¡Holitas!
Bueno, aquí está el penúltimo capítulo T.T jo, me va a dar mucha penica acabarlo ya la semana que viene. ¡Os voy a echar de menos! (Ak se pone sentimental)
Como ya imaginaréis, este capítulo tiene ya poco de trascendental, aunque creo que os gustará (un tanto empalagosillo jejejeje), sobre todo a los súper fans de Draco y Hermione. Así que no os cuento más y luego ya os comento cosillas.
Capítulo 56: Reencuentros
Al día siguiente, Harry y Ron volvieron a la enfermería cuando les avisaron de que Hermione había despertado. Llegaron corriendo y encontraron a una Hermione totalmente histérica. Los chicos se miraron confundidos al verla, pensando en que algo tenía que haber salido mal.
- ¿Qué día es hoy?- preguntó Hermione nada más verles entrar.
- Lunes.- contestó Ron.
- Oh, dios mío.- dijo Hermione levantándose de la cama para salir corriendo de allí.
- ¿Se puede saber qué te pasa?- preguntó Harry.
- ¿Qué me pasa¿Cómo podéis estar tan tranquilos¡Es lunes! Sólo queda una semana para los Éxtasis. Y estoy tratando de hacer memoria y no me acuerdo de muchas cosas que estudié.- dijo Hermione.
Harry y Ron se miraron, pero esta vez sabían que todo iba perfectamente, Hermione volvía a ser la misma de siempre.
- Además, hoy es Lunes, Draco y yo tenemos el examen del castigo, aunque no me acuerdo bien qué materia entraba…- dijo Hermione.- Tengo que preguntarle si ha acabado él el trabajo.
- Hermione, Draco no está en Hogwarts.- respondió Harry.
- ¿No¿Dónde está entonces?- preguntó Hermione.
Ella no llegó a ver lo que le había pasado a Draco porque para entonces la maldición de Lucius ya la había dejado inconsciente.
- Está en San Mungo.- dijo Ron.
- ¿Pero se pondrá bien?- dijo Hermione muy asustada.
- Eso creemos.- dijo Harry.- Mira, Hermione, ya sabemos todo lo que ocurrió. Draco fue quien nos llevó hasta ti gracias al traslador que tu creaste en el colgante. También sabemos lo de la maldición de silencio…
- Sentimos mucho haberte juzgado tan mal.- dijo Ron.
- Draco es un buen chico, y te quiere mucho, eso es lo único que debe importarnos si él te hace feliz.- dijo Harry.
Hermione se sentía emocionada limpiándose las lágrimas. Había sufrido tanto…Había mentido tanto…
- Nosotros también te queremos.- dijeron Harry y Ron.
Hermione extendió los brazos y los dos chicos se abrazaron a ella mientras ya no podía contener las lágrimas de felicidad que descargaban toda la presión y tristeza que había ido acumulando a lo largo de los meses.
Estuvieron un buen rato hablando sobre todo lo que había pasado ese curso, y también le contaron la parte que ella se había perdido al estar inconsciente. No pudo evitar sentirse alegrada al saber que Draco había acabado con Lucius.
- ¡Ron¡eres un animago!- exclamó Hermione muy sorprendida cuando le contaron que había sanado a Draco.
- Sí.- dijo Ron bastante ruborizado.
Como tantas otras cosas, le explicaron también las clases de animagia que Sirius les había dado.
- ¡Qué rabia¡Y yo me lo perdí!- dijo Hermione, y los tres rieron continuando con las anécdotas de aquel curso.
Hermione salió definitivamente de la enfermería para incorporarse a las clases. Al ver que la chica estaba bastante preocupada por los Éxtasis y por Draco, Dumbledore habló con ella para tranquilizarla. Le dijo que Draco se encontraba en buenas manos y que no tardaría en volver a Hogwarts completamente recuperado, además de aclararle que sólo tendría que esperar un día o dos para recuperar la memoria completamente, no debía preocuparse por aquello que creía haber estudiado y que no recordaba.
