N.A. Las series que se ven involucradas en estas paginas no son mías ni me pertenecen. Pero si alguien sabe como hacer fraude corporativo para tener el dinero suficiente y comprar sus derechos, pues mándenme un correo a fraudequebonito.fbi.
Summary completo: X-over Slayers, RK y GW. Fantasmas del pasado. Zeross termina su explicación a Reena. Dentro del monte Hiei, Battousai se enfrenta a Enishi, en lo que Anji y Usui se las verán en contra de Heero en la batalla más patética habida y por haber, desde el combate de Kenshin Vs. Raijutta en el manga por Watsuki.
Asi que, no esperen mucho, y vean las explicación al final del capitulo.
Este capitulo esta patrocinado por: Palomitas POP ME. Lo unico pasable en una mala película.
LALALALALALALALALALALALALAFlashback.
Aún podía recordar el calido abrazo de ella. La forma en como lo cargaba en su espalda cuando pasaba por él en el Kinder.
Su querida hermana. 8 años más grande que él. Y fue mas madre para él, que la que se hacía llamar mamá en su casa. El siempre fue diferente. Podía recordar que a cada rato se metía en problemas. Su carácter era demasiado fuerte, explosivo. Iracundo, según lo definieron una vez.
Pero solo era incomprendido.
Y ella siempre pudo entenderlo. En las noches que tenía pesadillas, ella siempre llegaba para abrazarlo y calmarlo para que tuviera dulces sueños. Cuando se metía en problemas, ella siempre daba la cara por él, evitándole un castigo mayor por parte de su padre. En la escuela hablaba con los maestros, siempre estaba al tanto de su comportamiento y avance; mientras que su "madre" por lo general lo ignoraba.
Tomoe era más que su hermana, era la madre que jamás tuvo.
Todo porque esa mujer solo era su madrastra.
Enishi podía recordar también ese día, el día en que llegó ese maldito pelirrojo.
Como se presentó amablemente como solo alguien que deseaba trabajar. Abusando de la confianza y de los buenos sentimientos de Su familia, se quedó a trabajar como un asalariado en los campos de arroz. Pero él se dio cuenta de inmediato del efecto que tuvo su presencia en toda su familia.
Himura se los empezó a robar.
Claro, aparentando ser amable y servicial. Siempre ayudando a su madrastra a cargar las cosas que compraba. Aún después de "trabajar" de sol a sol en el campo, buscaba ganarse su amistad ayudando en la cocina, lavando ropa y cosas como esa.
Y le empezó a robar a su hermana.
Tomoe cayó, ante los aparentes encantos de ese demonio pelirrojo. Se la arrebató, y se dio cuenta de ello cuando ella empezó a dejar de ir por él a la escuela. Cuando dejó de apoyarlo cuando él lo necesitaba. No podía culparla a ella, culpaba a Himura por eso. Por atraerla con esa amabilidad que debía ser fingida.
Porque él no podía ser así. ¿Verdad? Alguien que manejaba la espada de esa forma no podía ser tan… amable.
Lo había visto. Una vez que no pudo dormir y salió a dar una vuelta en una calurosa noche de verano. Y lo vio, practicando con una espada. Cortando troncos y leña. No parecía ser tan malo. Pero cuando alguien puede cortar de un tajo troncos de árboles tan gruesos, reducirlos a astillas con un golpe de la vaina de la espada, no es alguien normal.
No era más que un monstruo que vivía de la espada.
No el kendo. Él practicaba Kendo en la escuela. Con su respectivo bokken y su Shinai. Pero él usaba una espada. Una espada filosa y letal. No podía ser alguien bueno.
Pero se llevó a Tomoe con él. La lastimó. Abusó de ella. La embarazó para llevársela. Para apartarlo de él. Para sacarla de esa casa que era su hogar, y llevársela lejos de él.
Himura se robó a su hermana.
No lloró. No era de él llorar. Cuando lo hacía, allí estaba su hermana para limpiarle sus lágrimas amargas y borrar su dolor con una sonrisa que a nadie más le daba.
Excepto las que Himura la obligaba a darle.
Él siguió entrenando. No lloraba. Entrenaba y se negaba a llorar. Dejaba que todo ese odio que Himura se había ganado le diera las fuerzas necesarias para seguir fortaleciéndose. Debía, ya no practicar con simples palos de madera o bambú, sino con espadas. Con espada reales.
Su maestro, Gien, le ayudó, enseñándole a luchar, no con el Kendo, sino con un arte mucho mejor. Un arte tan poderoso que había permanecido en secreto durante mucho tiempo, como la única arma que podía detener la espada que portaba Himura.
El Wattoujutsu.
Y Enishi aprendió, usando su odio, logró que ese estilo fuera tan letal como para poder vencer a un kendoka.
Habían pasado 4 años desde que se llevó a su hermana. Había tenido un niño. Y ahora se dedicaba a enseñar su mortal estilo a otros. Sin duda para hacer más demonios espadachines que siguieran atormentándolo.
Su familia había enviado a alguien a recuperar a su preciada hija. Pero perdió. Humillantemente. Enishi ya sabía de antemano que Kiyosato no iba ha ser lo suficientemente fuerte como para derrotarlo. Lo que no imaginaba era, como su familia consintió la relación de ellos dos.
¡Himura le había robado ahora a su familia!
Tanto odio. Tanto que ya no podía dormir por las noches. Tanto que aún estando "dormido" exhausto, su cerebro seguía funcionando. ODIANDO a Himura por sus despreciables acciones.
Su familia se fue ahora en su contra.
Himura se los había robado, ahora su misma familia lo odiaba. Lo echaron de su propia casa cuando el solo dijo la verdad. Que Himura era un demonio que se había robado a su hermana.
"No te permitiremos que hables mal de Himura-san" le había gritado su madrastra. "Él es lo que tu nunca llegarás ha ser. Un hombre hecho y derecho."
Himura le había quitado todo. A su hermana, a su familia. Ahora su casa.
Pero no le quitaría su cordura.
Y esa cordura le obligaba a demostrarles a los demás, lo que en realidad era Himura.
Alguien que solo le haría daño a su hermana. Y él no lo iba a permitir.
Concluido su entrenamiento, viajó a Kyoto, para retar a Himura, para derrotarlo en un duelo con sus espadas y regresa a su hermana a su casa. La vería sonreír de nuevo. Sonreiría para él, de forma sincera.
No obligada, como lo hacía para Himura.
Lo rastreó durante días. El dojo que tenía estaba vacío con policías custodiándolo. Su hermana estaba perdida. Himura debió haber imaginado que él llegaría a retarlo y huyó, llevándose a su hermana para que no la encontrara.
Pero eso no lo iba a detener. Lo rastreó de nuevo, investigando, pagando a soplones, desde los más malditos, hasta los más "elegantes".
Al final, supo que debía encontrarlo en un cementerio.
Un lugar muy adecuado para su combate.
Al llegar lo encontró. Tal como debió mostrarse en un principio. Con el rostro enmarcado en un aura de maldad y crueldad. Sonriendo en la oscuridad con sus ojos amarillos como mares de oro fundido. Sujetando apreciativamente las espadas que debías haber probado mucha sangre.
Y entonces, desapareció. Enishi vio como corría rápidamente, casi como… huyendo.
Sí. Debía estar huyendo de él. Se había enterado de su fuerza, de su habilidad, y en vez de arriesgarse a enfréntalo, huía como un cobarde.
Después olió algo. Algo conocido. Cerezos blancos. Podría reconocer ese aroma en cualquier parte.
Tomoe.
Ella estaba allí.
¿Por qué?
Al encontrarla, supo que la maldad de Himura no conocía límites.
