Dolor. Frío. Oscuridad. ¿Miedo?. Tantas sensaciones recogidas en una misma esencia...
El paraje era de tonalidades vivas y alegres, pero ella se sentía extraña respecto a su alrededor. Su aspecto físico podía aparentar ser el de siempre, pero por dentro se sentía podrida, muerta, era una sensación tan extraña... como si su existencia hubiera sido una equivocación, un enorme fallo en el curso de la vida, algo que no tenía que haber ocurrido. Se sentó a la sombra del viejo álamo situado en el enorme capo alegre y vivaz, tomó como respaldo su grueso tronco y cerrando los ojos alzó su rostro en busca de la paz que la brisa traía consigo. Pero no la encontraba. Parecía que el buscar sensaciones serenas tales como la tranquilidad y la armonía era imposible, lo único que conseguía era que el tenue dolor que sentía dentro de su ser fuera aumentando, tal vez ese no era el lugar donde debía estar... Abrió los ojos. El paisaje había cambiado por completo, se encontraba en el mismo lugar que antes pero... Vio que sus hombros desnudos estaban ligeramente manchados por un polvillo negro que al instante reconoció como la ceniza procedente del sauce en el que había tomado reposo, ahora completamente calcinado. Observó su alrededor, ahora eran las tonalidades oscuras las que imperaban en el paisaje, siendo el gris el color predominante. Ni un atisbo de vida, ni un solo color, nada. La misma brisa volvió a rozar su pálida piel erizada. Se levantó y dio un par de pasos, la sensación en su interior sí que era esta vez de paz y tranquilidad¿había encontrado su lugar? un escalofrío le recorrió la médula. Antes de que pudiera seguir caminando vio cómo una sombra se movía ágilmente en el terreno pedregoso, apenas perceptible. Se quedó en el lugar, siguiendo con la mirada el extraño bailoteo que dibujaba la peculiar mancha oscura en el suelo. Al percibir la tranquilidad en la joven, la sombra se alzó poco a poco mientras se transformaba en la figura de una esbelta muchacha de piel blanquecina y cabello color azabache, brillante y sedoso, con unos ropajes holgados de colores oscuros. La bella muchacha surgida de la penumbra sonrió:
" No sabía que estuvieras aquí" dijo la pelinegra sin la necesidad de mover sus pequeños y finos labios.
Ni yo misma sé dónde estoy.
"Es normal, es la primera vez que vienes¿te gusta este lugar?"
Es muy lóbrego, pero me hace sentir bien.
" Eso es porque alivia el dolor de tu interior"
No sé, no soy capaz de expresar definidamente lo que siento.
"¡Jeje!" la chica sombra entrecerró los párpados dejando ver un pequeño brillo en sus ojos verdes "es normal, hacía mucho tiempo que nadie venía por aquí, aunque a decir verdad, esperaba que vinieras tarde o temprano"
Qué raro, yo también creo que esperaba venir aquí en algún momento.
"Es el destino... ¡vaya, veo mucho dolor en tus ojos! es normal, te han traicionado, pero eso lo puedes solucionar. Siempre se ha dicho que hay que hacer pagar con la misma moneda¿no?"
¿A qué te refieres? a mí nadie me ha traicionado.
"Supongo que no recuerdas... creen que te han encerrado en tu ser, pero no es así, pronto lo comprobarás"
No te entiendo.
"Lo entenderás"
Mmm... noto algo que me produce escalofríos¿me estará llamando?.
"Debe de ser el lago, sí, te está llamando, no te mostrará nada agradable, pero te ayudará a ver la verdad y combatirla, ya sea para bien o para mal"
Siento la necesidad de ir.
"Pues ve, es lo que tienes que hacer. Espero volver a verte pronto, me ha encantado conocerte"
A mí también, es agradable estar en compañía tuya.
"Bueno, es hora de que me marche, hasta pronto" la chica se volvió a transformar en la negrura inicial y se marchó rápida y silbeante.
La muchacha siguió el sendero que marcaban sus propios pasos, casi sin darse cuenta llegó a un claro rodeado de arbustos sin hojas, en el cual situado en el centro se encontraba un pequeño manantial de agua clara y limpia donde fluían constantemente diminutos cristales oscuros y brillantes revoloteando alrededor del chorro que confluía con el estanque.
