EL SECRETO DE SENDOH
Autor: Miroku Latinlover
CAPITULO I
"El balón de papel"
Despreocupado de la vida transita una celebridad con espíritu anónimo, un ser que se siente uno más del todo a pesar que ese todo se empeñe en hacerlo único. ¡Ahí va la estrella del equipo de Ryonan, ¡El gran Akirat Sendoh, retumba como un eco que sobrevive en el aire luego de cada partido en el cual participa. El genio del balón como algunos lo llaman, es el enemigo a vencer en la ambición del prometedor Rukawa, y la obsesión enfermiza del obstinado Hanamichi Sakuragi.
Para Sendoh sus retadores no existen, y mucho menos enemigos a quien vencer, no por una desmedida prepotencia producto de un alto ego, sino por ese elemento desconocido por Rukawa, y recordado por el veterano entrenador Anzai, que lo pondrá siempre como jugador número uno, ese elemento que deja huella en su rostro con mirada perdida, leve sonrisa optimista, y semblante despreocupado.
En el mercado de la ciudad, con sus manos en los bolsillos y su peculiar ritmo al caminar, transita Sendoh, en un tranquilo día de descanso poco habitual para él. El jugador estrella se detiene frente a un establecimiento, y decide entrar a una vieja librería, de esos locales que parecen detenidos en el tiempo, donde se respira la antigüedad en el polvo circundante, y se mira el pasado en las amarillentas páginas de los libros aún a la espera de un dueño.
Sendoh: ¿Alguien podría ayudarme?
Dependiente: Diga joven, ¿En que puedo servirle?
Un anciano regordete con expresión amable aparece frente a Sendoh, quien siente una vieja reminiscencia en el rostro del dependiente al viejo entrenador Anzai de Shohoku.
Sendoh: Sí... ¿Tiene algún libro deportivo?
Dependiente: Bueno joven.. no es precisamente el tipo de libros que tenemos en nuestra librería, pero veré que puedo hacer por usted... ¡Hukyo acercate!... necesito que ayudes a un joven cliente.
Detrás de unos estantes apareció la figura de una joven que respondió al dependiente. Era una chica de vestimenta austera, sin maquillaje en su rostro pálido, de largo cabello recogido en su descuidada cola de caballo, y unos ojos café semiocultos detrás de unas gafas de montura cromada. Con expresión de indiferencia y algo de obstinación, se acercó en atención del llamado
Hukyo: Que quieres? (con tono descortés)
Sendoh: Bueno señorita, le decía a su jefe que...
Hukyo: (interrumpiendo abruptamente) El no es mi jefe! Es mi abuelo!
Sendoh:(con serenidad y paciencia) Bueno la verdad no se quien sea, disculpe si la incomodé, pero necesito un libro deportivo, preferiblemente de baloncesto por favor.
Hukyo: De esos no hay, no se compra ese tipo de libros
Sendoh: ¿Pero como que no hay? ¿No le parece importante el deporte profesional?
Hukyo: Pues la verdad no, me parece que es algo para brutos sin cerebro
Sorprendido por la respuesta, Sendoh sonríe y responde con tono sarcástico pero sereno:
Sendoh: ¿Le estas diciendo bruto a un cliente potencial, tal vez seamos algo brutos, pero al menos no somos comerciantes que ahuyentamos a la clientela
En ese momento intervino el dependiente, que se había mantenido al margen de la conversación exhorto en la lectura de un viejo libro, mientras Hukyo permanecía sorprendida al saber que era él un deportista, y se mostraba algo avergonzada por su comportamiento.
Dependiente: ¡Hukyo, ¿Que clase de modales son esos, disculpe señor..., pero me temo que no hay libros de ese tema en esta librería.
Sendoh cerró sus ojos sonriendo, y salió de la librería de manera tranquila como había entrado. Detrás quedó el ruido del dependiente regañando a la atrevida vendedora, que se desvanecía con el cerrar de la puerta de la librería y el caminar sereno del jugador estrella.
