Aquí estoy de nuevo... Actualizando. Hay alguien a quien le suena de algo el título que le he puesto? A Iseo sé que sí XD (Y si no te pego...). En fin, esta vez no voy a decir nada más. Leed y gracias por todos vuestros comentarios.


Capítulo 4

Qué va a ser...

Ya había amanecido. Los primeros rayos de luz del nuevo día se filtraban por los huecos de la persiana acariciándole la cara. Abrió los ojos y los volvió a cerrar con rapidez pues la poca iluminación le dañaba la vista aun acostumbrada a la oscuridad de los sueños.

Estuvo a punto de darse la vuelta para dormir aunque fueran unos minutos más, cuando notó que algo cálido estaba apoyado sobre su cintura. Un poco sorprendida, y a pesar de que le costaba horrores mantener los ojos abiertos, se incorporó en la cama y su larga melena castaña cayó en cascada sobre sus hombros.

"¿Akamaru?" -pronunció con voz ronca. Y a continuación dio un largo bostezo.

El animalillo hecho un ovillo sobre su cuerpo, estiró las patitas y la saludó feliz.

"¿Qué haces aquí¿No has dormido con Kiba?" -preguntó, sentándose en la cama y calzándose las zapatillas.

Akamaru agachó la cabeza entristecido y tras un breve gemido saltó de las mantas, y se frotó en las piernas de Hana buscando en ella algo de cariño.

"Ya va..." -dijo ella, terminándose de peinar y recogerse el pelo. Luego tomó al perrito en brazos. - "¿Vamos a despertar a Kiba? Ese chico malvado que no te deja dormir..." -bromeó acariciándolo, saliendo de aquella habitación y dirigiéndose a la de su hermano pequeño.

No era la primera vez que Kiba conseguía que Akamaru se fuera a dormir a otro cuarto. Como decía su madre, ese chico era puro nervio y era incapaz de estarse quieto incluso cuando debía descansar. La chica recordaba que las pocas veces que le había tocado compartir cama con él, habían resultado ser una completa tortura y se había planteado el apalancarse en el suelo para conseguir algo de paz.

Hana suspiró postrada ante la entrada de la habitación aún cerrada. Era temprano, pero ya olía a café y tostadas en el piso inferior, y él siempre era el primero en bajar a la cocina. Se le hacía extraño que aún durmiera.

Sonrió divertida, le encantaba despertarlo los días que se quedaba dormido mordisqueándole las orejas. Y sin pararse a llamar, abrió con cuidado la puerta haciendo el menor ruido posible y se escabulló en el interior del cuarto.

Lo que la joven vio a continuación era sin lugar a dudas una de las cosas que menos esperaba encontrarse. Se detuvo en seco y respiró acelerada sin dar crédito a lo que contemplaban sus ojos.

La luz de la mañana iluminaba por completo la cama del chico, y en ella los cuerpos desnudos de los dos jóvenes unidos en un abrazo, encajados perfectamente el uno con el otro, dormían placidamente tal vez debido a un innecesario agotamiento.

Hana se llevó una mano a la boca haciendo notar su nerviosismo. Le hubiera gustado poder salir de ahí, y no haber presenciado esa escena, pues era la primera vez que se topaba con algo parecido. Pero ya era demasiado tarde. Ahora lo que más le preocupaba era que su madre estuviera despierta y los encontrara, pues seguramente no sería muy comprensiva.

Se acercó hasta donde se encontraba su hermano y lo llamó todo lo cuidadosa que pudo para que sólo él despertara.

"Kiba..." -le dijo muy cerca del oído.

El chico apretó fuertemente los labios y arrugó los ojos queriendo volver al mundo real. Después, despertó lentamente y contempló algo borroso el rostro de su hermana que no sabía decir si parecía muy enfadada o muy preocupada. Notó un agradable calor y se percató de que Sakura se encontraba durmiendo encima suyo, con la cabeza apoyada en su pecho. Notaba todo su cuerpo desnudo descansando sobre su vientre.

