Capítulo 6: Una doble vida
En la semana siguiente, en clase de Pociones, a Pansy Parkinson se le cayó de la mochila un frasco con hierbas. Cuando Sirius lo vio, se lo confiscó inmediatamente (además de quitar 20 puntos a Slytherin), pues eran unas hierbas prohibidas que seguramente Pansy había comprado para el filtro de amor. Hermione había olvidado por completo lo que Pansy se proponía, y en ese momento sintió que la odiaba más que nunca. Tenía que hacer algo, no podría soportar ver a Malfoy y a Pansy juntos. Hermione cayó en la cuenta de que Pansy no perseguía últimamente a Malfoy ¿sería una estrategia?.
A la otra semana, era el primer partido para Gryffindor. En clase de Cuidado de criaturas mágicas, se produjo un acontecimiento; los dos dragones hembras habían puesto huevos.
-A partir de ahora, tendréis que tener especial cuidado de que los dragones no sean molestados, se ponen muy agresivos cuando tienen huevos.- dijo Hagrid.
En ese momento, Harry, Ron y Hermione vieron a Malfoy soltar una sonrisita maliciosa a Crabbe y Goyle.
-Seguro que ya estará tramando algo.- dijo Ron mirando con mala cara a Malfoy.
-¡Pero Ron! Podrían expulsarlo ¿cómo va a estar tramando algo?.- dijo Hermione, empezando a no creer en lo que había dicho, al fin y al cabo Malfoy seguía siendo Malfoy.
-Quizás a todos no les importe tanto ser expulsados como a ti, con tal de hacer daño...- dijo Ron
Hermione se acordó del desagradable episodio de Buckbeak, y le dolió recordar como podía llegar a ser Malfoy.
-No me irás a decir ahora que Malfoy es un niñito inocente.- dijo Ron
-No, claro que no.- dijo Hermione apesadumbrada.
El sábado era el partido de Gryffindor contra Ravenclaw. Hermione iba con Harry y Ron hacia el campo cuando se cruzaron con Malfoy, Crabbe y Goyle. A los tres les extrañó que Malfoy no dijese algo desagradable a Harry o a Ron, sobretodo cuando Ron tropezó con él. Aquello puso a Hermione en alerta. Cuando se habían ido a los vestuarios, se acordó de algunos libros que Malfoy había cogido de la biblioteca y que ella le había dicho que era magia muy avanzada y peligrosa. Entonces, ordenando todos los pensamientos en un segundo cayó: ¡Malfoy iba a abrir la cerca de los dragones durante el partido! ¡Aquel Malfoy que habían visto, era un doble, por eso se reía con Crabbe y Goyle en clase! Se fue corriendo a la cerca de los dragones, obviamente todo el mundo estaba pendiente de lo del partido y nadie andaba por allí. Cuando llegó encontró a Draco allí.
-¿Qué haces aquí, Hermione?.- dijo Malfoy, que sostenía la Saeta de fuego de Harry y montaba en una nueva escoba de último modelo.
-No, ¿qué estás haciendo tu?.- dijo Hermione, convenciéndose de que todo lo bueno que había estado pensando sobre Malfoy había sido absurdo. Pudo ver que llevaba una hoja en la mano.- ¿Intentas sabotear el partido?
-Bueno, algo parecido, quizás la saeta de fuego... necesite más fuego.- dijo Malfoy elevándose con la escoba hasta el borde de la cerca.
-Yo pensaba que querías ganar por tus propios méritos.- dijo Hermione.
En ese momento, Malfoy leyó lo que tenía escrito y el encantamiento protector de la cerca despareció. Justo cuando iba a echar la Saeta de fuego dentro Hermione gritó: ¡Accio Saeta de fuego! Y la escoba fue directamente a sus manos.
-¡Di el encantamiento! Podría ocurrir una desgracia.- chilló Hermione bastante histérica.
-Nunca.- dijo Draco girando la escoba hacia ella y agitando el papel, que tenía fuertemente cogido para que no pudiera volver a hacer el hechizo convocador.- Cógelo si puedes.
El horror se apoderó de Hermione, no sabía volar, desde las clases de vuelo en primero no había vuelto a coger una escoba. Se sobrepuso como pudo y se subió en la Saeta, dio una patada al suelo y se elevó. Se inclinó hacia delante para ir donde estaba Malfoy y la escoba salió disparada. No esperaba que aquello fuese tan rápido, al llegar a la altura de Malfoy intentó frenarla y la inercia de su cuerpo hizo que saltara por delante, quedando suspendida sobre los dragones. Hermione se mantenía sujeta por una mano, pero no podría mantenerse mucho tiempo, tampoco podía sacar la varita porque llevaba la escoba en la otra mano. Draco, se quedó paralizado al principio,¿cómo era posible que Hermione, la que siempre lo sabía todo, no supiera volar?.
