Capitulo 4: Bienvenidos al pueblo de Hyrule

Era casi media mañana, el cielo estaba apacible, algunas nubes formando las composiciones mas extrañas pasaban lentamente y sin preocupaciones, de vez en cuando bloqueando la luz del Sol y liberándola casi de inmediato.

En este cielo se reflejaba la tranquilidad, misma que cubría al pueblo de Hyrule y sus habitantes desde hacia ya varios años. Ningún acontecimiento especialmente significativo había logrado opacar la paz que ahora se vivía. Como en todo pueblo había problemas, pero ninguno había sido de bastante magnitud como para desestabilizar la balanza.

El rey de Hyrule, sentado en un elegante asiento frente a una mesa larga y angosta, se hallaba ocupado escribiendo un discurso que presentaría ante su pueblo en los próximos días. Había aprendido de la experiencia que una buena forma de evitar el recelo de sus súbditos era mantenerlos al tanto de las decisiones que tomaba su gobernante. Los hacia sentirse mas seguros.

Dejo de escribir y se recargo en el asiento dejando la pluma al lado del tintero. Observó el manuscrito, pero no lo miraba realmente, su mente estaba ocupada en otros asuntos. Entre otros, estaba la visita del Rey de los Gerudo, quien vendría a pactar una alianza entre su gente y los hylian, que se hallaban enemistados desde hacia años. El rey frunció el ceño como si hubiera detectado un error en su discurso. El también recordaba aun los horrorosos crímenes cometidos una vez por los Gerudo, él mismo los combatió junto con sus soldados. Jamás conoció un ejército que pelease tan viciosamente, aun cuando ya estaba su inevitable derrota a la mano, se esforzaron por llevarse tantas vidas como pudieran antes de ceder. El rey cerró los ojos. La noche de la matanza aun estaba vivida en su memoria.

Inclinó la cabeza, adquiriendo una expresión sombría. Porque buscarían los Gerudo una alianza ahora que aun estaban sus crímenes frescos en la memoria de Hyrule? El rey ignoraba sus razones pero en su mente no cabía otra posibilidad que no fuera la búsqueda de la paz. Debían estar cansados de pelear, pensaba el rey, de vivir marginados. El intercambio de productos era otra posibilidad que tenía mucho sentido. Hyrule era una tierra rica en recursos, mientras que el desierto de los Gerudo era un lugar árido, ahí nada florecía ni daba fruto, un ambiente propició para formar un pueblo de carácter hostil, orillados a vivir del robo de viajeros y el saqueo de los pueblos aledaños. El rey pensó que tenia sentido que los Gerudo quisieran dejar aquella vida de hienas.

Además, un reino no es poderoso por sus enemigos sino por sus aliados. El rey veía este pacto de alianza como una forma de asegurar la paz, era, por lo tanto, lo mas importante y lo primero en su horario.

Levanto algunos pergaminos de una pila que estaba algo retirada en la mesa. Los miró, sin darles una inspección, solo los pasaba. Eran asuntos que aun tenia que atender. Aparte de los usuales reportes de sus guardias, asesores y delegados sobre la situación en el reino, se hallaban cartas del líder de los Gorons, un pueblo que vivía en las montañas, pidiendo ayuda al rey. No leyó realmente las cartas, solo las dejo de nuevo en la pila de pendientes, pensando que se encargaría mas tarde.

Cansado de estar sentado, se levantó y caminó hacia la ventana de la habitación que daba a uno de los jardines interiores del castillo. Usualmente, al mirar a través de esa ventana el rey podía ver a su hija, que pasaba su tiempo en ese lugar. Hoy era la excepción.

El rey suspiró con cierta tristeza. Sobre todo su trabajo pendiente, estaban los problemas que había estado teniendo con su hija desde hacia poco tiempo. Ella trataba insistentemente de convencerle que no pactara alianza con el rey de los Gerudo. No la culpaba por ser recelosa, pero sus acusaciones no tenían fundamentos, se basaban en las pesadillas que había estado teniendo todas las noches. Claro que a él le pareció que no era esto razón suficiente rehusarse a una alianza que los mismos Gerudo habían propuesto. Rechazar la alianza por algunas fantasías infantiles no era una opción, pero ella no lo quería entender. Apenas el día anterior habían discutido otra vez por el mismo asunto, ninguno de los dos cedía en sus argumentos. El rey había tenido que pedir a Impa que se llevase a la princesa para que dejase de reñir.

