N/A: Pos nada. Yo sólo quería decir que Inuyasha pertenece a Rumiko Takahashi y nosotros, pobres ilusos mortales, que no podemos crear nada a la altura de tan magnífico manga, ni tenemos el derecho siquiera de lamer el suelo por donde camina la reina del manga, tenemos que contentarnos con ese hecho y con tener que esperar pacientemente por que pasen nuevos episodios, tanto del anime como del manga. Algunos pueden comprar los derechos de autor, pero son los menos.
Lo único que gano con esto es divertirme mucho, pero si eso también va contra las leyes de propiedad intelectual en cualquier país de habla castellana, no sean mala leche y díganme para tomar una decisión acerca de que si es divertido o no romper algunas leyes.
ADVERTENCIA:
El siguiente fic no es apto para personas fóbicas.
Ya sabrán a qué me refiero.
¡QUE DISFRUTEN!
"¡KYAAAAAAAAAAAAAAA!"
De un salto casi frenético, Inuyasha aterrizó en el tejado, justo al lado de la ventana que daba al cuarto de Kagome. Giró la cabeza, furioso, para mirar hacia el suelo y al furioso pastor alemán que le estaba ladrando como energúmeno. El hanyou emitió un gruñido y tentado se sintió de ladrar también, pero en ese momento se dio cuenta de algo bastante peculiar. Levantó su brazo izquierdo sólo para notar un lindo y enorme agujero en su manga… Gruñó sin ningún y miró intensamente al perro: a los pies de este se encontraba el pedazo de tela faltante.
"¡SÍ, SÍ! ¡SIGUE LADRANDO, asqueroso hijo de…!"
"¡GUAU, GUAU, GUAU, GUAU¡¡GRRRR!"
"¡Como si ESO Fuera A Detenerme¡Neko Tu Abuela!"
Enfurecido, el pastor alemán pegó un brinco que dejaba mucho que desear. Inuyasha le dio la espalda y se dirigió a la ventana. Dio un par de golpecitos, pero se encontró con la sorpresa de que la ventana estaba sin seguro. Inuyasha abrió la ventana, saltó dentro de la casa y la cerró tras de sí, dejando fuera los ladridos de Rock, el pastor alemán. Puso las manos sobre sus caderas y respiró hondo, disfrutando del dulce aroma de Kagome y…
De alguien más. Alguien que no era Kagome, pero que estaba relacionado con ella.
Medianamente sorprendido, Inuyasha escaneó la habitación con sus ojos y encontró un par de pies, que indicaban que Sota estaba metido debajo de la cama de su hermana, y que dadas las circunstancias, no se había percatado de la presencia del hanyou, por algún extraño motivo.
Sólo los pies del chiquillo sobresalían, e Inuyasha podía oírle murmurar frases sin sentido a algo que él no podía oler ni ver. El Hanyou agarró el pie más cercano a él, sacó a Sota de debajo de la cama y lo alzó en el aire.
"¿Qué haces en el cuarto de tu Aneue sólo?"
"¡Inuyasha-niichan¡¡Por Favor, Tienes que Ayudarme!" Rogó Sota, mientras juntaba las manos en actitud de súplica, al tiempo que dejaba caer una linterna.
Obviamente esto extrañó al hanyou.
"¿Ayudarte¿Qué te pasó?"
"¡La perdí y no puedo encontrarla!"
Inuyasha arqueó una ceja.
"¿Nani?"
"Escapó de su jaula. ¡Si Okaasan o Neesan la encuentran, será su fin!"
"¿Quién?"
"¡Ayúdame Inuyasha-niichan¡Eres Mi Última Esperanza!" Exclamó Sota con un marcado acento de Star Wars.
Sin entender la súplica del niño, Inuyasha lo depositó en la cama, se cruzó de brazos mientras Sota se sentaba y rápidamente se ponía de pie. El hanyou emitió un gruñido sordo y preguntó.
"¿Dónde está la floja de tu Aneue¡Ya se tardó de nuevo y tenemos trozos que reunir!"
"Ella está en…"
"¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!"
"¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!"
"… ¡Ay, no!"