Pasaron varias semanas desde ese paseo por el mercado. Luego de un difícil partido contra un equipo rival, en el banco de un parque despejado, Sendoh reposa sentado sobre una banca meditando sobre lo acontecido en el partido. Observa el suelo circundante escudriñando cada detalle, en un sondeo propio de un dedicado analista, pero con una mirada engañosamente perdida y ociosa, cuando de repente detiene su mirada sobre un objeto dejado en el suelo. Era algo parecido a un folleto o publicación impresa visto a primera vista, mejor dicho un libro al vislumbrarse con más detalle. Estaba tirado a su suerte sobre el camino polvoriento, aparentemente a falta de un cesto de basura cercano, donde reposaría seguramente. Sendoh se levantó de su sitio de descanso recogiéndolo del sucio suelo, desempolvando la arena que lo cubría, y descubriendo su contenido, que no era otro que de baloncesto, siendo sorpresivamente su autor el profesor Anzai. Ante tal coincidencia, Sendoh complacido cual niño que consigue un tesoro, colocó el libro debajo del brazo, y se encaminó a su casa seguramente para resguardar su nueva adquisición producto de la fortuna.
Los días pasaron, y Sendoh concluyó la lectura del libro, conociendo a profundidad cada detalle, cada estrategia y técnica enseñada por el profesor Anzai, lo que le ocasionó muchos problemas a Shohoku en los partidos posteriores, aunque Anzai, siempre precavido, guardaba algunos secretos personales no revelados al público para su equipo, con elementos impredecibles como cierto polémico jugador llamado Hanamichi. Aún como entrenador del equipo rival, Sendoh veía a Anzai como un maestro, y de cierta forma así lo entendía también Anzai, al reconocer en algunos nuevos movimientos del Sendoh, las enseñanzas de su viejo libro, que permanecía en el pasado y en los recuerdos. Anzai sólo reía al ver su propio libro vivo y en movimiento en el propio cuerpo de Sendoh, el mayor contendor de sus pupilos de Shohoku.
El sol del mediodía iluminaba a Sendoh que transita nuevamente por la calle del mercado de la ciudad, en otro raro día de ociosidad para un jugador acostumbrado al entrenamiento incansable. Como un acto reflejo se detuvo súbitamente frente a la puerta de un local que le resultaba familiar, cuando recordó que era la vieja librería que había visitado semanas antes, y que casualmente guardaba el libro de baloncesto del profesor Anzai en su bolsillo. Sonreído y dispuesto a darle otra lección a la chica insolente, entró a la librería en búsqueda de su antigua agresora, cuando observó que el lugar estaba casi vacío. Extrañado avanzó algunos pasos en el desolado lugar, que estaba poco iluminado, cuando repentinamente sus pies toparon con una caja que le hizo perder el equilibrio, precipitándose al piso y produciendo un estruendoso ruido. En respuesta al sonido se escucho el grito de una voz femenina, era la nieta del viejo dependiente, que la parecer no lo había reconocido aún:
Hukyo: ¡¿Quién está ahí!
Sendoh: Eh... disculpa, pero la puerta estaba abierta y pensé que aún estaban trabajando...
Hukyo: ¡!Pues no! ¡Esto ya cerró! ¡Así que párese y váyase!.
La voz de la chica se notaba afectada, por lo que Sendoh se levantó del suelo pero sin atender la petición de la chica de alejarse del lugar.
Sendoh: Oye.. ¿Por qué esto está así? Que sucedió?
Hukyo: Nada que te importe, márchate que estoy ocupada.
Sendoh: Pues no me iré hasta que salude a tu abuelo, que fue muy amable conmigo
Hukyo: Él está muerto...
