brillar, una clase de viento ingresaba a su cuerpo, y espasmos violentaban su cuerpo cubierto con una delgada sabana blanca.
Trieze dejó de hablar. Sudando y jadeando debido al esfuerzo. Pero este había rendido frutos.
La joven abría sus ojos, revelándolos de un color gris oscuro, haciendo juego con su cabello y la palidez de su piel.
Se sentó, aparentemente sin importarle el hecho de que la sabana caía mostrando su pálida desnudez.
Trieze recogió la sábana y la cubrió con ella.
"Bienvenida Cephid. Mi nombre es Trieze."
Por un breve momento, sus ojos adquirieron un tono rojizo, pero de desvaneció en momentos. La fugaz ola de poder oscuro, le permitió saber al Aristócrata que su trabajo fue un éxito.
"¿Tu... eres... mi padre?" Preguntó con un tono algo neutro. Asemejándose más a una niña adormilada, que al ser que les brindaría poder a sus leales.
Trieze sonrió. Tal vez debió hacerla mas madura. Pero... no se tiene todo en este mundo.
Aún.
"Si, Cephied. Podrías decir que si, soy tu padre."
Asintiendo, cobijándose con la sabana, se bajó de la mesa ceremonial de donde estaba y se acercó a Trieze. Sentándose en su regazo y acomodándose para dormir.
Trieze, por un momento dudó, eso no era lo que esperaba. Sin embargo, estaba cansado por su trabajo.
Abrazando a la chica como un padre protector se quedó dormido.
LALALALALALALALALALALALA
Saito pasó aproximadamente media hora explicando a Kenshin el comportamiento de sus alumnos, justificando todas sus acciones con la razón "así son más fuertes".
Battousai se resistía a reírse, solo porque tenía una imagen que mantener. Pero Kenshin ser resistía a azotar su cabeza contra el tatami del suelo porque estos no eran baratos.
Sin embargo, después de eso, la charla respecto a las misiones y la muerte de uno de sus miembros, cubrió de un silencio embarazoso a ambos.
"Y bien. Dijiste que has entrenado. ¿Por qué no me muestras algo de lo que has aprendido?"
Saito se levantó, queriendo salir de ese silencio tan molesto. Tomando un bokken de madera se alistó para pelear en el centro del tatami. Kenshin sonrió, agradeciendo mudamente la acción de Saito. Battousai tomó otro bokken, pero despectivamente lo arrojó lejos de él, mostrando que no lo necesitaba.
"Ataca Lobo."
Por un momento Saito pensó que estaba bromeando, pero al sentir su ki elevarse le quedó claro que hablaba en serio. Bueno, posiblemente había aprendido un estilo de pelea a mano limpia. Conociendo el expediente de la chica americana, era probable que aprendiera algo de Kung Fu.
No importaba, no había nada que su Gatotsu no pudiera atravesar.
¿Se lo estaba tomando muy en serio?
Naa.
Saito se arrojó con fuerza en un claro Gatotsu Nishiki. Esto obligaría al pelirrojo a saltar, esquivarlo. Opciones que tenían cubiertas por contraataques.
Battousai solo estaba allí, parado con una sonrisa de confianza en la boca. Levantó su mano derecha.
"Air Valm." Dijo, y Saito se encontró con que chocaba con una pared invisible. "¿sorprendido Lobo¡Diem Wind!"
Una suerte de espirales de viento aparecieron alrededor de Battousai, desatando un vendaval que mandó a Saito a volar a la pared más cercana. Impresionado a más no poder atestiguó como el aire cesaba, solo para concentrarse en las palmas de las manos de su compañero pelirrojo.
"No te muevas. ¡Bram gush!" Varias pequeñas flechas de aire se clavaron alrededor del cuerpo de Saito. Las "flechas" dejaron pequeños agujeros en el muro, como balazos de un arma de bajo calibre.
Después de esa demostración de poder. Saito supo que ese maldito pelirrojo, ya no era el de antes.
Era mucho más peligroso.
"Esta se llama la Magia de Viento. Reena me enseñó, dijo que esta era a la que tenía más preferencia. También puedo aplicarla al Kenki de una espada o Kodachi. Será muy necesaria cuando me enfrente a Shishio."
"Entiendo. Sin embargo, como hace para controlarlo. Con ese poder, podías decir que sería alguien completamente desatado." Saito estaba preocupado por las ansias de muerte sin sentido de Battousai.
"Comprendo lo que dices, pero en estos momentos, detener a Shishio es mi prioridad máxima, no perderé el tiempo en banalidades estúpidas." sorpresivamente ese fue Battousai el que contestó.
"Vaya. Bueno, se me hace tarde. Hiko me ordenó recoger a Heero a las 3.00. Después de que le diera un pequeño Tour por la galería y mostrarle sus nuevas obras."
"¡Ouch!" Exclamó Kenshin al imaginar las "nuevas" obras de Hiko.
Saito, asintió en concordancia.
LALALALALALALALALALALA
"A esta la llamo, Hiko con girasoles."
El retrato de Hiko dominaba en entero cuadro, en el cual, en su parte baja, estaban varios girasoles que parecían haber sido sacados de una pintura de Van Goh
Heero al verlo, deseó arrancarse una oreja.
Durante más de media hora estuvieron viendo cuadro tras cuadro. Autorretratos a más no poder. Muchos de ellos totalmente "creativos". Que no eran más que fusiles de otros.
Hasta ese cuadro "Hiko con girasoles" era sin duda una copia al carbón de una de las obras mas celebres del pintor sin oreja.
5 minutos de estar viendo "arte" le hicieron desear a Heero marcharse de allí. Pero, como le dijo Kenshin, "A Hiko, dale por su lado". Así que, a sufrir se ha dicho.
"Mira, este otro. Este es uno de los que mas tiempo me tomó pintarlo. "Las mininas"."
Hiko aparecía en el centro del GRAN cuadro. Pintándose a si mismo. Al frente estaba la comadreja Misao, siendo vestida por versiones diminutas de Okon y Omasu, mientras en el "fondo" estaba el retrato de Saito y Tokio su esposa.