Había matado a su hermana.
A la mujer que dijo "amar". A ella, a la madre que Enishi jamás tuvo. La única persona que en verdad amaba.
Se la había robado.
Ahora se la había quitado para siempre.
Desde entonces, Tomoe lo acompañaba. Guiándolo para hacer justicia. Para tener venganza.
Tomoe ya no le sonreía. Lo sabía. Lo haría cuando él matara a Himura.
Tomoe lo guió en su búsqueda ahora. En su entrenamiento también. Lo guió para entrar al Jupongatana para tener la oportunidad de luchar contra Battousai. Ahora se llamaba así. Battousai.
Luchó con él, defendiendo a Kanryuu. Pero él aún era demasiado fuerte.
Por eso se sometió a tratamientos especiales que le daban fuerza aún mayor a lo que había soñado.
Ahora tenía nuevas habilidades. Nuevas fuerzas.
Y el mismo odio de siempre.
Tomoe le sonreiría.
Cuando Battousai muriera. Atravesado por su Wattou.
Fin del Flashback.
LALALALALALALALALALALALA
La Alianza Episodio II
Capitulo 12 "Fantasmas del pasado"
"…Entonces mataré a espada al resto de ellos; no habrá entre ellos fugitivo que huya,
Ni refugiado de ellos que escape.
2 Aunque caven hasta el Infierno, de allí los tomará mi mano;
Y aunque suban al cielo, de allí los haré bajar."
(Amos 9:1b,2)
LALALALALALALALALALALALALA
"Battousai." Dijo casi con gusto el joven alto de cabellos blancos parado a un poco distancia de Battousai. "Han pasado, creo que 4 años desde la última vez que nos vimos en la guarida de Kanryuu¿no es verdad? Vaya, 4 años. Parece poco, pero a mi se me ha hecho una eternidad."
"Enishi. ¿Qué estas haciendo aquí? Creí que aún estabas en Shangai, o algo así." Dijo Battousai, levantando de inmediato las defensas. De todos los rivales que he había enfrentado, Enishi, posiblemente era uno de los más peligrosos. En especial por el estilo que manejaba. Un estilo que neutralizaba todas las técnicas del Hiten Mitsurugi Ryu. "Espera, de seguro, Shishio te llamó¿verdad?"
"Siempre has sido bastante perspicaz. Durante este tiempo he estado atendiendo los negocios de Shishio-san en esa parte del mundo, con la condición de que me llamara cuando fuera necesario matarte. Y al fin me ha concedido esa gracia. En esta ocasión, vine para matarte, Battousai. Y hacerte pagar por todos tus pecados."
Vaya, sigue estando igual de loco, como siempre. Pensó dentro de sí. Sonriendo un poco, claro. Después de todo el no era tan cuerdo que digamos.
"¿Hacerme pagar por mis pecados? Y¿en el nombre de quien? Porque no puedo recordar haberte ofendido Enishi. ¿Ahora portas tu espada en el nombre de la justicia?" Battousai sonreía. Vale, era su cuñado. De acuerdo, no había sido el mejor pariente político con él. Demonios, ni siquiera era su cuñado. ESE era el problema de Kenshin.
'Habla con él. Un loco para otro loco.' Le dijo A Kenshin.
De acuerdo.
"Enishi. ¿Qué es lo que buscas?" Preguntó ahora Kenshin, con sus ojos azules en la oscuridad.
"Para ser alguien a quien no se le va una, puedes ser tan estúpido¿no crees? Y deja de ocultarte tras esos ojos inocentes, que yo conozco tu verdadera naturaleza. Mi hermana esta aquí, y ella no se engaña por eso. ¿Y sabes que? Esta sonriendo, sonríe para mí. Porque sabe que podré vengarla. Sabe que mataré a su asesino. ¿No es así, Battousai?"
¿Tomoe esta con él? Creo que no esta muy cuerdo.
'Deja de eso. ¿Por qué dice que nosotros matamos a Tomoe? No es que no fuera capaz de…'
Cállate. Esto no está bien. Para mí que Shishio no le ha dicho la verdad. Y conociendo lo testarudo que es, dudo que decirle la verdad ahorita funcione de algo.
'En ese caso, déjamelo a mí. Creo que podré prepararlo para que vea la verdad.' Battousai se adelantó un poco, dispuesto a enfrentar al joven desquiciado.
No quiero que lo mates. ¿Entiendes?
'No seas idiota. Hasta yo, sé respetar a los muertos. Por la memoria de Tomoe, no lo mataré.'
Kenshin sonrió. No esperaba ese gesto de Battousai. Por lo visto podría estar tranquilo.
"Así que Tomoe sonríe para ti." Dijo Battousai acercándose un par de pasos a Enishi. Este asintió orgulloso. "Pues déjame decirte algo…" Pausó.
Una sonrisa malvada apareció en su cara.
"Tomoe sonrió para mí la primera vez que nos conocimos. Sonrió cuando compartimos nuestra primera puesta del sol. Sonrió aún más cuando le declaré que la amaba, y sonriendo me dijo lo mismo."
Sonrisa orgullosa de Enishi desapareció, y su ceja empezó a temblar un poco.
"Sonrió, gimió, jadeó y gritó; la primera vez que hicimos el amor en una tarde lluviosa. Sonrió cuando le pedí que se casara con migo, y durante la ceremonia esa sonrisa jamás se apartó de su cara."
Los puños de Enishi estaban apretados tan fuertemente que sus uñas empezaban a perforar su piel.
"No podría describirte su sonrisa cuando tuvo a nuestro primer hijo. Ni esas sonrisas traviesas que me regalaba cada vez que teníamos sexo en nuestro lecho, por lo general por las noches."
Casi, se podía oír el crujir de los dientes del joven en la oscuridad. Battousai estaba sonriendo bastante divertido, al ver la furia poco contenida de su cuñado. Tal vez, si lo empujaba un poco mas…
"Y las tantas formas variadas que experimentamos. Esas posiciones que forzaban nuestra creatividad y elasticidad. Si mal no recuerdo, el entero Kama Sutra ¡Oh, si! Se que te la imaginas sonriendo. Pero… ¿puedes imaginarte como se veía con ese traje de tiras de cuero negro, zapatos de tacón de aguja y un pequeño látigo que ambos aprendimos a usar?"
Pausó un poco. Y después con sonrisa traviesa…
"Tengo una foto de ella así en mi cartera, te la puedo enseñar su gustas."
"¡Ghaaaaaaaaaaaaa!" Gritó exasperado Enishi cuando su furia se desbordó.
Se arrojó sin pensar con los ojos desorbitados, detrás de esos pequeños lentes oscuros. Puños listos para azotarlos en la cara de Battousai.
Este sonrió.
Era tan fácil leer sus movimientos en ese estado. Bloqueó sin dificultad un puño derecho, esquivó el consecutivo izquierdo. Se agacho y girando hacia la derecha, soltó un codazo directo a la base del cuello de Enishi.
Este voló hasta estrellarse en un estante cercano.
"Idiota. Si atacas de esa forma tan bruta, jamás me vencerás. ¿Así piensas vengarla? Dudo que lo logres."
"Entiendo. Si. Bueno. Perdí el control. Lo se." Jadeaba. No por el dolor, sino por coraje. Sus ojos estaban enrojecidos.
Battousai había logrado lo que quería. Sonreía satisfecho.
"Ahora, te mostraré el poder total del Wattoujutsu. Y tu Hiten Mitsurugi será inútil, Battousai." Dijo, sacando la larga espada.
"Me parece bien. Pero, debo decirte, que en estos momentos, uso el Kodachi Nittou." Informó sacando las dos Kodachis de su funda.
