El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000
Capítulo dedicado a Cornamenta, por ser el review número 200. ¡Felicidades!
Tus días están contados
Capítulo 17: Casa nueva, vida nueva?
Harry se fue. Hermione terminó de ordenar y fue a tomar una siesta. Como a las 5 p.m. se despertó, lavó la cara y buscó el dinero para ir al supermercado. A las 7 Ginny se apareció en el departamento y a las 8 sonó el timbre. Ron, Clarissa y el pequeño Christopher Matthew habían llegado.
"Permiso, voy al baño. Enseguida regreso" masculló Hermione al escuchar aquel sonido y salió disparada hacia el pasillo.
Ginny puso los ojos en blanco y fue hacia la puerta, respiró profundo y giró la manilla.
"¡Cuñadita!" saludó Clarissa, sonriendo y la abrazó.
"Pasen, por favor"
Ron llevaba al bebé en su carrito, y muy alegre no se veía. Entraron al departamento. Ginny los invitó a tomar asiento y les ofreció de beber. Hizo aparecer los vasos a la vez que Harry llegaba por la chimenea. Se sacudió el polvo, se quitó la capa y saludó a las visitas. Después de esto y antes de tomar asiento, lanzó una mirada interrogadora a Ginny. Ella sabía a lo que se refería, que dónde estaba Hermione, y ella iba a inventar una respuesta apropiada cuando Ron soltó una carcajada y los miró, diciendo:
"¿No me digan que ustedes siguen saliendo?"
"¿En serio?" preguntó Clarissa, riéndose.
Harry negó sonriendo y tomó un vaso con gaseosa de cola. Ginny perdió algo de color.
'Todo va a estar bien, no te vas a poner nerviosa, no te vas a poner nerviosa' se repetía Hermione, sentada en el pequeño taburete del baño mientras bebía agua fría de un vaso. Tenía dos problemas; uno, como siempre, era tener que ver a Ron y perder todo el juicio. El otro, era que no se imaginaba cómo enfrentar a Clarissa ahora que sabía quién era realmente, en especial porque sabía que guardaba un secreto importante y que su autocontrol adquirido en la Academia nunca había sido puesto en acción frente a ciertas personas que debilitaban su 'control mental'. No quería que se le saliese un estúpido comentario como '¡Hola Susan Robinson, quiero decir, Clarissa Parsons, o sea Weasley!' porque su investigación se iría por el caño y, mención aparte, Ron se iba a enojar.
Respiró profundo tres veces más, se bebió el agua al seco y se levantó. Porque no era una cobarde. Siempre estaba lista para la batalla. Salió de allí y llegó al livingroom, donde cayó un halo de silencio al ella hacerse ver.
"Hola, buenas noches. ¿Llegaron hace mucho?"
"Hermione, allí estabas" dijo Harry para salir del paso. "Siéntate aquí" Le indicó su puesto, levantándose. "Voy por más bebida... ¿o quieren otra cosa?"
"¿Tienes leche?" preguntó Clarissa.
"De chocolate" contestó Harry, mientras Hermione se sentaba y miraba fijamente a Ron.
"Eso estaría bien" le dijo Clarissa a Harry, sonriendo. Entonces se dirigió a Hermione. "¡Hermione! A ti quería verte"
"¿Por qué?" le preguntó ésta con la voz seca.
"Hay un asuntillo sobre el que requiero hablar contigo" Se puso de pie y se sentó en el sillón vacío contiguo a Hermione.
"Dime"
"Sucede que a partir de mañana quiero retornar a trabajar a la radio. El jefe me envió una nota y me lo pidió así..." Hizo una pausa.
"¿Ya?" preguntó Hermione, intrigada de verdad.
"Y tú entras a Hogwarts el primero de Septiembre"
Hermione asintió. Harry regresó de la cocina y le entregó a Clarissa un vaso con leche.
"Quería saber... si sólo esta próxima semana, mientras estés aquí... Que si puedes cuidar por las tardes a Christopher Matthew..."
"¿Qué?" exclamó Ron, al parecer indignado, mirando ceñudo a su esposa. Ella le lanzó una rápida mirada silenciadora y él pareció apaciguarse.
"Bueno, como te decía. Hermione" volvió a sonreír "¿Podrías cuidarlo?"
"Clarissa" volvió a hablar Ron "no le puedes dejar el bebé..." apuntó a Hermione "¡a ella!"
"A ver, Ronald. ¿Estás dudando de mis capacidades para cuidar un bebito?" se quejó la castaña. "Porque hace unos días atrás no opinabas lo mismo"
Harry y Ginny veían la escena boquiabiertos, mirando de un lado a otro como en un partido de ping-pong.
"Sí, puede que sí lo esté haciendo" respondió él, sin titubear. "Clarissa" miró a la aludida "¿por qué primero no me dijiste que venías para hablar de esto con ella?"