Una "creativa" adaptación de "Las Meninas" de Velásquez.
Heero deseaba un antiácido. Pero no estaba preparado para lo que siguió.
"Este es uno grandioso. "Hiko con ropa" y "Hiko desnudo"."
Antes de perder la razón, Heero desvió la mirada. Una cosa era "La maja" desnuda y con ropa. Pero una pintura que parecía mas que nada dibujada por una vieja calenturienta (Hiko con músculos sobredimensionados, sosteniendo la larga katana en las manos, recostado en un lecho de sabanas blancas y, posiblemente exagerando cierta parte privada hasta el grado que era tan... grotesco.
"Esta es una de las que mas me enorgullecen. Creo firmemente que refleja la grandeza absoluta, el poder y las cualidades que todo hombre debe de tener. De hecho Paris Hilton me ha ofrecido medio millón de Dólares por esta. Pero... no creo ser capaz de venderla."
"Era de esperarse" Pensó. Un loco para otro loco.
Y entonces la vio. Tan destacada.
"Esta es...impresionante. Tan... expresiva."
A todos aquellos que han tenido la oportunidad de ver "El Grito" de Edward Munich podrán ver en ella una desesperación gigantesca. Los cielos teñidos de rojo, la expresión de desamparo del protagonista en ese puente. Hiko, en su versión había triplicado. 3 personas, mujeres, gritaban al unísono pero en un puente tradicional japonés. El rió teñido de negro tragaba las esperanzas de esas personas.
Heero simpatizaba con eso.
"Veo que te ha gustado esa. La llamo "Gritos desesperados.""
"Es tan...expresiva. ¿Por qué gritan?" Preguntó distraídamente Heero.
"Creí que era obvio. Gritan porque no estoy allí."
Heero lamentó haber preguntado.
"Estas son solo un fragmento de las nuevas creaciones. Pero no creas que solo pinto. He incursionado en la escultura también."
Ambos entraron a un recinto que parecía un gran taller. El techo estaba a 5 metros de altura y el suelo aún estaba cubierto por polvo y pequeños granos de mármol blanco.
Y, bajo una manta blanca estaba una escultura impresionante de más de 4 metros de altura.
"Mira, este es mi bebé." Dijo Hiko emocionado mientras jalaba una cuerda que hacía que la manta cayera al suelo.
Y Heero, pudo escuchar a Miguel Ángel revolcándose en su propia tumba.
Allí estaba Hiko, en todo su esplendor, con la tensión en el rostro. Apoyando distraídamente su mano izquierda en la empuñadura de una Katana clavada en la tierra. La escultura no dejaba nada a la imaginación y la cabellera estaba exquisitamente detallada.
El David de Miguel Ángel, se había convertido en polvo de pura envidia.
"Le llamo, "El Hombre". A Miguel Ángel le tomó 4 años esculpir al David. YO solo tardé 3 semanas." Orgullosamente Hiko informó. Hasta su nombre parecía escrito en mayúsculas cuado hablaba. "Claro, en estos momentos estoy en mejor forma que antes. Jajajaja."
Al ver a Heero lo encontró algo pálido.
"Si no te gusta la escultura¿qué opinas de los murales?"
"Creo que... sería conveniente verlos."
Demonios¿qué podría ser peor que eso?
"Mira. "El primer almuerzo"" Dijo orgulloso mostrando un mural de 2 a4 metros.
Lo bueno de Hiko, pensó fugazmente Heero, es que no es católico. Sin duda eso ameritaba una excomulción directa.
Hiko ocupaba el centro. A su derecha estaba el Shisengumi. Kenshin, Saito, Sagara, Ahosi y Okina. A su Izquierda Okon, Omasu, Misao, Chou, Okubo y Kawagi. Hiko, El Gran Maestro rodeado de sus "apóstoles"
La ultima cena, era solo un recuerdo depuse de ver esto.
"Señor Hiko, creo que ya es hora de retirarme." tenía que hacer un gran esfuerzo para mantenerse de pie. Esas obras de arte eran tan...magnánimas que ya no podía soportar tanta genialidad. O al menos eso pensó Hiko.
"Si, tienes razón. Pero antes, quiero que veas mi obra maestra."
"No puede ser..." Heero vio como Hiko señalaba el techo del lugar. "Solo esto faltaba"
Hiko volaba entre nubes, extendiendo su brazo brindando el don del Hiten Mitsurugi a un Kenshin Himura que nacía de la tierra. Saito y Sagara estaban detrás de Hiko, como ayudantes. Sin duda merecía estar en la capilla Sextina, junto a la obra maestra de Miguel Angel.
"La enseñanza" por Kakunoshinn Niitsu.
"Dios bendito..." oró Heero.
LALALALALALALALALALALA
La base del Jupongatana dentro del Monte Hiei, se podía dividir en dos secciones.
La primera, la más cercana a las salidas, era el lugar donde se "dirigía" la compañía. Donde las tropas dormía, entrenaban, se alimentaban. Donde las operaciones criminales de la mafia más grande de Japón eran administradas por Ouji Sadochima "El de los 100 sentidos".
La segunda, una restringida, incluso para las "Diez espadas" era los aposentos de los líderes. Donde La Alianza se movía a voluntad. Y, en especial, el laboratorio donde Yumi Komagata jugaba a ser Dios.
El lugar había sido diseñado por ella misma, adaptado para funcionar con un mínimo de personal. De hecho podía funcionar por tan solo 2 personas sin ningún problema.
Gendo Rokubunji era una de esas dos personas.
Había pasado tantas noches sin dormir, que las ojeras lo obligaban a usar un par de lentes ahumados para no presumirlas.
Podría parecer extraño que un Criptógrafo prodigio estuviera trabajando en un laboratorio de Genética, a no ser que el DNA era la obra maestra de la codificación. Cada letra, acomodo, cada proteína era una obra maestra que precisaba ser decodificada para poder manipularla.
