Todos se apiñaban en los pasillos del expreso, esperando a que éste llegara al arcén de la estación de Hogsmeade. Harry intentaba hacerse un hueco para salir, dejó el compartimento en el que había realizado el trayecto, internándose en la apretada multitud.

Al cabo de unos segundos de estar sintiendo la presión de numerosos cuerpos reparó en que los pechos de una chica se apretaban placenteramente en su brazo derecho, cual fue su sorpresa al comprobar que se trataba de Ginny Weasly, la hermana pequeña de Ron.

-Mucho ajetreo para salir del tren, ¿eh, Harry?- le dijo Ginny, sin oponer resistencia en el Rose que había entre ambos.

-S… sí, demasiada tal vez…- le contestó Harry con su habitual nerviosismo ante el descaro de Ginny. Ésta no le apartó la vista de sus ojos a través del cristal de sus gafas y, oculta como estaba por la multitud deslizó lentamente su mano por el ombligo de Harry, acariciándole con el dedo central y descendiendo poco a poco hasta dar con su abultada entrepierna.

-Ginny… ¿qué…?- Harry volvía a tener la mente en blanco, se encontraba de nuevo en el cielo, aquello era incluso más excitante si cabe, en medio de toda aquella multitud, donde cualquier descuido podía delatarlos.

Ginny desabrochó con cuidado la cremallera del pantalón de Harry al tiempo que éste tampoco desaprovechaba la ocasión, y deslizaba su mano lentamente por la suave espalda de la hermana pelirroja de su mejor amigo, vestida con la túnica del colegio, deleitándose con la curvatura de su espalda llegando hasta su redondo y suave trasero. Ginny deslizó su mano a través de sus pantalones hasta llegar al miembro de Harry, apretado en un slip, el cual acarició suave y cariñosamente mientras le sonreía con picardía y pasándose levemente la lengua por su labio superior. Harry por su parte recreaba su mano derecha en la cintura y en las blandas nalgas de Ginny. Ambos tocamientos y muestras de cariño sexual estaban ocultas por la multitud, haciendo de ello la más morbosa de las situaciones para los dos jóvenes. Sin embargo…

-¡¡SE PUEDE SABER QUÉ ESTÁIS HACIENDO!- gritó de pronto Ron, que había aparecido de improvisto con Hermione detrás de Harry. Éste pegó tal bote que el corazón casi le estalló en el pecho, se apresuró a subirse la cremallera y a adoptar una expresión inocente mientras improvisaba multitud de explicaciones y excusas.

-Verás, Ron… yo…- empezó a decir Harry, sin embargo Ron le interrumpió

-¡Se puede saber por qué no avanzáis, ya han salido por delante vuestro y estáis obstruyendo el paso! ¡Moved el culo de una vez los dos!- Harry, muy aliviado de comprobar que no habían sido descubiertos salió de buen agrado a la fría intemperie de la estación de Hogsmeade.

Harry, Ron y Hermione, seguidos por Ginny y Neville fueron caminando hacia los carruajes sin caballos al tiempo que saludaban a Hagrid, su viejo amigo el guardabosque. Ron parecía estar de muy buen humor, mientras Hermione lo miraba con recelo

-He mangado un montón de grageas de todos los sabores del carrito en el tren, jeje, ¿quieres unas cuantas, Harry?- dijo Ron tendiéndole un puñado a su amigo, mientras Hermione replicaba

-Sin embargo te han pillado y has tenido que pagar más de la mitad- y tras soltar un resoplido añadió -Desde luego, Ronald, lo único que sabes hacer bien el f…- Harry no entendió por qué se había parado de repente, pero Hermione había adoptado una leve expresión de alarma mientras Ron la miraba con el entrecejo muy fruncido.

La noche era fría y oscura, razón por la que encontrar un buen carruaje era esencial, así que tientas y como les fue posible dieron con un carruaje desocupado en el que podían ir todos con tranquilidad. Como es evidente, el interior del carruaje estaba todavía más oscuro, pues dentro no se contaba con la proyección de la luna. A Harry se le ocurrió una idea maliciosa, y a la vez evidente que contaba con asegurarse de que se sentaba al lado de Ginny.

