Título: Enemigo Diferente

Autora: AgosMalfoy

Resumen: Un mal hechizo hará que 2 tiempos se unan. ¿De qué forma afectará esto? slash Harry-Tom

Advertencias: slash entre dos personajes principales. Si no sabes lo que es el slash, yo te lo explico: es una relación hombre / Hombre, así que, si no te gusta, por favor, no lo leas y buscate un fic más apropiado a tu gusto.

Parejas: Ron-Hermione, Tom-Harry

Disclaimer: Todos los personajes que aparecen en esta historia son propiedad de J.K. Rowlin. No gano dinero con ellos, sólo los uso por diversión.

Capítulo 1:¿Quién eres?

"Si, Thiara, te juro que es este" Le dijo un chico de cabello negro de unos 16 años a una joven rubia de ojos color miel, "¿cuántas veces me lo vas a preguntar?"

"Es que, no estoy segura que funcione, Tom" Le contestó la chica volviendo a colocar el libro sobre la mesa.

"¿Y si sale mal?" Preguntó otro joven de pelo castaño y ojos azules.

"De acuerdo, lo probaré yo primero si quieren" Dijo Tom dando un resoplido de indignación.

Hacía varias horas que tres jóvenes Slitherins se encontraban en la biblioteca de Hogwarts, buscando un hechizo que les permitía hacerse invisibles. El motivo, muy simple. Entrar en la sala común de Griffindor. Aunque Tom era el prefecto de su casa, su vicio de romper normas era lo principal.

"Encontré un lugar seguro" Comentó un joven de pelo negro y largo hasta los hombros con ojos marrones, que en ese entonces entraba caminando rápidamente en la biblioteca y dirigiéndose hacia ellos.

"¿Qué lugar, Richard?" Cuestionó Tom sin dejar de copiar el hechizo en un pergamino.

"La torre de astronomía" Respondió como si fuera lo más obvio.

"¿Estás seguro?" Preguntó Thiara temerosa de que su amigo se pusiera a gritar ahí mismo como varias veces lo había hecho.

"Claro que si" -Le susurró en un tono peligroso a la chica.

"Bueno, bueno" -Cortó el joven de cabello castaño que estaba juntando sus libros- "¿por qué no vamos y lo averiguamos?"

"Buena idea" -Le contestó Tom dirigiéndose hacia la salida seguido por los demás.

De camino a la torre de astronomía, los cuatro chicos se cruzaron con su profesor de transformaciones, Albus Dumbledore

"¿Qué hacen aquí, jóvenes? ¿No deberían estar en su sala común?"

"Este..." -comenzó a explicar Richard-

"Me he olvidado un libro en un aula, señor" -le cortó Tom sacando a relucir lo que mejor le salía- "y lo estábamos por ir a buscar."

Dumbledore sin creerse ni una palabra de lo que le decían, le dirigió una mirada de advertencia a Tom, y siguió su camino.

"No sé como lo hace, pero tengo la impresión de que sabe todo lo que sucede aquí" -dijo Tiara una vez que Dumbledore se había alejado lo suficiente como para no oírlos.

"Sí, es verdad" -aseguró Richard una vez que ya habían llegado a la torre.

"Bien" -cortó Tom- "empecemos con el hechizo, o se nos hará tarde. Richard, vigila que no venga nadie, y hazme una seña cuando pueda comenzar. Ustedes" -dijo señalando a Thiara y a su compañero- "ayúdenme con el hechizo, ¿de acuerdo?"

"Sí, ahora, ya puedes empezar" -le contestó Richard al mismo tiempo en que se asomaba a la puerta.

Los tres jóvenes se colocaron en círculo, y diciendo unas palabras en un extraño idioma, de la punta de sus varitas salió una luz de color amarillo que impactó en el pecho de Tom que, al instante, desapareció.

"¿A funcionado?" -preguntó el joven de pelo castaño mirando a donde, segundos antes, se encontraba TOM.

"No lo se, pero creo que si, ya no esta." -respondió Thiara mientras volvía a leer el pergamino.

De repente, soltó un grito que los otros dos jóvenes se dieron la vuelta y la miraron asustados.

"¡No! ¡Andrés! ¡nos hemos salteado un párrafo!" -exclamaba la chica nerviosa.

"¿Cómo?" -dijeron los dos chicos abalanzándose sobre el pergamino.

"¡Este de aquí!" -exclamó la chica mientras señalaba un párrafo.

"¿Y ahora qué hacemos?" -preguntó Richard visiblemente alarmado.