Yumi solicitó ayuda, y Dynast le pudo conseguir a dos personas eminentes, sin embargo Fuyutzuki Kozou, después de ver el material genético que usaban para la reproducción de las Armas, se retiró.
Como realmente no sabía nada de ellos, La Alianza lo dejo ir, con la mira de poder usarlo en un futuro. Pero Rokubunji, seguí allí, entusiasmado por las nuevas muestras y el avanzado conocimiento que aprendía cada día.
"¿Terminó la secuencia?" Preguntó la doctora Komagata visiblemente cansada. Ella también había estado despierta desde que a Dynast se le ocurrió otro pedido.
"No, la codificación del DNA se detiene en varios puntos donde tanto la lectura como la fusión es imposible. Estas muestras son como el agua y el aceite. Por más que tratemos de unirlas, solo sería una suspensión imperfecta de pequeñas gotas de aceite en el agua."
"Eso significa que tendremos que empezar de nuevo¿verdad?"
"Mas que empezar de nuevo, creo que deberíamos analizar de nuevo los programas decodificadores, para tener un despliegue mas perfecto de la estructura. De por si es difícil secuenciar una sola muestra, pero unirlas lo es mucho mas."
Yumi estaba de acuerdo. Dynast les había dado una muestra de su sangre, pero también otra, diametralmente opuesta a la suya. Basado en otro material, y de hecho la cadena de DNA giraba a la inversa, por lo que era aún más difícil combinarlas ambas, que era lo que Dynast deseaba.
"¿Pueden explicar porque?" Preguntó Dynast, el cual, como era su costumbre, aparecía de ninguna parte.
"Lord Dynast." Saludaron ambos al unísono.
"Hemos tratado de..." Intentó explicar Yumi.
"No, me gustaría que él, me lo explicara." Interrumpió el Dark Lord señalando al joven barbudo. "Solo para asegurarme que esta trabajando como asegura."
"Bien. El Genoma humano cuenta con un numero determinado de genes que se puede considerar "generales", debido a eso al momento de la concepción solo se tienen que combinar un numero relativamente pequeño de genes lo que hacen que el resultado sea ligeramente diferente a los dos originales. Esta secuencia, no solo es 100 veces más grande que la de un ser humano, sus genes no son nada parecido a lo que existe en este planeta. Y por si fuera poco, la de esta otra muestra, es diametralmente opuesta a la que nos dio primero. Esto hace que se tengan que combinar gen por gen, una vez que tengamos las secuencias. Pero para esto necesitamos leer algo que tiene un rango de incomprensión de 301."
Dynast se quedó algo aturdido. Durante la explicación Gendo había mostrado varias gráficas que explicaban su punto. Lo que a Dynast le llamó la atención fue la relación que usó con la concepción para ilustrar el trabajo que querían hacer.
Por si mismas, la esencia de l caos y del orden no se mezclan.
"Imagino que por eso, ese maldito nunca pudo procrear con aquella lagartija."Dijo pensativo mientras dejaba a Yumi y a Gendo algo confundidos. "Aunque se bien que lo intentaron."
"Disculpe, Lord Dynast. ¿Pero de donde ha sacado la segunda muestra que nos dio?"
"Es la esencia del Bien, la cual infectaran con el Mal, para formar al Caos con un corazón oscuro. Sigan trabajando. Que las Armas necesitan portadores."
Ambos científicos asintieron, aguantándose las ganas de preguntar más acerca de las últimas palabras de Dynast. Pero ambos estaban convencidos de que no era algo bueno o agradable.
"Lord Dynast. Disculpe. ¿Sabe usted donde se encuentra el Seños Shishio?"
"¿Shishio? Dijo que estaba algo aburrido, y haría algo de ejercicio. Supongo que podrá encontrarlo en el cuarto de entrenamiento."
"Gracias." Dijo, cuando Dynast abandonó la estancia. "Gendo, confío en que podrás seguir por unas 8 horas más. Me urge dormir un poco."
2Despreocúpese Doctora Komagata. Revisaré de nuevo la sintaxis de la programación para empezar de nuevo el análisis."
Yumi asintió agradeciendo que el joven fuera tan eficaz en su trabajo. Esforzándose para no tambalear, se retiró a la habitación que compartía con Shishio. Al menos un par de meses atrás.
Gendo regresó toda su atención a las graficas que tenía frente de si.
"La esencia del Bien, infectada con el Mal. Para formar el Caos con un corazón oscuro." Podrían ser palabras sin sentido, pero para él, era un faro que se disponía a seguir, para acceder a verdades aún más profundas.
Si tan solo pudiera acceder a lo que ellos llaman, "El Sánscrito del Caos"
LALALALALALALALALALALALA
El cuerpo colgaba inerte, asegurado frente a la fuerza de gravedad por una apretada cuerda atada a su cuello. El viento jugaba un poco con el quimono estampado de llamas rojas, y en esa cabeza parecida a una escoba estropeada.
Shishio lo observaba con una leve sonrisa en el rostro.
Estaba impresionado. Realmente lo habían impresionado.
El Shinsengumi había colocado un espía en su base. Y resultó ser no un soldadillo común y corriente. Sino un miembro de Las Diez Espadas.
Chou "El cazador de espadas" colgaba del techo con los ojos abiertos y la lengua de fuera.
Debía reconocer la habilidad de sus enemigos para saltar las trabas de seguridad que Ouji "El de los cien sentidos" había puesto para la selección de las Espadas. Sin embargo, gracias a la sangre negra que ahora corre por sus venas, pudo sospechar, y con certeza acabar con esa "fuga" de información que su preciada base tenía.
Lo encontró "entrenando" a las orillas de un arroyo. Cortando pedazos de leña los cuales caían al agua y eran llevados por la corriente. Claro, dentro de esa "basura" estaban pequeños pedazos de papel los cuales armaban un mapa, o paginas enteras de información.
Algo primitivo, pero funcionaba.
Shishio sintió hervir su sangre al deducir el siguiente paso de sus adversarios.