"Tengo tanto derecho a no darte explicaciones como yo me resigné a no pedírtelas más"
"Atento" le susurró Ginny disimuladamente a Harry, pegándole con el codo. Harry respondió por igual:
"Ya lo estoy"
"¿Y qué te costaba preguntarme antes?" dijo Ron, ya fuera de sus cabales. "¡No puedes ir por ahí tomando las decisiones sola, porque es tan hijo mío como tuyo!"
"Me da miedo dejarlo..." indicó a su hijo "...con una persona desconocida. Además es una semana. No quiero molestar más ni a tu madre ni a la mía"
"A la mía no le molesta"
"¡Pero déjala descansar, ya estuvo por más de media semana cuidando un hijo que no es suyo! Y a Hermione no creo que le moleste, verdad?"
Ambos la miraron. Hermione no sabía qué decir. Era mucha responsabilidad. Cuidar un bebé ajeno cuando ni siquiera podía cuidar de sí misma. Apenas tenía experiencia con bebés. Si Clarissa no había sufrido amnesia, algo tendría entre manos para ser Hermione quién eligiera para cuidar a su hijo (ahora cualquier motivo era válido para sospechar de ella). Y sobretodo que por un extraño motivo, Ron se oponía. Sólo por llevarle la contra, terminó asintiendo lentamente. Clarissa sonrió y miró fugazmente a su marido, declarándose ganadora. Pero Ron rebatió.
"No quiero que ella cuide a mi hijo"
"¡Por qué no, por Merlín!" exclamó Clarissa, exasperada.
"Porque ella..." miró a Hermione "es una..." Y sus labios formaron claramente la palabra 'alcohólica'.
Hermione no aguantó más; se puso de pie de un salto, caminó dos pasos hacia Ron y le plantó una cachetada en plena mejilla izquierda, murmurándole:
"Que vuelvas a decir eso y no vas a vivir para contarla"
Clarissa pretendía parecer sorprendida y asustada por lo que sucedía, pero Harry pudo distinguir algo parecido a la alegría en su mirada. ¿Qué significaba eso?
"Me largo de aquí" sentenció Ron, tomó el cochecito del bebé y fue hacia la puerta.
"¡Espérame, Ronnie!" le gritó Clarissa, poniéndose de pie y caminando a paso rápido tras él, quien abría la puerta. Miró por última vez a Hermione, la que estaba roja de cólera. "Te envío una lechuza apenas llegue a casa para decirte dónde y cuándo" Y miró a Ginny y a Harry. "Y perdonen por lo corto de la visita, pero Ron ha estado 'así' desde que regresamos de Marruecos. ¡Adiós!" Cerró la puerta.
Hermione volvió a sentarse y Harry le alcanzó un vaso con cola.
"Eso es mentira" dijo Ginny, aún algo aturdida. "Ron se comportó bastante normal ayer cuando fui a visitarlo. Algo le debió haber pasado entre ayer y hoy"
"¿Escucharon eso de 'tengo tanto derecho a no darte explicaciones...'?" les preguntó Harry.
Ginny asintió, en cambio Hermione pareció no escucharlo, mirando hacia el piso.
"¿Viste la manera en que lleva las cosas? Eso lo hemos visto desde que la conocimos, es muy dominante y cambia de ánimo tan rápido como un torbellino. A ratos me da pena por Ron, aunque ahora..." Frunció el ceño. "¿Qué le pasó? Se me hizo que no andaba de buen humor desde el principio"
"Esto es raro, al principio estaba chistosito incluso. Llegó Hermione y..." La miró.
Ella temblaba, respirando profundamente sin quitar la vista de la alfombra.
"¿Hermione?"
Levantó la cabeza, lo miró lágrimas corriendo y se fue a paso rápido a su habitación.
"¿Por qué siempre hace lo mismo?" preguntó Harry, alzando las manos.
"Porque a pesar de todo, sigue enamorada de Ron, qué no es obvio?" le respondió, enojándose. "Ustedes los hombres son tan idiotas" Se cruzó de brazos y se disponía a ir a su habitación, cuando Harry se interpuso en su camino y no la dejó pasar.
"Ginny, ya sé lo que estás pensando. Anoche no dormí con Jacqueline, si eso fue lo que creíste"
"¿Ah, no?. ¿Y por qué no llegaste?" No le creía.
"Por la reunión de urgencia en el Ministerio. A ti misma te encomendaron el papeleo. ¿Acaso no viste mi firma en la hoja del acta?"
Sí, Ginny la había visto, pero eso no quitaba que a Harry le importara un comino su relación.