Sendoh permaneció inmóvil por unos segundos por la sorpresa de la respuesta, para luego con expresión seria en su rostro y tono de voz, preguntar como había sido su muerte. Hukyo sintiendo la sinceridad en las palabras de Sendoh, le contó que había estado padeciendo una grave enfermedad, y que había ocurrido lo inevitable. Las lagrimas se asomaban en los ojos de Hukyo, su semblante era demacrado y desolado, por lo que Sendoh, luego de estar exhorto en sus pensamientos, intuyó el desgaste físico de la joven derivado del transe que vivía, expresándole con voz amable:
Sendoh: Apuesto que has comido poco en estos días ¿Quieres almorzar un rato conmigo?
La chica dudó por un instante, pero su cuerpo reclamaba a gritos algo de alimento, por el ayuno al que se había sometido, por la angustia que la dominó durante esos aciagos días.
Hukyo: Bueno... está bien, pero algo rápido y ligero.
Asintiendo con la cabeza Sendoh abrió la puerta para permitirle a la joven salir del lugar, partiendo juntos en búsqueda de un sitio cercano para comer.
Caminado tranquilamente en medio de la calle ambos se toparon con un personaje inesperado, Hanamichi Sakuragi, que haciendo sus acostumbradas y sobre actuadas expresiones de molestia y reto, interpeló de forma agresiva a Sendoh.
Hanamichi: ¿Que hace aquí mi peor rival, ¿Holgazaneando, JAJAJAJAJA, ¡Así todos podrán ver como te derroto porque hoy entrené muyyy bien con el gordito!
Sendoh: (calmado y sonreído) Hola novato, veo que estas muy entusiasta como siempre.
Hanamichi: ¡!No le digas novato al que te va a arrebatar el título de jugador estrella mequetrefe!
Sorprendida Hukyo le preguntó a Sendoh si en realidad era un jugador tan famoso, a lo que Sendoh respondió que algunos decían eso, pero que poco le importaba. Hanamichi observaba la conversación entre Hukyo y Sendoh con mirada de desconfianza, interrumpiendo repentinamente.
Hanamichi: ¿Quién es esta de los anteojos que parece una lechuza, ¿Es tu noviecita acaso, JAJAJAJA, prefiero que me rechacen 50 mujeres a quedarme con un espanto como ese JAJAJAJA.
Hukyo dibujo un rostro de indignación en su cara que percató rápidamente Sendoh, por lo que mirando fijamente a Hanamichi con un rostro de molestia, poco usual en su temperamento, le dijo con tono amenazante:
Sendoh: Hanamichi, muchas veces he tolerado tus payasadas, pero está vez ofendiste a una chica, y eso no es de hombres, discúlpate de inmediato.
Hanamichi: ¿Y quien me va a obligar? Tú? JAJAJAJA
Sendoh avanzó unos pasos en dirección de Hanamichi, quien se puso en guardia esperando una pelea, pero Hukyo tomó del brazo a Sendoh, que al voltear a verla, pudo ver en su cara angustia dibujada, esto sorprendió a Sendoh, ya que la había conocido como una chica pendenciera.
Sendoh: Muy bien Hanamichi, espero que este orgulloso de ofender una dama que acaba de perder un familiar querido, seguramente Haruko estaría muy orgullosa de ti.
Estas palabras de Sendoh fueron mas fuertes que cualquier golpe que pudiera recibir Hanamichi.
Hanamichi: (apenado y rascándose la cabeza) Yo no sabia eso... estee... bueno... cualquiera se equivoca!
No había terminado de hablar Hanamichi cuando Sendoh y Hukyo se retiraron del lugar sin prestarle atención, siendo esta una actitud que suele molesta profundamente a Hanamichi, ya que detesta la indiferencia, aunque esta vez no fue lo que más le afectó, debido a la vergüenza que sentía por sus imprudentes e irreflexivas palabras para con la chica, por lo que se retiró del lugar en silencio con los hombros bajos y su cabeza alicaída.
