El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000
Tus días están contados
Capítulo segundo
Hermione meditó unos segundos.
"Bueno... pero... y si va Ronnie... con su novia, esa?"
"Lo más probable es que sí vayan, así que... además tarde o temprano tendrás que afrontarlo. Y repito... si vine hasta aquí es porque quiero que vengas a vivir con nosotros..."
Hermione suspiró, luego se puso de pie.
"Entonces iré por mis cosas..."
Desapareció, mientras Ginny anotaba algo en una agenda, y luego regresó igual que antes, pero ahora con un bolso en donde tenía reducido todo su equipaje.
"¿Listo?" Ginny también se puso de pie.
"Voy a pagar..."
Se acercó al mesón, donde el anciano Tom limpiaba unos vasos. Sacó su monedero y le pagó con Galleons. Fueron hacia la chimenea con Ginny, quién le entregó un papel con la dirección del departamento anotado y procedieron a usar los polvos flú.
Después de quitarse la ceniza de los hombros y brazos, Hermione quedó asombrada ante el lugar que veían sus ojos. Era un bonito departamento de tres en uno. El living, comedor y cocina estaban a la vista pero con sus respectivas divisiones. Las paredes eran de color amarillo canario y todos los muebles eran de alerce, y los sillones de cuero café.
En todas las mesitas habían fotos, en el centro del comedor había un florero y la ventana o bar que daba a la cocina mostraba un lugar brillante y limpio, con lozas blancas y muebles ídem. La voz de Ginny rompió su deslumbramiento.
"Te mostraré tu pieza"
La siguió hasta un pasillo, pasaron tres puertas y varios cuadros y llegaron a la pieza del fondo, que Ginny abrió con un golpe de la varita.
Era una pieza muy sencilla, tanto al grado de ser en blanco y negro.
"Disculpa... pero es para que la arregles a tu gusto"
"Olvídalo, Ginny. Está bien, gracias. Ya me preocuparé de arreglarla un poco"
"¿Te dejo?"
"Sí, gracias"
Ginny cerró la puerta al salir. Hermione caminó hasta la única ventana del cuarto, corrió la cortina y la abrió, para dejar entrar el viento fresco. Tenía una linda vista hacia una plaza. Alzó un poco más la mirada y notó que al otro lado de la plaza había un cementerio. Se estremeció. Dio media vuelta, abrió el bolso, sacó la varita y con un par de hechizos metió toda su ropa en el armario, sacó algunas cosas para la mesita junto a la cama y tomó sus útiles de aseo para llevarlos al baño. Salió de la pieza.
"¡Ginny!"
No contestó.
"Ginny, estás ahí?"
Y aún nada. Sola tendría que encontrar el baño. Abrió la puerta más cercana a su pieza y encontró un armario repleto de jarros, pociones, sprays y cosas no-identificables hasta el techo. Cerró y fue a la siguiente puerta, que era de un color azul verdoso. Probó de nuevo.
"¡Ginny!"
Su eco resonó a lo largo del pasillo. Accionó el pomo. Adentro, había un cuarto en tonos pastel, perfectamente ordenado, que identificó como el de su amiga. Cerró y fue a la puerta siguiente de color blanco. Abrió y esta vez sí que era el baño.
Entró y puso cada cosa en su lugar: el cepillo, los peines, las toallas que colgó de un perchero libre; el shampoo, bálsamo, acondicionador y unas diez cremas de tratamiento para el cabello, de las que dudaba su utilidad pero aún así las usaba para intentar controlar su rebelde mata de pelo. Salió del baño, pasó de largo la puerta azul marino (obviamente la de Harry) y se dirigió a la sala general. Realmente se sorprendió al no ver a Ginny por allí.
"¿Dónde te metiste?" le murmuró Hermione a las paredes.
Fue a la cocina por un bocadillo al mueble de la comida congelada (N/A: no usan refri, congelan con magia, brp...) y sacó una porción de helado de chocolate. Se fue a sentar en uno de los sillones de la sala y sacó un catálogo de un revistero, y aún con el helado en la mano, lo ojeó.
"Perfecto, una revista de decoración..."
Se levantó y se la llevó a su nuevo cuarto, para darle un poco de vida al lugar donde dormiría por las noches.