Miró, era precioso, nunca había visto algo semejante, ni nunca hubiera imaginado verlo, era tan extraño, pero a la vez tan hermoso... Se detuvo a visualizar su rostro en la claridad del agua, acercó la mano y la agitó lentamente, dejando fluir en su persona la quietud del lugar a la vez que intentaba apaciguar la inquietud de los pequeños cristalitos. De repente éstos se iluminaron, y Sora no pudo más que llorar...
¡PUM! el sonoro silbido de una pistola cuyo gatillo había sido apretado, aquella mujer muerta, completamente ensangrentada. ¡PLOF! el cuerpo desplomado y los rostros sonrientes de tres hombres cuyas manos de color rojo intenso delataban que el crimen que acababan de cometer no había sido el único en aquella tenebrosa noche. ¡SNIF! y ella sola, escondida, aturdida y aterrorizada.
La pelirroja despertó sobresaltada, el sueño que había tenido no había sido precisamente placentero... en parte, aunque ahora que recordaba los acontecimientos por los que se encontraba en aquella lúgubre habitación, se daba cuenta de que la situación en la que se encontraba tampoco lo era.
Mierda... – Takenouchi susurró débilmente a la vez que acariciaba con una de sus manos su rojizo cabello, la cabeza le dolía con gran intensidad, aunque ahora eso no le importaba mucho, lo más importante en ese momento era encontrar a sus tres compañeras.
Yo que tú no me levantaría por ahora, todavía estás bastante débil debido al veneno que te introdujeron- Sora dirigió la mirada a una de las zonas más oscurecidas de la habitación y consiguió distinguir con dificultad el brillo de un par de ojos azulados. Recordó al joven rubio arrogante que odiaba con toda su alma y se levantó de sopetón, pero las fuerzas le fallaron y se derrumbó al instante, quedando en el suelo medio tumbada pero apoyada en uno de sus brazos que estaba temblando.
El joven se inclinó hacia delante desde su asiento y se levantó, Sora vio que no era el mismo chico que la había secuestrado, se parecía bastante a él, pero la forma de sus ojos era ovalada, el corte de pelo era distinto y su rostro tenía una expresión más apacible, pero igualmente tétrica. El rubio Takaishi dio un chasquido con los dedos y rápidamente salieron de la cama dos brazos metálicos que rodearon a Sora, ésta intentó zafarse, pero ni uno de sus músculos era partícipe de hacer un solo movimiento, los instrumentos de metal la volvieron a dejar sobre el lecho y regresaron al lugar de donde habían salido.
Sora decidió relajarse, total, no serviría de nada intentar hacer algo cuando ni siquiera se podía mover, lo mejor por ahora era descansar, pero la intranquilidad por la situación de su amigas ahogaba sus pensamientos.
Takaishi la miró curioso, ahora entendía la fijación de su hermano por aquella chica temperamental, daban ganas de hacerla rabiar más de lo que estaba, porque aunque no pudiera moverse apenas, dirigía miradas furtivas a su alrededor, y sobre todo a él, pero Takeru, dentro de la vida que llevaba, era un chico tranquilo y pausado, le dejaría el cansado trabajo de interrogar a la joven a su hermano.
Así me gusta, estate tranquilita, enseguida volveré a la habitación.
Antes de que pudiera alejarse, la joven pelirroja le detuvo cogiendo con la poca energía que tenía su brazo izquierdo.
¿Dónde están mis compañeras?.
El rubio esbozó una sonrisa.
Aquí, en el mismo edificio – Takeru se dirigió a la puerta de la habitación, y antes de salir paro en secó de espaldas a ella – No trates de huir, ni de rescatar a tus amigas, porque sino sufrirás consecuencias bastante dolorosas – hizo una pausa – ah... y ve pensando lo que significa para ti el valor de tu existencia, porque dentro de poco vendrá mi hermano para hacerte unas cuantas preguntas, y no tiene mucha paciencia que digamos... – Sora notó cómo el último comentario lo dijo con cierto grado de sorna.
La joven frunció el ceño, "que te lo crees tú" pensó a la vez que el chico abandonaba la estancia.
Miyako llevaba un buen rato moviéndose de aquí para allá, estaba muy nerviosa, no dejaba de pensar en sus otras tres compañeras¿estarían bien¿se encontrarían en el mismo edificio en el que estaba ella? aún así no dejaba escapar a la vista el entorno y los artilugios del recinto, se había despertado hace un buen rato, y pese a estar notablemente asustada, no se había dejado amedrentar por ello y seguía manteniendo la vitalidad que le caracterizaba, pero de momento no se había encontrado con nadie aún. ¿La dejarían aquí encerrada¡no! ella era una experta en mecánica y encontraría la manera de escapar del lugar, pero ¿y si no podía?. El hecho de quedarse sola y abandonada se quedó implantado en su cabeza, comenzó a asustarse, si se quedaba sola le daba muchas vueltas a sus pensamientos y acababa histérica y tirándose de los pelos. Decidió fijarse en los numerosos cachivaches que se encontraban en el único mueble de la sala aparte de su cama, una mesa vieja y medio podrida, para dejar de lado sus pensamientos.
