De mil palabras absurdas, de los versos que te llevan lejos.
"Tiene los ojos verdes como un sapo en escabeche
y el pelo negro como una pizarra cuando anochece.
Quisiera que fuera mío, porque es glorioso
El héroe que venció al Señor Tenebroso".
Risas. Gritos. ¡Expelliarmus! El diario. El asqueroso de Malfoy. ¡Mal, mal, mal, mal¡Todo había salido mal! Jamás podré superarme. ¡Es el ridículo más espantoso que he hecho en toda mi vida! Y Malfoy, es horrible. No me importaría que algún día le hicieran limpiar todos los baños de Hogwarts... sin utilizar la magia.
Ahora Harry sabrá que fui yo la del mensaje musical de San Valentin. Merlín... ahora sí que seré incapaz de hablar cuando estemos en la misma habitación, entre las mismas cuatro paredes. Y eso por no mencionar que seguramente no querrá acercarse a mi, por los comentarios que puedan hacer los demás. Y la gente... ¡todos estaban allí, incluso Percy! Apenas recuerdo qué pasó por mi cabeza en esos momentos... me hubiera gustado desaparecerme, pero aún no tenía la edad para hacerlo, así que hice lo único que podía... entré corriendo en una clase, con las manos sobre la cara. Sola. Rompí a llorar. Hubiera sido mucho mejor enviarle una postal al profesor Lockhart. Seguro que él no se habría reído... Me senté sobre el suelo, apoyando mi espalda en la puerta.
Lloré, lloré y lloré, hasta que me cansé. Me prometí que jamás volvería a llorar por Harry. Pero las promesas se hacen para incumplirlas. Aguanté todo lo que pude escondida en aquel lugar. Una pizarra, varias mesas, libros, armarios... estaba oscuro, tan sólo se distinguían figuras, ya que la única iluminación de la habitación era la poca luz que entraba por una de las ventanas.
¡Y el diario¡Tenía mi diario¿Y si Tom le contaba todo¿Y si le decía todo lo había hablado con él desde principio de curso? Entonces sí que no querría saber nada de mi...
Tenía que hacer algo, pero¿qué? No tenía con quien hablar... mi único amigo era Tom, y ahora estaba claro que no podía hablar con él, nadie podría aconsejarme... vaya una buena Gryffindor que estoy hecha. Me tenían que haber puesto en Hufflepuff.
-Hay cosas peores, créeme.
Me giré, la voz venía del fondo de la clase.
-¿Quién está ahí?
-¡Ooh! Lo siento, no quería asustarte.
Era una chica de pelo rubio y mirada perdida. De Ravenclaw.
-¿Quién...?
-Me llamo Luna. Me gusta venir por aquí de vez en cuando, para leer tranquila.
Me enseñó una revista, el Quisquilloso.
-Yo soy Ginny. No suelo venir por aquí...
Bueno, ya habría otra ocasión para pensar en Harry.
