Capitulo 8 "Una criatura sagrada"
"A mi fiel amigo Hagrid:
No se como decirte lo que te tengo que decir, antes que nada, por favor, quiero que leas la carta hasta el final y no la rompas en mil pedazos pensando en degollarme. Son más de las ocho de la tarde, el tren a Hogwarts a salido de la estación y los muchachos no van en él.
No estan en peligro Hagrid, o al menos eso creo, pero el bosque del Onix puede ser tan maravilloso como traicionero. En este momento te escribo desde mi casa al pie de las montañas confiando en que seas paciente y comprendas la situación, no tenía ni idea de que era el Charios la criatura del bosque, sabes que en mis estudios sobre las maravillosas especies del valle mi preferencia estaba claramente consignada al Charios, y que sé perfectamente de su afinidad con los niños, pero jamás imagine que estos animales abandonarán su tímidez para relacionarse con los mismos. Siempre supuse que la leyenda de la criatura que no duerme era solo eso, una leyenda. Al menos sé que ese Charios y el niño perdido estan juntos.
Verdaderemente un Charios no puede pasar desapercibido al resto de sus hermanos, asi que no tardaran en encontrarlo, y cuando lo hagan, todas las criaturas rendirán homenaje al nuevo inquilino, sobre todo las aves¿y que clase de persona es tan miope para no distinguir decenas de Onix reunidos en un mismo punto? Solo tengo que seguir a los Onix, ellos me diran donde esta el Charios, y los muchachos tarde o temprano serán arrastrados hacia el mágico ritual como si de fueran pequeñas piezas de metal cercanas a un imán.
Apreciado amigo, te ruego que no montes en cólera ¡seguro que están bien! Tendré nuevas que contarte en poco tiempo, quiero que sepas que los muchachos pasarán la noche en mi casa, estarán aquí hasta que ideemos una manera de que regresen a Hogwarts, el problema es que el valle es un lugar sagrado que solo puede visitarse dos días al año, si se descubre a los muchachos aquí en un tercer día, seré despedido y las maravilas del valle no podrán volver a ser alabadas. ¿Cómo podemos solucionar esto? Espero que Dumbledore pueda mover los hilos en esta cuestión…
Un saludo: Francis Swatch"
-¡Maldito viejo loco¡Le romperé todos los huesos de su enclenque cuerpo!- gruñó Hagrid con una portentosa voz que hizo que Ginny se estremeciera y agarrara más fuerte la mano de Harry, Harry la sonrió e hizo un ademán con la cabeza que quería decir, basicamente, que no había de que asustarse.
-¿Qué es lo que pasa Hagrid? –Inquirió Harry cogiendo cuidadosamente la carta de las manos grandes del semi gigante.
-¡Ese maldito guarda de pacotilla¡Ha perdido a Ron y Hermione¡En el bosque del Onix¿Qué estaran bien¡Que estarán bien dice¡Diablos!
-¿…ese bosque…?- le musitó Ginny a Harry- ¿será peor que el bosque encantado?
-¡Que si es peor¡No, no es peor¡Solo hay plantas que le chuparían toda la sangre del cuerpo a una vaca en segundos¡Y hay insectos que te pueden matar con una sola inyección de veneno¡Pero no¡Seguro que estan bien!
-Pero Hagrid- dijo Harry, que había leído la carta por encima mientras su amigo despontrincaba –si es una zona turistica (aunque solo lo sea dos dias al año) no puede ser peligrosa.
-Por lo que más quieras Harry, no hables como si se te hubiera secado el cerebro, las visitas no van más alla del arroyo –Hagrid tembalba de ira, se rascaba la barba y mascullaba maldiciones y amenazas, Harry le sugirió pasar a tomar té para relajarse y plantear el problema y las soluciones.
Despues de unos cincuenta minutos discutiendo el asunto, Harry manifestó su decisión de volar sobre Buckbeack al valle del Onix, Hagrid no estaba dispuesto a meter a Dumbledore en ningún lío, y ciertamente lo mejor era planear una pequeña escapada, traer a Ron y Hermione lo antes posible y fingir que nada había ocurrido, aunque por otra parte, actuar a escondidas del director tampoco era lo más aconsejable del mundo.
