El Copyright y la Marca Registrada del nombre y del personaje Harry Potter, de todos los demás nombres propios y personajes, así como todos los símbolos y elementos relacionados, son propiedad de Warner Bros., 2000
Tus días están contados
Capítulo 19: Una historia, un juicio y un final
"¿Sabes quién es realmente?" repitió, más tranquilo. Ella no sabía qué responder. Afuera comenzó a llover. "¿No sabes?" Negó con la cabeza. Era mejor no decir nada. Sean tomó aire y prosiguió: "El verdadero nombre de Clarissa es Susan Robinson, te suena?"
Confirmado. Aunque no era necesario haberlo hecho, ella ya sabía que su suposición no estaba del todo errada.
"Ella era mi vecina" respondió, como si no supiera nada del tema.
"Exacto. Ahora prepárate, porque te voy a contar una historia más o menos larga. Empecemos..."
"Ella siempre ha sido una bruja. Se sabía desde su nacimiento, ya que el padre también lo es, me explico?" Hermione asintió. "Él se casó con una muggle, Erika Parsons, de la que creyó estar profundamente enamorado. Erika, como bien sabes, es amiga de tu madre desde la infancia... Pues bien. Ellos se casaron y tuvieron dos hijas, Susan y Fran, y vivían frente a tu casa. Lo que pasó, y que debe interesarte de esta historia, es que Clarissa, o Susan, no sólo te odiaba porque parecías mejor en todo que ella, sino porque luego, a los 11 años, no recibió carta alguna de Hogwarts" Hermione abrió mucho los ojos. "Y al año siguiente tú sí la recibiste, aún cuando ambos padres tuyos eran muggles. Tu madre se lo dijo a la de ella, pero simuló nunca hacerlo, porque no se supone que debería, con esto de que hay que mantener el mundo mágico en secreto... y eso"
"¿Entonces por eso después..."
"Sí, pero déjame, que ya llego ahí. Su padre se puso furioso por esto y esa sensación le trasmitió a su hija, diciéndole que era una buena para nada, lo que le trajo muchos problemas con Erika. Tomó la decisión de separarse de su mujer y su hija menor, y se fueron a vivir a Australia, donde ella asistiría a otro colegio de Magia. Y mientras Clarissa se encontraba allá, sabiendo por cartas de su madre lo feliz que te encontrabas en Hogwarts, su odio por ti aumentó considerablemente, lo que se acrecentó cuando el mago oscuro cayó, y todo el mundo mágico alababa a Harry Potter y sus secuaces..."
"¿Y ella supo que yo...?"
"Que tú eras su mejor amiga. Ella llevaba un año trabajando y su mente hizo un plan para vengarse y hacerte caer muy bajo. Averiguó todo lo que pudo sobre ti tanto en revistas, internet, diarios y otros medios y se regresó a vivir a Inglaterra, donde pondría este plan a cabo. Tendría que hacerte enamorar de Harry y luego hacer que este te rompa el corazón" Hermione se tapó rápidamente la boca, soltando un garabato bastante feo. "Pero al cabo de establecerse aquí y de espiarte por un tiempo, notó que no era mayor el tiempo que tú pasabas con él, más que nada estabas con el otro amigo de Harry..."
"¡Ron!" exclamó entre sus dedos. Sean asintió.
"Clarissa hizo un esfuerzo sobrehumano para hacer que tú acabaras enamorada de él, pero nada parecía resultar. Se disfrazó, gastó media fortuna, amenazó a cuanta persona pudo para hacerte beber una poción de amor. Tres años le llevó y ya casi había perdido las esperanzas de hacerlos novios para cuando ustedes se graduaron de la Academia. ¿Por qué se yo todo esto? Bueno..." Hizo una pausa, tomó aire y miró distraído hacia las ventanas. Afuera la lluvia parecía arreciar con todo. "Clarissa y yo no somos primos. Nunca lo hemos sido"
Hermione entendía, pero no terminaba de entenderlo todo. Sean continuó hablando.
"Durante todo ese tiempo ella y yo éramos novios, y lo seguíamos siendo secretamente cuando ella salía con Ron. Nos quedamos allí: tú recibiste una oferta para estudiar pedagogía en Holanda y cuando ibas a irte Ron y tú..."
"Lo de la estación de trenes..." murmuró asqueada, ahora tapándose toda la cara.
"Sí, se besaron. Clarissa estaba allí y lo vio todo. Sabía que tú regresabas en dos años y no podía perder más tiempo. Tan sólo dos días después de que te fueras, inventó que debía entrevistar a Weasley para su programa de radio, y lo encontró destrozado. Tanto, que no pasó ni un día y ya lo tenía colgando de un hilo. Debo decir aquí que por algo más de un año ella lo manipuló a conciencia, usando una inteligencia que jamás le habíamos visto. Y otra cosa importante que debes saber: su papá sabía lo que estaba haciendo y por qué lo estaba haciendo. Y la apoyó. No es que te odiara él también..." agregó, mirándola, y ella parecía llorar. "Porque aunque no lo demuestra, Clarissa siempre fue su hija favorita y la adora. Seguiré" Suspiró. "Ella seguía de novia conmigo por ese tiempo cuando quedó embarazada. Poco antes Ron se había ido a vivir con ella en su departamento, pateándome" murmuró con algo de odio, pero al proseguir volvió al tono neutro. "Se comprometieron, ella estaba feliz como si realmente" enfatizó "se hubiera enamorado de él. Yo estaba... realmente celoso. Me aparecí de visita en cenas y en su departamento de vez en cuando para recordarle que 'seguía vivo' y yo sabía que ella aún me amaba y ese bebé que esperaba era mío. Luego regresaste antes de lo pensado de Holanda. Clarissa pensó que no pudiste llegar en un momento menos perfecto. Ella estaba en sus últimos días de embarazo... Se iba a casar con Ron y se dio cuenta cómo eso te perturbaba. Sádicamente... le encantaba. Nació el niño y como sabes la fui a ver al hospital... Y ella me contó lo frustrada que te veías, y que trataría de acercarte más a Ron y a su hijo, para que sufrieras más. Yo encontré que 'su venganza' ya había llegado demasiado lejos y a costa de mi hijo no lo haría; intenté llevármelo por las malas y ves, casi me descubren. Después para el tiempo de la anunciación de la boda, en esa cena, tiempo antes que tú, Harry y Ginevra llegaran, hablé con ella intentando detenerla. Su padre se dio cuenta de mi acoso y me ofreció una generosa cantidad de dinero para mantenerme lejos de ella, su hijo y su futuro marido. Y el día de la boda, cuando nos encontramos... Otra vez le pedí lo mismo de las veces anteriores. Me ofreció más dinero... no me quería cerca. Pero cuando uno se enamora, nada importa" reflexionó. "Quizás no debí..."
