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Tus días están contados

Capítulo octavo

"Es como sí... No quisiera decirlo, pero es mejor que ese bebé no nazca, o que tenga alguna complicación y..."

"...que Ron pueda tener su segunda oportunidad con Hermione"

Compartieron una mirada de tristeza y entendimiento, más pasados unos segundos fueron a unirse a otro grupo de conversación.

La fiesta había sido todo un suceso. O bueno, casi. Pero una vez que se hubieron ido todos los invitados y Harry, Ginny y Hermione se preocupaban de ordenar y limpiar, Harry expresó una vez más lo contento que estaba, a pesar de la ausencia de Ron.

"Lo que nunca pensé, fue el que te hayas preocupado de invitar a la mayoría de las personas con las que representábamos en Quidditch a Gryffindor"

"Yo casi te mato, tenías que invitar a Cho Chang?" le preguntó por lo bajo Ginny a Hermione, pero ésta sólo se rió.

En ese momento, un sonido picoteaba contra una ventana, produciendo un ruido que sólo Harry oyó. Fue a ella, abrió la ventana y una lechuza celeste entró al departamento; depositando un rollo de papel sobre la mesita. Después salió volando por la misma ventana sin mirar atrás.

"¿Qué fue eso?" dijo Ginny.

"Una lechuza celeste, San Mungo... creo" dijo Hermione, quien tomó el envío, lo desenrolló y leyó la nota. Ginny pudo notar que, rápidamente, el rostro de Hermione perdió todo color. "Lo que me imaginaba..." susurró. Dejó el papel sobre la mesa, masculló un 'buenas noches' y desapareció por el pasillo.

Ginny se tapó la boca con ambas manos a la vez que Harry tomaba el papel y lo leía con el seño fruncido. Al ver que no comentaba nada y volvía a releer, musitó:

"Por las barbas de Merlín, Harry. No me digas que...!"

"Exacto" respondió ásperamente, y sin mirarla agregó: "Tienes sobrino nuevo. Nació el bebé de Clarissa y Ron"

No habían pasado ni dos minutos y ya tenía completamente mojada en lágrimas la almohada. ¿Por qué le pasaba esto a ella, por qué se sentía tan miserable? Una vez que lo supo, ya estaba. Ron IBA a tener un hijo. Pero ahora que lo TENÍA, el panorama cambiaba completamente. Ahora existían pruebas físicas de que lo suyo no podía ser así. Siempre le tocaba lo peor y lo sabía. Y ya no había más que hacer que alegrarse por la felicidad ajena. Aunque en su mente podía controlarlo, su cuerpo funcionaba independiente. No paraba de llorar en silencio. No podía dejar de voltearse de un lado a otro ni conseguir normalizar su ritmo cardiaco ni su respiración. Simplemente, no podía. No había caso.

"Hermione..." golpeaba suavemente la puerta Ginny. Ya iba por la quinta vez cuando Harry se apareció junto a ella y le tomó el brazo, interrumpiéndola.

"Déjala. Seguramente quiere estar sola. Tiene que haber sido fuerte para ella" susurró en voz baja.

"Eso es peor, necesita que alguien le ayude aunque se niegue a aceptarlo. Y es que es tan orgullosa..." Caminó unos pasos hasta quedar frente a su propia puerta.

"¿Sabes? Mejor esperamos hasta mañana. Vamos a ver a Ron al hospital y todo eso. Si ella quiere ir, bien. Si no quiere ir, bien también. Es su decisión... Buenas noches, me voy a la cama"

"Buenas no... Harry, espera!"

Harry ya iba a su dormitorio cuando se dio media vuelta y Ginny en dos pasos llegó hasta quedar frente a él. Le plantó un beso en los labios y se hizo hacia atrás, para contemplar con satisfacción la expresión de asombro de Harry.

"¿Y eso?" preguntó.

"Te lo debía" respondió coquetamente.

Se dio vuelta y se metió a su dormitorio en un abrir y cerrar de ojos. Harry, por su parte, sólo se fue al suyo con una tonta sonrisita en la boca después de apagar la luz del pasillo y pensar que mañana sería un largo día.