Sin darse ella cuenta la puerta se abrió y uno de los cuatro jóvenes entró con paso sigiloso y se acercó a Miyako, al ver que curioseaba un pequeño objeto mecánico, lleno de cables y botones y con una diminuta batería, que portaba en sus manos, su rostro se tornó enfadado. En una fracción de segundo la agarró de los hombros y la volteó para quedar cara a cara con ella. Miyako dio un pequeño grito.
No vuelvas a tocar eso a menos que quieras que te corte la cabeza – amenazó el chico de pelo azul con un tono helado.
Tú... tú eres uno de ellos...
Ken agarró con brusquedad el objetó que mantenía Miyako fuertemente entre sus manos debido al nerviosismo y lo devolvió a su sitio.
¡Dónde están mis amigas! – gritó Miyako a la vez que cogía el brazo del chico como si quisiera agarrotarlo.
Rápidamente el peliazul se zafó del agarre provocando que la chica cayera al suelo, ésta se arrimó a la pared intimidada.
No me toques – dijo con suma indiferencia y crueldad – si lo vuelves a hacer te mato, aquí las preguntas las hago yo.
La chica palideció al ver el rostro furioso del joven, no debía de ser tan impulsiva, o lo pagaría con su vida.
Iré al grano – dijo el chico mirándola directamente a los ojos, haciendo que la chica desviara la mirada - ¿qué coño hacíais en la frontera de Osiris?.
¿Qué coño hacías tú?- tuvo el valor de preguntar Miyako, dejándose arrastrar por sus impulsos.
Al instante recibió una sonora y electrificante descarga eléctrica en su estómago, Miyako gritó amargamente a causa del dolor.
Tienes tres oportunidades para responder a mis preguntas, tu estómago difícilmente aguantará tal cantidad de voltaje, ya has gastado una y yo no tengo mucha paciencia ni reparos en hacer de ti guisado al horno.
Vaya... mi maestra de escuela tenía razón, los hombres sois fácilmente tentados, con razón nos traicionasteis tan fácilmente¿acaso te atraigo? – esta era la última esperanza de Miyako, pensaba hacerle salir de sus cabales, había jurado por su honor de mujer y de Exaltado que jamás diría nada acerca de la misión que tenía que realizar, antes que eso moriría.
¿Traición? nunca había oído nada por el estilo... – murmuró el zagal mientras le mostraba una sonrisa hechizante.
Miyako se quedó pasmada, creía que el comentario que había hecho le dejaría claro al muchacho que no iba a decir una sola palabra, pero la actitud de éste había cambiado completamente, parecía satisfecho, como si hubiera encontrado una pista en la mente de Miyako que ni siquiera ella había tenido en cuenta, sin lugar a dudas era muy listo.
Bueno... ahora que lo recuerdo... la única cosa que me concuerda con lo que acabas de decir hace referencia a la ciudad de Eliseo¿no te parece? – dijo con una inocencia fingida.
La chica de cabello lila puso cara de horror... le había dado una pista... y ni siquiera había reparado en ello¿cómo podía haber sido tan tonta? ahora los planes se irían al desastre, la situación era realmente tensa y las miradas contínuas que el joven le daba le ponían más nerviosa.
¡Yo no he querido decir eso¿qué te hace pensar que soy de Eliseo?.
Está bien claro... no soy tonto. Al principio dudé de vuestro lugar de procedencia, pero tu me has confirmado las dudas que tenía... no te enfades, piensa que de momento vas a seguir viva.
¡Cállate! – Miyako se abalanzó sobre el chico, con la intención de asestarle un buen golpe y dejarlo por lo menos aturdido para luego ir en busca de sus compañeras y escapar de aquel lugar, pero él fue más rápido y sin ninguna dificultad la esquivó, contraatacándola con una llave fulminante que le hizo quedar sobre el cuerpo de ella, tumbada en el suelo sin moverse un ápice.
Tranquila, ahora estoy de buen humor... – a la vez que habló posó su mano en la cara de la asustadiza chica y la deslizó suavemente a lo largo de su mejilla – eres muy mona... tal vez te guarde como entretenimiento...
