Capítulo 5

Siempre es más fácil que ver hacia atrás

«Mira a tu alrededor…

Percibe los sentimientos que te rozan al pasar…

No pienses en el dolor,

No pienses en el sufrimiento.

Mira hacia delante, sólo hacia delante…

Te puedes lastimar si miras hacia atrás.

Mira al futuro, no recuerdes el pasado,

Que te hizo un día sufrir.

Mira el futuro, no el pasado…

Que te a hecho morir»

"Heridas de antaño"- Ron Weasley.

Túnicas de matrimonio, querida?—preguntó Madame Malkin a la joven que recién había entrado en su tienda, en el Callejón Diagon.

Si, por favor, Madame Malkin…—respondió Hermione, nerviosa.

Ven conmigo, preciosa—le dijo la anciana dueña de la prestigiosa tienda, la condujo hasta un lugar en el fondo de la tienda en donde estaban las túnicas de gala y donde también habían decenas de túnicas blancas, color crema, blanco invierno, perla…

Hermione suspiró fuertemente, no podía creer que estuviera viendo túnicas de novia.

Pruébate todos los que quieras querida, cuando halles el que te guste me llamas y me dices los detalles que hay que arreglarles y la fecha para la que lo quieres.

Bien. Gracias—repuso Hermione, comenzando a ver rápidamente cada uno de los vestidos, cogió después de una media hora unos quince vestidos y túnicas y se los llegó al probador.

Comenzó a probarse las túnicas una a una, fijándose en cada detalle y extasiada, desde pequeña le habían encantado los vestidos de novia y ahora estaba probándoselos!

Estaba tan contenta, tan contenta hasta que…

Señor Weasley, que gusto verlo por aquí, tanto tiempo…!

El corazón de Hermione dio un brinco y se puso a latir furiosamente dentro de su pecho, se sintió desfallecer… Ron? Sería Ron el que estaba ahí?

No, tranquilízate—se dijo, tratando de calmar su respiración—no es el único Weasley que existe, tiene hermanos y…

Quisiera ver unas túnicas para trabajar, unas cinco estarían bien y quiero también unas tres túnicas de gala…

Se percató que los separaba sólo la cortina del probador.

No…—susurró, al escuchar su voz.

Era él.

Cayó sentada sobre la butaca que había en el probador y al sostenerse la cara con las manos notó que corría una lágrima por su mejilla, sintió pasos acercarse y se levantó de golpe.

Señorita Granger, ya escogió uno?—le preguntó Madame Malkin abriendo la cortina.

Y en ese preciso segundo, el miró con sorpresa hacia donde estaba ella.

Fue como si un temblor le recorriera el cuerpo, sintió que las piernas le flaqueaban y que de repente su cuerpo le pesaba demasiado… lo único que pudo sentir antes de caer en el suelo fue un suave olor a café, mientras unos brazos fuertes se cerraban en torno a ella para que no cayera.

• • •

«Deja de pensar en ella»—se rogó así mismo mientras intentaba conciliar el sueño, ya que mañana comenzaría a trabajar en el departamento de Aurors en el Ministerio de la Magia, pero no podía, no podía…

Tendría que haberse ido de ahí en cuanto la había visto, no debió haberse acercado, siquiera, a ella, pero lo había echo. Ella se iba a desmayar y él la tomó antes de que tocara el suelo.

Se frotó los ojos fuertemente con la mano, sentado en su cama, en La Madriguera.

¿Por qué seguía en su mente el recuerdo de la proximidad peligrosa que había sentido durante sólo un par de segundos, pero que habían hecho estragos en él? Por qué seguía pensando y pensando en la persona que le había hecho tanto daño, y a la que tanto, pero tanto había amado…?

Si… la había amado demasiado, le llegaba a doler, era como si el amor le oprimiera cada partícula de su cuerpo… y no podía sacársela de la cabeza, aún cuando creía que la había olvidado para siempre…

La insistencia de su imaginación en soñar una y otra vez con ese beso que nunca sucedió y que siempre anheló…

No podía seguir así, eso era demasiado, demasiado… Ella no lo amaba y se iba a casar… pero eso era lo menos… ella le había roto el corazón y nunca la iba a poder perdonar, jamás, jamás, jamás…

Pero su aroma no desaparecía…

Y el calor que el cuerpo de ella le había transmitido tampoco…

De improviso surgió algo en su cabeza… y si la perdonaba e intentaba impedir que se casara?

Inmediatamente apareció la respuesta en su cabeza, por enésima vez, después de tantos años, la volvió a descubrir… aunque le pesó y dolió igualmente: aunque quisiera e intentara, nunca podría perdonar a Hermione Granger.