Lo que quedaba de semana, lo pasaron estudiando día y noche. Los alumnos de séptimo curso estaban muy nerviosos por los inminentes exámenes, tanto que un día después de enterarse de que Harry había derrotado a Voldemort ya se habían acabado los interrogatorios a los que sometían a los chicos cuando se los encontraban por los pasillos o en las clases. Tal y como había dicho Dumbledore, la memoria de Hermione se recuperó totalmente un par de días después.
Hermione pasaba los días estudiando, pero también esperando a que Draco volviera a Hogwarts. Tenía tanto que contarle y tanto de lo que disculparse que el remordimiento no la dejaba vivir tranquila.
El domingo, el día antes de que comenzaran los exámenes, Hermione recibió una lechuza mientras estudiaba en su dormitorio. Salió impaciente a recoger la nota que llevaba en la pata y la tinta se emborronó cuando las lágrimas de felicidad de Hermione cayeron sobre el trozo de papel.
"Reúnete conmigo esta noche en el aula de Adivinación a las 11. Te quiero. Draco Malfoy"
Hermione no cabía en si de la felicidad. Estaba impaciente por verle, más aún cuando sabía que Draco ya estaba en Hogwarts. El resto del día lo pasó haciendo como si estudiaba, pero los Éxtasis se habían borrado momentáneamente de su pensamiento. No le había contado a nadie lo suyo con Malfoy, El profeta no había dicho nada sobre eso, tan sólo que Draco estuvo aquel día en la mansión Malfoy junto a Harry y Ron. Y prefería que siguiera siendo un secreto, ahora que no tenía que esconderse de Harry y Ron, ni de Lucius, le resultaba divertido mantener la sorpresa. Estaba ansiosa por ver la cara de Parvati y Lavender cuando se enteraran.
Draco había llegado esa misma tarde a Hogwarts, acompañado de Snape, pero no venían solos. Pansy Parkinson, que llevaba tiempo ingresada en San Mungo también se había recuperado, aunque el recuerdo del interrogatorio al que fue sometida seguía borrado de su mente. Durante el trayecto, la chica no cruzó palabra con Draco. Aún guardaba rencor hacia él, por sus desprecios y por ponerla en ridículo delante del colegio.
Cuando llegaron a Hogwarts, Pansy se fue directamente a la sala común de Slytherin, y Snape y Draco se quedaron solos en medio del vestíbulo.
- Si quieres te acompaño a la sala común.- dijo Snape.
- No, gracias. Tengo algo importante que hacer.- respondió Draco con una sonrisa.
Snape comprendió. No tenía más remedio que aceptar que su ahijado amaba a la repelente de Granger, después de todo había arriesgado su vida por ella e incluso había acabado con Lucius. Le pareció algo digno de admiración, algo que él se lamentaba no haber hecho hasta que fue demasiado tarde. Si él hubiera actuado como lo había hecho Draco, enfrentándose a lo que hiciera falta por defender su amor, tal vez Akasha no habría muerto, y ahora formarían una familia normal, o tal vez, los dos habrían sido castigados con la muerte, pero aquello era algo que nunca podría saber, al haberse acobardado cuando tuvo la oportunidad.
Después de ir a la lechucería y mandar una lechuza a Hermione, fue hasta la sala común. Cuando entró, casi todos los alumnos se dirigieron hacia él, alegrados de que se encontraran bien, aunque había un grupo que no le hizo caso. Sin duda, aquellos se sentían decepcionados por su actuación en la victoria de Potter frente al señor tenebroso. Todos eran hijos de mortífagos, por supuesto, como Crabbe y Goyle, que ni siquiera se acercaron a preguntarle. Los demás chicos, como Stuart Bennigton y Adam Townsend le abrumaban a preguntas, pero él no las escuchaba. Seguía con la mirada fija en aquellos que había creído sus amigos durante años. Ahora pensarían que era un traidor, o que tal vez, ya que el señor tenebroso había sido derrotado, ya no les serviría para nada su amistad. Vio como Pansy abrazaba a Goyle,y sonrió al pensar que al menos el filtro de amor sirvió para algo. Se dirigió hacia el dormitorio de los chicos, dejando atrás a los demás con la palabra en la boca. Había alguien con quien quería hablar, alguien frente a quien tenía que disculparse, alguien quien creía en la verdadera amistad, no como aquellos traidores de Crabbe y Goyle.
