N/A: ¡Aaah, C'est la Vie! Espero que estos OneShots les gusten mucho… sobre todo este, que está inspirado por mi bella hermana.

Inuyasha y los personajes relacionados con el manga no me pertenecen.

Advertencia:

Determinadas situaciones pueden dar lugar a malas interpretaciones y hay cierto vocabulario soez por parte de Inuyasha.

"¡Despierta, Niña!"

"Inuyasha¿Te puedo pedir un favor?"

Casi saltó medio kilómetro cuando la voz de Kagome resonó como si viniera de la ultratumba, logrando despertarlo efectiva y completamente. ¿Cómo Rayos Kagome Se Había Enterado Que Se Estaba Pegando Una Siesta en SU Árbol y en el tiempo presente? Recuperando la compostura, Inuyasha la miro con cautela.

"¿Qué?"

"¡No te voy a morder¿Puedes bajar para que podamos hablar?"

Kagome le sonrió de oreja a oreja, y el hanyou decidió saltar al suelo. Una vez frente a frente con la miko, se cruzó de brazos y la miró como si no fuera la gran cosa.

"Tu no muerdes, Kagome. Ladras, pero no muerdes." Le dijo con una traviesa sonrisa.

"¿Cómo tú?" Fue la respuesta de la miko, quien le sostuvo la amable sonrisa.

":vena resalta:"

":risita: Discúlpame… Bueno¿Puedo pedirte un favorcito?" Insistió Kagome, poniendo cara de perrito, juntando sus manos bajo su mentón como si estuviera rezando, para lograr un efecto más acabado. "¡Por Favor! Significa mucho para mi!" Añadió y el hanyou se encogió de hombros."

"Habla."

"¿Me puedes despertar mañana antes del amanecer¿Cómo a las 5:30 am? Yo sé que te despiertas siempre a esa hora… ¿Podrías despertarme?"

"¿Qué hay de esa cosa que te despierta siempre?"

"Se le gastaron las pilas."

"Oh. :piensa:… Seguro¿por qué no?… :arquea una ceja¿Para qué quieres levantarte tan temprano? Deberías descansar, siempre te estás quejando que estás cansada y anoche apagaste las luces bien pasado el plenilunio."

":se rasca el cuello: Bueno, este, estaba estudiando, sabe, y… ¡Un Momento¿¿Cómo Sabes Eso¿¿Me Estabas Acaso Espiando?"

"¡NO Te Estaba Espiando!" Se apresuró a decir Inuyasha a su favor, moviendo las manos frente a él. "Desperté a la mitad de la noche, y vi que aún estabas despierta¡Eso es todo!"

El hanyou sostuvo la respiración por varios segundos, en espera del inminente 'Osuwari'… que nunca llegó. Kagome se sonrojó un poco y emitió una risilla nerviosa; luego, le sujetó de un brazo y corrió con él hacia el interior de la casa.

Kagome no había activado el hechizo de sumisión porque estaba de un increíble buen humos y sentía feliz ante el mundo. Tan contenta y jovial estaba que Inuyasha decidió no tentar su suerte: después de too, el temperamento de Kagome era conocido por ser peligrosamente cambiable.

Sin dejar de arrastrar a Inuyasha, Kagome entró en la casa y corrió hasta la sala de estar, en donde Sota y el abuelito Higurashi se peleaban por el dominio del control remoto. Kagome dejó a Inuyasha allí, mientras se iba a la cocina. Sota saludó al hanyou con mucho entusiasmo, y el anciano le hizo una seña con la cabeza, que Inuyasha contestó a regañadientes. En eso, Kagome reapareció y preguntó.

"¿Han visto a Okaasan por aquí?"

"Está en el estudio, mi niña." Respondió el abuelito.

"Gracias abuelito." Dijo Kagome antes de desaparecer una vez más, detrás de otra puerta, dejando a Inuyasha en compañía de su familia una vez más.

Luego de un momento de silencio, el abuelo decidió hablar.

"¿Qué te trae por aquí, Inuyasha?"

"Este… Kagome me preguntó si podía despertarla mañana antes del amanecer." Explicó en pocas palabras. El abuelo y Sota lo miraron con absoluta admiración. "¿Qué¿Tengo algo en la cara?"

