Wolas! Si, lo sé, he tardado mucho en actualizar pero como buena escritora esto me tenía que pasar.

Mi inspiración ha dicho. ¡Chau, chau nos vemos! Y no he podido escribir nada durante una larga temporada, nada de nada. Aún no entiendo como podí terminar Melodia (mi fic de CCS), me parece que me concentré en él porqué tenía que acabarlo ¡YA! Pero bueno, el otro día mi inspiración dijo. "¡Hola¡Estoy de vuelta!" y me faltó tiempo para empezar a escribir.

Conclusión: Este capi. Deciros que es muy corto pero todo tiene una explicación y esta os la doy a bajo.

Quiero deciros otra cosa. Tanto el capi pasado como este ocurren durante el día que la Kaoru del pasado le dio a nuestra Kaoru. Como véis, pasaron muchas cosas en poco tiempo. El accidente de Tomoe por ejemplo.

No os aburró más que seguro que tenéis ganas de leer el capi y espero que sea de vuestro agrado.


Enishi se levantó pesaroso de la cama por segunda vez, la primera había sido en la madrugada, cuando había recibido una llamada de Tomoe informándole que iría directamente al hospital.

Otra vez se había quedado a dormir en casa de su amante.

Miró la foto donde estaban ellos dos con Akira Kiyosato.

Maldecía una y otra vez el día en que un hombre cegado por los celos y el odio había entrado con un arma en el centro de Seguridad Social donde Akira trabajaba. El hombre protegía con su cuerpo a la mujer y los dos hijos del hombre despiadado recibiendo él los tiros.

Después se lo llevaron al hospital donde el mejor cirujano lo atendió, un tal Kenshin Himura, más conocido como Battousai Himura, el mejor, aunque al parecer, esa vez no había podido hacer nada y ni tan solo dio la cara.

Poco después se mudaron a Tokio y ahí conoció a la familia Saito. Kaoru. Sayuri.

El resto era historia.

Se duchó y se visitó con ropa deportiva, cómoda pero a la vez elegante y se dirigió hacia el restaurante donde días antes había visto a Kaoru.

Trabajaba ahí como cocinero y de momento estaba a prueba pero el jefe estaba realmente contento con él.

Trabajaba ocho horas, más una extra que hacia voluntariamente y sin cobrar pero que le iba muy bien para poder alejarse de todo y también relajarse, preparándose para la sesión de terapia.

Cada día las ocho de la noche se dirigía hacia ahí. Había hecho varios "amigos", hombres que como él querían cambiar y otros que solo estaban ahí para decir que habían cumplido. Esos hombres son los que no soportaba y mucho menos los soportaba cuando se acercaban a su guapa psicóloga.

Se llamaba Yôko Tsukimine. Alta, delgada, cuerpo bien proporcionado, ojos oscuros y profundos y pelo corto (el cual llevaba con mucha elegancia) y de color negro profundo. Había notado como Yôko se sonrojaba bajo su mirada gris… se había prometido a si mismo que nunca más se volvería a enamorar, que nunca más volvería a estar junto a una mujer, ya había hecho suficiente daño en el pasado.

A dos de las mujeres que más quería en la vida.

Cuando entró en el restaurante saludó a jefe y se puso el delantal, dispuesto a empezar a preparar las delicias del día pero fue entonces cuando el telefono sonó.

Rápidamente, la recepcionista del lugar lo cogió.

-¡Yukishiro! – Enishi salió de la cocina para cerciorarse que era él a quien llamaba – Piden por ti

-¿Por mi?

-Eres Enishi Yukishiro ¿no? – la recepcionista lo miró extrañada y se sonrojó violentamente, ya se había vuelto a equivocar, y solo era su primera semana. Hizo un gesto para volver a hablar por teléfono pero Enishi le arrebató elegantemente el auricular

-Si, soy yo, no te preocupes – ella exhaló aliviada - ¿Dígame?

-¿Es usted Enishi Yukishiro?

-Si

-¿Hermano de Tomoe Yukishiro?

-Así es

-Señor Yukishiro, le llamó del Hospital de Tokio. Su hermana ha sido ingresada hace cinco minutos y…

-¡CÓMO?

-Su hermana ha tenido un accidente y…

-¿Cómo está!

