Vives en mi corazón
Capitulo numero 12: El Final. Parte I.
Tres meses han pasado y el deterioro de Sayo es evidente. Está más delgada; más pálida, tanto q las venas se dibujan bajo la piel; se le ha caído un poco de pelo, por lo q pedazos de piel manchan su cabeza; y tiene negras ojeras. Se siente fea, sin ánimos y cansada, no come como es debido y ya le administran un sucedáneo de la morfina para superar el dolor q tiene por todo el cuerpo. Además, no recibe muchas visitas, porque no quiere recibirlas, restringiéndolas a Shogo; su hermano, y Sanosuke.
Sanosuke como todas las tardes la fue a visitar y como todas las tardes ella le preguntó por las fotos, pues era su ritual de todos los días el que Sano le mostrara las fotos de los hechos q ella se perdía por estar hospitalizada. Esas fotos eran una manera de aún estar en la vida normal, de ser parte de algo; de una fiesta, de las compras, de sacar a pasear a Notaro, aunque nunca haya sentido su peluda piel, de una salida a la disco, y de tantas cosas q te priva la enfermedad. Esta maldita enfermedad.
-Lo siento… hoy no pude traer el notebook.- decía Sanosuke después de darle un beso en la frente como saludo - se lo presté a Megumi para q hiciera un trabajo de la universidad.
-No te preocupes, hoy de todos modos no tengo ánimos de ver algo – ella estaba recostada en su blanca cama, las cortinas estaban cerradas, afuera atardecía por lo q aún había luz de sol, pero todo estaba en penumbras en la habitación. Sus ojos estaban cerrados y a medida que hablaba no se molestaba en abrirlos.
-Otra vez estas deprimida, amor – y le plantó un beso en los labios que Sayo no respondió – hace cuánto q no ríes?
-Hace mucho tiempo
-Extraño tu risa.
-Y yo extraño el reír – y abrió los ojos con pesadez para buscar la mirada de Sano entre la oscuridad – no te pongas así Sanosuke. No te pongas tristes por mí.
-Y cómo quieres q reacciones si hablas de ese modo? – dijo él acariciándole los pocos mechones que antes constituían su cabello – tú sabes q no me gusta q hables así y a tu hermano tampoco.
-Dame agua, por favor. – Sano le tomó la nuca y le ayudó a levantarse para que bebiera un sorbo de agua – gra… cias.
-No hay de que.
-Y cómo está Megumi?
-Ella esta bien – respondió Sano - apurada y estresada con la universidad y la campaña publicitaria del señor Hiko. Mañana iremos todos; o sea Kenshin, Kaoru, Aoshi y Misao; a un desfile, y nosotros dos debemos asistir por el perfume, para las fotos del evento y la promoción, según me dijo Kamatari. También ira ese sujeto Enishi.
-No te agrada él, verdad.
-No, y tú sabes porque – dijo Sano abriendo un poco las cortinas por lo q la luz de las farolas, pues era de noche, incomodó un poco a Sayo que cerró los ojos nuevamente – ese hombre nunca me ha dado buena espina, además que le conozco varias.
-Sí…sí sé – respondió Sayo con cansancio, Sanosuke le ha contado todas las oportunidades en que los había pillado peleando a toda voz en el departamento y las muchas veces que Megumi llegaba llorando para encerrarse en su habitación, después Kamatari le contaba que habían terminado, pero a los pocos días volvían tan románticos como pudieran durar – Sanosuke?- lo llamó.
-Dime
-Te gusta Megumi?
-Eh!... por qué me preguntas eso otra vez?
-Sólo quiero saber – dijo ella tranquilamente, Sanosuke la miraba extrañado, no era la primera vez que se lo preguntaba y siempre él le había dejado claro que no, pero por qué insistía tanto.
-Cuántas veces te he dicho que no?
-Muchas – Sanosuke pudo ver un intento de sonrisa irónica en los labios de Sayo - es que solo quería saber si hoy cambiaste de opinión.
-Pues no… no me gusta… es a ti a quien amo.
-Pero yo no estaré en este mundo… debes pensar en tu futuro Sanosuke, debes pensar con quién continuaras cuando yo no este.
-No hables tonteras – dijo enfadado Sanosuke – ese tema no me gusta, y tú lo sabes bien.
-Lo siento… amor – dijo ella apenada – pero es q Megumi es una buena chica para ti, además como viven juntos…
-Qué tratas de insinuar?…- apeló Sanosuke antes de q ella pudiera continuar.