"¡Eso qué más da, Harry! No te costaba nada haber avisado que no volvías. Además, cuando tu 'amiguita' llegó, me dejaste sola con ese estofado a medio hacer. ¿No podrías haberle dicho que no? O al menos correr su invitación para otro día"
"Yo iba a decir que no iría si tú así lo querías, pero insististe en que fuera"
"¿No te das cuenta nunca cuando una chica está siendo irónica? Con razón duraban tan poco tus noviazgos..." Ginny puso su índice en la sien y abrió los ojos, como si de un momento a otro comprendiera todo.
"¿Quieres que sea honesto? No te soporto cuando te pones así" soltó Harry, dándole el paso, pero ella bajó el brazo y no se movió. "Anda a dormir, no estoy para que me insultes"
"Y yo tampoco para que me faltes el respeto" le espetó ella, dejando de bromear. "¿Por qué tenías que salir con ella?. ¡Estabas conmigo!" Se apuntó con ambas manos.
"Porque somos amigos. A mí me molesta que desconfíes de mí y al mismo tiempo exigirme, cuando no quieres formalizar nada"
"¡Te expliqué porqué no quería hacerlo todavía, lo hice!"
"¡Pero encuentro que tus razones son invá... inútiles! No haces siquiera un esfuerzo por pensarlo mejor. Pongo todo de mi parte por entenderte, pero no puedo. Así no puedo" La miró con tristeza y caminó hasta el perchero bajo la atenta mirada de ella, tomó su capa y le dijo: "Tengo que seguir trabajando, queda bastante por hacer. Espero que esa sea explicación suficiente para que no pienses mal de mí. Buenas noches" Desapareció.
Ginny observó vagamente por unos segundos el punto donde Harry se había desaparecido. Ella sabía que esto iba a suceder en algún momento; dentro de lo que Harry (ella suponía) la quería, la odiaba. La odiaba por ser tan indecisa e insegura, y tenía razón. Debía replantearse su situación y pensar en qué era mejor para los dos: terminar la relación antes de que se vuelva más estrecha, seguir como están sin hacer nada, o llevar la relación a un escalón más alto -que al fin y al cabo quería Harry y lo que ella en el fondo también deseaba-, pero no podía quitarse ese estúpido miedo de la cabeza, de que algo fuera a salir mal. El riesgo, valía la pena? No tenía ni que preguntárselo...
Clarissa se había excusado por el sueño de Christopher Matthew al llegar al departamento y se había marchado a su habitación con él, diciéndole a Ron que no molestara y que más tarde tendrían que hablar seriamente. Eso a Ron no le preocupaba. Prefirió ir por un café y un hot-dog con demasiado ketchup a una estación de servicio a pocas cuadras de su edificio, donde podría estar tranquilo para pensar en lo que había pasado esta noche y por qué había pasado.
Existían varios motivos y el más importante y que más lo torturaba era el que Clarissa hubiera elegido a Hermione para ser la que cuidara de Christopher la primera semana de trabajo. No podía ser peor. Apenas su esposa lo dijo en voz alta, había pensado -y seguía pensándolo- que había perdido la cordura. Las vacaciones la habían trastornado, y no era que él pensara que Hermione no podría cuidar a su hijo, de hecho a ratos pensaba que la castaña podía ser mucho mejor madre que la madre de su hijo. Y era que tampoco pensaba que por ser un poco 'buena para beber' significara que lo hacía todos los días y a cada rato, lo de 'alcohólica' sólo lo dijo para sacársela de encima y el motivo era que no quería sentirse más confundido de lo que ya estaba.
Si Hermione cuidaba a su hijo era peor que mezclar las cosas. Si hubiera querido que Hermione cuidase de su hijo lo hubiera tenido con ella, y punto. No la iba a olvidar, y menos si la veía durante cinco días en su casa dándole el biberón al pequeño Christopher Matthew! 'Una solución algo radical podría ser pedir el traslado a Australia e irnos a vivir allá' pensó Ron. '¡Pero Clarissa se opondría completamente!' Por una parte, un lugar de su corazón le decía 'Si no la olvidaste en dos años, no lo harás ni en cinco, ni en ocho, no lo harás nunca' y otra parte muy diferente le decía que no interfiriera en el curso de las cosas, pues su recompensa lo esperaba al final de todo. Y su mente quedaba abierta a pensar que su recompensa no necesariamente sería lo que él deseaba, sino algo mejor.
Una media hora después, Hermione recibió la lechuza de Clarissa directamente en su cuarto. Se secó la cara con la punta de la sábana y abrió el sobre. La lechuza desapareció.
El programa que conduzco en la radio comienza a las 6 en punto de lunes a viernes, pero debo estar en la emisora una hora antes para revisar los guiones y la programación. Estaría bien que llegaras a mi departamento alrededor de las cuatro y media hasta la hora en que yo regrese, que sería a las 20 horas. Si lo que temes es encontrarte con Ron (mil disculpas por su actitud!), eso es improbable que suceda; nunca llega más temprano. Mañana hablaremos de los horarios de Christopher Matthew. Nos vemos.
