Capítulo 9
Consecuencias de un Marte brillante
«Ya había oscurecido.
Los campos estaban calmos,
La paz se cernía sobre el lugar…
Pero ese día Marte brillaba,
Lo que un mal presagio avecinaba.
El mal llegaría a ese lugar,
Nadie sabía si para bien o mal.
Porque ninguno conoce consecuencias y designios…
Que el destino puede traer consigo»
"De planetas y destinos"- Lady Morgan Riddle
—Por la eternidad…—volvió a decir Hermione, impresionada.
Había buscado a Harry y Ron por largo tiempo, luego se había ido a bailar, pensando en que tal vez no habían ido y… los tres se habían tropezado, sin querer…
—Yo…—comenzó Ron, con la voz ahogada… estaba temblando, la voz no le salía… estaban ahí… los dos mejores amigos que nunca había tenido… como había podido ocurrir algo así? Era una coincidencia gigantesca…
Harry los observó a ambos, a Ron lo había visto el otro día, cuando se habían batido a duelo y había ocurrido esa especie de "Prior incantato", ahí sólo había podido ver en sus ojos un odio inmenso, pero ahora sólo veía tristeza, al igual que Hermione, aunque ésta parecía querer decir algo y no le salía la voz.
Los tres parecían clavados en el suelo, sin poder moverse… sin poder decir nada… Cada uno lo único que quería era huir, pero no podían… sus músculos no respondían…
De repente, al mismo tiempo, los tres sintieron que sus músculos aflojaban y respondían, Harry y Ron se voltearon rápidamente, intentando escapar, pero Hermione los agarró de los brazos, obligándolos a mirarla y quedarse.
—Por favor, no se vayan—dijo, Hermione, desesperada—tengo que decirles algo muy importante…
Ron se volteó con furia.
—Yo no tengo que escuchar nada de lo que tú me digas—le espetó, zafándose de las manos de ella.
—Por favor, Ron—suplicó Hermione, con los ojos llenos de lágrimas—escúchame, es algo muy importante… tengo que explicarles que fue lo que ocurrió hace seis años…
—EXPLICAR QUÉ!—gritó el pelirrojo, saliéndose de control—, EXPLICAR QUE MINTIERON DURANTE SIETE AÑOS, ESO? NO, NO NECESITO QUE NI TÚ NI ÉL—señaló a Harry—ME EXPLIQUEN ESO!
Harry miró la pelea de ambos con angustia, sentía que tenía que escuchar a Hermione, pero no podía, no podía… Se volteó e intentó escapar hacia los jardines, avanzó rápidamente entre la multitud y llegó hasta la puerta del Gran Comedor, estaba saliendo cuando, repentinamente, un ruido ensordecedor con un resplandor cegador de luz se escucharon en el techo del Gran Salón.
Y un dolor que hacía años no sentía en un sector de su frente le nubló la vista por unos segundos.
Se volteó, intentando ver que era lo que había ocurrido y lo que vio lo dejó con la boca abierta.
La marca tenebrosa se alzaba ante todas las personas.
De un segundo a otro se armó un pandemonium total. Todos comenzaron a gritar y a correr en todas direcciones, intentando huir a donde fuera.
Harry sintió que los músculos no le respondían, estaba clavado en el piso y no podía apartar la vista de la clavera verde…
—Qué haces ahí parado, corre!—le gritó Cho, desesperada e intentando apartar a las personas que se interponían en el camino.
Harry se dejó llevar por su novia como ido, no entendía… hace una semana había soñado con Voldemort, y ahora esto… qué significaba? Se suponía que él había muerto…
Intentaron avanzar hasta las puertas del Vestíbulo, que estaban cerradas, llegó hacia delante con esfuerzo y cuando se abría paso hacia delante…
BUM!
Las puertas del comedor se abrieron de par en par y ante todos apareció una figura alta y cubierta con una túnica negra.
Las personas observaron, anonadadas y terriblemente aterrorizadas al ser que caminaba lentamente hacia ellos con lo que parecía un ejército detrás de él, no se escuchaba nada más que el eco de los pasos del encapuchado.
Harry sintió que su vieja cicatriz comenzaba a arder y cayó de rodillas tomándose la cabeza, hasta que sintió que unos brazos se cerraban cálidamente alrededor de él.
—No… no es… dime que no es él…—susurró aterrorizada, la voz Hermione, mientras lo abrazaba con fuerza. Harry pudo ver un segundo su cara y vio que dos lágrimas corrían por su cara. Ya no podía aguantar el dolor…
—No me van a recibir?—dijo el encapuchado, con una voz desagradablemente burlona—. He esperado tanto tiempo… y ustedes me reciben así?
