Gracias a todos los que me dejaron reviews, realmente las aprecio un montón, y por supuesto, siempre gracias a mi traductora Némesis que por fin me mandó estos últimos caps-

Atalanta de Esparta

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Capítulo 07.

Un hombre vestido con una gruesa capa y la cara cubierta por una capucha vio la oportunidad perfecta, había seguido a Hilda desde el pueblo, esperaba encontrarla sola, como ahora, se sentía tan segura dentro de su propio castillo... pero estaba muy equivocada.

El extraño sonrió malvadamente y se acercó lentamente a ella, la sujetó, con una de sus manos tapó su boca y con la otra puso un cuchillo en su cuello, Hilda despertó y trató de liberarse del hombre.

"No haga un sonido o tendré que lastimarla, princesa" Dijo, disfrutando enormemente el tener ese suave y tentador cuerpo junto al suyo. Sonrió y comenzó a arrastrarla a quién sabe donde, el hombre no estaba solo, otro lo esperaba junto a los cuerpos de dos guardias, aparentemente muertos, que estaban tirados en el suelo, Hilda abrió los ojos aterrorizada. Necesitaba escapar rápidamente y encontrar a Sigfried.

El otro hombre ató sus manos y tomó un pedazo de tela, que ella supuso sería para su boca.

"Si grita tendré que cortar su hermoso cuello, nadie dijo que debía estar viva" La amenazó, Hilda asintió y permitió que el otro sujeto pusiera la tela en su boca. La subieron a un vagón lleno de paja que la cubría completamente. El vagón comenzó a moverse lentamente. Hilda estaba tan asustada que olvidó incluso llorar, su único pensamiento era escapar antes de que esos hombres la mataran o peor...

o

Después de lo que a Hilda le pareció una eternidad, el vagón se detuvo; el cómplice de su captor la descubrió y sacó del vagón, la cargó sobre su hombro para luego dejarla en el pasto, donde alcanzó a ver a otros tres hombres que la miraban con lujuria, pero el de la capa parecía ser el líder, así que se limitaron a mirarla.

"Quitaré el trapo de su boca, estamos demasiado lejos del palacio para que puedan escucharla" Dijo y la liberó. Hilda lo miró, necesitaba saber para quién trabajaba.

"¿Por qué estoy aquí, ¿quién es su jefe?" Dijo intentando sonar calmada, el hombre sonrió y la miró.

"No tengo que contestarle si no quiero... pero no me interesa el hombre que me contactó, ha pagado ya la mitad del dinero. Su nombre es William Gallagher; es lo suficientemente estúpido y codicioso para secuestrar a la princesa, escuché que terminó con él... una excelente decisión si quiere mi opinión" Dijo y el resto de los hombres rieron por el comentario. Hilda permaneció seria.

"Podría pagarles a todos ustedes el doble de lo que William les dará si me llevan de regreso, y luego arrestaré a ese traidor" Intentó negociar.

"Lo siento, pero no soy tan estúpido, podría arrestarnos junto con él" Respondió mientras se levantaba, dejando a Hilda sola con los demás hombres, uno de ellos se acercó y acarició su rostro, Hilda intentó librarse de su contacto.

"Así que la princesa no puede tolerar que un hombre común la toque, ¿eh?" Dijo, y desenvainó su daga, Hilda estaba aterrorizada. El hombre cortó su vestido desde del cuello al pecho y sonrió horriblemente.

"Donde estás, Sigfried..." Susurró, mientras lágrimas de temor y desesperación comenzaban a correr por sus mejillas.

Repentinamente, un fuerte viento comenzó a soplar, era más helado de lo habitual, pareció como si una espada invisible golpeara al hombre que la desnudaba, Hilda reconoció la energía de Sigfried, su cara mostró tal alivio, que los bandidos corrieron tan rápido como pudieron al ver a su compañero que yacía muerto en el suelo. Una figura de negra armadura entró al lugar. Miró a Hilda, sonrió y se acercó rápidamente a ella.

"¡¡Sigfried!" Dijo, él se arrodilló y le soltó las muñecas, Hilda, en cuanto estuvo libre, pasó sus brazos por el cuello su y este la cargó.

"¿Está bien? ¿La hirieron?" Preguntó preocupado, ella negó con la cabeza y comenzó a llorar, Sigfried la abrazó fuertemente y acarició su mejilla; caminó hacia donde estaba atado su caballo, sentó a Hilda y montó tras ella.

"Atraparé a los demás después, quiero que usted esté a salvo en el palacio primero" Dijo, tratando de no distraerse por la expuesta piel de Hilda, ella asintió, estaba tan feliz de que hubiera llegado a tiempo... como siempre.

Cuando llegaron al palacio, Royce ya había mandado una partida en busca de Hilda, así que su cara se iluminó de felicidad al ver a Sigfried llegar con ella. Sigfried la bajó e Hilda corrió a abrazar a su padre, Fler al verla corrió hacia ella y fue la siguiente en recibir un abrazo.

Sigfried, Hagen y Cid regresaron al bosque a buscar al resto de los bandidos, mientras Alberich y Mime se quedaban para cuidar a la familia real.