-¡Por favor! Ayúdame.- Gritaba Hermione a Malfoy.
Éste, después de la sorpresa reaccionó. No podía dejar que se cayera dentro con los dragones, podrían matarla. Se acercó a Hermione y le tendió la mano para que se agarrase. Una vez que la tenía cogida, (Hermione seguía sujetando la Saeta con la otra mano), se apartó de la cerca y la izó para que se subiese en su escoba. -Sujétate bien- le dijo Malfoy, pues la escoba al soportar a dos personas bajó con un movimiento brusco.
Hermione se agarró fuertemente alrededor de la cintura de Malfoy, y sintió un escalofrío que hasta el propio Draco notó. Malfoy volvió a echar el encantamiento a la cerca, y bajaron hasta el suelo. A Hermione le costó soltarse de Malfoy, su corazón volvía a latir acelerado.
-Mira, Draco, sabes que si digo a alguien esto te expulsarán.-dijo Hermione con gravedad- ya nos avisaron Dumbledore y McGonagall.
-Pero no se lo dirás a nadie ¿verdad?.- dijo Draco poniendo cara de bueno.- al fin y al cabo, tu también tienes algo que ocultar ¿no?
Hermione se puso roja, era ridículo que una chica de 7º curso no supiera volar en escoba. Su reputación podría quedar gravemente afectada.
-Vale, está bien. Ni una palabra, a nadie ¿entendido?.- dijo Hermione, notablemente más tranquila.
-¿Te gustaría repetir la experiencia? Veo que no has montado en muchas escobas.- dijo Draco montando en su nueva escoba y echándose hacia delante para dejarle sitio a Hermione.- y menos en una como esta, es el último modelo de la serie Nimbus, la "Rayo de plata", un regalo de mi padre. Cuando Potter la vea...
Esto último lo dijo bajito, para regocijo propio, y se sonreía al imaginarse la cara de Harry cuando la viera.
Hermione, entonces se fijó en la escoba, el palo era totalmente plateado, brillando a la luz del sol, y las ramitas eran negras, tan brillantes como si estuvieran lacadas. Nunca había visto una escoba tan bonita como esa. Recapacitó en la proposición de Malfoy ¿cómo iba a desaprovechar una oportunidad como esa?. Se subió detrás de Malfoy y volvió a agarrarse con fuerza. Se elevaron y volaron rápido, el viento les daba en la cara. Hermione acercó la cara al cuello de Malfoy y la apoyó sobre su hombro, aprovechando el contacto entre ambos y aspirando el olor de Malfoy. Olía tan bien. No quería perder ningún detalle para retenerlo todo en su memoria. Disminuyeron la velocidad hasta quedar suspendidos en el aire. Estaban lejos, pero pudieron ver que aún sin Saeta de fuego, el partido había empezado.
- Será mejor que volvamos, tengo que devolver la Saeta.- dijo Hermione, aunque por ella se habría quedado así eternamente, tenía que devolver la escoba de Harry cuanto antes.
Malfoy dio la vuelta, soltó una mano y cogió la mano de Hermione, ella se estremeció y Malfoy sonrió sin que lo viese.
-¿Tienes frío?.- dijo Draco, sabiendo perfectamente que no era por eso por lo que se había estremecido Hermione.
-No... digo.. Si.- dijo Hermione apurada.
Bajaron hasta donde habían estado antes y desmontaron de la escoba. Draco tenía el pelo despeinado por el viento, y Hermione casi se derrite al verlo, estaba tan guapo.
-¿Te ha gustado?.- dijo Malfoy, a la vez que caminaba hacia ella.
Hermione, estaba muy nerviosa, andaba hacia atrás para acercarse al árbol donde había puesto la Saeta, hasta que se encontró con el árbol.
-Sí, ha estado muy bien.- dijo Hermione disimulando los nervios y cogiendo la escoba.
Draco se acercó a ella hasta quedar cuerpo con cuerpo, apoyó un brazo en el árbol, notaba la respiración agitada de Hermione.
-Quizás esto esté mejor.-dijo al oído de Hermione.
