Taking care of you

por Khira

#9. Discusiones

El entrenador Anzai organiza al principio del entrenamiento de baloncesto un partido entre los posibles titulares del partido del sábado y suplentes. El equipo que seguramente se enfrentará al Okumura en el segundo partido del campeonato de invierno está formado por Mitsui, Miyagi, Sakuragi, Kakuta y Sasauka.

- Es una lástima que Rukawa también se pierda este partido… - comenta el capitán mientras realiza un estiramiento.

- Sí… - admite Mitsui - Me duele reconocerlo, pero le necesitamos… Ya tuvimos problemas para ganar al Sumiyoshi, y el Okumura es un rival en principio más difícil…

- Al marcharse Akagi perdimos a nuestro segundo máximo anotador, y ahora no podemos contar con el primero…

A su lado, Sakuragi también realiza estiramientos en silencio. Esto extraña mucho a sus compañeros, ya que hubiera sido más habitual en el pelirrojo que gritara algo así como "¡No te preocupes Ryota, el genio Sakuragi se convertirá en el máximo anotador de Kanagawa y con él en sus filas el Shohoku ganará todos los partidos!".

Pero nada de eso sucede. Hanamichi está concentrado en el calentamiento, ya que desde que se lesionó debe poner mucha atención y realizar bien esa parte del entrenamiento si no quiere sufrir una recaída. Pero lo cierto es que también está preocupado por la ausencia del zorro, y no porque vaya a perderse el partido si no se recupera a tiempo, cosa poco probable pues el partido es pasado mañana, sino porque no le agrada saber que está enfermo.

"¿Aún tendrá fiebre?", se pregunta mientras estira bien los músculos de la espalda.

- Muy bien, empecemos – ordena Ryota.

Al poco de comenzar el partido, el marcador se decanta claramente por los titulares. Los suplentes no pueden hacer nada contra los triples de Mitsui y los rebotes de Sakuragi. Ambos están en plena forma, y con un poco de suerte y mucha concentración, conseguirán que su equipo pase a la tercera ronda.

xXx

Rukawa se ha pasado casi todo el día medio dormido en su cama. No recuerda en que momento Erik le ha trasladado. Y tampoco se lo puede preguntar, pues no ha pasado a verle al menos desde que se ha despertado del todo. Ya se encuentra mucho mejor, y así se lo comunica a la señora Ishizaka cuando esta le lleva la merienda.

- Ya casi no tienes fiebre – corrobora la mujer mirando el termómetro.

- ¿Y Erik? – pregunta Kaede.

- En el jardín, fumando…

- …

La señora Ishizaka observa desilusión en los ojos del chico, supone que porque no ha pasado a verle en todo el día. No sabe que ha pasado entre ellos pero el alemán está de un humor de perros.

- Ha llamado tu padre que aún dormías – le cuenta para animarle – Y ha dicho que adelantará su regreso a esta noche.

- ¿Ah si…? – pregunta Rukawa con falsa indiferencia - ¿Por qué?

- Porque le he contado que estabas enfermo.

- Sólo ha sido un poco de fiebre…

- Pero hacía años que no te daba…

- …

- Bueno, voy a seguir con la cena. Cuando termine subiré a verte antes de marcharme…

- …

La señora Ishizaka sale de la habitación y cierra la puerta. Solo de nuevo, Rukawa se estira en la cama, y recuerda una vez más lo sucedido la noche anterior entre él y su guardaespaldas, notando como el rubor sube a sus mejillas. No comprende como fue capaz de hacer algo así.

Al cabo de un rato la señora Ishizaka sube a verle de nuevo y se despide hasta el día siguiente. Unos minutos más tarde el corazón le da un vuelco al escuchar ruido de pasos por el pasillo. Los reconoce: son los de Erik. Se incorpora en la cama y oye perfectamente la puerta de la habitación contigua al abrirse y cerrarse.

