Taking care of you

por Khira

# 8. Día de fiebre

Después de que la señora Ishizaka llame a su puerta para despertarle, Rukawa se incorpora lentamente hasta quedar sentado en el borde de la cama y se queda quieto unos minutos. No se encuentra nada bien. Instintivamente se toca la frente con la mano abierta, y la nota demasiado caliente. Quizás se ha resfriado. Mira el calendario: por la mañana tiene un examen de inglés y por la tarde entrenamiento especial, pues hoy seguramente se decidirán los titulares que jugarán el segundo partido del campeonato de invierno. No, no puede faltar, y menos después de haberse perdido el primero.

Poco después de inyectarse la insulina baja a la cocina a desayunar, donde está Erik ya vestido con sus habituales vaqueros y un jersey marrón bebiendo un café. El señor Rukawa está de viaje otra vez. Nada más ver aparecer al chico por la puerta, el alemán se da cuenta de que algo no va bien.

- ¿Qué te pasa? – pregunta preocupado.

- Nada.

Rukawa se sienta frente a él y se sirve un vaso de zumo. Erik le mira mientras se prepara unas tostadas, convencido de que algo le pasa.

- ¿Te encuentras mal?

- Que no. Y no seas pesado.

Erik no insiste más. Piensa que quizás simplemente está un poco bajo de azúcar y desayunando se le pasa.

Después de desayunar Rukawa sube de nuevo un momento a su habitación para vestirse. Veinte minutos más tarde ya están ambos frente a la puerta del edificio principal de Shohoku; sobre ellos están posadas las miradas de más de la mitad de alumnos que hay en esos momentos por el patio, preguntándose quien es ese extranjero que acompaña al chico más popular del instituto desde hace días.

- Hasta la tarde… - murmura Rukawa dando otro paso hacia la puerta, pero Erik le detiene sujetándole suavemente de un codo - ¿Qué pasa?

- Si no te encuentras bien, llámame – dice el castaño.

El chico se le queda mirando un momento. ¿Es de nuevo preocupación lo que nota en su voz? Querría creerlo así, pero sabe que no se trata de eso. Aún así, no puede evitar hacerse ilusiones, y al mismo tiempo se siente estúpido. Sin decir nada, se suelta y continúa el camino hacia su aula.

xXx

La mañana pasa lenta, y Rukawa se encuentra cada vez peor. Al menos el examen de inglés le ha ido bien, pero no sabe si aguantará el entrenamiento.

Mientras espera su turno para atacar en un ejercicio, nota que le están mirando. Para su sorpresa, es Sakuragi, quien inmediatamente al saberse descubierto voltea a ver a sus otros compañeros con un leve rubor en sus mejillas. Rukawa se queda confundido, no se esperaba eso del pelirrojo. Lo más común habría sido que le hubiera mirado desafiante y luego soltado algún insulto. No entiende nada.

Sakuragi tampoco entiende por qué está tan preocupado por Rukawa. Pero es evidente que el zorro no se encuentra bien, sólo ha pasado media hora desde que comenzó la práctica pero ya se le ve cansado y muy abatido. Se pregunta si es el único que se ha dado cuenta pero al pasear la vista por las caras de sus compañeros enseguida sabe que no es así: Ayako por ejemplo también está mirando a Rukawa con gesto serio.

Pero ninguno de los dos dice nada hasta que cuando les toca atacar a Rukawa y a Kuwata, a los cinco minutos de empezar la jugada Rukawa se marea al fintar contra Kakuta y cae al suelo de rodillas.

- Rukawa! – exclaman sus compañeros acercándose a él. El entrenador Anzai y las dos asistentes también acuden.

El chico de aspecto zorruno trata de erguirse pero el suelo se mueve de nuevo bajo sus pies y a punto está de caer si unos fuertes brazos no le hubieran sostenido. Abre los ojos y descubre con estupor que es Sakuragi quien le ha sujetado.

- ¿Qué te pasa, Rukawa? – pregunta Ayako sujetándole también de un brazo.

