Holas a todos! Como veréis estoy actualizando todos mis fics viejos por ahí perdidos y... ¡Hoy le ha tocado a este! La bonita historia de amor entre Sakura y Kiba... Una pareja "exótica" pero si te paras a pensar tampoco es que queden tan mal¿No? Al menos se cambia un poco.

Bueno... Aquí ya empieza a caldearse el ambiente... Espero que les guste (ya que para este capítulo me he esmerado más que con el anterior) y... ¡Dejen Reviews!

Este y los demás capítulos van dedicados a Layla-scar quien me animó a continuar el fanfic y además es fan de Kiba Gracias guapa!


Capítulo 2:

Una invitación que no puede ser rechazada

Kiba y Sakura avanzaron hacia el porche de la casa aún iluminado. La chica temblaba de arriba a bajo, y su pelo totalmente empapado le caía por las ropas raídas. La brisa invernal se llevaba parte del blanco manto que cubría el sendero y se colaba por los espacios abiertos en el vestido de la joven.

Kiba al notar que tiritaba y ver que sus labios empezaban a amoratarse se quitó su chaqueta y se la puso por los hombros.

Un agradable calor recorrió el cuerpo de Sakura.

"¿Mejor?" -le dijo él.

Ella solo asintió y siguió tiritando.

Llegaron a la puerta de la casa que estaba cerrada. Kiba tocó fuertemente con los nudillos. Del interior se escuchaban varias voces, pero una femenina y gruñona se alzó por encima de todas ellas.

Sakura comenzó a toser de forma alarmante. Le dolía mucho el pecho...

Kiba volvió a tocar impacientándose.

"Ya voy... Ya voy.."-se escuchó decir.

La puerta se abrió.

"¡No sé cómo se te puede ocurrir dejar la puerta abierta con el frío que hace, Kiba!" -le espetó la mujer nada más abrir. Era su madre. - "¡Otro despiste de estos y la próxima vez te quedas en la calle!"-lo amenazó la mujer. Aunque había algo en sus palabras que no la hacían muy creíble.

La mujer se percató entonces de que su hijo no estaba solo y vio a la pelirrosa envuelta en la chaqueta del chico.

"¿Podemos pasar ya?" -inquirió Kiba del mal humor, viendo que su madre ocupaba toda la puerta. La mujer se echó a un lado y el joven entró.

"¿Pero qué te ha ocurrido!" -le preguntó directamente a la chica, agarrándola del brazo y obligándola a pasar.

"Se ha caído al agua..." -mintió Kiba, al tiempo que cerraba la puerta con llave. - "La confundieron con un ladrón." -explicó señalando sus ropas.

"¡Pobre niña!" -le dijo la mujer, mostrándole sus colmillos. Le pasó su mano por la cara y el pelo y reparó en el corte de su labio. No dijo nada... Pero empezaba a dudar de la explicación de su hijo. - "Anda pasa." -la apremió, acompañándola a un enorme salón comedor.

Allí parecía que se celebraba una gran fiesta. Sakura jamás había visto una reunión familiar tan numerosa en un día que no era año nuevo o navidad. En una mesa larga varias personas charlaban animadamente después de una copiosa cena. La chica advirtió que eran todo miembros del Clan Inuzuka, pues todos llevaban aquellas marcas rojas en la cara. Dos gigantescos lobos pasaron por su lado correteando y jugando. La joven dio un paso atrás asustada.

Ninguno pareció advertir su presencia hasta que la madre de Kiba habló:

"¡Hana!"

Una hermosa joven de cabellos largos y castaños interrumpió su conversación y miró a la mujer. Luego pasó su vista a Kiba y a Sakura que se abrazaba temblorosa a la chaqueta.

Rápidamente se levantó de su asiento y corrió hacia donde estaban.

"¿Qué ha pasado?" -preguntó asustada.

"Trae alguna manta y toallas para secarla." -ordenó la mujer sin darle explicaciones. - "Si no entra pronto en calor, cogerá una pulmonía."

La chica obedeció, y las dos mujeres abandonaron la sala dejando a los dos jóvenes ninjas en el salón.

Sakura se dio cuenta que todos los que estaban a la mesa habían parado de hablar y la miraban preocupados. Incluso los lobos habían parado de jugar. La chica se sonrojó avergonzada por haberlos interrumpido de semejantes maneras.

"¿Es amiga tuya Kiba?" -preguntó un joven de la misma edad que Hana, intentando romper el incómodo silencio que reinaba ahora en el ambiente.

"Sí... Haruno Sakura." -contestó mirando a la chica.