Clarissa
Arrojó la hoja y la lanzó al suelo, volviendo a recostarse en la cama y apagando su lamparita. La luna se empinaba en medio del cielo negro; ninguna estrella le hacía compañía, eso se apreciaba claramente a través de las cortinas abiertas de la única ventana de la habitación.
Y se suponía que Ron la quería... ¿Qué había hecho para merecer esto? Un día parecían poder llevarse tan bien, y al siguiente tan mal, sin siquiera verse a diario. ¿Pero por qué Ron la trató así? La explicación más lógica con la que se podía hacer era el que el pelirrojo trataba de aparentar que la odiaba cuando estaba su esposa presente, porque podía ser que ella sospechara de Ron tanto como ella, Harry y Ginny sospechaban de Clarissa. O completamente fuera de razón, que Ron era un maldito mentiroso de pacotilla que le gustaba jugar con los sentimientos de los demás, en especial con los de Hermione, porque quería vengarse por haberlo ella dejado plantado después de darle el mejor beso de toda su vida poco antes de subirse al tren que la llevara a Holanda hace dos años. Y eso que después de terminar Hogwarts nunca más habían vuelto a pelearse seriamente.
.:Flashback:.
Eran alrededor de las siete de la tarde en la biblioteca más grande del mundo mágico, en el palacio familiar Ravenclaw (N/A: weh, mi casa, tenía que ponerla xD), una de las edificaciones más antiguas y mejor escondidas de todo Londres. Hermione estaba allí desde las cuatro, cuando había terminado sus clases en la Academia y se había dirigido a este lugar para comenzar un largo trabajo sobre 'La historia de la Magia Oscura' que debía entregar en unos dos meses más. Como siempre, no quiso dejarlo para última hora y empezó a trabajar el día siguiente al que le dieran la pauta. Tenía mucha sed y la bibliotecaria (quien tendría su edad, más o menos) sólo esperaba su salida ya que no quedaba nadie más en el edificio y debía cerrar.
Miró el alto techo, cerró los libros con pesadez, guardó sus cosas en un bolso y con la varita los envió al departamento.
"¿Ya estás lista, Granger?" preguntó la joven bibliotecaria, tomando los libros y llevándolos a su respectivo lugar.
"Por hoy sí" Se puso el abrigo y guardó su varita en el bolsillo interno. "Nos vemos, Marianne"
"¡Dale mis saludos a Harry!"
Recorrió los pasillos débilmente iluminados con candelabros muy antiguos. Pasó por el recibidor y abrió la puerta principal. Ya estaba oscuro y un par de hojas amarillas volaron frente a sus ojos, llevadas por el viento. Era pleno otoño. Caminó por el sendero principal que llevaba al portón alto y negro de la entrada. Los grandes pinos del jardín de entrada tapaban la luz de las farolas de la calle, a pesar de eso pudo distinguir una figura apoyada de espaldas por fuera al portón. Una figura de hombre con las manos en los bolsillos y campera negra. Cuando estuvo a cinco pasos del portón, notó que era pelirrojo. Se alzó de hombros y sonrió.
"Ron, qué haces aquí?"
El hombre se enderezó, dándose vuelta y le devolvió la mirada, sonriendo también.
"Dijiste que ibas a volver a las seis y media" Las rejas aún los separaban.
"¿Desde qué hora estás aquí?"
"Las seis treinta y dos, te di un minuto de diferencia" Pronunció su sonrisa.
"¡Y por qué no entraste en vez de congelarte aquí afuera! Aigam" susurró a la cerradura del portón, la que chirrió y se abrió. Hermione sacó la traba y salió, cerrando por fuera.
"No quería molestarte si estabas trabajando; así después me ayudas con el mío" le dijo, dándole un corto abrazo. Cuando se separaron, él pasó su brazo derecho por sobre los hombros de ella, y empezaron a alejarse del palacio.
La avenida se aparecía a su alrededor. Mellow Avenue se caracterizaba por sus amplios espacios para caminar, los sauces que iban por el medio y las calles que gracias a una prohibición ecológica los automóviles no podían transitar. Con suerte andaban los ciclistas, pues lo único que destacaba del lugar además de su tranquilidad eran las antiguas mansiones que lo rodeaban, todas conservadas como museos o lugares de interés netamente turísticos desde al menos 40 años atrás. No había tendido eléctrico; todo funcionaba subterráneamente, así que si mirabas hacia arriba sólo veías las altas farolas de principio de siglo, que le daban un toque mágico al ambiente.
"¿Vas a venir todos los días?"
"El trabajo está larguísimo, piensa que apenas comencé la introducción y tuve que usar seis libros distintos"
"¿Y estás desde que salimos de clases?"
