La vida de Hiwatari había tomado un rumbo distinto, la pérdida de sus padres, si infancia en la abadía…, su vida con el abuelo, y ver a Rei tan feliz lejos de él… ¿qué acaso Rei no moría de ansias pro estar con él? ¿Cómo podía ser tan feliz cuando no estaban juntos? Kai lo había intentado, pero se detuvo…
Pero… ¿por qué entonces no lo hice? Me sentía destrozado, cansado, ya no quería más, ya no sabía que buscar, ya no quería continuar… pero quise jugar al fuerte, y la decisión de detenerme dolió aún más que el momento en el que la sangre acaricio mi muñeca.
¿Por qué entonces no lo hice? Hasta hoy, sigo preguntándome a qué se parece el amor, qué se siente… sigo imaginando que sería hermoso escucharle decir "te amo", mirando como sonreiría solo para mí.
Y no lo hice, por que quería ser el modelo, el bueno, la estampa, el sin sentimientos egoístas. Y entonces no lo hice, por que aún quería cuestionarme qué buscaba, por que pensé que sentir incluso dolor, soledad, fracaso... ya era un don...
Y a pesar de saber de que mi decisión fue la menos errónea, me sigo preguntando… ¿y si lo hubiera hecho? ¿Por qué la vida no termina aún? ¿Qué me falta? No puedo aspirar a la perfección física, no puedo aspirar a tener un alma perfecta, no puedo aspirar al amor, entonces ¿por qué no lo hice? ¿Por qué no puedo sonreír? ¿Por qué a veces dudo de mi decisión?
Veo los segundos caminar, las hojas caer, el viento susurrar, es cuando entiendo… que quisiera quedarme así, en silencio, solo, un rato más… solo unos minutos más, sintiendo… cualquier cosa, solo sintiendo…
Se encontraba sentado en una de las bancas del parque, la nieve comenzaba a caer, a pesar de ello, un delicado rayo de son se colaba de entre las espesas nubes, y cada copo era una caricia más en su rostro, en sus labios… en su albino rostro.
Talvez... lo que sueño es cambiar ese aterrador pasado…, talvez sueño con que alguien arrebate el frío que siento en mi corazón…, y talvez por eso no lo hice… por que quisiera seguir soñando… en que sonría con verdadera alegría…
Se levantó para caminar un rato, el frío de allá afuera no molestaba, solo el de adentro, añoraba en que su camino no terminara como todos los demás, llegar solo a su casa, en silencio….
Caminó… miraba a su alrededor, y de entre todos no vio a nadie, no escuchó nada más que el viento y sus pasos rechinando en la nieve.
¿A quién espero? Se que aquí no hay nadie, no hay nada más que la nieve y yo, y como cada día, juntas llegaremos a casa, juntas y en silencio, pues entre ella y yo ya no hay nada que decir, ya no hay secretos...
¿A quién espero? ¿Por qué sigo buscando con la mirada a alguien? Nunca nadie ha estado ahí, nunca nadie ha llamado mi nombre con fuego en sus palabras…
Finalmente llegó a su casa, aún anhelando ver a alguien esperando frente a la puerta de metal…. Pero no había nadie. Y deseó ver a alguien esperando en la puerta de ingreso, pero como cada día, la puerta esperaba sola.
¿Por qué aún sintiendo emoción esperando encontrarlo detrás de la puerta? Llamando mi nombre… esperándome… necesitándome… pero aquí no hay nadie.
Y mi alcoba… fría espera a que llegue yo… el único, por que aquí no hay nadie ¿por qué…? ¿Por qué tengo que estar sólo yo? ¡Por qué no hay nadie!
Kai comenzó a sollozar, pues la locura que no pudo quitarle la vida antes ahora le asfixiaba la existencia, el Gran Hiwatari perdía por un momento su orgullo, pues su dolor era más fuerte que todo ello junto. Y de ponto…
- Señor Hiwatari – llamó a la puerta el mayor domo – tiene una visita.
- ¿Rei…? – se limpió las lágrimas con el abrigo muy rápido, sea quien fuera no podía verlo así, no al Gran Hiwatari. Pronto salió de su alcoba y corrió hasta la planta baja donde lo esperaban – Rei…
