Aquí tenemos el siguiente, Harry sigue preparándose para la batalla final.
Capítulo 42: Maldiciones imperdonables
Harry había estado un poco apartado de Sirius desde lo ocurrido la última vez en el entrenamiento de animagia. No quería que intentara convencerlo de que continuara con aquello además de ponerle como ejemplo los progresos de Ron. Aunque Harry no había vuelto a ir a una de esas sesiones, sabía que Ron progresaba satisfactoriamente porque su amigo, muy ilusionado, le contaba cada vez que volvía de ver a Sirius. Pero ya era hora de que dejara atrás su orgullo para pedirle prácticas de maldiciones imperdonables. Ron cada vez estaba más ocupado, entre las sesiones de animagia, los estudios y los entrenamientos de quidditch, que después de la suspensión del último partido, continuaron hasta que volviera a celebrarse. Por otro lado, su entrenamiento con Cho era casi una pérdida de tiempo. Cho progresaba muy lentamente y aquello no le servía para nada. Y a Hermione... no le habría pedido a ella que le ayudase, pero después de descubrir lo de ella y Malfoy, aún menos lo habría hecho, a menos que fuera para practicar el Cruciatus con ellos dos.
Cuando terminaron las clases ese día, se acercó hasta el despacho de Sirius.
-Hola Harry, ¿qué te trae por aquí? Hace tiempo que no me visitas.- dijo Sirius dejando a un lado las correcciones de trabajos que estaba haciendo.
-No vengo por lo de la animagia.- dijo Harry antes de que su padrino le sacara el tema.- Aparte de los libros que me dejaste sobre Artes Oscuras, he pensado que estaría bien practicar un poco las maldiciones imperdonables y...
Sirius lo miró un poco inquieto, aquellas maldiciones estaban prohibidas por el ministerio...
-Ya he estado practicando con Ron y Cho.- dijo Harry.
-¿Con Cho?- preguntó Sirius algo extrañado "¿por qué Harry practica con la profesora de vuelo?"
-Ah, no lo sabes, bueno... Cho y yo estamos saliendo desde principios de curso...- Harry se puso muy colorado de admitir aquello delante de Sirius, pero esperaba que no se chivara a ningún otro profesor.
-Vaya, estoy bastante desconectado de lo que pasa por Hogwarts por lo que veo...
-Es que nadie lo sabe, sólo Ron y Hermione. Te agradecería que no lo contaras, ella es profesora y no queremos que se meta en un lío.
-Claro que no lo contaré, eso es algo que va contra las reglas del colegio, si se descubriera tendrían que expulsarte y despedirla a ella.
-Ya, pero... con Parvati y Charlie nadie puso quejas.- dijo Harry dando a entender que aquello no era justo.
-Charlie sólo estaba aquí temporalmente como ayudante, y bueno, yo también me he enterado de lo que pasó esta mañana en vuestra clase. Habría pagado por ver la cara de Snape diciendo a Parvati lo del talismán.- rió Sirius.
-Fue todo un poema.- rió Harry también.- aunque fue la señora Pomfrey quien le dijo que estaba embarazada.
-Pobre chica, menos mal que ya acaba el curso. Creo que esto no ocurría desde que yo iba a Hogwarts, cuando Lucius Malfoy dejó embarazada a mi prima Narcisa... tendrías que haber visto lo que se armó en el colegio.-comentó Sirius.
Harry se quedó pensativo... aquellas cuentas no le cuadraban. ¿Cómo iba a estar la madre de Draco embarazada mientras estaba en Hogwarts si Draco era de su edad? Sirius se dio cuenta por la cara de Harry de que había dicho algo que no debería, así que decidió cambiar el tema inmediatamente.
-Estábamos hablando de las maldiciones imperdonables ¿no?
-Sí.- aunque Harry seguía dando vueltas a aquello que Sirius había dicho.- Las prácticas con Ron y Cho no dan mucho resultado, y últimamente con Ron apenas puedo y con Cho...ella casi ni puede resistirse al imperius y sus cruciatus me hacen cosquillas, así que había pensado en que tu podrías ayudarme.
-Me parece bien que quieras practicar.- dijo Sirius levantándose de su escritorio, y sin avisarle a Harry le envió un Imperius.- ¡Imperio!
Harry notó por primera vez desde hacía mucho tiempo un Imperius en toda regla. La falta de práctica hizo que por un momento Sirius le doblegara a su voluntad ordenándole que bailara. El chico notaba aquella voz en su mente y cómo su cuerpo se movía sin quererlo. "No voy a hacer el ridículo" intentaba sobreponerse Harry al oír las carcajadas de Sirius en su cabeza. "Ya basta", pero sentía que se desplazaba por toda la habitación. Finalmente, después de varios intentos fallidos, consiguió bloquear las órdenes de Sirius, encontrándose sentado en el suelo. Sirius lo miraba muy divertido.