• • •

Aparecieron a unos quinientos metros de la casa de Harry, pero no se oía ningún ruido, todo estaba sumido en un silencio expectante y sepulcral.

Tú, y tú—señaló Tonks, levantando una mano al ver que los otros comenzaban a caminar—vayan a ver que es lo que encuentran por allá—señaló hacia el lado más apartado del pueblo, Harry y Colin vienen conmigo.

Avanzaron rápidamente por la calle principal que estaba completamente desierta, mientras avanzaban vieron algunas casas con destrozos y vidrios rotos, además de que todos los jardines de las casas habían sido quemados, finalmente llegaron a la plaza principal, y allí se encontraron con un desagradable espectáculo.

Habían cuerpos inertes tirados en el suelo totalmente devastado, casi todos eran de adultos a quienes Harry conocía, ya que eran sus vecinos, pero habían algunos quienes estaban vestidos con túnicas negras y que llevaban capuchas: eran mortífagos.

Comenzaron, impactados y horrorizados, a inspeccionar los cuerpos por si había la posibilidad de que hubiera alguien vivo, aunque sabían que era improbable.

De repente escucharon un sollozo proveniente de un lugar de la amplia plaza, un sollozo que por alguna razón, a Harry se le hacía extrañamente conocido…

Fue sintiendo un peso y una angustia cada vez más grande por cada paso que lo acercaba a ese sonido, hasta que divisó a una figura de cabello rubio que lloraba amargamente sobre el cuerpo inerte de un… mortífago?

Luna?—preguntó Harry, corriendo hacia ella y abrazándola fuertemente—pero Luna… que haces aquí… en este momento…

Yo… vine a verte por lo de la entrevista—sollozó Luna Lovegood—, pero… Oh, Dios!… Mortífagos, Harry, MORTÍFAGOS!

Harry le limpió las lágrimas con suavidad, si… sabía que era lo que estaba sintiendo Luna porque él estaba experimentando lo mismo. Había pasado ocho años desde que por fin habían podido vivir en paz gracias a la desaparición definitiva de Voldemort y sus seguidores. Y volver a sentir el miedo de ataques repentinos y asesinatos por doquier como en la época de la 2ª Guerra era inquietante… y para los que habían sufrido, como ellos, las constantes luchas y persecuciones y pérdidas… era terrible.

Tranquila Luna—le susurró Harry—Tranquila, todo pasó…

No, esto está comenzando de nuevo, Harry—le dijo Luna—otra vez…

Pero no siguió escuchando.

De pronto vio, por un reflejo de luz, la cara del «mortífago» sobre el cual Luna había estado llorando…

Y no pudo creer lo que sus ojos veían.

Tenía el rostro demacrado, el cabello descuidado y largo, inmensas ojeras, los ojos hundidos y la cara pálida y delgada como una calavera…

Pero lo reconoció al instante.

Era Neville.

Y estaba muerto…

Murió para salvarme…—sollozó su amiga, a su lado, mientras Harry la abrazaba con fuerza, conmocionado—MURIÓ SALVÁNDOME LA VIDA!

• • •

Qué te ocurre?—preguntó Ginny, mirando extrañada a Draco, que estaba rojo y tenía la respiración agitada, como si hubiese corrido mucho y parecía preocupado o consternado por algo.

Eh? N-no nada, Ginny—respondió alterado, Draco—por qué lo preguntas? Qué, tengo cara de haber echo algo, eh?

Ginny levantó una ceja.

Bueno, lo siento por preocuparme por ti, tonto!—exclamó Ginny, sorprendida—a la otra no pregunto, no te preocupes!

Le dio la espalda, indignadísima y fue hacia su bolso, para salir.

Hey, hey!—exclamó Draco, avergonzado por su reacción—yo… no quise ser pesado… lo siento, me perdonas?—puso la cara más inocente y preocupada del mundo.

La chica no pudo evitar reírse.

Está bien, tontito—le dijo dándole un beso en los labios—pero no tienes que ser tan antipático, si?

Juro solemnemente que yo, Draco Malfoy, no volveré a ser «antipático» con mi linda chica nunca más en mí, espero, larga vida junto a ella—recitó Draco con una mano en el corazón.

Ya, estás perdonado… ah! Mejor no, todavía tienes que hacer mérito—le dijo Ginny, cruzándose de brazos—.Tienes que hacer algo para que pueda perdonarte.

Draco la miró, frunciendo el ceño.

