Siento haber tardado tanto en actualizar, pero espero compensar con este capitulo mas largo de lo habitual (o por lo mnos para mi) por eso precisamente no he podido terminarlo antes.
gracias por sus reviews, pero escriban mas :p espero q guste bs
Capítulo 8: Mazo traición
- ¿Qué te pareció el último partido de Quidditch de Inglaterra? En mi opinión estuvieron penosos, sobre todo cuando el buscador perdió la snitch en último momento...- Harry no podía creerlo, había confesado el más grande secreto a su novio y se ponía a hablar de Quidditch. En silencio comenzó a llorar mientras el rubio seguía con su monólogo acerca del deporte preferido de muchos magos y brujas.
En un momento dado alzó al vista hacia la figura de la cama, que estaba encogida sobre sí misma sacudida de vez en cuando por pequeños hipidos.
- Harry...- el nombrado levantó el rostro dejándole ver por un momento el profundo dolor en esos preciosos ojos de color esmeralda, y los suaves regueros de lágrimas que surcaban sus mejillas.- Yo...lo siento soy un tonto. Pero no podías esperar soltarme éso de repente y que lo aceptase así como así. Tú...embarazado, todavía no me lo puedo creer.- se aproximó al moreno y le besó en la boca.
- Entonces...¿no estás disgustado?
- Por supuesto que no. Es la mejor forma de demostrar el amor que sentimos, y amaré a nuestro hijo tanto como te amo a tí...- el moreno sonrió aliviado.
Pero quizás no debería estarlo porque otra presencia en la habitación, fue también consciente de la conversación, y junto con lo que había recordado recientemente, tenía el arma perfecta para acabar con Harry James Potter...
- Hey Harry¿cuando es la proxima sesion de Quidditch?- Harry se giró extrañado hacia su amigo Ron.
- Yo dejé el Quidditch- solamente hablar de ello le hacia recordar los angustioso momentos vividos hacia apenas unas semanas.- No puedo en mi...estado- los más cercanos ya sabían la noticia, y pronto debería saberlo el resto del colegio, al menos una parte, pues ya se empezaba a hacer visible la curva de su estómago.
- Ah, si, es verdad pero todavía no has nombrado un capitán suplente ni explicado el por qué de tu dimisión a los demás.
- No puedo decirlo- gimió Harry.- Si se enterasen...no sé que harían...- se pasó la mano suavemente por su estómago - no me importa lo que diga la gente, lo que en realidad me importa es la seguridad de mi bebé - pareció ausente unos segundos y luego alzó nuevamente la mirada.- Ron, tienes que hablar con MCGonagall, ella te explicará todo lo que debes saber, y lo que dirás al resto del equipo.
- ¿Y por qué tengo que ir yo?- se quejó el pelirrojo.
- Ya lo verás- Harry le dió una ligera sonrisa, esperando que su amigo captase el significado pero a veces era algo lento...
- ¡Ahí estás!- la voz sobresaltó a ambos amigos que miraron hacia un lado del pasillo desde donde se acercaba el rubio Slytherin.- Ya te he dicho que no me gusta que andes solo Harry. Tengo que vigilarte.
- Pero si no estaba solo...- Harry parecía un niño pequeño quejándose,- estaba con Ron y, tú me sigues a todas partes, eres un pesado.
- Sólo quiero que nuestro bebé nazca sano, y tú eres demasiado patoso como para estar sólo- se burló en broma- Por semana no puedo perseguirte y además Weasley en cuanto ve a Blaise aparecer va detrás de su culito...
- Eso no es verdad - se defendió Ron no muy seguro. En ése momento pasó Zabini por delante en dirección a la biblioteca y solo, y el pelirrojo, como buen amante se ofreció a ayudarle.
- ¡Hasta luego eh, Ron!- Harry estaba un poco enfadado con su mejor amigo popr haberle dado la razón a su novio, ahora estaría más pesado que nunca.