En esta cuestión se encontraban cuando se escuchó un leve carraspeó y los tres miraron hacia la ventana donde un rostro anciano de ojos brillantes y barba y cabellos de un blanco esplendoroso los espiaba con la mirada sonriente y sus labios ligeramente fruncidos. Hagrid se levantó nerviosamente tirando la mesa a su paso y abrió al director. Harry y Ginny se habian sumido en el silencio sepulcral en el que cualquier muchacho que conspirara en secreto se sumiría al ser descubierto.
-¡Planes secretos¡Engaños al viejo! Oh… me hace rememorar aquellos tiempos en que yo tenía vuestra a edad… aunque ciertamente- dijo el director acariciandose la barba y perdiendo la vista el techo –no me salen las cuentas cuando intentó calcular mi fecha de escolar…
-Señor director…- intervino Ginny colorada –creímos que no debiamos molestarle por algo asi… -Ginny hablaba sin mirar a Dumbledore y agarrando cada vez con más fuerza la mano de Harry, el director reparó en aquel gesto y le guiñó un ojo a Harry que le sonrió.
-Srta Weasley, no intenté defender al Sr Potter, es muy bueno metiendose en líos y sacandose de los mismos. Solo quería asegurarme de que tramais un buen plan, y que será imposible que yo me entere desicha treta - volvió a guiñar un ojo, entonces Harry, Ginny y Hagrid abandonaron su gesto de culpabilidad para dejar escapar sendas sonrisas.
Ron caminaba con la mano de Hermione bien aferrada a su camisa por la espalda, no podía dejar de mirar hacia atrás y sentirse enormemente afortunado mientras caminaban hacia el lugar de donde provenía aquel extraño canto y donde los onix parecían congregarse.
-¿Te sientes bien?- inquirió Ron con preocupación por décima vez desde que se habían encaminado. -¿te sientes bien Hermione?
-Si, me siento bien, solo estoy algo cansada, y algo… extrañada.
-¿extrañada de qué?
-De ti- Ron se giró para observarla con el ceño fruncido –de tantas atenciones por tu parte. –se vió apresado por un súbito rubor, ahora que la pasional fijación de conseguir la felicidad de Hermione no estaba tan patente, su mente y su inseguridad le generaban un gran pavor al recordar lo que habia echo y dicho. Él muchacho clavó la vista hacia los cordones de sus zapatos con las mejillas sonrosadas, deseaba volver a ser el Ron de siempre, y cubrirse con su coraza para sentirse mas comodo, aunque ahora fuera diferente porque sabía que tenía el amor de Hermione.
-Bueno… la verdad es que yo… solo puedo ser asi contigo, pero no es que sea mi naturaleza, asi que no te enfades si… bueno, si vuelvo a ser como siempre, em… no quiero decir que vaya a discutir contigo, solo que no se me da bien decir, decir cosas, ya sabes…cosas romanticas, em…- Ron siguió titubeando hasta que en sus labios se posó un cálido y tierno beso.
-No seas idiota, me gusta como eres.
-¿P-por qué crees que los onix estan llendo hacia el final del sendero?- dijo Ron intentando cambiar de tema.
-No lo se, pero seguro que el guarda y los Builder estaran allí, no es algo normal, sospecho. Al menos podremos reunirnos con ellos y buscar a Char juntos.
Como Hermione había previsto, encontraron al guarda del valle junto con Tomas Builder y su esposa, ella estaba aferrada a él y miraba al cielo atemorizada, mientras el guarda parecía estar contemplando el hecho más fascinante de toda su vida.
Sobre los sauces llorones que se encontraban cercanos al bosque y se esparcían armoniosamente hasta el sendero junto al río plateado, volaban en circulo varios Onix cuyo plumaje adquiría un cariz ocre casi metálico, producto del reflejo de la luz lunar sobre sus cuerpos. Del cielo caían escamas de plata, que se posaban suavemente sobre el manto de cesped, Hermione y Ron, fascinados por aquel espectaculo, tuvieron la sensación de que las mismas estrellas estaban dejandose caer con asombrosa ligereza, entonces Ron extendió una mano y comprobó lo que era aquello en realidad. Eran sus plumas. El pelirrojo se fijó en que las aves arrojaban una de ellas y ascendían formando un circulo sencundario sobre los que todavían no habian arrojado su ofrenda.
Hermione acarició la enorme pluma que yacía en la palma de la mano del pelirrojo, pasó sus dedos por encima de ella y lo miró con un gesto en su rostro a caballo entre fascinada sorpresa y confusión.