¡No te pienses que soy como un juguete al que puedes utilizar a tu antojo! – gritó furiosa Miyako a la vez que trataba de levantar la mano para darle una bofetada, sin embargo, el joven la frenó y la estampó de nuevo contra el suelo. Se acercó más hacia ella, dejando una distancia entre sus rostros milimétrica y lentamente se fue adueñando de sus labios, empezando por uno de los extremos hasta llegar al centro, se separó un poco y fijó la vista en la chica, completamente aturdida, vio en sus ojos confusión, probablemente no hubiera mantenido contacto alguno con ningún hombre, eso le hizo gracia, y volviendo los ojos de nuevo hacia los carnosos labios, los devoró con pasión, a lo que la muchacha apenas correspondió, más que nada porque ni siquiera sabía qué era lo que estaba haciendo, parecía como si estuviera drogada, pero la sensación era demasiado placentera y se dejó llevar por la efusividad.
Mimi despertó aturdida, no recordaba apenas nada, tal vez porque más que despierta seguía dormida, miró a su alrededor con los ojillos medio abiertos los cuales todavía no enfocaban bien, su mente le daba mil vueltas y lo único que pudo pensar era que se encontraba en Eliseo.
Soraaa... ¿has hecho ya el desayuno? buaj... – notó el olor que desprendía que no le era precisamente agradable – creo que necesito una ducha – murmuró para sí misma.
Se levantó todavía cegada por el sueño, pero aún así logró sentirse incómoda, de repente una avalancha de recuerdos pasaron fugazmente por su cabeza, fue entonces cuando abrió los ojos desmesuradamente y observó que la estancia en la que se encontraba no era precisamente su alcoba de Eliseo.
¡Oh, no no no no no! mira que no acordarme, los chulitos esos nos raptaron.
¿Chulitos? qué maleducada, por lo menos estás en una confortable habitación, cualquier otro raptor hubiera optado por encerrarte en una sucia y antihigiénica mazmorra, así que no te quejes – Mimi dio media vuelta sobre sí misma y se topó con el chico moreno al que vio de refilón antes de desmayarse, que estaba entrando por la puerta.
¡Argghh! y encima recibo visitas no deseadas.
El chico hizo un gesto de molestia fingido, para dar seguidamente a una amplia sonrisa.
Bueno señorita, el pack de "estar capturada" no incluía el derecho a visitas agradables, ya lo siento, sin embrago tiene una oferta especial e irrechazable, un interrogatorio exhaustivo acerca de su persona¿qué le parece?.
Jodido chulo... y encima me lo dice tan tranquilo... – murmuró Tachikawa a oídos del castaño.
Oye... tampoco se permiten insultos, eso es una falta de educación.
¡Mira, listo de las narices, si crees que voy a decirte algo sobre mí, ya puedes ir esperando, porque soy una tumba!.
Tranquila, tu amiga de gafas ya nos ha dado cierta información – Mimi puso cara alarmada – en fin, fue en contra de sus deseos, aunque la próxima vez, recuérdale que sea menos despistada.
¿Qué os ha dicho?.
Vuestra procedencia, que ya es un punto importante, la verdad es que nunca imaginé que podría toparme con alguien de Eliseo tan fácilmente.
Mierda...
Bueno, ahora tú puedes completarme vuestros datos¿no crees?.
Que te lo crees tu...
No me hagas tomar medidas drásticas, bonita... – dijo Yagami cambiando el tono y la expresión de su cara, y acercándose lentamente a ella.
Mimi se fue alejando poco a poco, paso tras paso, hasta que chocó inesperadamente con la mesa, y de repente una fugaz idea se le pasó por la mente. En milésimas de segundo, agarró la mesa, por dos de las patas y la alzó salvajemente a modo de defensa contra el moreno, éste lo único que hizo fue reír.
Vaya, la niña bonita se puso a la defensiva, y yo que creía que serías menos agresiva, menuda sorpresa, eres muy divertida.
¡Vete al carajo! - y le lanzó la mesa con la mayor potencia con la que pudo, que no fue poca, Taichi alzó una mano y la mesa nada más ponerse en contacto con ella, salió disparada en miles de pedazos, la habitación había quedado en desorden total y una enorme masa de polvo se había levantado, impidiendo a Mimi siquiera abrir los ojos, si al menos tuviera alguno de los dispositivos, o algún arma... pero no, estaba sola e indefensa. Cuando pudo apenas vislumbrar un poco la escena, se topó de frente al joven, que la observaba con una mirada seria y enfadada.