Atacarían, antes de que ellos realizaran su guerra en contra de ellos.
Eso implicaba que enviarían a sus mejores hombres para enfrentarlos. Tal vez, incluso Hiko estaría entre ellos. Y Battousai.
Posó su mano derecha en el mango de su espada envainada. Y en un rápido gesto, más rápido que lo que un ojo normal percibiría rasgo el aire y envaino de inmediato.
Una inhalación sorprendida le indicó que alguien había entrado. El ki tan bajo le indicó que era Ouji.
"Lo atrapé tratando de robar una espada. Eso no se le perdona ni a alguien como él."
Ouji asintió, aún impresionado por todo. Pero más cuando un pequeño humo broto del medio cuerpo que aún colgaba del techo.
En fracciones de segundos, llamas azules brotaron convirtiendo al cuerpo de Chou en una antorcha brillante. Consumiéndose en segundos. La parte de su cuerpo que quedaba en el suelo también se quemo por completo, quedando reducida en cenizas en minutos.
"Vaya, la Espada Secreta Homura Dama. Es bueno verla por primera vez." La jovial voz provino de atrás de Ouji.
"Es de mala educación espiar el entrenamiento de los demás Sou-chan" reprendió sin mucha fuerza el mas poderoso del Jupongatana mientras exploraba con la mirada al grupo de personas que había llegado acompañando a Ouji y a Soujiro.
"Anji¿terminó tu entrenamiento en las montañas?" El aludido. Un hombre de casi 2 metros de estatura y con un cuerpo que Arnold envidiaría. Asintió, haciendo una leve reverencia. "Henya. ¿Han cambiado tus habilidades?"
"Solo mejorado" contestó un sujeto pequeño envuelto en una clase de capa de cuero y una nariz aguda.
"Iwambo. Luces tan estúpido como siempre." Un hombre también grande, redondo como una pelota y una cara de idiota acertó a contestar "¿Yo?"
"Usui. Me alegra que hayas respondido mi invitación."
Usui, un espadachín ciego sonrió, recordando las ventajas de su invitación. Solo asintió, tratando de ocultar su impresión al sentir como Shishio había incendiado el cuerpo del muerto con su propio Ki.
Shishio decidió, mantener en secreto la traición de Chou. Que los planes de La Alianza sigan sin alterarse.
Si el Shinsen desea meter a alguien en su base, que así sea. No será destruida como la de Dynast. Al contrario. Sería un éxito que sus aliados envidiarían.
"Bienvenidos."
Por alguna razón, un extraño escalofrío recorrió la espalda de los presentes.
Fue como si el Diablo, les diera la bienvenida al Infierno.
LALALALALALALALALALALA
No recordaba pasajes tan hermosos como los que estaba viendo. Era como una clase de bosque. Con grandes árboles y múltiples bandadas de pájaros volaban intermitentemente de zona en zona llenando el ambiente de agradables y tranquilizantes sonidos.
Los aromas de Pinos, cedros y otros más inundaban el ambiente junto con una fresca brisa que por breves momentos le hizo tener algunos leves escalofríos.
Reena Inverse caminaba sin rumbo tratando de encontrar al habitante de ese lugar.
Gaudy le había llamado su Alma. Pero dada las experiencias que había vivido, le era difícil imaginar que su alma fuera tan tranquila y hermosa.
Pensaba que era mas adecuado yermos desolados llenos de cadáveres de sus seres queridos.
Pero eso era más adecuado a Battousai. Aunque ella no lo supiera.
Donde podría estar ese maldito Namagomi que le daría...
"Las respuestas que buscas." Una jovial voz la hizo girar. Detrás de ella estaba nada más y nada menos que Zeross Metallium, El Sacerdote y General del Ama de las Bestias. "Creí que después de tanto tiempo, no me llamarías de esa forma. Es algo molesta sabes."
Reena reconoció de inmediato a aquel mazoku que tanto le había ayudado en el pasado. Y ahora habitaba su alma.
"¿Realmente eres tu?" Preguntó incrédula Reena mientras se acercaba a él, y tocaba su cara como para comprobar que realmente existía.
"Vamos, Reena-chan, claro que soy yo. He estado contigo como lo prometí. ¡OUCH!"
Su cabeza se hundió en el suelo producto de un puñetazo de la pelirroja. Su cuerpo se fue hundiendo más en el piso con cada patada que le daba.
"Maldito monstruo. Basura infecta. Déspota desgraciado. Infeliz bastardo. Por tu culpa Zel ha muerto hijo de..."
De repente el cuerpo desapareció de ese lugar, para aparecer de nuevo a espaldas de la enojada pelirroja. Abrazándola para contenerla, Zeross la sujetaba con fuerza mientras ella forcejeaba, pasando de los insultos a la furia. Finalmente lloró, rindiéndose de seguir luchando en su contra.
"Lamento que mi actuación llevara a la muerte a tu gran protector Zelgadis, y no tiene caso excusarme con el hecho de que me dejé llevar por mis impulsos Mazoku. Lo siento. No hay nada que pueda hacer para remediarlo. Pero si te puedo asegurar que el día de mañana lo volverás a ver. En mejores circunstancias. Eso es seguro."
Reena prefirió no decir nada, solo esperó a que Zeross la soltara para alejarse un poco de él y enjuagarse las lagrimas.
"Respecto a tu pregunta, podría decir que soy yo, pero diferente al que has conocido. Solo soy la sombra de lo que una vez fui."
"¿La sombra¿A que te refieres con eso?" Preguntó, algo repuesta. No importaba que tanto le doliera la muerte de Zel, ni que tan enfurecida estuviera con Zeross, iba allí por respuestas. Y las iba a tener.
"Recuerdas que la sombra de Aqua vigilaba la Biblia de Clair en el Templo de las Arenas. De cierto modo soy lo mismo. Solo un recuerdo de mi mismo, preservado por el poder que alguna vez albergué. Poder que ahora es tuyo, y solo espera tu autorización para salir."