Se apretó con los demás mientras subía al carruaje y no perdía de vista la llamativa cabellera de la más joven de los Weasly, sin embargo la oscuridad era demasiado acentuada. Tras varios empujones y pisotones Harry consiguió sentarse al lado de la chica, que estaba en una esquina de los asientos del carruaje, al menos estaba seguro de ello, entreviendo el uniforme con falda de la persona que tenía al lado, y el contorno de los pechos que hacía apenas diez minutos atrás habían estado restregándose en su hombro derecho.

El carruaje se puso en movimiento, con el traqueteo del vehículo Harry comprobó que sus expectativas eran correctas, el sitio era lo suficientemente oscuro para que nadie viera lo que iba a hacer. Extrañado de que en aquella ocasión Ginny no tomara la iniciativa Harry llevó lentamente su mano derecha hacia su rodilla, la posó suavemente y notó la leve reacción de la chica. A Harry le gustaba llevar la iniciativa por una vez, así que antes de que ella hiciera nada comenzó a acariciar suavemente su rodilla por encima de la falda, subiendo lentamente la mano por el muslo, apretándolo y acariciándolo hasta llegar a la cintura, donde remangó la camisa y deslizó los dedos por el elástico de la falda.

Harry comprobó que la respiración de Ginny estaba agitada, no se movía, a la espera de lo que el chico fuera a hacer. Protegido por la oscuridad, Harry deslizó su mano a través del elástico hasta dar con la suave piel del muslo de ella, ésta iba separando poco a poco las piernas, se las acarició con ternura, las apretaba y las amasaba. Luego, embriagado por la excitación las llevó a la ingle, y acercó si cara a la de la chica para besarla, con la intención de hacerlo mientras metía sus dedos por debajo de las braguitas.

Sin embargo se detuvo… al acercarse reparó en que el pelo que le acariciaba su cara no era liso, sino ondulado. Un haz de luz, proveniente de una de las ventanas del enorme castillo de Hogwarts entró resueltamente por la abertura del carruaje, iluminándolo momentáneamente. A Harry se le contrajeron los pulmones de la impresión, la chica que tenía sentada a su lado no era Ginny. Era Hermione, que en esos momentos lo estaba mirando con la expresión de la mayor de las sorpresas e incredulidad. Tenía los ojos muy abiertos y las cejas arqueadas, mirando de hito en hito el rostro de Harry, sin poder articular palabra, mientras que el brazo de Harry seguía debajo de su falda, con su mano en la ingle, apunto de entrar por debajo de sus bragas. Por suerte en aquel momento todos los demás estaban distraídos observando las dimensiones del castillo, hablando tranquilamente, ajenos a lo que ocurría en la esquina que ocupaban Harry y Hermione. Harry retiró la mano lo más veloz que pudo y no volvió a dirigir la mirada a Hermione, que al igual que él, estuvo en silencio durante todo el trayecto.

Llegaron por fin ante las puertas del castillo, que daban al vestíbulo. Se bajaron temblando de frío del carruaje, y por el rabillo del ojo Harry pudo comprobar como Hermione se colocaba bien la ropa con el entrecejo levemente fruncido.

-¡Dios, que frío hacía ahí dentro, más que afuera, por poco me congelo!- exclamó Ron con indignación mientras se frotaba los brazos y tiritaba.

-Pues yo no he pasado tanto frío, la verdad- dijo en un susurro Hermione. Ron como es evidente no entendió el significado de esa frase, pero Harry se quedó mirándola aunque esta no le devolvió la mirada, luego se giró y vio de espaldas a Ginny y un remordimiento de conciencia afloró en su interior… aunque luego se calmó un poco ya que pensó que al fin y al cabo Harry y Ginny aun no habían hablado de salir juntos.

Y es que además de sorprenderlo, el hecho de comprobar que todo aquello se lo había estado haciendo a su íntima amiga le había producido un extraño sentimiento de placer mezclado con la morbosidad.