"¿Y por qué me vienes ahora a decir todo esto?" preguntó Hermione fuerte y claro, destapándose la cara. Los ojos se le habían irritado y lágrimas contundentes corrían por sus mejillas. Sean no soportaba ver a una mujer así, pero debía seguir.
"Hacia allá me dirijo. No debí ir esa vez. Llegaron los guardias y me sacaron del lugar. Apenas ayer pudimos vernos la cara nuevamente. Pero estaba agresiva. Como por ti supe que había regresado a trabajar la visité esa noche y no me gustó para nada su actitud" Volvió a tomar aire. "Tuvimos un duelo. A varita alzada. Logré lastimarla un poco, y ella a mí, aunque en pocos segundos tomó a nuestro hijo y se desapareció. Si estoy aquí... es porque estoy desesperado. Y tal vez, si llegabas a saber toda la verdad, podrías hacer algo. ¿Hermione?"
Sean se levantó y se acercó a ella, mirándola directo a los ojos. Hermione seguía llorando en silencio. Él le tomó las manos pero ella lo soltó y se separó al instante.
"No me toques, maldito hi..." Rompió en llanto, tapando otra vez su cara con las manos. Sean prefirió dejarla y se alejó. Llegó a la puerta, abrió, salió y cerró.
Hermione continuó llorando, preguntándose cómo podía caber tanta maldad dentro de una sola persona. Destruir tanto por alguien, por algo tan insignificante como no recibir cupo en un colegio! De ahí había partido todo. Y ella no tenía la culpa esta vez. Se levantó, maldiciendo en voz baja, desgarrándosele el alma. Todo había adquirido sentido de una manera demasiado rápida, brutal, letal, como tomar un trago del veneno más mortal. Tomar... ¡qué bien le vendría un vodka ahora, un whisky, un tequila, un 'desengaño'... Se preguntó si habría quedado algo del vino de la cena de la noche pasada...
Corrió a la cocina y abrió cada mueble, vio detrás de cada objeto, debajo de la mesa, el basurero; nada. Regresó a la salita y abrió el mueble mayor, destinado a libros y regalos. Buscó, buscó y no halló nada. Nada con 'n' mayúscula. En un arrebato de irritabilidad extrema, botó al suelo todos los objetos de vidrio del segundo espacio contando desde arriba; un cenicero, algunas copas de fino cristal, una bombonera y una cajita sin utilidad aparente se hicieron añicos sobre la alfombra rojo oscuro. Hermione cayó sentada junto a ellos tironeando de su cabello y sin dejar de llorar. Afuera, la lluvia parecía querer dejar inundado el pueblito de Hogsmeade...
La mañana, si era posible, estaba peor que la noche. No había parado de llover un momento desde la noche y el sol no había hecho más que ocultarse tras los enormes nubarrones cargados de agua. Otro día normal para todos, menos para la que en su vida había llorado tanto, que le acogió una jaqueca terrible y tuvo que irse a dormir a las 11 de la mañana. En la tarde demás está decir que no se le ocurrió ir a cuidar de Christopher Matthew, por lo que Ron -por suerte y además- en su calidad de día libre se quedó con el pequeño. Y a las 7 también recibió una visita.
"¿Qué haces aquí, Willson?" preguntó insolentemente al abrir la puerta del departamento. Clarissa alimentaba al bebé en la cocina y no escuchaba nada.
"Vengo a..." comenzó.
"A Clarissa no voy a dejar que le veas una célula" sentenció.
"No es con ella con quien quiero hablar, es contigo" se impuso.
Se escuchó un ruido en la cocina. Ron lo dejó pasar, eso sí desconfiado. Pero Sean no se sentó, sólo se quedó allí parado, a pocos metros del sillón.
"¿Qué quieres?"
"Has vivido una mentira todo este tiempo, Ronald"
"A ver, para ahí. ¿Qué estás...?"
"Una trampa. Todo fue una trampa. Christopher Matthew no es tu hijo y Clarissa no se casó contigo porque te amara" dijo muy serio.
"¿Esto es una broma, cierto?" preguntó Ron, incrédulo. Sean negó con la cabeza lentamente. Se escuchó otro ruido en la cocina. "¿Por qué dices esto, estás drogado o...?"
"No vengas a insultarme, Ron, te lo advierto. Piensa que te estoy haciendo un favor"
"¿Por qué debería creerte?" preguntó Ron. Claro que no estaba dispuesto a creerle. ¿Quién se creía para venir a decir eso en su propio hogar?
"Sean Willson, quédese donde está" dijo una voz gruesa que Ron supo reconocer antes de voltearse; era de Kingstone, un compañero Auror, apuntando con la varita al pecho de Sean.
Al segundo siguiente, dos o tres más Aurors aparecieron rodeando a Sean con la varita empuñada. Sean se veía confundido, así que sólo levantó las manos al aire, entregándose.
"¿Qué está sucediendo? No he hecho nada" declaró, sin moverse de su lugar.
Algo volvió a sonar en la cocina y de ella salió Clarissa con el bebé en brazos, sumamente enojada, acompañada de Jacqueline Turner, la que portaba una libreta y unas pequeñas gafas que la hacían ver algo cómica.
"¿Qué es todo esto, Clarissa?" preguntó Ron avanzando hacia su mujer, pero uno de los Aurors contestó por ella.
"La señora Weasley estableció una demanda por acoso en contra del señor Sean Willson"
"¿Y sólo por demandar traen a un grupo de Aurors a buscarme?. ¡Cómo es posible!"
"¿Acoso?" repitió Ron, volteándose de nuevo hacia Sean, con el ceño fruncido.
"¡Yo no le hice nada que no deba hacer como el padre que soy de ese niño!"
Una de los Aurors le lanzó un hechizo de cuerdas invisibles para mantenerlo quieto, pero Sean no se veía con la intención de moverse.
"¿El padre?" se mofó Ron, incapaz de creerle una palabra. "No eres más que el primo desquiciado de mi mujer"
Clarissa esbozó una sonrisa.