Empalideció al instante al ver allí a su hermana, mirándolo fijamente con aquella expresión en la cara. Los había descubierto... Se incorporó lentamente dejando con suavidad el cuerpo de la pelirrosa sobre el colchón, la chica se revolvió un poco pero siguió profundamente dormida.

"Hana... Yo..." -comenzó en un susurro tratando de excusarle. Pero la chica lo hizo callar.

"Haz el favor de ponerte algo de ropa encima. Mamá ya está despierta y como os encuentre así es capaz de castrarte."

El chico empalideció aun más y tragó saliva asustado, viendo como su hermana abandonaba con rapidez la habitación.

Cuando la joven estuvo fuera, cerró la puerta con la misma suavidad con la que la había abierto y se apoyó en la pared aun con sobre aliento. No podía terminar de asimilar el hecho de que su hermano hubiera crecido tan deprisa. Era evidente que ya no se trataba de un niño, pero tal vez todo había sido demasiado brusco. De pronto y sin saber porqué, la escena que había presenciado le pareció hasta cómica y divertida, y sin querer emitió una leve carcajada. Negó con la cabeza risueña y se dirigió al piso de abajo en busca de algo de comer. Su expresión había cambiado totalmente.

Al fin y al cabo, Kiba seguía siendo su hermano pequeño.

El joven Inuzuka aun permanecía sentado en su cama, bastante sofocado por el hecho de que su hermana los hubiera encontrado así. De un brinco, se levantó y corrió hacia las dos puertas pasándoles el cerrojo, para asegurarse de que nadie volviera a irrumpir allí hasta que ambos estuvieran "visibles". No obstante, debían darse prisa en bajar a desayunar o su madre empezaría a sospechar algo raro.

Se dio la vuelta para regresar a la cama y despertar a Sakura que yacía sumergida en un profundo letargo. Al verla dormida, tan inocente, tan hermosa, con la espalda al descubierto y aferrada a la almohada, comprendió que él era el hombre más afortunado de la tierra por haberla tenido aunque solo hubiera sido por aquella noche.

Se acercó a la joven y situándose encima suyo la besó tiernamente en el cuello y luego continuó haciéndolo por la zona de los hombros. Tenía ganas de amarla, de besarla y de hacerle nuevamente el amor.

Poco a poco y con estas caricias, en el rostro de la joven se fue dibujando una sonrisa, hasta que finalmente se dio la vuelta hacia el chico y lo miró medio dormida.

"Buenos días." -lo saludó la chica risueña.

"Buenos días." -contestó el otro.

"Que buen despertar..." -comentó estirando sus brazos. - "¿Nos hemos dormido¿Qué hora es?"

"La hora del desayuno." -suspiró poniéndose en pie. - "Será mejor que me duche o no llegaremos a tiempo para ver los exámenes..."

"Sí.." -murmuró Sakura algo triste y con un claro tono de preocupación en su voz. - "Tienes razón."

La joven se sentó en la cama tapándose con la sábana, mientras Kiba iba de un lado para otro de la habitación cogiendo algo de ropa que ponerse. Hasta aquel instante no se había dado cuenta, pero todo lo bueno que habían vivido durante la noche había terminado justo en el momento en el que habían despertado. Volverían a la realidad, y seguramente todo seguiría como antes.

En ese instante, sacándola de sus aturdidos pensamientos, los labios del chico se encontraron con los suyos una vez más, llenándola nuevamente de alegría.

"no te pongas triste…"

Sakura clavó en él sus brillantes ojos verdes.

"Kiba..."

Se incorporó para poder abrazarlo, y al hacerlo, la sábana que la cubría se resbaló dejando de nuevo su cuerpo desnudo a la intemperie.

"No quiero que amanezca tan temprano.-sollozó la chica. - "Me gustaría quedarme aquí para siempre. Contigo."

Aquellas palabras unidas con el cuerpo desnudo de Sakura, lo excitaron de nuevo. Como si se tratara más de una necesidad como la de beber o comer.

"Eso tiene fácil solución."-sentenció el chico, bajando la persiana del cuarto. La oscuridad volvía a reinar en la habitación. - "¿Ves? Todavía es de noche." Entre las sombras la joven sonrió de nuevo.