Al cabo de media hora estuvo lista, y fue en el mismo momento que Ginny llegó.
"Y tú, dónde estabas?"
"Tuve un llamado urgente del trabajo, perdón por no haberte avisado o dejado una nota..."
"Es igual. Y... ya le avisaste a tu madre?"
"Sí, me encargué de eso, ella quedó de avisar a todos para un almuerzo familiar..."
Fueron a la salita. Ginny encendió la radio mágica y puso la CM, donde tocaban una movida canción del grupo TeenWizards, sus cantantes favoritos. Luego hizo aparecer una torre de papeles y se sentó a leerlos y firmarlos, mientras Hermione tarareaba inconscientemente la canción.
Así pasó un par de canciones cuando Ginny preguntó por sobre el papeleo.
"¿Ya enviaste tu solicitud a Hogwarts?"
Hermione tardó unos segundos en comprender la pregunta.
"No, aún no"
"¿Y qué esperas? Falta poco para que comience el año escolar..."
"Dudo que me vayan a contratar enseguida, pero por lo demás... se me hace extraña la idea de tener que llevar un futuro encerrada todo el año en un castillo"
Ginny la miró por sobre la torre.
"Debiste haber pensado en eso antes de ir a tomar un curso para dictar clases, no crees?" le sonrió, le agradaba la idea de ser ella quien tuviera la razón y no su amiga, como siempre.
Hermione resopló.
"Malvada... como sea. Oye, y Harry?"
Ginny carraspeó y volvió a sus papeles, con el seño levemente fruncido.
"Habrá salido por ahí con alguna p... chica, qué se yo, casi nunca está en el departamento desde que Ron no vive con nosotros..." esto último lo dijo con un hilo de voz y siguió firmando. Hermione no se molestó en preguntar más y le subió el volumen a la radio. Ahora ponían una canción muggle.
Se puso de pie y fue hacia el bar, donde observó todo lo que había para tomar. Apenas vio la botella alargada de Whisky de Fuego, recordó parte de la noche anterior. Tenía que volver a ese pub para aprender a hacer aquel trago. Se prometió hacerlo esa misma noche, a ver si recordaba el lugar donde se encontraba o la calle siquiera.
Se escuchó un sonido como de disparo, Hermione se sobresaltó y se dio media vuelta para encontrar a Harry parado en la mitad de la sala, tanteando sus bolsillos. Ginny ni se inmutó.
"Hola... Harry" musitó la castaña.
Harry se quedó quieto y la miró, ladeando la cabeza.
"Hola Herms, veo que ya llegaste"
"Sí" dio un paso hacia él. "Siento lo de ayer en la mañana, fui un poco brusca..."
"Ajá, lo noté. Pero no importa"
Se sentó en otro sillón y Hermione fue a sentarse frente a él.
"¿En qué estabas esta mañana, Harry?"
"Fui de compras al Magimercado para la comida en La Madriguera, pero me encontré con una amiga y se me fue el tiempo..."
Hermione se distrajo, pues Ginny estaba haciendo levitar los papeles y los dirigía a su pieza.
"¿A dónde vas?"
"No tengo ningún interés en escuchar lo que sea que estén hablando, con permiso" y desapareció por el pasillo.
Hermione alzó una ceja y miró intrigante a Harry.
"Ignórala, siempre es así..." le respondió el moreno, adivinando lo que su amiga pensaba. "¿En qué estaba? Ah, sí. Al final alcancé a comprar la comida y enviarla antes de que cerraran"
Pero Hermione aún estaba preocupada por Ginny.
"¿Están peleados?"
"¿Quiénes?"
"¿Tú y Ginny?"
"No que yo sepa..." Miró hacia el pasillo. "Pero siempre está en pie de guerra"
"¿Problemas de convivencia?"
"No lo creo, casi no pasamos tiempo en el departamento. Casi siempre es así desde que Ron no vive con nosotros, es como si yo tuviera la culpa..."
"Mmm... pues ya me lo dirá. Y bien, Harry, a qué te dedicas?"
Harry rió.
"A ser Auror, pensé que lo sabías..."
"Nooo... pero, qué haces?"
"Investigación de delitos... robos... ya sabes"
"¿Y a eso no se dedican los de Seguridad Mágica?"