Siguió caminando, observando con deleite a su alrededor, y mientras avanzaba las personas se quitaban rápidamente de su camino. Algunos intentaron huir, pero se dieron cuenta de que todo estaba sellado: estaban atrapados.
—Buenas noches, Potter—susurró la figura, de pie ante el hombre de cabellos azabaches que estaba arrodillado ante él, tomándose la cabeza con fuerza, tratando de no oír la voz de ese ser—. No vas a saludar… a… Lord Voldemort?
Se bajó lentamente la capucha, mientras gritos de horror se escuchaban en el comedor y la desesperación se esparcía como el fuego entre todos los presentes.
—Levántate!—ordenó.
Hermione lo miró con odio.
—Él no tiene por qué obedecer tus malditas órdenes!—gritó.
—Nadie pidió tu opinión, sangre-sucia—escupió Voldemort, tomándola por el cuello y levantándola—, así que no vuelvas a abrir tu maldita boca!
La arrojó con violencia al suelo.
Harry observó con furia como Hermione había sido lastimada y sintió como la rabia le daba las fuerzas para levantarse, algo tembloroso. Cuando estuvo de pie, irguió la cabeza y miró a los ojos a ser que más odiaba.
—Vete de aquí, basura humana—susurró.
—Si… me iré, Potter—repuso Voldemort, con malicia—, no quiero apresurar las cosas… aún tengo mucho tiempo para acabarte—. Lanzó una carcajada escalofriantemente fría—. La verdad es que vine a traer una basura molesta de la que quiero deshacerme—dijo con maldad—, Bella, por favor, si eres tan amable…
Una de las figuras encapuchadas se adelantó con un hombre que estaba envuelto en una capa inmunda y raída, él no se podía mantener en pie sólo, así que lo llevaban entre Bellatrix y otro mortífago.
Arrojaron al hombre ante los pies de Voldemort, y éste hizo un movimiento de su varita para mantenerlo de pie.
Tenía el cabello largo, un poco más debajo de los codos y estaba todo sucio y enmarañado, la piel se apegaba a los huesos de la cara y las manos parecían garras, los ojos estaban desorbitados y vacíos y tenía una barba que le cubría la mayor parte de la cara. Era probable que estuviera desnutrido, ya que la túnica le quedaba excesivamente suelta, a pesar de ser una talla normal.
De pronto una figura pelirroja avanzó hacia el hombre. Ginny Weasley levantó la vista y lo miró con una cara de consternación total.
—Oh, mi Dios!—exclamó Luna, cerca de él, al advertir la mirada de Ginny.
Harry no entendía el porque de esos atisbos de comprensión repentina.
Inesperadamente, los ojos del hombre comenzaron a parpadear levemente, hasta que abrió los ojos completamente y miró directamente a Harry.
Y entonces lo supo.
Ron lanzó un sonido ahogado y Hermione se acercó con dificultad a él, sin poder creer lo que veía.
No pudo creer que no lo hubiera reconocido, no pudo creer que la sensación de extraña felicidad y rabia que había sentido durante la última semana fuera por ese motivo, se maldijo mil veces por no haberle hecho caso al sentimiento más escondido que había en su corazón…
—Si-sir-sirius?—preguntó tembloroso, Harry, yendo hacia él.
El hombre intentó decir algo, pero no pudo. Las fuerzas le flaquearon y se desplomó sobre el ojiverde.
—Ah, espero que disfruten su estancia aquí, Feliz aniversario—dijo Voldemort, y antes de que alguien pudiera hacer algo, desapareció junto a todos sus seguidores.
Harry observó sin poder creer al hombre que tenía en sus brazos. Cayó de rodillas, incapaz de sostener su propio cuerpo y sintió que todo le daba vueltas…
Era él…
Era… Sirius.
• • •
Nueve años.
Fueron nueve años…
No comprendía como había podido soportar en las manos de los mortífagos… nueve años de torturas… nueve años de constante sufrimiento… como alguien podía resistir tanto?
Todavía nadie podía asimilar la noticia… era demasiado desconcertante, demasiado increíble…
Él había dicho que estaba vivo, y todos le habían dicho que no podía ser, que estaba muerto, que aunque fuera duro tenía que aceptarlo… Pero Harry había tenido razón.
Miró al chico de cabello azabache y notó como los ojos se le llenaban de lágrimas. Estaba inconsciente todavía… la impresión y la convalecencia del duelo que había tenido habían hecho mella en él. Se notaba tan cansado… tenía que estarlo. Nadie en su lugar habría podido soportar todo lo que él había soportado durante veinticinco años, nadie… sólo él.
