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Tus días están contados

Capítulo 13: El alcohol y sus consecuencias



"Nos hemos reunido aquí para darles a conocer sobre la mayor celebración de este año" Hizo una pausa y los volvió a recorrer a todos con la vista. "La boda de Ronald Weasley y Clarissa Parsons"

Todos aplaudieron; Hermione lo hizo por acto reflejo: se encontraba en estado de shock.

"La boda se celebrará bajo las leyes de Gran Bretaña el día 16 de Agosto, a las 16 horas en la casa de eventos Michigan. Después en el mismo recinto (y al aire libre si las condiciones climáticas nos favorecen) habrá una merienda, baile y despedida. Ya está todo arreglado, así que esperamos contar con su ayuda para estos días y hacer de la fiesta del matrimonio lo mejor posible"

Después del anuncio, volvieron a las conversaciones, esta vez más animadas que la antes. Hermione no podía ni decir ni hacer nada. Arguyó que le había caído mal la comida -y sólo los más cercanos escucharon- se levantó, fue al baño y tras la puerta de uno de los WC se desapareció. Por mientras y en la mesa, nos vamos a fijar en otra persona.

Frankie Lewis era una de las mejores amigas de Clarissa desde conocerse trabajando en un evento. Frankie tenía 19 años, trabajaba en los medios desde los 16 y como modelo desde los 13. Era bruja, pero aprendió magia que la acompañaba a cada lugar del mundo al cual tenía que viajar. Apenas a su corta edad ya tenía reunidos varios millones y una agenda apretadísima en la cual por suerte había dejado un espacio para ser dama de honor en la boda de su amiga. Aunque ahora, había un motivo por el cual se tomaría libre toda la semana y más, si en último caso fuera necesario. Era el chico de cabello negro, ojos verdísimos y gafas que se encontraba sentado en diagonal a ella. No podía sacarle los ojos de encima; era tan apuesto, era tan sexy que iría a la cárcel por tener la oportunidad de besas sus labios, o de tocar su piel levemente bronceada. Ya se había averiguado lo que pudo con el 'chico' de Clarissa y con la misma Clarissa; que se llamaba Harry Potter (y saltó al recordar quién era), que tenía 23 años y que estaba tan libre como una paloma, o sea, no tenía una relación formal con nadie y eso le dejaba el camino libre.

Mientras tanto, no dejaba de mirarlo. Y viendo que la tal Hermione no regresaba de dondequiera que haya ido, rodeó la mesa y ocupó su puesto, junto al de Harry.

"¡Hola!" le dijo, con voz insinuante como de Hot Line. "Soy Frankie Lewis, mucho gusto" saludó. Si antes no lo había hecho era por lo babosa que se había puesto.

Harry se volteó a ver quién le hablaba, interrumpiendo su conversación con Molly.

"Hola. Eres la dama de honor de Clarissa, no?" preguntó.

"Sí, y creo que tú el padrino de su chico" Harry asintió. "¿Harry Potter?" Volvió a asentir. "Eres mucho más guapo que en las revistas. Debes estar lleno de pretendientes..."

Alto. Ginny desde el principio estaba con un oído en aquella conversación y las últimas 13 palabras que escuchó no le habían agradado nadita. Con el tiempo Harry se había convertido en una de esas personas a quienes elogias y se le suben los humos al instante; y cómo no iba a saberlo ella si había visto eso suceder al menos 100 veces desde que salió del colegio.

En efecto, Harry se sonrojaba y le sonreía a Frankie.

"No seré una obsesionada fan tuya, Harry, pero debo decirte que siempre me llamaste la atención" continuaba la joven.

Ginny la miraba con furia y su madre a ella la miraba con sorpresa, porque creía saber lo que su única hija mujer pensaba. Que era precisamente estrangular a la 'modelito' apenas Harry se volteara. ¡Y es que aquella (censurado) no paraba de relatar a Harry todo lo que sabía de él y repetirle una y otra vez sus cualidades! En un acto de desesperación miró a su lado izquierdo. Ahí estaba -campante, tomando un té de hierbas con el dedo meñique alzado- el amigo y futuro padrino de Clarissa, el aristócrata australiano Paul Thomas Strandford, que a pesar de lo fresón no estaba nada mal... Así que 'no le quedó otra' más que hablarle...