"¿La han atacado?" -preguntó entonces un hombre.

Sakura intentó contestar pero le volvió a entrar aquella molesta tos.

"No... Sólo trataban de asustarla para que se fura. No le hicieron nada."

Uno de los lobos gimoteó arrepentido.

Las dos mujeres entraron de nuevo en la sala. La madre de Kiba despojo a la kunoichi de la chaqueta de su hijo y se la tiró bruscamente. La joven Inuzuka la envolvió con unas mantas y le puso una toalla por encima para quitarle la humedad del pelo.

"Abría que quitarle el vestido..." -comenzó a decir ella. - "No está mojado pero convendría que se cambiara."

La madre de Kiba asintió.

Y todo el resto de la mesa se inclinó curioso para ver la escena. La mujer notó esto y se giró hacia todos malhumorada.

"¡Pero bueno esto no es ningún espectáculo!" -gruñó. - "Si habéis terminado de cenar ya os estáis marchando a dormir!".

La gente allí reunida se puso en pie rezongando y poco a poco fueron abandonando la sala, no sin antes darles a todos las buenas noches. Uno de los hombres besó a la mujer antes de irse a las habitaciones.

"Buenas noches Hana, Kiba...Tsume cariño, no tardes ¿vale?" -sonrió este con picardía.

"¡Tardare lo que sea necesario!" -le espetó esta, y luego le dio otro beso.

"Buenas noches a ti también, Sakura."

Y dicho esto tan solo quedaron los cuatro en el gran salón.

"¿Ayudo en algo?" -se apresuró a decir Kiba, al ver que tanto su madre y su hermana se ponían manos a la obra, y ayudaban a desvestirse a la chica.

"¡Pero qué haces todavía aquí!" -exclamó entonces su madre.

"Es mi amiga y..."

"Si quieres ayudar haz otra cosa, pero no te quedes aquí mientras se desnuda!" -lo reprimió Hana.

El chico entonces se dio cuenta de que llevaban razón y enrojeció hasta las orejas.

"Sí, claro. Perdón." -se excusó cogiendo en brazos a Akamaru y saliendo de la habitación.

Minutos más tarde y todavía bastante desconcertada pues le costaba asimilar lo rápido que había pasado todo, Sakura terminaba de secarse el pelo en el baño. Ya estaba vestida, la hermana de Kiba: Hana, le había dejado un antiguo uniforme de Chuunin que ya no usaba. Era una prenda muy cómoda sin el chaleco y también aislaba del frío.

Contempló su reflejo en el espejo. Tenía muy mala cara. Estaba pálida y tenía los ojos muy rojos y brillantes. Se tocó la frente... No, no tenía fiebre. Luego reparó en el corte del labio. La sangre ya se había secado. Pasó sobre él la yema de sus dedos y los apartó rápidamente como si le hubiera recibido un calambre... Todavía escocía.

Se escuchó llamar a la puerta.

"¿Estás bien Sakura?"

Era la voz de Kiba.

Sakura emitió una leve y triste sonrisa. Hacía tiempo que se conocían pero hacía bien poco que se habían empezado a hacer amigos, y todo gracias a Naruto que sin saber cómo conseguía hacerse amigo de cualquiera. El Inuzuka le recordaba en parte a él. Solo que este era muchísimo más protestón y competitivo que Naruto... Pero por otro lado y aunque era igual de inmaduro que el Uzumaki, sabía valorar la amistad, se preocupaba por los demás y... La había llevado a su casa, cuidado y... se había preocupado por ella sin siquiera preguntar de dónde venía o qué había pasado en realidad para no estar en casa de Sasuke.

El corazón se le encogió.

"¿Sakura¿Sigues viva?"

Qué buena persona era Kiba...

"Sí. Estoy bien." -contestó ella por fin.

Se cepilló el pelo y salió del baño, dándose de morros con el chico.

"Lo siento." -sonrió este. - "¿Ya estás mejor?"

La pelirrosa asintió.

"Sí, muchas gracias por todo lo que habéis hecho por mí Kiba-kun. Siento haber sido una molestia y una carga para vosotros. He interrumpido vuestra cena y...No creo que mañana vaya a ver el examen..." -le agradeció. - "Bueno, será mejor que vaya tirando para casa y... ¡Gracias otra vez!" -sonrió ella.

Pero el chico le contestó con una sonora carcajada.

"¿Te has vuelto loca Sakura¿Cómo vas a irte a tu casa a estas horas con lo lejos que está y con el frío que hace?"