Durante un momento se quedaron estudiándose el uno al otro.
En un destello, ambos avanzaron, supuestos a destajarse mutuamente.
Kenshin observaba todo, listo para detener a Battousai si era necesario.
LALALALALALALALALALALALALALA
Usui no era un hombre religioso. De hecho todo lo que oliera a religión lo detestaba.
Con mas razón al gigantesco monje que acababa de matar al intruso. Ahora se había puesto a rezar por el buen descanso del alma del chiquillo que seguía enclavado en la pared por un poderoso Futae No Kiwami.
Conocía el efecto de ese golpe. Pulverizaba por completo los huesos y órganos internos de una persona, sin importar cuan fuerte era. Y eso mismo hacía que la boca del chico goteara sangre sobre el puño asesino de su forzado compañero.
Una lástima. Y el que había estado ansioso de usar su "Ojo de la mente" para impresionarlo.
No lo veía con sus ojos. Un hombre ciego no ve. El usaba el ojo de la mente. Adquirido durante años de entrenamiento y perfeccionado por la tecnología del Jupongatana.
Por eso dejó de sonreír.
El chico no estaba muerto.
Su corazón seguía latiendo. Seguía respirando.
Seguía vivo.
"Es muy pronto para que me mates, Monje Idiota." Dijo Heero, reconociendo la vestimenta de su atacante, el cual rezaba frente a él.
Anji levantó la cabeza con asombro el ver como el chico le hablaba. Había estado seguro de haberlo matado. Había oído sus huesos crujir por el poder de su puño.
Sonriendo, Heero tomó la monstruosa muñeca con su mano, comparativamente más pequeña. Apretando con su ki, hizo que los huesos de su enemigo tronaran, aunque, era tal el asombro del monje que ni siquiera lo notó.
"Vuela." Le ordenó pateando su pecho con ambas piernas.
El impresionante cuerpo de Usui voló hasta la pared opuesta a ellos. La golpeó, rompiendo varias rocas de la misma, y cayó inconsciente. Escupiendo sangre por la boca.
"Asshole." Susurró mientras se limpiaba algo de sangre con la manga del abrigo.
El golpe fue fuerte. Muy fuerte. De no ser por su entrenamiento, y su Ki para bloquearlo, su esternón habría sido reducido a virutas de hueso.
Debía estar cerca de algo importante, se dijo. Para que mandaran gente de ese calibre, en vez de simples e incompetentes soldadillos.
"Estoy impresionado." Dijo la primera voz, proveniente de una persona en una pasarela a algunos metros e altura. "Eres capaz de resistir un ataque del "Rey Brillante" y dejarlo inconsciente. Debes tener una gran fuerza."
En la penumbra, Heero distinguió a un sujeto alto. Vestido con una clase de kimono gris. Lleno a mas no poder de ojos pintados. Ojos en las sandalias, en los protectores de brazos. Si tuviera ropa interior de ojos, no le sorprendería. Sin embargo lo notorio no era esa vestimenta. Ni la lanza puntiaguda con un extremo de bola de metal. Ni l caparazón de tortuga gigante n la espalda. Sino una venda puesta en los ojos con un par de letras bastante extrañas.
"¿Quién eres tu? Un esbirro de Shishio, supongo." Preguntó Heero tratando de deducir como le iba a atacar, si tenía los ojos cubiertos.
"No, te equivocas. No soy un esbirro. Solo soy un agente libre, que por el momento, ha sido contratado por ese vendado." Sonrió. Dejó caer la lanza y la bola de metal facturó l concreto del suelo donde estaba parado. "Mi nombre es Usui. "La espada ciega." Y seré el que le lleve tu cabeza, al comité la Alianza."
"Una linda forma de decir secuaz." Murmuró Heero, aguantando un poco una sonrisa burlona. "Así que serás el que me mate. Y ¿Cómo? Tus manos no pueden golear, lo que tus ojos no pueden ver."
Usui sonrió aun más.
"La gente como tú, siempre piensa que solo se ve con los ojos. Yo tengo algo superior al ojo más agudo. "El ojo de la mente" con el cual puedo ver, incluso los pensamientos de los demás." Usui saltó, aterrizando suavemente frente al cuerpo colapsado del monje inconsciente, enfrente a su enemigo. "Mi ojo de la mente puede ver tus movimientos. Las expresiones que haces. Si estas o no fatigado. Pudo saber que emociones tienes, sin importar lo mucho que intentes ocultarlas. Se que en estos momentos tu semblante es neutro, aunque tu corazón agitado demuestra que estas cansado, e impresionado de que alguien sin ver, te pueda decir esto."
Heero concordó en su mente. Era bastante raro, pero era cierto. Estaba impresionado por eso. ¿Tendría alguna clase de visión extracorporal?
"Se que vistes una armadura, se que usas una prenda larga y pesada. Se que eres entrenado y tan fuerte, como para que tus huesos no crujas fácilmente. Puedo ver que colocas una pose de defensa, creyendo que atacaré primero. ¿Me equivoco?"
Si que era bueno. Pensó Heero. Inspiró profundamente, callado, tal como le habían enseñado y bajó su Ki, relajando su postura.
"¿Que es eso¿Resignación¿Te has dado cuenta de la asombrosidad de mi Ojo de la Mente? Eso es bueno, de simples humanos."
"Espera un momento. ¿Quién te ha dicho que me he resignado? Solo me preparaba para esto…"
Con una gran velocidad, Heero sacó un par de armas y disparó al pecho de Usui. Usando la bola de metal como escudo, metódicamente las rechazó. Una por una. En el rebote, una de ellas se impactó con la armadura de Heero.
Eso ERA increíble.
"Tu corazón se desborda. ¿Asustado?" Preguntó Usui con una gran sonrisa.
Heero sonrió.
"No. Solo excitado, pues me he dado cuenta que tu técnica no es una lectora de mentes. Sino algo más. Tus oídos¿verdad?"
"No estoy en posición de revelarte ninguno de mis secretos."
Arrojándose, esquivó varios de los disparos de Heero, para después atacarlo con su lanza. Era rápido. Bastante rápido par ser ciego. Y fuerte. El abrigo absorbió los cortes, al ser de kelvar. Pero el impacto era lo bastante fuerte como para lastimarle.
Aunque, a decir verdad, no hizo mucho para defenderse.
Tomó la punta de la lanza con su mano izquierda y lanzó un golpe directo a la barbilla de Usui, quien la esquivó por poco.
"Lento." Dijo Usui mientras clavaba la punta liberada de la mano de Heero en su pierna.
"Ninguna técnica sobrepasa a mi ojo…"
"Deja de decir esas estupideces. Tu y yo sabemos que son tus oídos. El Jupongatana trabaja con esa clase de alteraciones. Tal como los músculos sobredimensionados de tu compañero, las piernas de acero del tal Seta Soujiro y la piel quemada de Shishio. No me sorprendes. Así que si me vas ha atacar, pelea."
La ceja de Usui tembló un poco. No solo había descubierto su técnica. Sino que la trataba con tal falta de respeto.
"Tal vez, has descubierto el secreto de mi Ojo De La Mente, pero ¡te iras a la tumba con él!"
No atacó de inmediato. Sino que rodeó con gran velocidad a su objetivo, en lo que soltaba pequeñas bolas grises. Bombas de humo, que reventaban conforme chocaban con el suelo. Heero permanecía quieto, no solo estudiando el movimiento de Usui.
Era lento. Bueno, si lo compara con Battousai o Reena, era bastante lento.