Siguiendo su camino, Sendoh y Hukyo se detuvieron frente a un pequeño restaurante al aire libre, y se sentaron en un mesa cercana a un parque, Sendoh leyó mentalmente el menú en silencio, mientras Hukyo solo lo miraba.
Hukyo: Por cierto, ¿Cuál es tu nombre?
Sendoh: (En tono de broma) Mis amigos me dicen el gran señor invencible de la cancha, pero tú como apenas me conoces me puedes decir Sendoh.
Hukyo: Muy graciosillo... Así que eres famoso... en el ¿Tenis?
Sendoh sólo sonrió mientras seguía mirando la carta del menú, pero luego respondió a la pregunta, sintiendo que sería descortés si no ofrecía respuesta:
Sendoh: No... soy... hmmmm... pues un simple novato que pretende jugar algo de baloncesto.
Hukyo: ¿En serio? Yo fui muy mala para los deportes...
Sendoh: Y yo casi nunca leo, así que tenemos algo que desconocemos mutuamente.
Hukyo: Pero yo veo que llevas un libro que sobresale de tu bolsillo
Se había olvidado completamente Sendoh del libro en su bolsillo, como una forma de dejar atrás un incidente menor, por el cual no valía la pena incomodar a la chica en un momento tan complejo para ella.
Sendoh: Es un viejo libro que encontré en la calle, de vez en cuando leo una que otra página, ya sabes, por los dibujitos
Hukyo: Aunque se me parece conocido por lo poco que se ve de la cubierta ¿Me lo podrías mostrar?
Sendoh vaciló por unos segundos, pero al final le mostró el libro, por considerar que no habría mayores problemas ya que era ella quien solicitaba verlo.
Hukyo: ¡Ah! ¡Lo sabía! ¡Es el viejo libro de mi tío Anzai!
Sorprendido por la respuesta, Sendoh guardó silencio con lo que intentaba ocultar su sorpresa y perplejidad por que había oído.
Hukyo: Es gracioso, pero cuando te dije que no habían libros deportivos en la tienda era cierto, a pesar que mi tío había escrito uno, mi abuelo prohibió venderlos.
Sendoh rompió su silencio intrigado y deseoso de averiguar más sobre la relación de Hukyo con Anzai, y le preguntó acerca de esa extraña decisión de su abuelo. Hukyo no vio nada malo en comentárselo, y le reveló que Anzai había sido la oveja negra de la familia, ya que se había empeñado en ser jugador de baloncesto en vez de estudiar letras en la Universidad de Tokio como siempre deseó su padre, por lo cual el abuelo molesto comenzó a cuestionar sus habilidades, alegando que Anzai no iba a la Universidad, no por desear ser deportista, sino porque no tenía la capacidad suficiente para ello.
Hukyo hizo una breve pausa y señaló el libro con sus dedo incide.
Hukyo: Ése libro escrito por Anzai que tienes en tus manos, fue una prueba hecha a su padre con el fin de demostrarle, que aún siendo jugador de baloncesto, tenía la capacidad suficiente de llevar sus conocimientos al campo de la literatura. Mi abuelo prohibió que tuviéramos libros relacionados con el tema en la librería, y siempre habló mal de los deportistas, tal vez me dejé llevar por eso, discúlpame si te ofendí.
Sendoh quedó pensativo un rato por todo el relato que había escuchado de Hukyo, cuando el ruido de su estomago le recordó la razón por la cual estaban en ese lugar.
Sendoh: Uffs... había olvidado que teníamos hambre y vinimos a almorzar, disculpa Hukyo, me distraje con la historia del libro y no solicité la comida, ahora mismo resuelvo el problema.
Sendoh se levantó de la mesa para apresurar el pedido de la comida en el mostrador del restauran, pero al regresar a ella Hukyo ya no estaba. Miró en su contorno, buscándola con su mirada, pero no logró verla entre las personas que caminaban en la calle. Resignado por la infructuosa búsqueda, Sendoh se encaminó en dirección a su casa, dejando sobre la mesa del restauran, el dinero por la comida solicitada.
