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Tus días están contados

Capítulo quinto



Ron regresó resignado hacia dentro de la pizzería. La gente regresaba a sus propios asuntos y el bullicio volvía a inundar el lugar. Se sentó, terminó la pizza y la cerveza de manteca sumido en una gran desolación y cuando se dispuso a pagarle a la anciana notó algo brillante junto a la jarra que había dejado Hermione. Lo tomó; era su anillo. Lo observó unos segundos y con total calma lo guardó en uno de sus bolsillos. Pagó la cuenta y, bajo la lluvia, se marchó de allí.

Entretanto, Hermione había tomado un taxi hasta el departamento de Ginny y Harry. Recién al pagarle al chofer notó la ausencia de su anillo favorito, el que le había regalado su abuela al cumplir los 15 años, poco antes de morir.

Se bajó del taxi, pero se quedó parada en la acera. Intentó hacer memoria, pero ni podía recordar si se lo había puesto esa mañana o no. Había una forma de comprobarlo: subiendo al departamento. Así lo hizo y al llegar a su pieza y revisar una cajita donde guardaba sus no muchas pero valiosas y bellas joyas, no lo encontró. Bien se le podía haber quedado en el escritorio de Ginny como en la pizzería, lamentablemente ganas no tenía de irlo a buscar, por muy importante que era para ella.

Hermione se echó sobre la cama y abrazando a su almohada se dispuso a dormir una merecida siesta como los dioses.

Alrededor de las cuatro de la tarde, Ginny se apareció en el departamento. Se quitó la capa, la colgó e hizo aparecer pergamino, pluma y tinta sobre la mesa de centro, luego puso música en la radio a todo volumen y empezó a escribir.

En su pieza, Hermione despertaba por todo el bullicio que venía de la salita. Las luces estaban encendidas; afuera ya había oscurecido. Se levantó tapándose los oídos, abrió la puerta y escuchó una voz que cantaba sobre la canción original.

No quiero perder mi corazón, pero todo es mejor que amarte, amor

"¿Ginny?" preguntó, pero el volumen de la radio estaba demasiado alto!

Mi vida es así. ¿Qué puedes hacer, además de sentarte a ver?

"¡Ginny!" gritó, y la pelirroja seguía sin escuchar.

Veme morir, es lo único bueno que harás en tu vida

Veme morir, no hay otra salida

"¡GINNY!" Fue hasta la radio y la apagó, pero Ginny siguió cantando, ahora bajando la voz a la vez que escribía.

"Veme morir. ¿A qué le temes, si nunca te importé realmente?"

"Ginevra Molly Weasley, desde cuándo escuchas esa música?"

Finalmente dejó de cantar, puso la punta de la pluma dentro del frasquito de tinta y levantó la vista hacia ella, que estaba de brazos cruzados junto a la radio.

"¿A qué hora llegaste?" le preguntó Ginny, desconcertada.

"A la misma hora que interrumpiste mis hermosos sueños con esa música diabólica" Hermione había adoptado una expresión muy seria, pero luego se puso a reír, contagiando a Ginny.

Fue a sentarse junto a ella al sillón y comenzó a ojear el pergamino.

"¿Qué es eso?"

"Un informe sobre el desenlace de la desarticulación de una banda de delincuentes que causaban estragos a los muggles, para el archivo del Cuartel"

"Ah, wow"

Encendió un cigarro e hizo aparecer un cenicero.

"Y cuéntame" Se echó hacia atrás en el sillón. "¿Cómo te fue en el almuerzo?"

"Pésimo" También se echó para atrás.

"¿Por?"

"Él dice cosas... de las que no sabe"

"¿Cómo así?"

"Ginny, yo... yo lo amaba, o creí amarlo, sabes? Y me hace sufrir... que diga... idioteces"

"¿Como qué idioteces, pues?"

"Como que él no ama a su novia... y que nunca lo hizo... y que dice eso, pero tú lo ves junto a ella y se nota que la adora, entonces... ¿por qué dice eso?"

"Herms..." dijo, muy extrañada. "¿De verdad dijo que no la ama?"