El cielo apareció gris en la mañana cuando los pájaros trinaban y los primeros autos aparecían por las calles, yendo a sus trabajos o viniendo de ellos. Agosto empezaba mal, y eso se reflejó en la cara de Hermione al despertar enrollada en sábanas en el suelo de su habitación, junto a la cama. No recordaba sus sueños, pero sí que los había tenido y que buenos no habían sido. El reloj marcaba las ocho. ¿Iba o no iba? Pensaba que sí. Era una mujer fuerte, y después de todo, Ron también era su amigo. Y una amiga debe hacer lo que una amiga debe hacer. Así que se levantó, se duchó y se vistió, y rato más tarde tomaba desayuno con Harry y Ginny, que no dejaban de lanzarse miradas cómplices entre sí, pero no le molestaba en absoluto. Más le molestaría incluso que no lo hicieran, pero hoy definitivamente no era el caso. Un poco más tarde estaban frente a la chimenea y de a uno fueron entrando para llegar a San Mungo.

Y allí estaban.

"¿Clarissa Parsons?" preguntó Ginny en recepción.

"Cuarto nivel, área oeste. Maternidad. ¡Siguiente!"

Fueron hasta las escaleras. Subieron y llegaron al área indicada. Esa parte parecía remodelada, pues se presentaba muy moderna, con amplios ventanales y sillas relucientes de plástico. Allí mismo estaban Arthur, Molly, Fred, Angelina y Peter Weasley; muy sentaditos y conversando entre sí mientras el pequeño Peter rayaba una revista con un marcador. Al verlos se levantaron a saludar a los recién llegados, todos felicitando a Harry por su reciente cumpleaños y disculpándose por no haber podido ir a la fiesta, a lo que Harry no hizo mayor comentario; sólo miraba con nerviosismo a Hermione, al igual que Ginny.

"¿Y ya vieron a mi primito? Es todo chiquitito, parece un bebé de juguete, como esos que tiene mi hermana..." dijo Peter dando pequeños saltitos.

"No, aún no, Pete. Si acabamos de llegar" le sonrió Ginny mientras le revolvía el cabello.

"Ellos están allí dentro, así que pueden entrar cuando quieran" dijo Molly, indicando la primera puerta del pasillo a la derecha. Los tres asintieron y se miraron entre sí.

"No podemos entrar todos a la vez. ¿Y si el bebé duerme?" preguntó Harry.

"No te preocupes por eso, Harry querido. Acabo de recordar que hace unos minutos una enfermera se llevó al bebé para hacerle unos exámenes, así que pueden entrar"

"Ok, gracias mamá..." dijo Ginny.

Los tres se acercaron a la puerta y Ginny, que estaba adelante, abrió con cuidado. Y lo que vio, no logró más que desanimarla.

Ron estaba sentado junto a la ventana contemplando la bulliciosa calle muggle de abajo y Clarissa leía una revista, levemente inclinada en la camilla. Y los dos al escuchar la puerta abrirse, miraron hacia ellos.

"Hola..." saludó Ginny. "No molestamos, no?"

"¡Hola chicos!" sonrió Clarissa. "Pasen por favor"

La tensión era especialmente grande. Apenas los chicos habían entrado Ron había posado su mirada en Hermione, pero ella no hizo ningún gesto de querer devolvérsela. Pasiva y dura, así estaba. Actuando como un robot, incluso para sonreírle a Clarissa al felicitarla, pero al llegar a Ron le clavó una mirada completamente fría y le estrechó la mano. Y eso fue todo. Después se sentó junto a Harry en unas sillas dispuestas junto a la camilla de Clarissa y empezaron a conversar con ella.

"...mi madre, no creo que venga al menos en un par de horas más. Tiene demasiado trabajo. Pero papá llega de Australia hoy..."

"Ron, podemos hablar afuera un momento?" le dijo Ginny a su hermano, procurando que Clarissa estuviese bien ocupada hablando con los chicos. Él asintió y sin decir nada atravesaron la habitación y salieron al pasillo, pero Ginny lo guió al sector contrario del que estaba el resto de la familia. "¿Se puede saber qué te pasa?"