Entonces la besó con un leve roce en los labios, Hermione sintió como de repente toda la tensión se desvanecía quedando como si estuviera en un profundo sueño, las piernas le flaqueaban y la escoba se le soltó de las manos, cayendo al suelo. Malfoy notó que Hermione se relajaba y la cogió con una mano por la cintura mientras que con otra le acariciaba la nuca. Ella abrió los ojos y vio como el pelo rubio de Malfoy le caía por la cara, pasó sus manos alrededor de su cuello acercándolo aún más a ella y cerró los ojos de nuevo. Malfoy humedeció con la lengua muy lentamente los labios de Hermione, ella volvió a sentir otro escalofrío que le recorrió todo el cuerpo y se abandonó a un beso tan apasionado que hizo que su mente quedara en blanco y solo pudiese desear que aquello no acabara nunca.
No podían saber cuanto tiempo habían estado porque el tiempo se había detenido para ellos cuando oyeron unas voces conocidas que se acercaban, eran Crabbe y Goyle y el doble de Malfoy. Rápidamente se separaron y Hermione cogió la escoba y se escondió entre los árboles. Por suerte no les habían visto. Se habían acercado para deshacer el hechizo desdoblador, porque la gente empezaba a pensar que Malfoy estaba un poco raro (el doble). Cuando se iban, Draco miró hacia donde estaba Hermione y guiñó un ojo. Una vez que se hubieron alejado, Hermione cogió la Saeta y fue al campo, tenía que inventar una historia creíble. Al llegar, se dio cuenta de que había bastante agitación por la desaparición de la escoba de Harry, fue hasta donde estaba McGonagall y le dijo que la había encontrado contándole una historia e intentando evitar que Malfoy pareciera el culpable. Por suerte, ningún buscador había cogido la snitch, y la ventaja en el marcador la llevaba Gryffindor. Pidieron tiempo muerto, y devolvieron la Saeta de Fuego a Harry, que casi llora de emoción al verla, y que había tenido que montar en una vieja Estrella Fugaz. Al final Gryffindor ganó y Harry cogió la snitch.
Después del partido, Hermione esperó a Harry y Ron para ir al comedor, y luego a Hogsmeade, porque esa noche era el banquete de Halloween y tenían que volver para la cena.
-¿Te has enterado de qué había pasado con la Saeta?.- preguntó Harry de camino al comedor.
-No, fui a buscarla pero cuando volví ya la habían encontrado.- dijo Hermione buscando una excusa, por si habían visto que ella no estaba en el partido.
-Desde luego que no volveré a dejarla allí, a partir de hoy me la llevo a mi cuarto todos los días.- dijo Harry bastante molesto por el incidente.
-Seguro que ha sido cosa de ese hij... de Malfoy.- dijo Ron.
-¡Ron!.- le llamó la atención Hermione- sabes que no, estaba allí en el partido, tu lo viste.
Pero Ron seguía farfullando cosas sobre Malfoy de camino al comedor hasta que por fin Hermione lo convenció. Durante el almuerzo, Hermione se sentó de espaldas a la mesa de Slytherin, para evitar mirar todo el rato. Aun así, de vez en cuando se giraba y miraba a Malfoy, que hablaba con los demás intentando no mirar hacia donde estaban ellos. Harry y Ron preguntaban cosas a Hermione, pero ella estaba en otro mundo. En su mente rebobinaba una y otra vez la escena del beso con Malfoy y cada vez le parecía más increíble.
-Pero ¡Hermione! ¿qué te pasa?.- dijo Harry extrañado de lo callada que estaba y que parecía que no los escuchaba.
-Si eso, estás como... ida.- repuso Ron.
-Oh, nada, es que tengo... sueño.- contestó Hermione bajando al mundo real.
Después del almuerzo, fueron a Hogsmeade. Hermione compró un bote de poción alisadora, porque era un rollo tener que hacerla. Era una pesadilla arreglarse el pelo pero, esa noche era el banquete de Halloween, era una ocasión especial. Una vez de vuelta, fue al baño de las prefectas, y estuvo bastante tiempo arreglándose el pelo, hasta que quedó totalmente liso y suave, y mucho más largo. También se maquilló. Aunque el banquete de Halloween no era como el baile de Navidad, pues seguían llevando el uniforme, quería estar muy guapa para que Draco la viera. Cuando volvió a la sala común todos se quedaron boquiabiertos.
-¡Tendrías que habernos avisado de que te ibas a arreglar tanto!.- dijo Parvati- vamos hechas un asco al lado tuyo.
-Pues venga, todavía estáis a tiempo.- dijo Hermione animándolas.
Cuando Harry y Ron bajaron, también se quedaron sin palabras.
-Que esto no es el baile de Navidad.- dijo Ron.
-Y qué, a las chicas nos gusta ponernos guapas de vez en cuando.-dijo Hermione molesta ante la delicadeza de Ron.