El rubio abrió la boca para dedicarle el "Te lo dije" de siempre, pero antes de que tuviese tiempo, apareció Severus Snape, diciendo que tenían que visitar al director en su despacho. Ambos jóvenes obedecieron, uno sumamente extrañado y otro disimulando su impaciencia. Recorrieron los casi desiertos pasillos, manteniéndose a distancia como era habitual. Una vez delante de la gárgola de piedra esperaron a que Snape dijera "las palabras mágicas"
- Tarta de cacahuete y menta- Harry sintió un retorcijón en el estómago y casi echa hasta la primera papilla.- ¿Se encuentra bien señor Potter?- preguntó el profesor sabiendo lo que deseaba preguntarle eso su ahijado, aunque de una forma más...personal.
- Sí, gracias.- el profesor dio media vuelta y les indicó que le siguieran.
Una vez delante de la puerta de roble, el jefe de la casa de las serpientes se apartó unos pasos y les dejó pasar delante.
- Pueden pasar- les llegó la voz de Dumbledore, amortiguada, a través de la sólida puerta. Draco abrió la puerta y cedió el paso al moreno quien le miró con gesto de exasperación, pero aún así entró delante.
El despacho estaba bastante lleno, en la silla principal, tras su estudio, se encontraba Dumbledore sonriendo afanablemente. Y en torno al escritorio, sentados en varias sillas y girados hacia la puerta recién abierta se encontraban Remus Lupin, Narcisa Malfoy, Hermione, Pansy, Minerva McGonagall, Poppy Pomfrey, y para sorpresa de Harry, Lucius Malfoy.
- Sentaos- los tres recien llegados obedecieron dirigiendose a las tres únicas sillas desocupadas de la estancia.- Muy bien. Ésta reunión ha sido obra del joven Malfoy, quien ha decidido destapar la verdad ante la única persona en ésta sala que la ignora -como quien no quiere la cosa, varios pares de ojos se posaron sobre la figura de Lucius, quien lo notó pero no dio muestras de ello.-Draco, adelante.
- Padre, tengo algo que decirte. Tal vez no lo aceptes pero cuento con la aprobación de todos los de ésta sala. Ahí va, el año pasado, en éste mismo colegio conocí al amor de mi vida...
- Espera, espera¿qué tiene que ver Potter en ésto?- le interrumpió su padre educadamente.
- Pues HARRY tiene que ver en todo. Como iba diciendo conocí al amor de mi vida, pero en un primer momento no me dí cuenta de ello, como me habías enseñado: los Malfoy no aman, peroalgo exterior me hizo cambiar de idea y me di cuenta de que sí que amaba de que sí que tenía sentimientos, celos, rencor, y sobre todas las cosas amor. Amor por un chico, el mismo que ahora está sentado aquía mi lado -el rubio de menor edad se detuvo a esperar la reacción de su padre, pero no llegó lo esperado.
- De acuerdo. Siempre temí que...te gustasen los hombres y, bueno mis sospechas no eran falsas. Lo...lo que te intenté inculcar sobre que los MAlfoy no aman, sabía que algún día lo superarías pues ni siquiera yo me lo creía realmente, la prueba está en lo mucho que amo a tu madre. Y también te quiero a tí, mi joven heredero, y acepto a la persona que has elegido como compañero, ante todo la familia.
- Pero señor Malfoy¿y su trato con el señor oscuro?- inquirió suavemente Harry, todavía inseguro sobre si estallaría.
- Llámame Lucius. Y te responderé, Pot...Harry que me he dado cuenta en los últimos meses de que la familia es lo primero que debería de tener en mi vida, y así lo quiero, y tú formas ahora parte de la familia. Además he estado incumpliendo la primera normativa de la familia Malfoy: no te rebajarás ante nadie. Eso es todo.- cuando terminó de hablar todos le miraron aluciflipando sin poder creerse que ese Lucius era el mismo al que muchos habían temido por su carácter explosivo.