Ya me cansé, guapa.
Mientras tanto, una joven de corta melena color castaño caramelo, observaba a través de una ventana la negrura del paisaje, con cara melancólica suspiraba frecuentemente y observaba el reflejo de la habitación a través del cristal, por si acaso entraba alguien inesperadamente. Hikari no dejaba de pensar en la situación, habían sido demasiado despistadas y las habían cogido sin problemas, y eso le daba mucha rabia, rabia contra sí misma, ahora apretaba los puños con fuerza. Entonces se oyó el movimiento de la manilla de la puerta, y a través del reflejo del cristal vio la figura del rubio Takaishi entrar.
¿Llevas mucho tiempo esperando?.
El suficiente – respondió Hikari con la vista puesta en el paisaje.
Supongo que sabrás a lo que vengo, tus amigas están dando mucho la lata, espero que tú seas un poco más tranquila.
Eso depende de lo que quieras, sabes que no diré nada¿por qué insistes?.
Lo que estoy haciendo es mi trabajo, no me interesas para nada, ni tengo nada contra ti, pero así son las órdenes.
Que fácil es tu vida, simplemente sigues las órdenes y ya está, a veces me gustaría que mi vida fuera parecida, sin los dilemas que se aguardan en mi mente – esta vez Hikari se dio la vuelta para ver a los ojos al joven, quien le resultó tremendamente atractivo, no sabía que aquel joven, lo que se diría "hombre", pudiera inspirarle unas sensaciones tan extrañas, como si se tratara de una atracción hacia ella.
Estábais en la frontera de Osiris, eso da mucho que pensar y muchas preguntas que hacer, también os vimos en la fiesta, intentabais conseguir el permiso del alcalde para traspasar la Frontera¿cuál es vuestra misión?.
Me alegro de que vayas tan directo al grano, porque así puedo resumirte mi respuesta en seis palabras, "eso a ti no te importa".
Responde, o sufrirás en tus propias carnes mi poder.
Sabes que no lo haré.
Muy bien, si eso es lo que quieres, iremos por las malas.
Takeru cogió una pequeña daga que llevaba en el cinturón, hizo unos cuantos movimientos con ella delante de Hikari, y la chica en una fracción de segundo comenzó a retorcerse en su lugar, un dolor punzante recorría cada centímetro de su cuerpo y apenas la dejaba respirar, notaba cómo sus músculos se contraían y dilataba de manera estrepitosa, alguna sustancia la quemaba por dentro.
Veneno de crawl, esta daga lleva mucha esencia de él, sino me respondes dejaré que este dolor te torture hasta la muerte, y después de que tú mueras, tus amigas correrán la misma suerte que tú.
Hikari estaba casi en las últimas, el veneno era muy potente y su frágil cuerpo no estaba acostumbrado a semejante esfuerzo, ella no era una chica de batalla, su principal cualidad era el uso de la magia, que había perfeccionado con su casta de Exaltado. ¡Claro! le habían despojado de sus armas¡pero la magia la podía seguir utilizando!. Sólo necesitaba un poco de concentración, en su vida había intentado hacer lo que trataba de conseguir ahora, ni siquiera se lo había propuesto, pero de todos modos era la única salvación que encontraría para ella y sus amigas, ya que tenían que continuar con la misión a toda costa. Lo que vino minutos después fue difícil de explicar, incluso para Takeru, que sólo podía mirar expectante el suceso que se ocurría delante de sus narices. Hikari alzó la cabeza y mirándole a los ojos pronunció unas extrañas palabras, los ojos de la chica comenzaron a brillar intensamente:
"Vhira vantüseen at elhämä oh ihmisen nao fortüne du solarisen. Victurienne est avectümmë irso faeris nöstridümë vouluntëe dönnisumm victöriennïsse".
¡Qué coño?...
Una gran luz refulgente invadió la habitación, provocando un gran estruendo en todo el edifio, la chica se iluminó por completo, como si fuera el mismo Sol.
¡Joder! una onda expansiva...