"No entiendo. ¿A que te refieres?"
"Bien." Pensó un poco la forma de expresar las cosas." Creo que será mejor que tú hagas las preguntas."
"¿Y cuantas de esas contestarás "Es un secreto"?"
"Pregunta válida. A ninguna. Puedes probarlo. Pregúntame lo que quieras, que no sepas y generalmente contestaría de la forma acostumbrada."
Reena pensó un poco. Había tantas cosas.
"Numero uno. ¿Cómo naciste?"
"Vaya. Eso fue algo de tiempo." Pensó un poco mientras se sentaba a la sombra de un árbol cercano."Nací unos 200 años antes de la Guerra de Kouma. Mi padre fue el General principal de Zellas. Este era algo... loco y prácticamente violó a mi madre en una de sus locuras. Al nacer yo, Zellas lo envió por mi, mas que nada para eliminarme, Un Humano con poderes de un Mazoku es algo que rompe el equilibrio de poderes, pero la Juu-oh se dio cuenta que tenía mas poder que el que debería y me permitió vivir. Para no hacértela larga, al enterarme quien era el General de Zellas, lo maté y absorbí su energía. Zellas se complació al ver el nivel de poder que había llegado a tener y experimentó, haciendo me un Mazoku completo con las facultades de un general también. O algo así, hace tanto tiempo que paso eso..."
Reena se había sentado al lado suyo, escuchando. Aunque el relato era algo fantástico, su intuición le decía que era verdad.
"Bien. Ahora... ¿Cómo obtuviste las Demmonbloods"?"
"Ah si. Mi mejor logro. Veras, el la Guerra de Kouma me destaque bastante al casi exterminar a la Raza de Dragones Dorados, lo que favoreció al ejercito de Shaby para resucitar la parte que estaba en Lei Magnus. Antes de que fuera destruido por los seguidores de Cephid me las regaló. Como Mazoku principal de este mundo podía hacer "visitas" diplomáticas a los otros. En esos viajes tomó la esencia de cada uno de sus "hermanos" haciendo los talismanes. Cuando luchabas contra Gaarv me fue ordenado dártelos para que lograras hacer el Giga Slave."
"Ya veo. Oye espera un momento. Si te ordenaron que me los dieras ¿Por qué me los vendiste¡y tan caros?"
"Bueno, no deberías sospechar. Habría sido muy extraño regalártelos así nomás. Pero, si quieres las cosas que me diste a cambio..." Zeross hizo un gesto, mostrando los artículos que Reena le había dado a cambio por los talismanes. "Te los puedo regresar, solo que no te servirán de mucho en el exterior."
"Olvídalo." Se rindió. "Una pregunta más. En el templo del Amor¿por qué no quisiste hacer pareja con Filia cuando subimos a su cima¿Por qué desapareciste?"
Su semblante se volvió serio. Hasta parecía que le costaba trabajo contestar.
"Porque tenía miedo." Dijo para sorpresa de Reena. "Durante la batalla contra Gaarv y Fibrizzio me di cuanta de que un Mazoku alberga un corazón con sentimientos. Esos sentimientos, más que mis órdenes, me obligaron a estar de su parte en varias ocasiones. Para cuando conocí a Filia, me di cuenta que despertaba otra clase de sentimientos, fuera de la amistad y apego de un compañero de viajes. Sentir cariño y amor no es algo en lo que estaba acostumbrado. ¡Imagínate ahora mi sorpresa cuando el templo me emparejó con Filia! Tenía miedo de que esos sentimientos pudieran crecer, hacerse más fuertes llevándome a lo que era considerada una herejía entre los Mazoku. Amar a alguien. Así que cual cobarde huí. Aunque después de todo, terminé aceptando la realidad de mi corazón, y mi alma."
"¿Tu alma?"
"Reena, escúchame. Debo decirte tres secretos que he estado guardando desde el día en que me uní con tu alma. Secretos que son fundamentales para que entiendas tu papel en los propósitos de L-sama. Solo espero que puedas soportarlos."
Zeross se levantó. Se desesperezó y le extendió la mano sonriente.
"¿Deseas venir?" Preguntó jovialmente.
Reena cerró los ojos por un momento y asintió, dándole la mano para que le ayudara a levantarse.
Caminando lado a lado se dirigieron a las montañas.
LALALALALALALALALALALALA
Shishio estaba cansado. El entrenamiento quemando cuerpos y mejorando su dominio de la magia del fuego lo habían hecho consumir parte de sus energías. Pero aún tenía ánimos para un round más.
Sin embargo al entrar en su habitación encontró con que estaba vacía. Yumi llevaba más de 15 días trabajando arduamente y con tan pocas posibilidades de descansar que había hecho su relación... algo parecido a la "larga distancia".
Bueno, no era algo que le preocupara, después de todo, estaban acostumbrados a eso. Y cuando lograban estar juntos, hacían salir humo de las ventanas y puertas.
Literalmente.
Pero en esta ocasión ella no estaba. Por lo que Shishio tal vez tendría que hacer mano de su... auto reemplazo. Cosa común desde que Trieze parece haberse adjudicado a todas las chicas. Suspiró en lo que se quitaba su espada fiel y la colocaba en su lugar en la cabecera de su cama. Fue despojándose de su quimono azul de costumbre, las botas y guantes especialmente hechos para él.
Quitarse las vendas sería un problema. Las enfermeras que usualmente lo asisten, estaban tratando quemaduras de tercer grado en varios de los "oponentes" que le ayudaron a entrenar. Así que eso lo obligaba a quitárselas él mismo.
Al diablo, solo las cortó.
No estaba de humos para enrollar la docena de vendas que lo protegían del ambiente.
Su piel calcinada era negra. En algunas zonas completamente lisa. Sin vello corporal, ni grasa o sudor. Era como una capa de hule vulcanizado. Flexible, gruesa y caliente.