-Las aves le rinden homenaje…- dijo el pelirrojo más para sí mismo que para Hermione –como Hedwing… como hizo Hedwing y como hizo el Onix esta tarde…
-¿Qué dices Ron?- inquirió Hermione sin comprender -¿De que estas hablando?
-¿Cuál crees que es el punto exacto?
-¿El punto exacto de qué? –inquirió Hermione algo exasperada, detestaba cualquier cosa que escapara de sus conocimientos. Entonces frunció el ceño y comprendió que se referia al punto alrededor del que giraban –Creo que es uno de los arboles, uno de los sauces llorones.
-Char estará alli.
-Por supuesto- dijo una voz grave cercana a ellos –por supuesto que el Charios a de estar ahí. Francis Swatch, siento no haberme presentado antes, pero nunca creí que fuera a ser necesario. –Ron encontró frente a él una mano grande y aspera, la mano del guardia del valle, Hermione y él la estrecharon sin mediar palabra.
-¿Qué es un Charios?- increpó Ron –estoy buscando a la mascota de mi novia¿recuerda? un bicho de color rosa, pequeño y al parecer adorable.
-¡El Charios es la criatura de bosque!- exclamó la sra Builder de muy malos modos, como si Ron y Hermione tuvieran la culpa.
-Bueno es saberlo –dijo Ron molesto- supongo que asi en lo proximo se preocuparan más por su hijo y se informaran de que clases de criaturas pueden robarselo- la Sra Builder miró a Ron con el más profundo de los odios y sus labios se fruncieron de tan exagerada manera que parecía a punto de escupir.
-¡Ron!- exclamó Hermione tirandole de la camisa -¿Por qué dices eso?
-Porque esa mujer parece estar acusandonos a nosotros, no se porque, pero su tono es totalmente acusador.
-Eso es natural, teniendo en cuenta que el encantador animal de tu novia es un charios. –añadió displiciente Fracis Swatch.
-¡Ni hablar¡Eso si que no¡Como se nota que no lo ha visto! No mide más de medio metro, y es totalmente cobarde, dudo mucho que por su cabecita pasará robar un niño, le da miedo cualquier cosa.
-¡No es cobarde!- se quejó Hermione -¡Es que es muy sensible!
-Una de las criaturas más sensibles y extraordinarias del mundo mágico.
-¿Cómo?
-El Charios es una criatura sagrada, tímida e intocable. Es un animal maravilloso que solo responde a la pareja que lo crió.
-Aquí hay una confusión- dijo Ron sin darse cuenta de que los ojos de Hermione brillaban rebosantes de alegría. –Char es una especie de criatura virtual, nacio de un huevo y es producto de una especie de encantamiento simulador. Si fuera una criatura sagrada decenas de alumnos de Hogwarts serían dueños de criaturas sagradas. En clase de criaturas muggles repartieron los huevos.
-No hay decenas de criaturas sagradas, solo la vuestra. Las demas son simulaciones, no tienen sentimientos y por lo tanto no los expresan. –Hermione agarró con fuerza el brazo de Ron y el la miró brevemente antes de volver a dirigirse al guarda.
-¿Char es real¿no desaparecerá?
-¡Claro que no, muchacho!
-¡Oh, Ron!- exclamó Hermione ilusionada -¡Lo sabia¡Yo lo sabia, sabia que Char era real!
-Mire, le voy a hablar con sinceridad. Mi novia es una cerebritos, y si la preguntará ahora mismo cuantos tipos de boas existen en el planeta le diria hasta el numero de ejemplares en peligro de extincion, lo que quiero decir es que no se le escapa ni una. ¿Cómo es posible que no reconozca a un Charios? Hermione¿Cómo es posible?- Hermione le miró con el ceño fruncido, tan asombrada porque se hubiera referido a ella como su novio que la costó centrarse en la pregunta.
-¡En mi vida he oído hablar de semejante criatura!
-Es que esta es una situación surrealista- masculló Ron incapaz de creer que Hermione no hubiera reconocido una criatura sagrada en sus propias narices.
-¡No puedo saberlo todo, Ron!- gruñó Hermione ante la soprendente decepción del mago.
-¡Nos ha robado al niño!- chilló la mujer de Tomas Builder, incansable. Sin ceder ante las recomendaciones de su marido de que se serenara.
