El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000
Tus días están contados
Capítulo sexto
Rato después, y bajo el sonido del crepitar de la chimenea y el repique de la lluvia contra las ventanas, más uno que otro trueno lejano, Harry cayó dormido también.
Con el trinar de unos pajaritos mañaneros, Ginny se desperezó y abrió los ojos, sentándose y reconociendo la sala tramo a tramo, hasta llegar a Harry, en el sillón contiguo. Emitió una pequeña sonrisa de lado recordando la noche anterior y se puso de pie. Fue a observar la ventana más cercana y vio que el sol brillaba como siempre o más, sobre los edificios de su vecindario en Londres. Volvió a la salita y notó una tarjeta junto a la chimenea, idéntica a la recibida anteriormente. Ginny leyó:
"Todos los sistemas se han reestablecido. El uso de la magia vuelve a ser seguro a partir de las 5 a.m. Gracias por su comprensión y disculpe las molestias ocasionadas. Concesionarios Red Flú"
Alzó las cejas y lanzó la tarjeta a las pequeñas llamas que aún se mantenían encendidas. De pronto necesitó su varita y fue por ella al baño, el último lugar donde recordaba haberla visto. Aún seguía el desastre, como si un huracán hubiese pasado, y el piso seguía mojado, pero se las ingenió para rescatar su varita y con un movimiento de ésta dejó todo impecable. Después de observar su trabajo con satisfacción, se dirigió a su pieza para buscar ropa, luego regresó al baño, se dio una ducha, se vistió y fue a hacer desayuno. Al cabo de unos minutos terminó y fue a la salita una vez más. Harry seguía durmiendo plácidamente, aunque de verdad estaba en una posición incomodísima. Ginny se compadeció y volvió a la cocina, le dejó un completo desayuno preparado y se desapareció para ir a la oficina.
No muy lejos de allí, Hermione despertaba en una cama ajena a la de ella, junto a un hombre al que apenas conocía y que ni siquiera quería. Miró hacia una ventana y la tristeza que sentía se notaba en cada milímetro de su cara. Había sido una estúpida y se sentía peor, pues todo había sucedido bajo la influencia del alcohol; el alcohol, que era lo único que lograba ponerla feliz y hacerla olvidar que nada valía la pena en todo el miserable mundo si Ron no estaba con ella.
"Hermione" la llamó una voz a su lado, y ella se giró hacia su procedencia. "Creo que... ¿Qué te sucede, por qué esa cara?" Cambió el tono al ver que ella seguía triste.
"Mmm... nada, es sólo que..." Volvió su vista a la ventana. "He tenido un mal sueño, eso es todo"
"¿Segura?" preguntó Ben, acercándose un poco.
"Sí" murmuró.
"Ok" dijo no muy convencido, luego se sentó. "¿Quieres desayuno?"
"No, no te preocupes, yo mejor me voy, tengo cosas que hacer y..."
"Bueno"
Pero esas 'cosas que hacer' significaban en realidad 'salir de aquí lo antes posible', así que se levantó, se vistió y desapareció de allí. Se apareció en medio de la sala del departamento. Levantó una ceja al ver a Harry durmiendo mal sentado en un sillón, así que se acercó a él y lo zarandeó un poco.
"Harry... es hora de despertar..." canturreó con voz maternal a la vez que Harry abría sus ojos lentamente, se acomodaba los anteojos y miraba a su alrededor. Hermione retrocedió un paso cuando se incorporó violentamente.
"¿Dónde está Ginny?"
"¿Ginny?" repitió chocada Hermione, mirando hacia todos lados. "¿No debería estar en el Ministerio ya?"
"¡El Ministerio!" gritó Harry. "¿Qué hora es?"
Hermione miró su reloj.
"Casi las diez"
"¡Oh, no! Y todavía tengo que..." Harry se había puesto de pie e ido hasta el pasillo, pero se encontró con el piso seco. Entró intrigado al baño y vio todo en perfecto orden. Hermione lo había seguido. "¿Tú limpiaste?"
"¿Limpiar el qué, el baño? No, apenas llegué intenté despertarte..."
Harry notó que su varita y su ropa completamente seca reposaban sobre la repisa.
"¿Ya funciona todo, verdad?" preguntó tomando su varita.