-Jeje – rió ella bajito, tanto q Sanosuke no la escuchó - nunca te haz sentido tentado hacia Megumi?
-Oh¡Ya vasta!… no sé qué pretendes tú con esta conversación – Sanosuke estaba muy enfadado – pero a mí ya me agotó – le dio un beso en la frente y le dio las buenas noches. Y cerrando la puerta de la habitación tras él, dio por concluida su visita.
Sayo desde su cama sonrió y en su corazón sintió un alivio
-Sanosuke no estará solo cuando me vaya – susurro para si y dando un suspiro comenzó a dormir.
-Ese vestido te queda sensacional Megumi – exclamaba Kamatari – es el indicado para esta noche.
-Si tú lo dices, Kamatari – dijo Megumi desganada.
-¿Qué te sucede querida,– preguntaba el manager mientras con la mano le hacia un gesto a la maquilladora de q no le pusiera demasiado rubor en las mejillas - hoy es tu gran día, serás la estrella del desfile
-Estoy cansada – dijo Megumi en un suspiro - además, anoche peleamos con Enishi.
-Otra vez! - chilló el manager – ya perdí el número de peleas de este mes. Te llevas peor con él q con Sanosuke.
-No molestes Kamatari – decía arrepintiéndose de contarle al manager cada una de las peleas. Pero en quién más podía confiar, si se lo decía a Kaoru ella iría directo donde Kenshin, si se lo contaba al pelirrojo Aoshi se enteraría también, por lo q Roma ardería. Sanosuke le dijo q la próxima vez q se enterara de algo así, se lo diría a Aoshi y Kenshin, para golpearlo entre los tres, así q prefirió evitar al castaño cada vez q peleaba con Enishi.
-Pero si es la verdad, vez q vengo, vez q ustedes dos han peleado - seguía alegando el manager, único confesor q le quedo - No sé como aun estas de novia con él. Realmente mujer, eres una mártir.
En ese momento entró Sanosuke, seguido de otra mujer; la vestuarista de Hiko Seijuro. Quién quería a los rostros de su fragancia Hitten Ryu mejor q nunca. Por eso Kamatari había llegado hace dos horas con las tres especialistas (vestuario, peluquería y maquillaje) que deberían dejar a tono para la ocasión a sus dos modelos, ahora, favoritos.
-Kamatari, por qué no puedo usar mi cinta roja?
-Sanosuke! – y arrebatándole la cinta roja q tenia en la mano – con esa cinta te pareces a Rambo. Además el señor Hiko te mandó especialmente ese traje y dio instrucciones exactas de que NO usaras tu "dichosa" cinta.
-Eso le dije yo, pero este chico es más duro q un cuesco – decía la vestuarista mientras le acomodaba la corbata a Sanosuke.
-Aahhhhhhh! – exclamaba Sanosuke dándose por vencido – ¡esta bien, no usaré la cinta!.
-Por fin haz hecho juicio – decía, alzando los brazos al cielo, la estilista sentada en el borde de la cama de Megumi – ahora siéntate aquí q debo hacer algo con tu cabello, cada día que pasa lo tienes peor.
-Ni se te ocurra cortármelo como lo hiciste hace dos meses, Hiroko.
-No me digas lo que debo hacer, que la profesional del cabello aquí soy yo – decía la rechoncha mujer con los brazos en jarra - además no te preocupes, porque tenemos muy poco tiempo, así que solo lo peinaré.
-Tu Sanosuke te demoras más que una mujer – decía Kamatari q ya entraba en la exasperación después de ver el reloj de su muñeca - te tomaste media hora en solo colocarte ese traje.
-Es que a S A N O S U K E no le gusto ninguna de las corbata que el señor Hiko envió – decía esta vez la vestuarista – además, que se dedicó jugar con el cachorro chau-chau que tienen.
-Sakura, no seas mentirosa… auch! HIROKO!
-¡HACE CUÁNTO QUE NO TE PEINAS!. Tienes una virutilla en la cabeza en vez de cabello.
-Ya chicas dejen de pelear con Sanosuke, que la limosina nos esta esperando – decía Kamatari dando de golpes con sus palma para apurar la causa – Megumi, querida, tú que ya estas lista comienza a bajar, este chico ya te alcanzara.
-¿Haz visto mi celular? – decía Megumi registrando en su pequeña cartera de noche – es que Enishi me dijo q lo llamara cuando fuera llegando al evento.
-Está sobre la mesa del comedor…. Auch! Hiroko!
-¡Si sigues gritando para la otra te pelo al cero¡¡¡Pareces un niño llorón!