"¡Oh querida! ¿Te hirieron? Mira lo que le hicieron a tu vestido ¿te han tocado?" Preguntó Brigitte alarmada, Hilda negó con la cabeza e intentó calmarla.

"Estoy bien gracias a Sigfried que me encontró justo a tiempo, no se que me habría pasado si él no hubiera estado ahí. Por favor Brigitte, ¿podrías prepararme el baño? En realidad lo necesito" Dijo, la vieja criada asintió y fue a hacerlo. Hilda suspiró, se acercó a la enorme ventana y miró hacia afuera, Sigfried estaba en algún lugar buscando a esos criminales... pero ella deseaba tanto que él estuviera en casa.

Ya que se había metido a la bañera, su criada tomó asiento a su lado, tenía algunas preguntas para Hilda.

"Dime niña, has usado a lord Derek para poner celoso a Sigfried ¿cierto?" Preguntó, Hilda arqueó una ceja y suspiró.

"Si, sé que siempre se preocupa por mi, pero... aún no se si tiene otra clase de sentimientos, estoy empezando a pensar que es imposible" Dijo, dobló sus rodillas sobre su pecho y recargó su cabeza en ellas. Brigitte suspiró, Hilda en realidad lo amaba y rompería su corazón el que él no correspondiera sus sentimiento. Eso era un problema.

Hilda se levantó y dejó que su criada la vistiera, cuando acabó, se retiró e Hilda se fue a dormir, sin querer pensar en nada más.

o

El día siguiente, Sigfried y los demás regresaron con el resto de los bandidos, excepto el líder, que había podido escapar. Sigfrid desmontó y le dio las riendas a uno de los chicos del establo.

"¿Crees que haya regresado con su jefe?" Preguntó Cid, Sigfried asintió y frunció el ceño, no se sentiría tranquilo sabiendo que ese bastardo estaba libre.

"Si, tal vez la princesa pueda decirnos algo, iré a verla ahora" Dijo, pero antes de ir se quitó la armadura y fue a las cocinas por algo de comer, estaba muerto de hambre. Fue ahí donde Brigitte lo interceptó.

"Buenos días mi muchacho, que bueno verte de regreso, ¿cómo estuvo tu cacería?" Preguntó amablemente, conocía a Sigfried desde que era un niño.

"Buenos días Brigitte, fue bien, el líder logró escapar, pero no por mucho tiempo, lo juro. Por cierto, ¡¡Me muero de hambre! ¿Tienes algo que pueda comer?" Dijo, poniendo sus mejores ojos de cachorrito, ella rió y asintió.

Sigfried la siguió, Brigitte le sirvió algunas tostadas con mermelada y una gran taza de café negro. Él le agradeció y comenzó a comer.

"Mi pobre niño, estabas en realidad hambriento. Dime algo querido, me parece que últimamente has estado actuando muy extraño en lo que respecta a la princesa Hilda, no deberías tratar de ahuyentar a todos los hombres que se acercan a ella. No es tu trabajo y no creo que ella aprecie ese comportamiento" Le dijo, Sigfried dejó de masticar su tostada y suspiró, sabía que Brigitte tenía razón.

"Lo se pero... no lo puedo evitar y no se porque, siento... que me gustaría matar a cualquier hombre que intente cortejar a la princesa. No quiero que se enfade conmigo" Dijo tan deprimido que Brigitte se compadeció de él y acarició su mano.

"Tal vez deberías decírselo a ella, creo que lo entenderá" Dijo.

"¡Ni en un millón de años! Parecería que yo... yo..."

"¿Qué estás enamorado de ella?" Dijo poniéndose de pie y salió de la cocina. Sigfried tomó su taza de café con una mirada pensativa en sus ojos azul hielo. Tal vez Brigitte tenía razón... pero Hilda estaba prohibida para él... no era un lord de una familia noble como Alberich, Cid o Fenrril, él y Hagen eran personas comunes que habían sido elegidos para cuidar de las princesas. Pero, ¿Cómo haría para que su corazón lo entendiera?

En la tarde, Hilda miraba por la ventana, caminó hacia el balcón y miró hacia el horizonte. Debía quedarse dentro del palacio y siempre con protección, su padre no quería ni que fuera a los jardines, que era donde la habían secuestrado. Hilda suspiró, no había visto a Sigfried en toda la mañana, le dijo a Mime y Alberich lo que sabía. El rey se enfureció cuando se enteró que William estaba detrás de todo, hasta donde Hilda sabía, William ya había sido arrestado.

Hilda frotó sus brazos y entró de nuevo, salió de sus habitaciones y fue a la biblioteca, donde había un buen fuego ardiendo en la chimenea. Se acercó para calentarse, sin darse cuenta de que Sigfried estaba detrás de ella.

"No debería estar sola, princesa" dijo suavemente, Hilda se sobresaltó un poco pero le sonrió dulcemente.

"Bueno, me parece que ya no estoy sola" Contestó, él sonrió y asintió.

Sigried se quedó mirando sus hermosos ojos violeta, y ella hacía lo mismo, ninguno de los dos notó a Brigitte cerrando la puerta hasta que escucharon un 'clak' y voltearon hacia el origen del sonido. Hilda sonrió, sabía perfectamente lo que su criada intentaba hacer, pero iba a ser muy complicado.