Cuando entró en el dormitorio de los chicos, encontró allí a Harry. Los dos sonrieron al verse, y Harry se levantó de su cama, donde estaba sentado, para saludarle.
- ¿Cómo estás?- dijo Harry.
- Bien, ya estoy bien.- respondió Draco.- Potter, quiero darte las gracias por haberme ayudado cuando estaba a punto de morir, si no llega a ser por ti…
- No, soy yo quien debe darte las gracias.- dijo Harry.- Gracias a ti encontramos a Hermione. Ahora me alegro de que tu amor por Hermione salvara las diferencias que tenías con nosotros. No entendía qué era lo que Hermione veía en ti, pues yo sólo podía ver cosas negativas, pero comprendo que ella encontró en ti lo que nosotros nunca pudimos ver. Espero que seais muy felices, y no es que yo sea nada de Hermione, pero teneis mi aprobación.
Harry sonrió, y Draco también lo hizo. Harry tendió su mano, en señal de que todo quedaba aclarado entre ellos dos. Draco estrechó la mano de Harry, pero seguidamente le dio un fuerte y amistoso abrazo.
Impaciente, esperó hasta la hora en que había quedado con Hermione en el aula de Adivinación, incluso fue hacia allá antes de tiempo. Tenía muchas ganas de verla, de abrazarla, de besarla sin que ya ningún obstáculo se interpusiera entre su amor. Cuando avanzó por las escaleras del último piso apreció una figura entre la oscuridad que rápidamente se levantó y corrió escaleras abajo, con lágrimas de felicidad en los ojos. Hermione también hacía rato que le estaba esperando. No veía llegar la hora en que volviera a verle, con sus recuerdos completamente restablecidos.
Se abrazó a él con desesperación y ternura, como si fuera el último abrazo cuando en realidad era el primero de una nueva etapa de sus vidas, una etapa en la que ya no tenían que esconderse y en la que podían proclamar a los cuatro vientos su amor verdadero libremente. Ambos sabían los duros momentos que habían pasado por defender su relación, y lo habían conseguido superando todas las adversidades. Ya no había nada que pudiera separarles.
Draco tomó entre sus manos el rostro de Hermione, se miraban fíjamente a los ojos. Aquellos ojos que aún conservaban un halo de la amargura sufrida tenían ahora un brillo sobrenatural, las lágrimas cristalinas que se agolpaban en ellos reflejaban todo el amor que había sido contenido por la obligación. Sin saberlo, el plan de Lucius para separarles lo único que había conseguido era que su amor creciera frente al infortunio de los hechos.
- Te quiero.- dijo Draco besándola en la frente.
- Te quiero.- dijo Hermione besándole en la mejilla.
Draco la besó en ambas mejillas, mojándose los labios con la sal de sus lágrimas, la besó en los párpados, la besó en la barbilla en una sucesión de besos dulces y tiernos que cubrieron sus rostros hasta detenerse y mirarse antes de que sus labios se rozasen.
Habían ocurrido tantas cosas desde la última vez que pudieron sentir sus labios unidos, que esta vez volvieron a sentir un escalofrío en sus cuerpos, como si nunca hubiera existido beso alguno antes de ese.