Está bien, quieres tomarte un helado en Hogsmeade?—le preguntó el chico de ojos grises yendo hacia su monedero para salir.

Hogsmeade! Oh, Draco…—la chica saltó de alegría y lo abrazó fuertemente, agradecida, luego le dio un tierno beso—, como me puedes hacer tan feliz?

No sé—repuso Draco, negando con la cabeza y riéndose, mientras Ginny cogía los polvos Flu.

La chica se iba a meter en la chimenea cuando, de repente, entró una lechuza por la ventana.

Draco la tomó.

Es para ti—le dijo Draco, pasándole una carta.

Para mí?—se extrañó Ginny, tomando la carta, la abrió y leyó rápidamente, cuando acabó de leerla, ésta se le cayó involuntariamente de las manos.

Ocurre algo?—preguntó el joven preocupado, cogiendo la carta, pero no fue necesario leerla.

Neville…—dijo Ginny con dificultad, y sintiendo que los ojos se le llenaban de lágrimas, Draco no cambió su expresión, pero trago saliva y endureció un poco sus facciones—…Neville ha muerto…

• • •

Perdóname, Neville…—susurró Hermione, secándose las lágrimas que recorrían su rostro y depositando una sola rosa de color blanco en el túmulo en donde estaba su amigo muerto—…yo nunca hubiese querido que esto… que esto ocurriera…

Dejó de intentar retener el llanto, prefirió expulsar y demostrar ahora su dolor ante la tumba de su antiguo amigo que después andar llorando por cualquier sitio. Por su cabeza pasaban tantos recuerdos y momentos de su antigua vida, tantas ilusiones que no había podido cumplir… rió al recordar La Plataforma Élfica de Defensa de los Derechos Obreros o PEDDO, como todos siempre le habían dicho. Había querido continuar con su "campaña" luego de salir de Hogwarts, pero cuando había decidido cambiar totalmente para olvidar y dejar cualquier rastro de su antigua vida atrás, las fuerzas para luchar por su ideología no le habían alcanzado…

Y tú siempre me apoyaste…—masculló lentamente y en voz casi inaudible hacia el epitafio que rezaba «sólo se ve con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos»… Esa frase siempre le había encantado a Neville…

Y ya nunca más la volvería a pronunciar…

¿Por qué las personas se iban de la vida de uno y, aunque sin querer, nos dejaban un vacío tan grande que a veces era imposible llenar?

El cielo estaba emitiendo sus últimos rayos luminosos, sanguinolentos… el cielo se había tornado de muchos colores y el sol se estaba escondiendo cada vez más en el horizonte…

Y de repente se acordó.

«Destruir la amist…» Eso le había dicho su amigo, sin terminar la frase cuando hace unos días se habían visto.

Miró desfallecida hacia la nada, ahora jamás sabría que había querido decir, no tenía ninguna prueba de que lo que pensaba que significaba, si estaba bien o no…

Se levanto al mismo tiempo que la luna reemplazaba al sol en la oscuridad de la noche, se secó la cara y trató de refugiarse en sus brazos del frío que hacía, respiró lentamente el aire puro que se sentía y comenzó a alejarse del lugar… sin percatarse de que a lo lejos… alguien la observaba.

• • •

Te veo de lejos, y trato de contenerme de hacer dos cosas: insultarte y dañarte hasta desfallecer… o ir hacia ti y reconfortarte cálidamente, como hace seis años lo habría hecho, sin dudar ni siquiera una fracción de segundo.

Veo que tu mirada no es la misma que yo conocí, no sé si sufres por nuestro compañero caído o por otro motivo desconocido para mí. El brillo de tus ojos no se ve, pero creo ver una chispa que antes aparecía cada vez que descubrías algo.

Sonrío.

Todavía creo saber que es lo que te ocurre con tan sólo verte, pero no es posible… por que nunca te conocí de verdad.

Comenzó a ir hacia la tumba de su ex-compañero, todavía no podía creer que Neville, sobre todo él, hubiese sido un asqueroso y vil mortífago… ¿Cómo podía haber cambiado tanto? Bueno… aunque los últimos momentos de su vida los había ocupado para hacer un acto noble… salvarle la vida a Luna…

Hiciste algo muy noble y valiente, Neville—masculló Ron Weasley, mientras dejaba una rosa blanca junto a muchas otras que estaban puestas en la tumba—muy noble…

• • •

Hay una buena noticia—comunicó Tonks a Harry, al ver el estado de ánimo del mejor auror del Departamento.

Harry la miró con desesperanza.

Puede haber una buena noticia en este momento?—preguntó, incrédulo.