-Y dale…- chistó Ron indignado –si su hijo esta con Char descuide que lo peor que le ha podido pasar es que se le haya ocurrido comer raíces. O que lo haya empachado a base de onzas de chocolate.
-Ron, deja de meterte con Char.
-Si, vamos a buscarlo. –Antes de que Ron se pusiera en marcha con la mano de Hermione cogida firmemente, Francis Swatch lo paró en seco agarrandolo del hombro.
-Yo retendré a los Builder, les aplicaré un encantamiento soporifero y caeran rendidos. Ocuparos de traer a su hijo sano y salvo a mi casa, seguir el sendero y llegareis a ella.
-¿Se va a desentender del asunto?
-No, muchacho. Voy a facilitaros la tarea, os estoy quitando de encima la impredecible reacción de una madre histérica. –Francis les guiñó un ojo y Hermione le sonrió, sin embargo Ron no cambio el gesto escéptico de su rostro, tiró de la mano de Hermione receloso y cruzando bajo el vuelo circular de los Onix llegaron al árbol indicado. Entonces el extraño canto se hizo más audible que nunca, y Hermione y Ron pudieron verlos. Pudieron ver aquellas variadas replicas de Char, mas grandes y fuertes, cantando a la luna con un fuego verde prendido en la antorcha de madera que sostenían en sus pezuñas.
-¡Oh Dios mío!- dijo Hermione -¡Son más charios¡Oh que preciosidad!- Hermione se lanzó hacia el grupo de cantarinas criaturas antes de que Ron pudiera evitarlo, y su canto ceso.
-¡No Hermione, no te acerques a ellas! –las criaturas comenzaron a alinearse obtaculizando la llegada de Hermione al sauce llorón que se encontraba a las escamosas espaldas de las criaturas. Una de ellas, la más grande, dio varios pasos al frente y sacudió su antorcha enfadado.
-¡Sha¡Cha-sha!- exclamaba dirigiendose a Hermione, el animal era mas del doble de grande que Char, pero aun asi su estatura no era demasiado amenazante, en realidad parecía un dragon diminuto graciosamente enfadado -¡Shacha¡Shaaacha!- Ron se hubiera reído sino fuera porque Hermione estaba demasiado cerca de todos ellos.
-Hermione, no seas cabezota… ven aquí…-Ron dio unos pasos al frente pero Hermione levanto su mano indicandole que no avanzara. Entonces cogió su frondosa melena con una mano, se apuntó con la varita y un delgado mechón de pelo cayó en su mano -¡Por las barbas de Merlín¡Ni se te ocurra cortarte el pelo!- exclamó el pelirrojo horrorizado.
Hermione le ofreció al que parecía ser el jefe de los Charios el mechón ondulado de su castaño cabello y se inclinó en una reverencia. El charios emitió un sonido inconcluso, se dirigió al grupo y se reunieron murmurando, de vez en cuando alguna de las criaturas se asomaba y miraba a Hermione y después a Ron, la mirada que le dirigian al pelirrojo era sin duda bien diferente, parecía que estaban mirando a un humano especialmente feo.
-Idiotas…- masculló Ron enfadado- lo que pasa es que quieren añadir a Char a sus filas ¡Pues no os vais a quedar con Char¡Me habeis oído, Char es nuestro¿Char, donde estas¿Por qué no sales? Venga Char, soy yo… Ron… ya se que no he sido la persona más amable del mundo, pero venga, eres un buen… un buen lo que seas…
-Ronie, callate que estas más guapo. –gruñio Hermione.
-…Ronnie… suena bien, cuando lo dices tú…
De repente los Charios volvieron a retomar sus puestos, todos rígidos y firmes como los pequeños soldados de un regimiento ciertamente cómico. El jefe de los charios tenía el fino mechón de pelo de Hermione en una delgada trenza que se sostenía malamente sobre su escamada cabeza. Ron no pudo contener la risa.
-¡No he visto bicho más tonto en la vida!- exclamó el pelirrojo tronchandose.
-¡Ronald Weasley¡Haz el favor de callarte!- El Charios de la trenza empezó a chapotear en aquel idioma extraño e infantil, y cogiendo la mano de Hermione con su pezuña la dirigió al sauce lloron que estaba a sus espaldas. Solo Hermione corrió la cortina de caídas ramas del sauce, y la traspaso perdiendose tras ella, haciendo sentirse a Ron angustiado. El mago corrió hacia allí, pero los Charios cerraron filas impidiendole continuar.