"Cariño, es un poco tarde. Creo que tenemos que volver por Christopher a la casa de tu madre y regresar a la nuestra" Ese era Ron, 20 minutos después, hablándole a su prometida. Había una tensión extraña en la mesa.

"¿Qué dices?" preguntó ella, mirándolo después de hablar con sus suegros y su padre.

"Que deberíamos..."

"No, sí escuché. Tranquilo amor, probablemente esté durmiendo y no despertará hasta mañana, además piensa; vamos a poder dormir solos esta noche..." le sonrió pícaramente.

En realidad Ron no estaba para bromitas, él sólo quería saber qué le pasaba a Hermione, dónde estaba y qué estaría pensando. Incluso, aunque no quería imaginárselo, podía ser que le hubiera afectado, y mucho. Y en ese caso... ¿estaría...

Tomada, ni más ni menos. Cuando llegó al departamento sus pies la habían llevado derecho al mueble de licores; lo abrió, seleccionó lo más fuerte que pudo encontrar y al rato se encontraba ebria, echada sobre el sillón boca arriba, botella en mano, mirando una mariposa que golpeaba contra la ventana, pensando que esa mariposa era la metáfora de su vida; haber salido del capullo para volar y volar y terminar chocando contra aquella barrera invisible que le impedía el acceso a la felicidad, una muralla que era un todo o un nada, la vida o la muerte.

Media hora después sonaba el teléfono. Se levantó como pudo (tambaleándose) y llegó a la mesa auxiliar. Cogió el auricular y luego de dos intentos de tomarlo mal, contestó:

"¿Aaaló?"

"¿Aló, Hermione? Soy Ginny, en qué estás?"

"Mu...rien...do..." respondió, mareada.

"No habrás tomado, verdad?" preguntó preocupada la pelirroja.

"S... sholo tomé un... poquito... poquitito!"

"¡Ay, Herms!" exclamó.

"Per... pero eshtoy... bien..." La botella de se resbaló de la mano y cayó al suelo, haciéndose añicos. "Oh, nooo!"

"¿Qué pasó? Sabes, te llamaba para avisarte que ahora vamos, así que quédate ahí, no te muevas del depa, que ya vamos. Adiós"

"Arrivederchi, Adieu, Bom Voyage" Colgó.

"¿Está bien?" preguntó Harry.

"No. Está borracha. Ya pensaba que estaba recuperada..." respondió, sin mirarlo.

Estaban en el lobby del hotel. La mayoría de los comensales habían marchado ya y sólo quedaban ellos dos. No se habían dirigido la palabra incluso cuando los amigos de Clarissa se habían ido, y Ginny estaba muy irritada, pues la tal Frankie le había dado su número a Harry y éste lo guardó sin más. Después fueron a la planta baja, los otros se fueron en el auto del padre de Clarissa y Harry pidió un taxi, que todavía no llegaba.

"¿Qué te pareció todo esto?" preguntó Harry, intentando hacer conversación.

"Cómo me va a parecer. Mal. Pésimo" respondió de mala gana y se acercó a la puerta de vidrio, alejándose de Harry que por supuesto la siguió.

"¿Qué pasa, pequeña?" Se acercó y la abrazo por atrás.

"Harry, no. Suéltame" Se liberó de él, cruzándose de brazos.

"No es para tanto, Gin. Ya sabíamos que tarde o temprano iban a tener que casarse formalmente"

"Nunca dije que era eso lo que me molestaba" lo cortó.

"¿Entonces, qué es?"

"Nada, déjame. Mira, ahí está el taxi" se salvó de responder y salió del hotel. Luego subió a la parte trasera del taxi y Harry, por no molestarla, se subió adelante.

Al llegar a su edificio, esta vez Ginny se le adelantó a Harry y le pagó al taxista, para bajarse rápido y entrar al recibidor.

"¡Ginny, espera!"