"Ellos trabajan en terreno, yo no"
"Ah..."
Harry miró su reloj-pulsera y se sorprendió.
"¡Mira la hora que es! La señora Weasley nos debe estar esperando" Miró hacia el pasillo. "¡Ginny!"
"¡Ya voy!" se oyó en todo el departamento. Dos segundos después se apareció junto a ellos. "¿Por qué tanto apuro?"
"Ya nos vamos donde tu madre, estás lista?"
Pero dejó a Harry con la pregunta en el aire, pues fue hasta la chimenea, tomó un puñado de polvos flú y gritó: '¡A La Madriguera!' antes de que alguien hiciera algo.
"Mmm... ya. Anda, Harry"
"Tú primero"
Hermione tomó el puñado de polvos y se metió en las llamas. Cerró los ojos fuertemente y llegó a la salita de La Madriguera; la que estaba vacía salvo por un niño pelirrojo de alrededor de cuatro años que jugaba detrás de los sillones con un trencito de juguete. Ella se acercó a verlo y lo miró con el seño fruncido.
"¿Eric?"
El niño miró hacia arriba y le sonrió a Hermione, pero era imposible que la reconociera. ¡Si tan sólo lo había conocido cuando era un bebé! Eric era el mayor de los hijos de George, que eran tres.
Acarició al niño con ternura en el alborotado cabello rojo y fue hacia el patio, atravesando la cocina también vacía. Ya casi todos estaban allí.
Había un gran murmullo. Se acercó a la gente y todos la rodearon para saludarla. El señor y la señora Weasley, los gemelos con sus respectivas esposas y los hijos de éstos. Luego, todos le hacían preguntas a la vez y no sabía bien qué contestar, pero con un poco (bastante) de paciencia lo logró y pudo responder las inquietudes de cada uno, mientras la señora Weasley servía la mesa.
No había pizca de viento. El día estaba soleado, caluroso, ideal para el almuerzo al aire libre que se venía. Todos siguieron conversando hasta que la señora Weasley dijo que no valía la pena esperar más y que pasaran todos a sentarse. Obedecieron y en cinco minutos ya estaban todos disfrutando de la exquisita parrillada mágica, especialidad de los gemelos. Se formó un grato ambiente de alegría y amenas conversaciones, situación que fue zanjada por un nuevo grito de la señora Weasley desde la casa.
"¡Ron, querida, que bueno que ya llegaron! Pasen al patio, por favor"
A Hermione se le fue el color de la cara. Allí, en el umbral del patio, estaban de pie detrás de la señora Weasley, Ron y su novia embarazada.
"¡Vamos!" los alentó la señora Weasley. "¡Tomen asiento! Perdón por haber empezado sin ustedes..."
"No te preocupes, mamá" dijo Ron, sin percatarse de la presencia de su 'amiga' en la mesa, ni menos de las evidentemente sorprendidas miradas que Ginny y Harry sostenían hacia Hermione.
Claro que Molly Weasley no estaba enterada de nada.
"Ronnie, hijo, mira la sorpresa que te tenemos aquí!"
La castaña sintió cómo su corazón dejaba de bombear sangre. Desde el otro lado de la mesa los ojos de Ron acababan de encontrar los suyos. El pelirrojo sonrió, pero no era una sonrisa normal, definitivamente no era una sonrisa sincera, al grado de ser casi robótica.
"Hermione, te la presento" La señora Weasley señaló con la cabeza a la muchacha embarazada. "Ella es Clarissa, la prometida de Ron"
La mirada de Hermione pasó mecánicamente hasta la de la chica morena, pero a diferencia de Ron, ella sí sonreía sincera, con una chispa de curiosidad en los ojos.
"Clarissa, ella es la Hermione de la que tanto te deben haber hablado los muchachos"
La chica asintió, a la vez que pronunciaba su sonrisa. Luego bajó la vista a toda la comida que había sobre la mesa.
"¡Lo olvidaba!" sonrió la señora Weasley, sentándose a la mesa. "¡Continúen la comida!"
Y ya nada fue igual. Las conversaciones continuaron, pero Herms no podía salir de su ensimismamiento. Se limitó a asentir o negar con la cabeza cualquier cosa que le preguntaran, evitando a toda costa mirar a Ron, Clarissa, Harry o Ginny, que parecían no querer quitarle los ojos de encima.