"No quiero volver a lo mismo" masculló él con la vista ida, sentándose junto a su hermana. "Ya hablé contigo hace unos días y ya te dije lo que pienso"

"¿Recapacitaste?" preguntó, incrédula.

"Es mi hijo, Ginny. Y Clarissa es mi futura esposa. Ahora nuestra unión es corpórea y maciza, es un ser humano. Uno que merece tener a su padre con él, a su lado, y que es inocente de todo"

"Pero aunque no estuvieses con ella podrías seguir estando presente..."

"Tú misma lo dijiste una vez: no es lo mismo. Y no conoces lo suficiente a Clarissa. Si ella se llega a enterar de todo esto toma sus cosas, nuestro hijo, y se manda a cambiar para que yo no pueda verlo nunca más en la vida"

"Bueno... sí, tienes razón... Es lo mejor. Y piensa qué fácil se te da. Si Hermione consigue empleo en Hogwarts, lo más probable es que no la vuelvas a ver en tu vida"

"Y mejor, así no queda rastro de ella en mi vida... ¿verdad?"

"Eres imbécil, Ron" dijo seria, cambiando todo tono de entendimiento con su hermano.

"¿Qué, ahora soy imbécil?. ¡Pensé que estabas de mi parte!"

"Lo mismo pasa una y otra vez, el famoso círculo vicioso..."

"¿Círculo vicioso?"

"Veras: primero crees que con Clarissa te olvidarás de Hermione, pero no lo haces porque ella regresa y vuelves a sentir cosas. Luego ella queda embarazada y te dices que ahora sí la olvidarás, pero sigues pensando en ella sin querer hacerlo, o sí? Aparte, ella ya ha sufrido bastante por ti, me refiero a Hermione"

"¿Bastante? Sí, claro. Se va a tomar por ahí, se acuesta con quién quiere y hace lo que quiere con su vida. Sí que ha sufrido mucho" soltó, cruel e irónicamente.

"Ella lo hizo por despecho, Ron. Tal como tú lo hiciste cuando ella se fue a Holanda. Salvo que ella te tuvo que ver con otra para que sucediera"

"¿Y qué te hace pensar que ella no hacía las mismas cosas allá en Holanda?"

"No lo hice porque de verdad sentía respeto por ti, Ron. Y de eso ya nada queda. Porque tú me demostraste que el respeto en tu mundo no existe, me equivoco?"

Levantaron la cabeza y vieron a una Hermione con los labios apretados, roja de furia y con los brazos cruzados, temblando por la cólera contenida, taladrando a Ron con la mirada.

Tan sólo un minuto antes se había cansado de escuchar las cosas triviales que Clarissa decía, así que excusándose de ir a hablar de un 'asunto' con Angelina había salido de la sala y al ver que Ron y Ginny hablaban tan misteriosamente al fondo del pasillo, se había acercado sigilosa y escuchado desde 'círculo vicioso' en adelante. Ahora estaba ahí, envuelta en ira por todo lo que Ron había dicho. No podía entender cómo podía seguir siendo tan quitado de la pena.

Ron se quedó callado y quieto, con la boca levemente abierta. No supo cómo responder, Hermione simplemente lo había calado, como siempre. ¿Por qué siempre ella llevaba las de ganar, tan inferior era que no podía vencer ni una sola vez?

"Disculpa, Ronald?" dijo un tipo que de pronto estaba de pie junto a Hermione. Le tendía una mano a Ron.

Hermione lo miró. Era alto, delgado pero fornido. Un modelo, de que sus pectorales se marcaban en la tela de la sudadera sin magas, y se le veían otros tantos y bien formados músculos en los brazos de piel bronceada. La cara, de facciones exóticas pero bellas y al tope de todo un desordenado pero muy sexy cabello negro más los lentes de sol le daban un toque misterioso. Un verdadero actor de cine, o el galán de las teleseries.

"Hola, Sean" le devolvió Ron el apretón de manos al tipo, pero serio.

"¡Ginny! Qué tal, preciosa?" al soltar a Ron, Ginny saltó de su asiento y lo saludó de beso en la mejilla.