-Es que me duele – decía Sanosuke en un puchero y lagrimitas en los ojos.
-¡Rápido, que Megumi ya bajo! - se oía gritar a Kamatari desde el living del departamento.
-¡Ya vooooooy! – Sanosuke se puso de pie, para darle un beso en la mejilla a cada una de las chicas y después mirándose en el espejo agregó – las felicito… hicieron un gran trabajo, aunque la materia prima también es de buena calidad. Cierren todo cuando se vayan y déjenle comida y agua a Notaro. Deséenme suerte.
-¡Suerte! – gritaron, entre carcajadas, las tres mujeres al unísono.
-¿Tú no desfilaras? – preguntaba burlonamente Kaoru, mientras ella y los demás se ubicaban en los asientos dispuestos a los lados de la pasarela.
-Yo no tengo nada que ver en eso – decía Sanosuke con los brazos cruzados y con actitud de ofendido frente a las risas de todos – yo solo me presté para sacarme esas fotos y nada más. Ni loco me subo a pasearme por esa cosa.
-Hasta aquí llego el estrellato de Sano como modelo – rió a carcajada Kenshin, a quien todos lo siguieron.
-Era muy divertido ver como todos los fotógrafos querían sacar fotos de ellos dos – decía Misao tratando de controlarse.
-No, lo mejor fue el autógrafo de esa mujer gorda - dijo esta vez Aoshi – la que le beso la mejilla a Sanosuke y no lo quería soltar hasta que Kamatari intervino.
-JA JA JA JA – exclamó Sano con tono irónico – no quiero ser objeto de burlas hoy. No estoy de ánimos.
-¿Por qué Sanosuke¿Es Sayo verdad? – preguntó Kaoru sentándose al lado de él.
-Sí, Jouchan, esta cada día peor - el castaño tenia la mirada triste - en vez de estar en esta ridiculez debería estar con ella.
-¿Hablaste con Hiko? – preguntó preocupado Kenshin – para preguntarle si te puedes ir antes.
-Sí, no hay problema, me iré a las 8, una vez que acabe el desfile.
-Vamos Sanosuke anímate, disfruta ahora del desfile y después, aunque sea unos segundo, del cóctel.
-Gracias Misao.
En eso llegó Enishi, quien estaba en camarines, dándoles ánimos a Megumi. Se apagaron las luces, por lo q debieron tomar asiento rápidamente. Una voz en off les dio la bienvenida a todos los asistentes y dio las pautas de la presentación de la nueva colección de Hiko Seijuro. Así, comenzó el desfile, lleno de color, música electrónica, chicas y chicos lindos, malabaristas, trapecistas y fuego. Realmente espectacular. Primero fue la ropa de día, informal y casual, después llegaron los trajes de baño; bikinis, tangas y short para los hombres. Aquí, Misao casi arma un escándalo a Aoshi cuando una de las modelos le guiño el ojo, a no ser por la intervención de Sanosuke. Luego vino la ropa de noche, por lo que Kaoru por más q Kenshin le hablara no le prestaba atención, pues estaba absorta viendo todos y cada uno de los vestidos, pensando en cual podría comprarse para la fiesta de graduación. El gran broche de la noche fue el vestido de novia, que lo desfiló Megumi, corsé entallado en la cintura y una gran faldón de tul. Los chicos quedaron atontados con lo bella q se veía su amiga, hermana y novia, y las chicas solo suspiraron imaginándose así con sus respectivos novios. Finalmente, apareció Hiko del brazo de Megumi, para recibir el aplauso de toda la concurrencia por la magnifica colección.
- Me encanto aquel vestido azul y con brillos – decía Kaoru con los ojos con brillitos de ilusión – seria perfecto para la fiesta de graduación.
-Yo usaría ese vestido verde turquesa q desfiló Megumi casi al final – decía por su lado Misao – no crees q me vería hermosa con el, Aoshi.
-Tú te ves hermosa con todo, Misao- le decía él mientras le daba un beso en la mejilla.
-Miren, ahí viene Megumi.
-Hola! – saludo la chica cuando hubo llegado hasta sus amigos entre toda la muchedumbre que disfrutaba del cóctel post desfile – les gusto el desfile?
-Estuvo genial! – exclamaron Kaoru y Misao al mismo tiempo.
-Si estuvo muy entretenido, eso de los malabaristas con las antorchas de fuego fue lo mejor – decía Kenshin mientras un mozo les ofrecía algunos tragos que cargaba en su bandeja.
