El séptimo capítulo es el más corto de todos. Es más bien de transición hacia uno que parece que tendrá mayor relevancia dentro de la historia. Espero que les guste.
Ah! Por supuesto!
Saludos a mis reviewers!
Herms Weasley: El reencuentro de ese trío se viene luego, pero sucede algo inesperado para todos. La verdad es que estarán dispuestos a muchas cosas... Pueden ocurrir varias reacciones que confundan a todos. Espero que sigas leyendo!
Anaelisa: Ojalá sigas leyendo y próximamente me puedas escribir un reviewmás largo'. Ojalá sigas leyendo y que te siga gustando.
Celia: Ojalá sigas leyendo y que te guste... Gracias por leer!
Ya saben... que esto no es mío y bla, bla, bla...
CAPÍTULO 7
Corazón, no temas
«Hoy, después de tantos años…
Hoy, luego de tantos engaños…
El alma se comprime de dolor…
El corazón, a la vez, de felicidad.
Verte nuevamente, tal vez, sea un error…
Sentirte nuevamente tal vez sea mi salvación.
Pero, Corazón, no temas más…
Deja sólo al destino que vuele en libertad»
"Cuando te vea"- Ginny Weasley
—Qué hago, qué hago…—murmuraba Hermione, intranquila, paseándose por su habitación.
Hacía una semana había recibido la carta de su amigo muerto, y desde ese día estaba intranquila, de repente le entraban risitas nerviosas o lloraba sin razón aparente, estaba sumida en algo que no sabía describir.
Es que algo le decía que esa había sido una señal.
Una señal para volver a luchar.
Durante esos seis años se había limitado a ser la novia del famoso buscador Viktor Krum… Había abandonado su carrera y desde hacia años que no hacía nada. Extrañaba tener una vida ajetreada, viviendo con constantes sorpresas y risas…
Ahora tenía la oportunidad de pelear, luchar por algo, por su amistad.
Pero no sabía que hacer, por donde empezar.
Luego de siete años de ocio, ahora repentinamente tenía que encontrar solución a ese problema, y uno muy difícil (por no decir imposible) de resolver.
Además, en dos semanas se casaría con la persona a quien quería.
—Piensa…—se dijo a sí misma. Ella, Hermione Granger, la sabelotodo… ahora no encontraba la respuesta de una pregunta simple, eso había que verlo—piensa…
Tenía que verlos a los dos, tenía que hablar con ellos… con Harry sería más fácil, él por lo menos la escucharía.
El que la preocupaba era Ron, él siempre tan cabezota… sabía que la odiaba con toda su alma… «Pero ese día en lo de Madame Malkin él te sujetó en sus brazos para que no cayeras…, recordó. A pesar de todo sería casi imposible hablar con él… tenía que buscar un lugar en dónde no la pudiera evadir…
—Bingo!—exclamó Hermione, de repente.
La respuesta era sencilla.
En una semana sería la fiesta de Halloween, la fiesta a la que estaban invitados los antiguos alumnos…
Había pensado no ir, pero ahora, al parecer, tendría que hacerlo.
De pronto, sintió que una ola de felicidad la inundaba.
Si…
Ella se aseguraría de que ella, Ron y Harry volvieran a ser tan amigos como siempre habían sido.
Sólo esperaba lograr su objetivo…
Más que mal, como Dumbledore una vez le había dicho, siempre había que darse una segunda oportunidad.
• • •
—Si, si!—le espetó Ginny, exasperada. Nunca había tenido un paciente tan "enfermante" como su hermano—, que te puedes ir, que te puedes ir!
Ron Weasley le sonrió desde su camilla, se levantó y se puso la túnica.
—Ya me voy—dijo, burlón—este hospital es espantoso, nunca más lo pisaré en mi vida!
Ginny lo observó críticamente, hacía seis años no veía a su hermano, ya que él se había ido a Italia de repente, sin avisar a nadie. Estaba contenta de verlo, aunque la situación no había sido la mejor. No se veía mal, en realidad estaba tal cual como lo recordaba: las mismas pecas, la misma mancha en la nariz, la misma sonrisa… pero algo raro en el fondo de sus ojos indicaba (para el que lo conociera bien) que no todo andaba de lo mejor.
De repente recordó la carta que el otro día había encontrado, si pudiera preguntarle a su hermano sobre ella… se moría por hacerlo! pero no podía.
—Bueno, de verdad espero que no vuelvas aquí si no es sólo para verme—dijo Ginny, asumiendo ahora su papel de medimaga—. Lo de ahora fue algo muy pasajero, pero podría haber sido algo más grave. Ron… sabes? No entiendo. Qué ocurrió? Ustedes eran tan amigos… cómo fue que todo acabó mal? Cómo pudieron arruinarse tan buenas amistades?
—No quiero hablar de eso, Ginny, por favor…
Ron cerró los ojos recordando las imágenes que había visto aquel día… porqué había ocurrido aquello? cuando los volvió a abrir, Ginny se dio cuenta de que su mirada se había vuelto fría y dura.
—Me voy, hermanita, cuídate.
El pelirrojo tomó su varita y al pasar por al lado de su hermana, para ir a la puerta, le dio un beso en la frente.