"Apúrate. Que no quiero ni pensar en cómo tendrá Hermione la casa"

Subieron por el ascensor y, una vez arriba, Ginny corrió a la puerta, abrió y encendió las luces para ver un triste espectáculo: Hermione sentada en el suelo junto a varias botellas vacías de Tequila -que según sus cálculos se había bebido en menos de 20 minutos- y, lo que era peor, con el maquillaje corridísimo y las lágrimas brotando una tras otra dejando un negro rastro sobre sus mejillas brillantes y húmedas.

"¡Oh, por Merlín, qué hiciste!" exclamó Ginny, ahora mirando vidrio roto desparramado por el piso hasta donde ella se encontraba y viendo que desde dentro del puño cerrado de la mano derecha de su amiga manaba un hilillo de sangre. "¡Abre la mano!"

Y en efecto, estaba apretando un trozo de vidrio, enterrándoselo bien feo en la palma. El trocito cayó y Ginny intentó levantar a Hermione, pero no pudo.

"Harry, ayúdame" le ordenó al moreno, quien miraba la escena anonadado y sin moverse.

Pronto lo hizo y con la ayuda de Ginny llevó a Hermione a su pieza; Harry fue por una poción a la cocina y Ginny le curó la mano con un hechizo, momentáneamente. Y eso, que estaba llorando ella también, por ver a su amiga así.

"Hermione... ¿Por qué te haces esto?" le decía y Hermione, aún ebria, miraba sin comprender.

Harry llegó con el frasquito y se lo hicieron tomar al seco, y al instante se quedó dormida. Con cuidado la metieron bajo las sábanas, apagaron la lamparita y salieron de la habitación. Se dirigieron al livingroom y Harry limpió el piso, mientras Ginny se llevaba las botellas vacías y las echaba en una bolsa que dejó en la cocina. Volvió a la salita y se sentó junto a Harry, que bebía un café. Se secó las lágrimas.

"Tenemos que hacer algo..."

"Lo sé"

"Está muy inestable, pudo pasar toda una semana o dos bien. Y ahora esto. Imagina una próxima vez... Si es que la hay" sollozó y negó con la cabeza.

"Primero que nada, hay que vaciar esta casa de alcohol"

"Igual se las va a arreglar para conseguirlo..." Fueron a la pieza de Hermione, Harry con la taza en la mano.

"En segunda, hay que hacerle ver que tiene un problema"

"Creo que ya lo sabe, pero no hace nada!"

"Hay que buscarle ayuda profesional"

"¿Cuándo? No la va a aceptar"

"Nosotros no dejarla sola"

"¡Ella quiere estar sola y está grande para que la andemos cuidando!"

"Ginny. ¿Puedes dejar de ser tan pesimista, por favor?" Lo último lo dijo apretando los dientes.

"No soy pesimista, Harry. ¡Soy realista! Hermione no va a aceptar ayuda de nadie" Bostezó. "Me voy a dormir. Buenas noches..." Se levantó y salió de la pieza.

Harry miró a Hermione. Podía Ginny tener razón o, como opción, había que buscar una manera de decírselo o a alguien a quién estuviera dispuesta a escuchar.

A la mañana siguiente, Harry se levantó con poquísimas ganas de ir al trabajo. Hizo sus cosas y cuando estaba terminando de afeitarse alguien golpeó insistentemente a la puerta del baño.

"¿Harry, puedes apurarte?" Era Ginny.

"¡Ya salgo, espera!" Cerró la llave, se secó las manos y abrió la puerta. Ginny todavía estaba en pijama. "¿Qué?"

"Es Hermione. Ven..." susurró. Harry la siguió hasta la habitación de la castaña.

La chica estaba en la cama, muy pálida, temblando un poco y con los ojos cerrados.

"¿Hermione? Dime, estás despierta?" preguntó, sentándose a los pies de la cama.

"Está despierta, pero no responde. Apenas si abre los ojos"

"Hay que llamar a una ambulancia"

"¡Hay que llevarla a San Mungo!"