-No creía que fueras tan buen bailarín.- rió Sirius.
Harry se sentía un poco avergonzado por el espectáculo que acababa de dar, y con una sonrisita le envió a Sirius otro Imperius.
"Baila", le ordenaba mentalmente sabiendo que Sirius oiría sus palabras. En este caso era muy distinto al de Cho y Ron, sentía con claridad la personalidad de Sirius oponiéndose a sus órdenes. Sirius empezó a bailar un poco y Harry se reía, pero en seguida, notó la desconexión entre los dos. Sirius había conseguido bloquear las órdenes de Harry bastante rápido.
-¿Creías que te iba a ser tan fácil? Yo también he perdido práctica, pero... no iba a dejar que te rieras de mi al verme bailar.- contestó Sirius.
-Esto es fantástico, por fin podré practicar con alguien de nivel.- dijo Harry muy satisfecho.- ¿te atreves con un Cruciatus?
-Claro, pero luego no llores.- bromeó Sirius.
-Cuidadito con donde me apuntas.- bromeó también Harry.
-No te preocupes, me gustaría tener sobrinitos algún día.
Al instante, Harry notó un dolor intenso en el hombro, cayó al suelo. Aquello no tenía comparación con los Cruciatus de Cho, y sí tenía mucho que ver con el que sintió cuando Voldemort lo torturó en aquel cementerio abandonado. ¿Pueden bloquearse los Cruciatus? Se preguntaba Harry, cuando se dio cuenta de que el dolor había cesado.
-Muy bien, Harry. La concentración es fundamental para repeler el Cruciatus.- aprobó Sirius.
-Ahora te toca a ti.- dijo Harry levantándose del suelo y apuntando a Sirius.- Tampoco te preocupes, también me gustaría tener primitos algún día.
Le envió la maldición a la rodilla. Sirius no se esperaba que la maldición de Harry fuera tan buena, desde que lo capturaron para llevarlo a Azkaban no había sentido una tan fuerte. Le costaba repelerla y al final la detuvo enviando otro Cruciatus sobre Harry, que sin esperarlo, dejó de apuntarle con la varita.
-Esa ha sido muy buena, Harry. Pero tienes que estar muy atento, es muy común intentar detener la tortura enviando otra, no siempre es posible repelerla.- explicó Sirius, con la rodilla bastante dolorida.- Tendremos que dejarlo aquí por hoy, tengo reunión de profesores y con el consejo escolar. Ya sabes, el asunto de Parvati Patil es una urgencia.
-Está bien, ¿podría venir todas las tardes? No puedo perder más tiempo.- dijo Harry acompañando a Sirius a la entrada, que iba cojeando.
-Sí claro, te espero todas las tardes después de las clases.- dijo Sirius tomando el camino contrario a Harry una vez que habían salido al pasillo.
Harry fue a la biblioteca para hacer sus tareas, ya que no soportaba estar demasiado tiempo en la sala común de Slytherin, siendo sometido constantemente a miradas indiscretas. Una vez que entró, fue a buscar unos libros cuando vio en una de las mesas a Malfoy y muy alejada de ésta, a Hermione. "Buena manera de disimular"pensó Harry reprimiendo las ganas de ponerse a gritar a los dos. Sin hacerles caso, buscó una mesa apartada de donde estaban ellos, así al menos intentaría concentrarse.
La verdad era que el asunto de Parvati le había dejado algo preocupado. No es que Parvati fuera íntima amiga suya pero habían estado juntos en clase durante 7 años y le preocupaba lo que pudiera pasar con ella. No era justo que la expulsaran por aquello. Y cuando Sirius había dicho que tenía reunión de profesores y del consejo escolar, significaba que era un asunto muy fuerte. En todo el curso sólo había habido una reunión parecida, después del ataque de los dementores.
En la torre de Gryffindor, el ambiente era muy tenso, Parvati, ya recuperada de su desmayo se negaba a salir de su habitación, mientras la mayoría de los Gryffindors cotilleaban en la sala común, y Ron y Padma esperaban en los pasillos para saber el veredicto.
-No seas tan dura con ella, Padma. Más que nunca necesita de tu apoyo.- decía Ron.
-Ya lo sé, pero estoy furiosa. Ya se que no fue su culpa, fue todo por el maldito talismán, pero es que...¿cómo no iba a pasarle algo así a Parvati? Claro, va a una tienda esotérica y por supuesto se trae algo que ni sabe lo que es. ¡Estas cosas sólo podrían pasarle a ella!- dijo Padma, que si hubiera tenido a Parvati allí delante la hubiera abofeteado por inocente.
-Deberías agradecer que no fuera algo peor, no sabes la de Magia oscura que hay en Rumania.- explicó Ron.