Tonks le dio unas palmaditas en la espalda.

Vamos, Harry, arriba el ánimo—dijo Tonks, forzando una sonrisa—, hoy llegan algunos de los refuerzos que pedimos…—a Harry se le encogió el estómago—… y a que no adivinas quien volverá…?

Harry prefirió no responder.

No se te ocurre?—preguntó la metamorfomaga—… volverá para ser el nuevo encargado de departamento… Kingsley Shacklebolt!

Harry se sobresaltó.

Kingsley?—preguntó, sorprendido—aceptó volver de Egipto?

Si, al final aceptó—dijo Nymphadora, exultante—. Oh, se me olvidaba… tengo que ir a avisarle a Remus, estará contento de que Kingsley vuelva…

Mándale saludos—le dijo Harry, antes de que la auror saliera por el ascensor.

Se quedó un par de segundos viendo como el ascensor subía lentamente, hasta que un ruido lo sacó de su ensimismamiento y se fue a su "oficina".

En ella había un escritorio más, que iba a ocupar el nuevo auror que llegaría ese día, de repente reparó en un nuevo póster de los Chudley Cannons que habían pegado en una de las paredes, sintió unos pasos que se acercaban.

Colin, tu pegaste este póster…?—preguntó Harry, dándose vuelta.

Pero no era Colin,

Era un hombre pelirrojo que había entrado al despacho.

Tú eres el nuevo auror?—preguntó Harry, yendo hacia él, sonriendo. Había algo que le sonaba de él…—mucho gusto en conocerte, yo soy Harry…

El hombre se alejó bruscamente de él, mirándolo con horror, entonces Harry se dio cuenta de quien era… Cómo no lo había reconocido?

Tú…—dijeron los dos al unísono.

• • •

Vamos, Ginny—intentó animarla su novio—todos en algún momento tenemos que irnos… es la ley de la vida…

Tenía 25 años, Draco—susurró Ginny—tenía toda una vida por delante y la desperdició de una manera asquerosa… Tú no puedes comprender… No puedes entender…

Qué es lo que no puedo entender?—preguntó el rubio—soy como tú, tengo sentimientos…

No se trata de eso—le espetó la chica—se trata de entender el contexto de su muerte… No te das cuenta acaso de que fue en un ataque de mortífagos? Es como si toda la época de persecuciones, inseguridad… pérdidas y sufrimientos volviera…

Draco Malfoy la miró con rencor.

Oh, si—exclamó sarcásticamente—me olvido de que en ese momento estabas coladita por San Potter, y yo era el asesino depravado del colegio… no es necesario de que me lo recuerdes a cada momento, sabes?

No digas tonteras—repuso Ginny.

Pero es que es cierto, Ginny! A cada momento las personas me recuerdan que mi padre y mi madre eran mortífagos y que yo era un maldito engreído malvado! Y tu ahora haces lo mismo… no has pensado en que yo también me siento mal por la forma en que estás hablando? Tu no entiendes nada, Ginny, nada…

Hizo un ademán de irse, pero Ginny lo detuvo.

Entonces haz que te pueda entender—le dijo—nunca hablas de tus sentimientos, y a pesar de que llevamos siete años juntos, a veces no sé que es lo que te ocurre!

Quieres que te hable en verdad de lo que siento?—le preguntó Draco—lo quieres en verdad?

Si—respondió Ginny—, necesito que lo hagas…

Draco se volvió a sentar y Ginny hizo lo mismo.

Bueno…—comenzó el chico de ojos grises—siento que nadie me entiende, yo quería… amaba mucho a mis padres, a pesar de lo que eran, y por eso quería ser como ellos, pero cuando te conocí a ti… todo cambió Ginny, pero, a pesar de eso, nadie más aparte de ti creyó en ese cambio, todos me miran como el hijo de uno de los mortífagos más terribles que han existido, y también como si siguiera siéndolo, pero no es así… Y tú, que eres lo único que tengo ahora, me haces recordar constantemente que es lo que fui, pero es lo que más quiero olvidar y dejar atrás…

Draco tenía una expresión mezcla de resentimiento y desesperación, Ginny nunca lo había visto así, tan vulnerable…

Yo nunca quise ser malo en realidad—prosiguió Draco—, siempre quise cambiar, nunca desee ser lo que soy…

Lo que fuiste, Draco, lo que fuiste—lo interrumpió Ginny—ya no eres como antes…

Draco la miró clavando sus ojos grises en los de ella, parecía cansado y triste.

Si, tienes razón—reconoció, después de unos segundos—lo que fui, Ginny… lo que fui…