Todos los personajes pertenecen a J.K Rowling. Si fueran mios seria millonaria. jujuu


Capítulo 4

Severus sostenía al chiquillo entre sus brazos y Lucius no podía darle crédito a sus ojos. Se quedó atónito al ver la reacción de Severus. La verdad que no podía creer que actuara de ese modo, venir a defender a ese mocoso sangre sucia y en su presencia.

"Severus…" exclamó en tono de reproche. Casi como si le costara articular palabras luego de ver lo que tenía frente a él. "No puedo creer que estés haciendo esto." Su rostro agrio como si hubiera mordido un limón. Las arrugas en su frente se hacían más profundas conforme arrugaba más la cara. Estaba realmente molesto.

"Que curioso Lucius, yo no puedo creer que tu actúes de este modo. Es sólo un niño pequeño. Debe tener la edad de tu hijo Draco. ¿Cómo puedes hacerle eso?"

El chiquillo se prendió de su cuello, temeroso del amo Lucius. Severus sólo atinó a acariciarle la espalda para tratar de aliviarlo un poco. Debía estar muy adolorido.

"Es mayor que Draco, o menor, no lo sé. Cómo quieres que lo sepa Severus, si es un pobre mocoso sangre sucia al cual ni sus asquerosos padres lo quisieron y lo abandonaron para que muera en medio del bosque." Lucius estaba bastante alterado. No podía creer que estaba discutiendo por culpa de ese mocosito miserable. Ah, pero ese mocoso se las iba a pagar tan pronto pudiera.

"No digas eso. No delante de él." Abrazaba al pequeño quien al oír todo lo que decía el amo se ponía peor.

El chiquillo estaba asustadísimo, sabía muy bien lo que le esperaba tan pronto el amo le pusiera las manos encima.

"¿Qué dices? Pero esa peste miserable sabe perfectamente la verdad. La verdad es que nadie lo quiere, ni siquiera su madre sangre sucia, ni siquiera ella porque lo abandonó, quería deshacerse de él como todo el mundo quiere hacer." Lucius echaba chispas y estaba furioso." Porque no sirve para nada, porque es una basura inútil. Así que debería estar muy agradecido conmigo y mi familia por dejar que se quede en esta casa y no dejarlo donde lo encontraron. Si hubiera sido por mi lo hubiera dejado donde estaba, en medio del bosque" Estaba realmente furioso, tanto que ya no sabía lo que decía.

"¿Así que lo encontraste en el bosque? Hace cuanto fue eso me gustaría saber." Severus acariciaba ahora la frente del chiquillo. Su carita algo sucia y magullada, húmeda por las lágrimas y con esos ojos tan fascinantes.

"¿Por qué la pregunta Severus¿Por qué me interrogas?" Ahora se sentía más incomodo que nunca. Ese mocoso se la iba a pagar todas, le estaba causándole muchos problemas.

"Es sólo una pregunta inocente y de pura curiosidad mi estimado amigo. Nada más." Al parecer algo no quería decirle su interlocutor, algo había que no quería soltarle.

"Si tanto te empeñas en saber Snape." rugió fastidiado. "No lo encontré yo, lo encontró mi estúpido elfo doméstico. Esa peste estaba llorando cerca de la casa y el elfo lo trajo. Lo tuvo escondido una semana hasta que Narcisa lo descubrió en la cocina. Y bueno tú sabes como son las mujeres y todo. En un arranque de instinto maternal ella decidió que esa peste se quedara pero a cargo de Dobby. Insisto que si hubiera sido por mi se hubiera podrido en el bosque. "

Severus quedó más o menos satisfecho con la explicación. Tenía sentido después de todo. El elfo había recogido a ese huerfanito del bosque y no tuvo donde llevarlo sino que a su casa. Pero ese no era un lugar apropiado para ese pobre pequeñuelo. Si Lucius seguía así iba a acabar matándolo.