"Con permiso, voy al baño"
No resistió más. Se paró y fue hacia el interior de la casa. Pero apenas al llegar al pie de las escaleras sintió una mano que le tomaba el hombro, y luego una voz susurrante, suave, que le provocó cerrar los ojos.
"Tenemos que hablar..."
Tenía que ser más fuerte, debía vencer los sentimientos. La mente más fuerte que el corazón. Sí, eso. Se dio media vuelta para quedar cara a cara con el pelirrojo con quien llevaba meses soñando. Inspiró profundamente, y sin que sus ojos vacilaran un milímetro, le espetó con tono firme:
"Nosotros ya no tenemos nada que hablar, las acciones dicen más que las palabras y he visto más que suficiente, Ronald..."
"¿Ronald, desde cuándo es Ronald?" se extrañó, luego la tomó por ambos hombros. "Herms, hay muchas cosas que debo explicarte..."
"¿Y no crees que es un POCO tarde?" lo interrumpió, subiendo un peldaño para alejarse de él.
"¡Pero espera!" También subió un peldaño, a la vez que Hermione se encaramaba al siguiente. "Si no te explico yo, quién lo va a hacer?"
Hermione negó con la cabeza.
"¿Y qué tanto tienes que explicar? Que tienes una novia que está embarazada y que te vas a casar con ella? Eso no necesita explicación alguna..." Ron parecía realmente afligido. Hermione subió otro escalón, sin dejar de mirarlo a los ojos. "Ah, y que nunca fuiste capaz de decirlo en una carta, que además les prohibiste a Ginny y a Harry que me dijeran cualquier cosa" Subió otro escalón. "Por último, yo no tengo nada que ver contigo... por qué deberías explicarme algo?"
Acababa de toparse con algo a su espalda. Había llegado a la puerta del baño. Ubicó el pomo con su mano y se apresuró a abrirlo, mientras seguía hablando.
"Y si quieres hablar, realmente quieres hablar, vamos a hacerlo después, con calma, no mientras está todo el clan Weasley y tu novia esperando allá abajo"
Se logró colar al baño, plantándole la puerta a Ron en la cara. Apenas cerró, ella se desvaneció con la espalda pegada a la puerta. ¿Por qué Ron tenía que ser así con ella?
.:Flashback:.
Hoy era su último día. Esta noche, partiría el tren que la llevaría a la costa para tomar un translador a Holanda. No le sería fácil renunciar a lo que estaba acostumbrada. No le sería fácil olvidar las noches que dormía abrazada al cuello de Ron. No noches lujuriosas, no; sino siempre en el plan de la amistad. Se querían más que eso, se notaba a kilómetros, pero nunca ninguno de los dos fue capaz de confesarle sus sentimientos al otro. Siempre existió esa barrera, una barrera que se trasformaba en miles de razones para no tener que hacerlo. Ahora era una barrera real: la distancia. Podían pasar meses, años, décadas sin que se volvieran a ver. ¿Sería capaz la distancia de hacerlos olvidar? Parece que sí.
Volvamos a la actualidad (N/A: nótese que dentro del Flashback). Esa tarde, Hermione estaba retirando todas las cosas de su cuarto. Con un par de hechizos le hubiera bastado, pero ella quería hacerlo a la manera muggle para observar detalladamente cada cosa. En el departamento reinaba un ambiente de tristeza. Perderían a uno de los miembros de su pequeña familia. Al parecer el más triste, era Ron.
"¿Quieres que te ayude en algo?"
Estaba apoyado en el marco de la puerta de su alcoba, mirando como Hermione sacaba cosas de su armario y las metía en cajas de cartón.
"No, gracias" le respondió, sonriéndole con melancolía.
Él sonrió de la misma manera, acercándose y sentándose en el colchón sin sábanas de la cama.
"¿Segura?"
"Completamente..."
Terminó de vaciar el clóset, y con la varita selló y encogió la caja al tamaño de una cajita de fósforos, la cual puso junto a otras dos cajitas similares. Se sentó junto a Ron y apoyó la cabeza en su hombro. Él pasó un brazo por sobre sus hombros.