"Pero..." -comenzó ella. - "No tengo otro sitio... Sasuke..." -pero se bloqueó al pronunciar su nombre y ya no le salieron las palabras. Tenía un nudo en la garganta.

"Mi madre me ha obligado y ordenado a invitarte que te quedes, y te aseguro que no aceptará un no por respuesta." -le dijo risueño.

"Pero Kiba... Ya os he dado bastante trabajo por hoy. ¿Cómo me voy a quedar aquí?" -exclamó.

"¿Bastante trabajo?" -rió esta vez. - "Esto no ha sido nada. Estamos en una casa conviviendo con lobos, perros y otros animales que mi hermana y primos traen de la clínica veterinaria. Por estas fechas tenemos al cuidado toda una jauría de perros guía tiradores de trineos, y por si fuera poco la loba de mi padre esta a punto de parir." -explicó feliz. - "¿Crees que quedarte aquí una noche va a su poner más trabajo que todo eso?"

"No sé..." -comenzó Sakura enrojeciendo a causa de su ignorancia acerca del Clan de su amigo. - "Ya que estáis tan atareados aquí no pinto nada. Y como sois tantos seguro que no os sobran camas..."

"Sobran siete." -la cortó. - "Te he preparado la antigua habitación de mi hermana... Está al lado de la mía por si necesitas algo."

"¿Estás seguro de que no voy a molestar?" -insistió ella.

"¡Segurísimo¿Has cenado?" -le preguntó cambiando de tema y haciendo que callara de una vez.

Sakura quiso decir que sí para evitar dar más problemas, pero Kiba no se lo creyó y excusó que si era cierto que había cenado, un poco más de comida tampoco le vendría mal. Así que el chico se metió a la cocina y calentó lo que les había sobrado de antes.

Al poco rato, Sakura ya estaba intentando tragar lo que el chico le había ofrecido (una especie de empanada acompañada con algo de carne), mientras él la vigilaba atentamente desde la otra punta de la mesa y Akamaru dormía en su regazo.

Sakura comenzaba a sentirse incómoda, pues Kiba se encontraba apoyando su cabeza sobre una de sus manos contemplándola como si verla comer fuera algo interesantísimo. Pero no quiso decirle nada para no sonar descortés después de todo lo que había hecho por ella. Siguió comiendo en silencio tratando de evitar su mirada. Pero le era imposible.

"No tengo más hambre." -dijo ella finalmente, apartando el plato.

"No has comido casi nada."

"Te dije que había cenado ya."

"Ya me dirás dónde"-comenzó sarcástico - "... porque en la taberna no te dejaron probar nada, y no creo que tuvieras tiempo de ir hasta casa de Sasuke en tan poco..."

Pero tuvo que dejar de hablar porque por la mejilla de la chica comenzó a resbalar una lágrima. El hecho de nombrar a Sasuke y la taberna le había recordado a todo lo que había ocurrido anteriormente. Kiba la miró sin comprender muy bien lo que había hecho o dicho mal para que se pusiera a llorar de repente.

"Sakura..." -comenzó. Y se levantó y se sentó en la mesa junto a ella. - "¿Qué te pasa¿He hecho o dicho algo que te haya sentado mal?" -preguntó preocupado.

La chica negó con la cabeza y trató de reír.

"Para nada... Tu te has portado muy bien. ¡Muchas gracias!" -sonrió, aún con lágrimas en los ojos. - "Lo mejor será que me vaya." -dijo levantándose.

Él también se incorporó y la retuvo.

"Ha sido por Sasuke¿Verdad?"

Sakura miró a otro lado confirmando sus sospechas.

"No sé lo que te habrá dicho esta vez, pero no le hagas caso. Es un auténtico cabronazo. Yo de ti ya no le seguiría más el juego... ¡Tratándote como lo hace ese imbécil no te merece!"

Sakura ahora lloró con más fuerza.

"Vaya, lo siento."

"No... Si tienes razón." -sollozó ella. - "No sé por qué me empeño en ir detrás suyo si él nunca ha mostrado ni una pizca de simpatía hacia mí. Me odia..."

"Hombre... Tanto como odiar..."-intentó consolarla.

"Me odia Kiba." -aseguró ella, clavando en él sus ojos esmeralda.

Al recibir aquella mirada su corazón dio un brinco. Se le veía tan frágil...

"Bueno..." -dijo notando que el calor comenzaba a subírsele a la cabeza. - "Si no quieres cenar más... Lo mejor será que vayas a dormir y descanses. Mañana será otro día y... Ya verás como te encuentras mejor y con más ánimos."