-Eras la mas hermosas de todas, mi amor – Enishi le daba un gran beso en los labios, cuando llegó Kamatari para seguir hablando de los pormenores del desfile e invitarlos a sentarse en una de las mesas para comenzar con la cena.
-Y Sanosuke?
-Se fue, debía llegar la hospital antes de q se acabara la hora de visita – explicó Kenshin a Kamatari, mientras Hiko se acercó a la mesa para felicitar a Megumi y saludar a los chicos.
Así la noche continúo sin mayores problemas. Después de la cena vino el baile, así q Aoshi se fue a esconder en un rincón, pero Misao con su coquetería lo obligó a bailar, para la risa y burla de los demás. A las nueve de la noche, Kenshin y Kaoru decidieron retirarse, por lo que Misao y Aoshi los siguieron, pero las dos parejas acabaron la fiesta en el departamento de Kenshin. Megumi se quedó con Enishi hasta el final, y luego de ir a dejar a Kamatari, emprendieron hacia la casa de Megumi.
Llegaron al departamento a eso de las 11 de las noche. Notaro q aún estaba despierto los fue a recibir. Como siempre le ladró a Enishi, por lo q Megumi lo encerró en el baño, para q terminara con su escándalo.
Sanosuke llegó justo a tiempo antes de q se acabara la hora de visitas, por lo q pudo suplantar a Shogo para q fuera a tomar algo a la cafetería del hospital, antes de irse a casa. Sin embargo, tuvo q esperar un buen rato afuera del cuarto, pues un enfermera se estaba encargando de asear a Sayo y cambiarle de ropa.
Durante esta espera, hizo amistad con un niño q paseaba en su silla de ruedas por el hospital. Conversaron por largo rato hasta q la enfermera le indico a Sanosuke q Sayo estaba esperándolo, así q se despidieron, sin no antes prometerse q algún día jugarían un partido de ajedrez.
-Hola Sanosuke- le sonrió Sayo recostada como siempre en su cama blanca.
-Veo q estas de mejor animo, eso me agrada - le beso la frente con delicadeza.
-Estás muy elegante hoy – decía con admiración la castaña – el señor Hiko tiene muy buen gusto, y además me alegro que te sacaras esa fea cinta roja.
-¿Tú también? – decía el castaño sorprendido – ¿qué tiene todo el mundo hoy en contra mi cinta?
-No te enojes, pero créeme de que te ves mejor sin ella.
-Mmmm!- vocifero Sano con tono de "no te creo nada"- ¿y cómo a estado tu día?
-Como siempre… solo viendo estas cuatro paredes… y tú¿Qué cuentas del desfile?
-Eh! Bueno nada especial – decía Sanosuke sentándose a los pies de la cama de Sayo- tú lo sabes mejor que yo, pero me vine antes para poder verte a ti.
-No deberías hacer esos sacrificios por mi Sanosuke – dijo la castaña cerrando los ojos y con el semblante triste.
-Ya saldrás con ese tipo de comentarios otra vez… cuantas veces debo decirte q tú me importas y mucho, y q si me fui del desfile fue por q yo quise…
-Se sincero Sanosuke, tú no me quieres ya…- la castaña lo miraba fijamente, como tantas otras veces.
Desde que ella asumió su enfermedad, se ha empeñado en hacer entender a Sanosuke q ella se ira de este mundo y que por lo mismo él debe buscar su felicidad. No es que ella se sintiera un estorbo para él, es mas, le agradecía con todo el corazón que estuviera a su lado en estos momentos. Pero hace mucho tiempo q se había dado cuenta que Sanosuke no la quería como ella lo amaba a él. Sanosuke sufrió mucho por la perdida de su madre, y por lo tanto, Sayo entendió que si él estaba con ella, era porque de cierta manera se sentía culpable de la muerte de su madre.
Sanosuke era un hombre generoso y gentil, por eso ella lo amaba tanto, pero aun así no se podía permitir negarle la posibilidad a él de seguir viviendo. Sabia que su enfermedad le estaba negando a Sanosuke el volver a Kyoto con su familia. Él regresó por ella, y por lo tanto ese sacrificio lo pagaría ella dejándolo libre desde hoy, antes de que ella se fuera. Por esto decidió despedirse, a su modo, aunque el corazón se le hiciera añicos.
-Sanosuke… dime q no me quieres…
-¿De qué estas hablando? – el castaño se puso de pie de manera violenta, y se apartó unos centímetros de Sayo, esas palabras le daban vuelta en la cabeza.