"¡Y TÚ NO ERES MÁS QUE SU MUÑECO VUDÚ DE VENGANZA EN CONTRA DE HERMIONE!" gritó, al momento en que los Aurors se acercaron a él, lo redujeron y desaparecieron todos.
Jacqueline le hizo firmar la libretita a Clarissa en la parte de abajo y desapareció. La pelinegra miró feliz a Ron.
"¡Amor, al fin se lo llevaron!"
"¿Qué..." empezó, aturdido.
"Él, Ronnie, él que no me dejaba tranquila. No imaginas lo feliz que estoy de que al fin se lo hayan llevado!" Corrió hacia él y con su brazo libre lo abrazó con dificultad. Pero Ron la miraba con una mezcla de sorpresa y aspereza. "¿Tú no estás feliz, amorcito?"
"No entiendo por qué debería estarlo, Clarissa" dijo muy serio. Clarissa abrió incrédula la boca.
"¡Sean me estuvo molestando hasta ahora!"
"¿Por qué vino a hablar conmigo?"
"¿Por qué debiera yo saberlo?" le preguntó algo enojada, encogiéndose de hombros.
Ron puso su vista en el bebé, su hijo... si es que lo era. 'No' pensó, 'No, imposible! Sí es mi hijo, cómo ese idiota puede afirmar fervientemente que no soy su padre... ¡incluso decir que es suyo!. ¡Su primo! Está loco... Pero Christopher tiene sus mismos... No. ¡Qué estoy diciendo!'
Clarissa se dio cuenta de que Ron miraba a su hijo como analizándolo y lo quitó de su vista, girándose sobre sus talones y llevándoselo a su habitación.
"¿A dónde vas?" preguntó Ron, siguiéndola.
"Voy a hacerlo dormir. ¿No ves que es tarde ya?" se apresuró a contestar. Entró a la habitación del niño, lo sacudió un par de veces y le ayudó a sacar el hipo.
"¿Qué diablos con Sean, por qué dice que..."
"Porque está tonto, mareado" No lo dejó terminar. "Porque desde que somos niños está loquito por mí y no ves qué locuras hace para separarnos"
"No deja de ser tu primo"
"No me importa, Ron. Sinceramente por mí, que se pudra en Azkaban" espetó, malhumorada.
"Con suerte le darán un par de meses de prisión, no más que eso. Y se ve muy cuerdo y muy serio, de verdad es la primera vez que está así desde que lo conozco"
"Ron" Frunció el ceño y dejó a Christopher Matthew en la cuna, puso sus manos en su cintura y prosiguió: "¿No confías en mí?"
"Comienzo a dejar de hacerlo" murmuró a modo de respuesta.
Salieron de la habitación del chico y fueron hasta la salita. Allí, Ron se sentó frente a ella, quien estaba muy cruzada de brazos.
"¿Qué es lo que quieres saber?" le preguntó, y sin esperar una respuesta siguió: "¿Qué, según tú, no te he dicho?"
"Sean no es tu primo, verdad?" dedujo, acertadamente. Apretó los dientes; ella ya no era su esposa, él era un Auror y ella una sospechosa cualquiera. Para su satisfacción, ella se sonrojó violentamente. "¿Me lo estás confirmando?"
"Ron, yo no... Es una larga historia, y no importa ya! Porque acaba de ir a la corte"
"¿Tú no deberías estar allí para testificar?"
"Ya firmé mis declaraciones"
"¿Por qué dijo que Christopher Matthew es su hijo?"
"¡Porque está loco! Te lo dije" Comenzaba a ponerse muy nerviosa, por eso gritaba.
Ron también estaba nervioso, porque no sabía qué cosas podía llegar su esposa a decir, fueran éstas mentiras o verdades.
"Si estuviera loco no podría ejercer libremente su profesión, estaría en San Mungo" Algo había aprendido.
"¿Aunque me haya acosado?" Sus ojos se llenaron de lágrimas. "No sé qué pretendes con esto... ¿Por qué... por qué no me crees?. ¡Pensé que me amabas!"
"Eso ya es decir mucho" dijo para sí mismo. Clarissa lloraba, así que esperó fríamente hasta que acabara.
"¡Yo te amo, estamos casados, tenemos un hijo!" Ella nunca pensó que Ron llegaría a dudar de ella, siempre lo había visto como un poco inferior... y por supuesto no podía saber la verdad, terminaría en la cárcel también y... Pero no sabía cuánto más sería capaz de soportar.
"Y yo me pregunto cómo llegué a casarme con alguien que me ha estado mintiendo"
"¿Por qué le ibas a creer a él y no a mí?"
"Porque no se habría entregado tan fácil a la justicia sin haber justificado sus causas"
"¡Ron!"
"No te voy a creer hasta que me digas la verdad, Clarissa. No lo intentes siquiera..." agregó, viendo que ella sacaba su varita. "Sabes perfectamente bien que estoy entrenado para esto"
Ella bajó su varita, resignada, y lloró más, agarrando su brazo vendado. Comenzaba a dolerle.
"¿Qué te pasó en el brazo?"
"Me caí"
"¿Qué te pasó?" volvió a preguntar, usando una técnica reiterativa.
"Sean vino... hace dos noches..." Ron abrió más los ojos. "Anoche" dijo ella, temblando y mirando al suelo. "Me atacó"
"¿Qué te hizo?"
"Quería llevarse a nuestro hijo"
"¿Por qué?"
"Porque dice que él es el padre... pero él no lo es. ¡No lo es!"
"¿Y qué tiene que ver Hermione en todo esto?"
"¡No sé, no sé!" gritó, agarrándose la cabeza. Le dolía demasiado. "Pero sí sé... ¡que la quieres y que la quieres más que a mí!" Lo miró con los ojos rojísimos. Ron la miró fijamente y negó con la cabeza. "¡No me mientas, yo sé que sí, maldito...!"
.:Flashback:.
"Ron, qué diablos estás haciendo con esa chica?" preguntó Harry, segundos después de que Ron la despidiera del departamento una mañana de agosto dos años atrás. "¿Cuánto llevas saliendo con ella?"
"Eso no te importa, Harry"
"Claro que sí, estás loco?"
"¿Por qué dices eso?"
Harry fue hasta una repisa y tomó una fotografía.
"Por lo rápido que te olvidaste de ella" Se la mostró. Allí estaban él, Ron y Hermione, en una de las tantas copias de su graduación de Hogwarts. Ron se ruborizó.
"Nunca tuvimos nada. Éramos tan amigos como tú y ella" Sacó la foto de su vista girándose a la derecha.
