Pero a la hora de amar
Dime cómo engaño a mis sentidos sin que duela, dime cómo he de engañar.
Estaba siendo uno de los mejores veranos en la Madriguera. El sol brillaba, y no había mucho que hacer. Además, Harry estaba allí.
Al atardecer se podían divisar cuatro objetos extraños, subiendo y bajando del cielo. Si cualquier muggle hubiera estado cerca, habría llamado a la policía sin pensarlo dos veces. Pero allí sólo se notaba una presencia única: la de la magia.
Mientras la Sra. Weasley preparaba la cena, Harry, Hermione, Ron y yo jugábamos al Quidditch en el jardín. Hermione jugaba con Harry, y yo con mi hermano, para compensar los equipos. Un balón encantado estuvo a punto de tirar a Ron de su escoba.
-¡Ron¡Deberías estar más atento¡O la próxima vez el balón podría ir directamente a tu cara! –a veces me pongo un poco violenta, pero no puedo evitarlo, cuando juego a Quidditch todo lo demás, simplemente, desaparece.
Si la vida fuera como un partido de Quidditch, seguramente no habría tantos problemas... ni todo sería tan complicado.
-¡Chicos, hora de cenar¡Dejad las escobas y lavaros las manos antes de venir!
Mi madre no necesitaba repetirlo dos veces. Ron y Harry tardaban apenas un minuto desde que dejaban las escobas hasta que se sentaban a la mesa. Sin duda, después del Quidditch, comer era su otra pasión. No pude evitarlo. Miré a Hermione y nos reímos. Hombres...
Entramos juntas a la sala. Allí había una lechuza con un pergamino.
-¡Mama! –chillé -¿Qué hace esta lechuza...?
-¡Oh! Se me olvidaba, ha llegado para ti.
En cuanto desaté el pequeño pergamino la lechuza (preciosa por cierto, de un color dorado parduzco) salió por la ventana. Empecé a intuir quién me escribía.
-¿De quién es esa carta? –Ron siempre tenía que meter la nariz en todo.
La abrí. Sí, estaba en lo cierto.
-De una compañera de Hogwarts.
"Querida Ginny,
Siento no haber podido escribir antes. He estado de vacaciones, pensando en ti cada momento. Lo primero que he hecho al llegar ha sido escribirte. Te echo mucho de menos, tengo muchas ganas de que llegue el día 1 para poder verte. De todas formas, me gustaría quedar contigo antes¿vendrías al Callejón Diagón pasado mañana? Si no puedes, espero que podamos ir juntos en el Expreso. Contesta cuanto antes por favor.
Te quiero.
Dean."
-¿Y qué quiere? –Ron, tan impertinente como siempre.
-Que nadie de Hogwarts te escriba durante el verano, Ron, no significa que al resto del mundo tampoco le escriba.
-¿No vais a venir a cenar? –Molly empezaba a impacientarse. –Se va a enfriar.
-Si, vamos –Ron y Harry fueron a la cocina.
Hermione en cambio, vino hacia mi.
-¿Dean?
Le bastó una mirada para comprender. Estaba siendo el mejor verano de mi vida, y sin duda era porque él estaba cerca. Pero también estaba Dean. Él me había demostrado lo que sentía por mí, realmente esta relación no era como otras. Esto era algo más serio.
Pero Harry... seguía estando ahí, latente... en mi cabeza, en mi corazón.