-¿Algo peor que quedarse embarazada de gemelos cuando aún estás estudiando?- dijo Padma, escandalizada.
-Hay cosas mucho peores que eso, y tu lo sabes. Pensándolo bien, tarde o temprano iba a ocurrir.- dijo Ron intentado quitar gravedad al asunto.
-Sí claro, pero siempre es mejor más tarde que más temprano. Sólo espero que no la expulsen. Y no quiero ver las caras de mis padres cuando se enteren.- dijo Padma.
Los dos esperaron impacientemente a que la reunión terminara para preguntar al primer profesor que saliera.
Mientras tanto, Harry en la biblioteca intentaba estudiar y hacer los deberes, pero sin quererlo le venían las palabras de Sirius a la mente "Narcisa embarazada cuando estaba en Hogwarts." Si Sirius hubiera querido que se enterara de aquello se lo habría explicado, pero había actuado como si hubiera metido la pata.¿Tenía algo que ocultar la familia de Draco, aparte de lo que ya sabía? Como veía que no se centraba en lo que tenía que estar, se levantó a buscar algunos libros que necesitaba para los deberes. Pasó por la mesa de Hermione, quien estaba sumida en su trabajo detrás de una gran montaña de libros y que ni siquiera se dio cuenta de que estaba él allí. El comportamiento de Hermione durante la última semana era más raro aún de lo que había estado desde que se pelearan. Harry no sabía como pero se las ingeniaba para no asistir a Pociones, algo totalmente inusual en ella, además de que se la veía con muy mal aspecto, con los ojos siempre hinchados y unas enormes ojeras. "Desde luego que no le hace ningún bien eso de salir con Malfoy" pensó.
Por el pasillo que había entre las estanterías y las mesas se cruzó con Malfoy, que había recogido sus cosas para salir de la biblioteca. En la fracción de segundo en que quedaron el uno a la altura del otro, sus miradas se cruzaron con odio. Uno por haberle arrebatado a su mejor amiga, para algún beneficio en su contra, y el otro por un odio ya enconado pero más vivo que nunca al pensar que su enemigo era feliz junto a alguien mientras que él había sido traicionado.
Los dos chicos siguieron su camino sin decirse ni una palabra y sin volver la vista atrás. Draco, sumido en sus pensamientos, tropezó con algo en el suelo que hizo que algunos de los libros que llevaban se cayeran al suelo. La mayoría de los alumnos miraron de donde provenía aquel ruido, la señora Pynce reprendió a Draco y los demás siguieron a sus tareas mientras Draco recogía sus cosas. Pero algo en ese momento brillaba en su mente con luces de neón. Justo al lado de sus libros, estaba la mochila de Harry entreabierta. Él ya la había inspeccionado muchas veces, pero podía entrever dentro de ella la capa invisible y el mapa. Como si hubiera sido poseído por un impulso, cogió la capa de invisible, nadie estaba mirando, y la guardó dentro de su túnica.
Cuando salió de la biblioteca, le embargaba una sensación gratificante. Ahora tenía que pensar en cómo iba a descubrir a Potter. No le habría servido de nada el mapa, porque no sabía utilizarlo, pero la capa... sabía que Harry iría a buscar a su novia aunque no tuviera la capa, aunque no pudiera hacerlo de noche, sólo era cuestión de seguirle y evitar que lo descubriese con el mapa del merodeador. No sabía utilizarlo, pero no era tonto, Hermione le había contado para qué servía.
Harry, por otro lado, estaba más aliviado de que fuera Viernes, al menos el fin de semana le serviría para distraerse de sus preocupaciones, sin clases, donde Hermione no pudiera ponerle de mal humor con su actitud, sin tener que ver obligatoriamente a Malfoy sólo en lo imprescindible, con las clases de Sirius y con su visita a Cho, sin contar con que el Sábado podría distraerse con el partido de quidditch de Ravenclaw versus Hufflepuff, que aunque ya tenían la copa de quidditch perdida, siempre era un grato espectáculo.
Harry volvió a su asiento, continuó con los deberes, sin darse cuenta de su desvalijada mochila, cuando Ron y Padma entraron en la biblioteca armando mucho escándalo. De nada sirvió que la señora Pynce los mandara callar una y otra vez.
-¡¡No van a expulsar a Parvati!- gritaba Padma, llegando junto a Ron a la mesa de Harry.
Hermione, más alejada lo había oído. No es que no se alegrara por Parvati, pero sus ánimos no estaban por la labor de mostrar alegría. En el fondo, le pasaba como a Draco, cualquier indicio de felicidad en alguna pareja le remordía las entrañas. Aún así les hizo un gesto de aprobación a lo lejos, para volver a enfrascarse en sus asuntos. "Si de todas formas me queda un mes para seguir aguantando a Parvati" suspiró Hermione para sus adentros.
¡El siguiente!