"No. Lo que tomó fue alcohol común, así que ve a la sala y llama a la clínica que está anotada en la agenda bajo el teléfono. Y pide una ambulancia"

Después todo pasó muy rápido. En cinco minutos subieron dos paramédicos a llevarse a Hermione, Harry y Ginny se fueron con ellos en la ambulancia, llegaron a la enorme clínica a diez cuadras de su edificio, se llevaron a Hermione a Urgencias y ellos se sentaron en la sala de espera. Ginny estaba muy desarreglada; se había puesto lo primero que había encontrado.

"¿Qué le diste anoche?" preguntó ella, después de unos minutos de absoluto silencio.

"Una poción para que durmiera sin sentir nada"

"¿y si eso le hizo peor?"

"No creo, es comprado. No fui yo quien lo hizo"

Ginny sintió un escalofrío.

"Tengo miedo. ¿Crees que haya que avisar a sus padres?"

"Me parece que no se lleva muy bien con ellos, que digamos. Pero no perdemos nada"

Harry sacó la agenda que llevaba bajo el brazo, fue al teléfono público y después de poner unas monedas marcó el número de casa de los señores Granger. Nadie contestó.

"No hay nadie"

"Llama a Ron, entonces"

"Ya debe haberse ido al trabajo"

"¡Al celular, pues hombre!" Ginny estaba con los nervios de punta.

Harry marcó el número de Ron. Después de unos segundos, contestó:

"¿Aló?"

"Aló, Ron. Al habla Harry"

"¿De dónde estás llamando, Harry? Marshall te está buscando desde las nueve" dijo. Le hizo una señal al tipo con el que hablaba para que lo esperara y salió al pasillo.

"De la clínica cercana al departamento. Ron..."

"Para, no me digas nada. Es Hermione, verdad?"

Harry miró el auricular un segundo, sorprendido. ¿Cómo supo Ron?

"Voy enseguida" Colgó.

Ron se agarró el pelo, reprimiéndose mentalmente. Él sabía que algo iba a andar mal hoy con ella, el presentimiento lo había perseguido desde que la vio la salir apresurada después del anuncio de la boda. Ahora era verdad, ella estaba en una clínica.

Regresó al cubículo.

"Lo siento, Terry. Tengo una emergencia" le dijo al hombre que lo esperaba, mientras descolgaba la campera.

"Será para más tarde"

"Preferiría mañana... O mejor, yo te aviso. No sé cuánto durará esto. Adiós"

"Que tengas un buen día"

Ron corrió a la calle muggle fuera del Ministerio de Magia, tomó el tren subterráneo unas manzanas más allá y en lo que viajaba...

"¿Ustedes son los parientes de la señorita Granger?"

Harry y Ginny se pusieron de pie y asintieron con la cabeza.

"Bien. Tengo buenas y malas noticias. Cuáles quieren oír primero" preguntó el doctor, ficha en mano. (N/A¿A que no odian cuando las personas hacen esto? xD)

"No importa, doctor. Diga lo que tenga que decir..." apuró Ginny.

"La señorita Granger tiene un daño hepático leve" Ginny se tapó los ojos. "En unos minutos la vamos a trasladar a una habitación privada en el cuarto piso" Miró su ficha. "La número 415" continuó. "Va a quedar en observación por un par de días, pero antes de ser dada de alta quiero hablar con ustedes en mi consulta" Anotó algo. "Les sugiero que vayan subiendo y esperen allí. Además de eso pueden verla, pero la tendremos sedada. ¿Claro?"

"Sí, doctor. Gracias" dijo Harry y acto seguido miró a Ginny. "¿Vamos?"

Ginny bajó sus manos a las caderas y afirmó con un leve 'vale'. Se dio media vuelta y caminó en silencio hasta las escaleras. Harry habló unas palabras más con el doctor y también fue al cuarto piso. Al llegar vio que Ginny estaba sentada mirando hacia fuera por la ventana, con la vista perdida en el horizonte. Se sentó a su lado y le puso una mano en el hombro. Ella saltó en el asiento y lo miró. Estaba llorando.

"¿Otra vez?" murmuró Harry, refiriéndose a las lágrimas.

"Sí, otra vez" musitó ella y se echó hacia tras en el respaldo de la silla plástica.

"Hermione va a estar bien, el doctor lo dijo"

"¿Y tú le crees?"

