EL SECRETO DE SENDOH
Autor: Miroku Latinlover
CAPITULO III
"El mundo al revés"
Sendoh confundido por las palabras de Hanamichi no sabe que pensar ¿Será otra de sus payadas? Se pregunta, cuando ve a Rukawa le pregunta directamente:
Sendoh: ¿Que pretende decirme Hanamichi Rukawa? ¿Acaso sabes de qué habla?
Rukawa: (con fría serenidad) ¿Conoces a una tal Hukyo?
Sendoh: Sí... pero no entiendo ... espera, ¿Esa es la chica supuestamente mi novia a la que se refiere Hanamichi?
Rukawa: Así es
Sendoh cerró la puerta de su casa violentamente en la cara de Hanamichi y Rukawa. Hanamichi rabiaba convencido de que no le valió de nada la información revelada, y se disponía a retirarse al ver que habían pasado algunos minutos desde la reacción de Sendon sin obtener respuesta alguna, aunque Rukawa extrañamente no parecía dispuesto a irse del lugar, cuando se oyó nuevamente la puerta abrirse, apareció nuevamente Sendoh pero vestido para salir a la calle.
Sendoh: Díganme donde está para ir a ver que le sucede.
Rukawa sólo asintió con la cabeza, y en silencio partió adelante guiando como lazarillo a Sendoh, al sitio del último encuentro con Hukyo. Hanamichi los acompañaba pero a cierta distancia, gruñendo y quejándose de su mala suerte.
Ya era de noche en las calles de la ciudad, y los faroles comenzaban a iluminar el camino por donde transitaban Sendoh, Rukawa y Hanamichi. Sakuragi miraba distraído a su alrededor viendo la vida nocturna muy activa en su ciudad, mientras los otros sólo se concentraban en el camino. Cerca de un Bar Hanamichi vio algo que le llamó la atención, al parecer uno de los sujetos que había golpeado se encontraba de portero en ese lugar. Hamanichi hizo señas a los otros dos para que se detuvieran, señalándoles lo que había descubierto. Sendoh le preguntó si estaba seguro de que era el mismo sujeto, a lo que Hanamichi respondió seriamente que estaba completamente seguro. Sendoh le dijo a sus dos acompañantes que aguardaran mientras hablaba con el sujeto, ya que no era conveniente que viera a Hanamichi de nuevo.
Sendoh: Eh.. disculpe, ¿Quién es el dueño de este Bar?
Sujeto: ¿Quién lo pregunta?
Sendoh: Es que vengo de parte de Hukyo y quisiera hablar con él
Sujeto: Viene a pagar por ella?
Sendoh: Ehhh... pues sí, vengo a pagar...
El sujeto abrió la puerta del Bar y Sendoh entró en él. Mientras que Rukawa y Hanamichi aguardaban afuera, y vieron que Sendoh entraba al sitio.
Hanamichi: Diablos Rukawa, ¿Que hacemos ahora?, a ese alfeñique de Sendoh lo van a destrozar ahí a dentro.
Rukawa decidió entrar, aunque lo habían visto al lado de Hanamichi antes de ir a la casa de Sendoh. Sakuragi intentaba desesperadamente pensar en algo, pero nada se le ocurría, hasta que viendo una bolsa de ropa vieja abandonada en una esquina, se le ocurrió uno de sus brillantes planes.
Sendoh caminaba entre las mesas del oscuro lugar, alumbrado con focos de color rojo que se mezclaban con el humo de cigarrillo dando un aspecto esotérico al lugar. Se podía ver las mesas agrupadas en torno a un barra de licores, llenas de hombres de negocio acompañados de bulliciosas y escandalosamente vestidas mujeres, que bebían profusamente al ritmo de una música antigua y de mal gusto. El sujeto que acompañaba a Sendoh llegó hasta una puerta de madera, tocó tres veces y la puerta se entreabrió, apareciendo en la rendija parte de la cara de un sujeto, que preguntó quien tocaba
Portero: Alguien viene a pagarle al jefe.
La puerta de abrió y Sendoh penetró en la habitación dejando atrás el bullicio mezclado con olor a tabaco y alcohol del peculiar Salón.