El chiquillo estaba prendido de su cuello, humedeciendo su túnica con sus lágrimas. Nunca pensó que alguien llorara así en sus brazos. Estaba aterrado y encima iba a tener que dejarlo en las garras de Malfoy para que acabara de matarlo. Era una situación delicada, no podía hacer nada por él sólo consolarlo.

Trató de desprenderlo de su cuello con cuidado y finalmente lo consiguió. Lo miraba a los ojos preocupado y acarició la extraña cicatriz de su frente.

"Dime Lucius ¿Cómo se hizo esa cicatriz o es obra tuya? "

Esa pregunta era muy peligrosa, sabía que debía responder con cuidado. Severus no era ningún tonto y lo más probable era que estaba tratando de confirmar las sospechas que podía tener. Tenía que responderle de alguna manera que no sólo lo despistara completamente sino que además lo dejara satisfecho de una vez. Pero no se le ocurría nada.

"¿Cuál cicatriz?" Preguntó haciéndose el distraído." La verdad que me importa tan poco esa peste que no sé si tiene cicatrices o no." una sonrisita nerviosa se escapó de sus labios.

"La que tiene en la frente. No es una cicatriz ordinaria, es bastante extraña. Me atrevería asegurar que fue hecha con magia. ¿Algún mago muy poderoso debió hacérsela no crees?" Severus lo miraba fijamente como si supiera que ocultaba algo.

Lucius puso su mejor cara de cinismo y levantó los hombros.

"Si crees que fui yo Severus, debe haber sido así. Si estas empeñado en reprobar lo que hago o lo que digo. Todo por culpa de esa peste." El amo estaba enfadado y finalmente se dirigió hacia el pequeño quien estaba paradito rodeado por los brazos de Severus mirándolos aterrado." Y tú… peste asquerosa, regresa a la cocina inmediatamente. Más tarde iré a hablar contigo."

Lucius se puso aún más furioso cuando vio que el chiquillo lejos de obedecerle de inmediato como a él le gustaba, volvió a enterrarse dentro de la túnica de Severus. Al parecer le parecía el refugio más seguro del mundo. Como si eso lo fuera a salvar de la cólera del amo que lo único que hacía era aumentar.

Pero el amo no se iba a quedar tranquilo dejando que un mocoso sangre sucia como ese pisoteara su autoridad. De un tirón violento le arrancó al pequeño de los brazos a Severus sólo para lanzarlo contra la pared de nuevo.

"He dicho que te vayas a la cocina y espérame ahí. No te muevas de ahí peste, si tienes una maldita idea de lo que te conviene." Lucius estaba blanco de la ira pero los ojos le brillaban como los de una víbora en la oscuridad.

El pequeño dudó en obedecer de inmediato, como era su costumbre, o correr a los brazos que lo habían estado protegiendo hasta hacía un momento. Pero el amo Malfoy le puso las cosas más fáciles cuando lo obligó a entrar a bastonazos a la cocina.

Severus no pudo detenerlo esta vez, así como no iba a poder detenerlo cuando le ajustara cuentas al chiquillo.

"Lucius, ya basta ¿no crees?" Al verlo entrar algo despeinado y algo alterado por los sucesos. Como odiaba al pequeñuelo, la verdad que ahora que se tenía que ir sabía que las posibilidades de volverlo a ver eran remotas. Sin duda no iba a esperar a una sesión con los mortífagos para matar al chiquillo si no lo iba a hacer apenas cerrara la puerta. Algo tenía que hacer, ese pobre niño no merecía ese destino.

Lucius estaba fuera de si, tan furioso que su rostro delicado tenía el aspecto de una gárgola dura y arrugada. Tenía tantas ganas de cortar al mocoso en pedacitos pequeñitos, con sus propias manos. Y Severus le seguía reprochando que porque trataba al mocoso de ese modo. Si tan sólo supiera de quién se trataba, del hijo de quién se trataba. Quizá incluso hasta le pedía participar con él en sus sesiones de disciplinar a la peste. Esa era una buena idea y sólo pensarlo lo hizo sonreír aún más.