"Es su trabajo. Y más le vale, calculando todo lo que nos va a salir la cuenta médica..." Ginny soltó una risita. "Ven, levántate" Así lo hizo y él también, luego la abrazó con fuerza y Ginny comenzó a descargarse en su hombro.

"Si le pasa algo yo me mato, Harry, Te prometo que me mato"

"No digas esas cosas, no le va a pasar nada, está en buenas manos"

"¿Pero y sí...?"

"Mira, ahí traen a Herms"

Se separaron. Ambos se quedaron quietos viendo cómo entre dos enfermeros llevaban la camilla con Hermione durmiendo en ella y conectada a una bolsa de suero, entraban a la habitación 415 y no vieron más, porque la puerta se cerró y un minuto después salieron los hombres y desaparecieron por el ascensor.

"¿Quieres entrar a verla ahora?" Ginny negó y Harry le tomó la cara con ambas manos. "¿Estás mejor?" Ahora asintió, mirando a Harry con los ojos húmedos. Él le dio un tierno beso en los labios.

"Buenos días. ¿Hermione Granger?" preguntaba Ron en recepción.

La secretaria tipeó algo en un PC y lo leyó, y miró a Ron.

"Piso cuatro, habitación 415. Por allá está el ascensor"

"Gracias"

Ron corrió y alcanzó a entrar al ascensor justo cuando éste cerraba sus puertas. Presionó el número 4. Cuando las puertas se abrieron y salió al pasillo, vio a Harry y a Ginny besándose descaradamente junto a una ventana. Una cosa era el hecho en sí y otra el estarlo haciendo en un recinto público de salud y también mientras quizás cómo sufría Hermione dentro de una habitación blanca y fría como la nieve. Se acercó y con unos golpecitos en el brazo de Harry los interrumpió. Ellos se separaron y en el acto se sonrojaron.

"Ron, yo..." empezó a disculparse Harry.

"Después, Harry" Lo detuvo con una mano. "¿Se puede entrar a ver a Hermione?"

"Se supone que tiene que descansar, pero creo que sí"

"¿Qué le pasó?"

"Se intoxicó" contestó Ginny, aún muy roja. "Anoche. Con Tequila de importación"

"Tres botellas. Y eso que hablamos sólo del Tequila, no sabemos si tomó algo más de lo que no había evidencia"

"¿Eso fue en el hotel?"

"La encontramos así cuando llegamos al departamento. Estaba... bien, no tan bien, pero estable, hasta hoy en la mañana"

"Por eso la trajimos"

"¿Y qué dijeron los sanadores?"

"Doctor"

"Bueno, eso"

"Dijo que iba a quedar bajo observación unos días"

"¿Cuántos?"

"No dijo"

"Santas calabazas, eso es mi culpa" se dijo Ron, sentándose. Ginny sacó un vaso de agua de una maquinita y se lo alcanzó. "Gracias" Bebió. "¿Qué tengo que hacer?"

"Hermanito..." Ginny miró a Harry buscando apoyo. Éste levantó el pulgar. "Tienes que ayudarnos"

"¿Con qué?"

"Hay que hacer... no. Hay que decirle que está cometiendo un error pensando que así se olvida de sus problemas y nosotros..." Volvió a mirar a Ron "Pensamos que tal vez a ti sí te escuche"

"Eso lo veo difícil" Negó con la cabeza, mirando el suelo. "Ella no quiere que le diga algo, quiere que la escuchen"

"¿Cómo sabes eso?" preguntó Harry.

"Ella me lo dijo anoche, rato antes de que mi suegro anunciara..."

"Lo de la boda, sí" completó Harry, e intercambió otra mirada con Ginny.

Ron los vio.

"¿Y que hay con ustedes?" les preguntó, ya mucho más relajado. "¿Por qué yo no sabía nada?" Ahora miró a Harry. "Pensé que estabas saliendo con Jacqueline..." Frunció el entrecejo. "Incluso llegué a dudar ayer cuando hablabas con Frankie y le decías que estabas soltero... Y ahora..."

"¿Estabas escuchando?" inquirió Harry, riendo.