"Neechan te pidió que la despertaras… ¿Y Aceptaste así sin más!" Le preguntó Sota sin poder creer sus oídos. "Héroe…"

"¿Cuál es el chiste?" Preguntó Inuyasha algo confundido. El anciano le clavó la mirada unos momentos, al tiempo que su opinión del joven hanyou exploraba nuevas alturas.

"¡Qué Muchacho Más Valiente y Bueno!" Dijo al cabo de mucho escrutinio. "Rezaré por ti y por tu integridad, muchacho." Añadió de todo corazón.

Ante tal afirmación, Inuyasha dio las gracias al tiempo que alzaba ambas cejas en señal de confusión. Una de sus orejas se sacudió.

x-x-x-x-x-x

5:20 am en punto.

El hanyou abrió la puerta con cuidado y caminó en punta de pies hasta la cama de Kagome, haciendo silenciosos ruidos de perro al interior de su garganta para darse ánimos. Se acercó más a la niña y maldijo su suerte: si no tenía cuidado, arruinaría el alegre humor de Kagome y eso no le hacía chiste bajo ningún punto de vista.

Antes de proceder a despertarla, observó a la miko durmiente con una tierna expresión en el rostro. Kagome dormía pacíficamente y se veía particularmente bonita: respiró hondo para captar mejor su olor y se sintió muy calmado. ¡Oh, Como Adoraba Su Olor! Tuvo que hacer un esfuerzo considerable para no reír cuando recordó cierta ocasión en la cual se había acercado demasiado a ella mientras dormía y que le había cacheteado de improviso. Por eso mantenía su cara alejada de sus manos. Inuyasha puso una mano sobre su hombro y le dio una ligera sacudida.

"Kagome, son las…"

¡PUÑETAZO!

Sin advertencia previa, el puño de Kagome se conectó en forma violenta con el mentón de Inuyasha, quien cayó de espaldas, totalmente sorprendido por dicha acción. En menos de un suspiro, el hanyou estaba de pie, sosteniendo su mentón y con más de una vena resaltando en su frente. Le echó una fría mirada a la miko: estaba por darle a conocer lo que pensaba cuando…

… Descubrió que Kagome seguía durmiendo como un bebé, y que se veía aún más bonita con esa sonrisa tan preciosa. La luz de luna, que entraba por la ventana, le acariciaba el rostro y como que eso hacía que el efecto fuera completo. Inuyasha sacudió su cabeza, se acercó a Kagome, le sujetó el hombro con fuerza y la sacudió, esta vez no tan gentilmente.

"¡Kagome, Despierta!" Le ordenó.

Con flojera, la miko abrió los ojos.

¡CACHETADA, CACHETADA!

Y volvió a dormirse.

Inuyasha se sujetó ambas mejillas con las manos y miró hacia Kagome sin saber qué pensar o hacer. Gruño un poco más alto. Sujetó a Kagome por los hombros y la sacudió, esta vez no con tanta delicadeza.

"¡Despierta, Niña!"

Kagome se sentó de improviso, dándole de paso un buen susto, y lo quedó mirando fijamente a los ojos.

"Hola." Dijo de forma muy extraña.

":pestañeo, pestañeo¿Hola?"

"…"

"¿Kagome?"

Y la chica volvió a acostarse, se acurrucó entre las mantas y murmuró una serie de palabra ininteligibles… sólo para quedarse dormida de nuevo. Al ver esto, Inuyasha se rascó la nuca y sacudió las orejas. Se agachó y le dio un par de topecitos en el hombro: comenzaba a preocuparse.

"¿Oi, Kagome¿Estás despierta?"

Y allí fue cuando comenzó su pesadilla. A la velocidad del rayo, Kagome sujetó la mano del hanyou con fuerza inusitada, y posteriormente a eso, abrazó el resto de su brazo.

"¡Kagome¡Suéltame!"

Inuyasha intentó liberarse del agarre de Kagome, pero la miko no lo soltó. Esto dio inicio a una curiosa mini-lucha. De dónde Kagome había sacado tanta fuerza, estaba más allá de su comprensión.

"¡Maldita Sea, Niña¡Suelta. Mi. Brazo!"