Qué era lo que pretendía la castaña asiéndole semejantes preguntas. Hace dos meses q comenzó con esas frases: dime q no me quieres;… se sincero conmigo;… ¿por qué te sacrificas por mi;… porque no te olvidas de m;… veamos¿quien podría ser tu siguiente novia?;… ¿conociste alguna mujer esta semana;… ¿te gusta Megumi?;... cuáles eran su intenciones.
- Solo dime q no me amas Sanosuke – ella lo miraba fijamente, quería leer sus reacciones. Él siempre se empeñaba en dejarle claro q la amaba, q él permanecería a su lado hasta el final, pero no era así, ella lo sabia muy bien. Por eso Sayo solo quería q se diera cuenta de lo q realmente sentía.
-No lo diré…- dijo finalmente Sanosuke - …porque no es así.
-Yo solo quiero que cuando me vaya, tú seas feliz Sanosuke.
-Tú no te iras… tú seguirás aquí.
-Eres tan lindo Sanosuke – ella le tomó la cara con ambas manos – pero debemos asumirlo, ayer escuche al doctor decir a Shogo que era cosa de días.
-Tienes miedo…- preguntó él, que más que una pregunta era una afirmación de si mismo, de cómo se sentía.
-Un poco – decía ella con pena en los ojos – prométeme que serás feliz Sanosuke.
-Eres una tonta… - dio un suave beso en los labios resecos de Sayo y luego sonrió – solo sabes decir tonteras.
-Promételo…
-Está bien – Sanosuke se llevó la mano al pecho, justo sobre el corazón, e hizo una cruz imaginaria, sellando de esta manera el pacto – lo prometo.
-Gracias – y le dio ella ahora un beso a él.
La enfermera entró justo en ese momento, por lo que antes de hablar carraspeó la garganta para indicar a los chicos que se encontraba ahí. Ellos sonrojados se separaron, pero no dejaron de abrazarse.
-Sanosuke, ya es hora de que te vayas – dijo la enfermera – hace una hora que acabo el horario de visitas. Y el director se enojara si te ve aquí.
-Ahora me iré, solo déjame despedirme.
-Esta bien, pero hazlo rápido. Que es la hora de que Sayo se tome sus medicamentos.
-Gracias – dijo él con un guiño cómplice.
-Adiós, amor – dijo ella después de separarse del beso de Sanosuke- recuerda que te amo.
-Y yo a ti.
-No me mientas… creo que eso también debí hacértelo prometer – Sayo alzó una ceja.
-No vengas con eso otra vez, por favor - decía en un suspiro Sanosuke – no quiero irme otra vez peleado contigo.
-No te preocupes, ya no pelearemos mas – dijo ella para volverlo a besar.
-Buenas noches…. Sayo – el castaño giraba la perilla de la habitación de Sayo y desde el umbral le lanzaba un beso.
-Hasta siempre, Sanosuke – dijo ella cuando la puerta ya estaba cerrada y Sano hubo desaparecido detrás de ella.
- Ese perro tuyo es un loco, por qué no te desases de él? – decía Enishi sumamente enojado, sentado en el sillón de Megumi, a la espera de q ésta volviera de encerrar a Notaro en el baño. Su chaqueta y corbata estaban sobre una de las sillas del comedor.
-Estas loco… fue un regalo de mi hermano – decía ella con ropa mas cómoda q el vestido de noche de Hiko Seijuro, q usara para el desfile – Notaro no se va de aquí – finalizó tajante y con tono de ofendida.
-Lo siento, amor – Enishi la abrazo por la cintura para besarla con pasión – me perdonas?- La castaña coquetamente le respondió.
Sin mucha demora se recostaron en el sillón. Las manos de Enishi se deslizaron por debajo de la polera de Megumi, ella no reclamó pues estaba más preocupada de besar el cuello de Enishi. Luego, sus lenguas se batían con pasión y sus manos quemaban la piel, él saboreaba lentamente la boca de ella, sin desenfreno ni control, pero de repente Megumi se separó bruscamente de él.
- Qué paso? – preguntó el peligris con asombro y cierto tono de enfado, sin duda la estaba pasando bien.
-Es que… Sanosuke puede llegar en cualquier momento y me da vergüenza el q nos pille así.
-Sagara otra vez… - suspiro Enishi y tomando nuevamente a Megumi por la cintura, dijo en tono sensual – entonces vayamos a tu habitación… es mas privado.
-Sabes… ya es tarde… Enishi – se soltó Megumi del abrazo – y yo estoy cansada… lo del desfile y todo eso me agoto mucho.
-¿No quieres estar conmigo? – pregunto de manera cortante Enishi. El hombre se puso de pie y con paso decidido se acerco a la pelinegra – contéstame.