"¿Tú crees que yo diría algo así si no fuera cierto?" Hermione estaba al borde del colapso nervioso.

"Bueno, pero... entonces tiene un grave problema psicológico... ¿Por qué se quiere casar con ella si no la ama?"

"Según dijo, que sólo le importa el bebé"

"El bebé, el bebé..." Puso cara pensativa. "Ah... no. En tal caso de verdad está mal mi hermanito"

Un trueno sonó afuera, haciendo vacilar la luz.

"¿Sigue lloviendo?" preguntó Hermione, mirando el techo.

"Eso parece"

"Oye, Ginny..." La volvió a mirar.

"Escucho"

"¿Puedo preguntar algo personal?"

"Sí, dale..."

Hermione se acomodó, sentándose sobre sus pies pues sentía frío y miró a su amiga.

"¿Harry te hizo algo malo?"

"¿Qué?" Saltó. "Ah, no, cómo crees. Qué me iba a hacer si ni lo veo, por?"

"Porque a mí no me engañas..." Sonrió, y apoyó su cabeza en una mano. "Yo tampoco nací ayer... y en estos dos días que he estado aquí noté que algo te pasa con él"

"¡Ya te dije que nada, Granger! Si lo dices por lo de Jacqueline..."

"Sí, entiendo. Entiendo que estés celosa..."

"¿Celosa, yo, de esa perra barata? Por favor, Hermione... con sólo guiñar un ojo puedo tener más hombres que ella en toda su vida en sólo un segundo. ¿Por qué tendría que estar celosa?"

"Porque ya, está bien que la chica haya tenido otros amores, pero de ahí a tratarla como perra barata? Creo que estás exagerando... y si ella es un motivo para errar una plantilla de treinta por veinte... no sé que pensar"

"Entonces simplemente no pienses y asunto solucionado"

"Y no puedes estar enojada con Harry por eso. ¡Lo tratas pésimo!"

"Hermione, es que tú no sabes toda la historia"

"¡Cuéntame!"

Parecía una niña pequeña... Una niña pequeña con un cigarro en la mano, pero que importa. Al menos se había calmado de la conversación anterior.

Ginny suspiró y recostó su cabeza sobre el respaldo del sillón, mirando el techo.

"Como sabes, a días de que mi hermano empezó su relación con Clarissa se fue a vivir con ella a su departamento" Hermione asintió. "Pues... Harry estaba enojado con Ron por eso... no tengo bien claro el motivo pero una vez escuché una conversación que tuvieron cuando vino a buscar sus cosas. Harry decía algo de que era un inconsecuente e irracional" La castaña se rió porque imaginó eso como una pelea de pareja. "Ron decía" prosiguió, "que él podía hacer lo que quisiera con su vida y que lo dejaran en paz. Ese fue el mismo día que después nos pidió que no te dijéramos nada de su relación en las cartas... Y al día siguiente Harry llamó por fono a una chica que conocía de Hogwarts... la Chang?"

"Ah, la Chang. Sí..." repitió Hermione.

"Sí, y escuché que le dijo que necesitaba desahogarse... Yo... reconozco que me enojé porque, ya sabes, si quería desahogarse yo estaba allí mismo, en el mismo lugar, pero claro, como yo era la hermana de Ron pensó que estaba de su parte y no quiso decirme nada a mí... En fin. A partir de eso empezó a conocer gente nueva y en consecuencia a salir con chicas que a veces llevaba al departamento ignorando mi presencia. Yo me sentí súper mal pero prefería no decirle a nadie... Como él no me hablaba yo no quería hablarle pero al final igual tuvimos que conversar. El arrendatario quería subir los precios y Harry se estaba derrochando todo su sueldo con sus citas... y eso... Así que le dije que debíamos buscar un nuevo lugar, porque el departamento estaba demasiado grande para nosotros dos y que yo no quería terminar pagando como tonta porque Harry estaba en crisis. Así que hace un año nos vinimos aquí... Harry se recuperó un poco y empezó a salir menos, y a la vez, yo decidí que no me podía quedar encerrada toda la vida y también comencé a salir... Y a traerlos a casa, pero Harry me armó una bronca, me gritó que esto no era un motel y que me controlara... Y bueno, ese día ya me enojé definitivamente y no le volví a hablar... Fin"

"Oh, buen relato" opinó Hermione.