Y no era tan rápido como él. Sin embargo, su agudo oído le podía advertir de el mas mínimo movimiento que…
En la espalda, la punta de la lanza se hundió. El bendito abrigo lo escudaba, pero el golpe era parecido al de un balazo.
Y otro, y otro más.
Usui se estaba emocionando porque, según él, era tan rápido que el chico no se podía mover. Que su Ojo de la Mente era superior. Que en momentos dejaría de jugar para… bla, bla, bla, bla.
En su adiestramiento como soldado, había aprendido ha hacer de la fortaleza de un enemigo, su debilidad.
Mientras Usui seguía alardeando, Heero sacó un par de granadas de sus bolsillo.
El ciego estaba demasiado ocupado felicitándose a si mismo cuando "vio" que el chico se arrodillaba y cubría sus oídos.
Desesperado, pensó al oír como su corazón se desbocaba.
Pero también percibió un par de objetos arriba de el. Un par de objetos redondos.
Las granadas estallaron.
Eran "limpias", sin metralla. Diseñadas para distraer. Una sola onda expansiva que no hacía mucho daño a los que afectaba.
Pero dejó ciego al ojo de la mente de Usui.
Gritando, se dio cuenta que estaba en silencio. No podía ver nada.
Estaba totalmente Ciego.
Ciego.
CIEGO.
Perdido.
Sintió como alguien le "hablaba" en código Morse, golpeando levemente su brazo.
"Si tienes el valor. Seguirás viviendo. Si no, eres responsable de lo que hagas." Y ese alguien, el chico, colocó su lanza en sus manos.
Vivir.
Así.
Heero le dio la espalda cuando Usui hundió a punta de la lanza n su propia garganta.
Al menos, su conciencia estaría limpia.
No era digno de un caballero matar a un discapacitado.
"¿Porque no lo mataste tu?" Dijo una voz grave y tranquila proveniente de un enorme cuerpo anteriormente inconsciente.
"Soy un soldado, no un asesino. Mato cuando debo, y aquél individuo ya no era un peligro para mi o mi misión." Contestó Heero al ver como el impresionante sujeto se ponía de pie con dificultad.
Débil y algo sangrante, Anji, se paraba. Despertó a tiempo para ver como Heero dejaba que Usui se suicidara. Sin querer tomar parte en eso.
Para que haya derrotado a Usui, eso hablaba bien de sus habilidades.
"Yo lo hago, también para cumplir una misión, sagrada." Sus ojos eran bastante serenos, detrás de ellos había una extraña determinación, evidenciada por un ademán poco común. Anji llevó una de sus manos a su pecho. "Y tu interfieres en ella. Te daré la oportunidad de rendirte. Así morirás sin tanto dolor."
Heero, sonriendo, soltó los seguros de sus hombreras y las arrojó un tanto lejos. Así también el pesado abrigo, quedándose solo en un bodysuit negro.
Hasta había dejado las armas tiradas.
"Solo te diré eso. Convénceme, con tus puños." Dijo, teniendo pensamientos profundos en que basarse.
El gigantesco monje, apretó los puños, haciendo tronar sus nudillos y se arrojó al ataque.
A usar sin contenerse, el Futae No Kiwami.
LALALALALALALALALALALALALA
El sol se ponía en las lejanas montañas, tiñendo el cielo de colores claros, encendidos. Las nubes destacaban en sombras negras dándole forma y armonía al cielo.
Era la perfecta muestra de combinación entre la luz y la oscuridad. La cual aumentaba la belleza del panorama.
Reena reflexionaba en eso en lo que Zeross se preparaba para seguir hablando.
"Después de enterarme de todas esas verdades, tuve que regresar con Zellas. Debido a que ella me llamó, percibiendo sin duda que había encontrado algo importante."
"Le dijiste todo. Sobre Shaby, Death Fog y eso. ¿Verdad?"
"¿Estas loca? Si para mi fue un gran golpe. Zellas se habría vuelto loca. Como le pasó a Dolphin." Pausó un momento. "Solo le dije lo que era necesario para ahorrarme preguntas. Le dije que había encontrado una de las partes de Shabranigudú, en la profundidad de Sailoon. El resto es… bueno, historia."
"¿Fuiste el causante de esa destrucción?" La alegría, y el calor de su voz fue drenada al recordar la tortura de la guerra contra Zellas.
"Era eso, o desatar una guerra civil entre los Mazoku. Para ese entonces, había una gran cantidad de demonios que empezaban a desear el dominio en lugar de la destrucción. Y créeme, la raza humana, en medio de una guerra de ese calibre, se habría extinto por entero. Traté de minimizar los efectos de ese ataque dándole la ubicación de la Blast Sword a Gourry y la armadura de oliharcón. A Phil, le sugerí casar a Zelgadis y Amelia para reforzar el poder de Sailoon. El Cetro de la Vida a Sylphiel. Logré que Filia entrenara a Valtiera en la magia arcana y con engaños, hice que Milgazia le diera la lanza ancestral de los Dragones Antiguos. Traté de hace lo posible para evitar que todos ustedes perecieran."
Zeross, pausó. Sin duda le era doloroso recordar esas cosas. Reena lo vio en su rostro, comprendiendo lo difícil que le debió de haber sido "servir" a Zellas, a riesgo de que sus amigos murieran.
"¿Por qué no participaste en la batalla?"
"Antes de ella, estaba totalmente confundido. Obediencia a Zellas, sentimientos en un corazón que nacía poco a poco, la realidad de tu existencia y la locura de tus dioses. Eso era suficiente para llevar a cualquiera al borde de la locura. Así que…" Zeross rió un poco. Como burlándose de si mismo. "…Oré. Oré humilde y devotamente a L-sama. Confiando que ella podría darme la guía necesaria. Si alguien sabe más que Cepillad y Shaby juntos es ella. Así que, en la soledad de un bosque, oré con fuerza. Al inicio no contestó, lo cual resulto… bueno, nada sorprendente. Así que, frustrado a mas no pode, vague por ese bosque. Hasta que encontré a una pequeña niña, en la cima de un árbol. Colgando, a punto de caer. Su familia alrededor, asustada, aterrada ante la posibilidad de que muriera por esa caída.."
Levantó la cara ante la leve brisa que empezó a soplar.
"Para un Mazoku, lo ideal era dejar que cayera. Al morir, la gran cantidad de tristeza sería un plato delicioso. Pero no pude hacerlo. Volé, la salvé y la regresé con sus padres. Se deshicieron en agradecimientos. Incluso la niña me dijo algo que me sacó de onda. 'Es una buena persona.' Un Mazoku, una buena persona.
"Me tomó algo de tiempo darme cuenta de algo. Tenía los ojos abiertos y no se daban cuenta de mi naturaleza. Al verme después en el reflejo de un charco de agua, vi que mis ojos eran los de un humano. Entonces, L-sama me habló."
"¿Y que te dijo?"
"Eso es lo único que, lamentablemente, aún debe permanecer en secreto. Pero, después de eso, me di cuenta del papel que jugaba, y jugabas en el plano general de las cosas. Yo debía ser parte de ti, para que poseyeras mi poder. El poder mas allá de un Dark Lord. Y yo, ser el instrumento de L-sama para que tu lo obtuvieras. Por eso me liberó del dominio de Zellas y me dotó de un poder superior a cualquier otro mazoku. Ese poder que después del tiempo fue tuyo. Para que cumplieras tu destino: Perpetuar la voluntad de L-sama. Mantener un equilibrio en movimiento, ante todo."
Reena reflexionó. Y encontró un sentido a esa palabras. Cumplir la voluntad de L-sama. Aún en contra de sus mismos "hijos" tales como Shabranigudú y Death Fog.