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Habían perdido mucho tiempo, y hacía un buen rato que debían estar en el estadio donde se celebraban los examenes de Jounin. Ahora los dos jóvenes junto a Akamaru corrian apresurados por las calles de la villa, para llegar lo más pronto posible. Era bastante probable que les cayera una buena reprimenda.

Y además, Sakura cada vez más desganada se iba quedado atrás, hasta que llegó un momento en que se paró en seco. Hacía demasiado frío y calor al mismo tiempo, sentía sus extremidades congeladas, pero su pecho y garganta estaban ardiendo.

"No puedo más..."

"Va, Sakura" -la apremió el chico. - "No nos queda nada para llegar."

"Ve tú. Yo... Prefiero irme a casa y luego decir que estoy enferma o qué se yo."

Pero Kiba sabía que había algo más detrás de todo aquello. Sakura era una persona fuerte y una carrera matutina en una fría mañana de invierno no bastaba para acabar con ella.

"¿De qué tienes miedo?" -le preguntó finalmente, mirándola a los ojos.

La chica desvió la vista. A pesar de que ahora confiaba plenamente en él, volver a la realidad era algo que la aterraba.

"¿Qué vamos a hacer ahora?"- alcanzó a decir finalmente.

Al chico esa pregunta lo sorprendió, sin duda. Había sido tan feliz durante todo ese tiempo, que no se había preocupado de otra cosa. se acercó a ella.

"Sakura…" -le dijo acariciándole la mejilla y apartando de su cara algunos mechones. - "Quiero que me prometas una cosa. Y quiero que la cumplas."

Ella se humedeció los labios nerviosa. Pero se veía capaz de vender su alma al diablo por aquel chico.

"Vale."

Él sonrió.

"Me da igual lo que pueda pasar quiero que seas feliz. Prométeme que no permitirás que nadie te haga sufrir, prométeme que nunca vas a llorar por alguien a quién no le importes ni te merezca... por favor."

Lo miró feliz. Sus temores se habían disipado.

"Lo prometo. -sonrió ella dándole un beso en la mejilla, muchísimo más tranquila.

Los dos se miraron cómplices de un delito que guardarían celosamente en sus corazones.

Y dicho esto, la chica tomó al Inuzuka de la mano y comenzó a correr animada en dirección al estadio.

"¡Date prisa o acabarán encargándonos alguna misión deshonrosa como castigo!" -exclamó la chica divertida, tirando de él.

"Si es contigo, me da igual."pensó el chico

Tras unos minutos, los dos jóvenes llegaron al estadio. Los dos llevaban el uniforme de Chuunin, que obligaban a llevar aquel día. Al distinguir ante ellos las enormes puertas, sus manos se separaron inconscientemente y avanzaron hacia ellas deprisa.

"¡Ey! Vosotros¿A dónde vais?" -escucharon la voz de un guardia que les cortaba el paso. - "Hace mas de una hora que ha empezado el examen y ahora no se permite entrar a nadie más."

"Somos Inzuka Kiba y Haruno Sakura, antiguos subordinados de Yuuhi Kurenai y Hatake Kakashi." -explicó la chica. - "Hemos venido a ver las pruebas de nuestros compañeros."

"Ya veo.." -murmuró el chico. - "Pues deberíais haber madrugado un poco más. Ahora no os puedo dejar pasar." -zanjó.

Kiba ya estaba apretando los puños dispuesto a cualquier cosa, cuando detrás de aquel impertinente escucharon una voz femenina.

"Déjalos pasar, anda"

Los dos jóvenes se sorprendieron al verla ahí tan campante con su uniforme de Jounin. Ninguno de los dos se había enterado de que ella iba a estar de vigilante aquel día.

"¡De ningún modo¡Me da igual que este mocoso sea tu hermano¡Ha llegado tarde!" -exclamó el guardia malhumorado.

"Haz la vista gorda por mí." - sollozó la joven poniéndole ojillos de cachorrrillo . - "Por favor..." -añadió bajándose ligeramente la cremallera de su chaleco.

Kiba se llevó una mano a la cara, avergonzándose de su hermana. ¿Por qué le gustaba tanto hacer el imbécil?