"Supongo"
"Entonces sal, que me cambio"
Hermione se fue -tras Harry cerró la puerta- hasta la cocina y se sorprendió por el elaborado desayuno que esperaba sobre la mesa. Tomó una tostada de una pequeña torre y le dio un mordisco.
"Mmm... ¡crujiente!"
Harry se apareció a los segundos ya vestido y puso la misma cara de sorpresa que había puesto Hermione.
"¿Y esto?"
Hermione tragó la última esquina de la tostada.
"No lo sé, me imagino que debe ser tuyo, ves?" Le apuntó un plato hondo con hojuelas de chocolate. "Tu porquería de cereal favorito"
"No te metas con mi cereal" sentenció Harry mirándola con ojos asesinos, luego empezó a preguntar: "¿Pero quién...?"
"Ginny" rió Hermione, sin dejarlo terminar, tomando una nota junto a la taza con café humeante. "¿Qué mejor manera de decir gracias?" leyó. "¡Uy, Harry!. ¿Qué pasó?"
Harry le quitó el papelito y, efectivamente, estaba firmado por Ginny. Se puso colorado. Hermione volvió a soltar una carcajada, tomó otra tostada y volvió a desaparecerse, antes de que Harry pudiera decir cualquier cosa.
Ginny acababa de dejar unos informes en la oficina de Uso Indebido de la Magia, y ahora se dirigía a su cubículo. Cuál sería su sorpresa al encontrar a su hermano allí.
"Hey, qué haces en mi silla?"
Ron se sobresaltó. Había estado mirando las fotos de la pared.
"Hola, Gin" Se paró y la dejó sentarse. Ocupó la silla frente a ella. "Vine a hablar contigo"
"¿Sí? Qué extraño, pensé que habías olvidado que tenías una hermana" le reprochó.
"Oh, perdona, ya. Lo siento mucho"
"Bueno, bueno, con eso me basta" sonrió. "¿A qué vienes?"
"A... a hablar de Hermione"
"¡Ah, qué lindo! Y sólo por ella es que te acuerdas de..."
"En serio, Ginny, no empieces. Es importante"
"Entonces dime"
"Estoy muy confundido" se tomó la cabeza con ambas manos. "Te juro que no sé que hacer"
"No jures, y... espera" recordó. "¿Me vienes a hablar de eso de que estás enamorado de ella y..."
"¿Y tú, cómo sabes eso?"
"Hermione me lo contó" le dijo, alzando las cejas. "Y hermano, estás muy mal... súper mal..."
"¿Llegó bien al departamento ayer?"
"Bueno, sí! Tú no le pudiste haber dicho esas..."
"¿Y ahora está allá?" la cortó.
"Oye, deja de interrumpirme. Y no, no sé si está allá o no. Anoche salió y no la vi más"
"¿O sea que no llegó ayer a dormir?" le preguntó enojado.
"No... y en todo caso, qué te incumbe? Ella puede hacer lo que quiera con su vida, a diferencia de otros..."
"¿Otros como quién?"
"¿Quieres saber? Como tú. ¿Qué te pasa? Digo, un medimago debería revisarte la cabeza, no puedes ir por ahí diciendo que no amas a la mujer con la que te vas a casar..." le susurró, mirando a su hermano con una expresión entre aprensión, pena y enojo.
"Pero Ginny, no entiendes. ¡Nadie entiende lo que siento!" dijo tapándose la cara con sus manos.
"Claro que lo entiendo, Ron, pero... ¿sabes? Debiste haberlo pensado mejor antes de involucrarte con Clarissa. Ella es una buena chica y no merece que le hagas todo eso. No sabes cuánto desearía poder ayudarte, me encantaría tanto como a ti que estuvieras con Hermione, pero ya no se puede. Lo hecho, hecho está y no vale lamentarse.
"¡Vale!" exclamó, asomándose entre los dedos. "Voy a hacer el intento una vez más" Se destapó completamente la cara y se puso de pie. "Voy a ir con mi novia, voy a intentar quererla y voy a olvidarme de Hermione para siempre!"
Lo que nadie se imaginaba en ese momento, era que del otro lado del pasillo venía Hermione caminando muy campante hacia el puesto de Ginny, y que justo cuando iba a entrar, Ron vendría saliendo y chocaría con ella de frente.