"Cumplir mi destino. Hacer su voluntad. ¿Muriendo¿Perdiendo a todos aquellos a los que me importan, en el proceso?"
"Preguntas validas. Es aquí donde entra el tercer secreto Reena. Tal vez no puedes escoger tu destino. Peri si, la forma en como lo cumples."
Ante la interrogante mirada de la pelirroja, Zeross rió un poco y se levantó.
"Tal vez tengo que ilustrarlo. Ven conmigo. De nuevo."
Reena tomó la mano que Zeross le tendía para ponerse de pie.
LALALALALALALALALALALALA
El Wattoujutsu, es un estilo desarrollado en China hace varios siglos. Considerado como uno de los más poderosos. Según un rumor, fue desarrollado por un enemigo de Seijuro Hiko 3ro. Diseñado para contrarrestar todas y cada una de las técnicas del glorioso estilo Hiten Misturuji. Enishi lo aprendió de Gein, uno de los herederos de ese arte, para lograr enfrentar y destruir a Battousai.
Es un estilo impresionante. A tal grado que incluso Hiko (el actual) se vería en problemas para enfrentarlo.
De Kenshin, no se diga. Cuando luchó contra Enishi por primera vez, solo la brutalidad de Battousai pudo darle la fuerza necesaria para quedar tablas con su cuñado.
En esta ocasión no sería igual.
Después de todo, al Wattoujutsu, no le queda muy bien el Kodachi Nito.
Los primeros minutos, ambos oponentes atacaban sin mucha furia. Cada ataque era bloqueado, ya sea por una Kodachi, o por la tachi de Enishi. Battousai estaba en ventaja al acercarse demasiado, para entrar al espacio vital de su oponente y no dejarlo defenderse satisfactoriamente por la larga espada. En cambio, Enishi, al alejarse un poco, atacaba a Battousai sin recibir contraataques certeros dado el poco alcance de las espadas cortas del pelirrojo.
Los primeros minutos solo eran de prueba, para calibrar las fuerzas, para definir puntos débiles y abiertos en la defensa, y en el caso contrario, las mejores formas de atacar.
Se separaron después de un momento. Viéndose mutuamente.
El verdadero ataque empezó.
Enishi clavó la espada en el suelo, con la cuerda que adornaba el mango enrollado en su mano. Sonriendo apoyó la planta del pié en el extremo y saltó. Muy alto.
Silenciosamente agradeció al que diseñó los techos tan altos del lugar.
Chouten Tousei.
Enishi descendía, casi lentamente hacia Battousai, llevó la espada arriba de su cabeza y sujetó la punta de la espada con la mano izquierda, estirándola, tanto como la flexibilidad del arma le permitía.
No, no es un Chouten Tousei. Es el Souza Tousei. Pensó mientras cruzaba las Kodachis.
Con un fuerte grito Enishi realizó su ataque, y la espada, con la potencia de la caída, y la técnica descendió imposiblemente rápido.
Kenshin levantó albos brazos a tiempo. El impacto dio justo en el cruce de ambas Kodachis y la fuerza se transmitió dolorosamente a sus brazos, a su columna, sus piernas, terminando de hacer impacto en el suelo.
El concreto se fracturó ante la fuerza.
Y Battousai sonreía al ver la cara de incredulidad de Enishi cuando tocó el suelo, y la fuerza de su espada se había perdido.
Saltó, girando en el aire, golpeando la quijada de su Chad con las botas, haciéndolo retroceder. Terminó el giro, cayendo sobre sus pies y se lanzó al ataque.
Enishi hacía lo posible para detener esos brutales ataques. Maldiciéndose a cada momento por no haber usado una Wakizashi o algo parecido. Le era tremendamente difícil bloquear esos ataques con esa espada tan larga, y la fuerza de Battousai era grande, aumentada por el poco largo de sus armas.
Apenas vio la afilada punta que casi atraviesa su cara. Pero era su oportunidad.
Kaishi Tousei.
Giró sobre su pierna izquierda y trató de dar una estocada al cuerpo de Battousai.
Este se desvió girando y soltó una patada al pecho de su rival.
No podía rendirse, NO se rendiría. Giró de nuevo, estaba a la distancia adecuada.
Shuugeki Tousei.
Levantó la pierna para golpear el revez de su espada, justo a la altura del cuerpo del odiado pelirrojo.
Battousai se inclinó hacia atrás rápidamente, perdiendo el equilibrio. A tiempo evitó el ataque, de hecho sintió como la punta de su nariz alcanzaba a rozar el metal de la espada. Pero si caía quedaría en mala posición.
Invocó una corriente de viento a su espalda que evitó que cayera. Se recuperó a tiempo para detener un mandoble vertical desde arriba.
"¡Maldición!" Gritó al ver la rápida recuperación de su oponente. No era eso lo que tenía en mente.
Se apartó de inmediato.
Battousai sonreía. Satisfecho de su lucha. Orgulloso de su poder. (Mas que nada, se estaba divirtiendo por todas las expresiones de odio que Enishi mostraba)
Enishi crujió sus dientes por enésima vez.
"¡Basta! BASTA de esta estupidez. Te acabaré¡te ACABARE!" Gritó a todo pulmón.
La oleada de Ki tomó por sorpresa a Battousai, aumentaba mas allá de lo que había esperado.
Iba ha hacer algo. Algo peligroso.
Postura baja, pierna izquierda flexionada y la derecha extendida hacia delante. Espada atrás y sobre la cabeza. Pequeño salto. Giro. Y otro. Y otro, y otro más.
Battousai era el primero en atestiguar la mayor técnica del Wattoujutsu. Sernan Tousei.
Un tornado destructivo avanzaba directamente hacia él, formando corrientes de aire, y destrozando lo que se encontraba a su paso.
"Maldición."
Trató de atacarlo, pero sus armas no acertaban a bloquear ningún ataque. Saltaba hacia atrás, tratando de eludir, pero solo era cuestión de tiempo.
Y lo fue.
Una pared le detuvo el paso y Battousai se protegió la cabeza con los brazos.
Decenas de golpes con una espada afilada rasgaron la tela del abrigo, chocaron con el kelvar y las placas de acero de su vestimenta y golearon su cuerpo sin misericordia.
Como si un camión lo higuera golpeado, Battousai Himura caía al suelo a varios metros de distancia, en medio de pequeños pedazos de tela, y fibras antibalas rotas.
Una pequeña nubecilla de polvo se elevó cuando golpeó el suelo.
'¿Qué fue eso?' Se dijo Kenshin al no pode deducir el ataque.
"Había oído que usaba una clase de protección bastante efectiva contra los ataques de espada, Battousai. Era de esperarse. Eres tan cobarde que temes que te hieran. Peo¿Qué te parece? Mi Senran Tousei fue la primera vez que fuiste golpeado por un tornado¿verdad?"
Battousai se levantó, con cada hueso de su cuerpo doliéndole. Esa había sido una paliza que ni Reena y Heero juntos le pudieron haber dado. Hizo crujir su cuello sin dejar de sonreír.
Lo sabía, pudo saberlo.
Lentes en la oscuridad. Sin problemas para ver. Oído tan fino, que podía distinguir los sonidos de las armas, aún sin verlas. Tacto controlado, para no ser afectado por el dolor de ser golpeado.
Sigue siendo un peón de Shishio. Alterado genéticamente. Es hipersensible. ¿Me equivoco?
'No. Eso explicaría sus reflejos. Lo que nos lleva a esto. ¿Cómo lo detenemos?"
Facil. Battousai giró las Kodachis para tomarlas de reversa. Convertiremos su fortaleza en su debilidad.
"Enishi. ¿Listo para esto?"