Se levanta decidido a ir a hablar con él. Sale de su dormitorio sin hacer ruido, camina un par de pasos por el pasillo y se detiene frente a su habitación. Inspira profundamente y entra sin llamar. Se le hiela la sangre en las venas al encontrar a Erik guardando sus cosas en su maleta.

- ¿Qué haces…? – pregunta parado en la puerta.

- Me voy – responde Erik sin girarse.

Rukawa abre grandes los ojos, atónito.

- ¿C-cómo…? – balbucea.

- Ya me has oído. Voy a dimitir como tu guardaespaldas. En cuanto llegue tu padre me despediré y le pasaré el teléfono de un colega para que me sustituya.

Erik cierra la maleta y luego mete las manos en los bolsillos buscando algo, pero entonces recuerda que se ha dejado el paquete de tabaco en la cocina. Se dispone a salir pero Rukawa sigue parado en la puerta y se lo impide.

- ¿Por qué…? – pregunta Rukawa en un susurro.

- Déjame pasar – ordena el castaño.

- Contéstame…

La mano derecha de Erik se cierra con fuerza sobre el hombro de Rukawa para apartarle, pero el chico moreno consigue aguantar en la puerta.

- ¡Apártate! – exclama Erik.

- ¡NO!

Sacando fuerzas no sabe ni de donde, Rukawa consigue empujar al corpulento alemán al interior de la habitación.

- ¿Por qué¿Por qué quieres marcharte! – grita desesperado.

- ¡Lo sabes muy bien! – grita a su vez el castaño.

- ¡No¡No lo sé!

- ¡Sí lo sabes!

- ¡Dímelo¿Por qué!

- ¡MALDITA SEA KAEDE, AYER ESTUVE A PUNTO DE FOLLARTE!

El silencio invade de nuevo el dormitorio, pero sólo durante un instante.

- Y aún no entiendo por qué no lo hiciste… - susurra Kaede con voz temblorosa. Luego coge aire y sigue hablando – Erik… yo… creo que me he enamorado de ti…

Rukawa camina hacia Erik hasta quedar su delgado cuerpo a escasos centímetros del suyo, y le mira fijamente. Por primera vez desde que lo conoce, los ojos dorados lucen confundidos. Y aprovechando que el guardaespaldas ha bajado la guardia, se alza un poco de puntillas, pues el alemán le saca casi diez centímetros, y le besa. Pero apenas sus labios se rozan recibe un violento empujón que le hace dar un par de pasos hacia atrás para no caer de espaldas.

Los ojos dorados ya no muestran confusión, sino enfado. Erik camina hacia la puerta y de otro empujón saca a Kaede de en medio. Sale de la habitación y empieza a bajar las escaleras, seguido de cerca por Rukawa.

- ¡Erik¡Espera! – grita mientras le persigue.

Antes de entrar en la cocina Erik se detiene tan de repente que Rukawa casi choca con su espalda. El chico alemán se gira para quedar de nuevo frente a él. Su mirada es muy dura.

- Erik… N-no me dejes… - tartamudea el chico más joven intimidado por la expresión de su guardaespaldas.

- Para dejarte tendríamos que estar juntos – sisea - Y no lo estamos. Ni lo estaremos nunca.

- ¿Por qué¿Por qué soy menor? Eso… eso cambiará un día…

- No – de pronto el gesto de Erik cambia y muestra una sonrisa cruel – No es por eso. Es porque no eres más que un niñato maleducado e inmaduro. Lo cierto es que ha sido un verdadero suplicio tener que estar contigo. Dudo que haya alguien que te aguante: eres realmente insoportable. Supongo que por eso tu madre se largó.

Rukawa se queda estático, no puede creerse que tales palabras hayan salido de la boca de Erik. Por un momento se ha olvidado de respirar.

- N-no es cierto… - susurra con voz ahogada – S-si pensaras eso de mí ayer no…

Erik le interrumpe a la vez que le agarra de la camiseta con una mano y acerca sus rostros.