- N-nada, sólo me he mareado… - balbucea.

- Avisaré a tu gua… al amigo ese que siempre te espera afuera… - dice Sakuragi a la vez que le suelta después de ver que el chico más bajo ya se mantiene en pie.

Rukawa no se lo impide, y al momento está Erik a su lado, pues en cuanto el pelirrojo le ha contado lo que sucedía ha echado a correr hacia el interior del gimnasio.

- ¡Kaede¿Qué sucede? – pregunta el castaño

- ¡Nada! – repite, se siente incómodo con esa situación, no le gusta que todos estén pendientes de él y que el entrenamiento se haya detenido por su culpa.

- Es por…

- ¡No! – se apresura a responder temiendo que Erik le pregunte por sus niveles de azúcar y todos se enteren de lo suyo – Creo que tengo un poco de fiebre, eso es todo… - murmura en voz baja mirando al suelo.

Erik le pone una mano en la nuca y coloca la otra en su frente, a la vez que se acerca a él hasta estar casi pegados. Rukawa se estremece por el contacto y Sakuragi lo nota.

"¿Qué está pasando aquí?", se pregunta mientras un frío inexplicable le atraviesa el pecho.

- ¿Un poco? Estás ardiendo – dice Erik después de soltarle - Ve a por tus cosas, nos vamos a casa.

- Ya te las traigo yo… - se adelanta Ryota.

El capitán del Shohoku se va a los vestuarios mientras Kaede y Erik se quedan en un lado de la cancha para no molestar y que el entrenamiento pueda reanudarse, aunque casi todos los miembros siguen pendientes de ellos preguntándose quién es el chico extranjero.

- Aquí tienes tu bolsa…

Rukawa no da ni las gracias. Se pone la chaqueta del chándal mientras Erik se carga la bolsa al hombro.

- Hasta luego chicos – se despide el alemán – Gracias por avisarme de que este irresponsable se encontraba mal…

- De nada… Hasta luego… - se despiden Ryota y Ayako observando como se marchan.

- Adiós… - murmura Sakuragi mirando la espalda de Rukawa.

Inesperadamente Rukawa se gira un poco mientras camina.

- Adiós…

xXx

Una vez en casa, Erik obliga a Rukawa a irse a la cama inmediatamente después de darse una ducha con agua tibia. El chico de ojos azules no puede dejar de pensar en el extraño comportamiento de Sakuragi de los últimos días. No solamente no le ha insultado, sino que además se ha mostrado preocupado un par de veces, y no comprende ese cambio de actitud. Desde que entraron en el equipo Sakuragi se ha dedicado a intentar dejarle en mal lugar todos los días delante de los demás. No es que quiera darle la culpa de su falta de amistades en el equipo, pero la verdad es que no ha sido una gran ayuda.

- Casi treinta y ocho y medio… - dice Erik mirando el termómetro que unos segundos antes tenía Kaede en la boca - Parece mentira, mira que te lo he preguntado esta mañana… Si te hubieras quedado en casa seguro que no te habría subido tanto…

- Ya déjame en paz…- murmura Rukawa tapándose un poco más con las sábanas. No hay nada que le ponga de más mal humor que sentirse enfermo.

- Mírate que simpático… ¿Siempre tratas así a los que se preocupan por ti?

- Tú no te preocupas por mí… - se le escapa.

- Ah no?

- No, mi padre te paga para que estés conmigo… no tengo nada que agradecerte… así que déjame en paz de una vez, imbécil…

Erik le mira entre sorprendido e indignado.

- Sí, tu padre me paga para que esté contigo, pero no para soportar tus tonterías y tus insultos ni mucho menos para ponerte un termómetro¿sabes?

Deja el pequeño aparato sobre la mesilla y sale de la habitación dando un portazo. Kaede se queda en la cama sin entender porqué le ha hablado así y sintiéndose lo peor del mundo. Mientras Erik baja las escaleras empieza a encender un cigarro, aún a sabiendas que el señor Rukawa sólo le permite fumar en el jardín. En la cocina está la señora Ishizaka preparando un vaso de leche para Kaede, y se sorprende al ver pasar al guardaespaldas tan crispado.