"Severus, no sabes lo que dices. La verdad no sabes el favor que te hago, que hago poniendo a esa peste a raya. No tienes idea de lo que haces al defender a esa basura insignificante." No podía dejar su sonrisa a un lado, es que era la verdad, le estaba haciendo un favor deshaciéndose poco a poco de esa peste. "No tienes ni idea."

"Lo único que sé Lucius, es que si matas a esa criatura vas a ser un asesino miserable." Estaba hablando con el hígado y no podía evitarlo."Y sé amigo mío que tú no eres de ese tipo de personas. ¿Verdad? "

Ante estas palabras Lucius se quedó en silencio, casi sin poder creer lo que escucho o porque de algún modo esas palabras le salpicaron.

"Lo qué también sé querido amigo es que al Ministerio de Magia le encantará saber que tienes a un niño muggle trabajando en tu casa en deplorables condiciones. Me imagino que a cierto amigo tuyo… ¿Cómo se apellida? Ah si, Weasley estaría encantado en meter sus narices en tu mansión y registrarla toda ¿No crees?"

Ahora Lucius se puso más pálido que nunca al oír ese apellido. En sus ojos transparentes se reflejó la ira incontenible que sentía.

"No te atreverías Severus. No te atrevas a amenazarme siquiera." apretaba los dientes de la cólera.

"No es una amenaza estimado amigo, es una promesa."

A Lucius le tomó un momento tragarse la bilis y pensar en lo siguiente que diría. Estaba sin quererlo en las manos de Severus, no podía dejar que se sepa que ese mocoso estaba en su casa y tampoco iba a poder matarlo él mismo. No podía hacer nada, Severus tenía las de ganar.

"¿Qué quieres Severus¿Quieres a la peste¿Para qué lo quieres o acaso te recuerda a alguien de quien te quieres olvidar y te quieres vengar de él?" Estaba colérico, furibundo, estaba atrapado.

"¿De qué hablas Lucius? Yo no quiero nada con ese chiquillo." Su reacción fue rápida pero no sabía lo que decía. Las palabras salieron de su boca sin pasar por el cerebro ni para decir hola."Que cosas dices… debes estar loco. A mi no me interesa en nada, es sólo que me da lastima lo que le haces… na…nada más." la verdad que no estaba hablando en serio.

"¿Entonces por qué tanto escándalo por el mocoso? Si es sólo eso un mocoso muggle que no vale nada " Severus se estaba poniendo nervioso, sí, no era su imaginación, se estaba poniendo muy nervioso. ¿Sería por algo que dijo?

"Te repito que me da lastima el niño, es todo." ¿Por qué no le creía Malfoy¿Por qué acaso él mismo no creía lo que decía? "Será mejor que me vaya Lucius, no considero agradable seguir discutiendo contigo."

"Me has leído la mente, estimado." De nuevo su sonrisa nerviosa.

"Pero eso sí Lucius, no diré nada y nadie te vendrá a molestar siempre y cuando… ese niño esté bien." Severus se dirigió rumbo a la puerta.

De la cocina salió Dobby a abrirle la puerta como era su trabajo.

"De acuerdo." Fue la respuesta breve pero llena de odio.

"Y por supuesto para cerciorarme de que sea de ese modo me gustaría venir a visitarte. Me imagino que no tendrás ningún inconveniente. ¿No es así? Aunque claro de repente prefieres que algún miembro el Ministerio de Magia venga a ver que el chiquillo esté bien." No necesitaba voltearse a ver el rostro de Lucius para saber que estaba apunto de lanzar maldiciones como un loco.

"Claro." susurró apretando los labios."Ven cuando gustes."

Severus sonrió y se dejó conducir por Dobby hacia la puerta. Metió su mano a un bolsillo y sacó un frasco.

"Toma, dáselo al chiquillo y cuídalo mucho. Yo vendré a verlos tan pronto pueda."

El elfo lo miró con sus ojos enormes y temerosos de que el amo lo pesque recibiendo el encargo. Asintió rápidamente y abrió la puerta mientras escondía el frasquito con la poción en su túnica.

Continuará…