- Ayer estuve a punto de follarte porque me pusiste caliente con tu papel de chico asustado y necesitado¿entiendes? No hay más.

Le suelta a la vez que le empuja hacia atrás, da media vuelta y entra en la cocina. Kaede permanece de pie, mientras su visión se va volviendo borrosa por las lágrimas que amenazan salir de sus ojos.

"Tú también no, por favor…"

En la cocina, Erik se sienta sobre la encimera e intenta calmarse. No es común en él perder los estribos de esta manera, pero no ha sabido como enfrentar a Kaede. Y sabe que se ha pasado con lo que le ha dicho.

"Es mejor así… que me odie y me olvide… yo debo marcharme", piensa recordando que es la decisión que tomó la noche anterior, "No le será difícil, es sólo que se ha encaprichado de mí…"

Lo que aún no sabe es como explicarle al señor Rukawa que deja el trabajo. Mejor dicho, no sabe ni siquiera si se atreverá a mirarle a la cara después de haber estado a punto de tirarse a su hijo de quince años. Cierra los ojos y apoya la cabeza en la pared. Pasan los minutos, y de pronto se da cuenta que hay demasiado silencio en la casa. Tiene un mal presentimiento.

De un salto baja de la encimera y vuelve al salón, pero Kaede ya no está allí. Sube las escaleras con rapidez hasta llegar a su cuarto, pero tampoco le encuentra, ni a él ni su bolsa de deporte. Recorre toda la casa con el mismo resultado.

Finalmente entra en el garaje y tal y como esperaba la bicicleta no está. Se sube al Honda Cívic, pues el Toyota sigue en el taller, y sale en busca de la lucecita roja que parpadea en la pantalla de su teléfono móvil y maldiciendo el tráfico que hay a esa hora en la ciudad.

xXx

En las duchas del gimnasio de Shohoku sólo queda un miembro del equipo cambiándose. Después del entrenamiento normal, Sakuragi ha decidido quedarse a practicar tiros en salto, su jugada favorita ya que le trae buenos recuerdos, aunque le ha costado convencer a Ryota de que le dejara las llaves. Pretendía quedarse más rato pero al final después de una hora ya se ha cansado. Es bastante aburrido jugar solo.

"No entiendo que a Rukawa le guste entrenar por su cuenta", piensa al recordar la vez que lo vio practicar en el gimnasio pocos días antes del partido contra el Shoyo.

"¿Por qué siempre estoy pensando en él?", se pregunta confundido.

Un ruido fuerte y retumbante le hace dar un respingo.

"¿Q-qué ha sido eso…?"

Con el corazón en un puño sale de los vestuarios y se dirige a la cancha, desde donde le ha parecido que provenía el sonido. Antes de llegar lo escucha otra vez. Coge aire, y algo tembloroso, abre silenciosamente la puerta.

La visión le alivia a la vez que le preocupa. Es Rukawa. Pero no está practicando; no al menos con la intención de meter el balón por el aro. Lo que hace es estrellar la pelota contra el tablero con todas sus fuerzas, recogerlo y hacerlo de nuevo. Sakuragi no sabe qué hacer y se queda parado sin atreverse a hacer ruido, observando al desquiciado zorro, que está de espaldas a él.

Después de estrellar el balón por quinta vez, Kaede se detiene. Hanamichi ve que sus hombros se están sacudiendo sospechosamente. De pronto se da cuenta de lo que eso significa.

"No, no puede ser…"

Sigilosamente se acerca a él, y a medida que la distancia entre ambos se acorta, Sakuragi empieza a escuchar el sonido inconfundible de unos sollozos.

- Rukawa…

El zorro se da media vuelta. Su rostro habitualmente sereno está ahora congestionado y húmedo por las lágrimas que recorren sus mejillas partiendo de sus enrojecidos ojos. Sakuragi nunca pensó que llegaría el día en que vería llorar a Kaede Rukawa.