El rey apretó los dedos contra la sien como si tuviera un repentino dolor de cabeza. No le gustaba llevar una mala relación con su hija, pero no podía hacer lo que ella le pedía, y sabia que no podría persuadirla de pensar de otro modo. Lo único que podía hacer era esperar a que se calmara. Quizás una vez hecho el pacto, ella vería los beneficios de la decisión que había tomado. Como fuera, ya tendría tiempo después para pensar en eso. Se disponía a sentarse para continuar con su manuscrito cuando se abrió la puerta de la habitación.

"Su majestad, el rey de los Gerudo esta aquí" anunció el sirviente.

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Parecía que este mundo jamás dejaría de maravillar a Link. Tras un par de horas de viaje en la carreta del Sr. Talon, Link pudo ver los muros de piedra mas altos que jamás había visto levantarse en el horizonte. Estaba echo de piedra, pero era de superficie lisa e uniforme, no era como la barda de piedras que rodeaba al rancho. Además de ser alto era largo. Link se pregunto que tan grande podría ser un pueblo para tener que ser resguardado tras semejante muro. Aquella majestuosidad estaba rodeada por las aguas de un río, lo que servia como puente era una enorme puerta de madera, sostenida con cadenas que era aparentemente la única forma de pasar a través de aquella fortaleza impenetrable.

Como si aquellas paredes no fueran suficientes para resguardar la ciudad, en la entrada estaban postrados un par de soldados, vestidos con brillantes armaduras, altos, y de mirada vigilante. Al pasar por el portal, les dieron la bienvenida "Bienvenidos al pueblo de Hyrule".

Al entrar a la ciudad, Link se despidió del Sr. Talon que tenia que ir a hacer entregas de su mercancía. Link por su parte se fue a explorar los alrededores.

Al momento, Link comprendió porque no había encontrado a nadie en los prados: parecía que todas las personas del reino se hubiesen reunido en ese lugar.

Desde la entrada de la ciudad bajaba una calzada de piedra hasta una plaza en la que había una especie de mercado. Estaba totalmente concurrido, había todo tipo de personas: jóvenes, señores, niños, ancianos… de repente se veía correr entre las piernas de la gente, uno o dos perros; o asomándose sobre el mar de cabezas, un caballo. El mercado estaba compuesto por una serie de puestos en los que se vendían una gran cantidad de productos, no solo de Hyrule, sino también otros traídos de tierras extranjeras. Había fruta y verdura, joyas, telas, armas, artefactos exóticos, alfarería, animales, medicinas… cualquier cosa que se pudiera imaginar parecía poder encontrarse en ese lugar.

En el centro de la plaza había una fuente con una estatua de oro, parecía conmemorar un personaje o un acontecimiento del que Link no tenia conocimiento. Rodeó por la plaza, fascinado con el solo hecho de ver a las personas ir y venir en sus diferentes actividades que se veían extrañas a sus ojos. En los puestos, las personas se estrujaban entre si tratando de alcanzar los mejores artículos o los de mejor precio; Cerca de la entrada a una calzada conectada al mercado, había dos hombres que discutían acaloradamente el precio de una vaca y su novillo; Junto a la fuente, una joven pareja charlaba y reía sin prestarle atención a nadie ni a nada mas; Una mujer paseaba acompañada de un cachorro que lucia lleno de energía; y cerca de un par de árboles, jugaban unos chiquillos de la misma edad que Link, tan alegres se veían, que a Link se le antojo acercarse a preguntar si podía unirse al juego, pero un carraspeó de Navi le recordó que había otro asunto que tenia que atender antes.

"Ya habrá tiempo de jugar… " dijo el hada, tratando de no sonar tan severa.

"…primero debemos encontrar a la princesa" terminó Link la frase, suspiro resignado.

La calzada que iba desde la entrada de la ciudad, cruzaba por la plaza hasta el otro lado, en su otro extremo estaba el camino hacia el castillo, del que se alcanzaban a ver las torres que sobresalían sobre los techos de las casas.

El castillo no estaba amontonado como el resto de los edificios, estaba separado por un amplio jardín, a través de este cruzaba un caminillo que llegaba hasta la puerta principal del castillo. El jardín estaba protegido por una reja, la puerta del jardín estaba cerrada y era protegida por un par de guardias.

Link se acercó a la puerta, pero uno de los guardias se paro frente a el impidiéndole llegar, al parecer que estos soldados si cumplían una función mas importante que dar la bienvenida a los visitantes.

"Niño, que no sabes que no puedes pasar de este punto?" le dijo el guardia con voz grave.