- ¿Sucede algo? – pregunta la mujer.

- Ese niño es insoportable… - masculla Erik.

La señora Ishizaka le mira con expresión severa.

- No, eso no es así. Y de todas maneras, tú no tienes derecho a quejarte. No has hecho mucha cosa para ganártelo¿verdad?

Erik está sorprendido por las palabras de la señora Ishizaka, pero reconoce que tiene razón.

- Verá, no es el primer chico o chica menor de edad al que tengo que proteger y la experiencia me ha demostrado que es mejor que no te cojan cariño… Por eso fui tan antipático con él al principio - admite – Pero al ir conociéndole me di cuenta de que Kaede está demasiado solo, y no pude evitar intentar acercarme a él…

- Pues sabes qué, no sé cómo pero lo has conseguido, aunque no lo parezca él te respeta…

El alemán no dice más. La señora Ishizaka se quita el delantal y le da el vaso de leche que ha preparado.

- Ten, llévale esto, y si habéis discutido haced las paces. El señor Rukawa te contó lo de su madre¿no?

- Sí…

- Entonces sabrás que a ese chico no le sientan nada bien los desplantes…

- Tiene razón…

- Yo me voy ya a casa. Les he dejado la cena en el horno.

- De acuerdo, gracias.

De camino al dormitorio de Kaede, Erik piensa en si debería disculparse. Pero llega a la habitación y aún no ha decidido que hacer, así que de momento llama suavemente a su puerta. Al no obtener respuesta abre y entra, por un momento se queda estático al ver que está vacía. Deja el vaso de leche sobre una mesa y se dispone a salir a buscarlo cuando topa con su protegido nada más volver a pasar por la puerta. Del impacto caen ambos al suelo.

- ¿Qué haces? – pregunta Rukawa con cara de pocos amigos mientras se levanta y se sacude un poco el pijama.

- Pensé que habías salido y… - Erik se interrumpe al ver una toalla mojada en el suelo - ¿Qué es eso?

- Para ponerme en la frente…

Rukawa va a agacharse para recogerla pero Erik se adelanta.

- Ya te traeré yo otra de limpia. Vuelve a la cama.

El moreno le mira extrañado pero obedece. Unos minutos después Erik está sentado a su lado, colocándole un refrescante paño húmedo en la frente.

- No tienes porqué hacer esto… - murmura Kaede con los ojos cerrados.

- No empieces con eso otra vez… - le pide Erik.

- ¿Pero por qué lo haces? – insiste. Realmente necesita saberlo.

Erik no contesta. Se levanta y camina hacia la puerta

- Dentro de un rato te traeré la cena. Y… perdona por lo de antes. Yo tampoco debería haberte hablado así.

El sonido de la puerta al cerrarse le indica a Rukawa que se ha quedado solo en la habitación. No sabe qué hacer, no comprende los cambios de actitud de Erik, aunque la verdad no entiende ni su propia actitud…

xXx

El silencio en la casa es total, pero Rukawa no consigue dormirse. Entreabre los ojos y ve en su reloj-despertador que ya es la una de la madrugada. El dolor de cabeza y la sensación de mareo han disminuido muy poco, y a cada minuto que pasa tiene más calor.

Se incorpora en la cama y se quita la parte superior del pijama, quedándose en camiseta, pero no le sirve de mucho. Pasea la vista por la oscura habitación. De pronto un viejo y conocido sentimiento de soledad le invade. Ha pasado tantas noches solo en esa casa… Pero entonces recuerda que en esta ocasión hay alguien más al otro lado de la pared; y sin pensar más, se levanta y sale de su dormitorio.

Una vez en el pasillo distingue un poco de luz escapar por debajo de la puerta de la habitación de Erik. Sin pararse a llamar, coloca su mano en el picaporte y lentamente la abre.

En el interior, Erik, que estaba leyendo un libro a la luz de la lamparilla, levanta la vista sorprendido al ver aparecer a Kaede.