- Ey zorro… ¿qué te pasa…? – pregunta con voz suave.

Rukawa no contesta, sólo baja la vista y se seca la cara con una mano. Siente mucha vergüenza de que Sakuragi le haya visto en ese estado. Por una vez que se permite llorar, y tenía que aparecer el pelirrojo.

- No me pasa nada… - murmura aún secándose las mejillas.

- Sí, claro, que se te ha metido algo en los ojos¿no? – bufa Hanamichi – Si no me lo quieres contar no lo hagas, pero no me mientas tan descaradamente.

- Te miento si me da la gana¿entiendes? – Rukawa le mira desafiante – Oye¿por qué no te largas y me dejas en paz?

- No – responde con voz firme - Yo estaba antes. Y por cierto¿de dónde sacaste las llaves para entrar?

- Tengo una copia.

- ¿Una copia?

- Una vez Akagi me las dejó y fui a hacerla.

- Ah, buena idea…

- ¿Y que haces aquí a estas horas?

- Me quedé entrenando un rato… ¿Y tú¿Ya estás mejor?

- Sí…

Ambos se dan cuenta de pronto de que cada vez son más capaces de mantener algo parecido a una conversación sin terminar a golpes, y se quedan mirando un poco azorados. Para romper ese extraño ambiente, Rukawa recoge su balón y se lo enseña al pelirrojo.

- ¿Un uno contra uno? – pregunta en tono neutro.

El corazón de Sakuragi se encoge de la emoción.

- Por supuesto, zorro… - responde con una amplia sonrisa – Te demostraré lo mucho que ha mejorado el genio…

Juegan durante unos cinco minutos. El duelo no se parece en nada al primero que tuvieron. Hanamichi ha mejorado mucho tanto en defensa como en ataque, pero aún así el zorro no cae en sus amagos, por lo que el marcador se decanta hacia él. Sin embargo este se mantiene bastante igualado, con sólo un par de canastas de diferencia a favor del moreno. A pesar de eso, Rukawa está tranquilo. Comprende que no debe agobiarse por el progreso de Sakuragi: si algún día este le supera pues ya lo volverá a superar él.

Están 12 a 15 a favor de Rukawa y es el turno de Sakuragi de atacar. Pero no lo hace.

- Deberíamos dejarlo aquí – dice con algo de disgusto.

- ¿Por qué? – se extraña Rukawa.

- Porque estás más pálido que un muerto. Por eso.

Rukawa se muerde los labios. Es cierto que no se encuentra muy bien, lógico pues apenas ha comido, pero sabe que puede aguantar un rato más.

- ¿Y a ti que más te da? – replica con desdén.

- Pues que no me gustaría ver como te desmayas otra vez – explica Sakuragi.

- ¿Otra vez? – repite.

- Como ayer.

- Ayer no me desmayé.

- Pero casi.

- Bueno¿y qué¡Cómo si a ti te importara lo que me pase!

- Claro que me importa…

El moreno iba a replicar de nuevo, pero calla al comprender el significado de las palabras dichas por Sakuragi, quien a su vez se ruboriza de manera intensa. Por un momento piensa en retractarse, pero no lo hace. Es verdad lo que ha dicho, le importa todo lo relacionado con el zorro y es hora de aceptarlo.

Da un par de pasos hacia Rukawa hasta colocarse justo enfrente de él. Kaede sigue mudo. Sakuragi aproxima muy lentamente su rostro al de Rukawa, el cuerpo del chico más bajo se tensa, no entiende que está pasando pero de una cosa está seguro y es que no quiere apartarse. El corazón de ambos se acelera, al mismo tiempo que sus labios empiezan a acercarse. Se quedan a unos escasos milímetros, sintiendo sus respiraciones agitadas y sin atreverse aún a eliminar esa pequeña distancia entre sus bocas. Sakuragi traga saliva y reúne coraje, están ya a punto de besarse pero unos pasos a sus espaldas les distraen y se interrumpen. Su sorpresa es máxima al ver a dos hombres con pasamontañas dirigirse hacia ellos con rapidez, uno de ellos armado y apuntándoles.