"Pero yo nunca la besé"
Ron tomó el periódico, sentándose y ocultándose detrás de él, fingiendo leer.
"No le dediqué una canción en un pub karaoke haciéndola pensar que era para otra persona" El pelirrojo se sonrojó más. "Tampoco fui yo quien golpeara a Marko por haberla engañado con una compañera de la Academia. Y ni hablar de confesar un 'ella me ha gustado siempre, siempre'" imitó su voz "en un campamento en la playa después de siete botellas de cerveza de manteca en la carpa de los hombres. Amigo, reconoce que estás con Lisa..."
"Clarissa" corrigió, sin bajar el periódico.
"...sólo para olvidarte de Her..."
"¡No te atrevas a decirlo!" lo cortó Ron, bajando el diario de una vez. Sus mejillas brillaban y se le veía muy furioso.
"¿Están peleando?" preguntó Ginny, entrando en la salita, lanzando su bolso para ir a clases junto al puesto de Ron.
"¿Sabías que tu hermano ya está saliendo con otra?" le preguntó Harry, riéndose.
"¡Gran mentira!" exclamó ella, alisando su minifalda, volteando la cabeza hacia Ron.
"¡Por qué no aceptan que yo pueda tener una vida después de ella!" exclamó Ron, y se desapareció.
.:Fin del Flashback:.
No sabía por qué ahora esos recuerdos volvían a su mente. Clarissa seguía llorando.
"¡Si no te gustara yo nunca me hubiera metido contigo, NUNCA!" sollozó. Ron la miró, sorprendiéndose bastante.
"¿Clarissa?" Ella negó.
"¡Pero me enamoré de ti, te amo, maldita sea!" volvió a gritar, entre lágrima y lágrima. "¡Y tú... no paras... si lo hice... ¡Ay, Ron!"
"¿Podrías explicarme?"
Clarissa se tapó la cara con ambas manos y casi arañándose se enjugó las lágrimas. Sus mejillas estaban rojísimas. Tomó aire y su tono de voz cambió completamente, a uno muy serio.
"Promete que no me harás nada si te digo"
"Lo prometo"
Los siguientes minutos los ocupó en contarle todo. Parte por parte, pero pasando por alto el que lo engañara un tiempo con Sean, asegurándole más que nada que el bebé era de Ron, y no de otro. Al final, Ron estaba tan aturdido que ni se había fijado en la lágrima que ahora bajaba por su mejilla. Y eso que él nunca lloraba. Clarissa se fue y se encerró llorando en su habitación, sin dar más explicaciones. El pelirrojo bajó la vista, se quitó la lágrima, tomó su abrigo, sus llaves y afirmando su varita en el bolsillo salió del departamento.
Hermione se distrajo de su lectura mirando las gotas de lluvia chocando contra la ventana con tal fuerza que parecían querer echarla abajo. La vela volvía a consumirse, así que tomó su varita y la agitó, haciendo aparecer otra. Escuchó que alguien golpeaba muy fuerte en la puerta. Miró su reloj. Eran más de las doce de la noche. Se puso de pie aún sujetando la varita y caminó hasta ella. Volvieron a golpear, casi con desesperación. Miró por la ventanilla, pero llovía tanto y tan fuerte que sólo vio una sombra. Abrió con cuidado y en menos de un segundo, sin alcanzar a ver quién era, esa persona la rodeó fuertemente con sus brazos. Estaba empapadísimo y temblaba.
"Hermione, perdóname" dijo esa persona. Reconoció su voz al instante, aunque esta estuviera cargada de tristeza y arrepentimiento.
"Ron... Espera, déjame cerrar... ¿sí?"
Él la soltó y se hizo hacia atrás, enderezándose. Ella lo miró, mordiéndose el labio, y con sumo cuidado cerró la puerta. Ya el umbral de la casa se había inundado unos centímetros. Apuntó con la varita un candelabro sobre una mesa cercana y éste se encendió, iluminando tenuemente la salita. Volvió a mirar a Ron. Tenía la cara y el pelo todo mojado, producto del mal tiempo y -como dedujo por sus ojos hinchados- las lágrimas. Ella sabía que si él había llorado algo muy malo tenía que haber pasado. Se le acercó.
"Quítate eso, estás entero mojado" le dijo, mientras le desabotonaba el abrigo. "Y quítate los zapatos"
Sin mucha ayuda de su parte, logró quitarle el abrigo y colgarlo en un perchero. Como estilaba tanta agua, puso un cubo debajo y con la varita le lanzó chorritos de aire caliente, para que botara todo el agua contenida. Fue cuando Ron le tomó la mano libre. Ella se giró hacia él.
"¿Qué pasa?"
"Perdóname" repitió, mostrándose realmente afligido.
"¿Quieres conversar?" le preguntó dejando de una vez la varita sobre la mesa. Ron asintió y lo llevó hasta el sillón más grande, donde ambos se sentaron. Él le tomó ambas manos y la volvió a mirar directo a los ojos. Parecía un niño pequeño y con todo, o eso le pareció a ella. Sabía lo que volvería a decir. "¿De qué quieres que te perdone? No has hecho..."
"He hecho tantas cosas... que ni siquiera un perdón bastaría para arreglarlas. Tú me lo dijiste... pero ahora... es de verdad..."
Hermione lo ayudó a hablar despejándole la cara de la humedad con un pañuelo que sacó de su bolsillo. Él continuó:
"Clarissa me dijo todo. Yo... bueno... ¿sabes qué?"
"Sí, lo sé" dijo ella. Así que Ron lo sabía. ¿Ahora qué le quedaba por escuchar?
"¿Desde cuándo lo sabes y por qué no me dijiste nada?" preguntó él, tragando saliva.
"Apenas lo supe ayer, Ronnie... Mi Ronnie..." repitió, sintiendo un escalofrío a la vez que Ron la abrazaba contra su pecho. Pudiendo sentir su respiración un poco más arriba de su cabeza. "Quizás... si no hubiera sido tan idiota... tan presumida..."
"La culpa no es tuya, Hermione" dijo él, mirando hacia una pared en el fondo. "Todo esto es culpa de una mente trastornada y retorcida como la de... Clarissa" Cómo le dolía pronunciar ese nombre ahora.
Estaba muy cansado y le dolían todos los músculos del cuerpo. Había recorrido casi todo Londres a pie antes de tomar el autobús noctámbulo hacia la casa de Hermione, y ahora sentirla tan cerca le hacía cerrar los ojos.