"Bueno... Vale." -balbuceó el joven, embobado con las curvas de la Inuzuka.

Sakura puso los ojos en blanco, nada más ver aquello.

Y así, los dos se precipitaron al interior del recinto.

"¡Hoy me debes dos, pequeño!" -escucharon que gritaba ella desde la puerta.

"¿Dos?" -inquirió Sakura, interrogando a Kiba con la mirada.

Este sonrió ruborizado, enseñando sus colmillos.

"Ya te contaré..."

Y mientras recorrían uno de los pasillos, unas siluetas al fondo gritaron sus nombres.

"¡SAKURA-CHAN¡KIBA!"

Era Naruto.

Los dos chicos se volvieron al escucharlo. El chico no se encontraba solo. Hinata, Shino, Shikamaru, Chouji e Ino estaban con él.

El rubio corrió hasta donde se encontraba la pelirrosa tranquilamente por el resto del grupo, y se plantó delante de ella bastante disgustado.

"¡LLEGAS TARDE¿Ves como estás cogiendo las malas costumbres de Kakashi? Incluso él ha llegado antes que tú!"

La chica enseñó sus dientes tratando de mostrar una sonrisa que la excusara y no contestó.

El rubio suspiró aliviado.

"Creíamos que te había pasado algo. Me alegro de que estés bien."

"¿Algo?" -preguntó la chica, sin comprender. - "Si sólo he llegado tarde."

"Tu también has llegado muy tarde, Kiba-kun." -le sonrió Hinata. - "Te has perdido el combate de Shino-kun. Ha sido uno de los mejores."

Shikamaru asintió conforme.

"Sí, pero no ha tenido ni punto de comparación con el de Sasuke!" -gritó Ino eufórica. - "¡Y tú te lo has perdido frentuda!"

Sakura empalideció al escuchar el nombre del Uchiha. Kiba vigilaba sus reacciones muy de cerca.

"Sasuke..." -murmuró ella.

"Sí. ¡Ha estado increíble!" -corroboró Naruto. - "Me cuesta creer que no lo hayas visto... Oye¿Y no te ibas a dormir a su casa¿cómo es que no has venido con él?" -inquirió.

"¡Es cierto!" -exclamó Ino, poniéndose al lado de la chica y dandole un codazo cómplice. - "Tienes que contármelo todo¿Habéis hecho algo fuera de lo común? -susurró con picardía.

Sakura enrojeció de golpe.

"Pues verás Ino... En realidad yo..."

En ese mismo instante los altavoces del estadio anunciaron el próximo combate: Rock Lee contra Michiko Taro. El sonido retumbó por todas partes.

"¡Ya le toca a cejas encrespadas!" -exclamó Naruto entusiasta, dirigiéndose hacia la primera salida a las gradas. Sakura sonrió aliviada, al no tener que contestarle a Ino en aquel momento y todos siguieron al Uzumaki. Kiba caminaba muy cerca suyo sonriente, al tiempo que se inventaba una mala excusa que contaba a sus dos compañeros. Sakura la más rezagada del grupo lo contemplaba distante también con una sonrisa en la cara...

"Encontraste el camino de vuelta por lo que veo." -la sorprendió de pronto una voz tras suyo.

Se detuvo en seco.

No se atrevió a darse la vuelta.

No importó porque él la tomó por el brazo y lo hizo por ella hasta que los dos quedaron mirándose, uno frente al otro. Sakura comenzó a temblar.

"¿Te resultó muy traumático pasar la noche sola?" -rió el chico con malicia, mientras desenroscaba una venda que cubría su muñeca.

"Sasuke..." -balbuceó ella. No sabía porque, pero estaba aterrorizada.

"No te he visto en mi combate." -continuó él despreocupado. - "¿Por qué no has venido?" -le preguntó entonces con severidad, clavando en ella sus fieros ojos.

"Vivo lejos. Ya lo sabes."

Él negó con la cabeza como si le resultara divertido.

"¿Te parece normal que después de acosarme durante toda una semana por el tema del examen, llegue la fecha y no aparezcas¿Qué clase de excusa es esa Sakura!" -la gritó.