- ¿Puedo tumbarme contigo un rato? – pregunta el muchacho con la mirada ausente.

La petición sorprende tanto a Erik que se queda viéndole desconcertado sin decir nada. Rukawa toma su silencio como un sí y sin esperar la invitación se acerca y retira un poco las sábanas para meterse en la cama de su guardaespaldas. Erik sólo atina a dejar el libro en la mesilla y apartarse un poco para dejarle sitio.

Rukawa se coloca de costado mirando a Erik, quien tapa a ambos con la sábana hasta la altura del pecho. El chico de ojos azules se acurruca bajo ella como si tuviera frío.

- Me parece que aún tienes fiebre… - murmura el castaño a la vez que le pone una mano en la frente.

Efectivamente, la frente del chico está muy caliente. Rukawa le aparta la mano con la suya, y para sorpresa y mayor desconcierto de Erik, la sitúa en su cintura, justo en el comienzo de la camiseta. Suavemente la arrastra un poco hacia arriba. Ahora la fresca mano de Erik ya no está sobre la camiseta, sino sobre la piel desnuda y caliente de Rukawa.

- ¿Qué haces, Kaede? – pregunta Erik en voz muy baja y sin apartar la mano.

Ahora es Rukawa el que no contesta. No sabría que decir. No sabe que está haciendo. Se arrima más a Erik hasta quedar casi frente con frente.

Y le besa.

Un beso suave y tímido, que revela su total inexperiencia. Erik no alcanza a reaccionar, tiene los labios de Kaede pegados a los suyos y siente el tacto de su piel bajo la mano. Rukawa rompe el beso y se separa unos centímetros buscando temeroso su mirada. Y Erik le está mirando como si no se creyera lo que acaba de hacer. Pero de pronto siente que la mano en su cintura le agarra con fuerza y un segundo después vuelve a tener los labios de Erik sobre los suyos, con la diferencia de que esta vez no ha sido él quien ha efectuado el contacto.

Esta vez, el beso no es para nada suave. La lengua de Erik le obliga a abrir la boca para poder introducirse en ella y jugar con la suya propia. Rukawa puede sentir el sabor del cigarrillo que se habrá fumado después de cenar, pero no le molesta. Cierra los ojos e intenta corresponder el beso con la misma intensidad pero se está quedando sin aire. Aún así, la sensación que le embarga al estar Erik besándole con tal hambre es tan maravillosa que poco le importa dejar de respirar.

Por primera vez en su vida, Erik Schweizer ha perdido el control de sus actos. El chico de ojos dorados se mueve de manera que hace que Rukawa se ponga boca arriba mientras le sigue besando, pero sin llegar a situarse del todo sobre él. La mano que mantenía quieta en su cintura empieza a recorrer la piel de su abdomen bajo la camiseta en una exquisita y estimulante caricia que hace perder el sentido al chico más joven. El sentir a Kaede, un chico tan apático y taciturno, arquearse de placer por sus caricias provoca en el alemán un estado de excitación total que no tarda en imitar el cuerpo del chico bajo él. Deja de besar sus labios para concentrarse en su cuello a la vez que su mano se introduce un poco en sus pantalones de pijama, acariciando y apretando sus nalgas. Rukawa deja escapar un ronco gemido. Lo desea.

Al escuchar al chico gemir Erik recuerda de repente que lo que tiene entre sus brazos es un niño de quince años que se está dejando llevar por él, y al que tiene la obligación de proteger, aunque sea de sí mismo. Se separa bruscamente de Kaede y saca la mano del interior de sus pantalones.

Rukawa abre los ojos al sentir el cese del contacto. Y tiene un mal presentimiento al ver la expresión seria de Erik.

- ¿Q-qué sucede…?

- No puedo.

- ¿Por qué no…?

Erik no contesta, sólo se incorpora en la cama hasta quedar sentado y se tapa la cara con las manos. No puede creerse lo que ha estado a punto de hacer.

A su lado Rukawa también se incorpora. Querría quedarse callado y esperar pero irónicamente no puede evitar hablar.