La suave piel de sus labios se tocaban apenas en un roce. Todo a su alrededor se había desvanecido, sólo estaban ellos dos, mientras sus cuerpos sentían que acusaban multitud de sensaciones. La tranquilidad de saber que nada se interpondría entre ellos hizo que que el beso les hiciera sentir en una nube, sus cuerpos flaqueando liberados de tensiones con sus labios como único elemento sustentante. Sus labios, mojados del sabor salado de las lágrimas, se abrieron, sus lenguas cálidas se encontraron en un leve roce transfiriéndose una placentera corriente eléctrica entre ellas, acariciaron sus labios en un toque suave para luego encontrarse de nuevo, enredándose lentamente, explorando cada milímetro de sus bocas como si fuera un lugar desconocido, entregándose a un juego cada vez más apasionado. Sentían al calor de sus cuerpos, acumulado y por fin liberado de la prisión invisible donde habían tenido que encerrarlo. Se besaban con dolorosa pasión, liberada y fogosa, se mordían ligeramente, la piel de sus cuellos se amorataba en respuesta al desenfreno de sus besos, sus manos escapaban a la razón reconociendo sus cuerpos como si buscaran en ellos algo nuevo que no conocían.
Sin separarse un segundo subieron las escaleras tropezando fundidos en su abrazo de deseo. El aula de Adivinación, escenario habitual de sus encuentros, parecía esperarles con un rayo plateado iluminando el centro de la habitación. El ambiente era cálido y agradable y el aroma usual que otras veces les había parecido empalagoso, ahora les agradaba al transportarles a sus anteriores noches de pasión. Iban dejando un reguero de prendas a sus espaldas hasta llegar frente a la chimenea, ahora apagada.
La piel de Hermione se erizó al contacto de las caricias de Draco. Él la observó, la luz de la luna se reflejaba sobre ella haciéndola brillar, arrancando débiles destellos a su piel como una piedra preciosa. Sonrió. Ella era su joya más precidada. No le importó que Hermione estuviera mucho más delgada que la última vez que la había visto, su cuerpo, antes delgado pero de sensuales curvas, ahora se veía frágil y débil. Pero su tacto era el mismo, suave y aterciopelado, su sabor era el mismo, dulce y húmedo, sus respuestas a sus caricias eran las mismas, susurrantes y placenteras.
Ella abrió los ojos al notar que Draco se alejaba. Fue hasta donde había quedado olvidada su túnica, cerca de la entrada a la habitación, y volvió a agacharse junto a ella con el colgante de plata en la mano. Ambos se sonrieron, no hacía falta que dijeran nada porque habían aprendido a leer en sus ojos, no habían tenido más remedio que aprender el lenguaje de las miradas cuando las palabras estaban atadas por una maldición. Hermione se incorporó sobre sus codos y Draco le colocó de nuevo el colgante, retirándole cuidadosamente el pelo de su cuello. La D y la H engarzadas con serpientes se veían más bonitas si cabía sobre la piel de su escote, que se movía sobre la respiración algo acelerada producto de la excitación.
- ¿Quieres volver a ser mi novia?- preguntó Draco inocentemente.
- Nunca he dejado de serlo.- respondió Hermione rodeándole con sus brazos, atrayéndole hacia ella, notando la calidez de su cuerpo, aparentemente frío, sobre el suyo.
Recorrieron sus cuerpos con besos y caricias, deslizándose sobre perlas de sudor que envolvían sus pieles, surgidas espontáneamente de la condensación de la pasión al ser liberada. Con suaves caricias rozó la reciente cicatriz que Draco guardaba entre sus costillas. La besó y acarició con cuidado, aún estaba reciente, pero estaba cerrada al igual que su pasado. La besó y acarició con un nudo en la garganta por saber que aquel rosado trozo de piel casi se lo arrebata de su lado. Luego, siguió el camino que la llevaría a su antebrazo, besó la Marca, notando un calor psicológico sobre sus labios al hacerlo.
Mucho tiempo había pensado en cómo habría sido su relación con Draco si él hubiera sido un chico normal, pero notando el calor en sus labios al besar la Marca supo que si Draco no hubiera sido como es, no estaría con él. Ella lo amaba tal y como era, un Malfoy, alguien que tras una máscara de poder y altanería escondía la frustración y la debilidad, un Slytherin, un valiente que se había opuesto a todo por ella, un mortífago por obligación, un hijo humillado que había sido capaz de acabar con su padre por defender su amor…Ese era el Draco Malfoy a quien ella amaba, si tan sólo algo de eso hubiera sido cambiado de él, quizás no estaría en ese momento entregándole su cuerpo, enamorada.