Asintió. Siguieron avanzando y ya iban entrando a un sector residencial, puesto que aparecían los primeros vehículos cuando Ron paró de pronto y se separaron por unos pasos.
"¿Qué?" preguntó Hermione, mirando hacia atrás.
"¿No has comido nada desde el almuerzo?"
"Mmm... No" contestó riendo. "No pasa nada, no tengo hambre"
"¿Segura?"
"Sí, segura" Se encogió de hombros. "Sólo tengo un poco de sed"
"¿No quieres nada para beber?"
Levantó una ceja. Ron le indicó con el índice un lugar a sus espaldas. Se volteó, cautelosa, y vio un precario puesto de cafés y comida china metido entre la arboleda. Como que de un momento a otro había aparecido allí, porque nunca -de todas las veces que había pasado por aquel lugar- lo había visto.
"Vamos" masculló Ron, tomándola de la mano.
Corriendo cruzó la calle, pasó un par de sauces y quedó frente al localito que parecía un kiosco con banquitos por la parte de afuera. Pero no los ocuparon.
"Buenas tardes, qué desear?" preguntó un hombre con marcado acento oriental, de mediana edad y con un gorrito chistoso al otro lado del mesón.
Hermione leyó el cartel de productos y precios rápidamente.
"Un té bien cargado, con dos de azúcar" dijo finalmente, a la vez que buscaba su billetera en los bolsillos del abrigo.
"Que sean dos" dijo Ron, acercándose, y le susurró a Hermione: "Tranquila, yo pago"
"De todos modos se me quedó en el bolso..." dijo ella, frustrada, mientras se giraba y veía la calle de enfrente.
Un tipo alto y calvo, vestido completamente de negro, salía de una de las casas tomado de la mano de una mujer de pelo azul muy corto. Cuando -supuso- el dueño de la casa los despidió en la puerta y cerró, se tomaron de ambas manos y se besaron apasionadamente. Luego se soltaron, pasaron por el portón, el hombre se dirigió a una moto y la montó, mientras que ella entraba a un reluciente automóvil gris plata. Él partió a gran velocidad y ella giró el auto en 180 grados, y echó a andar hasta perderse.
"Ten" dijo Ron, pasándole desde atrás un vaso de plumavit con una bombilla y una servilleta alrededor, que olía exquisito.
Hermione se llevó la punta de la bombilla a la boca y sorbió, cruzando la calle al instante. Ron la siguió y al llegar a la otra vereda y voltear, el puesto de cafés y comida china ya no estaba.
Comenzó a lloviznar suavemente, así que con la mano libre Hermione sacó un bulto arrugado del bolsillo del abrigo, lo sacudió un par de veces contra la pierna y se lo puso. Era un gorrito. Seguían caminando.
"¿Por qué tan silenciosa?" preguntó Ron, pasados unos minutos.
"Me preguntaba..." Suspiró, sorbió lo último del té y aventó el vaso en un basurero a mano. "Me preguntaba si nuestras vidas... Bueno, la tuya, de Harry, de Ginny y la mía" corrigió "tomarán rumbos diferentes..."
"Es razonable, reacción natural como dirían algunos... Para mí, puede que pase, puede que no. ¿Por?"
"No sé, es extraño. ¿Qué vamos a hacer cuando terminemos la carrera?"
"¿Trabajar?" Alzó una ceja.
"Sí, pero... ¿Vamos a seguir viviendo juntos?" Se cruzó de brazos sin dejar de caminar. "¿Los cuatro?"
"Creo saber a lo que te refieres" Arrugó su vaso con la mano y también lo botó en un basurero. Dejaba de lloviznar, quedando una sensación de más frío en el aire. "No hay que partirse pensando en el futuro. Aún nos queda más de un año en la Academia; a mi hermana dos, eso sí. Igual creo que... Lo lógico sería seguir juntos hasta que alguien se case, creo..." dijo medio en broma.
Hermione asintió. Ya estaban a media manzana de su edificio y el viento se ponía más fuerte.
.:Fin del Flashback:.
El día amaneció gris. Cómo se notaba que ya empezaba el otoño, pues los días de sol no duraban para siempre. Hermione se desperezó y fue por desayuno, sorprendiéndose de la no-presencia de ninguno de sus amigos y descubriendo en el reloj de la pared que ya pasaban de las once de la mañana. Se limitó a tomar un vaso de jugo de arándano, se vistió y buscó en el librero por algún -valga la redundancia- libro sobre cuidado de bebés y niños, pero luego de revisar todos los títulos se bloqueó, porque en realidad no había manera de que un libro de esos estuviera en la casa de unos solterones y menos de unos solterones magos. De pronto la chimenea brilló a pesar de no estar encendida y dejó aparecer un sobre a ras del suelo. Hermione lo recogió y apenas al ver su nombre en el la parte delantera y el escudo de Hogwarts por atrás, lo abrió con desesperación y leyó. Tenía los horarios en los que estaría en el colegio. Entrada a las ocho y media y salida a las diecinueve, de lunes a viernes. Eso qué más daba ahora. Eran las 12 y ya que no había ido al centro de rehabilitación por la mañana, podría almorzar allá y luego tomar la terapia hasta las 4:15 p.m. para ir a cuidar de Christopher. Sólo esperaba que no se dieran cuenta de su desvarío del día sábado.