-No puedo facilitarle esta información, si quiere saberla tendrá que trasladarse a…

-¡Ya sé donde está! En seguida vengo – Enishi colgó furioso el teléfono bajo la atenta mirada de su jefe y la recepcionista – Mi hermana ha sido ingresada al hospital y… - explicó.

-Tranquilo, ve, hoy te cubrimos nosotros – Enishi sonrió agradecido y salió disparado hacia el hospital


-¿Qué ha pasado? – Aoshi salió rápidamente hacia la entrada de urgencias donde Sanosuke entraba con una camilla donde había potrada Tomoe, a su lado Kenshin con las curas en los pequeños rasguños

-Un accidente de tráfico. Tiene hemorragia interna y varios huesos rotos

-Bien, vamos al Box – Sanosuke entró rápidamente con Tomoe y Kenshin iba a hacer lo mismo

-Tu no Kenshin

-No pienso quedarme fuera Aoshi

-Estás herido

-¡Es Tomoe!

-Justamente por eso, estás demasiado ofuscado para…

-No me hables de estar ofuscado cuando una de las mujeres más importantes para mi se muere en un quirófano – y sin más entró siguiendo los mismos pasos de Sanosuke


Enishi entró apurado al hospital.

-Busco a mi hermana – Sayo enfocó sus ojos verdes hacia el recién llegado - Yukishiro, Tomoe

-Está en quirófano, atendida por el señor Shinomori y el señor Himura

-¡Qué? – preguntó furioso

-Que está siendo atendida por…

-¡Ya lo entendí! – gritó exasperado

-¿Qué está pasando Sayo? – preguntó Kaoru apareciendo en escena

-El señor pregunta por…

-Enishi – susurró Kaoru

-Kaoru… - Enishi se acercó a ella y la tomó de las manos - ¿Dónde está Tomoe?

-Está…

-Aparta tus manos de mi mujer – la voz de Aoshi sonó mucho más fría que de costumbre - ¿Qué haces aquí Enishi?

-Mi hermana…

-Es Tomoe, Aoshi – respondió rápidamente Kaoru

-¿Familiares de Tomoe Yukishiro? – Kenshin salió con su bata blanca hacia la Sala de Espera. En su mirada el violeta y el ámbar se mezclaban incansablemente.

-¡Himura! – los ojos de Enishi destilaban rabia, odio. A Kaoru se le rizaron los pelos de la espalda. Kenshin se dio la vuelta para examinar al joven que venía hacia él.

-Enishi Yukishiro – susurró. El hermano de Tomoe. ¿En esta época también?

-Así es. Dime que has podido salvar a mi hermana porqué sino te parto la cara – la vista de Kenshin recorrió el rostro de las demás personas que estaban pendientes de ellos dos. Kaoru intentaba detener a Aoshi quien se estaba aguantando las ganas de partirle la cara a Enishi por haberse atrevido a tocar a su esposa. Sayo hacía un breve resumen a Misao - ¡Habla!

-Enishi… Tomoe… entró… - Kenshin tragó saliva

-La señorita Yukishiro entró muerta a quirófano – la voz de Aoshi resonó en toda la sala de espera


Soujirou vio como Megumi salía de quirófano junto a Aoshi y Kenshin. Se acercó para hablar con la jefa de enfermeras.

Miró por encima del vidrio y vio a una hermosa postrada en la cama.

-Misao te buscaba, Soujirou – sonrió la joven enfermera al ver el leve sonrojó del chico al nombrar a la pediatra

-Ya… - pero Soujirou se había olvidado de Misao, del beso furtivo y ahora solo miraba la cara de la chica… era…

-Tomoe

-Así es ¿La conocías? – preguntó Megumi apenada

-Es… - tragó saliva. No podía ser que fuera su sobrina. No podía ser que fuera la hija de Yumi. No. Ella no. No otra vez. - ¿Está…

-Murió al entrar a quirófano – Soujirou miró a Megumi a los ojos, asegurándose que lo había dicho en serio – Lo siento, al parecer era cercana a ti

-Es… es… mi… sobrina


-¡Ya basta Enishi! – Kaoru intentaba acercarse al hombre pero Misao y Sayo se lo impedían - ¡Basta!

-No te metas Kaoru – un puñetazo proveniente del rubio se estrelló en la mejilla del pelirrojo, el cual cayó pesadamente al suelo, lleno de moretones y sangre - ¡Vamos levántate valiente¡Me has arrebatado a las dos personas más importantes de mi vida!