"Bien, y tú?" preguntó alegre.

"Perfectamente, como siempre..." le dedicó una sonrisa mostrando unos deslumbrantes y parejos dientes blancos. Luego miró a Hermione y se paró en seco, quitándose los lentes de sol y mirándola con lentitud de arriba abajo hasta toparse con su cara. Sean tenía unos lindos ojos verde agua. La miró con asombro. "¿Y quién es este bello ángel?" preguntó, sonriente, y sin mirar a Ron, le dijo: "¿No nos vas a presentar, Ronald?"

Ron soltó una especie de bufido. ¿Quién se creía éste para hablarle, mirar y sonreírle así a SU Hermione?

"Ella es Hermione Granger" recitó con voz seca. "Mi... mi mejor amiga. Hermione..." La miró, aunque ella no le devolvió la mirada. "Él es Sean Willson, primo de Clarissa"

"Un gusto, Hermione" le tomó la mano y se la besó, sin romper el contacto visual. "Hermione..." repitió. "Un bello nombre. Puedo llamarte Herms, verdad?"

Apenas Ron escuchó lo último apretó los puños. Ginny sintió que la situación se había puesto demasiado abrumada así que decidió cortarla.

"¿Y ya pasaste a ver a Clarissa?" le preguntó directamente a Sean, haciendo que dejara de mirar a Hermione para mirarla a ella. En ese momento, sin que se percataran, Hermione le lanzó una mirada desafiante a Ron, que el pelirrojo ignoró.

"No. Como los vi conversando aquí decidí saludarlos a ustedes primero. ¿Me acompañan a verla?"

Ginny asintió y Hermione le dedicó una de sus mejores sonrisas. Sean fue hacia la habitación seguido de Ginny, pero cuando Hermione iba a seguirlos a ambos Ron la agarró del brazo y la obligó a voltearse. Quedó como por decirle algo, inclusive abrió la boca, pero al final negó con la cabeza y pasó por delante de ella hacia la habitación de Clarissa. Hermione se cruzó de brazos y sonrió para sí misma. O porque se llenó de dicha al ver a Ron así de celoso, o porque había conocido a alguien tan espectacular como Sean... Quién sabe, el caso era que se sentía un poquito más feliz de lo que sentido en todo el último tiempo. Fue hacia la habitación y abrió la puerta; dentro, un silencio sepulcral invadía cada rincón. Clarissa había dejado su revista aparte y miraba a Sean con expectación, mientras él sólo estaba de brazos cruzados a los pies de la cama. Se había vuelto a poner los lentes de sol pero en su cara no quedaba amago de la sonrisa que anteriormente lucía. Ginny se había sentado junto a Harry en las sillas junto a la cama y Ron había regresado a su puesto junto a la ventana.

"Permiso, buenos días" dijo una sanadora que entraba con un carrito en frente. Allí estaba el bebé. "Miren quién viene a conocer a los..."

"Tíos" completó Ginny, acercándose como todos los presentes menos Ron y Clarissa. La sanadora se fue dejando el carrito en la habitación.

Hermione se acercó y por sobre el hombro de Ginny vio la pequeña criatura que allí estaba. Era un bebé chiquito, precioso, con los ojitos cerrados y la carita era lo único que se veía entre el montón de mantas.

"Sí es lo más tierno que he visto, mira mi sobrinito!" dijo Ginny, conmovida.

"Es tan pequeño..." susurró Harry, acercándose mucho al bebé.

"¡Con cuidado, por favor!" clamó la madre desde la cama.

Hermione vio bien al bebé una vez que Ginny se hubo corrido. Le pareció tan tierno que una sonrisa floreció en sus labios. Y pensó, por primera y única vez, que Ron tan tonto no había sido.

"Hermione, te gustaría cargarlo?" preguntó Clarissa.

Hermione giró la cabeza hacia ella, y al ver que sonreía pensó '¿Por qué no?'.

"¿Puedo?" preguntó entonces, entusiasmada.

"¡Por supuesto que sí!" exclamó la morena, asintiendo con la cabeza.