- Bien... hay algo que quiero comunicarles a todos ... si Harry acepta- despues de ésto captó toda la atención del moreno.- Ejem...Remus Lupin, estaría muy honrado de que me concediese la mano de Harry Potter, el chico dorado...- todos le miraban fijamente sin abrir la boca, estaban demasiado impactados, nadie se esperaba esa propuesta, ni siquiera el propio Dumbledore.
- Yo...- Remus cortó por fin el silencio qeus e estaba toranndo sumamente insoportable para el rubio,- estaré encantado Draco, pero el que debe decidir es Harry ya que es mayor de edad.
- ¿Harry?
- Hmmm- Harry sopesó las posibilidades, por una parte estaba enamoradisimo del Slytherin, peero eran demasiado jóvenes, por otra estaba enamoradísimo del rubio, y además estaba esperando un bebé...- acepto.
Un suspiro generalizado se dejó oir por el despacho.
- Entonces¿que le parece a todo el mundo que la celebración sea en el Gran Comedor el día después de Navidad?- propuso Dumbledore.
- ¿El 26?- se escandalizó Narcisa. -Yo no puedo, deseo estar en el día más feliz de la vida de mi hijo pero tengo que asistir a varias fiestas entre el 25 y el 2.
- ¿Y el 7 de enero?
- Lo veo un poco tarde Albus, no hay que pasarse. Creo que la fecha perfecta es el 24 de diciembre- y miró alrededor para obtener el apoyo del resto.
- Por mí bien- confirmó Draco imaginándose el día que pudiese quitarle la ropa a su ya marido.
- Por mí tambien- respondió Harry no muy convencido de la inocencia de la mirada lujuriosa de Draco.
- Bien, pues eso es todo, si ahora me permiten, tengo que dejarles,- anunció el director.- Harry, Draco, seguidme,- ambos chicos le siguieron sintiéndose ya como marionetas en un circo. La gente que les veía por los pasillos se paraba a cuchichear sobre en qué se abrían metido esta vez, y Draco sonreía divertido internamente, mientras que a Harry no le hacía mucha gracia que se le quedasen mirando.
- Aquí estamos, la contraseña es Matrimonio, si queiren cambiarla...- Dumbledore les dejó solos ante un retrato de una mujer acunando a su bebé. La pareja estab bastante sorprendida, así que sin más remedio dijeron la contraseña y entraron.
Al entrar no pudieron contener una exclamación de asombro, era un apartamento para nada pequeño, que constaba de una salita con mesa de comedor para cuatro personas, una cocina americana pequeña y acogedora, y una puerta cerrada que se suponía que conducía a la habitación o habitaciones. Con una pregunta muda, el rubio se aproximó a la puerta seguido por su novio. Al abrirla se encontraron con una amplia habitación, de tamaño superior a las otras dos estancias (juntas) que contenía un armario empotrado bastante espacioso, una cama matrimonial con dosel (en este punto Draco mira a Harry y éste se sonroja), una mesa de estudio con estanterías y libros de ayuda sobre diversos temas y una puerta cercana al armario. Ésta vez es Harry quien se dirige primero a la puerta y la abren para encontrarse el mejor cuarto de baño de Hogwarts! Tiene un aspecto parecido al de prefectos pero con la piscina todavía más grande, un montón de grifos dorados, y todo recubierto de suave mármol blanco.
- Es maravilloso- exclamó Harry ya sin poderse contener.- ¿Nos dio Dumbledore esto para los dos?
- Sí- confirmó el Slytherin recordando una conversación mantenida con el anciano días atrás.- Me había dicho que tendríamos que estar juntos para así cuidarte mejor y me acuerdo que dijo algo de un apartamentito en la misma planta que la enfermería pero en la otra ala.
- Pero ésto no es un simple apartamentito, esto es enorme- Draco rió ante la expresión del otro y cogiendole suavemente de la mano lo condujo de nuevo a la habitación.
- ¿Qué tal si estrenamos la cama de nuestro nuevo...hogar temporal?- preguntó entre risas y con una mirada apasionada. El moreno le siguió el juego echándose sobre la cama e invitándole a acercarse. El otro se acercó cual depredador, y se tumbó con cuidado sobre él.