Takeru pronunció unas palabras y al instante surgió un enorme escudo que se extendió en forma de esfera alrededor de Hikari. La onda expansiva que supuestamente estaba a punto de destruir el edificio, luchaba ahora contra la cúpula gigante que la impedía avanzar, Takeru estaba sudando la gota gorda, la voluntad de la chica era tremenda pero sospechaba que no podía controlar tal cantidad de poder y que ahora mismo ella estaba agonizando en medio de algo que ella misma no habría querido provocar. La lucha mental que mantenía el joven era tremenda, pero fue tranquilizándose poco a poco al ver que la esfera que había creado se iba haciendo más pequeña, reteniendo la cantidad de energía que se encontraba en su interior, rápidamente fue disminuyendo el tamaño, hasta hacer que la enorme luz se quedara en un leve soplido chamuscado. Hikari se desplomó en el suelo inconsciente y Takeru se acercó hasta ella, cogiéndola en brazos, la observó detenidamente intentando indagar algún signo de escuela de magia, pero no vio ninguno. Oyó pasos apresurados y vio a su hermano mayor entrar en la habitación.
¿Qué ha pasado?.
La chica... dijo unas palabras ininteligibles y luego...
Parece estar todo en orden.
Sí, tranquilo, la he conseguido frenar ¿has avisado ya a los jefes?.
Sí, están bastante satisfechos con nuestro trabajo.
Yamato... creo que deberíamos llevar a estas chicas a la ciudad de los Aniquiladores, hay algo en ellas muy misterioso que creo que resolvería todos nuestros problemas... a pesar de que sean de Eliseo... tal cantidad de poder... es casi increíble.
Bien, entonces ve preparándolo todo, mañana mismo partiremos, creo que ahora mismo la mafia kartiana nos está siguiendo, en ciudad estaremos más seguros.
O.k., por cierto, la pelirroja te está esperando en la habitación, no me apetecía interrogarla, estaba de muy mal humor, aunque si llego a saber lo que me espera...
Yamato sonrió pícaramente y pasó la mano por su cabello oro.
Bien... esa chica hace que me lo pase pipa, veremos a ver lo que se cuenta...
Yamato abrió estrepitosamente la puerta de la habitación de Sora, la chica se encontraba bastante agitada, había escuchado una especie de explosión muy cercana, y temía por la seguridad de sus camaradas. Al verlo entrar puso cara de asco, Yamato sonrió, el carácter de aquella chica le llamaba mucho la atención.
¡Qué coño pretendéis, matarnos a todos? – gritó exasperada la chica mientras se levantaba de la cama aún dolorida – no sé qué planes tenéis para nosotras, pero no conseguiréis nada de nosotras.
Oye... que no hemos hecho nada, ha sido tu amiga de pelo castaño... parece ser que sabe utilizar la magia¿tú lo sabías?.
Evidentemente – contestó la chica mientas se cruzaba de brazos.
¿Quiénes sois? – preguntó el chico fríamente – venís de Eliseo, pero aún así, la gente de aquel lugar no maneja la magia de es manera, escucha, tu amiga ha estado apunto de reventar todo lo que había alrededor de un kilómetro a la redonda, y eso es preocupante, dímelo cuanto antes, te ahorrarás muchas cosas.
Sora que hasta hace segundos palidecía asombrada entornó los ojos, estaba muy claro que no se salvarían de aquellos asesinos hasta que les revelaran su misión, pero ella no podía ni quería decir nada, sus amigas no lo habían hecho, aunque imaginó que a Miyako se le escaparía lo de Eliseo, ella era así, muy inteligente pero muy despistada. Miró al joven al que le había cogido especial odio e hizo una mueca.
Vete a la mierda.
Yamato suspiró.
Eres una chica difícil, está bien, hablemos un rato. He oído que en Eliseo sólo habitan mujeres ¿cómo es posible que haya gente de tu generación sin que haya hombres? normalmente somos necesarios para la procreación.
Sora se decidió a hablar, total, lo que tenía que decir no era de suma relevancia, y así de paso evitaría el tema principal por el que se encontraba allí.
¿Hombres? no les necesitamos para nada. Eliseo es una ciudad reconocida por su increíble tecnología como ya sabrás, tenemos dos inmensas máquinas de auto-reproducción, los óvulos de la mujer son extraídos mediante partículas gaseosas, algunos de los óvulos extraídos son alterados genéticamente para que desarrollen la función del espermatozoide, es entonces cuando se realiza la fusión de ambas gónadas, que son transportadas al útero del mecanismo e incubadas en el mismo. No hay mayor misterio.
Ya... ya lo sabía...
¡Entonces para qué me haces perder el tiempo explicándotelo? – dijo sora muy irritada.
Oye... – Yamato interrumpió la reprimenda de la chica - ¿y nunca habéis probado a reproduciros naturalmente? – el zagal preguntó irónicamente mientras se acercaba con un gesto lujurioso hacia la joven.