"Lo siento pero..." -comenzó a disculparse.

"¡No has venido!" -dijo entonces tomándola por los hombros y empotrándola contra la pared.

La chica cerró los ojos dolorida a causa del impacto en su espalda.

"Quiero saber por qué..." -susurró a pocos centímetros de su cara con voz amenazante.

Kiba dejó de reír y su rostro se contrajo. Acababa de escuchar algo que no le había gustado en absoluto. Se giró desesperado, buscándola. Sakura no estaba con ellos.

"¿Dónde está Sakura?" -preguntó con un hilo de voz.

Hinata lo observó sorprendida, y activó su Byakugan.

"Todavía está en el pasillo." -enrojeció de golpe al ver al Uchiha tan pegado a ella. - "Está con Sasuke."

Kiba palideció y saltó de su asiento y volvió sobre sus pasos lo más rápido que pudo. Cuando dio con ellos no pudo evitar la rabia que lo carcomia por dentro... En aquel momento el Uchiha tiraba del cabello rosa de la joven obligándolo a mirarle a la cara. Así que sin pensárselo ni un segundo se abalanzó sobre el chico tomándolo por el cuello del uniforme y le asestó un puñetazo en la cara.

"¡Como te atreves a tocarla hijo de puta!" -gritó loco de ira, golpeándolo de nuevo.

El afectado le dio una patada en el estómago y se apartó de él.

"¿Se puede saber qué coño te pasa a ti ahora?" -bramó Sasuke, limpiándose con el brazo la sangre que manaba de su boca, bastante sorprendido.

Pero el Inuzuka no le respondió y volvió a enzarzarse con él. En situaciones normales, Kiba habría resultado muy mal parado, pero aquel día Sasuke había tenido un combate muy duro, y el otro chico sacaba una sorprendente fuerza que se acrecentaba con la rabia interior. Sasuke estaba recibiendo demasiado, y Sakura sentada en el suelo contemplaba la escena horrorizada (y un poco parada sin saber qué hacer).

No podía permitir que se estuvieran peleando por su culpa. Si no hacía algo eran capaces de matarse. Tuvo el mismo miedo que había sentido hacia unos años cuando separó a Naruto y Sasuke de una de sus tantas peleas. Se veía incapaz de hacer nada. Siempre tan débil, siempre protegida por alguien...

Debía cambiar aquello. Tenía que empezar a solucionar las cosas por su cuenta. Solo de esta manera y siendo ella misma podría ser feliz.

"¡BASTA!" -Estalló con el rostro empapado en lágrimas.

Ninguno de los dos le hizo caso. Así que temblorosa se puso en pie y se acercó a los dos chicos. Agarró con fuerza el brazo de Kiba y tiró de él.

"¡No sigas por favor!"

El Inuzuka dejó de golpear a Sasuke y miró a Sakura que los contemplaba llorosa. Pero este segundo bastó para que el Uchiha reaccionara y arremetiera nuevamente contra él. Y Kiba no se iba a quedar atrás...

"¡He dicho que paréis¡Kiba detente¡Lo vas a matar!"

Pero sus gritos no servían de nada. Así que se le ocurrió tal vez la única manera de que por lo menos Kiba no siguiera, y se colocó entre los dos chicos protegiendo el cuerpo de Sasuke. No estaba dispuesta a que ninguno de ellos acabara en el hospital.

"Si quieres pegarle, tendrás que pegarme a mi primero."

La chica se había colocado entre él y Sasuke y observaba a Kiba con decisión. No podía comprender porqué había hecho eso.

"Sakura..." -dijo, con la respiración entrecortada y dejando de pelear. - "¡Quítate de ahí¿Se puede saber por qué lo defiendes?" -arremetió con rabia.

Pero la chica no se movió y tampoco contestó.

Sasuke rió agitado.

"Estúpido, pensabas acabar conmigo si ni siquiera puedes con ella?" -dijo tomando a Sakura de la muñeca. - "Anda, vamos a hablar a algún sitio menos conflictivo."

Sakura obedeció y siguió al Uchiha bajo la atónita mirada de Kiba.

"Sakura..." -dijo con un hilillo de voz.