"Ella necesita ayuda... Es peor que yo cuando bebo..." Sonrió tristemente. "Pero también... es tu esposa..."
"No por mucho..." Bostezó. "...tiempo. Yo no puedo estar casado con alguien que me engañó de esa manera... Menos..." Abrió los ojos y bajó la mirada, encontrándose de nuevo con la de ella. "Menos con alguien que te hizo sufrir tanto..."
"Te mintió a costa mía... sin importarle" Hizo una pausa. "Pienso que tienes que volver con ella... y decirle..."
"¡Volver con ella!" exclamó, soltándola asustado. "No puedo hacerlo, ni siquiera estoy seguro de que Christopher sea mi hijo..."
"Sean sí está seguro de que él es el padre" recordó ella.
"¿Ah, sí?. ¿Cómo sabes?"
"Él me lo contó... ayer. Él me contó toda la historia"
"¿Y por qué él lo sabía?" preguntó Ron, frunciendo el ceño.
"Ah, no me digas que ella no te lo dijo" susurró Hermione más para sí que para él. Subió su mano hasta el borde del respaldo del sillón.
"¿Hay algo más que deba saber?" preguntó ahora, entre asustado e indignado. Hermione suspiró.
"Sean no es primo de Clarissa..." empezó.
"No, eso lo sé"
"...en realidad fue como su amante hasta que ella quedó embarazada"
Ron volvió a mirar a Hermione, interrogándola, y ella procedió a contarle todo lo que Sean le había dicho, incluyendo sus sospechas paternales.
"Esto parece..." Soltó otro bostezo. "...no acabar nunca. ¿Por qué tantas mentiras?"
"¿Tienes sueño?" le preguntó de pronto Hermione, frunciendo el ceño.
"Un poquito... Pero no pienso volver a ese departamento, al menos no por hoy"
"Entonces te puedes quedar... si no te molesta dormir aquí" tanteó ella, esperando (pero no deseando) escuchar una negativa. Ron se sentó derecho. Y la volvió a mirar, sonriendo traviesamente.
"Sólo si me dejas dormir contigo"
"Ron..." se rió ella, poniéndose de pie y sonrojándose sin que él se diera cuenta.
"Como amigos, por supuesto"
"Sí, Ronnie. Lo que tú digas..."
La mañana amaneció igual o peor de horrible que la anterior, pero Hermione estaba más que feliz. Había despertado pensando que seguía soñando, porque a poco menos de un metro Ron seguía durmiendo prácticamente en paz consigo mismo. Ella salió de la cama con mucho cuidado de no despertarlo, buscó la ropa que se pondría e iba a entrar al cuarto de baño, cuando escuchó algo a sus espaldas.
"Hermione..." susurraba Ron, aún medio dormido, y se dio un giro hacia la izquierda, justo donde segundos antes ella dormía.
Ella se sonrió más y giró el pomo.
Más tarde, Ron salía de la habitación dando directamente en la salita, donde Hermione comía un bizcocho leyendo el Profeta. Al escuchar sus pasos alzó la vista y vio como él iba hacia su abrigo ya seco y lo descolgaba, sacudiéndolo por si acaso.
"¿Ya te vas?" le preguntó ella.
"¿No te fue suficiente?" dijo en son de broma. "Tengo que apurarme, si tengo suerte aún Sean estará en el Ministerio" Se puso sus zapatos.
"¿Qué tienes planeado?"
"Oh, ya lo verás. Dame eso" Le quitó el bizcocho de la mano, le plantó un rápido beso en la frente y se desapareció.
Hermione negó con la cabeza, pronunció su sonrisa y tomó otro bizcocho del platillo.
.:Flashback:.
A la mañana siguiente de la titulación de la Academia de Aurors, Hermione se había levantado muy decidida a revelarles a sus amigos que en una semana más partiría rumbo a Holanda para tomar el curso de Pedagogía. Su profesor de Ocultismo debería estar recibiendo su respuesta afirmativa al mismo tiempo que ella se dirigía a desayunar.
"¡Buenos días!" saludó Harry.
Ella estaba tan nerviosa que no pudo responder, sólo levantó un poco la mano para saludar y ocupó su silla.
"Hotcakes para ti" dijo Ron, poniendo el plato con una pequeña montañita de masitas frente a Harry. "Para mí" en un puesto vacío "Para ti" donde ella "y... ¿Dónde está Ginny?"
"Aquí estoy. No desesperes" dijo la pelirroja, entrando al comedor y ocupando su lugar, viendo el platillo con Hotcakes delante suyo. "¡Vaya Ron, te luciste!"
"No fui yo, los hizo Harry" se apresuró a decir, poniéndose rojo.
"Me lo imaginaba" replicó Ginny, riéndose por lo bajo.
Ron se sentó y empezó el desayuno. Hermione vertió un par de cucharadas de café en su mug y le adicionó leche hasta el borde, haciéndola temblar un poco, y Ron, que lo había notado, soltó un pequeño suspiro. Él ya sabía que su amiga no se encontraba bien. Al levantar el mug volvió a temblar. Ginny la miró preocupada, con el tenedor en la mano.
"¿Por qué no pruebas los 'cakes? Están muy buenos"
Así lo hizo y bien no podía quejarse, pero de alguna forma u otra se le hicieron amargos.
"Bueno, tenemos toda la semana libre, compañeros. Según lo que dijeron ayer el lunes de la próxima semana podemos ocupar las vacantes libres del Ministerio" anunció Harry.
"Habla por ustedes" dijo Ginny, algo contrariada. "Aún tengo un año entero de clases y no tengo ninguna semana ni nada de vacaciones"
"Propongo ir a la playa; anoche Garner dijo tener plaza en Barcelona" contó Ron, antes de echarse un gran trozo de Hotcake a la boca.
"Me parece una gran idea, no creo que a Ginny le moleste quedarse sola una semana, verdad?" La chica le lanzó una mirada asesina. "¿Tú que opinas, Hermione?"
Ella no escuchaba nada, su vista estaba fija en el interesantísimo frasco de mermelada de frambuesa, sin embargo Harry insistió.
"¿Hermione, estás aquí?" preguntó Harry.
Ginny también la miró con una ceja alzada. Ron les intentó decir mediante señas que la dejaran en paz, pero justo ella levantó su cabeza hacia Harry y con una resequedad horrible en la garganta dijo:
"Me ofrecieron una beca para tomar clases de docencia en Holanda"
"¿En serio?" preguntó Ginny.