Ginny se cruzó de brazos, recordando ese momento.

"No había nada más entretenido que hacer" Sonrió y miró a su hermana. "Y tu le ibas con Strandford"

"En broma" dijo Ginny, mirándolo con una ceja arqueada, sonriendo también.

"No creo haberlo soñado"

"¿Ahora uno no puede hablar con una mujer sin estar coqueteando?"

"Tú no puedes" le dijo Ron. Ginny se rió y Ron posó su vista en ella, con mirada paternal. "No dejes que este Don Juan juegue contigo, hermanita"

"No estoy jugando con nadie Ron. Con tu hermana va en serio"

"¿De verdad?" dijeron los dos Weasley a la vez, Ginny especialmente feliz.

Harry asintió, muy serio.

"Entonces creo que te creeré. Potter no se pone serio en vano" les dijo Ron, sacándole la lengua a Harry. Acto seguido miró hacia la puerta tras la cual se encontraba Hermione y se puso de pie, serio otra vez. "Entraré a verla"

"No la despiertes" dijo Harry.

Ron caminó hasta la puerta lentamente y giró el pomo. Entró. Atrás, Ginny todavía miraba a Harry sorprendida.

"¿Es verdad lo que le dijiste?" le preguntó.

"No, sólo lo dije para sacarme a Ron de encima"

"Ah" Se desilusionó por un segundo, pero a escuchar la risa de Harry levantó la vista y se rió también.

Hermione dormía inmóvil boca arriba sobre la cama de sábanas blancas. Ron cerró la puerta tras de sí y se acercó. Tomó una silla y la colocó junto a la cama, luego se sentó y la miró. Se veía tan en paz que daba miedo y no quiso pensar lo peor. Apretó los labios y levantó una mano hasta tocar su mejilla. Estaba algo helada, pero muy suave, y la acarició. Suspiró.

"Realmente me importas mucho más que un poquito, Herms, aunque nunca te hayas dado cuenta..." susurró y le tomó la mano, sin dejar de mirarla.

Abrió los ojos lentamente. La luz le molestaba un poco, y había mucha luz en aquella habitación, que no era la suya. Miró hacia los lados rogando no haber hecho alguna locura y uno a uno recibió indicios del lugar en que se encontraba. De su brazo izquierdo mediante una aguja y un tubito recibía una sustancia trasparente que prendía de un armazón. Suero. Y más abajo en su muñeca un aparato que conectaba a otra máquina que mostraba en la pantalla sus signos vitales. Estaba en una pieza de hospital. ¿Qué había pasado, cómo llegó hasta aquí? Se sentó lo mejor que pudo y, con la mano derecha, haciendo un enorme esfuerzo, alcanzó su ficha. Sus ojos recorrieron con avidez el papel; línea por línea, palabra por palabra, letra por letra, y le pareció extraño que, después de tantos aguantes de haber bebido, ahora no se había salvado. La última nota de la ficha databa del 6 de Agosto. Miró otra vez el aparato de los signos vitales y ubicó un reloj; eran las 1:30 de la tarde.

"...no debería tardar más" dijo una voz de mujer, que entraba en la habitación. Y que pronto vio a Hermione despierta y sentada en la cama. "¡Ah! Veo que despertaste. Mejor aún..."

"¿Enfermera?" tentó. La mujer se acercó y le sacó la ficha de la mano para volver a ponerla al borde de la cama. "¿Qué...?"

"Espera ahí, cualquier pregunta se la haces al médico, ya lo voy a llamar" decía mientras movía unos botones de la máquina, regulaba el suero y al final salió, dejándola sola de nuevo.

Afuera, la enfermera se encontró justamente con el doctor, y le dijo que la paciente había despertado, haciéndose escuchar también por Harry, Ron y la señora Granger, quien hablaba por celular. Los dos primeros llegaron a saltar en sus sillas. El doctor se acercó con intención de darles la noticia pero la madre de Hermione cerró abruptamente el móvil y le dijo:

"Ya sabemos, doctor. Puedo ver a mi hija, verdad?" Se puso de pie.