Fue todo bastante tranquilo. Clarissa la recibió muy maquillada y bien vestida, y le dijo todo lo que el niño necesitaba, qué hacer cuando llorase, más de alguna cosa que Hermione ya sabía pero que no era inútil recordar. Como el bebé pasó la mayor de la parte durmiendo -después de que su madre le diera pecho-, ella tuvo tiempo de ojear revistas (abundaban en ese departamento) y se dio cuenta de que en pocos días viviría en un colegio el 80 porciento del año. En la entrevista, McGonagall había mencionado que en estos tiempos de tranquilidad los profesores que no eran jefes de alguna casa no tenían la obligación -como antes- de vivir en el castillo. Hermione pensó que ya era hora de tomar su rumbo, buscar su propio lugar y qué mejor que comprando un departamento o arrendar una habitación en Hogsmeade, a pocos kilómetros de Hogwarts, donde tendría su privacidad y al paso darles la suya a Harry y Ginny, quienes a pesar de estar peleados pronto se reconciliarían y ella no se quería quedar 'tocando el violín' toda la vida. Mañana mismo después de terapia podía buscar uno en los avisos del Profeta y visitar el pueblito, que le encantaba. Clarissa llegó radiante a la hora indicada, le agradeció más de mil veces a Hermione por el favor y ésta volvió al departamento, sin encontrarse (otra vez) con nadie en él.
Las horas pasaron. A las 9 de la mañana siguiente fue a terapia y a las 12 tomó el autobús noctámbulo hasta Hogsmeade, y gracias a los avisos del Profeta de esa misma mañana anduvo de puerta en puerta, conociendo cada lugar en arriendo o venta. Al final y después de haberse recorrido todo el pueblito se decidió por una casa de un piso, una gran habitación, la cocina, dos baños, grandes ventanas cuadriculadas y una puerta que daba a plena calle principal, a poco menos de un kilómetro del centro y a unos varios de Hogwarts. La casa era de ladrillos y aunque estaba vacía y algo polvorienta, después de que se instalara sería un bello y acogedor lugar. Habló con el dueño para firmar los papeles de inmediato y en lo posible de que le entregaran la casa dentro del mismo día. Quedaron de juntarse a las 8:30 de la noche en Las Tres Escobas.
Hermione aprovechó de volver al departamento para hablar con Ginny y Harry sobre su decisión, y se sorprendió de no encontrarlos de nuevo. Desde el domingo que no los veía y... ¿por qué no habían dejado siquiera una nota?
Esa tarde Clarissa la recibió radiante otra vez y se marchó por la chimenea al instante. Christopher Matthew estaba en su cuna babeando mientras Mozart sonaba a todo volumen en la habitación del infante. Hermione buscó una silla y se dedicó a leer uno de sus libros titulado 'Maestros del mañana' mientras vigilaba al bebés de vez en cuando. A las 7 Clarissa regresó y ella se marchó al departamento para comenzar a guardar sus pertenencias en cajas, tal como la última vez que se había mudado.
"¡No me digas que ya te vas a Hogwarts!" chilló Ginny, entrando en la habitación con una pila de libros en los brazos.
"¡Vaya, al menos estás viva!" exclamó Hermione a su vez, mirándola con los ojos entrecerrados.
"Hay un caos que no se te ocurre en el Ministerio" respondió. "Claro que lo están cubriendo todo, por eso no ha salido en el diario"
"¿Qué pasó?"
"El que metieron preso el otro día; escapó, y mató a una familia completa de muggles"
"¡Mentira!" susurró abriendo mucho los ojos.
"Hace años que no pasaban estas cosas, desde poco después de finalizar el 'reinado de terror'" contó, refiriéndose a los meses previos a que Voldemort fuera derrotado.
"¿Y ese hombre... no es Mortífago?"
"Se está averiguando, hemos 75 Aurors tras su pista. Y adivina a quién ascendieron"
"¿A Harry?" No era una pregunta, era más bien una expresión de incredulidad de quien está obteniendo mucha información en poco tiempo y no alcanza a procesarla.
"Jefe del cuartel, qué te creías. Saradon renunció, estaba en colapso"
"¿Y qué haces tú aquí?"
"Vine a buscar estos" Indicó sus libros con la mirada. "Alice Wong los quiere para buscar indicios, o algo así dijo. Pero y tú, dónde vas?"
"Me mudo, Gin. Sé que debí hablar primero con ustedes, pero como no los he visto..."