"¡Genial!" exclamó Harry.
"¿Eso significa que no vas a ir a la playa con nosotros?" preguntó Ron.
Ella negó con la cabeza.
"Eso significa que me voy el lunes de la semana siguiente a ésta hacia Ámsterdam" Volvió a bajr la mirada.
"¡Pero es nuestro primer día de trabajo!" reclamó Harry.
"Lo sé, Harry. Y..."
"Entrarás después entonces, porque... ¿Cuánto durará ese curso?"
"Dos años" susurró.
"¿Cuánto?" preguntó Ron, incrédulo.
"Dos años" repitió Hermione en voz más alta, cerrando los ojos. "Y después... quiero entrar a dar clases..."
Ellos la miraron bastante preocupados. Ginny comenzó a revolver frenéticamente su té con la cucharita.
"No nos puedes hacer esto" dijo entonces Ron, viéndola fijamente.
Hermione empezó a sentirse mal, y si abría los ojos de seguro lloraría.
"De todas maneras es el mismo lunes que entramos a trabajar. Aún podremos ir a la playa" dijo Harry, comprensivamente.
"Sí, claro que pueden. No es tan grave" dijo Ginny, dándole unos golpecitos de apoyo a su amiga sobre la mano.
"Permiso, me... voy a mi cuarto"
Se levantó rápidamente y casi corriendo salió al pasillo. Harry y Ginny al instante miraron a Ron, quien seguía con la vista perdida en el lugar que Hermione se encontraba antes de irse.
Y fueron a Barcelona. Nadie volvió a decirle nada a Hermione por su decisión, de hecho, recién el tercer día en la ciudad española volvió a salir el tema. Harry y Ron habían bajado a la playa y ella se había quedado leyendo en la terraza del complejo de departamentos, escuchando música en su discman. Unas dos horas después alguien le quitó un audífono y ocupó la silla de junto.
"Volvieron antes" dijo ella, al ver su reloj. Se quitó el otro audífono, paró el discman y marcó y cerró el libro para mirar a Ron.
"Harry sigue en la playa, conoció a una chica" dijo seriamente, alzando una ceja. Ambos rieron. "Tú deberías bajar más seguido"
"No se preocupen, estoy bien aquí" Sonrió.
A Ron le encantaba cuando hacía eso, pero no debía olvidar el motivo por el cual había regresado más temprano de la playa.
"Herms, por qué resolviste el irte a estudiar al extranjero tan drásticamente?" soltó. Ella sonrió un poco más.
"Hace muchos años que he deseado esto, no es ahora que me haya venido la idea. Sólo estoy tomando una oportunidad que probablemente no se vuelva a dar, por eso"
"¿Y por qué primero quisiste ser Auror? Quiero decir... Si querías ser profesora podrías haberlo escogido al momento de terminar la escuela"
"Eso... Porque no pensé qué tan pronto podría hacerlo, ser Auror... igual me apasiona, pero de cierta manera lo hice más por deber que porque así lo quisiera"
"Aún no has trabajado como Auror más allá de la práctica. Quizás si entraras un tiempo al Ministerio..."
"El curso de docencia mágica en la Escuela holandesa lo imparten sólo cada diez años, y si el profesor Docking pudo encontrarme una plaza libre para esta década cuando los cupos estaban casi cerrados... Lo siento, Ron. Es algo que no puedo dejar pasar. Hay oportunidades que sólo se dan una vez y..."
"Pero te vamos a extrañar mucho. Quiero decir..."
"Sí, Ronnie, tranquilo" Lo detuvo con una mano ya mucho más seria. "Yo también los voy a extrañar, y cuando regrese todo será como antes, o casi, porque si todo sale bien trabajaré en un instituto mágico... Nos seguiremos viendo los fines de semana, el resto del año..."
"¿Si te digo que sigo sin estar de acuerdo?" Se cruzó de brazos.
"No cambiará nada" Tomó sus cosas de su regazo y se levantó. "No es que no valore tu opinión, pero si eso atenta contra mis deseos..." Se fue para entrar al complejo.
Ron dio un puñetazo en el aire, se quitó las sandalias y se lanzó a la piscina.
.:Fin del Flashback:.
Esa noche, Ron se encontró en el departamento que compartía con Clarissa junto a otros dos hombres y tres mujeres revisando cada cajón, tomando muchas fotografías y guardando cada evidencia que pudiera usarse en contra de su esposa a la mañana siguiente que era el momento en que se había programado la audiencia en el tribunal. Hace poco más de cinco horas había ido al Ministerio a entablar una denuncia por engaño, chantaje y uso de pociones ilegales en contra de ell, aprovechando que el caso en contra de Sean Willson estaba aún fresco y directamente relacionado con éste. Hace dos horas y después de algunos peritajes y entrevistas a testigos se había ido a buscar inmediatamente a Clarissa Weasley con una orden de detención, pero como tenía un bebé de pocas semanas y con un hechizo de compatibilidad se descubrió que Christopher Matthew no era hijo biológico de Ron, fue encargado a una Auror que lo cuidaría por el momento y Clarissa, argumentando un problema psicológico -que Ron estaba seguro siempre había tenido- con ayuda de un asesor, fue llevada a la unidad neurológica de San Mungo provisoriamente. Habían un par de personas tratando de localizar al padre -su cómplice- pero éste al parecer había escapado del país. Ahora se seguían buscando pistas para el gran juicio final y Harry, que se acababa de aparecer en el departamento, le dio un abrazo a Ron.
"¿Estás bien, amigo?"
"Mejor de lo que creía" respondió él, mientras le daba el visto bueno a una de las cartas que su padre le enviara a Clarissa donde adjuntaba el dinero para Sean.
"Como te podrás dar cuenta, ahora las investigaciones son años luz más rápidas que antes"
"Es que eres el mejor jefe que el Cuartel haya tenido hasta ahora. De Ministro harías maravillas..." Se rieron.
"Señor Weasley, y esto?" preguntó una de las chicas, mostrándole un saquito de terciopelo rojo oscuro.
"No, eso es mío" dijo él, tomándolo. Harry lo miró extrañado.
"¿Qué es?"
"Ábrelo"
Se lo pasó. Harry lo abrió y reconoció el anillo después de unos segundos de observarlo.
"¡Espera! Este es de..."
"Sí, pero ella no sabe que lo tengo. Nunca preguntó por él, por lo demás" respondió, alegre.
"¿Qué piensas hacer con él, te lo vas a quedar?"