LALALALALALALALALALALALALA
Las pantallas de la habitación presentaban múltiples ángulos de la batalla.
Trieze estaba impresionado por las técnicas demostradas por el joven de cabellos blancos. Pocas veces había presenciado una lucha de ese nivel. Era extraño que un simple humano llegue ha tener esa habilidad, pero, sin duda, bastante educativa.
Shishio, también disfrutaba. Enishi había sido uno de los mejores logros del departamento de alteración genética de Yumi. Su habilidad de sentidos incrementados, era lo que Usui pudo haber sido, si no se hubiera concentrado tanto en sus oídos. La velocidad de los reflejos era aumentada, compitiendo con el Shinsoku de Battousai.
Pobre tipo, no hay forma en la que venza, pero serviría a sus propósitos.
Dynast y Cephied estaban un poco apartados. Vigilando más que nada el plano astral y lo que les permitía ver.
Esa oscuridad y maldad emanada del pelirrojo, se encontraba restringida por una clase de contenedor, que sin duda, después de ver los expedientes de Himura, no era mas que Kenshin.
Es mas de lo que se espera de un ser humano. Su maldad es impresionante. Habló Shaby en la mente de Dynast.
También lo sentí en Chicago. Aunque no he tenido tiempo de investigar sobre eso.
¿Sientes como esta cautivo, como es obligado a contenerse por el lado…humano de él? Podríamos usarlo.
¿Usarlo?
Cephied sonrió en lo que se levantaba, y con una sonrisa malvada salía, dejando a un confundido Dynast, un sorprendido Trieze y un divertido Shishio.
Una invitación sería lanzada.
LALALALALALALALALALALALALA
Una pared se redujo en escombros. El inmenso puño de Anji se retiró en lo que un puño más pequeño se impactaba con su cara.
Heero había logrado evadir la mayoría de los golpes de Futae No Kiwami del monje gigantesco. Aunque había recibido varios. Su cuerpo sangraba en varias partes, pero no tanto como una persona común.
Cualquiera que no fuera él, se habría visto reducido a un saco de carne molida en el primer par de golpes.
Golpe a la quijada. Una vez Dúo le dijo que era un cara dura. Cosa ventajosa en esa situación cuando su quijada no se pulverizó.
Ataque hacia arriba. La cabeza de Anji subió violentamente, antes que su determinación le hiciera juntar sus manos y atacar a la cabeza del chico.
El suelo tembló cuando Heero se resistió a ese golpe. Ya estaba perdiendo mucho tiempo. Debía terminar ya.
"Basta." Dijo calladamente cuando bloqueó con los brazos cruzados una patada de Anji. Tomó ese pié y alzó el inmenso cuerpo en el are para hacerlo caer estrepitosamente en el suelo.
Con un golpe potenciado con su propio Ki, destrozó el hueso del hombro de Anji, hacendoso gritar de dolor.
Solo le quedaba un brazo útil, y esa mano no estaba en buenas condiciones.
Y no podía dar marcha atrás.
Trató de ponerse de pie, pero le fue inútil, estaba demasiado débil para hacerlo.
"Llamaste a ese golpe Futae No Kiwami¿Cierto? Lo he visto antes." Heero estaba bastante controlado. Para haber recibido golpes tan demoledores, podía hablar tranquilamente, casi como si nada hubiera pasado.
"Mientes. Este es un arte que solo yo conozco. Es la herencia del templo donde viví. Es un poder que solo los de corazón dispuesto pueden llegar a dominar."
"Di lo que quieras, pero he visto ese golpe antes. Sagara-san tiene un golpe tan bueno como el tuyo." El agente se colocaba de nuevo las armas, el abrigo y las hombreras. "Me comentó que lo había aprendido de un monje hace bastante tiempo."
Anji escucho con atención. No era posible que…
"Posiblemente me engañó. En fin, me retiro." Heero le dio la espalda al caído cuerpo del monje para retirarse.
"Espera un momento¿No vas ha matarme? Eso es lo que…"
"¿Lo que se espera? Te dije que nunca asesino, cumplo con mi trabajo. Tu ya no representas un peligro para mí o mi misión, así que no tengo necesidad de matarte. Además, digas lo que digas, Sanosuke-san se sentiría algo triste si le informara que he matado a alguien que usa su técnica."
Heero se retiró sin decir más.
Anji, desde que recordaba, había pensado que ese chico había muerto en ese incendio. Pero ahora había una posibilidad, algo que le permitiría retomar el camino correcto y tener la fuerza de separarse de Shishio.
Heero lo dejó solo, reflexionando.
Sin embargo, para desgracia de Anji, Shishio no admite fracasos.
Jamás volvió a ver la luz del día.
LALALALALALALALALALALALALA
Habían pasado como 5 minutos desde que empezaron a caminar, cada uno sumergido en sus pensamientos. Hasta que llegaron a un cruce de varios caminos. En medio, un poste, con varios carteles de madera en forma de flechas. Cada uno señalando un camino en particular, rotulados con la palabra "destino".
"Tener un destino Reena, es tener una meta. Como saber a que cuidad o pueblo vas ha llegar. Si bien, no puedes cambiar ese destino, tienes la libertad de escoger la forma en la que vas ha llegar." Dicho esto, giró a la derecha. Reena lo siguió. "Puedes escoger un camino directo, uno más largo. Lleno de obstáculos o totalmente llano. Recto, con curvas, cubierto con árboles o desértico. Pero al fin y al cabo, acabarás en el destino que tienes."
Para ilustrarlo, llegaron a lo que parecía una barranca. Lejos, estaba un pequeño pueblo amurallado, con mas de 6 o 7 caminos a su alrededor.
"¿Así que puedo escoger la forma en la que voy a morir?"
"Ah niña. Sigues con eso en la cabeza. El tercer secreto es este: Puedes escoger el camino que te lleva a tu destino, así como también lo que harás después de efectuarlo. Tu destino nunca ha sido morir. Sino preservar un equilibrio. Hacer que siga la voluntad de L-sama."
"Entonces ¿Por qué he muerto tantas veces¿Por qué mis amigos mueren en cada una de mis vidas?"
El dolor era palpable. Zeross lo sabía. Y de nuevo, pacientemente explicó.
"¿Crees que no tenías opción? Te lo ilustraré de esa forma. Sailoon. Zellas. Recibiste mi poder, usaste el hechizo del Caos para matar a Zellas. Al final, te dejaste morir en vez de refugiarte en el Plano Astral. Después de todo ya eras un Mazoku, el Plano Astral te habría permitido recuperar energías para seguir viviendo."
Ver que Reena reflexionaba, le indicaba a Zeross que iba por buen camino.
"Segunda Kouma. Destrozaste a esa parte de Shaby, pero rechazaste la ayuda de Filia para sanarte. Pudiste aceptarla, curarte, y quizás seguir viviendo con tu… "Abuelita" en lo que seguía la siguiente fase de tus destinos. Pero no, escogiste morir para renacer. Lo mismo en la batalla con Dolphin y Caotic Blue. Te quedaste en el Plano Astral, presenciando su destrucción, en vez de regresar a Wu Dan y seguir viviendo."
"No tenía nada por lo que vivir. Había perdido todo por lo que luchaba."
"De seguir viviendo, habrías encontrado un motivo nuevo por el cual vivir. Eso es lo que no quisiste hacer. Te centraste demasiado en las cosas que perdiste, como para ver que aún podrías encontrar muchas cosas por las que luchar."
Zeross, la vio directamente a los ojos.