Hermione miró al niño, le sonrió y con todo el cuidado del mundo lo levantó del cochecito, tal como recordaba se debía cargar a un recién nacido.

"¡Ay, es tan livianito!" susurró, y empezó a mecerlo en sus brazos.

Ron miraba sobrecogido y maravillado la escena, pensando en todo lo diferente que hubiera sido si Hermione fuese la madre de su hijo y no Clarissa. Sintió su mundo venirse abajo otra vez. No podía dejar de pensar en ella. ¿Cómo se suponía que ahora la iba a olvidar?

"¿Ahora puedo tomarlo yo?" preguntó Sean, con su voz grave y sexy.

"Oh, no Sean. ¡Tú no!" gritó Clarissa, sin moverse. Hermione notó que Sean la miró con odio, pidiéndole una explicación a su prima. "Los hombres son muy brutos" se justificó ésta. "Ginny, si quieres puedes cargarlo tú"

Hermione le pasó el bebé a Ginny y volvió a mirar a Sean, que parecía echar fuego por los ojos. Alzó una ceja en señal de extrañeza. Luego su vista se dirigió automáticamente hacia Ron, y al encontrarse con sus ojos viéndola directamente a ella notó cómo el calor se agolpaba en sus mejillas y bajó la mirada, al mismo tiempo que el pelirrojo.

"Ten a tu pequeño, Clarissa" dijo Ginny, entregándole el bebé a la susodicha.

"Bien, creo que ya es hora de que vayan saliendo" dijo Sean, aplaudiendo rítmicamente.

"No, yo estoy bien" respondió de inmediato Clarissa, tomando la atención de todos.

"Es que, prima, hace tanto que no te veo. Me encantaría poder contarte unas cosas... en privado" agregó, mirando al resto.

Harry, Ron y Ginny se apresuraron a salir, en cambio Hermione se tomó todo el tiempo del mundo. Le parecía tan extraña la reacción de Clarissa y Sean que intuyó que algo pasaba allí, así que antes de cerrar la puerta de la habitación lanzó una última mirada y notó que Clarissa había fruncido el entrecejo. Una vez en el pasillo miró a sus amigos, que habían ido a hablar con la señora Weasley y compañía. Y Ron, que se sentó alejado de ellos, leía una revista pero sus ojos no se movían. Eso -particularmente- le preocupó. Se acercó con sigilo y como un fantasma se sentó junto a él.

"Ron, pasa algo?" le susurró, pero Ron la estaba ignorando. "¿Ron?"

"Hermione, detente por favor. No sigas con esto, quieres?" Ron dobló la revista y la lanzó sobre la canastilla con revistas junto a su sillón, luego apoyó su cabeza en su mano. "¿No te das cuenta que todo esto... duele?"

"Pero..." masculló ella, desconcertada.

"¿Pero qué, si no hago nada más que quedarme en el barco que no va a ninguna parte? No sé lo que quiero, no sé lo que no... Mi vida es una maldita ruina, y el problema es que ya hay demasiadas personas involucradas que estoy hundiendo conmigo"

Continuará...

Conny-B consternada y sin nada que decir...

Respuesta a los reviews!

BiAnK rAdClIfFe: Holas! Muchas gracias n.n Ya vas a ver que pasan más cosas entre Harry y Ginny… Y hay más fiestas, pronto o.o. Ojalá te haya gustado este capítulo!

Sirenita: Hola! Ahora ya no me demoré tanto u.u, pero ahora si hay razones de fuerza mayor que me impiden conectarme más seguido, en fin… Como no le iba a agradar a Ginny estar con Harry, cualquiera! xD Ojalá te haya gustado el capi.

cervatilla: Hola! Gracias y… Bueno, supongo que ya sabes la respuesta xD. Y espero que te haya gustado :P

La PrIsIoNeRa De AzKaBaN: Hola! Gracias n.n, bueno sigo actualizando nomás… Y estoy tratando de editarlos más largos, pero tengo un plan de cortes medio extraño para que me quede… justo a lo planeado. Ojalá te haya gustado este capítulo.

Rosely: Hola! Bueno muchas gracias, ojalá te guste éste también.