"No nos queda otra, hay que comunicárselo a los profesores." -razonó Andrés, que parecía el más tranquilo de todos.

"¿¡Estás loco!" -gritaron sus dos compañeros al mismo tiempo.

"¿Y qué dicen que hagamos, entonces?" -les preguntó Andrés con el mismo tono.

"No lo sé, hay que buscar otra solución" -dijo Richard.

"No, Andrés tiene razón. No sabemos que le ha sucedido."

"¡Pero Thiara!"

"Pero nada, Richard. Si quieres venir con nosotros, ven, pero si no, no molestes." -le contestó la chica totalmente fuera de si.

"Está bien" -respondió el joven con un suspiro.

Los tres jóvenes caminaban muy nerviosos por los pasillos de Hogwarts y, como eso no era común en ellos, como tampoco era común verlos sin el prefecto, todos los alumnos los miraban con curiosidad y murmuraban cosas entre si. Llegaron a la gárgola que custodiaba la puerta de la oficina del director, y se dieron cuenta que no sabían la contraseña.

"Varitas rotas" -oyeron que alguien decía detrás de ellos.

Al darse la vuelta, vieron a un Albus Dumbledore acompañado por una profesora de astronomía que también se dirigían al despacho del director.

"¿No pasan?" -les dijo Dumbledore mirándolos fijamente.

"Si, disculpe profesor." -respondió Thiara respetuosamente.

Una vez dentro del despacho, y una vez que los jóvenes hayan aclarado su "visita", el director les habló.

"Bien, ¿saben el daño que han causado? Este problema se merece 50 puntos menos por cada uno, y si el Sr. Riddle ha sufrido algún daño, serán expulsados. Saben que esto no es un juego. Y ahora chicos, retírense. Nosotros nos haremos cargo del problema."

Los tres alumnos asintieron y salieron del despacho con expresión triste.

¤¤¤¤¤

Sintió como algo frío tocaba su piel, y como alguien le tiraba de los hombros y sus pies se separaban del suelo rápidamente. Giraba y giraba sin control alguno, y al cabo de unos segundos, que para él fueron horas, sus pies volvieron a tocar tierra firme, y como se encontraba tan mareado no pudo evitar caerse al suelo con un ruido seco.

Cuando logró incorporarse, observó a su alrededor. Se encontraba a la orilla del lago, pero, ¿cómo había llegado hasta allí? Y ¿dónde estaban sus amigos?. Todas estas preguntas rondaban por la cabeza de Tom sin conseguir una respuesta coherente, ya que lo único que estaba consiguiendo era más confusión de la que ya tenía.

De repente, vio a lo lejos una gran figura que le recordó a un alumno de Hufflepuff pero, él no era tan grande, o sí. Y además, ¿qué hacía él allí? ¿a caso no lo habían expulsado el año pasado? Volvió a fijarse en el semigigante aquel, y vio también que se encontraba un grupo de alumnos de Griffindor y Slitherin de, lo que le parecía a él, sexto curso. No podía ser.

Se acercó un poco más.

Lo que vio le hizo parar en seco. Otro alumno de Slitherin, al cual él nunca había visto por ninguna parte, llevaba la insignia de prefecto.

Pero, ¿qué pasaba allí? Enfadado consigo mismo, se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el castillo.

Sumido en sus propios pensamientos mientras caminaba hacia su sala común, reparó en un detalle al cual no había prestado atención antes. ¡No sólo desconocía a ese prefecto, sino a todos sus compañeros de casa! Definitivamente algo andaba mal.

Pero lo peor llegó cuando Tom estaba doblando una esquina del pasillo. Frente a él se encontraba un anciano de una larga barba blanca, unos ojos azules que brillaban detrás de unos lentes de media luna, y con una nariz larga y torcida como si se la ubiera quebrado alguna vez.

Tom casi se cae del susto. ¡No podía ser él! ¡No era tan viejo! Sus ojos se abrieron grandes como platos, su cara palideció, y casi se cae al suelo si no fuera por el mismo Dumbledore que lo sujetó de los brazos.

"¿Pro-pro-fesor- Dum-ble-dore?" -murmuró Tom con una voz casi inaudible a causa de la impresión.

Albus abrió cuanto Pudo sus ojos al reconocer al joven que tenía sujetado.

"¿Tom? ¿Eres tú?"

Los dos se miraban a los ojos sin creérselo hasta que Dumbledore, viendo que Tom ya podía mantenerse por sí solo, lo soltó suavemente, y tomando unaactitud seria, le dijo:

"Tom, ¿podrías acompañarme a mi despacho, por favor?"