- ¿Podemos...seguir...haciéndolo?- preguntó entre besos.
- Según...Hermione...hasta...el día...antes...del parto...aaaaah- un gemido de satisfacción salió de sus labios al sentir la lengua de Draco recorriendo su parte más sensible: el cuello.
- Ejem, ejem...- un carraspeo les alertó de que había alguien más en la habitación, y se incorporaron prontamente mirando con rencor hacia la puerta.- Sólo quería saber qué tal os había parecido el apartamento, pero ya me supongo que bien- por primera vez en su vida, Harry sentía que odiaba encontrarse con Dumbledore, sobre todo por haberles interrumpido.- Y también, por si no os habíais fijado, hay un traslador en esa estantería, para si Harry tiene un...digamos que va a tener varios antojos, Draco tú puedas ir directamente a Londres a comprar lo que precise...nada más...ahora les dejo solos.
En cuanto el anciano salió por la puerta y oyeron el retrato cerrarse, Draco se abalanzó una vez más sobre Harry pero éste ya no respondía.
- ¿Qué ocurre amor? Hace un momento estabas deseoso de satisfacerme- preguntó con un puchero.
- Es que...lo que Dumbledore dijo...-el moreno se ruborizó intensamente.- ¿Me podrías comprar una hamburguesa?
- ¿Una qué?
- Una hamburguesa, ya sabes un círculo de carne con pan...hmmm...y patatas también, pero solo me gustan las del McDonald's.
- Hay que joders...digo, lo que quieras¿algo más?
- No creo que no.
- Ahora vuelvo, no tardaré...
Pasó el tiempo, durante el cual Draco descubrió qué eran los antojos, y cuales eran los de Harry, descubriendo así una gran variedad de alimentos muggles como hamburguesas, pizza, palomitas, helado de chocolate, de vainilla...y un monton de cosas más que ahora guardaba en la cocina por si acaso...
Y llegó el día de la boda
Era un frío 24 de diciembre y ya bastantes alumnos estaban enterados de la relación existente entre ambos alumnos, excepto algunos que no se consideraban de gran confianza (véase futuros mortífagos, y locos/as obsesivos/as), pero casi nadie de los que estaban enterados del acontecimiento lo aceptaban, alegando que quebrantaba las normas de enemistad Slytherin-Gryffindor, y que era una amoralidad. Por el contrario, unos pocos, en su mayoría chicas los apoyaban, éstas creían que era muy romántico, y cualquiera que quisiese quedaba invitado para la celebración que se llevarían a cabo en el Gran Comedor, oficiada por Dumbledore.
Esa tarde, entraron en la amplia sala donde en lugar de las mesas habituales había montones de bancos de madera adornados elegantemente. Los numerosos invitados se sentaron obedientemente mirando al frente. Y el novio que había propuesto matrimonio (en este caso Draco) se colocó junto al improvisado altar, mirando hacia la puerta junto a su madre.
- Harry tranquilízate o te va a dar un ataque- se reía Lupin en la habitación dispuesta al joven.
- No puedo, estoy...- parecía que fuese a sufrir un colapso nervioso- ¿podemos ir ya?
Remus reía internamente del comportamiento del adolescente, recordando años atrás un joven parecido el día de su boda, esperando en el altar a que llegase su único amor, la pelirroja de ojos verdes madre del actual novio. Se entristeció un poco pensando en que el amigo de ambos se hubiese alegrado de la felicidad de Harry y le hubiese gustado estar allí ese día.
- ¿En qué piensas?- le dijo Harry. Remus dudó un poco antes de responderle, no queriendo empañar la felicidad de ese día, pero no era muy bueno en eso de mentir y el moreno estaba muy propenso esos días a estallar por nada.
- Sirius...
Harry comprendió, él también lo echaba de menos: - ¿Tú crees que hubiese estado de acuerdo con mi boda?