"Es lo mismo ahora. Puedes elegir el camino fácil, difícil, corto o largo. Pero al final, no tienes que morir. Solo si así lo deseas. Pero si encuentras razones por las cuales seguir viviendo, tendrás la oportunidad de forjarte un nuevo destino, un nuevo propósito por el cual vivir. Si así lo deseas."
"Entiendo." Dijo al final de un rato.
"Si tienes esto en mente te será mas fácil, pasar a la siguiente fase de tu preparación."
"¿La siguiente fase?"
"Cuando salgas de aquí, tendrás la completa libertad de usar la magia negra, a su totalidad. Incluso un Drag Slave sin la necesidad de pedirle poder a Shaby. Por ti misma, ahora, tu poder es equivalente al del actual Shabranigudú. Es oscuro, por el momento, pero lo recibes directamente del Mar del Caos mediante mi. Sin embargo aún debes encontrar el poder arcano y despertar tu poder Ryuzoku, que Valtiera te brindó antes de la segunda Kouma. Pero en eso no te puedo ayudar. Lo tendrás que hacer por ti misma, aunque tengas que enfrentarte de nuevo a los terribles recuerdos que esto conlleva."
"¿Tengo opción?"
"Si. Puedes atacar de una vez a Shaby, destruirlo por completo antes de que despierte. Acabar con Dynast y los Mazoku. Acabar con un solo ataque a la Alianza. Pero, el camino que habrá después, será mucho más difícil. Pero aún así, deberás equilibrarte, o irremediablemente te convertirás en el Mazoku de este mundo."
Por un momento permanecieron en silencio, contemplando el paso de las nubes en el cielo azul.
"Creo que, aunque tenga opciones, debo seguir el camino sugerido¿Verdad?"
"Si. Es el más difícil, pero es el más seguro. Para ti, y para aquellos a los que quieres defender."
Reena Asintió. "Gracias. Esto, si que me ha servido. Para bien."
"Me alegro por ello. Por ahora, debes regresar. No interferiré, pues ese no es mi papel. Pero estaré observando todo lo que sucede. Cuando llegue el momento, mi poder total estará contigo."
Reena abrazó a Zeross como despedida. Fue un abrazo cálido, de gratitud, admiración y cariño. El lo devolvió con los mismos sentimientos.
"Solo que… hazme un favor." De improviso, Zeross besó a Reena en la boca. Bastante apasionadamente. "¡Llévale esto a Filia.!" Dijo alegremente y desapareció.
Por un momento, Reena no tuvo mas que decir que…
"¡Maldito Namagomi!"
Y todo el paisaje se volvió luz
LALALALALALALALALALALALALALA
El cuarto destelló por segundos, solo para desvanecerse tan repentinamente como cuando se iluminó.
En medio del lugar, Reena Inverse sostenía una vasija de porcelana invaluable, sonriendo con una cara levemente indignada. Incluso riendo pausadamente.
"Baka. Gracias, Namagomi-chan." Finalizó.
Casi con alegría, vertió un par de lágrimas en su honor.
LALALALALALALALALALALALA
"Debo de reconocer y admirar tu destreza. Has mejorado mucho desde la última vez que nos vimos en Tokio en la casa de Kanryuu. ¿Puedo preguntar a que se debe ese cambio tan repentino?" Battousai creía haberlo deducido. Aunque necesitaba confirmarlo para poder hacer su movida.
"Sí. Supongo que debes tener curiosidad. Después de nuestra batalla, en la mansión de Kanryuu, me di cuenta que aún estaba un poco atrás de ti. Por eso, mi hermana me sugirió que buscara la ayuda de Shishio y su tecnología. Gracias a eso, mis sentidos, todos están mas allá de los límites humanos. Mis ojos pueden percibir un alfiler a mas de 100 metros, mis oídos complementan mi vista, lográndome adelantar a los movimientos de mis oponentes. Mi piel es muy sensible, pero puedo controlar el dolor, hasta el grado de ignorarlo por lo que las heridas no me afectan. Puedo distinguir a las personas por su aroma. En otras palabras, estoy mas allá de los límites. Mucho más que tu."
Battousai asintió. Eso es lo que quería oír.
"Tu hermana te lo sugirió. Debes estar muy contento de tenerla para que te aconseje. ¿Verdad?"
Enishi sonrió de orgullo.
"¿Sabes que recuerdo más de Tomoe? No son sus sonrisas. Sino un precioso y exótico lunar en forma de media luna que tenía." Aquí iba, la provocación.
"No mientas Battousai. Tomoe no tenía ningún lunar."
"Bueno supongo que es porque nunca se lo viste. Estaba en un lugar de difícil acceso."
Con el dedo índice señaló su frente. "Estaba por…" Bajó su índice por la mitad de su cara. Su cuello. Cruzó su pecho y siguió más debajo de su abdomen. Terminó señalando un lugar muy cercano a la entrepierna. Enishi abrió los ojos de asombro.
"Debo ser honrado y decir que nunca le hubiera visto, si ella no se hubiera depilado para nuestro segundo aniversario. Deberías de haberla visto," pausó para describir con las manos. "Un hermoso corte en forma de corazón que se dividía en dos por…"
"¡GYAAAAAAHHHHH!"
El joven de cabellos blancos gritó de furia.
Eso había sido demasiado, y por si fuera poco, Battousai le dirigía una sonrisa ganadora.
La furia era incontenible. El odio demasiado. La tensión provocó cambios en su cuerpo.
Una clase de venas empezó a crecer debajo de su piel. Hinchándose, incluso cambiando de color. LA expresión final no podía ser descrita como humana. Parecía más un animal rabioso.
"¡TE MATARÉ!"
'Bueno, es una reacción normal.' Dijo Battousai mentalmente y se preparó.
Enishi, desató su Senran Tousei, siendo por mucho, más brutal que el anterior que casi le muele los huesos. Avanzaba implacablemente destrozando lo que estaba a su paso, sin advertir la sonrisa de su blanco.
Battousai agarró las kodachis de reversa, alzó ambos brazos sobre su cabeza y esperó, enfocando su Ki en el siguiente ataque.
5 metros, 4 metros, 3, 2, 1…
"¡LUZ!" Gritó.
Un destello prolongado, 3 veces más fuerte que el sol de mediodía apareció por un segundo.
Enishi vio el destello, sus ojo sensibles lo registraron y entonces.
El tornado terminó. La Wattou salió colando hasta clavarse en una pared muy lejana en lo que su dueño, entre gemidos trataba de detener el dolor lacerante de sus ojos.
Estaba ciego, sus retinas, se habían quemado.
Y aún no terminaba.
"¡Ouji estilo Kodachi Nittou Ryu. Kaiten Kembu Rokuren !"
Fue el turno de Battousai de convertirse en un torbellino de afilado metal.
Enishi recibió varios cortes. Rozones apenas. Y se habría burlado porque había fallado, su atención se concentraba en intentar calmar el dolor de su cabeza para usar sus otros sentidos.
En la parte más alta del salto, Battousai desató el viento.
Si en el Senran Touisei Enishi es un tornado, en el Kaiten Kenbo Rokuren, estaba dentro de un tornado. Decenas de corrientes de aire cortantes lo rodearon, rasgando su ropa y más. Decenas de cortadas aparecieron a lo largo de su cuerpo, la sangre convertida en pequeñas gotas al mezclarse con el aire. El cuerpo del joven subió, casi hasta el techo, golpeado constantemente por ese ataque tan diferente al de las espadas.
Battousai aterrizó en el suelo, sonriendo victoriosamente.
A su espalda, Enishi caía, golpeando el piso con gran fuerza. Inmóvil.
Ciego.
"Maldito." Alcanzaba a decir entre jadeos. "Maldito demonio. ¿Cómo puedes hacer eso?" Inútilmente trató de incorporarse.