"Ojalá fuera un relato y no la realidad..." agregó Ginny. "Y hablando del mago del día..."

Se escuchó un ¡plop! en la chimenea, y de las llamas salió Harry... ¿mojado?

"¿Qué te pasó?" preguntó Hermione, parándose y apagando el cigarrillo. Dejó el cenicero sobre la mesita.

"La tormenta es más fuerte de lo que parece, la red flú está congestionada..."

"Y una tormenta en pleno verano" rió Ginny.

"Una de esas tormentas que azotan tanto al mundo muggle como mágico, no?"

"Correcto. Según dijeron en el Ministerio no se veía una tormenta así desde hace 40 años"

"¿Y qué consecuencias tendría?"

"Fallas en las comunicaciones, inutilidad de las varitas mágicas por horas, que no se puedan usar ni velas ni antorchas y eso más la caída del tendido eléctrico muggle nos quedaremos sin luz durante un tiempo indefinido"

"¿Y los de la red flú no harán nada?"

"Van a intentar todo lo posible, por ahora los viajes y las comunicaciones se mantendrán inestables"

"Ah, pues... entonces voy a salir" decidió Hermione.

En ese momento se escuchó otro trueno que provocó una baja de voltaje leve. Fue rápido a su pieza, se puso sus zapatos, tomó su bolso y regresó a la sala.

"¿A dónde vas?" preguntó Ginny.

"A hablar con Ben, el del bar. Tu historia me hizo recordar que a veces uno necesita descargarse de verdad. Yo voy a hacer eso ahora" Se metió a la chimenea y lanzó los polvos flú. "¡Al Claroscuro Bar!" Y desapareció.

Harry miró a Ginny, interrogándola con la mirada.

"Yo no sé nada" respondió secamente, luego miró su informe a medio hacer sobre la mesa y se inclinó a continuarlo, agregando: "Ahora que recuerdo, Jacqueline Turner dijo que estaba libre esta noche y que te dijera eso... yo te pido que le recuerdes que no soy una paloma mensajera, ok?"

"Sí, bueno... pero qué da. No voy a salir así" se apuntó. "Me voy a cambiar"

"Haz lo que quieras" susurró ella, alzó los hombros y siguió escribiendo.

En tanto, Hermione se había salvado de mojarse y llegó completamente seca al bar. Sabía que no tenía una excusa más perfecta para dejar a Harry y Ginny solos en la casa, porque estaba segura que Ginny se había sensibilizado contando todo lo que contó, y aparte quería ver a Ben, para poder hablar con él de sus inquietudes y aprovechar de tomar algo.

Harry fue a la pieza para cambiarse, pero se dio cuenta de que no valía la pena salir con el tiempo así y menos si se iba a cortar la luz, así que prefirió ir a tomar una ducha. En tanto, a Ginny le comenzó un dolor de cabeza por estar escribiendo con la luz a un nivel tan bajo y fue a acostarse, así no sufriría por el corte de luz.

Hermione llegó al bar, pero estaba vacío, excepto por algunos empleados que limpiaban el local a media luz y a la manera muggle. Con escobas y paños.

"¡Hola Hermione!. ¿Qué haces aquí?"

"Ah, hola!" se volteó. Ahí estaba Ben con una escoba en su mano y ella se rió. "¿Muy tedioso limpiar así?"

"Oh, como no te imaginas... por suerte el jefe nos hizo tomar un curso una vez para hacer aseo muggle, sino no podíamos hacer nada.

"¿Ya está vigente la inutilidad de varitas?" Sacó la suya y la blandió para sacar chispas, pero no pasó nada. "Veo que sí..."

"Oye, cuando termine, quieres ir a mi casa a tomar algo antes de que no haya luz?"

"Bueno..." asintió, sonriendo. Qué mejor que distraerse un rato.

Minutos después, fueron por la chimenea y llegaron a la casa de Ben. Era bastante grande y acogedora.

"¿Vives solo?"