Tras tantas emociones juntas y tan seguidas Harry había pasado por alto el hambre que tenía, pero cuando se hubo calmado, le asaltó de nuevo. Al entrar en el gran comedor, adornado como siempre con sus velas flotantes y con un techo que refleja el cielo exterior, fue directamente a buscar un sitio en el que ponerse a comer todo lo que pudiera, sin embargo se topó con los gemelos Weasly, que le entretuvieron.

-¡Eh, Harry, ¿Que tal ha ido el viaje?- le preguntó George con una palmada en el hombro

-Muy frío y muy oscuro, gracias- dijo Harry evasivamente, con unas ganas desenfrenadas de empezar a comer.

-No me digas- continuó Fred, de pronto este le agarró la mano derecha y dijo- Oye… espera un momento, ¿con qué te has manchado aquí?- le pregunto refiriéndose a la mancha de jugos vaginales de Hermione que no había reparado en limpiarse con la túnica.

-Yo… esto… el carruaje estaba mojado…- pero antes de escuchar sus explicaciones Fred le olisqueó la mano y exclamó.

-¡¡Oye! ¡¿A quién le has estado haciendo un dedo!- Harry, rojo como un tomate, se apresuró a mirar alrededor asegurándose de que nadie había oído tal frase, luego se volvió a los gemelos

-¡¿Qué dices! Ya os he dicho que el carruaje estaba mojado- dijo rápidamente en un susurro, se apartó y concluyó con una sonrisa inocente –estáis algo locos ¿sabéis?. Tengo hambre, luego hablamos.

Harry estaba exhausto de tanto comer, pero complacido, hablando tranquilamente con sus amigos, aunque evitando las miradas y las frases directas con Hermione. Tras unas palabras de Dumbledore, el director del colegio, se dio permiso a los alumnos para ir a los dormitorios. Harry acababa de levantarse con la idea de pillar la cama cuando Ginny pasó por su lado y le susurró

-Te espero en el aseo de chicas del cuarto piso- sin embargo, las dos últimas palabras de Ginny estuvieron acompañadas con un estruendoso estornudo de Neville, que salpicó de saliva a todos los que estaban a su alrededor en un radio de siete metros, y a Harry no le quedó claro en qué piso le había indicado Ginny, ésta le dio una palmada en el culo a Harry y salió corriendo antes de que se lo pudiera preguntar.

Harry, en un mar de dudas, se reunió con Ron de camino a la sala común de Griffindor

-Tío, que putada eso de que este año no haya Quiditch, sin embargo a ver como está eso del torneo de los tres magos- dijo Ron, mientras Harry se escurría el cerebro para intentar recordar que piso era al que tenía que ir

-Si… una putada… Oye, Ron ¿tú sabes en que pisos hay aseos de chicas?- le pregunto Harry a Ron, con la esperanza de que éste le estrechara la búsqueda

-Pues que yo recuerde… en el piso uno esta el de chicos, y el los pisos dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete… ¿Cuántos pisos tiene Hogwarts? Bueno, en todos los demás están los de chicas- Le respondió Ron, luego arrugó un poco el entrecejo y miró a Harry -¿Por qué quieres saberlo? No te estarás volviendo un plasta ¿verdad?

-No, idiota, no es eso. Oye, tengo algo que hacer, nos vemos en la sala común- dicho esto Harry salió corriendo mientras Ron le gritaba "¡¿y Hermione dónde está!" Harry no hizo caso, la verdad es que la información de Ron no le había ayudado mucho

Harry fue subiendo escaleras a toda velocidad esquivando alumnos, y en un cruce en el que todos se dirigían a sus salas comunes por la derecha Harry se marchó por la izquierda, por un pasillo vacío carente de antorchas, lo que lo convertían en un siniestro pasaje oscuro. Sin embargo la excitación del joven se anteponían ante cualquier otro sentimiento de miedo o intimidación, de hecho esta excitación se dejó ver enseguida en lo tieso que tenia el miembro, apretado en sus pantalones.

Estaba en el tercer piso, lugar al que se había dirigido instintivamente, podía ver el aseo de chicas al final del pasillo, así que aminoró el paso, y para cuando estaba a punto de entrar por la puerta iba andando con sigilo, sin hacer ruido. En el aseo no había nadie, miró en los dos primeros retretes pero desistió de seguir buscando, supuso enseguida que aquel no era el piso.