Solo se quedó en ropa interior. La adecuada protección le dejó a salvo el valioso 1 que no se quemó, por lo que aún podía usar Boxers con orgullo. (Estampado en calaveras, regalo de Soujiro)
Se estiró, tronando un poco sus huesos, y satisfecho, colocó una película adecuada en el DVD de su cuarto. (Hellraiser o El resplandor. Nunca es tarde para algo de buen cine.)
Antes de que pudiera presionar Play la puerta anunciaba que alguien deseaba entrar.
Fastidiado, tomó su espada, jurándose a si mismo que si era solo para una estúpida pregunta, lo destajaría en varios pedazos.
"Adelante" dijo, en lo que sacaba un poco la espada.
Sin embargo la visión de la chica que entraba lo hizo envainarla de nuevo.
Era pequeña. No más de 1.55 de estatura. Su largo cabello blanco por completo caía pesado, casi pegado a su cabeza. Los ojos grises parecían estar vacíos en l que se acercaba con una cena completa y una nota.
"Shishio-san." Dijo con una voz suave y casi neutra. "Lord Trieze le envía esto."
Fingiendo indiferencia Shishio tomó la nota y la abrió.
"Disculpa mi avidez. Espero que te sirva de algo este envió. Atte. Trieze Kushrenada."
Miró de soslayo a la chiquilla. No parecía tener más de 15 años. Aunque, si era recomendada por Trieze, debía tener algo mas de edad y experiencia.
"¿Cuál es tu nombre?" Le preguntó. Y solo vio como bajaba la vista, escondiendo sus ojos grises detrás del cabello blanco. "Entiendo. No quieres decirlo."
Por alguna razón, no sentía indignación por el hecho de que no le quisiera dar su nombre. Generalmente los que se atrevían a desobedecerlo acababan en cachitos en el suelo. Sin embargo, ahora, parecía haber algo dentro de esa muchacha. Algo que lo hacía desearla tanto.
Hasta se le olvidó que habían empezado los asesinatos en la tele.
Con su mano candente, rozó su cara con un dedo y sonrió.
"Desnúdate." Ordenó susurrando.
La callada chica obedeció, dejando caer su yukata y metiéndose en la cama con él.
LALALALALALALALALALALALA
"¿Aquí es?" Gritó un agente inglés al pequeño pelirrojo que iba a su lado.
"Si. "El Cerro Nevado." Este es el lugar." Afirmó con certeza Kenshin mientras bajaban del Corvette negro que Hiko les había proporcionado para su traslado en Kyoto.
"Creí que habías dicho que era un monje la persona que buscamos." Dijo Heero al ver que el Cerro Nevado era un club nocturno y a una chica de veintipocos años con una Yukata demasiado corta daba la bienvenida a los que podían pagar el Cover del lugar.
"Es un monje deshonrado, así que puede atender este lugar."
(- Por aquí por favor.) - Indicó la chica en el idioma local a la pareja de jóvenes que entraban.
(-Gracias Akita-dono) - contestó políticamente mientras entraba a un corredor largo, cuyas paredes eran de malla ciclónica.
Al final estaba un guardia de seguridad de lentes oscuros, traje caro con un gran radio en la mano y la otra metida en el saco, sin duda a la funda de hombro donde guardaba una pistola.
"Es por aquí Heero, entra."
Asintiendo, pasó Heero por el umbral, solo para que la alarma del detector de metal se encendiera de inmediato. Al instante 5 armas les apuntaban a la cabeza.
(- Por favor Katsu-san. Viene con migo. Venimos ver a Sano.) - Kenshin se apresuró a intervenir, antes de que Heero dejara a los 5 guardias inconscientes.
"Disculpe señor." Dijo a Heero en lo que apagaba el detector para dejar pasar a los visitantes.
El Cerro Nevado era un sótano, irónicamente, anteriormente de una fábrica abandonada y reformada por el Shinsen para mantener ocultas el cargamento de Armas que metían de contrabando. No era que confiaran en las armas de fuego, pero de vez en cuando eran necesarias para misiones donde los adversarios eran muchos y estaban más armados que un Rambo en campaña.
Del techo colgaban varias jaulas cromadas en las que dentro de ellas bailaban chicas en atuendos reveladores. De vez en cuando alguien del público subía a bailar aumentando las ovaciones y los gritos de los jóvenes pudientes que frecuentaban ese lugar.
La barra servía licor importado, del mejor. El cual solo era costeado por algunos que tenían el suficiente dinero para darse esos lujos. Las meseras que atendían las mesas, vestían algo así como trajes de bajo, debajo de delantales y brillaban por la transpiración que era el resultado del calor corporal de mucha gente junta, y una mala calefacción.
Pero eso las hacía más sexis.
Heero había ido a centros nocturnos un par de veces. Por lo general para sacar a Zech o a Duo, los cuales caían fulminados después de una noche de juerga y posiblemente de dejar descendencia ilícita en las "afortunadas" que les hacían compañía.
Nunca le gustaron. Y dudaba que le pudiera agradar algún día esos lugares.
"Mira. Ves ese balcón. Allí es donde esta ahora. Vamos."
Para su desilusión, para acceder a ese balcón debían pasar por en medio de la repleta pista de baile.
A juzgar por los ojos, Batousai tomó el control y ágilmente esquivaba a los hombres, solo interponiéndose con algunas chicas las cuales seguían con su baile provocativo al son de la música tecno. Heero suspiró y pasó también por allí.
Después de ser secuestrado momentáneamente por un par de chicas ebrias, soportar como 7 u 8 pellizcos en el trasero (oraba porque hayan sido chicas y no un par de extraños hombres delicados que pasaron a su lado) logró llegar a las escaleras que daban al balcón destino. Subieron las escaleras y lo encontraron.
Recostado en un sofá circular, con una bella chica de vestido corto y ajustado sentada en cada pierna, y otras dos mas a su espalda masajeando sus hombros.
Sanosuke Sagara saludaba jovialmente a sus compañeros de "trabajo"
(- Kenshin, a buen tiempo. Hiko me informó que vendrían. - Pausó para ver al serio (y algo sonrojado Heero) - Así que él es el soldadito.)