Pero por más empeño que Inuyasha ponía en liberarse, Kagome le sujetaba con más fuerza, y en vista que no lo soltaban, el hanyou intentó de todo, incluso la botó de la cama y la regresó a esta sin que la miko siquiera gruñese. Por unos segundos consideró la posibilidad de morderla, pero la perspectiva de un doloroso 'osuwari' le hizo desistir de la idea.

DEJAME IR!"

Inuyasha siguió en su intento de soltarse, lo que fue para peor. En sus sueños, Kagome comenzó a pelear con él y en algún momento y de alguna forma, el hanyou terminó completamente encima de Kagome, siendo abrazado fuertemente por ella, y con problemas para respirar bien. Inuyasha se puso más rojo que un tomate cuando se dio cuenta que suposición era más que comprometedora, y se puso a rezar con todas sus fuerzas al Kami que anduviese cerca para que la miko siguiera dormida, porque si Kagome llegaba a despertar en ese momento… y lo encontrara tan cual… podía ver en su futuro cercano una silla de ruedas.

Inuyasha sentía como si su corazón se hubiera ido a vivir al lado de sus orejas, ya que podía escuchar sus rápidos latidos y como la sangre le subía al rostro a toda velocidad. Temió una hemorragia nasal. Inuyasha intentó levantarse, pero para su horror, Kagome le abrazó la cintura con las piernas. Ahora Inuyasha temía un desmayo. Juntando toda su fuerza de voluntad y testarudez, el hanyou hizo lo imposible por soltarse, dando como resultado, otra mini-lucha en la cual los movimientos daban cabida a una muy mala interpretación de épicas proporciones, con dolorosas consecuencias.

Una vez más, Inuyasha se dio cuenta que si alguien llegase a entrar por esa puerta y lo encontrara así… era perro muerto.

MIERDAMIERDAMIERDAMIERDAMIERDA!"

Finalmente, logró soltarse. Inuyasha se cayó de la cama sin darse cuenta que Kagome aún tenía su brazo preso. Por el momento no le importó: lo único que el hanyou quería era calmar su rabiosa presión arterial y recuperar el aliento.

Cuando se hubo calmado, Inuyasha quiso recuperar su brazo… sólo para descubrir que este aún era víctima de la dormida Kagome. Sabiendo que no iba a sacar nada si se ponía a forcejear de nuevo con la miko, Inuyasha intentó una nueva estrategia: remover su mano lentamente… lo llevó a la práctica… comenzó a mover su mano con cuidado… se detuvo… la miko seguía dormida… comenzó una vez más…

"…notvayyas. keromcho." Murmuró Kagome entre otras palabras que no tenían sentido.

¿Qué fue eso?

"¿Kagome¿Dijiste algo?"

"amomucho… ati. Kiero… amoati." Susurró de nuevo.

"¿Tu… amas¿A-a quién…?"

"inuchan." Dijo Kagome muy claro, con una gran sonrisa, mientras abrazaba la almohada y seguía diciendo cosas que nadie entendía.

Inuyasha pestañeó confundido varias veces ante esta afirmación. Él sabía que en ese estado de la conciencia, las personas no mentían, pero ¿había oído bien o había sido su imaginación?…

"¡Inuyasha!" Dijo de pronto Kagome rápidamente y sentándose al mismo tiempo. Al pobre hanyou casi le da un infarto al miocardio… eso y si mencionar que la miko aún tenía su mano bien sujeta y que ahora, por la repentina acción, estaba en una posición poco natural.

"Notvayyas… kedatekonmigo… conmigo. Teamo."

":inocente¿M-me amas¿No quieres que me vaya?"

"hai. Kontodomikorazón… teamo ati… amo… :bostezo:"

Kagome lo dejó ir y se puso de pie. Sus ojos estaban abiertos como platos, pero estaban demasiado vidriosos para que estuviera despierta: eran ojos de sonámbula. Inuyasha la miró, genuinamente preocupado y confundido como nunca antes lo había estado. Kagome le fijó la mirada y se acercó hacia él. Antes que Inuyasha se diera cuenta, Kagome se puso en punta de pie y lo besó en los labios por exactamente medio segundo…

… Luego se dejó caer en la cama, se acurrucó contra las mantas y suspiró de felicidad. Inuyasha, por su parte, se quedó congelado en el sitio. Fijó los ojos en la muralla que había frente a él y se rozó los labios con los dedos. No sabía qué pensar del beso… y comenzó a angustiarse al no saber qué era lo que debía hacer. Observó a la miko de reojo, con un millón de sentimientos encontrados y con la certeza más que clara que su acelerado corazón estaba latiendo de lo más cómodo junto a sus oídos.