- ¿Pero qué…? – exclama Sakuragi, pero las palabras mueren en su garganta.

Los dos hombres se han acercado hasta quedar a pocos pasos de ellos. Son un poco más altos que los jugadores del Shohoku. Sakuragi instintivamente se sitúa un poco delante de un aterrorizado Rukawa, apartándole un poco hacia atrás con un brazo, hasta que la fría voz del hombre que va armado le deja clavado en el sitio.

- Un movimiento más y te vuelo los sesos, pelirrojo – anuncia apuntando a la cabeza del pelirrojo.

Al escuchar eso Sakuragi se queda quieto, pero sin apartarse de delante de Rukawa.

- Kaede Rukawa – dice mirando al zorro – Tienes dos opciones: o vienes con nosotros a las buenas, o vienes con nosotros a las malas. Si eliges esto último, recuerda que puede que tu amigo salga herido.

"Chantajista de mierda", es lo primero que piensa Hanamichi.

Rukawa respira hondo, está muy asustado pero tiene claro que jamás se perdonaría que algo malo le pasara a Sakuragi por su culpa. Alza su mano derecha y con ella aparta el brazo de Sakuragi a la vez que da un paso hacia ellos.

- Por las buenas – dice secamente.

- ¿Qué¡Ni hablar! – grita Sakuragi de inmediato, apartando a Rukawa de nuevo.

Mala idea. El hombre que le apuntaba levanta su mano y de un rápido y certero golpe noquea a Sakuragi con la culata de la pistola dándole en la sien. El pelirrojo cae inconsciente al suelo.

- ¡No! – exclama Kaede abalanzándose sobre él protegiéndole con su cuerpo, temiendo que le rematen.

- Tu amigo no es tan listo como tú… - murmura el hombre.

- Maldito… - sisea el moreno – Soy unos hijos de…

- ¿Sabes una cosa? – le interrumpe – Nuestra misión es llevarte con nosotros simplemente vivo. Así que nadie nos va a decir nada si nos divertimos un poco contigo…

Dicho esto le agarra del pelo y le levanta a la fuerza, apuntándole a la cara.

- Así que dime¿te vas a portar bien de una vez?

Un disparo resuena en el gimnasio. A Kaede le da un salto el corazón del susto, pero no es a él a quien han disparado. El otro hombre, que se había quedado en segundo plano retrasado un par de metros de ellos, cae al suelo abrazándose una pierna.

- ¡Aaarghhh! – grita.

- ¿Qué…? – exclama su compañero soltando a Rukawa.

Nada más girarse él también recibe un disparo en la pierna. Deja caer la pistola del dolor, va a agacharse a recogerla de nuevo pero un chasquido y una orden se lo impiden.

- Yo de ti no lo haría.

Rukawa no sabe que debería sentir en ese momento: el alivio, la ira y la frustración se mezclan en su interior mientras clava su mirada azul en los ojos dorados de su guardaespaldas, los cuales no le están mirando a él.

- Dale una patada al arma hacia mí – ordena Erik.

El hombre obedece y el arma llega a los pies del alemán, quien la recoge y la descarga, dejándola caer de nuevo al suelo. Erik echa un vistazo a Sakuragi, comprobando visualmente que está respirando, se acerca a ellos con paso rápido, y sin dudarlo lanza un fortísimo puñetazo a la cara del que se ha atrevido a amenazar a Kaede y herido al pelirrojo. El hombre se desploma inconsciente en el suelo, haciendo compañía a su compañero, que también se ha desmayado por el dolor, y a Sakuragi. Rukawa se gira hacia él para comprobar como está, pero el fuerte brazo de Erik le retiene obligándole a darse media vuelta de nuevo con violencia.