"Por que no?" preguntó Link, con tono de curiosidad infantil.

"Nadie puede entrar sino tiene un asunto oficial que atender con el rey"

Link pensó por un momento. "Pero yo tengo que hacer una entrega muy importante a la princesa" Link se paró muy dignamente, tratando de parecer muy formal y serio.

"Aja…" El guardia lo miro con una sonrisa burlona "Y se puede saber quien lo a enviado a usted, señor?"

"El Gran Árbol Deku" respondió Link, pensando que de verdad lo estaba tomando en serio.

"Oh si, por supuesto, le pasare su recado al hada de los dientes!" exclamó el guardia y luego se echo a reír "Jamás había oído esa, pequeño" El guardia le acarició la cabeza "Anda, vete y dile a tu madre que ya estas grande para que te cuente esas historias" lo empujo amistosamente para que se fuera.

"Pero, pero…!" Link estaba frustrado. Se alejo un poco y escucho como el guardia se reía a sus espaldas acompañado de su compañero.

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Link estaba parado en una curva del camino que llevaba al castillo(lo suficientemente alejado para que los guardias no lo vieran). Estaba recargado en un árbol al lado del camino.

"Que vamos a hacer? No me toman en serio!" dijo Link enfadado.

"Debe ser porque eres un niño. Así son los adultos" Dijo Navi, sentada en el gorro de Link, aparentemente compartía la indignación de su compañero "Son testarudos e incrédulos porque se creen que lo saben todo, pero ni siquiera reconocen un hada aunque la tengan en la punta de la nariz"

"Mmm… tal vez podría saltar la reja…" miró la reja. Tenia barrotes de acero muy largos, tan cercanos entre si que ni siquiera siendo él un niño podría pasar por ahí, pero no se veían tan difíciles de escalar. Vio que los barrotes terminaban con en lo que parecía una punta de acero, fácilmente atravesarían la piel de alguien, como la punta de una espada. "…mejor no".

"Que lastima que no puedes volar" comentó Navi.

"Que suerte que tú puedas hacerlo…" dijo Link como quien planea algo. Navi lo miró cuestionante.

"Que pretendes?" le preguntó.

"Espera y veras" dijo Link levantándose.

El árbol bajo el que habían estado descansando estaba cubierto de enredaderas y uña de gato, Link arrancó varias tiras de las mas largas y las amarró juntas de cada cabo, haciendo una cuerda muy larga.

El jardín del castillo, era demasiado amplió para que el par de guaridas que cuidaban la entrada estuvieran al pendiente de todo el perímetro, Link estaba consiente de eso. había un lado de la reja que se escapaba de la mirada de los soldados. En este lado había un árbol viejo, que Link había visto cuando iban por el camino.

"Me dirás que piensas hacer por fin?" Le preguntó el hada.

"Ves este árbol, si? Y ves aquel que esta en el jardín?" había un árbol dentro del jardín, del otro lado de la reja, un poco mas alto y mas verde que su compañero que se hallaba afuera.

"Si tratara de saltar desde el árbol caería en la reja, pero si amarramos los extremos de la cuerda a cada árbol, serviría como puente entre los dos árboles, sin siquiera tener que tocar la reja" Link sonreía satisfecho consigo mismo, parecía estar muy seguro de su plan, Navi dudaba un poco "Yo amarrare la cuerda en este árbol y como tú puedes entrar sin dificultad, lo amarraras en aquel".

"Mmm… esta bien" Navi tomó la cuerda, aun dudando.

Navi voló sobre la reja y amarró la cuerda en el árbol, trató de hacerlo con toda la fuerza de su pequeño cuerpo, esforzándose porque la cuerda no se fuera a safar antes de que Link llegar al otro lado. Una vez que Link hizo lo mismo, se dispuso a colgarse de la cuerda. Se sostuvo con manos y pies, quedo colgando bocarriba. Parecía que la cuerda lo aguantaba, así que comenzó a avanzar con cuidado y rapidez. Con demasiado cuidado y poca rapidez para el gusto de Navi, que estaba de nervios, segura de que la cuerda no aguantaría a Link por mucho tiempo. Y no estaba equivocada.