Muchas veces Enishi había tratado de adentrarse más en su relación, pero Megumi siempre se lo impedía. Eso era insoportable para su orgullo de hombre, el q Megumi lo rechazara cada ves q trataba de intimar con ella. Nunca le exigía respuestas, solo se dignaba a dejarla sola o pelear por un rato y marcharse después.
Megumi por otro lado, no entendía cómo es q cada vez q necesitaba del cuerpo de Enishi, la imagen del castaño venia a su cabeza. Muchas veces se reprochó e insultó por ello, pero no entendía por qué pensaba en él, y tampoco se dio a la tarea de comprender, por miedo a lo q pudiera averiguar. Pero sin duda esto estaba afectando a su relación, sino era q ya estaba deteriorada. Con Enishi se sentía feliz, cuando no estaban peleados, pero aun así se sentía vacía, sabia q algo le faltaba y el intimar no estaba en la lista de probabilidades. Pero ¿por qué?.
-Como crees eso… - se defendió Megumi – tú sabes q te quiero… - he intento acariciar la mejilla del peligris, pero… Enishi no aguanto mas…
-Entonces… por qué te queres deshacer de mi? – dijo Enishi jalándola de los cabellos de la nuca, por lo q Megumi lanzó un chillido de dolor. El hizo caso omiso y amenazante la empujo contra la pared para apresarla con su cuerpo – ¡tú eres mía, entendiste! – y con igual violencia beso sus labios, mordiéndolos de paso. Megumi comenzó a golpearlo en los hombros, para q la soltara, pero eso sólo provocó q Enishi quisiera adentrarse más en el beso. Levantándola en sus brazos y sin soltarla del todo, se comenzó a dirigir hasta el dormitorio, ella forcejeaba para evitarlo, pero no había caso, él era mucho más fuerte. Casi al llegar la dormitorio, Megumi le da un puntapié en el muslo por lo q Enishi la deja caer al suelo. A gatas trato de escapar ocultándose en la habitación de Sano, pero el peligris fue más rápido y agarrándola del cinturón de su jeans, aunque ella lanzara algunas patadas, la tomó nuevamente para alzarla al hombro y emprender nuevamente su camino.
-¡Suéltame¡¡¡¡¡¡Suéltame! – gritaba Megumi con temor. Notaro al oír los gritos de su ama comenzó a ladrar desde el baño, pero mas nada podía hacer.
Al entrar el hombre cerró la puerta con llave, "para mayor seguridad" ironizó. Con igual violencia, Enishi la arrojó en la cama apresándola por las caderas con sus piernas. Ella comenzó a dar golpes, pero al aire, pues Enishi esquivo cada uno, hasta q atrapó las manos de Megumi, obligándola a llevarlas a la altura de sus hombros sobre la cubierta de la cama.
-¡ no te soltaré! – y sin más le dio un bofetón, q más q herir su mejilla hirió su orgullo, pues las lágrimas no se hicieron de esperar.
Enishi aprovecho esta repentina calma de la muchacha para comenzar con su ritual…le comenzó a besar el cuello, pero rápidamente comenzó a bajar hasta sus senos. Ella lo maldecía entre llantos, pero no le hacia caso, estaba excitado. Megumi trataba de soltarse de su captor; Enishi era un desconocido en ese momento, tenia miedo, ese no era el chico amable del q se enamoró. Era un energúmeno, un tipo sin escrúpulos, un animal repugnante. Si no se libraba de él, la violaría.
Comenzó a forcejear para liberar sus muñecas del fuerte agarre de Enishi y también movía sus piernas, pero él entre gritos, insultos y golpes hacia más difícil la tarea. Sin darse cuenta, Enishi le desgarró la polera y quitando el sostén, tomó uno de sus senos con su boca. Megumi lloraba y gritaba de dolor, pues el hombre mordía y succionaba sin control de sus actos, sin delicadeza.
Su pánico llego al máximo cuando vio los ojos desorbitados de Enishi, se dio cuenta q él estaba trastornado, q lo q dijera o hiciera, no podrían detenerlo. Comenzó nuevamente a gritar desesperada cuando el hombre con risa malévola y desquiciada intentaba quitarle los jeans.
Los gritos de la chica se confundían con los ladridos de Notaro. Pero aun así la esperanza de q alguien los escuchara eran nulas.