"Sí, siempre lo he hecho, desde que me fui de casa. ¿Tú no?"

"Es que siempre he vivido con alguien. Desde que salí del colegio viví con mis... amigos" Había recordado a Ron por un momento. "Y luego cuando fui a hacer un curso a Holanda estuve en una pensión con unas cuantas chicas más que fui conociendo con el tiempo..."

"¿Ahora estás en el Caldero Chorreante?"

"No, ya no. Ahora vivo con unos amigos otra vez"

Así estuvieron mucho rato conversando., luego tomando y fumando, tanto así que Hermione casi no era consciente de lo que pasaba y terminó acostándose con él.

Poco antes, Harry ya terminaba de ducharse. Cerró el grifo de la ducha en el momento que otro trueno más sonaba, pero no dejó de caer agua caliente a toda potencia.

"Qué rayos..."

Se amarró una toalla a la cintura y fue a revisar los grifos que estaban bajo el lavamanos, y a pesar de cerrarlos completamente el agua no paraba y comenzaba a salir fuera de la tina, mojando el piso.

"¡Maldición! Varita... varita... ¿dónde estás? Ah, necesito esto!" Tomó sus anteojos de la repisa y se los colocó apresurado, pues estaban muy empañados. Sacó la varita del bolsillo de su bata. "Reparo!" lanzó a la ducha, pero la varita no hizo nada. "Reparo, reparo! Vamos... estupidez!" Dejó la varita inútil donde estaba. Nunca le había sucedido algo así, y el agua inundaba el suelo del baño y empezaba a salir con más fuerza.

Harry no sabía que hacer, estaba desesperado. Tomó otra toalla e intentó tapar la ducha con eso, pero salía con tal fuerza que la toalla quedó toda mojada. Ya no sabía qué hacer, el baño se inundaba.

"¡Ginny!. ¡GINNY!" empezó a gritar.

Ella -que estaba boca arriba sobre su cama mirando el techo en la oscuridad- no se percató de los primeros gritos, pero luego se escuchó un murmullo que decía algo, luego una voz más fuerte que decía su nombre y que era la de Harry.

"Qué... qué extraño. ¿Qué querrá? Harry no grita como mujer porque sí..."

Se levantó encendiendo la luz de su pieza, que aún seguía con bajo voltaje, y caminó por el pasillo hasta el baño.

"¿Harry?"

"¡Ginny, entra de una vez!"

Empujó la puerta con fuerza, y lo que vio la dejó anonada. No, no por ver a Harry sólo con una toalla alrededor de la cintura, sino porque el baño era un desastre, una nube de humo a alta temperatura chocó contra ella y el agua que se escurrió hasta el pasillo mojó sus pantuflas y sus pies hasta los tobillos.

"¿Qué está pasando?" preguntó avanzando y chapoteando.

"¡No puedo parar la ducha, ya lo intenté todo!" Ahora intentaba con la ayuda de un cubo que el agua no cayera al piso. "¡Cierra la puerta o se va a seguir mojando el pasillo!"

"¡Y tu varita?"

"¡No sirve!" Tenía que hablar gritando; el sonido de la ducha era igual de fuerte que el agua que salía de ella.

"¡Saca eso de allí!" dijo, quitando el cubo y una chorrada de agua la mojó de pies a cabeza. "¡Ay!" Tomó una toalla e hizo lo mismo que Harry hace un rato, con el mismo resultado, mientras Harry sacaba el agua con el cubo del piso y la ponía dentro de la tina.

De pronto se escuchó un enorme estruendo, que más que causarles susto y sorpresa por su sonido, fue que provocó un inminente corte de luz y que la caída de agua de la ducha cesara inmediatamente, dejándolos en una completa y húmeda oscuridad.

"¡Ay!" chilló Ginny. "¿Harry?"

"Espera... ¿qué sucedió?. ¡No veo nada!"

"No grites... ¿estás bien?"

"Sí" respondió, poniéndose de pie y dejando el cubo dentro de la bañera. "¿Y tú?"

"Perfectamente... si no estuviera mojada hasta las rodillas..." Dejó la toalla por ahí y chapoteando llegó hasta la puerta, la que abrió cautelosa.