Se entregaron a una pasión tierna pero urgente, desenfrenada pero con la calma de disfrutar cada segundo, hasta que cayeron rendidos uno junto al otro, abrazados.
Draco acariciaba el rostro y el pelo de Hermione, mirándola con dulzura. Era lo más bello que le había pasado en su vida. Aquella a quien había odiado durante años yacía junto a él, empapada de deseo desatado, cálida como su corazón, que latía aún acelerado. Ella había hecho que encontrara un rumbo en su vida, descubriera la verdad que tanto tiempo le habían ocultado tras falsos ideales, revelara su verdadera personalidad reprimida. Ella había hecho que se descubriese a si mismo y que descubriese que el amor no entiende de sangre, casas o ideas.
- Siento mucho no haberte contado lo de la poción multijugos.- dijo Hermione, que se sentía un poco arrepentida por ello.
- Shhh, el pasado ya está olvidado, ahora miraremos al futuro.- la acalló Draco posando un dedo sobre sus labios.- Los dos sabemos ya la historia completa y seguimos amándonos igual o más que antes ¿no?
Hermione sonrió. Había cosas de las que le apetecía hablar con Draco, pero también sabía que el momento estaba aún demasiado reciente. Quería saber cómo se sentía después de haber quedado huérfano, qué esperaba de la vida, aunque entendía que no quisiera hablar de ello, él quería mucho a su madre y la había visto morir a manos de su propio padre. Estaba segura de que la incertidumbre sobre el juicio al que iba a tener que ser sometido después de haber asesinado a su padre le mantenía algo inquieto y era normal que quisiera olvidar sus preocupaciones mientras estaba junto a ella.
- Mañana son los Éxtasis ¿no estás nerviosa?- dijo Draco con un tono divertido en la voz.
- Un poco, la verdad. Si me hubieran dicho hace meses que iba a sacrificar la última noche de repaso antes de los Éxtasis por estar aquí contigo, no lo habría creído. Pero los éxamenes son algo pasajero, y se que tu no lo eres.- dijo Hermione besándole de nuevo.
Bueno, espero que os haya gustado. Aquí ya por fin Hermione recupera la memoria gracias a la actuación estelar de Dumbledore en el capítulo anterior. Aunque ya fuera evidente, pero Ron y Harry se disculpan con ella, ya que al final comprendieron que la habían juzgado mal ahora que ya saben que Draco no era tan horrible como ellos pensaban. Y bueno, admito que me gusta mucho la escena donde Draco y Harry hacen las paces "oficialmente". Y el reencuentro de Draco y Hermione XDDDD, me dejé llevar por la ilusión de hacerlos volver a estar juntos y creo que me pasé de romanticona, pero bueno, me gustó como quedó.
Ahora para el próximo pues ya tendremos el final del curso, y el reencuentro años más tarde.
Os cuento que han prohibido ya oficialmente responder reviews ¬¬, la vez anterior probé el método nuevo, pero me gusta más ponerlos aquí (es que soy cotilla y me gusta ver lo que les responden a los demás jejejeje) pero ya no se puede, así que sólo podré responder personalmente a los que me dejaron reviews firmados. Lo siento, de todas formas agradezco muchísimo los reviews que me enviais, pero siendo un poquito Sly y egoísta, no me gustaría que ahora que está acabando el ff con 57 capítulos, me borren la historia por no cumplir las normas.
Así que, muchísimas gracias por sus reviews a: Aleja M, Amsp14, Danybel, Atro, Hermiwg, zephyrpotter, Nulka 90 y Claudia Granger (que me mandó un mensaje privado sobre este ff) ¡Espero que todas las peticiones que me habéis hecho en los reviews se vayan viendo cumplidas!
Nos vemos en el último capítulo T.T snif snif.