Ella asintió y se secó parte de la cara con la manga.

"Gracias Kiba. Eres muy bueno."

El chico la miró de reojo algo más serio, esto último le había pillado por sorpresa.

"No. No lo soy."-aseguró este.

El joven la acompañó hasta lo que era su habitación. Era bastante grande, con un gran armario con varias estanterías y una cama de matrimonio. Justo en la habitación de al lado que se comunicaba con la suya por una puerta lateral se encontraba el dormitorio de Kiba.

Sakura se dio cuenta entonces de que le faltaban las cosas que había traído. Las había dejado junto a la piedra al lado de los baños termales y se había olvidado de cogerla cuando entró a la casa. Quiso ir a por ella, pero Kiba no le dejó y le prestó un pijama suyo para dormir. A la pobre Sakura le quedaba grande y los pantalones se le caían continuamente, pero una vez más no protestó y agradeció el gesto de su amigo.

Apartó la colcha y las mantas, y se metió dentro de la cama. Kiba se despedía de ella bajo el marco de la puerta que daba a su cuarto.

"Buenas noches Sakura. Y si te pasa cualquier cosa, no puedes dormir o lo que sea estoy aquí al lado ¿Vale?"

La chica asintió.

"Lo sé. Muchas gracias y buenas noches."

"Descansa." -le dijo él mientras cerraba la puerta y se encerraba en su habitación.

La chica apagó la luz y se tumbó en la mullida cama. Sentía frío por todas partes. Tan sólo serían cuestión de minutos y volvería a entrar en calor. Frotó sus piernas entre si y parte del pantalón se le resbaló hacia abajo.

"Maldito pijama... Con lo a gusto que llevaría yo el mío" -Pensó para si.

Y cerró los ojos. Notaba como el aroma de la camiseta que llevaba la invadía por completo. Se estaba tan bien... Era casi como estar en compañía.

Abrió los ojos. La imagen de Sasuke le volvió a su cabeza. Aquella noche debería haber estado junto a él. Debería haber estado junto a él. Acompañada...

Se dio la vuelta y miró fijamente la pared. Se había puesto nerviosa. No podía dejar de pensar en Sasuke... Cómo la había rechazado. Cómo la había humillado... Cómo la había pegado. La almohada comenzó a humedecerse. No se había dado cuenta pero volvían a caerle lágrimas de sus ojos.

En la habitación contigua, Kiba tampoco podía conciliar el sueño. El chico sí estaba en compañía: Akamaru dormía sobre su pecho.

Él mantenía la vista clavada en el techo. No podía dejar de pensar en Sakura. En qué le habría pasado... Qué le habría dicho Sasuke y por qué no habría ido a su casa a dormir. Se la veía muy triste, cuando normalmente era una cabeza alocada como Ino.

Se dio la vuelta nervioso y Akamaru se despertó y volvió a enroscarse junto a él.

El olor de Sakura estaba por todas partes. Desde que había entrado, su casa se había ido contagiando por aquel dulce aroma a flores. Su estómago se contrajo y notó como su cuerpo descargaba adrenalina. Recordó la cara de la chica mirándole con los ojos llorosos... Le hubiera encantado poder reconfortarla.

Sacudió la cabeza intentando deshacerse de todo lo que le pasaba por la mente ¿Por qué no podía dejar de pensar en ella¡Era su amiga! Y en el momento bajo en el que se encontraba era vergonzoso que pensara en ese tipo de cosas. Era una chica muy guapa pero, él no era del tipo de personas rastreras que van aprovechándose de los desengaños amorosos de los demás.

Volvió a darse la vuelta angustiado imaginándose que ella pudiera pensar eso de él. Akamaru esta vez le ladró enfadado, pues no podía dormir si no se estaba quieto.

"¡Ya lo sé!" -le espetó.

Y trató de cerrar los ojos y dormir.

Pero el aroma de Sakura todavía era perceptible en el ambiente.

"Ojalá pudiera haber estado con ella un poco más..." -pensó para sus adentros

Y en ese momento la puerta de la habitación se abrió y escuchó las pisadas de unos pies descalzos seguidas por la voz temblorosa de la pelirrosa:

"Kiba... ¿Estas dormido?" -susurró ella.

El chico se incorporó rápidamente, tirando a Akamaru de la cama.

"No!" -respondió el agitado. - "Puedes entrar."


Fin de este capítulo! Tendremos que esperar al siguiente para ver lo mejor XD Y ahora ya sabéis, si queréis que lo continúe y todo eso, dejadme un Review con vuestra opinión!

Ojalá os haya gustado!