"¡Tenga más cuidado!" gritaron los dos a la vez, antes de darse cuenta a quién tenían enfrente. Cuando lo hicieron, el color de sus mejillas se encendió, se lanzaron una mirada de odio y de furia y cada uno se dirigió a donde iba. Hermione se apresuró a ocupar el puesto donde segundos antes había estado Ron.
"¡Menuda forma de empezar el día!" exclamó Ginny, riendo por lo que acababa de presenciar.
"Sí, Ginny. Ríete todo lo que quieras..." le dijo Hermione, apesadumbrada.
"¿Y qué te pasa a ti? Este cubículo ya parece consultorio sentimental..."
"¿Por qué lo dices, por Ron?" se intrigó Hermione, olvidando un momento sus problemas.
"Más o menos... ¿De dónde vienes?"
"Del departamento"
"Ah" Hermione notó el resplandor de una sonrisa de Ginny por un momento. "¿Harry aún está allá?" preguntó, bajando la vista a una carpeta procurando parecer despreocupada.
"Sí, degustando el desayuno de 'hotel 5 estrellas' que le dejaste" Ahora ella se rió. "¿Por qué tanta atención de repente?"
"Él me hizo un favor muy grande anoche, y... Bueno, es una larga historia y no quiero aburrirte. Mejor cuéntame tú lo que te pasa" Esa frase hizo cambiar a Hermione su expresión de 'qué habrán hecho estos traviesos' a una de profunda angustia.
"Ginny, anoche me acosté con Ben" le susurró. Ginny giró los ojos.
"Ya me lo había imaginado... ¿Y qué tiene? Eres libre de acostarte con quién quieras" le dijo, recordando su conversación con Ron hace tan sólo un minuto.
"Sí, lo sé... Pero me sentí muy mal... Como si estuviera haciendo algo malo, entiendes?"
"¿Te sientes como culpable?"
"Sí..."
"¿Estuviste consciente toda la noche?"
"Eh... estaba un poco... tomada, pero nada grave. Recuerdo todo"
"¿Y qué sentías mientras lo hacías?" inquirió Ginny sin ningún tapujo. Hermione se ruborizó.
"Bueno que... que eso no debiera haber sucedido... y..."
"Ah, entiendo perfectamente" la interrumpió -eso sí- con sutileza. "Estamos ante un grave caso de 'creo que tuve sexo con la persona equivocada', no es así?" le dijo con aires de entendida en el asunto. Hermione tragó saliva y asintió. "Y ya me imagino quién hubiera sido la persona correcta en este caso..." La castaña volvió a asentir, pero con inseguridad.
"¿Ah?" preguntó segundos después de asentir, desconcertada.
"¿De verdad te sientes bien?"
"Sí, Ginny. ¡Pero tú sabes lo difícil que es esto para mí!"
"Sí, lo sé" le respondió poniendo los ojos en blanco. Luego la volvió a mirar. "Y por eso me preocupa... Y lamento decirte que no puedes hacer nada, sólo resignarte"
"Ya sé... Aunque cuando lo veo..." Puso cara soñadora y apoyó su cabeza con una mano.
"Pero si él te anda persiguiendo..." murmuró Ginny, segura de que Hermione no la escuchara.
"¡Ginny, estoy loca!"
"¡Qué novedad!" se rió irónicamente hasta que Hermione le puso una cara tan mala que se tuvo que obligar a callar.
"Y soy una tonta..."
Ginny alzó los hombros, tomó una carpeta y se puso de pie.
"¿Me acompañas a dejar esto?"
"Claro" Se paró también y siguió a Ginny hasta el final del pasillo de cubículos, para salir del Cuartel de Aurors.
Llegaron hasta una gran puerta que atravesaron. Adentro había mucha gente haciendo filas detrás de unas 'cajas' (por así decirlo). Ginny se paró detrás de un tipo robusto en la cola para la Caja 6. Unos dos minutos después, la cola no había avanzado demasiado, y en eso alguien se paró detrás de ellas.
"¡Señoritas Weasley y Granger!" exclamó, haciéndolas voltear sorprendidas y asustadas. Era la profesora Sprout, de Hogwarts.
"¡Profesora Sprout, qué gusto!" saludó Hermione, dándole la mano. Lo mismo hizo Ginny. "¿Y qué hace por aquí, profesora?"