- Por supuesto- respondió el mayor con una ligera sonrisa aplastandole el cabello- puede que al principio no le gustase por lo de que no se llevaba con la familia, y sabes que era le tío de Draco, pero acabaría aceptandolo, solamente por verte feliz.- Harry sonrió recordando a su padrino, suerte que aun le quedaba Remus.- ¿Vamos?
Bajaron los pocos escalones que les separaban del resto de su gente querida y entraron en el comedor. Todos se giraron a ver a observar a la figura entrante, vestido con una sencilla túnica color negro con detalles en plateado, ocultando su molestia por no poder vestir una túnica blanca porque según su futura suegra no era ético considerando el estado en el que estaba. Llegaron al altar, y Remus le soltó el brazo y se colocó a un lado, el moreno miró disimuladamente a su derecha donde se encontraba su futuro marido vestido con una túnica verde con detalles dorados, también nervioso, pero por lo menos sabía disimularlo con esa fría fachada, calmando relativamente los nervios del optro novio.
- Estamos aquí reunidos para unir en matrimonio mágico a la pareja de jovenes Draco Malfoy y Harry Potter. Si hay alguien que quiera oponerse a esta unión de por vida que hable ahora o calle para siempre (Ron hizo un amago de levantarse pero Hermione y Blaise le sujetaron firmemente. El pelirrojo resopló, pero se quedó en su sitio sim oponer resistencia). Por éstas cintas que representan vuestra unión, -continuó colocando un par de lazos que ataban una muñeca de cada uno- yo os declaro marido y marido. Podeis besaros.- los invitados prorrumpieron en aplausos mientras el matrimonio se besaba.
Tras la ceremonia de matrimonio mágico, salieron al jardín donde estaba montado un cenador, amplio y elegante. Cenaron, charlaron y bailaron hasta altas horas de la madrugada, y después los novios se despidieron de todos dirigiéndose a su ya conocido apartamento donde se entretuvieron durante parte de la mañana hasta que por fin cayeron agotados poco antes del amanecer.
Harry se despertó varias horas después todavía somnoliento tanteando a un lado de la cama sin encontrar lo que esperaba. Perezoso, se levantó y buscó a su alrededor encontrando una nota apoyada en una de las mesitas. La cogió sonriendo y la abrió,
Feliz Navidad cariño, he salido cinco minutos pero volveré, espero que antes de que te levantes, si no, no te preocupes sólo he ido a hablar con mi madre un momento.
Hasta ahora!
Draco
Harry se extrañó un poco, no hacía mucho que se habían dormido, y por el aspecto de la tinta hacía bastante tiempo que se había escrito. Sin darle más importancia se dirigió a la cocina a ver si se podía preparar un desayuno tardío o cualquier aperitivo. Una vez allí se sintió repentinamente cansado y algo atontado, se sentó en una banqueta unos segundos, y se apoyó sobre los brazos cruzados encima de la mesa. Pensaba esperar a que se le pasase el sueño y luego prepararse algo, pero...lentamente y sin darse cuenta se quedó dormido.
- Despierta pequeño Potter, despierta- escuchó la desagradable voz de Bellatrix Lestrange.
- ¿Dónde estoy?- murmuró intentando levantarse para notar unas firmes cadenas que le sujetaban.
- Bella dejanos solos- Harry sintió un escalofrío, conocía esa voz. La cicatriz le empezó a doler, pero no de manera intensa, por suerte.- Bienvenido a mi humilde hogar Potter- se burló Voldemort,- como me he enterado de tu...estado interesante, me he permitido trasladarte a una habitación, pero sólo por un tiempo.
- ¿Quién...¿Qué...?- el moreno no podía decir frases coherentes todavía.
- Tal vez te preguntes quién te ha traicionado, pues vas a estar de suerte puede que hasta te conteste¿sabes quien estaba deseoso de entregarte¿Acaso fue Lucius mi sirviente más eficaz? O...podría haber sido la respuesta b, mi favorita: Draco Malfoy, piénsalo bien- el Lord Oscuro se carcajeó mientras el joven hacía esfuerzos por no llorar.
- ¿Qué es lo que quieres de mí?
Fin del capitulo