Avanzó a paso rápido por los asépticos pasillos de San Mungo, cuando de repente algo innato en él hizo que se detuviera y mirara por una ventana cercana.
Ahí lo vio.
Harry Potter se encontraba sobre una camilla, inconsciente y lleno de tubos y mangueras. Al parecer, el "duelo" que habían tenido lo había afectado más a él.
Recordó tantos episodios similares a ese… tantas veces observando a su amigo en la enfermería, preocupado, tranquilizando a Hermione y consolando a Ginny, quienes se ponían muy nerviosas…
Apartó la vista.
Al segundo siguiente su mente ya había encontrado otra cosa en que pensar, tenía que ir a buscar a Parvati al aeropuerto, y luego ir a hablar con Tonks y Kingsley por lo sucedido.
Pero, a pesar de todo, todavía pensaba y pensaba distraídamente en las palabras dichas por su hermana… «Cómo fue que todo acabó mal?… Cómo fue que se arruinaron tan buenas amistades?»
• • •
Se hallaba en un lugar que no conocía, estaba oscuro, muy oscuro y estaba frío… tan frío…
Se sentía muy intranquilo en aquel lugar, caminaba sin saber a donde iba y a tientas, con las manos extendidas delante de él, como si estuviera ciego.
Con cada paso que daba sentía una opresión fuerte en el pecho, le daba la impresión de que estaba a punto de conseguir algo que necesitaba y quería hace mucho tiempo. Iba a obtener algo que anhelaba, algo que quería con todo su corazón, alma, cuerpo…
Pero no sabía que era.
De repente, a lo lejos, se divisaban algunas luces de llamas danceantes. Al parecer eran antorchas. Antorchas, que por lo que había tanteado, alumbraban escasamente un angosto pasillo.
Avanzó como pudo hacia las luces y se detuvo al escuchar voces y gritos, unos hombres se reían y una voz de una mujer que extrañamente le sonaba, gritaba con diversión. Mientras, de fondo, se oían los gritos desgarrados de un hombre.
Sintió un extraño escalofrío.
Avanzó más ligeramente, tratando de llegar al sitio de donde provenían los gritos de ese hombre, tenía que ayudarlo, tenía que salvarlo…
Y de repente un frío espeluznante lo invadió.
Una risa fría, cruel… se escuchó, llenándolo todo, haciendo que algo gélido le recorriera por la espalda y que su cuerpo comenzara a temblar incontrolablemente.
De pronto cerró los ojos y los gritos se dejaron de oír.
Ahora sólo veía un cuarto blanco, con varios tubos y mangueras a su alrededor.
—Hola, Harry—lo saludó la voz de Luna—me enteré de que estabas aquí y vine a verte… estabas soñando algo? Te movías mucho…
—Con él, Luna—susurró Harry, mirándola asustado como no lo estaba hace tiempo—soñé con él… con… Lord Voldemort.
• • •
Hoy vería a Harry.
Hace una semana lo había visto cuando salió de San Mungo, había querido ir a verlo y preguntarle sobre esa carta, pero decidió no hacerlo, porque su sistema nervioso todavía no estaba de lo mejor… aún así le daba la impresión de que se moriría de ansiedad si no lo hacía pronto…
Pero… que pasaría cuando obtuviera la respuesta?
Le diría algo que no esperaba, o simplemente se burlaría de ella, diciendo que eso él nunca lo había escrito?
No lo sabía… pero había que arriesgarse.
Qué pasaría con Draco, su novio?
Por qué él tenía esa carta, fuera cual fuera la razón?
Esa semana había visto muy poco a Draco, había trabajado muchísimo, con suerte había logrado que le dejaran ir a la fiesta de ex-alumnos de Hogwarts. Por esa razón, tampoco había podido decirle nada a él.
Por qué era todo tan complicado?
Si tan sólo ella y todas las personas a quien quería hubiesen podido tener una vida normal… aunque hubiese sido muy aburrido, por lo menos ahora tal vez podrían ser todos felices.
Sacó esos pensamientos de su cabeza, no era su afán andar lamentándose por los rincones, así que centró sus pensamientos en como podría hablar con el chico de cabellos de ébano sin que Draco se molestara y sin que Cho se diera cuenta. También tendría que juntar mucho valor para poder mirar a los ojos a Harry. Si tan solo alguien pudiera ayudarla… Luna no podía, ya que tenía que ser alguien que lo conociera bien, Ron nunca la ayudaría, pero… tal vez… No sabía si ella iría…
Pero ella podría ayudarla.
Habían sido muy amigas, sin embargo no sabía si Hermione Granger estaría dispuesta a auxiliarle.
Comenzó a trazar algo así como un plan mientras sacaba su túnica de gala y se arreglaba para el baile.
Cuando ya estuvo lista, salió de la casa y se dispuso a aparecerse en Hogsmeade, donde habían quedado de encontrarse con Draco para llegar al castillo.
Antes de desaparecer observó el cielo brillante de estrellas por un momento.
Cuando apareció cerca de Honeydukes, recordó una frase que hace tiempo había escuchado… «Esta noche, Marte está brillante »…
Bueno, así concluye el saéptimo cap de mi historia...
Besos y esperanzas a todos!
Morgan... o como quieran llamarme.