Se arrodilló junto a la cama de Kagome, sin perder de vista a la joven y durmiente miko.

¡PUÑETAZO!

Kagome, al acomodarse en sus sueños, le dio otro puñetazo hanyou, que esta vez dio en el ojo. Inuyasha cayó sobre sus posaderas y emitió un más que audible gruñido de perro molesto. Se puso de pie a la velocidad del rayo, con más de una vena resaltando tanto en su rostro como en sus puños. Enseñó los dientes y dio un paso hacia Kagome.

¡PATADA!

Por desgracia, esta vez no fue agredido por las manos de Kagome, sino que por su pie, y el área afectada no fue precisamente su rostro o panza, sino que su… :ahem:.

Inuyasha cayó al suelo sujetando su entrepierna, retorciéndose de dolor, con los ojos cruzados y llenos de lágrimas, diciendo a viva voz una serie de creativas maldiciones y palabrotas que habrían hecho que un marinero experimentado lo mirara con la boca abierta y lleno de vergüenza.

Cuando pudo recuperar la compostura, Inuyasha se levantó a sí mismo del suelo y se acercó a Kagome con toda la intención de levantarla en viandas, llevarla hasta el baño y darle una ducha bien fría como buenos días. Le clavó una fiera mirada, llena de indignación…

… mirada que pronto se convirtió sólo en una tranquila mirada, para pasar luego a ser una mirada gentil. Inuyasha se arrodilló junto a ella. Sin duda, esta niña humana era muy loca, pero era tan bonita, tan preciosa para él, tan amable, tan…

¿… en qué momento había comenzado a acariciarle el rostro¿En Qué Momento Kagome Había Abierto Los Ojos? Inuyasha casi entra en pánico. ¿Qué iba a hacer la miko ahora¿Le iba a caer a quiños¿A chipotes¿Le iba a caer a patadas¿¿Qué?

La niña bostezó y se estiró, desperezando sus músculos y le dirigió una amable y amplia sonrisa.

"¡Buenos Días, Inuyasha¡Gracias por despertarme!" le dijo Kagome mientras se estiraba de nuevo. Le echó un vistazo al reloj. "5:35 am. ¡Genial¡Justo a tiempo¡Arigato Inuyasha!"

":desconfiado, confundido¿De nada?"

"¡Mmmmmm::bostezo: Podría despertarme de este modo cualquier día. No sabía que eras tan dulce para despertar personas. La verdad es que tenía miedo que me fueras a meter bajo la ducha helada, tal como hace mi mamá. Deberías despertarme más seguido.

"¿Estás despierta, Kagome¿REALMENTE despierta?"

"¡Por Supuesto::de pie: Bueno, mejor me visto. :a Inuyasha: Si me esperas en la cocina, haré panqueques para que desayunes. :n.n: Recuerdo que el otro día me dijiste que querías probarlos ¿Está bien?"

"Seguro."

"…"

"¿Huh?"

"¿Qué haces¡Sal de mi cuarto que me voy a vestir::lo empuja hacia afuera: Ya estás aprendiendo los malos hábitos de Miroku-sama. Vamos¡Sal Fuera!" Le dijo Kagome con juguetona alegría.

"¡Ya voy, Ya Voy!"

Lo siguiente que vio Inuyasha fue la puerta de Kagome cerrándose frente a sus narices. Gimió para sí y retrocedió un par de pasos. Emitió un silencioso bufido y sacudió su cabeza. Se dirigió hacia la cocina.

Ni de chiste volvía a despertar a Kagome en lo que le quedaba de vida.

"¡Maldita sea¡Menudo Desastre¿Qué pasó con mi cama que está tan desordenada?" Inuyasha se detuvo en seco cuando escuchó a Kagome decir eso tras la puerta. El hanyou sintió como si le echaran encima un balde de agua fría y se apresuró en llegar a la cocina, sin siquiera darse la vuelta.

Kagome era una niña muy rara. A él no le venían con cuentos.

Eso era divertido.

Fin.

Por

Misao-CG.