- ¿Cómo coño se te ocurre irte sin mí¿No te das cuenta de lo que ha estado a punto de pasar! – grita el guardaespaldas a pocos centímetros de su cara.

- ¡Suéltame! – grita Rukawa, forcejeando para soltarse, pero lo único que consigue es ser sujetado con más fuerza. Los dedos de Erik se clavan dolorosamente en su brazo.

- ¡Eres un irresponsable!

- ¿Y qué! – Rukawa deja de forcejear y le encara - ¿Así te habrías librado de mí, no¿No soy tan insoportable¿No tenías tantas ganas de marcharte!

Erik se muerde el labio sin saber que decir, entiende que Kaede tiene todo el derecho a estar dolido y a la defensiva y empieza a comprender que la manera en la que ha intentado desaparecer de su vida no ha sido la adecuada. Los ojos azules chispean de furia y de decepción, pero a la vez esperanzados por una posible explicación. Erik abre la boca dispuesto a confesar que le ha mentido pero no alcanza a decir nada.

Un nuevo disparo retumba entre las paredes del gimnasio. Rukawa siente que la mano de Erik deja de apretarle el brazo, y al bajar la vista observa horrorizado la mancha de sangre que empieza a formarse en su costado.

- Erik… - balbucea horrorizado.

- Mierda… - es lo único que atina a decir el chico castaño antes de arrodillarse en el suelo, para a continuación sentarse con una mano en el costado intentando detener la hemorragia.

Guardaespaldas y protegido dirigen su vista hacia la puerta exterior del gimnasio, desde donde una conocida figura, alta y con el pelo prematuramente canoso, empieza a caminar hacia ellos.

- Sabía que tú estabas detrás de todo… - susurra Erik – Nakamura…


N/A: Hola! Actualización flash. Aquí les dejo el antepenúltimo capítulo de esta historia. Creo que por fin me ha salido un poco más largo que los anteriores. Se veía venir que era Nakamura, verdad?También he aclarado un poco más que pasó con la madre de Ru. Paso a contestar los reviews:

Elena: es un Ha/Ru, lo era desde el principio y lo sigue siendo. Sé que no lo parece porque Hana no tiene tanto protagonismo, pero me apetecía variar un poco. Besitos y gracias por el review.

Miguel: sí que fue serio, aunque podría haberlo sido mucho más XD. Me alegra que te guste mi OC. Veo que la pequeña escena del adiós ha gustado mucho, que bien, yo no sabía si quedaría demasiado sutil. Muchas gracias por el review, besos!

Liamblack: es un hanaru, aunque en cuestión de sentimientos tendría que haber añadido RuXOC. Lo siento pero Erik es mío, mi tesorooo (voz de Gollum XDDD). Besos y gracias por el review!

Abuelitnt: eres de chile, verdad? No te preocupes, seguro que coincidimos. Veo que hay disparidad de opiniones sobre si debería haber pasado o no XD. Besos y gracias por tu review.

Caritadmanga: es que… a quien no le va a gustar el zorrito? Si es que está tan bueno…! XDD Por cierto para cuando el próximo capítulo de 'seis meses'? Mira que normalmente no me gusta que Kae se quede con un OC pero es que Kudo es tan mono!

Sol3: los pompones los voy a sacar yo! Por fin me has dejado un review! Aunque así como va a terminar la historia miedo me da lo que me vas a decir…

Balucita: es que con un zorrito como Kaede es muy difícil resistirse jejeje. Mi enfoque sobre la confusión de Ru no dista apenas del tuyo. En cuanto a Hana… ya ha tenido su oportunidad, lástima que les interrumpieran…

JHikaru: desde luego que no, Erik ya tomó su decisión… Aquí tienes actualización flash! Que la disfrutes! Besos y gracias por el review.

Hasta el próximo capítulo.

Khira