-¡Dejadme pasar!- gritó enfadado, pero aquellas criaturas tenian un brillo rojo fuego en los ojos, y parecían verdaderamente amenazantes, habian perdido todo su aspecto comico y por un momento parecieron verdaderamente siniestros.
Char estaba temblando pegado al tronco del sauce, por una parte ese canto le llamaba y lo atraía, pero por la otra no podía comprender ahora cual era su familia. Todo cambió cuando la vio pasar a ella a traves de la cortina de ramas caídas.
-¡Char!- exclamó Hermione clavando sus rodillas en la hierba. La criatura, confusa, se dejó coger en brazo como un bebe, como la pequeña criatura divina que era, en el regazo de quien era responsable de su crianza. El pequeño dejo escapar un pequeño gemido intranquilo. –Char, tu familia esta fuera, son iguales que tu y te estan esperando. –El pequeño Char miró con sus ojos vidriosos a Hermione, increiblemente sorprendido porque fuera a ser cedido a una manada de desconocidos, sin embargo, cuando salió al exterior todo cambio, y pudo darse cuenta de que era cierto, su verdadera familia estaba en el valle, y aquel era su hogar. No había nacido alli, ni habia sabido jamás que clase de criatura era, pero cuando salió y vió las ofrendas de los onix, y su vuelo volverse rasante para postrarse a sus pies, comprendió que aquella era la bienvenida al principe de los Charios. Comprendió que era un ser especial.
Entre las criaturas del valle que salían a su encuentro se encontraban no solo las aves y los charios, sino tambien una decena de perlados unicornios cuya silueta se reflejaba en el río, a sus pies se enredaban otras bestias peludas e indefinidas, similares a los mapaches. Centenares de ojos se asomaban a los arboles del sendero como luceros de ocre luz. Y diversas luces centellearon bajo la lluvia de suaves plumas que cesaba, eran hadas, y su belleza era increible.
Hermione se dirigió a Ron con Char en los brazos y James Builder de su mano, en aquel momento su cabello tenía algunas plumas doradas, y su vestido caía descubriendole unos hombros inmaculados, bajo la luz de la luna, que le daba un níveo y celestial tono a todo su cuerpo, Ron creyó ver en ella a la misma diosa de aquel bosque, valle y arroyo, con las hadas iluminandola el camino hacia él. Él extendió los brazos y la recogió, dejando un beso sobre su cabello, aspirando un aroma que se confundía con el perfume florado del valle.
-Ahora Ron, ahora todo es perfecto… este es, oficialmente, el fin de la maldición.
Ron la sonreía mientras todo para él se reducía a su rostro y a su rebosante satisfacción. Entonces reparó en Char al que acarició la escamada cabeza, y se agachó a saludar a William Builder con un: "¡Vaya aventura, eh, chaval?" El pelirrojo cogió en los brazos al hijo de los Buider mientras este balbuceaba que quería ver a sus padres. Llamó a Hermione mientras se dirigía al sendero, pero ella y Char solo tenían ojos para el regimiento de Charios.
-Mañana os lo devolveré- decía Hermione con una sonrisa maternal –mañana lo dejaré aquí mismo, y podra ser lo que es.
Hermione se acercó a Ron y le cogió la otra mano recostando la cabeza sobre su hombro.
-¿Por qué has dicho eso Hermione?
-Porque pertenece al valle.
-¿Y que hay de tu nota en estudios muggles?- Dijo Ron con aprensión sin querer descubrir el verdadero transfondo de su preocupación.
-No me importa la nota.
Ambos comenzaron a caminar por el sendero mientras grababan a fuego en su mente el recuerdo de aquella noche mágica, donde por primera vez pudieron ver la manifestación divina de la belleza, en forma de níveos unicorneos, doradas hadas, y rojizas aves. Sus paso por el sendero no tuvo retorno aquella noche, y no lo tendría hasta la puesta de sol del día siguiente.
-¿Y si les ha pasado algo Harry¿Y si le ha pasado algo a mi hermano?- Harry escuchaba las inquietudes de Ginny mientras amarraba unas improvisadas riendas a Buckbeack, que no estaba acostumbrado a los agarres y se rebelaba contra el mago.