Sin embargo, antes de que dejara el aseo el sonido de una cisterna desgarró el silencio con furia. A Harry le latía el corazón muy deprisa, la puerta de un retrete se abría a sus espaldas, se volvió pensando que se encontraría cara a cara con Ginny, No obstante…

-¡¡Hermione!- La amiga de Harry salía del baño en aquel momento, luciendo vigorosamente su cabellera y abultada cabellera, seguida de un escultural cuerpo. Hermione miró a Harry sorprendida, aunque no tanto como Harry hubiera esperado

-¡Oye! ¿Qué haces aquí?-

-Eee… yo… esto…- Harry no encontraba las palabras para explicarle a Hermione que se había citado con Ginny en un aseo de chicas… luego recordé lo que había ocurrido hace apenas un par de horas en los carruajes del colegio, y se le contrajo el estómago, no de remordimiento, sino de excitación.

-Bueno, Harry, no importa…- el chico temía que en cualquier momento Hermione le preguntara en qué demonios estaba pensando cuando le puso las manos encima en el carruaje, o cualquier otra recriminación que lo pusiera de pervertido para arriba, y gritos… sin embargo el silencio se prolongó, y Hermione le miró profundamente a los ojos, Harry estaba a punto de despedirse cuado su amiga le dijo.

-Oye, Harry, ¿y eso?-

-¿A qué te refieres?-

-A eso- Harry no entendía, sin embargo observó que le estaba mirando por la zona del ombligo, Luego Hermione movió la mano y le señaló en la entrepierna

Harry tenía una enorme erección, eso ya lo sabía, pero en lo que no había reparado era en como se le debería de notar con los finos pantalones del uniforme escolar. En la entrepierna le sobresalía un enorme bulto que no dejaba lugar a dudas. Harry se ruborizó e intentó pensar en cualquier excusa estúpida, si embargo, ante su sorpresa Hermione soltó una leve risita y se quedó con una sonrisa en la cara.

-Estás empalmado, ¿verdad?- eso era evidente, pero Harry no supo que contestarle.

-No se muy bien a qué ha venido lo del carruaje, pero no te negaré que me ha gustado, porque de no ser así es evidente que te hubiera detenido, pero no lo hice

-Yo… pensé… lo siento, Hermione- balbuceó Harry en un burdo intento de disculparse

-No te preocupes, Harry- dijo Hermione mientras se acercaba lentamente a Harry

-Somos amigos desde hace mucho tiempo, amigos íntimos, y nunca me habría esperado que me hicieras algo así, la verdad- continuó Hermione

-¿Estas enfadada?-

-Mmm… creo que no… salvo por…- interrumpió su frase, pero se quedó mirando la abultada entrepierna de Harry.

-Salvo por qué- preguntó este, un tanto nervioso

-Enséñame eso que guardas ahí, Harry- las cejas de Harry se arquearon hasta el techo de la impresión.

-Que… que te enseñe mi…-

-Sí, tengo curiosidad, ya ves, además, bien que te he dejado que me tocarás antes, no te lo impedí en ningún momento.

-Ya, pero yo no te he visto nada-

-En eso tienes razón… mira, si me lo enseñas, yo te enseñaré mis pechos, han crecido mucho desde el año pasado-

-Ya, eso es cierto-

Dicho esto ambos se apoyaron en el borde de un lavamanos, y antes de que Harry hiciera nada Hermione se adelantó y pasó su mano por la pierna de Harry suavemente, ante la atenta mirada de éste, hasta que llegó a la abultada entrepierna. Mientras ambos se miraban fijamente Hermione bajó lentamente la cremallera de Harry. El sonido de la cremallera sonaba amplificado enormemente ante el silencio del aseo, en el que se oía ocasionalmente algún goteo lejano.

Cuando estuvo abierta deslizo su mano al interior y esbozó una acentuada sonrisa cuando hizo contacto con el duro miembro de Harry.