Una luz proveniente de la sala de estar oscilaba en el pasillo.

"Hay una débil luz que viene del living" informó Ginny. Tomó en una mano todo su largo cabello y lo apretó, botando un chorro de agua. Salió al pasillo y pasos más allá donde el suelo estaba seco se quitó las pantuflas mojadas. Fue en ese momento que sintió escalofríos. "Está helado aquí"

"Seguramente igual se cayó el sistema de calefacción..." respondió Harry, asiendo su toalla. "Voy por toallas secas... y una manta... y una bata..."

"Busca la mía también, por favor... y una toalla grande"

Su pelo aún goteaba. Llegó hasta el living y vio que la fuente de luz no era otra que la chimenea. Se acercó y notó que un calor la envolvía, y vio en el suelo una pequeña tarjeta. Leyó:

"Disculpe las molestias, estamos trabajando. Los informes indican que alrededor de las 4 a.m. la tormenta cesará y los suministros de los servicios contratados serán reestablecidos, al igual que la eficacia de su varita. Le deseamos una buena noche. Atentamente, Concesionarios Red Flú" terminó de leer con el seño fruncido, bajo la débil luz de la llama de la chimenea. Retrocedió de espaldas hasta toparse con un sillón, que dio vuelta hacia el fuego, y se sentó, aún mirando la tarjeta. "¡Harry!"

"¡Sí, ya voy!" se escuchó a lo lejos.

Harry llegó con una pila de tres o cuatro toallas, una manta y su bata puesta. Le lanzó la suya a Ginny junto a una toalla, y el resto lo dejó sobre el sillón, mirando con curiosidad la chimenea.

"Hey, toma esto" Ginny le alcanzó la tarjeta. Harry dio vuelta otro sillón hacia el fuego, y mientras se sentaba ella se puso su bata. Luego con la toalla empezó a secarse el pelo con la cabeza ladeada.

"¿Qué significa esto?" preguntó Harry, incrédulo, sentándose del otro lado de la pila de toallas.

"No luz, no agua, no calefacción, no magia hasta..." Miró su muñeca, pero estaba desocupada. "Rayos, no me puse reloj... Hasta las cuatro"

"Ginny, sabes lo helado que está el resto del departamento?"

"Lo noté"

Harry echó la tarjeta al fuego, y pensó.

"Bueno, voy a ver si los vecinos tienen el mismo problema" susurró, avanzando hasta la puerta.

"¿Cuáles, si los únicos magos aparte de nosotros son esa familia del 102?"

"¿Cuáles otros? Obvio que esos" Tomó una linterna muggle que colgaba de un gancho junto a la puerta, la encendió y abrió. Salió al pasillo.

Adentro, Ginny subía sus piernas al sillón y las abrazaba, tiritando levemente. Repentinamente, un estornudo escapó de su boca.

"¿Qué? Oh no..."

Se puso de pie para ir a la cocina, pero recordó que no se veía más allá de la estela de fuego de la chimenea y Harry se había llevado la única linterna del departamento, así que se volvió a sentar abrazando sus piernas una vez más. Se dedicó a contemplar las crepitantes ramas en la penumbra.

No sintió los pasos de Harry cuando regresó al departamento cerrando la puerta tras de sí y golpeando inútilmente la linterna con el puño, que no parecía querer encender. Harry sacó las baterías y las cambió de lugar para ver si encendía pero nada pasó, y en ese momento Ginny volvió a estornudar, por lo que Harry levantó la vista hacia ella.

"¿Ginny, estás bien?"

Ginny notó a Harry que avanzaba hacia ella dejando la inútil linterna sobre la mesa, y se sonrojó.

"Sí, es un simple resfriado muggle. Ya se me va a pasar" respondió cohibida, pero demasiado tarde. Harry ya había puesto una de sus manos en la frente de la pelirroja y luego en su mejilla. Bien la sangre que se aglomeraba en su cara pudo haber aumentado la temperatura corporal en uno o dos grados Celsius.

"¡Estás ardiendo en fiebre! Voy a la cocina por algún medicamento"

"No, Harry. ¡Espera! Ya fui y está horriblemente oscuro, además..."