"Ya quisiera. No, tengo planes para él" Lo guardó en su bolsillo.
Entraron el la chimenea y aparecieron en el Ministerio. Había bastante actividad para ser un sábado por la noche. Ron tenía que firmar aún un par de papeles para disolver su matrimonio pero todo era cosa del tribunal del día siguiente. Se despidió de Harry y regresó a su departamento, ahora algo más vacío y frío, y los Aurors que por allí transitaban se despidieron, dejándolo solo. Se sentó en su sillón favorito y se recostó en el respaldo. Sacó el saquito de terciopelo del bolsillo de la túnica y soltó el anillo sobre la palma de su mano. ¡Dios, qué debía hacer, qué podía hacer ahora! Mañana, domingo, todo cerrado. Y pasado, lunes, sería muy tarde. Otra vez. Y no estaba dispuesto a perderla de nuevo. Apretó el anillo en su mano, se puso de pie y después de guardarlo se colocó el abrigo. Terry Marshall tendría al fin la oportunidad de devolverle el favor de cubrirlo hace unos meses por irse de vacaciones a destiempo...
Hermione miraba preocupada hacia fuera por una ventana de su casa con una humeante taza de chocolate entre las manos. Esa tarde dos Aurors que ella no conocía la habían interrogado por todo lo que sabía de Clarissa. Le urgía saber cómo estaba Ron y si le habían resultado sus planes. Estuvo así por largo rato hasta que el cucú indicó las doce y resignada, fue a acostarse de una vez. Y allí, entre las sábanas, aún podía sentir el aparentemente involuntario y tibio abrazo del pelirrojo, tal como lo había sentido la noche anterior.
Ginny ya iba por el tercer café. Eran las ocho de la mañana y Harry se había ido al Ministerio hace dos horas. No sólo tenía que supervisar el caso de Clarissa, sino también poco antes de la audiencia testificar por escrito en su contra. Ya le había comentado todo lo que Ron fue capaz de decirle, en eso se les había pasado la madrugada. No quería aparecerse por allí, su novio (y cómo le encantaba llamarlo así) le había advertido sobre los Aurors que en el caso de verla se la cargarían de preguntas y ella prefería mantenerse al margen, ya que aún no tenía la oportunidad de hablar con su hermano. Escuchó un estruendo a sus espaldas y se volteó para encontrarse de frente a Hermione, la que se veía bastante pálida, al igual que ella.
"¡Al fin me recuerdas, amiga! Te estaba esperando. Ven, siéntate y cuéntamelo todo" soltó sin dejarla responder.
"¿Todo... qué?" preguntó haciéndose la inocente, a la vez que ocupaba una butaca individual.
"¡Vamos, Herms! Harry me dijo que Ron le dijo que tú sabías, porque Sean te lo había contado"
Hermione suspiró, bajando los hombros.
"Tráeme un vaso de jugo y comencemos de una buena vez..."
La audiencia era -y así se esperaba- lo más pesado de todo el día. Las personas presentes en la sala de tribunales número 9 si no estaban entusiasmados, estaban nerviosos y en muchos casos una mezcla de ambos, considerando que el 70 porciento de la concurrencia eran testigos a favor o en contra y periodistas, muchos periodistas. ¿Cómo habían logrado entrar? Nadie lo sabía, o estaban demasiado pendientes de la acusada que no se percataron de su presencia. Clarissa estaba en la silla del imputado, serena e imperturbable. Su padre- también allí presente, después de que lo encontraran en una central de transladores- le había contratado el mejor defensor del mundo mágico, lo que le brindaba una incalculable seguridad.
Del otro lado del recinto se encontraba Ron conversando con Arista Zyon, una ex novia -ahora felizmente casada con otro- del tiempo de la Academia con la que aún tenía buen trato, y no sólo eso, ella era una de las personas a cargo de la investigación y le hablaba sobre una de las últimas y más importantes pistas que esa misma madrugada habían encontrado: unas cartas de un o una tal 'Apple' donde le pedía a Clarissa mantener la calma y no decirle a nadie quién era el padre del bebé que esperaba (era de esa época), ni tampoco sobre su plan en contra de 'Morita', que por deducción era el nombre clave que usaba para referirse a Hermione en la 'operación'. También tenía en su poder las copias de transacciones en Gringotts del padre de Clarissa para la cuenta de S. Willson; millonarias sumas que cualquier mundano se quisiera a costa de nada. Ron cada vez se iba enterando de más y peores cosas sobre su esposa que nunca se hubiera imaginado, y cuando la audiencia comenzó oficialmente, la figura de ella a medida que hablaba se le iba soltando más y más, hasta el punto de llegar a reprocharla en serio. En especial con esta pequeña información, que al darse por vencida y fuera de control, Clarissa contestara:
"¡Christopher Matthew no es tu hijo, Willson, y no puedes llevártelo!" Todos la miraron expectantes y sin escuchar lo que su defensor le dijera al oído, exclamó: "¡Strandford, Paul Strandford, él es el padre!" (N/A: entraron en shock? Ah, díganme, se lo esperaba ALGUIEN? xD)
Y las cartas de Apple cobraron sentido: antes de embarazarse no sólo engañaba a Ron con Sean, sino también con el supuesto 'amigo de la infancia', Paul, con el que sólo se veía ocasionalmente, porque este viajaba mes por mes de lado a lado del planeta sólo para verla a ella. Y Ron no se pudo haber sentido más humillado. Al terminar la audiencia, donde se dictaminó que Clarissa tenía un problema mental importante y quedaría internada indefinidamente en la unidad psiquiátrica de una exclusiva clínica especializada, que Sean le devolvería los millones al padre de ella -casualmente eran los mismos que se le pagarían a Ron por concepto de indemnización- y se le entregaría la tutoría del niño a Strandford, el que lo aceptó sin mayores reparos diciendo que se lo llevaría a vivir con él a Australia, el matrimonio de Ron y Clarissa quedaría finalmente disuelto el día que ella saliera del psiquiátrico y firmara unos papeles, Ron logró escapar dificultosamente de los periodistas al salir del Ministerio, tomó un taxi y se fue lejos.
