De mi sonrisa, del brillo de mi mirada

Como si no costara nada nada vivir así.

Lo había visto. Había sido realmente espantoso. Harry Potter cayendo desde una altura incalculable con su escoba. Serían unos... 20 metros.

Era el partido Gryffindor vs. Hufflepuff. Los dementores custodiaban Hogwarts, y parecían interesados una vez más en él. Comenzó a caer... no pude seguir mirando. Cerré los ojos, con todas mis fuerzas, y me repetí que tenía que ser una pesadilla. Los abrí de nuevo... estaba sobre el suelo, inconsciente. Intentaban llevarle a la enfermería. Diggory había conseguido atrapar la snitch, aunque no parecía satisfecho. Me hubiera gustado ir a la enfermería con Harry, saber si estaba bien, si se iba a recuperar, pero todos los chicos del equipo, Ron y Hermione iban para allá. Tendría que dejar la visita para otro momento...

Esperé al fin de semana. Había estado trabajando durante un par de noches en una tarjeta. No era mucho, pero era lo único que podía hacer. Además, había conseguido encantarla para que cantara cuando la abriera. Fuera ponía: "Espero que te recuperes pronto". Dentro... no sabía que escribirle. No quería resultar demasiado... obvia, así que supuse que con la canción bastaría.

Ahora sólo tenía que esperar al momento perfecto para subir. Bueno, perfecto seguro que no sería, aún no había conseguido dominar mis nervios, pero... tenía que hacerlo. Tenía que saber cómo estaba después de todo...

Así que el sábado por la mañana me llené de valor (aún no sé cómo lo conseguí), cogí mi tarjeta y me encaminé a la enfermería. Al principio la Sra. Pomfrey no quería dejarme entrar, pero la convencí de que serían cinco minutos. Al final, me dejó pasar.

La siguiente sorpresa me la llevé al ver a Harry despierto. No sé porqué, pero se me había metido en la cabeza que seguramente estaría dormido... anda que también, vaya imaginación la mía...

Pareció sorprenderse de verme por allí. Sola. Ya... apenas había pasado unos segundos dentro de la enfermería, y ya tenía el color de mis mejillas a juego con el tono de mi pelo. Mi corazón empezó a golpear con fuerza, las piernas me temblaban y empezaba a pensar que no sería capaz de llegar hasta la cama. Finalmente, lo conseguí.

Estaba tumbado, descansando. Sobre la mesita tenía unas flores que parecía coles. No podía dejar de mirarlas, estaba segura de que si miraba a Harry, saldría corriendo de inmediato.

-Las ha traído Hagrid... son... horribles. –Harry intentaba sacar conversación. Sonreí.

-Bueno... –mis ojos se fijaron en él. -¿Qué tal?

Vaya pregunta¿cómo iba a estar después de una caída de 20 metros?

-Bueno... con ganas de salir de aquí. ¿Has visto a Ron y Hermione?

-No, pero creo que luego van a venir.

-Ya...

Nos quedamos callados durante unos segundos. Recordé que aún llevaba la tarjeta en la mano.

-Em... toma, te he traído algo. Ya sé que no es mucho pero...

Extendí mi mano, y le acerqué la tarjeta.

-Vaya... muchas gracias. –La abrió y comenzó a cantar. No me había dado cuenta antes, resultaba realmente ensordecedor. Terminó la canción, y Harry cerró la tarjeta. La dejó sobre la mesita. Era hora de irme.

-Espero que te recuperes, tengo que marchar. Descansa, el equipo te necesitará...

Una última mirada. Esos ojos... –Hasta luego, Harry.

Salí sin ninguna prisa de la enfermería. Por una vez... estaba feliz. Había conseguido hablar con él.