El pelirrojo guardó tranquilamente las Kodachis en sus respectivas vainas, a su espalda.
"Pero no importa. Mientras tenga a mi hermana podré recobrarme. Mi hermana me guía. ¿Lo ves? Ella me dice lo que tengo que hacer. Me pide su venganza. Venganza contra ti, su asesino."
Enishi no era capaz de sentir. Su cuerpo había desconectado prácticamente su sentido del tacto para evitar que entrara en shock debido al intenso dolor que debería de sentir. Sus ojos estaban apagados, aunque, de todos modos, la fantasma imagen de Tomoe se formaba en su oscuridad.
Tomoe, su querida hermana.
"Voy a decirte algo Enishi. Te juro por el recuerdo de Tomoe, tu hermana y mi esposa..."
"¡Cállate! No tienes el derecho de decir su nombre." De haberse podido mover, había empezado un nuevo ataque.
"... y por el alma de mi hijo que descansa en el otro mundo. Mi espada jamás se manchó con la sangre de ella. Nunca." Le dio la espalda, para prepararse a salir del recinto. "Si no me crees, pregúntale al fantasma de tu hermana. Ella me dará la razón."
Enishi durante un momento dudó de esas palabras. La sinceridad detrás de ellas era evidente. Pero no podía ser verdad, él sabía lo que era. Sabía que era un experto en mentir y...
Tomoe sonreía.
"Hermana, hermanita. No, dime que no es verdad. Que es mentira lo que..."
Sonreía tiernamente, y asentía. Le estaba dando la razón.
Himura tenía razón.
Tomoe se la daba.
Los ojos apagados de Enishi, empezaron a humedecerse, mientras él trataba de anteponerse a eso y convencerse de que no era verdad.
Otra vez, Tomoe le dio la razón, acariciando su mejilla, limpiando la lagrima que rodaba solitaria por ella y colocando su cabeza en su regazo.
Yukishiro Enishi, terminó llorando como un bebé en la oscuridad perpetua de su ceguera, mientras el fantasma de Tomoe trataba de consolarlo, para que tuviera la oportunidad de tener otra vida.
LALALALALALALALALALALALALA'Como lo prometí, no lo maté.' Informó Battousai a Kenshin.
Gracias. Aunque no te vez muy alegre que digamos. Ganaste, eso no fue suficiente.
Kenshin no recibió respuesta. Battousai se había alejado, dejándolo solo.
No quería lidiar con esa clase de sentimientos encontrados.
Kenshin recordó fugazmente a su esposa, y resuelto, siguió adelante.
Aún tenía una misión que cumplir.
LALALALALALALALALALALALAHeero sacudió la cabeza, girando el cuello a la vez para hacer reacomodar sus vértebras. Afortunadamente, por 5 minutos no había encontrado resistencia alguna, lo que le permitió descansar un poco de la apaleada que ese gigantesco monje le había dado.
Y como suele suceder continuamente en este relato, el descanso no duró mucho.
"Allí está" gritaron un par de sujetos a su espalda.
Suspirando Heero de nuevo volvió a esquivar y con gran elegancia, acertar en sus disparos. Dos guardias menos.
"No dejen que escape."
20 guardias mas. ¿Por qué todos los supervillanos tienen tantos esbirros a su cargo?
Por algo son supervillanos.
Aunque eso lo hace el superhéroe.
Sin tentar a la suerte, Heero se alejó de allí en lo que cargaba de nuevo sus armas. Caminado por un corredor, se encontró a un par de soldados custodiando una puerta de metal. Con dos golpes pulverizó sus cabezas y entró, confiando en su suerte encontrar algo valioso.
Por esta ocasión, la suerte lo favoreció.
Encerrada en una cápsula de cristal, con sistemas de láser detectores de movimiento, armas automáticas en cada pared, y sensores de presión en el suelo, Heero Yui encontraba un tesoro robado a los Ryuzoku.
Tesoro que, con un poco de mas suerte, regresaría con ellos.
LALALALALALALALALALALALALA Alianza contemplaba el avance de sus enemigos. Shishio, entretenido por la derrota de Enishi. Trieze, divertido por esas bonitas coreografías con las que luchaban.
Dynast, estaba expectante, vigilando el proceder de un alma tan negra como cualquier mazoku. Restringida por el corazón amable de un hombre.
Y su encuentro con Ruby Eye.
LALALALALALALALALALAHay que ser justos con Kenshin. El fue un esposo amoroso, que idolatraba a su mujer.
Los recuerdos de esa época feliz habían regresado por el abandono momentáneo de Battousai, y el encuentro con Enishi.
Envidiaba por una parte a su cuñado, quien en su demencia podía ver a su hermana. El solo se podía conformar con los recuerdos. Y los recuerdos dolorosos se anteponían a los felices.
Bueno, no tenía caso centrarse en esas cosas. Lo que le agradaba, era el respeto que demostró ahora Battousai, evitando una muerte innecesaria. Lo cual era bueno, ya que significaba que se estaba reformando¿verdad?
Si, claro.
Mejor pídele al gobierno que sea honesto.
Pídele al solo que salga de noche.
Pide que los muertos caminen...
"Kenshin¿eres tu?"
La voz a su espalda lo congeló.
De hecho le dio miedo girar para ver quien le había hablado.
Pero lo hizo.
Y se dio cuenta que había enloquecido, al fin por completo.
"Kenshin. Hace tato tiempo que no te veo." La mujer vestida en un Kimono tradicional y un chal de color. Largo cabello y profundos ojos negros.
Las kodachis que permanecían en sus manos en guardia, resbalaron cuando sus dedos no las sostuvieron mas.
"Tomoe..."
LALALALALALALALALALA
En el proximo capitulo:
Kenshin se entrega una vez mas a su querida esposa, en lo que negocios turbios se hacen dentro de su mente. Heero encuentra gran parte de los planes de la Alianza en lo que Shishio lo encara. Kenshin sufrirá de un castigo sin piedad en lo que Reena le dará saludos a Filia de parte de Zeross.
Todo esto y mas en el Cap. 13 "La maldición". Solo aquí, en La Alianza.
LALALALALALALALALALALALALAN.A. Lo se, el combate fue realmente patético. Tenía pensado hacerlo grande, y emocionante. Tal vez, emulando a La Saga Venganza de RK del manga. Pero después me puse a pensar en algo interesante. Los enemigos de Kenshin, no habrían tenido una oportunidad, si hubiera usado una espada de verdad y no un sakabatou. Ademas es Battousai, enfrentándose al Wattoujutsu, estilo creado unicamente para contrarrestar el HMR y no otros estilos. Tambien en mas poderoso debido al uso de la magia.
Asi que, desúes de reflexionar en eso, bueno, creo que hice la lucha tan patética (me agrada esa palabra) solo para señalar algo que, creo ya es obvio. Heero y Ken, estan en otro nivel. Solo son dignos Shishio, Trieze y gente de esa clase.
Por eso vencieron tan fácilmente.
El siguiente cap. Será en dos partes separadas, por lo que esten atentos.
Otra cosa He actualizado rapido. ¿Han visto una reducción en la calidad? Porque casi no tengo tiempo para hacer revisiones. Cualquier cosa, diganme.
Gaby(hyatt, Angel Nemesis, Elena, todas ustedes. Gracias. Respondo lo que sea por e-mail.
Sin mas por el momento...
¡faltan 6 días para el estreno de Estars Guars! Estoy ansioso por verla y saber si George Lucas va ha enmendarse, o a condenarse para siempre.
(Que tenga a los hermanos Wachouski y su Ma...trix de ejemplo.)