¿Qué...? – Sora se arrimó más a la cama sujetando con fuerza las sábanas que la mantenían tapada, en señal de defensa.
Pero en un visto y no visto se encontraba bajos los brazos del rubio Ishida, intentó apartarse, pero el joven no se lo permitía. Sora le observó, realmente era un hombre sexy, su camisa negra medio desabrochada dejaba a la vista unos pectorales marcados, su piel blanquecina parecía al tacto una suave manta aterciopelada, sus gatunos ojos color cielo brillaban de forma especial, su rubio cabello caía por su masculina cara hasta rozar ligeramente con las puntas los rosados pómulos de la muchacha, y sus labios... se curvaban en una seductora e intrigante sonrisa. Pronto el rubor hizo presencia en el rostro de la pelirroja, realmente no sabía qué hacer, en la vida le habían preparado para este tipo de situaciones.
Para... – fue lo único que pudo mascullar.
En realidad... quieres que te haga mía – dijo Yamato seriamente, viéndola bien, la chica se veía completamente desprotegida. Una expresión de inocencia fue lo único que pudo ver en el semblante de la joven – dime... ¿cuál es tu nombre?.
Sora... Takenouchi – respondió la chica agitada.
Encantado señorita Takenouchi... mi nombre es Yamato Ishida... y vamos a pasar una noche espectacular...
¡NO! – la pelirroja se levantó súbitamente e Ishida logró mantener el equilibrio – no caeré en tus artimañas.
Perdona nena, no son artimañas, pero caer ya has caído – Yamato la volvió a postrar violentamente en la cama, de un tirón desabrochó el corsé que llevaba puesto, dejando ver una fina camisa negra ajustada a su femenino y esbelto cuerpo, extendió su mano derecha frente a la muchacha, quien ahora temblaba...
Y una resplandeciente luz se apoderó de los ojos del joven, dejando dormida a Sora. Yamato se introdujo en la mente de la muchacha, era la forma más fácil y segura de obtener información sobre las cuatro jóvenes, en las numerosas visiones que se aparecían en la mente de Sora aparecían sus cuatro compañeras, una mujer llamda Azumi, que no sabía por qué, pero le era extrañamente familiar, y escenas de la ciudad tan anhelada, pero las palabras e imágenes que a continuación sintió le dejaron de piedra. "Salvar la ciudad..." "Transportarla a un lugar más seguro..." "Proteger con la magia de las cuatro castas de Exaltados...". Tras escuchar y ver aquello, se sucedieron otro sinfín de imágenes referidas a la joven y a su vida en particular.
El viaje visionario a través de la mente de la chica dio a su fin, Yamato volvió a la realidad con la chica en sus brazos, numerosas revelaciones le habían sido descubiertas, demasiada información, tendría que analizarla con sus superiores, la joven castaña que había provocado el tumulto... puede que no fuera la única en demostrar poderes mágicos tan sorprendentes. Escuchó un gemido procedente de la pelirroja y vio cómo ésta se desperezaba, había desgarrado parte de sus prendas, lo que le dejaba ver las finas curvas que unían para dar lugar a un magnífico cuerpo, unas piernas largas y estilizadas, unas caderas resaltadas y finas, unos senos redondos y firmes, un cabello rojo como una puesta de sol, una tez clara y viva, un rostro perfecto con unas facciones sublimes... La chica entreabrió los ojos, unos ojos rojizos como el más brillante de los rubíes...
¿Estás cómoda? – preguntó el joven. La chica vio la posición comprometedora en la que estaba.
Vete a la mierda.
Y un carácter agrio y salado, que le hacía enloquecer.
Una nueva mañana se acercaba, y con ello el viaje hacia la ciudad de los Aniquiladores. Las armas de las cuatro chicas seguían custodiadas por sus captores, quienes les habían depositado dos brazaletes a cada una de ellas para que se mantuvieran en un radio próximo de 20 metros. Las cuatro muchachas estaban mucho más tranquilas, habían podido estar juntas en un corto período de tiempo bajo la constante vigilancia de los otros cuatro. Yamato abrió la puerta de conductor del descapotable negro.
Ishida... no cabemos todos en el vehículo – proclamó Ken.
Es verdad ¿cómo vamos a ir los ocho juntos? – replicó Taichi.
Fácil – Yamato pulsó un botón, el coche emitió un sonido extraño en la parte trasera – metedlas en el maletero, he iniciado el programa de mantenimiento para mascotas.