-Algo le pasa, está muy rara.- dijo Ron a Harry sin que ella se diera cuenta.
-Si.- dijo Harry, que conocía muy bien la sensación que había tenido Hermione durante todo el día y eso último no hacía más que confirmar sus sospechas. Estaba radiante de felicidad y con un brillo especial en la mirada, que no había pasado desapercibido para Harry. Lo que Harry se preguntaba era ¿quién será él? No tenía ni idea. Pero no dijo nada a Ron.
Cuando Hermione bajaba por las escaleras al comedor, vio en el vestíbulo a Draco junto con los demás de Slytherin, incluida Pansy Parkinson que andaba revoloteando alrededor suya. Él estaba hablando cuando volvió la vista hacia la escalera y la vio. El corazón se le agitó incontroladamente en el pecho, y debió poner tal expresión que Pansy se dio cuenta y le dio un codazo que lo hizo despertar del ensimismamiento. Aquello no hizo más que poner todavía más orgullosa a Hermione y pensó: "Que te den, asquerosa, Malfoy es mío". Pasó por al lado sin mirar, no quería levantar sospechas, y se fue al comedor. Después del banquete, pusieron cervezas de mantequilla y muchas más cosas para todos. Pusieron las mesas pegadas a la pared para tener más espacio y estuvieron allí charlando y divirtiéndose hasta tarde. Los profesores habían dejado la mesa principal y también se unieron a ellos. Harry aprovechó para hablar con Cho en un rincón y salieron disimuladamente fuera del castillo, donde muchas parejitas habían salido a pasear. Ron hablaba con los demás Gryffindors de su curso y Hermione buscó entre la gente con la mirada a Malfoy. Pasó cerca para que la viera salir del comedor y esperó en las escaleras a ver si iba. Malfoy dio la excusa de que iba al baño y fue tras ella. Subieron al segundo piso, a bastante distancia uno del otro, y Malfoy entró en el aula de Transformaciones. Hermione lo siguió. El aula estaba oscura, apenas iluminada por la luz de la luna, y cuando Hermione entró Malfoy la cogió de una mano y se escondieron en un rincón oscuro. Draco había estado todo el día igual que Hermione, no podía esperar a volver a sentir lo que ella le había hecho sentir aquella mañana. No sabía por qué, ¿qué tenía Hermione que no tuvieran otras chicas? Hermione era como la manzana prohibida, por su amistad con Potter y porque era sangre sucia, algo que si su padre se enterara le podría costar caro. Pero le gustaba. Hermione, nerviosa, estaba a punto de decir algo cuando los labios de Draco la callaron, sin mediar palabra sus bocas se volvieron a encontrar en un cálido beso que fue tornándose cada vez más ardiente. No tenían mucho tiempo así que, con todo el dolor de su corazón Draco se separó de ella. Hermione no sabía que decir, había estado todo el día pensando en qué pasaría cuando se volvieran a ver pero en ese momento se le había olvidado todo.
-Creo que... esto no necesita explicación ¿no?.- dijo Draco, porque era obvio que los dos se deseaban.- pero será mejor que nadie se entere.
-Claro.- dijo Hermione pensando en que le podía costar la amistad de Ron y Harry.
-Si mi padre se entera de que ando con una san..- iba a decir sangre sucia pero se contuvo, Hermione se dio cuenta y se imaginó la gravedad del asunto.- te podría pasar algo, y a mi también.
Se despidieron con un breve beso y Malfoy miró que no venía nadie y salió de la clase. Allí se quedó Hermione, haciendo tiempo, sentada y un poco asustada por la advertencia de Draco. Tenían que andar con mucho cuidado porque Hogwarts podría ser una enorme trampa para ellos: cuadros que hablan, fantasmas y mucho peor, el mapa del merodeador de Harry y la capa invisible. Tendría que poner al corriente a Malfoy de todo aquello y no sabía que repercusión podría tener. ¿Por qué entre todos los chicos de Hogwarts había tenido que fijarse en la persona menos apropiada?
Cuando volvió al comedor, no estaba Harry y Ron estaba sentado hablando muy animadamente con Padma Patil, que era prefecta de Ravenclaw. La imagen le hizo gracia a Hermione, desde que Ron pasara de ella en el baile de 4º casi ni se hablaban. Se acordó entonces del baile de Navidad, no podría ir con Malfoy, y seguro que él iba con Pansy, como todos los años. Ella podría ir con Harry, porque no podría ir con Cho. Comprendió el quebradero de cabeza que tuvieron Harry y Ron los otros años con eso de buscar pareja. ¡Pero si al final nadie va con quien realmente quiere!