"Si no es molestia Sano, Heero tiene dificultades con el Japonés, así que será conveniente que hablemos inglés por un momento."
"Por mi no hay problema. Heero, Sanosuke Sagara, un placer. Ella es Candy, Randy, Bamby y Sandy. Mucho gusto."
"Gracias." Estrechó la mano que el cabeza de gallo le ofrecía. "Es un pla..."
(- Oh, es tan joven.)
(- Y extranjero. Mira que ojos.)
(- Por su acento creo que es inglés.)
(- No quieres que te de la bienvenida al estilo japonés)
Heero no estaba acostumbrado al tratar con mujeres... extrañas. Menos con mujeres extrañas BIEN dotadas comportándose afectuosamente. Enredando un dedo en su cabello. Frotando sus mejillas.
Eso es más de lo que un joven sano puede soportar.
(- Chicas, si siguen forzándolo van ha hacer que se desangre. ¿Porque no van ha bailar para mi por favor?) - Intervino Sanosuke, bastante divertido al ver como el muchacho se sonrojaba hasta las orejas y la sangre amenazaba por salir de su nariz.
Le era bastante claro que no tenía mucha experiencia. ¿Por eso lo habrán llamado?
"Ejem. Bien. Es un placer conocerlo Señor Sagara."
"Sanosuke Sagara es uno de nuestros operativos. Aunque por el momento esta en descanso debido a las heridas de la última misión. Sin embargo supervisa la Bodega del Shinsen. En ella puedes encontrar lo que necesites para la intromisión de pasado mañana."
"¿Es un hecho entonces?" le preguntó Sano a Kenshin.
"Si. Es por eso que necesito que nos muestres que es lo que tienes. Heero es nuestro experto en armas."
"Hiko me ha dicho que tiene un gran suministro de armas. ¿Podría mostrármelas?"
Sanosuke sonrió asintiendo.
Por aquí, síganme ambos.
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Lo que vio Heero no le sorprendió. Debería, pero no le sorprendió.
Por alguna razón todas las organizaciones que había conocido en los últimos dos meses tenían un gusto exquisito y casi obseso por las armas.
Sanosuke Sagara los llevó a la bodega en un anexo al edificio del Club, en donde se encontró con un arsenal tan variado y tan completo como cualquier base militar que conocía.
"Asumo que requieren de un poder de fuego elevado. Miren, tengo estos. Son tan nuevos que el ejército americano no les ha puesto nombre. Cartucho de balas de penetración de 40 rondas. Cámara infrarroja de mira láser y telescópica. Ajustada por computadora. Lanzagranadas integrado y una interfase con el sistema GPS para saber la ubicación de blancos predeterminados. Pesa solo 6 Kilogramos sin cargar. ¿Qué te pareces?"
¿Han visto la película Aliens? Bueno, el rifle preferido de Ripley cuando se enfrentó a la Mega Bitch alienígena era tan solo una sombra a lo que Sagara les mostraba.
Battousai asintió satisfecho. El prefería matar con una espada. Tenía más espíritu. Pero reconocía la valides de las armas de fuego ante situaciones poco ortodoxas.
Heero. La tomó tranquilamente, encendió los sistemas, quitó el cartucho y recargó nuevamente. Todo en 30 segundos exactamente. Cual militar entrenado.
"Es atractiva, pero considerando las bases anteriores, lo que necesito son armas de corto alcance. Mar para defensa personal. Armas de multidisparos y de precisión. Como esas P-210 De SIG Sauer. 9 mm, cartucho de 14 rondas, semiautomática." Heero la tomó y la cargó con su cartucho correspondiente.
"Oh." dijo Sano, algo decepcionado, ya que quería sorprender a Heero con su conocimiento en armas.
"Me servirán estas Uzis, y un par de escorpiones. Me agradaría si pudieras conseguir balas correspondientes para cada calibre, pero artesanales y de doble carga. Esas 50 mm también. No tienes municiones .44 de Magnum."
"Eh, sip. También tengo varias Hawk cazadoras de mira telescópica¿O prefieres automáticas?"
"Un arma automática para rondas de calibre .44 Magnum. ¿Tienes Deasert Eagle?" Preguntó incrédulo. Esas armas eran bastante raras. Y verlas en un país en donde estaba prohibida prácticamente cualquier arma... "¿Que modelo?"
"No son muy nuevas. Las AG-13 llegarán dentro de un més. Pero tengo las normales de la serie 2002." Le extendió un par de armas que le eran muy familiares a Heero.
"Mismo modelo que "Luchita" y "Juanita"" Murmuró reencontrando las armas preferidas de Duo que había dejado en Chicago. "¿Puedes conseguir balas penetradoras de este calibre?"
"Seguro. Dame 24 horas. Por cierto, si quieres armas de precisión. Acaban de llegar estas desde Checoslovaquia. Tal vez quieras verlas."
Le extendió un par de armas bastante raras. Mas por ser originales y de mas de 30 años de antigüedad.
"CZ-75. Originales. De los primeros modelos. Son extremadamente raras. ¿Dónde las conseguiste?"
"Acostumbro surtir a una cazarrecompensas hindú de Chicago. Ella prefiere esas armas. Ambos tienen los mismos gustos."
"Heero, no crees que deberías llevar algo de más poder. Te recuerdo que nos podemos encontrar a otra Bestia. Y en esta ocasión no tenemos a Reena." Observó Kenshin, estremeciéndose al pensar en encontrarse otro monstruo igual que el que mató a Zel.
"Tienes razón. Me llevaré esas dos escopetas. 6 tiros, recortadas. ¿Puedes hacer esta clase de Balas?" Le extendió un cartucho para escopeta, terminado en una gran pieza de metal, acabada en punta y 2 veces más pesadas.
"Oye, estas son decapitadoras."
"Para lo que nos enfrentamos, esto es lo mínimo que podemos llevar."
"OK, dame 24 horas también, te tendré mas de 30 rondas."