Cuando Link estaba por cruzar y ya solo sus piernas estaban sobre la reja, fue cuando la cuerda decidió que era demasiado, y ya no dio para mas. Se rompió dejando caer a Link. Navi echo un chillido de terror y se tapó los ojos con sus pequeñas manos. Esperó a escuchar el aullido de dolor de Link, pero no llegó, solo oyó un "Aauch…". Por fin Navi se atrevió a abrir los ojos. Link lo había logrado, estaba del otro lado, se había dado un asotón contra el pisó. Ahora se acariciaba la pierna derecha, en la que tenia una herida, aparentemente provocada por la reja.

Navi voló hacia él murmurando "Sabia que no era una buena idea, sabia que no era una buena idea…" observó la pierna de Link. La punta de acero de la reja había abierto una línea en la parte posterior de la pierna de Link, cerca del talón, incluso estaba desgarrada una parte de su bota, que se hallaba manchada de sangre.

"Es solo un rasguño" se levantó Link, tratando de darle menos importancia al asunto, pero se tropezó al apoyar la pierna de nuevo.

"Esta bien, espera…" dijo Navi, para que se quedara quieto, pues seguía testarudo intentando caminar, logrando solo abrir mas la cortada.

Navi se acerco a la herida y arrojo chispas azules, parecían partes de su propia luz que se fragmentaban, como escarcha. Era polvo de hada. Casi de inmediato el dolor ceso, lo mismo que el sangrado. Incrédulo, Link se miró la pierna, la herida estaba cerrada, tenia una leve marca, pero nada mas.

"Wow! Como hiciste eso?" preguntó Link dando patadas al piso con su pierna derecha.

"Mis encantos de hada" contestó ella con tono vanidoso.

"No sabia que las hadas pudieran hacer eso"

"No todas pueden" contestó ella, alejándose de Link, internándose en el jardín, indicándole que tenían que seguir adelante hasta el castillo.

Link la seguía "Por que no?"

"Todas las hadas tienen poderes distintos, te son asignados al nacer dependiendo de muchas cosas: la estación de año, la fase de la luna, la…Shhh! Abajo" Link jamás se enteró de cómo se asignaban los poderes a las hadas, gracias a que un guardia había pasado justo por donde ellos estaban. Se escondieron tras un arbusto del jardín. El guardia miro a la derecha, luego a la izquierda, luego de nuevo a la derecha y siguió con su ronda en otra dirección.

"Estuvo cerca" murmuró Link, una vez que el soldado estaba fuera de alcance "No pensé que tuvieran vigilado el interior del castillo, esas rejas puntiagudas no son lo bastante seguras ya?"

"Pues al parecer no… se les escaparon un par de intrusos" Navi se elevó sobre el jardín, luego se elevó aun mas sobre el castillo, pareció desaparecer de vista, pero volvió en un instante. "Hay muchos guardias, pero no están bien colocados y parecen distraídos, creo que podemos entrar sin demasiados problemas".

Evitando a los guardias y con la guía de Navi, llegaron hasta la puerta de servicio(que no estaba vigilada). Link hubiera pensado que una vez adentro seria mas fácil, pero el castillo era un pequeño laberinto de corredores y jardines interiores. Hubo un momento en que Link se pregunto si no se había salido de nuevo al jardín exterior, pero no era así, seguía rodeado por las paredes del castillo e incluso había ventanas que dejaban ver su interior. Era un lugar mas amplio, circular, alfombrado con hermosas flores, mariposas amarillas revoloteaban alegremente sobre ellas, el lugar estaba rodeado por un pequeño arroyo cristalino que hacia un sonido relajante con su suave corriente. Incluso los rayos del sol parecían caer con mas delicadeza, tratando de hacer lucir cada pétalo. Definitivamente ese era un lugar especial. Pero en medio de todo este escenario de ensueño, los ojos de Link únicamente se fijaron solo en algo, algo que opaco todo lo demás, algo o mas bien alguien.

Justo en el otro extremo del jardín, había una niña de la misma edad que Link. No podía ver su rostro porque se hallaba de espaldas, mirando por una ventana. Usaba un vestido rosa y blanco, hecho de la tela mas fina que Link hubiese visto. En la cabeza llevaba un velo blanco que le cubría el cabello, pero Link alcanzaba a ver algunos rizos dorados que le llegaban al hombro. Link hubiese deseado poder ver su rostro, pero aun así, en medio de las flores, las mariposas y el arroyo de cristal, ella parecía ser la pieza que acababa el escenario.

Navi dijo "La princesa!"

Link avanzo unos pasos hacia ella, pero antes que la alcanzara, ella lo volteó a ver. Lo miró por un momento a los ojos con sorpresa, Link se detuvo al instante.

"¿Quién eres tú?" dijo ella.

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