Harry llegó cerca de las seis de la tarde al departamento, donde se encontró en directo con Ginny y Hermione, quienes exigieron una inmediata y completa información sobre lo que había sucedido en la audiencia. Harry les contaba mientras en la TV abierta se exhibía una versión bastante editada del juicio, donde cada situación se adaptó al término muggle y el canal no paraba de comentar el escándalo. A los pocos minutos se apareció Ron por la chimenea. Se le veía cansado, pálido y sudoroso. Ginny lo envió a tomar una ducha y Harry se propuso para ir a buscar todas las cosas al departamento que ahora le pertenecía al pelirrojo, pero al que no quería volver. Hermione arguyó nerviosamente que ya tenía que irse a Hogwarts y antes de que Ron saliera del baño se marchó de allí.
Eran pasadas las diez de la noche. El sol hace un rato se había puesto y Hermione bajaba caminando tranquilamente por la ladera que separaba el colegio de Hogsmeade. No sólo estaba satisfecha por el recibimiento en el castillo, también feliz y bastante sorprendida por el cambio casi total del plantel docente -y era de esperarse...-, pues dos tercios de los profesores le eran desconocidos. Al parecer, era la única que viviría fuera y regresaría sólo a dar clases, pero al ver la cantidad de alumnos y alumnas, y lo hiperactivos que eran además de deducir que tendría un arduo trabajo por delante, también le hizo pensar que con lo que pasara por el día tendría suficiente amor por Hogwarts diario. Y de alguna manera, presentía el dilema al que se enfrentaría al llegar a casa. Aún le quedaba un problema no resuelto en la vida y ese comenzaba y acababa en una persona; Ron Weasley.
Abrió la reja, lo atravesó sin apuros y al llegar a la puerta buscó en su bolso la varita o las llaves. En eso estaba cuando todo se le volvió oscuro y sintió un escalofrío por las manos que tapaban sus ojos.
"Adivina quién" dijo una voz más arriba de su cuello, una voz tan conocida que no sintió necesidad de responder.
Tomó las manos de esa persona, separándolas de su cara, se volteó y levantó la mirada. Ron le sonrió.
"¿Qué haces aquí?" y "¿Cómo te fue?" fueron las primeras palabras que dijeron y a la vez. Ella fue la primera en contestar.
"Perfecto. Tal como me lo imaginaba. ¿Tú..."
"¿Quieres dar un paseo?"
Asintió. Él la tomó de la mano -lo que la hizo sonrojar- y salieron a través de la reja. Siguieron por el camino al pueblo y, poco antes de llegar al comercio, doblaron en una esquina y caminaron hasta una plaza en medio de una zona residencial con casas no hace mucho construidas. En el centro se erguía un enorme monumento al Mago Merlín -que contaban, cada primera mañana de Enero entre las 9 y las 11 se movía como si estuviera vivo. A los pies de éste fue el lugar elegido para tomar asiento. Se miraron. Ron la soltó y empezó a buscar en sus bolsillos bajo la mirada interrogante de ella, hasta que al fin lo encontró. Un sobre de terciopelo rojo.
"Ron, qué...?"
"Ábrelo" Se lo pasó.
Ella tiró de la cinta que lo cerraba y de adentro sacó su anillo plateado con una piedrita tornasol, recuerdo de sus 15. Abrió mucho los ojos.
"¿Dónde lo encontraste?"
"Yo lo tenía" Rió. "Lo dejaste en la pizzería hace... ¿un mes?"
"¿De verdad? Oh, bueno..." Miró el anillo y se lo puso. "Gracias"
Iba a guardar el sobre, cuando la voz de él la interrumpió.
"No, espera. Hay algo más ahí. Fíjate bien"
Hermione miró el interior del saquito, y era cierto; algo más brilla ahí dentro. Lo dio vuelta sobre su mano y de allí cayó otro anillo. Esta vez de oro y con muchos diminutos diamantes incrustados. Ahogó un grito, quedándose sin habla.
"Creo que no necesito decirte lo que se supone debería..." Tomó el anillo de la mano de ella, la volteó con cuidado y se lo puso en el dedo anular sin dejar de hablar. "porque no hay nada que necesite explicación, o nada que no te haya dicho"
"Claro que sí hay algo, Ronnie" habló por fin al momento en que Ron terminó de colocarle el anillo y lo tomó de ambas manos.
"¿Qué sería?" preguntó, sonriendo, pero pronto lo recordó. "Ah, es..."
"Te amo" dijeron a la vez, mirándose a los ojos que les brillaban como las más enormes estrellas del espacio.
Se acercaron más y se dieron un pequeño beso, que él rompió alzando la mano con el anillo y mostrándoselo.
"Ron, pero... ¡no podemos! O sea... No dijo el juez que..."
"No me malinterpretes, no te estoy pidiendo matrimonio, Herms" Ella se rió. "Esto es una promesa. Es la promesa de que cuando esto termine de verdad... Se supone que te lo tendría que haber dado antes de ir a Hogwarts, pero las circunstancias... la audiencia... no lo sé, fueron más fuertes de lo que yo esperaba..." Cambió de pronto el tono de voz.
"¿Y qué tiene de malo ahora?" preguntó Hermione en un susurro.
"No tiene nada de malo, pero pudo ser antes. Hemos perdido mucho tiempo"
"Tiempo que podemos recuperar. ¡Estamos recién al comienzo de nuestras vidas! O casi..."
"Al comienzo es cuando hay que tomar las más importantes decisiones, porque ellas delimitan lo que continuará... Y Hermione" hizo una pausa "contigo es con quien realmente quiero llegar al final, me entiendes?"
Ella volvió a asentir y se volvieron a besar. Ahora sí, de verdad. Porque aunque tiempo hay para todo, cada segundo cuenta.
¿Fin?
Si se trata de romper records, el capítulo más largo que he publicado en mi vida... Y que conste, esto no ha acabado aquí...
ATENCIÓN: Yo no tendría por qué publicar epílogo. De hecho el epílogo lo empecé a escribir mucho después de haber terminado esta historia, y eso es porque aún queda una que otra cosilla por aclarar. Pero, por primera y única vez, la publicación de este epílogo va a depender exclusivamente de la cantidad de reviews que este capítulo reciba. Porque tengo que decir, ustedes son unos lectores muy infieles! Dejan review de vez en cuando (la GRAN mayoría, déjenme decir), así que le exigiré un mayor nivel a esto y les doy una prueba bastante fácil... Superar cierta cantidad de reviews. Si no lo hacen, simplemente este epílogo lo verán las personas que me lo pidan por mail o MSN. Y ahí se ven.
P.D.: Mury Wesley, preguntabas qué pasó con Ben. Te respondo; no tengo idea, pero me las arreglaré para agregar una explicación en el epílogo xD.