Mientras tanto, fuera del Bar, una extraña pareja de apariencia sospechosa, se presenta al sitio de una forma poco usual. El caballero portando un larga gabardina gris, con sombrero y gafas oscuras, acompañado de una fornida pelirroja, con tacones rojos, un vestido largo de colores chillones, y un velo árabe que cubría su rostro. Los dos personajes son interrogados por el portero, que para ese momento había regresado a su puesto de trabajo, preguntándoles por sus intenciones.
Portero: ¿Qué quieren ustedes dos aquí?
Caballero: Pues entrar... ¿Qué más?
Dama: Es que hoy es nuestro aniversario de novios y queremos pasarla muy bien, JAJAJAJA ¿Verdad amorcito?.
Caballero: ...
Dama: ¿VERDAD AMORCITO?
Seguido de estas palabras la dama golpea con el codo a su caballero, y éste de mala gana asiente con la cabeza, tapando aun más su rostro con el sombrero. A pesar de la extraña apariencia de la pareja, el portero decide dejarlos entrar, ya que cosas mas bizarras ha visto en el ambiente nocturno de la ciudad.
Estando adentro del establecimiento, la pareja se sienta en una mesa cercana a la puerta, y comienzan a observar al alrededor como explorando el sitio.
Caballero: ¿Logras ver algo?.
Dama: Nada todavía amorcito.
Caballeo: (hablando entre dientes) La próxima vez que me digas así te rompo los dientes.
Dama: Cállate estúpido que nos vas a delatar a ambos.
El portero entró a la Sala del Bar meditando sobre su decisión de dejar ingresar a la ultima pareja, ya que la voz de la dama le parecía conocida, pero no reconocía de donde. Mientras tanto una mesera se acercó al lugar donde estaban los dos misteriosos novios, y les preguntó que deseaban tomar.
Caballero: No bebo, me afecta la coordinación en la cancha.
La dama vuelve a golpear con el codo a su acompañante, el cual guarda silencio entendiendo el mensaje.
Dama: jojojojo, no le haga caso a mi novio, tráigame dos vasos de sake de esos especiales para noches de aniversario, dos vasos de agua mineral con sabor a limón, y un pastel de coco con piña con muchas velitas.
La mesera algo confundida por el inusual pedido regresó a la barra del Bar, al tiempo que el portero se sentaba en una silla de la barra, mientras miraba fijamente a la pareja acariciándose el mentón en señal de sospecha.
Caballero: Yo no voy a pagar eso que pediste...
Dama: ¿Y pretendes que sea yo quien lo pague tacaño?. Había que disimular, recuerda que estamos de aniversario...
Caballero: No me lo recuerdes...
El portero se acercó hasta el sitio donde estaba la música del Salón, en el cual había un sistema kareoke, tomó el micrófono, y dirigiéndose a los presentes, anunció a viva voz a la peculiar pareja y su aniversario. Las luces de Salón se dirigieron hacia donde estaba la presuntamente feliz pareja, quedando éstos sorprendidos por el despliegue realizado sobre ellos, al tiempo que los presentes se levantaban y aplaudían.
Portero: ¡Ahora que la feliz pareja venga a cantar y a bailar para celebrar su aniversario!
Caballero: Nos descubrió...
Dama: Cállate y síguele la corriente.
La pelirroja con su velo se acercó hasta donde estaba el micrófono, caminado de forma dificultosa oyéndose su taconeo errático en el piso, tomó el micrófono entre sus manos, y le dijo a la audiencia con voz aguda y chillona:
Dama: ¿Que canción quieren escuchar mis distinguidos amigos?
"La que tú quieras amorcito, tu si eres una mujerzota de verdad" gritó un ebrio mientras su mujer lo reprendía.
Dama: Muy bien, cantaré una hermosa canción para mi querido novio, que se titula: "Quiero ser una sirvienta para ti".
La música empezó a acompañar las desgarbadas y desafinadas palabras de la cantante improvisada.
Dama: Quiero ser tú sirvienta... digo tu novia... para nunca dejar de cocinarte... lavarte la ropa... dejar a mis amigos y mis estudios solo por ti... por tiiiiii... y paraaaaa tiiiiiii...