"No, no, no. No tienes por qué explicarnos qué vas a hacer" Negó con la cabeza. "Sólo contéstame: te vas a Hogwarts?"
"¡No, mujer! Compré una casita en Hogsmeade"
"¿De esas que parece tortas de helado?" Sonrió.
"Parecido. Tendrías que verla, es hermosa" afirmó Hermione, sonriendo débilmente.
"Vale, algún día cuando acabe esto. Tengo que volver al Ministerio"
"Hazlo" Miró su reloj. "Por mi parte debo ir a cerrar el trato en unos minutos más"
"¿Vas a irte... hoy mismo?" preguntó Ginny, algo decepcionada. Hermione asintió. "¿Ahora enseguida?"
"Voy a firmar los papeles, ver la casa, venir, ir, venir, ir y creo que estaré del otro lado"
"¿Y los trámites legales en...?"
"Lo veré yo misma, mañana después de terapia. A falta de abogado..." Miró al suelo. "Lamento que esto sea tan rápido y repentino"
"Ni que lo digas" susurró lentamente la pelirroja. Se acomodó los libros y salió de la habitación.
Hermione respiró profundamente y miró las cajas abiertas sobre el colchón. Estaba aburrida. Tomó su varita del cinto, y con un movimiento mágico la habitación que ocupó por algo más de un mes fue devuelta a sus condiciones de pieza de visitas, menos por al armario donde aún había algo de su ropa. Se acercó a la ventana y miró hacia el parque con los árboles agitándose un poco más allá, con el cementerio detrás. Contrastes había en cada pedacito de mundo.
Horas más tarde ya tenía lo indispensable de la casa en su lugar. Aún estaba sin salita ni comedor, y le faltaban muchos artículos de baño y cocina, pero ya mañana tendría tiempo de ir a ver muebles y conseguir si podía hacerse con una red eléctrica. Dejó todo cerrado y se apareció en su antigua habitación del departamento para pasar su última noche allí.
Al otro día...
"Buenos días"
"¡Así que al fin te quedaste!"
"¿Por qué no nos dijiste nada?"
Harry se veía contrariado. Estaba de pie junto al horno con la taza de café en una mano y el Profeta doblado en la otra.
"No le hagas caso, está de mal humor" susurró Ginny, quien comía una tostada con jamón mientras escribía en un pergamino.
"¿Cómo crees que debería estar?" contestó, ceñudo. "¿Viste esto?" Extendió el periódico y les mostró a ambas la portada. Decía el título '¿VUELTA AL PASADO?' y a continuación una foto de un joven de mirada astuta y cabello oscuro, sosteniendo en frente una placa de presidiario. Más abajo ponía 'ASESINO SUELTO'. "Debí haber evitado esto, pero no pude!. ¿Sabes lo complicado que es organizar a cientos de personas, trabajar en terreno, correr tras las pistas y preocuparse de que el medio no se entere porque el señor Ministro no hace nada?. ¡Me estoy desesperando!"
"Quién dijo que sería fácil" apuntó Hermione, tomando una medialuna. "No te obligaron a ascender"
"¡Es mi responsabilidad! Ahora querrán explicaciones..." Aventó el Profeta sobre un mueble. "Me voy, no quiero ser el conductor que menos dure en el puesto" Café en mano desapareció.
Ginny miró a Hermione cruzada de brazos.
"¿Qué opinas de eso?"
"Está estresado. Escucha, Ginny: si de alguna manera logran estar ambos desocupados a las nueve, están invitados a mi casa"
"¿Cómo llegaremos?" Su ánimo pareció cambiar.
"Enviaré una nota con la dirección, aún no me aprendo el número de memoria... Como sea, ahora debo ir al centro, no creo que te vea hasta entonces"
"¿No queda nada tuyo aquí?"
"Más que mi recuerdo..." Sonrió. "No, lo dudo. Adiós, Ginny" Tomó su abrigo y salió por la puerta principal.
Entonces, pasó la mañana haciendo compras. Visitó varias mueblerías tanto muggles como mágicas, y en una de las segundas, más bien en un centro comercial, se encontró con Sean Willson.
"¡Hermione, qué sorpresa encontrarte aquí, ángel!"
Al menos había recordado su nombre.
"Hola" saludó, sin muchos ánimos de entablar conversación con él.
"¿Cómo has estado?"
"Bien, supongo. Y tú?"
"Muy bien, aquí viendo máquinas para... ¿Sabías que me compré mi propio gimnasio? Está excelente, pero le falta maquinaria. Ten por seguro que tienes una membresía gratis para cuando esté listo"
"Ah, gracias"
"¿Qué haces por aquí?"
"Viendo muebles. Ahora tengo... casa propia"
"¿Te casaste?"