"Preferiría examinarla primero, luego le avisaré" respondió éste y a ella no le quedó más que sentarse y volver a abrir el celular.

El doctor le dijo algo a la enfermera y se dirigió al cuarto. Al abrir la puerta se encontró con Hermione sentada aún, y desorientada, mirando a todos lados.

"¡Hola!" saludó el doctor, tendiéndole la mano. "Soy el doctor O'Hio, tu médico tratante"

"Hola..." contestó ella, insegura, saludando.

"Supongo que quieres saber por qué estás aquí"

"Leí la ficha y..."

"Quieres detalles" Ella asintió. "Pues bien..."

El doctor le dio una charla de más o menos 10 minutos, después de los cuales salió y le dijo a la madre de Hermione que ya podía pasar a verla.

La señora Granger apenas entró a la habitación caminó hasta su hija y la abrazó.

"¡Mi niña, qué bueno que despertaste! No te imaginas lo preocupados que estábamos todos"

"Tranquila mamá, estoy bien" susurró ella, sonriendo.

"Papá está muy ocupado en la consulta, hoy no pudo venir pero anoche sí lo hizo y se quedó un rato contigo. Tu tía Noria igual vino. Los que me sorprenden son tus amigos, no se han movido de aquí desde que te trajeron, o casi..."

Hermione abrió los ojos un poco más y sintió una resequedad en la garganta.

"¿Están afuera?"

"Menos la niña de cabello largo, estaba urgidísima con el trabajo" Hermione asintió. "De verdad estaba preocupada de que no despertaras, hija..."

Fue una conversación bastante extraña. Su madre le contó muchas cosas (en especial chismes) de lo que había pasado desde la última vez que se hablaban extendidamente. Hermione también le contó algunas, claro que excluyendo ciertos 'detalles' que a la señora Granger no habrían de interesarle (o no tendrían qué, en realidad). Alrededor de 40 minutos hablaron hasta que se despidió excusándose por trabajo y le dio el pase a Harry.

"¡Hermione!"

"¡Harry! Qué milagro. Pensé que estarías trabajando"

"He estado haciéndolo mientras estaba afuera. Sólo debía avanzar un reporte" Se sentó en la silla.

"No me gusta perjudicar a nadie" se lamentó.

"Nos haces un favor, Herms. Aburre de verdad ir cada día al mismo lugar a trabajar"

"Todavía podrías tomar tu ascenso" sugirió.

"No, está bien así" Ya me acostumbro. Pero cambiando de tema, hay algo importante que debo decirte" Se puso serio.

"¿Qué sería?"

"El motivo por el cuál estás aquí..."

En la sala de espera, Ron -quien estaba completamente solo- notaba que Harry al entrar había dejado mal cerrada la puerta y al acercarse a cerrar, no pudo evitar escuchar su nombre. Así que se apoyó en el marco de la puerta y escuchó:

"...¿es Ron?"

"Oh, Harry. Otra vez no..."

"¿Por qué?"

"¿Por qué crees tú? Se supone que yo soy la del problema, y yo quien busque el equilibrio o la solución"

"¿Y bebiendo lo vas a encontrar?"

"¡Y qué más quieres que haga?" susurró. "Necesito activar el cerebro y..."

"El trago sólo te lo atrofia. ¿O qué creías? Tal vez estás esperando morir para entenderlo todo, no?"

"¿Qué si quiero morir? Quizás ese es mi destino, morir ahogada por el alcohol..."

"¿Sabes cuánto cuesta tu desintoxicación?"

"Yo corro con los gastos que el seguro no cubra, Harry"

"No me refiero a 'esos' gastos. Me refiero al costo vital. Por suerte que no portabas más alcohol. Una botella más y..."

"Hubiera muerto, supongo" sentenció, quitada de la pena. "Tomo porque... no lo entenderías"

"Déjame intentarlo"

"Para qué, si incluso creo que ya lo sabes. Tú mismo lo dijiste. Y sí, es Ron; todo es por culpa de Ron"

El pelirrojo apretó un puño que tenía apoyado de la pared. Era su culpa, Hermione lo culpaba, y estaba en lo cierto.

Continuará...