"Dime qué tengo que hacer para que no te vayas..." le dijo suavemente.
"Nada, ya te lo dije... pero no es para tanto" levantó la cabeza y lo vio a los ojos. "Serán dos años... y algo más... además..."
"Ya sé, es lo que quieres" completó. Luego depositó un tibio beso sobre su frente. "Y voy a respetar tu decisión. No quiero discutir contigo... nunca más"
Hermione quería llorar, pero no podía. Amenazaba una tormenta, pero el cielo gris no cedía.
"¡Herms!" llamó alguien desde otro lugar del departamento.
Se separaron automáticamente. Hermione se paró y salió rápido de la pieza, gritando:
"¿Qué!"
"¡Ven un segundo!"
Llegó a la salita, donde estaba Ginny agitando una carta en la mano.
"¿Qué es eso?"
"Carta de Holanda"
"¿Y para eso tanto alboroto?" exclamó Ron, llegando a la sala también y sentándose en un sillón junto a Harry, que hacía un crucigrama del Profeta.
Hermione abrió la carta, la leyó rápido, emitió un suspiro y la volvió a meter en el sobre.
"Para qué gastar tanto pergamino..." murmuró.
"¿Qué dice?" preguntó Ginny.
"Nada que no supiera... que está todo listo, que enviarán a alguien a buscarme a la central de transladores... En fin"
"¿Estás lista?"
"Sí, eso creo..." dijo no muy convencida, mirando de reojo a Ron, que parecía muy interesado en el crucigrama de Harry...
.:Fin del Flashback:.
Estaba abrazada a sus rodillas y se mecía lentamente de izquierda a derecha. Ron no había insistido, pues apenas al cerrar la puerta escuchó que bajaba por las escaleras, seguramente de regreso al patio.
Se puso de pie y miró por la ventana abierta del baño. No se divisaba el patio completamente, pero sí se veía la mitad de la mesa donde estaban comiendo, justamente la mitad donde Ron estaba sentado... sentado abrazando a su novia. ¿Cómo podía ser tan sinvergüenza?
.:Flashback:.
Esa noche llegaron a la estación. Se bajaron del bus muggle y entraron en King Cross. Hermione sólo llevaba una mochila con todas sus cosas reducidas dentro. Fue a comprar su ticket para tomar un tren hacia la costa y todo el trayecto hacia la plataforma 5 lo hizo con la cabeza gacha y apresurando sus pasos. Atrás, sus amigos apenas le alcanzaban el paso.
"¿Vas atrasada?"
"¿Cuál es el apuro?"
"¿No que todavía quedan 10 minutos para que salga el tren?"
"No pasa nada..." masculló ella como respuesta.
Al llegar a la plataforma y acercarse a las puertas del vagón que le correspondía, sintió ganas de no despedirse e irse de inmediato. Pero el fuerte abrazo que le dio Ginny no la dejó escapar.
"Te voy a extrañar muchísimo, Herms... Promete escribir toda las semanas, lo prometes?"
Asintió y sonrió para que Harry la abrazara.
"Vas a dar lo mejor de ti y vas a regresar como la mejor profesora de la tierra, de verdad. Nos vas a hacer mucha falta"
Le agradeció a Harry, lo soltó y miró a Ron. No notó, eso sí, que en ese momento Ginny y Harry se alejaban para dejarlos solos.
Se miraron a los ojos por largo rato, muy metidos en su mundo. Ninguno de los dos sabía qué decir, o al menos eso percibió ella. Quería decirle tantas cosas, quería llorar, a pesar de saber que ese no sería un adiós para siempre, solo momentáneo, y que de todas maneras no iban a perder el contacto.
En todo caso, no iba a ser lo mismo.
"Ron..." murmuró.
"¿Qué?"
Continuará...
Nota de la autora: He estado bastante ocupada durante este tiempo y mi tiempo en internet es escaso, así que muchas gracias a todas las lindas personitas que me dejaron review, que espero que sus dudas se hayan resuelto, y si no, sigan esperando! Tarde o temprano van a encontrar la respuesta xD. Espero así también que les haya gustado el segundo capítulo y que me dejen un nuevo review! XD Que prometo a la próxima sí responderé n.n