-¡Aoshi detenlo! – La mirada de Aoshi se cruzó con la de Kaoru. El señor Shinomori se estaba acercando a ellos pero realmente no sabía que hacer. Si parar a Enishi y golpearlo bien fuerte para descargar la furia acumulada contra él o si dejar que Enishi golpeará a Kenshin, aunque bien pensado podía hacerlo el mismo una vez hubiera molido a golpes a Enishi - ¡Aoshi! – dio un suspiró y maldijo su alma benevolente de ese tiempo y se acercó junto a un par de hombres de seguridad a los dos combatientes. Los hombres de seguridad entraron a Enishi a urgencias donde momentos después Megumi le aplicaría un sedante. Mientras, Aoshi con la ayuda de Sanosuke se había encargado de sentar a Kenshin en un silla de ruedas para entrarlo hacia urgencias


Kaoru estaba curando las heridas de Kenshin con la ayuda de Megumi. El pelirrojo no decía nada, no se quejaba aunque escociese, no levantaba la mirada para mirar a los ojos a Kaoru.

-Esto ya está – informó triunfal Megumi – Aoshi ha dicho que te hagamos unas radiografías porqué parece que tienes un par de costillas rotas – Kenshin no emitió ningún sonido. Megumi miró a Kaoru. Ella negó con la cabeza – Cuando tengamos turno os aviso

-Gracias Meg – la mujer sonrió y salió de la habitación. Kaoru se acercó a Kenshin y acarició levemente la mejilla del hombre, él apartó la cara – Kenshin

-La perdí.

-Ken…

-Otra vez

-Por favor…

-Tomoe… - los ojos de Kenshin se encontraron con los de Kaoru - …en la otra vida fue mi mujer Kaoru… - la chica bajó la mirada – Pero no te acuerdas. No recuerdas nada.

-Kenshin…

-No me recuerdas a mí, no recuerdas al hijo que teníamos. ¡Nada! – Kaoru instintivamente tocó su vientre

-No es mi culpa

-¡Ni la mía que no me recuerdes¡Que no te encontrará antes¡Que no encontrará a Tomoe antes que a ti!

-¡No pienso dejar que me des la culpa de todo! Si a alguien se le ha muerto a la persona que ama entre los brazos ha sido a ti, no a mi – Kaoru, conciente de lo hiriente que había sido el comentario salió de la pequeña habitación airada. Justo cuando la puerta se cerró Kenshin dejó ir un par de maldiciones, acompañadas por palabrotas, a la puerta.

-¡Mierda! – quiso girarse pero el dolor se lo impedía - ¿Tu también te irás Kaoru?


Soujirou entró en la habitación de Enishi. Estaba nervioso, el tranquilizante no había hecho nada.

-Enishi

-¿Quién eres tú? – preguntó rudamente. No quería hablar con nadie solo quería dar una paliza monumental al pequeño y estúpido pelirrojo

-Soy Soujirou

-¿Nos conocemos?

-Soy el hermano de tu madre

-Mi madre no tenía hermanos

-Los tenía. Estaba en la cárcel – por primera vez los ojos de Enishi enfocaron al hombre y sintió pesado su cuerpo

-¿Por qué?

-Maté a mi padre

-¿Por qué?

-Porqué maltrataba a mi hermana – Enishi cerró los ojos. Era un ciclo de nunca acabar. Madre embarazada joven. Padre maltratador. Hermano protector en la cárcel por el mismo crimen que el del padre.

-¿Cómo sé que no me mientes?

-Tu padre se llamaba Shishio, Makoto Shishio – se apoyó en la camilla donde Enishi estaba medio estirado – Supongo que cuando cambiasteis de ciudad también cambiasteis de apellido ¿Me equivocó? – Enishi sonrió, una sonrisa melancólica

-No te equivocas, Yukishiro era el apellido de mi primera novia – miró a la luz del techo, recordando los viejos recuerdos, recuerdos que casi habían pasado a ser recuerdos olvidados – Y después apareció Sayuri

-¿Sayuri?

-La hija de Hajime Saito, mi esposa

-¿Tú esposa?