La chica se giró hacia él con los ojos llenos de lágrimas.

"Por favor, no te entrometas."

El corazón de Kiba se partió al escuchar estas palabras.

"¿Qué ha pasado?" -preguntó entonces la voz de Hinata, sofocada y bastante preocupada. Había estado siguiendo la pelea de los dos chicos.

Shino, Naruto, Shikamaru, Chouji e Ino también habían ido con ella.

"¡Os estáis perdiendo también el combate de Lee-san!" -les advirtió Naruto más que molesto.

Pero Kiba se había quedado inmóvil, pálido y tembloroso observando cómo las figuras de Sakura y Sasuke se perdían al fondo del pasillo.

"Ahhh... ¡Qué bonito es el amor!" -suspiró Ino. - "Después de todo aún hacen buena pareja... Que envidia me dan."

"Sí, a Sakura siempre le ha gustado Sasuke... No entiendo por qué se tienen que estar peleando todo el día, si después resulta que sí se quieren." -comentó Naruto.

"Ya sabes lo que dicen, Naruto: Los que se pelean se desean." -canturreó la rubia.

"Eso significa que te gusta Shikamaru, no?" -le preguntó Chouji a la chica.

La conversación desvarió a partir de ahí. Pero Kiba ya no escuchaba nada. Cada palabra de sus amigos se le había ido clavando en el corazón como una daga ponzoñosa. Le costaba mucho trabajo poder respirar y no podía pensar con claridad. Tuvo que hacer un gran esfuerzo por no venirse abajo.

La persona a la que más quería acababa de irse de su lado. Se había ido con otro... Justamente con el que menos soportaba que estuviera.

Llegados a este punto, el Inuzuka no lo soportó más y salió corriendo de allí ante la sorprendida mirada de todos los presentes.

"¡Kiba!" -lo llamó Hinata.

"¿Se puede saber qué mosca le ha picado?" -preguntó Naruto rascándose la cabeza. - "Hoy está realmente raro."

"No deberíais haber dicho nada sobre Sakura." -los cortó Shino de pronto, con su voz pausada de siempre.

"¿De Sakura?" -inquirió la rubia. - "¿Por qué?"

"Kiba está enamorado..."

"¿De Sakura?" -preguntaron Naruto, Ino y Hinata al unísono.

"Hoy olía igual que él... Ha pasado la noche en su casa."

Tan sólo podía correr, pensar en huir, en salir de allí cuanto antes... Aunque tampoco sabía a dónde ir o qué hacer.

Qué estúpido había sido pensando que Sakura lo había querido en algún momento. Ella siempre había estado enamorada de Sasuke, tal y como habían dicho... ¿Y qué era de todo lo que había pasado aquella noche¿Todo lo que habían compartido juntos? Estaba claro que Sakura no podía olvidarse de una persona en tan solo una noche. ¿Quién era él para cambiar aquello¿Quién era él para cambiar el corazón de Sakura?

Tropezó y calló de bruces en la hierba mojada. No lo había notado pero tenía los ojos desbordados de lágrimas y dos pequeños ríos resbalaban por sus mejillas.

Él no era nadie...

Se quedó ahí tendido bajo el frío invernal que le calaba hasta los huesos. Pero no le importaba. Ya todo le daba igual. Ahora sólo una pregunta asaltaba su mente: Qué iba a ser de él? Y de Sakura?

Qué va a ser... De los dos...


Fin? XD Noooo! Todavía nos queda un capítulo! Lo he tenido que cortar aquí porque se estaba haciendo demasiado largo, sorry...

Qué os ha parecido este? A mí no me termina de convencer porque además de que tenía pensado terminarlo de una vez por todas, no me ha quedado tal y cómo había pensado. Creo que he escrito demasiado rápido y claro, así ha quedado de cutre. Espero mejorar en el siguiente que ese SÍ (y ahora asegurado) será el último capítulo de la historia.

Muchas gracias a todos los que me dejan reviews, hoy no me da tiempo a comentarlos. Tan sólo quiero darle las gracias a Clara x la corrección y lamento subirlo con una semana de retraso (El salón me impide pensar en otra cosa.)