Y más encima él había vuelto.
Todavía recordaba sus ojos, rojos, abiertos, furiosos…
Trató de desvanecer esa imagen de su cabeza…
Ella se había quedado ahí para ayudar como podía a Madame Pomfrey y los profesores, ya que una gran cantidad de las personas que había ido al baile habían quedado inconscientes y shockeados, al igual que algunos profesores, y habían tenido que ayudar como voluntarios para cuidar a los enfermos y suplir las clases de los profesores que habían caído, como la profesora McGonagall, Hooch, Sinistra y un profesor llamado Connoly.
Habían pasado dos días, y, a pesar de las cosas desagradables, había aprovechado esos dos días para conversar con su amigo Hagrid, ponerse al día con Ginny y Luna, que se habían quedado cooperando también y recorrer el castillo y sus alrededores.
Se había topado una sola vez con Ron, ya que él había sido designado por Kingsley para vigilar el castillo, para evitar más intrusiones.
Ella y Viktor habían decidido aplazar el matrimonio, ya que habían llegado al común acuerdo que definitivamente, él domingo que se aproximaba, no era la mejor fecha.
Habían pasado muchas cosas la última semana, que parecía como si estuviera de vuelta al colegio y a las aventuras de antaño, se sentía energizada, con fuerzas para afrontar cosas nuevas… pero… tenía miedo.
Mucho miedo y tristeza.
Miedo por la marca tenebrosa que había aparecido, miedo por las palabras escritas en las puertas del castillo, miedo… porque en el fondo de su ser sabía que se acercaba una nueva era de desgracias y cosas horribles… Y tristeza… tristeza por ver a Sirius debatiéndose entre la vida y la muerte después de nueve años de suplicios… nueve años de estar condenado en un infierno absoluto…
Las personas estaban preparándose inconscientemente para algo que sabían que vendría muy luego, esa señal en el baile y su presencia… las noticias se habían extendido a la velocidad del rayo por la comunidad mágica. Él estaba de vuelta, nadie sabía como, nadie sabía el porqué, nadie sabía cuando esto se había producido…
Pero lo sabían…
Sabían que Lord Voldemort había regresado.
• • •
—Cómo están papá y mamá?—preguntó Ginny, preocupada.
—Están consternados—respondió Ron, que estaba más pálido y demacrado que nunca, al parecer, la última semana no había sido la mejor para él—. Están muy asustados desde que se enteraron de lo ocurrido, no pueden creer todavía que Sirius esté vivo. La verdad es que yo también tengo mucho miedo…—a Ron se le llenaron los ojos de lágrimas, pero intentó disimular ante su hermana mirando el cielo nublado—. Oh, Ginny… cómo ha podido pasar? Cómo ha podido volver nuevamente…?
Ginny lo interrumpió abrazándolo confortantemente, ella también tenía miedo, mucho miedo… su familia estaba en peligro…
—Ron—dijo, luego de un rato—, lo venceremos nuevamente, aunque cueste, lo sabes…
—Lo sé… Lo sé!—Gritó, desesperado—pero… y si después vuelve una vez más? Estoy harto de guerras, de muertes, de la incertidumbre…
Su hermana intentó endurecer su rostro y parecer tranquila, pero no pudo…
En un momento sintió que algo se quebraba dentro de ella, y comenzó a llorar amargamente… seis años de falsa paz para que ahora él volviera, sin saber como, y destruyera toda la felicidad, toda la esperanza recuperada luego que Harry lo hiciera desaparecer…
Sentía tanta rabia contra ese ser que le arrebataba todo lo que ella quería y tenía, sentía tanta impotencia al saber que ella no podía hacer nada mientras él reaparecía y volvía a una época de oscuridad y miedo…
Habían pasado dos días desde que apareciera la marca tenebrosa en los terrenos de Hogwarts. DOS DÍAS. Y por todo el país había habido una ola de asesinatos y desapariciones… en tan sólo dos días…
—Vamos, no llores, pequeñita—intentó ahora animarla Ron—tenemos que tener fé, tenemos que guardar las esperanzas y no desesperarnos… Tú tienes a tu familia, a tu…—le costó decirlo, pero al final lo hizo—a tu… novio y a tus amigos, que te quieren mucho…
—No, Ron—negó Ginny, rotundamente—. Mi novio ya no está conmigo, mis amigos—al decir esto lo miró profundamente a los ojos—, que aparte de Luna, también eran Harry, Hermione y Neville, los perdí, a dos de ellos, por una estúpida pelea que no entiendo y, al otro, por convertirse en un mortífago… y mi familia… mi familia es un apoyo… pero… no puedo Ron, ya no puedo más…
• • •
Todo estaba muy tranquilo.