Sanosuke iba sumido en su pensamientos cuando salio del ascensor, por lo que se asusto cuando su vecino de piso le saludo, un anciano amable y que siempre lo invitaba a beberse una copa de Oporto y jugar una manito de póquer. Por primera vez, Sanosuke se negó y excuso la invitación, diciendo que estaba muy cansado, que solo deseaba dormir. Por lo que se despidió, pero postergando la invitación para otro día.
Cuando entró al departamento, Notaro ladraba como loco desde el baño. Sanosuke supuso q las chicas al irse habían encerrado al cachorro en el y que Megumi no había llegado aún para liberarlo. Pero de repente se dio cuenta de una chaqueta y una corbata sobre una de las sillas del comedor, inmediatamente identifico al dueño de tales prendas, por lo que se extraño el no ver a la pareja por ninguna parte.
Se disponía al baño para soltar al cachorro cuando sintió ruidos q venían desde la habitación de Megumi, sacudió la cabeza para no imaginarse lo q sucedía allí adentro, pero un grito le hizo tensar la piel. Algo no estaba bien.
Llamó a la puerta, pero nadie respondió y los ruidos de adentro se hacían más audibles.
¡SUÉLTAME MALDITO ANIMAL!
Este grito le dio a entender todo y aún más cuando sitio un sonido de golpe y la exclamación de dolor de la pelinegra. La puerta estaba cerrada por dentro, por lo q de una sola patada la abrió, descubriendo a Enishi intentando abusar de Megumi.
La escena era obvia, la muchacha tenía la polera rasgada, sus senos estaban a la vista y sus pantalones a media cadera. Enishi estaba sentado sobre de ella, sujetándole las muñecas para que ella no se soltara.
- ¡MEGUMI! –Enishi se paralizó al sentir la puerta abrirse de golpe y esa voz gritar.
-¡SANOSUKE!- grito Megumi al ver al castaño parado en el umbral de la puerta, tuvo la intención de correr a él para salvarse de Enishi, pero el peligris la abofeteo nuevamente, provocando q le saliera sangre de la boca, pues le había roto el labio.
-¡MALDITO ESTÚPIDO!
Megumi nunca supo cómo Sanosuke acorto la distancia hasta Enishi para asestarle un puñetazo en plena cara, tanto como para q el peligris cayera de bruces al suelo.
La respuesta de Enishi no se hizo esperar, pero Sanosuke ya lo estaba esperando, por lo q le propinó una patada en el estómago antes de q éste pudiera dar con su cara. Esto provoco q Enishi cayera sobre sus rodillas, pero ahogando un grito de furia botó a Sanosuke de una tacleada. Estando los dos en el suelo, Enishi arriba de Sanosuke, el peligris aprovechándose de esta ventaja, le dio dos golpes a la cara, antes de q Sanosuke de un solo empujón lo lanzara lejos.
Megumi estaba paralizada, seguía llorando sin control. Ni siquiera se preocupaba de cubrir su cuerpo semidesnudo. Aún estaba absorta en los pensamientos de q Enishi había intentado abusar de ella. Los golpes le dolían, pero más le dolía el corazón. Con la mano en la boca, presionando para intentar detener la sangre, solo observaba como esos dos hombres se peleaban.
Enishi ya tenia un ojo morado, pero Sanosuke seguía integro, aunque ambos sangraban de nariz y boca. En un impulso, Enishi esquivo el golpe de Sanosuke, y agarrándolo de la cara, azotó la cabeza del castaño contra la pared. Sanosuke aun así no cayo, sino q con un alarido, le asesto un puñetazo en las costillas y una patada en el costado. Pero Enishi tampoco se daría por vencido, y aunque se agarrara con una mano las costillas, con la otra tomó la silla q estaba cerca de él dispuesto a asestársela en la cabeza a Sano.
Pero la silla no golpeo a Sano, sino q se hizo añicos contra el suelo. Megumi había golpeado a Enishi con la lámpara del velador, antes de q el peligris cometiera su acto. Ahora, Enishi yacía inconsciente en el suelo, y a un lado de éste, Sanosuke respiraba agitadamente mirando con asombro a Megumi, q aun seguía llorando.
La pelinegra, cubriéndose el rostro con ambas manos, cayó rendida al suelo, el llanto se incremento. Sanosuke a gatas se acerco a ella y con una sábana le cubrió el cuerpo, para después estrecharla en un abrazo, susurrándole al oído que se calmara, que ya todo estaba bien. Ella se aferró con fuerza a su cuerpo, para desahogar toda esa amargura y rabia q sentía.