Dos femeninos gritos hicieron temblar las paredes en ese momento, llamando la atención de todos y hasta asustando al pobre de Buyo que dormía en un árbol no lejos de allí. Tales bramidos venían de la cocina.
Inuyasha, actuando casi por reflejo, corrió hacia la puerta, listo para eliminar la amenaza que fuese en cosa de segundos, al mismo tiempo que lo hizo Sota. Ambos tropezaron el uno con el otro y casi derriban la puerta de quicio cuando ambos intentaron abrirla.
Al salir, Inuyasha tuvo que hacer un esfuerzo sobre-youkai y hacer toda clase de genuflexiones para no chocar contra el abuelito de Kagome, quien también 'corría' (tan rápido como puede correr un abuelito de su edad) a ver que era lo que pasaba. El hanyou no quería ser culpable de una cadera rota.
Al abuelo Higurashi casi le da un infarto cuando vio a Inuyasha viniéndosele encima y haciendo lo imposible por no caerse encima de él. Luego de que se quedaran viendo fijo unos instantes, le hizo una venia al hanyou y resumieron su loca carrera.
Sota los ignoró y pasó corriendo a toda velocidad por el lado de ellos, para ver si podía llegar a tiempo, pero cuando iba a media escalera, Inuyasha lo alzó por el cuello y lo puso detrás de sí, murmurando algo parecido a '¡puede ser peligroso!'. El abuelo, ayudándose con su bastón y ya a medio recuperar del susto que le había dado Inuyasha, también hizo a Sota a un lado con relativa facilidad.
Por fuera de la casa, podía escuchase al perro correr desde y hacia la cocina, dando unos increíblemente enfurecidos ladridos que en lenguaje perruno amenazaban a Inuyasha por si el caso que algo le pasara a sus queridos amos.
Poco antes de llegar a la cocina, Inuyasha desenvainó la Tetsusaiga, listo para cortar cualquier cosa que le pareciera mínimamente peligrosa en cosa de segundos… pero un bulto que salió disparado como bala de cañón de la cocina, se estrelló contra su cuerpo, sacándole todo el aire de los pulmones debido al golpe, y le dio un abrazo mortal, lo cual lo tomó por sorpresa. El bulto aullaba de miedo.
Inuyasha se hubiera caído de espaldas debido a la fuerza del impacto, pero esto no pasó, ya que otro bulto, que también gritaba como si el Armagedón se nos hubiera venido encima, lo abrazó segundos después que el primer bulto y también lo abrazó, lo cual le ayudó a mantenerse en pie.
Algo le decía que sus oídos zumbarían por más de una semana.
El primer bulto pudo reconocerse como Kagome, y el segundo como su mama. Ambas continuaron gritando y abrazando peligrosamente al hanyou, como si no les importase que Inuyasha se estuviera quedando sordo por culpa de suya.
Honestamente, eso era lo que menos le importaba a Inuyasha. Lo que lo tenía más preocupado era cómo soltarse de forma delicada (para no terminar siendo 'sentado' por Kagome) para así recuperar el suministro de aire que le había sido cortado.
"¡MÁTALA, MÁTALA, ES ENORME!"
"¡Y MUY DESAGRADABLE!"
"¡ES HORRIBLE!"
"¡ESTÁ ALLÍ DENTRO!"
"¡QUIERO ESA COSA FUERA DE MI COCINA!"
Sota aprovechó ese caos para entrar en la cocina. La Sra. Higurashi soltó a Inuyasha y atajó a su hijo menor antes que pudiera entrar a la cocina. Madre e hijo sostuvieron una divertida lucha de egos. Kagome, aprovechando el espacio que su madre había dejado libre, y medio muerta de pánico, se encaramó arriba de Inuyasha y lo abrazó aún más fuerte.
"¡MÁTALA, MÁTALA, MÁTALA POR FAVOR!"
"¡YA BASTA!" Dicho esto, el abuelo cerró los ojos y adquirió una pose muy digna y noble.
Se produjo de pronto un silencio tan sepulcral que hubiera bastado para asustar al mismísimo Naraku. ¿Quien hubiera dicho que el abuelo podía gritar de ese modo y de forma tan imperativa? Para ser tan viejito, y tan delicado del corazón como era, parecía extraño y hasta improbable que pudiera alzar su voz unos cuantos decibeles sin poner en riesgo su salud.