-Que duro tienes el pene, Harry- Dijo Hermione con voz temblorosa

Luego le bajó los calzoncillos a través de la abertura de la cremallera y ahogó un grito al ver rebotar su erecto miembro ante sus ojos. Lo cogió delicadamente con su mano izquierda y comenzó a subirla y a bajarla a lo largo del miembro, con expresión de perplejidad y deleite.

Hermione seguía extasiada y hasta unos momentos después no reparó en que Harry le había deslizado la túnica fuera de los hombros, dejándola caer al suelo, y le había comenzado a desabrochar los botones. Mientras iba quitando botones a la camisa de Hermione, Harry podía ir viendo la sonrosada piel del pecho de Hermione, únicamente tapada por un aperlado sujetador. Hermione desabrochó el botón del pantalón de Harry, dándole mayor libertad de maniobra.

Harry estaba en el cielo, nunca lo hubiera imaginado, con su mejor amiga, con su amiga íntima, ahora estaba a punto de ver hasta qué punto se había convertido en una mujer. Terminó de desabrochar su camisa y se la deslizó por los hombros al igual que la túnica, antes de desabrocharle el sujetador Harry comenzó a acariciar su tersa y sonrosada piel, mientras sentía su mano alrededor de su erguida polla. Instintivamente comenzó a besarle por el cuello mientras desabrochaba el sujetador, Hermione cerró los ojos y comenzó a respirar agitadamente. Los besos por el cuello le llevaron a continuación a sus pechos, pero esta le apartó y se inclinó hasta su polla.

Hermione la cogió con dulzura y comenzó pasándole la lengua por la punta mientras Harry suspiraba levemente. Luego se la introdujo por completo en la boca, pasando su lengua por todas las regiones del erecto miembro, se la sacó un poco y luego se la volvió a introducir. Al cabo de unos minutos en los que Harry estuvo a punto de eyacular ante la impresionante mamada de Hermione, ésta se levantó y sin decir nada condujo a Harry a uno de los retretes y lo cerró, dejando a ambos en la intimidad.

Se fundieron en un beso en el que entrelazaron sus lenguas compasión, mientras Harry recorría con sus manos el cuerpo de Hermione, le acarició la espalda hasta llegar al culo, mucho más abultado que el de Ginny, era redondo y de dimensiones perfectas. Harry le deslizó la falda por las piernas, y antes que nada Hermione le pidió a Harry que se sentara en el WC. Cuando se sentó se acercó al vientre de la chica y mientras le besaba por el ombligo comenzó a bajarle las braguitas de color perlado.

Había llegado el momento, ambos se miraban fijamente y esbozaron a la vez una tímida sonrisa. Hermione le colocó las manos en los hombros, y Harry en su cintura, acariciándosela suavemente. Con una mano Harry colocó su miembro en la entrada vaginal de Hermione, y ésta, una vez colocada como es debido fue descendiendo lentamente. Harry fue sintiendo por cada centímetro de su erecto miembro el contacto con el interior de su intima amiga, intima amiga que se estaba convirtiendo intima en el sentido literal de la palabra.

Hermione soltó un leve gemido de placer cuando se sentó por completo y tenía todo el miembro de Harry en su interior, luego lo miró, lo besó y ascendió para luego volver a descender

-Aaaah… es… genial- dejó escapar Hermione en medio del frenético ritmo de la penetración.

Mientras tanto Harry le pasaba la lengua por sus jóvenes pezones y le acariciaba la espalda y el trasero.

Era Hermione, su amiga, que por una serie de controvertidas circunstancias ahora le estaba haciendo el amor desenfrenadamente, alcanzando el cielo de forma total

El frenético ritmo de su erecto pene en el interior de Hermione acabó culminando en un orgasmo mutuo, en el que ambos desgarraron el silencio con un estruendoso gemido de placer, y en el que Harry eyaculó en el interior de Hermione.

-Ha sido increíble, Hermione- dijo Harry entre jadeos

Se vistieron, y antes de dejar el lavabo le dijo Hermione a Harry

-Oye… no le comentes nada de esto Ron, ¿quieres?

-De acuerdo… no le comentes tu nada de esto a Ginny-

Se besaron y se fueron a los dormitorios cogidos de la mano ;)