"No, no, además nada! Esto es mi culpa, Ginny..." murmuró Harry, tanteando en sus bolsillos por un pañuelo y yendo hacia la cocina. Una vez allí abrió la cañería (que le costó encontrar), empapó el pañuelo en agua fría y después, caminando con cuidado intentando no tropezar con ninguna silla o mesa regresó a la salita.

"Ginny, recuéstate"

"¿Qué?" preguntó, observándolo detenidamente.

"¡Que te recuestes en el sillón! Vamos..."

La pelirroja le hizo caso dudando y se recostó a lo largo del sofá en cuanto Harry quitó el par de toallas que ocupaban espacio. Dobló el pañuelo como un rectángulo y lo puso en la frente de Ginny, que aún denotaba extrañeza en los ojos. Harry comprendió su mirada.

"Es sólo agua fría, para que te baje la temperatura... o no te siga subiendo. No se me ocurre nada más. Espera..." Notó que Ginny tiritaba levemente a pesar de su albornoz y volvió a estornudar, por lo que Harry tomó la manta y la tapó inmediatamente, y se sentó sobre la mesa, observándola.

"Harry, cómo sabes que hay que hacer todo esto?" le preguntó mirándolo con ojos soñadores.

"Bueno..." Al parecer estar sentado en la mesa le incomodaba, así que procedió a ocupar el otro sillón que estaba volteado hacia el fuego y se acomodó en él. "Una vez vi a tía Petunia hacerlo"

"Ah"

"Lo ideal sería que vayas a recostarte a la cama, pero las habitaciones están heladísimas. Hay una verdadera edad de hielo del pasillo hacia allá"

"¿Y qué pasó con los vecinos?"

"No están. Seguramente salieron de vacaciones... ¿A qué hora piensa regresar Hermione?" preguntó al escuchar un nuevo trueno.

"Lamentablemente no creo que llegue al menos hasta mañana"

"¿Por?"

"Dos motivos. Uno, que nadie en su sano juicio se atrevería a viajar por chimenea o aparecerse en medio de una tormenta mágica como ésta. Dos, me temo que se esté desquitando... Ya sabes, por lo de Ron, con su amigo el tabernero"

"Ella no sería capaz de eso" dijo Harry, incrédulo y sorprendido.

"Lo mismo pensabas de mi hermano cuando se fue a vivir con Clarissa, no?" apuntó Ginny.

"Es cierto..."

Ginny sonreía como no lo hacía hace bastante tiempo. Era más fantástico poder conversar con Harry tan tranquila a pesar de que su cabeza amenazaba con explotar en cualquier momento. Volvió a estornudar.

"¡Salud!"

"Gracias"

Y se quedó así, contemplándolo por un largo rato a la vez que él miraba las llamas de la chimenea hasta que sus ojos no aguantaron más, cerrándose, haciéndola caer en un sueño profundo.

Rato después, y bajo el sonido del crepitar de la chimenea y el repique de la lluvia contra las ventanas, más uno que otro trueno lejano, Harry cayó dormido también.

Continuará...


N/A: Hola! Es más que un premio la extensión del capítulo pero la verdad es que me deja algo perjudicada... ¡Me queda mucho que pasar del cuaderno al PC todavía y las publicaciones están alcanzando lo que llevo en el PC! Y estoy tapada de pruebas, libros, ensayos, informes, dramatizaciones, y un GRAN 'ETC' en el colegio... no sé imaginan lo estresada que estoy... Pero como quien dice no hay excusas para un buen trabajo, yo no sé...

Los reviews no puedo contestarlos ahora pero les diré que los adoro, muchas, muchas, muchas gracias! Ustedes alegran mis depresivos días n.n. Y a juicio de votación popular el nombre que apareció más veces fue... (Conny se pone a contar xD) Oops, hay un maldito empate entre Christopher y Matthew así que adivinen cómo se va a llamar. Christopher Matthew, así de simple xD. Pero qué importa, eso viene como en tres capis más xD así que todavía queda... mucho. Un besote a todos, espero sus comentarios y nos vemos en el próximo capítulo!