"Esa sí es una mujer" dijo otro ebrio que igualmente era golpeado en la cabeza por su acompañante femenina. La mayoría de los presentes querían acallar cuanto antes el canto irritante de la pelirroja, y para tal fin gritaron al unísono: "!Que se besen, que se besen, que se besen!" para cerrarle la boca rápidamente. El acompañante de la desentonada cantante se levantó súbitamente de la mesa al oír los pedidos del público, y apresuradamente emprendió la huida del sitio tapando aún más su cara con el sombrero, pero dos sujetos se interpusieron en su camino.
Un viejo ebrio tambaleante se acercó hasta donde estaba la dama, y tocándole sorpresivamente el trasero le dijo: "Tu novio ya no te quiere, mira como se va, vente conmigo amorcito". La pesada mano de la cantante pelirroja impactó sobre el rostro del atrevido y ebrio anciano elevándolo por los aires, y cayendo encima de una mesa cercana. Ése brusco movimiento hizo que la dama recién ultrajada en su pundonor, perdiera el equilibrio debido a sus altos tacones, y cayera sobre las piernas de un obeso empresario que se deleitaba fumando un gran habano y un vaso de buen whisky. ¡Oh! ¿pero que tenemos aquí, reía entrecortado el empresario con su tabaco en la boca mientras le acariciaba la pierna de la otrora cantante. !PERO ES QUE ESTA POCILGA SOLO TIENE PUROS PERVERTIDOS MALDICION, retumbó como un trueno en el Salón quedando el lugar en profundo silencio. Todos los presentes estaban sorprendidos que la voz de la chillona cantante, se hubiese transformado en ese grito grave y áspero. Un ebrio rompió el silencio gritando: "ahora si tienes una voz agradable amor Hip!" mientras se derrumba al suelo producto de la borrachera. El portero de forma amenazante le gritó: "Ahora si los agarré impostores", haciendo que la mujer pelirroja acto seguido se quitara su indumentaria, cayendo al suelo una peluca roja. Otro ebrio se alegró al ver las prendas caer al piso diciéndose así mismo "Hasta Strippers hay en este lugar...viva! hip!", pero su alegría duró poco cuando fue apareciendo ante ellos un joven de cabello negro. ¡!Recuerden mi nombre mal nacidos! Me llamo Rukawa!. El acompañante masculino de la hasta hace instantes bizarra cantante de cabaret, se despojó de sus lentes, gabardina y sombrero, apareciendo detrás del ropaje un joven pelirrojo, que gritó seguidamente: "!Y yo soy el gran Hanamichi Sakuragi! Pero aclaro que no ando con ese sujeto vestido de mujer por gusto!".
Hanamichi estaba sorprendido de que Rukawa, un sujeto tan serio y circunspecto, se hubiese tomado tan en serio su papel, ya que al principio del plan estaba muy reacio a aceptarlo, por lo que le dio unos tragos de sake que compró a un vendedor ambulante, para darle valor y estimularlo, pero jamás pensó cual sería su reacción ante el licor de arroz.
Portero: ¡Ahora nunca saldrán vivos de aquí, ya verán que yo y mis...í.
No había terminado de hablar el portero cuando Hanamichi le conecta un golpe en el estomago cerrándole la boca. Rukawa hace lo propio con otro sujeto que intenta aprisionarlo por el cuello, y empieza una batalla campal en el Salón. Las mujeres salen del lugar gritando histéricas mientras que los ebrios de distraen observando la lucha cual si fuera un espectáculo de media noche. Vasos, botellas, sillas y mesas surcaban los cielos del lugar mientras los ruidos de cristales rompiéndose y sillas astillándose acompañaban el ritmo de una música de Jazz que aún se oía del sistema kareoke encendido. Los golpes iban y venían de todas partes y de todos lugares, puñetazos en la cara, patadas, cabezazos y hasta mordidas se podían observar en el Salón, que se había convertido en un ring pugilístico.
Ante tal escándalo, la puerta del fondo del Salón se abrió, dejando ver de nuevo a Sendoh, pero esta vez acompañado de un sujeto caucásico de fino traje blanco y negra corbata, sosteniendo en su mano derecha un bastón de barnizada madera, y portando en su cabeza un sombrero blanco que hacia juego con su traje.
Sendoh: Hanamichi! Rukawa! ¡¿Qué creen que están haciendo!
Fin del capítulo III
(CONTINUARÁ)