Un día como cualquier otro, un juego más en la vida del jugador estrella, esta vez en un juego amistoso contra Shohoku, pero como siempre, se juega como si fuera la final de un campeonato, algo inevitable cuando los altos egos chocan. Rukawa tuvo un desempeño notable, incluso obtuvo más puntos que el mismo Sendoh, aunque Shohoku perdió por 4 puntos al final del partido. Cuando Rukawa pasó silencioso al lado del entrenador Anzai, este le dijo nuevamente la frase que tanto detestaba: "Eres una gran jugador, pero seguirás siendo el número dos por debajo de Sendoh hasta que descubras su secreto" , Rukawa se sentó con expresión molesta y cerró sus ojos para descansar del agotador partido. Mientras tanto Hanamichi, aparentemente con energía inagotable, se acercó a Sendoh para nuevamente retarlo de forma destemplada en el próximo partido, momento en que se acercó Haruko a saludarlo. Hanamichi comenzó a sudar de la preocupación pensando que Sendoh posiblemente le contara sobre su altercado con Hukyo, pero éste solamente mostró su acostumbrada cara de confusión por las palabras altisonantes de Hanamichi, y regresó a su banco a descansar.
Hanamichi caminaba alegre por la calle por haberse salvado de una situación embarazosa, que seguramente le hubiera menoscabado la tan anhelada simpatía que Haruko sentía por él. En el cruce de una calle, observó a alguien que le resultó familiar, y por ello se acercó hasta sitio donde se encontraba, descubriendo que se trataba de la misma chica que había visto días atrás con Sendoh. Hanamichi vio una oportunidad única de disculparse por lo sucedido, y deslastrarse así de esa espada de Damocles que pendía sobre su cabeza, que amenazaba su relación con Haruko.
Hanamichi: (De forma escandalosa) HOLA! COMO ESTAS! ¿ERES LA NOVIA SE SENDOH VERDAD? QUIERO DISCULPARME POR LO DEL OTRO DIA Y...
Hukyo: (sorprendida) ¿De que me habla usted? ¡Yo no soy la novia de nadie, ¿De donde saca eso, ¿Usted es uno de esos hombres verdad, ¡!Dígale a su jefe que le pagaré cuando pueda!.
Hanamichi: ¿Jefe, ¿Dinero, no entiendo.
En ese momento aparecieron detrás de un vehículo cercano dos sujetos con apariencia hostil, que se aproximaron amenazantes hasta donde se encontraban ambos.
Sujeto I: ¿Acaso éste es otro cobrador Hukyo? Si es así recuerde que nosotros estamos primero, podría tener problemas si el jefe se entera.
Hanamichi: (con tono molesto) ¿De que habla idiota, no me gusta el tono de lo que dice.
Sujeto II: ¡Ese no es problema suyo, lárguese de aquí si no quiere salir lastimado...
Hanamichi molesto tomó por el cuello al sujeto que lo amenazó y lo alzó en el aire, mientras que el segundo se acercó agresivo a Hanamichi, quien lo rechazó con una patada directa a la cara. El sujeto en el suelo aturdido por la patada, se levantó sacando una navaja de su bolsillo, por lo que Hanamichi para contrarrestarlo lanzó al sujeto que tenía alzado en sus manos contra él, estrechándolo y haciendo que ambos agresores cayeran contra unos recipientes de basura. Al levantarse ambos sujetos, asustados y confundios por la habilidad de Hanamichi, emprendieron la huida.
Hanamichi: (con tono triunfal) ¡Y no vuelvan por estos lados basura! Jun!
Se volteó a ver a Hukyo para decirle que se tranquilizara porque había acabado con los maleantes, cuando sorprendido vio que no estaba. Hanamichi extrañado se pregunto a donde había ido, pero al final se retiró del sitio pensando que se trataba solamente de una chica malagradecida.
Fin del capítulo I
(CONTINUARÁ)