"Quiero, ese M-15, con balas AR-30, o si tienes de rifles NATO, mucho mejor."
Los siguientes 15 minutos se pasaron discutiendo de granadas y explosivos, los cuales Battousai y Kenshin solo pudieron observar.
Deseando que ese arsenal fuera suficiente.
Finalmente Sano les avisó que sus abrigos especiales y la armadura personal de Heero había llegado, para lo cual ambos se sintieron muy tranquilos.
LALALALALALALALALALALA
"Finalmente perdió la vida. Y ya no pudimos hacer nada más."
Kenshin le había dado un pequeño resumen de las batallas que había tenido. De esa forma Sanosuke pudo ver el notable cambio en su amigo. Ya no era más aquella arma atormentada por su antagonista Battousai. Sino más bien, alguien que no le daba la espalda a su pasado. Viviendo a pesar de la conciencia y el peso de sus pecados.
Eso le agradaba más.
Heero estaba sentado en la barra del lugar. Con un vaso de agua mineral en sus manos. Vale, pues. Bebía de vez en cuando, pero al estar en una misión, se había prohibido a si mismo ingerir algo que enturbeciera su mente.
"El chico, dices que eran amigos. ¿Cómo lo esta tomando?"
"Es un soldado. Lo ha aceptado. Pero, creo que aún necesita desfogarse un poco. Creo que es más tieso que Saito y Aoshi juntos."
"¡Je! Tienes razón. Pero creo que puedo solucionarlo."
Llamó a un mesero y le indicó que le sirviera al chico un "Relax", eufemismo para un cóctel de varias clases de licores fuertes, sazonado con algo de sustancias que NO deberían existir en un establecimiento legal.
A lo lejos vieron que Heero lo aceptó distraídamente y bebió, no queriendo pareces descortés al anfitrión del lugar.
Un rato mas, Battousai presumió a Sano sus nuevas habilidades del viento, demostrando lo útiles que eran para saber el color de ropa interior que llevan las chicas (o no llevan, depende).
Otro rato más escucharon varias risas tontas.
Randy, Candy, Sandy y Bamby hacían de las suyas.
Con Heero. Nada más, nada menos.
"Oye, dime que estoy viendo eso."
Heero bailaba tontamente con las chicas, siguiendo el ritmo sensual de la música que lo único que hacía era subir la temperatura al ambiente. Si Heero anteriormente las había rechazado, "aceptarlas" era una palabra demasiado suave para la actitud que tenía en ese momento.
Y los ojos rojos con pupilas dilatadas, además.
"Sano¿Qué le diste?"
"Nada. Solo un Relax ara que se soltara." Llamó al mesero. "¿Si le diste lo que te mandé?"
"Señor Sagara, así es. Pero como también me dijo que le diera lo que el quisiera, creo que le gustó tanto el Relax que me pidió otros 5, en lo que ustedes estaban hablando."
5 "Relax". Demonios.
"¿No debería estar muerto ya?" Esa cantidad era más allá de una sobredosis. Pero Heero no se veía a punto de morir. Se veía MUY vivo.
"Bueno, considerando el hecho de que nuestro entrenamiento nos permite resistir una gran clase de sustancias... Creo que estará bien."
"Wow. Bastante bien. ¿Cuántas manos tiene?" Preguntó el cabeza de Gallo al ver bailar a Heero. "¿8?"
"Bueno, son bastante rápidas. ¿Qué crees que pase?"
"Considerando el hecho de que las chicas están bastante ebrias. Creo que si tienen suerte y lo logran convencer, se la pasarán en una fiesta privada hasta el amanecer en uno de los cuartos de arriba. Este se fatigará demasiado y lo tendrás que llevar cargado hasta el Aoia. Y si no usan protección, creo que al menos 2 de ellas le darán descendencia no correspondida."
"Vaya." Dijo Kenshin. Battousai tomó el control de inmediato. "¿Los cuartos aquellos tienen cámaras?"
"¿Bromeas¿Quién crees que le surte a Okina sus DVDs eróticos?"
Ambos sonrieron al ver como las chicas lograron convencer a Heero y lo conducían a los aposentos superiores.
"¿Vamos?"
"Si."
Iba ha ser una noche muuuy movida.
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N.A. ¿Qué tal? No tengo mucho tiempo para comentarios. Solo anuncio que he cambiado mi correo de a debido a la GRAN cantidad de SPAM que me llegaba. Vigilen sus cuentas, no les vaya a pasar lo mismo que a mi.
Si dejan Reviews, los contestaré personalmente por correo . Gracias.
Shadir, Angel Nemesis, Kotorimoon, Gaby)hyatt. Todas ustedes. Snif! Ustedes son por quienes scribo.
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En el próximo Capitulo:
Después de una terrible Resaca, Heero recibe un entrenamiento espacial de parte de Aoshi en lo que Kenshin visita la tumba de alguien. Shishio ha traído a alguien desde Shangai para enfrentarse a Battousai en lo que Dynast presenta a la Alianza a Cephid, la chica que lleva dentro la parte de shabranigudú. Zeross le explica la naturaleza de las almas a Reena y lo que sabe del Sánscrito del Caos.
Heero y Kenshin se afrentan en la base del Jupongatana solo para enfrentar a nuevos enemigos.
No se pierdan el proximo capitulo de la Alianza "Monte Hiei". En la misma pagina y por el mismo Internet.
LALALALALALALALALALA
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¿Alguien quiere escribir un fic, y no tiene alguna idea? Llameme! Podría darle alguna idea detallada para que pueda empezar con algo. Solo escriba un e-mail a mi dirección, o deje un review.
Sugerencia del Dia.
Vol. 18 de Rurouni Kenshin. "¿Todavia tienes la cicatriz en forma de cruz? Después de la lucha de Kyoto un grupo de personas empieza a desolar Tokio en busca de la venganza en contra del antiguo Battousai. ¿Le dará Kenshin la espalda a su pasado y a sus pecados?
Enishi tiene la respuesta.