-La mujer que más he amado en toda mi vida aunque cuando la tuve entre mis brazos no supe apreciarla – Enishi recordó las miradas sinceras y felices de ella. Su sonrisa. Aún recordaba cuando un día le hacia vergüenza que él la ayudará a bajar por las escaleras por culpa de su avanzado embarazo, como, inocentemente se sonrojó pero de repente la imagen de Sayuri maltratada, llena de moratones, con la mirada oscurecida por el dolor y sus inexistentes sonrisas – La maté, yo la maté – Fue entonces cuando Soujirou vio que su sobrino había estado falto de cariño durante toda su vida


Sanosuke estaba en la pequeña sala que tenían para descansar entre aviso y aviso. Aún estaba confundido. Kenshin, Tomoe, Aoshi, Kaoru. Había seguido la relación de cerca, al fin y al cabo Aoshi era su mejor amigo y Kenshin un agradable conocido que iba por el camino de poder ser amigo (omitiendo el hecho de que quería a la mujer de su mejor amigo).

Estaba tan concentrado en sus pensamientos que no notó como unos delgados brazos lo rodeaban.

-¿Estás bien? – Sanosuke se relajó, apoyándose en el cuerpo de detrás suyo

-Si – susurró, disfrutando del aroma de ella. Una suave mezcla de vainilla y perfume caro pero sencillo, haciéndolo, para él, incomfusible

-¿Seguro? Porqué te noto un poco raro des de la mañana

-¿Des de que salimos de su casa futura señora Sagara?

-¡A eso me refiero! – Sanosuke sonrió y cogiéndola magistralmente por la cintura le dio la vuelta y la sentó en sus rodillas

-¿Qué quieres decir?

-¿Estás… estás seguro de querer casarte?

-¿No tendría que estarlo?

-Es que…

-Contéstame solo a una pregunta. Y no será si quieres casarte conmigo, lo prometo – añadió rápidamente haciendo sonreír a Megumi

-Vamos, adelante – se sentó más cómodamente en sus rodillas y apoyó su cabeza en el pecho de él sintiendo el latido de su corazón

-¿Me quieres? – Megumi sonrió feliz, es que nunca dejaba de asombrarla

-Bueno yo te amo, si eso es lo mismo que quererte entonces… si, te quiero

-¡Kitsune! – dijo el totalmente divertido acariciando el largo cabello de ella – Entonces no veo inconveniente en que nos casemos

-Al fin y al cabo existe el divorcio – Sanosuke dejó ir una carcajada

-Si, existe y mira como terminaron Saito y Tokio – esta vez fue el turno de Megumi de reírse


Ya está! Cortito como dije anteriormente pero bueno, tengo buenas noticias (o malas depende del punto de vista) para vosotros.

Decir que el siguiente capi ya está medio escrito así que esperaré una semanita más o menos y lo publicaré, para no daros mucha información de golpe. Que más... ¡Lo siento¡Este capi ya era el penúltimo! Queda un capi más y para la gente que me conoce ya sabe que aún queda un epílogo así que en resumidas cuentas. Dos capis más. ¡Me da tanta pena acabar con este fic!

Respecto a una opinión que de dieron, y creo que tiene razón, es horrible que Tomoe haya de morir en cada fic, realmente apoyó esa noción y prometo que en el próximo que haga no se va a morir. La verdad era que la muerte de Tomoe tenía que estar para hacer coincidir el argumento del fic.

Que más deciros... la conversación de Kaoru y Kenshin creo que era necesaria. No quería poner a un Kenshin como el diablo pero quería remarcar que para Ken, Tomoe era importante, no tanto como Kaoru pero importante. Es por eso que remarca que si hubiera encontrado antes de Tomoe quizá nada de lo que ahora está pasando pasaría.

La verdad era que quería poner una escena entre Saito y Tokio pero he decidido dejarlo para el próximo capi donde habrá más espacio entre la tensión porqué... ¡Si! Como muchos habéis deducido en el próximo capi veremos la tria de nuestra Kaoru unida entre la Kaoru del pasado.

He tenido un pequeño problema con la publicación de este capi porqué lo actualicé antes de terminar de escribir mis comentarios y bueno, nada, que no os espantéis si hay algo raro en este capi.

Dar las gracias a las personas que me han dejado review: the black misao, gabyhyatt, Corsary, Kaoru-Neko y CiNtHiA, muchas gracias a todos.

Que deciros... lo que ya sabéis. Si tenéis alguna duda, crítica constructiva y/o felicitación pues me mandáis un review y así me levantáis la moral ¿vale?

Se despide con un fuerte abrazo hasta el próximo capítulo

Aya-Mery