Pero lo hizo y dio resultado. El abuelo golpeó el piso con su bastón dos veces, ganando un aura de autoridad. Abrió los ojos y miró a Kagome (que seguí encaramada arriba de Inuyasha).
"Primero que nada: Kagome, cariño, suelta a Inuyasha y deja que el pobre respire." Le ordenó con su voz de abuelito de siempre.
Kagome miró hacia Inuyasha, quien estaba de un bonito color púrpura por la falta de oxígeno. Kagome se dio cuenta de su posición exacta y de inmediato soltó a Inuyasha y se puso roja como tomate.
"Oops. :se encoge dulcemente de hombros: Lo lamento."
":respira profundo¡Maldita Seas, Niña::respira frenéticamente¿Me quieres matar¡¡Casi Me Ahorcas!"
"Segundo." Añadió el abuelo, dando otro golpe de bastón. "¿Por qué todo este escándalo?"
Mala pregunta.
"¡MÁTALA, MÁTALA, ES ENORME!"
"¡Y MUY DESAGRADABLE!"
Los ladridos del perro se reanudaron de súbito y con nuevos bríos, como si quisieran enfatizar lo que sus amas querían decir.
"¡ES HORRIBLE!"
"¡ESTÁ ALLÍ DENTRO!"
"¡QUIERO ESA COSA FUERA DE MI COCINA!"
El abuelo e Inuyasha se miraron a la cara sin saber qué pensar, y luego miraron a madre e hija, que se abrazaban y gritaban sin poder ser capaces de explicar ni una sola cosa más.
En eso, Sota se había escapado y metido dentro de la cocina, lo que causó que su madre gritara aún más fuerte. Suspirando molesto, Inuyasha envainó la Tetsusaiga (ya que era evidente que ningún monstruo sediento de sangre humana saldría por esa puerta) y se dispuso a entrar a la cocina para ver cuál era la razón de tanto escándalo.
Pero Sota salió antes que Inuyasha entrase a la cocina, dándoles la espalda a quienes esperaban fuera, sosteniendo algo entre sus manos Madre e hija saltaron detrás de Inuyasha cuando el sonriente Sota se dio la vuelta, revelando el contenido de sus manos.
… allí, un precioso ejemplar de tarántula, tan grande como era la mano de Sota, movía sus ocho piernas de forma lenta y calculada. Una gran gota de sudor resbaló por detrás de las cabezas del Abuelo y de Inuyasha, al tiempo que tuvieron que evitar una caída al más puro estilo anime.
"Okaasan… :felicidad extrema¿Puedo conservarla¿Puedo, Puedo? La compré ayer en la tienda de mascotas¡Es genial! La llamé…"
"¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!"
"¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!"
Media hora después.
El hanyou estaba sentado, cruzado de piernas y brazos en el sofá que había en la salita. Había dos algodones en sus oídos, que Kagome había entibiado con una linterna, para aliviarle el dolor. Inuyasha no se veía nada feliz, de hecho, estaba más que molesto. Kagome estaba sentada junto a él, entibiando más algodones.
"… Este… ¿Te duelen mucho, Inuyasha?" Le preguntó Kagome al cabo de unos momentos. La chica parecía culpable.
"Feh. ¿Tu que crees?"
Kagome suspiró y decidió concentrarse en los algodones. Tal parecía que se iban a tardar un poquito más en regresar al Sengoku.
Fin.
Por
Misao-CG.
PS: Para quienes leyeron la versión en inglés, se habrán dado cuenta que mis traducciones al castellano difieren un poco. Bueno, es para que sean un poquito diferentes eso es todo. Además, es una bonita forma de explorar distintos finales para las mismas situaciones¿o no? DEJEN REVIEW
Aneue: Honorable Hermana Mayor.
No hubo arañas, hanyou, perros o humanos lastimados
durante la producción de este fic….
…bueno…
Inuyasha y el perro tuvieron un dolor de oídos, sobretodo Inuyasha que sufrió una jaqueca y principio de asfixia, pero por fortuna no me demandaron…
¡Estos dos si que son buena leche!