- Erik, tú… me gustas…

- …

- Dime algo, Erik… - pide Kaede - ¿N-no te gusto…?

"¿Gustarme?", repite Erik mentalmente, "Por dios, si eres un niño…". Pero entonces se destapa la cara y le mira. Y admite que Kaede no parece un niño. A sus quince años, podría pasar perfectamente por un chico de dieciocho o diecinueve. También recuerda que la mayoría de edad en Japón es a los veinte.

Contempla su rostro perfecto, con las mejillas teñidas de un exquisito rubor, no sabe si de la vergüenza, la fiebre o de la excitación. Y su cuerpo, ese cuerpo delgado pero a la vez musculado y perfectamente formado…

- Erik…

Tímidamente Rukawa le acaricia un brazo con la mano. Esta vez le toca a Erik estremecerse. Le coge de la muñeca y la aparta, y el gesto dolido de Rukawa no se hace esperar.

- Erik¿que pasa…? – repite angustiado. De pronto se le ocurre que quizás se trate de la edad - ¿Es porque soy menor…?

El castaño inspira con fuerza. No sabe qué hacer, pero sí que no tiene ganas de discutir esa cuestión. Además está demasiado confundido.

- Kaede… Hablamos mañana¿de acuerdo?

- Pero…

- Mañana, Kaede – repite Erik en un tono que no admite réplica.

- Está bien… - acepta Rukawa no muy convencido – ¿Pero puedo quedarme esta noche a dormir contigo?

En el fondo Erik sabe que no es buena idea, pero termina aceptando con un gesto de asentimiento. Ambos se tumban de nuevo de lado bajo las sábanas, con sus rostros enfrentados. Rukawa cierra los ojos e intenta dormir, cosa que su compañero de colchón no va a lograr en toda la noche.

Sabe que después de lo que ha pasado esa noche, nada podrá ser igual. Y que debe tomar una decisión.


N/A: Hola! sé que hay disparidad de opiniones sobre Erik y su relación con Kaede así que tengo mucha curiosidad por saber que me van a decir en sus comentarios XD. Yo fui la primera en dudar en si liarlos o no, al final me decidí por que no llegara a pasar nada serio entre ellos porque me gusta demasiado mi OC y que se aprovechara de un chico de 15 que está o cree estar enamorado de él no me convenció. Bueno de momento vamos a contestar los del capítulo 7:

LiamBlack: hola! pues me alegro que me hayas dejado este, así conozco a una lectora más. Me alegra que pienses que es original, hay tantos y tantos fics de Slam Dunk que es muy difícil serlo. Besos y gracias por el review!

Elena: esta vez me acuerdo que significaba 'mover el piso' jejeje y tienes toda la razón XD.

Miguel: pues aunque parezca mentira no me basé en nadie, Erik es cien por cien creación mía . Ni siquiera encuentro un actor que me guste para que ponga el físico, pero me lo imagino como un Paul Walker castaño y bastante más robusto (es que me encanta ese actor XD). Aunque su chulería se parece más a la de Bruce Willis en sus típicas películas de acción. Besos y gracias por el review!

Caritadmanga: sí que te acercaste mucho, y con lo de la foto también… Ayako y Ryota aún no son novios, sólo tenían su primer intento de cita pero les salió el tiro por la culata XD.

JHikaru: hola! te gusta que Ru se interese por un OC? Porque si es así te puedo recomendar un par de fics, incluso alguno mío donde he liado al zorrito con alguien más. Es que en la gran mayoría de fics es Ru el que está enamorado desde siempre de Hana y se pone celosos y a mi me gusta a veces todo lo contrario. Besitos y gracias por el review!

Balucita: como te cae ahora Erik? Lo único que puedo decir en su favor es que se ha echado atrás a tiempo. Besos y muchas gracias por el review!

Abuelitnt: hola! te he agregado a mi msn, espero que no te moleste. Aquí tienes la continuación, ya me dirás que te ha parecido.

Hasta el próximo capítulo,

Khira