"Vine a entregar unos informes. Ya saben que ahora me tomé mi jubilación y no volveré a trabajar en el castillo"
"¿Y por qué?" le preguntó Ginny.
"Llevo demasiado tiempo dando clases. Ahora quiero dedicarme a investigar sobre nuevas especies de plantas, así que iré a vivir a la selva Amazónica"
"¡Wow!" exclamaron las dos a la vez.
"Oiga profesora Sprout, usted sabe si hay un profesor estable de Defensa en Hogwarts?" aprovechó de preguntar Hermione.
"No, querida. Como siempre no duran más de un año. De hecho el profesor del curso pasado era un oriental al que nadie lograba entenderle ni jota. Y los alumnos terminaban pronunciando los hechizos incorrectamente, que provocó verdaderas fatalidades, así que la directora tuvo que pedirle amablemente su renuncia"
"¿De verdad!" preguntó, interesadísima. "Es que... le cuento: tomé un curso de docencia en Holanda, y aparte como soy Auror, me gustaría..."
"Simplemente escríbele a la directora, estoy segura de que te aceptará enseguida, o no me llamo Pomona Sprout"
Hermione asintió con una sonrisa de oreja a oreja. Justo Ginny ya había entregado su carpeta y firmado unos trámites, así que se despidieron y fueron de regreso al cubículo.
"¿Sabes, Herms? A pesar de que llevas tres años con la misma idea, no logro asimilar que te vayas a convertir en una amargada profesora si es que no mueres en el intento..." Ginny movió la cabeza de lado a lado y se sentó. Hermione la imitó.
"No digas eso... ¡Qué mejor que transmitirle todo un mundo de conocimientos a las futuras generaciones!"
"Todos esos profesores, además de ser amargados, son solterones y se quedan así para toda su vida, recuérdalo"
"Ya lo sé, Gin. Pero es mi gran sueño..."
"¿Y qué hay de mi hermano?"
"Él ya entró en la categoría de sueños frustrados"
"Qué mal que ya lo digas así. Yo pensé que no ibas a rendirte..." Ginny se dio cuenta de que se estaba dando vuelta, esperando que nadie se diera cuenta de eso.
"¡Hace media hora me estabas diciendo que me resignara!"
"Quería ver qué tanto resistías... Además Ron no está muerto y te quiere. Ya veremos qué pasa con su hijo... y con Clarissa sobretodo..." (N/A: qué buena hermana que resultó ser esta Ginny xD)
"Mmm... ¿Me prestas pergamino y pluma?"
"Saca" le dijo Ginny sin mirarla, sacando una caja de debajo del escritorio y poniéndola sobre la mesa.
Hermione se agachó sobre la caja y se encontró con decenas de rollos de pergamino y un lote de plumas sujetas con una banda elástica muggle. Sacó un rollo que desenvolvió con cuidado, una pluma a la que hundió por la punta en el tintero de Ginny, apoyó el pergamino en la mesa y comenzó a escribir, pero se dio cuenta de algo.
"¿A qué fecha estamos?" le preguntó a Ginny, levantando la cabeza.
"Eh..." Miró su agenda. "20 de Julio"
"¿Qué?. ¡En poco más de una semana es el cumpleaños de Harry!"
Ginny asintió con la vista pegada en la hoja que leía, así que no notó un brillo malicioso en los ojos de Hermione, que al momento volvió a su pergamino.
Era la hora del almuerzo. Hermione había aprovechado el impulso y haciendo uso de la magia hizo copias perfectas de su currículo y lo envió a tres distintas instituciones escolares; dos privadas aparte de Hogwarts. De Ginny no se podía decir mucho; hizo el mismo trabajo de siempre. Fueron al departamento y Ginny encargó sushi por teléfono, que llegó a los pocos segundos por chimenea. Se sentaron en el comedor de la cocina mientras debatían entre un asunto de los feriados y comían.
"...y eso que todavía me parece extraño que hayas tomado como libre los lunes y los viernes. ¿Qué tienen de especial?"
"Los domingos son anti-productivos para las solteras como nosotras Herms, por eso prefiero trabajar un domingo a un lunes, que el Ministerio siempre está lleno de gente deambulando..."