Blanco… todo puro, todo en paz…
Paz. Una palabra casi desconocida para él.
Era muy agradable… las ocasiones en que se había sentido así se podían contar con los dedos de una mano… habían sido muy pocas…
No sabía que era aquello, esa estancia blanca… en la que había solo un piso(o algo parecido a eso) que tenía una sustancia neblinosa que parecía la sustancia de una nube… Era un camino interminable, nunca veía el fin…
Pero no había caminado mucho, porque no le interesaba saber que mas había… lo único que veía más allá era un resplandor de luz cegadora, nada más.
De vez en cuando, podía ver imágenes. Imágenes que mostraban a distintas personas hablándole, pero todas en un mismo lugar, un lugar que parecía ser una enfermería, una enfermería que reconocía.
Esas imágenes, por alguna extraña razón, hacía que sintiera impulsos de ir a ese resplandor de luz… pero sólo por momentos, ya que rápidamente sentía la paz del lugar… y esa paz hacía que olvidara todo lo demás.
En esas imágenes había visto a varias personas… algunas como Remus, Dumbledore, la señora y el señor Weasley, Tonks, Kingsley, Cho, Luna y Colin que habían ido a verlo y le decían— ya que por alguna razón, escuchaba todo lo que le decían—que tuviera fuerzas y que se recuperara pronto. Pero también habían ido otras personas, que parecían ir a escondidas o con miedo, como Hermione, Ron y Ginny.
Se habían sorprendido al ver a Ron y Hermione, Ron no le había dicho absolutamente nada, pero Hermione le había dicho algo acerca de un plan, que tenía que volver pronto porque tenía que contarle algo muy importante…
Qué sería?
No tenía idea…
En ese mismo momento apareció una imagen ante él… pero no era como las demás. La veía alejándose por el camino que llevaba al rayo de luz, y en ella, era él el que observaba a otra persona… un hombre… su padrino, Sirius…
Era Sirius… tenía que ir junto a él… tenía que ayudarlo, porque estaba en peligro, estaba a punto de morir…
De repente apareció la imagen de Ginny tomándole una mano…
Sintió el contacto de su piel con la de él y percibió como aquel simple gesto lo empujaba hacia algo…
De un momento a otro, sintió que un calor y un resplandor cegador lo envolvían…
• • •
Se veía tan tranquilo…
Le llegaba a dar rabia que tuviera que volver, que tuviera que volver a pasar todo lo que había pasado y que todos sabían que pasaría, si no hubiese sido tan egoísta, hubiera deseado que se fuera en paz y tranquilo como estaba ahora… pero no. Su destino era ese: luchar contra Él hasta el final… hasta que alguno de los dos muriera de verdad…
Tenía que volver para que ella pudiera hablar con él y decirle… preguntarle…
Porque ahora lo sabía y lo podía aceptar.
Ahora se daba cuenta de que amaba al chico que estaba junto a él, inconsciente y en coma, ahora se daba cuenta de que no podía estar sin su mirada, sin su sonrisa, sin el aroma suave que desprendía, que emulaba a la naturaleza, a la tierra, el cielo y el mar… todo junto en una sola persona: Harry Potter. Ese ser que era tan especial… tan poderoso y vulnerable a la vez… con el poder de hacer lo que quisiera, en sus manos… con la fuerza de lograr las más inalcanzables metas… con la resistencia que nadie más tenía… con la persona que tenía la fuerza más grande conocida: el amor…
Por eso no había podido decirle a Draco que lo amaba, porque esa palabra nunca se la había dicho a alguien… siempre había esperado el momento de decirle esas dos palabras a él.
Su ahora ex-novio había abandonado el apartamento que compartiera junto a ella y se había llevado todas sus cosas con él. Ella se sentía culpable… pero en el fondo le guardaba cierto rencor por haber guardado esa carta que tantas cosas hubiera cambiado si significaba y era lo que ella creía.
—Vamos, Harry—lo animó Ginny—vuelve. Te necesito ahora más que nunca…
Acercó su mano junto a la de él y la tomó con fuerza y delicadeza a la vez.
En ese preciso instante unos ojos verde esmeralda se abrieron y observaron a la mujer que estaba frente a él, la miró durante mucho tiempo, observando cada detalle de su cara, su cuerpo… todo. Durante el tiempo que no la había visto no había cambiado nada… todavía parecía ser la joven alegre y vulnerable que tenía una fuerza impresionante por dentro…
—He vuelto, Ginevra.