"No... No, cómo se te ocurre" Soltó una risita. "Nada más... Entro a trabajar... Aparte del que tengo ahora, que es cuidar a Christopher..."
'Oops. No debí haber dicho eso' pensó apenas al ver la expresión que puso Sean; mezcla de sorpresa, incredulidad y enojo.
"¿Al hijo de Clarissa?"
"Eh... sí. Cuál otro..."
"¿Por qué lo estás cuidando?"
"Porque Clarissa está trabajando" Se había puesto nerviosa. "En la radio... de nuevo"
"¡Pero el bebé apenas es...!"
"Señorita, usted es la del juego de comedor?" le preguntó a Hermione una vendedora. Ella sintió. "Sígame a la oficina de ventas, por favor"
"Adiós, Sean" se despidió Hermione, pero él no le contestó. Se le veía quedado.
Cuando esa tarde llegó al departamento de Clarissa, lo primero que le sorprendió fue el que apenas ella tocase el pomo de la puerta ésta se abriera sola y, al entrar, el encontrar sobre la mesa de centro una nota celeste diciendo que Christopher Matthew estaba durmiendo en su cuna y excusándose por tener que salir antes debido a una reunión urgente con uno de los dueños de la radio. Hermione se encogió de hombros y fue a la reluciente cocina del piso para preparar la segunda merienda del bebé para cuando despertase. Un par de horas después escuchó llanto en la habitación y al llegar a ella se encontró con un pañal muy, muy sucio. Detalles.
Lo mudó y le puso la música de Mozart a gran volumen, a la usanza de la madre. En unos minutos comenzó a darle la extremadamente molida merienda y no escuchó que alguien había llegado por la chimenea.
Ron se sacudió las cenizas de la túnica y lo primero que le llamó la atención fue la música en el dormitorio de su hijo. Miró su reloj y al recordar que al estar Clarissa en el trabajo, Christopher debía estar con la nana. Su esposa le había prometido buscar una después de la pelea que él había tenido con Hermione hace unas noches atrás y hasta hoy él no la conocía, porque cuando llegaba del trabajo ella ya se había ido. Se quitó la capa y la colgó, siguió la música a pasos lentos hasta llegar a la bien iluminada pieza de su hijo. Entró sin hacer ruido y casi le da un paro cardiaco al notar quién era la persona que alimentaba a su bebé entre sus brazos y con la mayor dedicación posible.
"Clarissa dijo que no serías tú quien lo cuidara"
Hermione levantó la cabeza esperando encontrar al dueño de la voz muy furioso. Y al parecer no estaba así, sino sonrojado.
"Entonces te mintió" respondió, pensando 'qué novedad'. Acomodó a Christopher y dejó el platillo con comida y la cucharita sobre un mueble. "Pero si te molesta tanto, me voy ahora"
"¡No!" exclamó, haciendo la señal de 'Stop' con las manos. "No" repitió luego, más calmado. "Tienes que esperar a que ella llegue, o seguro te mata"
"Tú me das más miedo que ella" arguyó Hermione, sincera. "Lo que dijiste hace unos días de mí no lo justificas con nada. No creí que pensaras así" Ron puso cara de fingida incredulidad. "¿Qué te hice?"
"Perdóname" susurró.
Hermione sonrió y negó con la cabeza, levantándose y dejando al bebé dentro de la cuna.
"Ya no mereces que lo haga. Perdiste cada punto que... No puedo perdonarte. Es tanto, que ni un perdón ni veinte bastan para arreglarlo"
"¿Aunque yo te haya perdonado a ti?"
"¿Perdonarme de qué, por Merlín?" lo encaró. Christopher peleaba con un móvil.
"Si no fuera por ti yo no estaría aquí ahora"
"¿Cómo?"
"Porque te fuiste..." Hermione lo miró boquiabierta. "Y sigo sin superarlo del todo"
Continuará...
El cap siguiente es La reunión. Muchisisísimas gracias a los reviews de La Prisionera de Azkaban, Harry R. G. (la respuesta a tu duda es sí :D), Mury Wesley, MaryGin, luna black, kathyta, Jacqueline, Sirenita, Carly McKinnon, Cornamenta, kate potter weasley, AKANE2004 (lo que hace el ocio, jejeje xD), Sayo Hidaka, BiAnK (es que suelo funcionar con el sistema copia-pega para no cometer errores de ortografía con los nombres...), Laura Melissa, Andrea, Narwen Weasley y Piby Weasley. ¡Son de lo mejor!
P.D.: Cómo nos tenían engañados, no está para nada prohibido responder reviews, me di el tiempo (un tiempo que puchas que me cuesta encontrar) de leer los ToS y las Guidelines, sique no hay problema para responderlos... Así que los que suelen hacerlo, háganlo xD, sin miedo xD. ¡Y no olviden comentarme este capítulo, que los comentarios son parte muy importante para los fics!