"Yo hubiera elegido el fin de semana, sábado y domingo, como debe ser... es superbueno también que te dejen elegir los dos días que quieres libres. ¿Y tú, Harry, qué días elegiste?" agregó, porque justo Harry se había aparecido en la cocina y se quitaba su capa. Ginny se había ruborizado notoriamente al voltear a verlo.
"¿Días de qué, Hermione?" preguntó, ocupando el puesto al otro lado de Hermione y sirviéndose sushi en la tablilla que se había dispuesto para él.
"Libres, en el Ministerio"
"¡Ah! Miércoles y viernes"
"¿Por qué miércoles?" preguntó, interesada.
"No sé, cuando me preguntaron no se me ocurrió otro. Podría cambiarlo si quisiera pero ya estoy acostumbrado..." Y se echó un rollito de atún a la boca. Hermione aliñó una pieza de Wasabi con salsa de soja.
"¿Y harás algo por tu cumpleaños?"
"No, no creo. Por lo general nunca hago nada"
"¡Qué aburrido! Es que no se cumplen veintitrés años todos los días" Y le guiñó un ojo, a la vez que mordía su Wasabi. "¿Se acuerdan cuando estudiábamos y los cumpleaños siempre los íbamos a festejar al WB&P hasta altas horas de la madrugada?"
"¡Sí!" exclamó Harry. "Y varias veces quedábamos debiendo dinero pero la dueña nos dejaba ir sin más"
"Esos tiempos sí que eran los mejores..." sonrió Hermione, melancólica.
Harry quiso compartir una sonrisa con Ginny, pero cuando se volteó hacia ella la pelirroja tragó todo el contenido de su boca y se empezó a poner colorada.
"¿Qué te pasa?" le preguntó Hermione, preocupada.
Ginny hizo unos gestos extraños con las manos y salió corriendo al baño. Harry se encogió de hombros y Hermione puso cara de 'será...' y siguió comiendo.
"Tienes que controlarte, Ginny. Por favor, contrólate!" se decía a sí misma, apoyada en el lavamanos y mirándose en el espejo. "Aguantaste prácticamente diez años, por qué sucumbes ahora?"
'Porque no te esperabas lo que pasó anoche, por eso!' le respondió una voz dentro de su cabeza, aunque a ella le parecía que era su reflejo quién le hablaba y le miraba con una sonrisa irónica.
"Eso no tiene ninguna conexión... Anoche no pasó nada, recuerdas?"
'¿Sí?. ¿Y qué va a pasar ahora, te vas a sonrojar o atragantar cada vez que te mire, o qué? Porque te recuerdo que viven en el mismo lugar, y si te ve siempre así va a pensar que eres un camarón' se burló.
"Ay, cállate estúpida..." se dijo a sí misma y se sentó sobre la tapa del retrete.
"¿Ginny, todo bien, te atoraste con el sushi?" preguntó Hermione desde el otro lado de la puerta.
"Sí, todo perfecto"
Salió del baño con la cabeza gacha y pasó por delante de Hermione para ir a la cocina. Al llegar se sentó sin mirar a Harry y volvió a comer. Harry miró a Hermione intrigadísimo, pero ella negó con la cabeza y también se sentó.
El resto de la semana pasó sin altibajos. Ginny había logrado controlar sus emociones un poco, Harry tuvo una semana normal de trabajos y Hermione no había recibido respuesta de Hogwarts, pero sí una entrevista en uno de los institutos y un rechazo en el otro, porque ya no tenían cupo. Por lo que Harry habló con Ron en la semana, se enteraron de que a Clarissa le faltaba poquísimo para tener al bebé.
Continuará...
Conny-B dice: Palabras van y palabras vienen, y a las palabras se las lleva el viento. Yo, otra vez sin internet en casa, pero ahora no es porque no tenga, sino porque estoy castigada, tan castigada que me sacaron el cable y me eliminaron los accesos al internet desde cualquier punto de mi linda vivienda. ¿Por qué? Bueno, una vez sobrepasados los US$ 200 en teléfono no hay más explicaciones que puedan darse. Ahora estoy actualizando desde el colegio, y me disculpo una vez más por no poder contestar sus so-nice reviews. Pero tranquis! El castigo según tengo entendido dura hasta la segunda semana de julio que es cuando empiezan las vacas de invierno y si puedo trataré de actualizar desde aquí o cybers... quién sabe. Espero no haberlos decepcionado con este capítulo y nos vemos en una próxima entrega.