"Peroseñor, le juro que yo no he hecho nada esta vez."

Dumbledore miró al joven que iba caminando a su lado, y con una sonrisa y un brillo pícaro en sus ojos azules, le contestó.

"Yo no estaría tan seguro de eso, Tom, cuando lleguemos a mi despacho te lo contaré, y entonces sabrás por qué te lo digo."

Cuando llegaron a la gárgola de piedra que custodiaba la entrada al despacho, Tom no podía entender nada. ¿Cómo podía ser Dumbledore el director? Pero de repente, una absurda idea se le cruzó por la cabeza.

"Siéntate, por favor" -le dijo el anciano una vez que ya habían entrado- "creo que tienes muchas preguntas por hacerme."

"La verdad es que si, señor" -respondió Tom fijando sus ojos en los del director.

"Pues entonces, te escucho."

"Este... yo quería saber..." -Tom se detuvo. No sabía que preguntar. Tenía tantas preguntas en la cabeza, que le parecía que no podía preguntar una a la vez- yo... -suspiró- "¿cómo llegué hasta aquí?"

Dumbledore se inclinó sobre el respaldo de su silla, cruzó sus manos y mirando al joven, dijo.

"Creo que esto debe empezar a contarse desde el principio. Me parece que tú recuerdas muy bien que estabas haciendo antes de llegar hasta aquí, ¿cierto?"

Tom asintió.

"Bien, -continuó el director- yo también lo sé."

Tom hizo ademán de hablar, pero Dumbledore con un gesto de su mano lo interrumpió.

"No, Tom, déjame acabar. Una vez que ya haya terminado, si todavía tienes alguna duda, podrás hacérmela. Como te decía, yo también lo sé." -Dumbledore suspiró- "Tom, has abanzado cincuenta y tres años en el tiempo."

"¡¿Qué!" -gritó Tom enderezándose en el asiento.

Dumbledore asintió con la cabeza.

"¿Pero como...?"

"El hechizo que estaban usando Tom, salió mal. Tus amigos olvidaron recitar un párrafo, y te han enviado al futuro." -le interrumpió Dumbledore amablemente.

"¿Y usted cómo lo sabe?" -le preguntó Tom un poco sorprendido, y por que no, curioso.

"Cuando te vi en el pasillo, recordé aquella vez que tus compañeros hablaron con el director sobre tu desaparición, y al ver en tu cara el desconcierto y la sorpresa, lo comprendí. Habías venido a este tiempo."

Tom estaba eufórico. ¡Había viajado al futuro! ¡Podría saber que iba a suceder dentro de cincuenta y tres años! ¡Qué era de su vida!. Algo de su alegría se había reflejado en su cara, porque Dumbledore lo miró y le dijo.

"No puedes quedarte en este tiempo Tom, tendré que encontrar alguna manera de devolverte."

La sonrisa se borró del rostro del joven.

"Pero, ¿por qué?"

"No puedo decírtelo. Lo único que puedo decirte es que estamos en guerra. Nadie está seguro."

"Pero en la época en la que yo desaparecí también estábamos en una guerra" Le interrumpió mirándolo a los ojos.

"Hum, Tom, esto es diferente. Esta guerra es diferente. No puedes quedarte..."

"Aunque sea, déjeme estar aquí unos días, por lo menos."

El director suspiró. ¡Qué difícil se estaba poniendo todo!

"Está bien, Tom. Pero debemos tomar algunas precauciones."

¤¤¤¤¤

Una vez acabada la charla con Albus Dumbledore, Tom se dirigía a la habitación que éste le había indicado. Debía permanecer allí esta noche, hasta que mañana en la cena, el sombrero seleccionador lo eligiera para alguna casa. No era muy difícil saber a que casa iba a ser enviado, porque, al fin y al cabo, él era el heredero de Slitherin. Pero debía pasar el sombrero frente a todos los demás para no levantar sospechas.

Llegó a su cuarto y una vez dicha la contraseña, entró. La habitación era pequeña y sensilla. Una cama con doceles se encontraba a la izquierda, al lado de ésta una mecita deluz, un sillón, un escritorio, y, más a la derecha, una puerta que daba al baño.

Tom se desvistió y se metió en la cama pensando en todo lo acontecido ese día, y lo que sucedería mañana por la noche.

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N.A.: Hola! ¿Qué tal? Espero que les haya gustado mi fic, es el segundo que publico, pero el otro no es slash. Bueno, ¡espero comentarios! Sean buenos o malos... los otros capítulos van a estar un poco mejor, al menos eso me parece.

Besos

AgosMalfoy

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