Al paso de algunos minutos cuando Megumi ya estuvo mas calmada, Sanosuke se separó de ella, para tomar a Enishi inconsciente aun y dejarlo en el ascensor. Luego llamó a Hanagata, el conserje del edificio, por el citófono y le indico q dejara al señor Enishi en un taxi y lo enviara a casa. Q después le explicaría, pero q no le comentara a nadie lo q viera.
Después, paso al baño para soltar a Notaro (quien corrió hacia la habitación de Megumi) y buscar el botiquín, para nuevamente internarse en la pieza de Megumi. La pelinegra aun estaba en el suelo, con la mirada perdida y los ojos hinchados de tanto llorar, Notaro con la cabeza gacha le lamía la mano, que no sujetaba la sábana, para tratar de consolarla.
-Megumi, levántate – Sanosuke la tomó de los brazos para ayudarle a ponerse de pie, pero ella como despertando de un trance se zarandeó para soltarse del agarre del castaño.
-Megumi, soy yo – le dice Sanosuke con sorpresa, pero entendiendo los nervios hacia el tacto, por algunas semanas afectarían a Megumi. Después de todo ese idiota intentó abusar de ella.
Ella no dijo palabra, pero se sentó en el borde de la cama, para q su labio y corte en la ceja fueran sanados por Sanosuke. Los moretones y los golpes en el corazón tomarían semanas en sanarse… o tal vez no.
El alcohol le provocó dolor, por lo q el castaño intento hacerlo con más delicadeza, no era muy diestro para esas cosas. Durante la curación ninguno de los dos dijo nada, cada uno absorto en sus pensamientos. Notaro los observaba quieto, sentado y sin menear la cola, no quería perturbar más a su ama.
Sanosuke le puso una bandita en la ceja, pues el corte no fue muy profundo. Luego le pregunto si tenía alguna otra herida o si le dolía algo mas, pues podría tener hasta una fractura, pero la muchacha a cada pregunta q se le hiciera solo negaba con la cabeza. Él le sugirió q se acostara, q mañana todo estaría mejor y q le traería unas pastillas para poder conciliar el sueño.
Al cabo de un rato, Sanosuke volvía con un frasco blanco y un vaso de agua. Le dio dos pastillas a Megumi y espero a q se arropara, mientras ordenaba algunas cosas q habían caído al suelo producto de la pelea. Cuando le deseo las buenas noches y se disponía a salir de la habitación, la mano de Megumi en sus muñeca se lo impidió.
-Debo curarte tus heridas – le dijo ella sin expresión en el rostro.
-Tú duerme…, yo me curaré.
-No… tus heridas las curaré yo.
Sanosuke obedeció sin chistar. Se sentó al lado de Megumi y le alcanzó el botiquín. Nuevamente la curación fue en silencio, pero Notaro ya no estaba observándolos, calladamente se había retirado de la habitación. El castaño terminó con un algodón en la nariz, un parche en la quemadura de su brazo izquierdo, por la fricción q provoco el arrastre de éste por la alfombra de la habitación, y una sutura en el labio, al parecer se había defendido mejor q Enishi, pues lo demás eran solo moretones en los costados.
-Listo… – dijo la pelinegra cerrando el botiquín.
El castaño se levantó sin decir palabras y tomando el botiquín entre sus manos, nuevamente se dispuso a salir de la habitación, pero Megumi lo llamó.
-Dime? – respondió Sano, afirmando la perilla de la puerta con su mano y volteando solo la cabeza para mirar a Megumi.
-Te… te puedes… quedar conmigo esta noche… por favor!
Fin de la primera parte del final.
Ya queda muy poco para el desenlace de este fics, el primero que me atreviera a hacer, por eso no quiero que termine, pero todo tiene su ciclo y este acaba ya.
Pretendo subir la proxima semanael gran final, durante el carrete on line que tendré con las KazukoRk en pleno, celebrando mi cumpleaños. será un autoregalo. Estoy muy ansiosa, por ese día.
Ahora quisiera agradecer, una vez más, a todas las personas que se dan el tiempo de leer este fic... y aun mas a las personas q dejan sus review, pero a las q no los dejan tambien, pues son igual de importantes para mi.
un beso grandote a: Gabyhyatt, Lazara, Cisne.negro, Monika-dono, Naoko l k, Sayo 23 y a Alis-chan que dejaron su review, muchas gracias todas, por su apoyo y criticas, todo es bienvenido.
Tambien un besote grandotote a las KazukoRK, se les quere mucho amigas... gracias por sus porras y las interesantes conversaciones en MSN.
Hasta el 4 de diciembre, se despide ARCASDREA, un año más vieja...
Un beso a todas menos a una.