-Estoy seguro de que esta bien…- dijo Harry intentando ocultar su propia preocupación por sus mejores amigos y pensando irremediablemente en Hermione y en la maldición. –vamos, buckbeack, calmate por favor…- Harry consiguió subirse a lomos del hipógrifo y tendió una mano hacia la pelirroja. –Vamos Ginny, sube –Ginny la cogió y cuando este tiró de ella sus bocas quedaron amablemente cercanas, ambos se sonrieron y se dieron un pequeño beso, Ginny se dejó caer entre las piernas de Harry dandole la espalda, sintiendose encantada de ir entre sus brazos. –el viaje será un poco largo…
-¿Puedo recostarme?- inquirió Ginny con cierta timidez
-Si, si puedes duerme un poco- Harry abrió un poco los brazos sosteniendo las riendas en sus manos y Ginny se acomodó sobre su pecho, cerrando los ojos. –Un movimiento de sus manos repentino y firme hizo ondear los amarres de cuero y el hipogrifo alzó el vuelo con terquedad.
Harry pensó entonces en la breve carta escrita a sus amigos y llevada por la pequeña y nerviosa lechuza Pigwidgeon, en ella les indicaba cuando creía que iban a llegar y que bajo su cargo quedaba la tarea de encontrar un animal volador con el que poderle seguir a él en dirección a Hogwarts. Harry sacó un mapa de la zona y contempló el punto en que se hayaban ellos donde había una mota flotante que avanzaba tan despacio por el mapa que a penas se podía percibir el movimiento, sobre aquella mota una leyenda decía "H.Potter y G.Weasley: en viaje" a dos palmos de distancia sobre el pergamino a escala, se dibujaba una gran isla esplendorosa "Isla del Onix: destino" Harry dio dos golpecito en el centro del mapa con su varita y las letras se arremolinaros como si se encontraran girando en el contenido de una profunda olla de conjurar hechizos, organizandose rezaron: "ruta a seguir" se dibujo una estela de reberverante color amarillo y Harry condujo a buckbeak hasta que la mota que señalaba su posición se situó sobre la línea, todo lo que había de hacer era mantenerse sobre esta y orientarse hacia el norte.
-Bien- murmuró doblando el pergamino. Entonces dirigió su mirada al rostro de Ginny sobre su regazo, frente a él la madrugada moribunda daba lugar a un renovado color azulado enfundado en una tonalidad fucsia, que era el resquicio de la noche que abandonaban. El amanecer saludaba desde el horizonte advirtiendo su inminente llegada y Harry intentó decidir que resultaba más hermoso, si el atardecer otoñal o el amanecer de un día de primavera. Entonces sintió el movimiento de ella y su mano agarrarle el brazo, tenía los ojos cerrados pero él sabía que todavía no estaba dormida. La miró y tuvo claro que la belleza de ambos fenomenos acaba de ser eclipsada.
La brisa les romovía el cabello mientras en aquella isla Hermione Granger y Ron Weasley recibían la correspondencia de Pigwidgeon. Y los cuatro amigos esperaban su encuentro mientras la Isla del Onix desplegaba toda su magia, para recibir al último de lo Charios nacido en muchos años.
N/A: Bueno, pues aquí va un capitulo más ¡esto va llegando al final! Quedan dos capitulos, o al menos eso es lo que tengo previsto. Posiblemente los dos últimos caps sean bastante largos, pero no estoy segura. Una vez más tengo que agredeceros a todos vuestra atención y vuestros RRs, y una vez más recordar lo importante que es para mí que dejeis constancia de que leeis aunque solo sea con dos palabras. Gracias de corazón. Espero que os haya gustado y que os guste mucho más el final de la historia, cuando llegue. Siento la tardanza, os aseguro que esta muy justificada.
Tambien tengo que pediros disculpas porque no he podido contestar a los RRs, tengo un examen de recuperación de ingles en Septiembre, y estudio por las tardes, y trabajo por las mañanas, si tenia que esperar a publicar cndo contestara los RRs, no podria publicar, vosotros sabeis ademas que me tomo mi tiempo para contestaros cuidadosamente no me gusta hacer las cosas con prisas y mal. Espero que aun asi me escribais, en el proximo cap contestare a todo lo que me comentabais y a todo lo que me comenteis en este cap. Espero que lo entendais. Un abrazo.