¡Serás cabrón! – chilló la pelirroja – no soy ningún animal¡métete tú ahí dentro, que pondré el programa para mantenimiento de cerdos!.
Las chicas fueron prácticamente arrastradas hacia el pequeño cobijo, una vez las pudieron meter, a pesar de los numerosos gritos, arañazos, patadas y demás, presionaron otros dos botones, uno para agrandar el espacio trasero y otro para insonorizarlo.
El viaje fue relativamente calmado, pese a que no escuchaban los numerosos gritos y quejas proferidos desde la parte trasera del automóvil, de vez en cuando Yamato, que iba al volante, notaba los pequeños embistes que debían estar dando las cuatro mujeres. Sin más contratiempos llegaron a la lúgubre ciudad, entrar en ella no fue difícil, ya que los guardias que se encargaban de vigilar a los extranjeros que se adentraban en ella les reconocieron de inmediato, y con una expresión atemorizada les dejaron pasar caballerosamente.
El coche se dirigió a las zonas bajas de la localidad, si Aniquiladores era de por sí una ciudad corrompida, contaminada, sucia y oscura, el cuadro de los barrios bajos era espectacular. Prostitutas pululaban cual fantasmas en una mansión abandonada, sobre un asfalto medio podrido y negruzco, se escuchaban a menudo gritos y llantos, acompañados de disparos y de vez en cuando alguna que otra explosión, y lo más desolador era ver los constantes riachuelos de sangre que manaban de cuerpos sin vida, recientemente arrebatada, o de varios días, en cual caso el cadáver comenzaba a dar signos de putrefacción. El coche se dirigió a una de las zonas más escondidas, y tomó aparcamiento en un hueco apenas visible, los integrantes se bajaron, y Yagami se decidió a abrir el maletero, pronto salieron las cuatro figuras de las chicas, quienes tenían un semblante de cansancio y odio. Yamato cogió a Sora del hombro ante su sorpresa y la arrimó hacia él, ésta se estremeció y puso cara de asco.
Hay que simular un poco, como si fuéramos una pareja – sólo pudo oír los constantes quejidos que la joven proliferaba junto a maldiciones, insultos y juramentos. Pero notó que la chica le seguía el juego, no era tonta y se había dado cuenta de que la zona en la que estaban no era precisamente para que una joven aparentara ir sola por las calles. Se dirigieron a un pequeño edificio aparentemente cochambroso. Takeru introdujo una tarjeta en la ranura de la puerta de entrada.
Bueno, hermano, tú dirígete a la sala de los jefes, nosotros vamos a hablar con Masato, debe de tener noticias frescas para nosotros. Dejaremos a las chicas en la habitación de espera¿qué te parece?.
Está bien Takeru, pero la pelirroja se viene conmigo.
Yamato... no antepongas el placer a las obligaciones...
No me tomes por idiota, habrá que llevarles una muestra del nuevo especímen que hemos encontrado¿no?.
¡Pero tú que te crees, cerdo bastardo? – Sora se dispuso a darle un puñetazo al rubio, cosa que no sucedió, ya que el atractivo muchacho la detuvo antes siquiera de levantar la mano.
Está bien... como quieras.
¡De eso ni hablar, no dejaremos a nuestra amiga sola! – gritó Mimi alterada.
¡Ya es hora de ajustar cuentas, sucios perros carroñeros! – secundó Miyako desinhibida.
Hikari mientras permanecía callada, apoyada en la pared, estaba un poco afectada por lo que había estado a punto de provocar, aún así notaba el calor de sus dos amigas que la sujetaban con fuerza.
Los otros tres chicos dieron un suspiro y sin aparente dificultad se las llevaron a hombros mientras las jóvenes gritaban y pataleaban como unas niñas que se habían agarrado un tremendo berrinche.
¿Vamos? tendrás el placer de conocer a mis superiores, ni siquiera Takeru, Ken y Taichi están autorizados a verles, sólo lo han hecho en contadas ocasiones.
Me da igual.
Caminaron a lo largo de varios pasillos, si el edificio aparentaba ser una choza, por dentro era totalmente lo contrario, alfombras color rojo se extendían a lo largo de los pasillos, sobre un suelo perfectamente maquetado y barnizado, las paredes eran de madera, perfectamente tratada y con numerosas imágenes talladas en ellas, de gran belleza, la iluminación era tenue, pero la decoración era exquisita, sea cual fuere esa organización había una cosa muy clara, tenían dinero y poder. Llegaron hasta un pequeño recibidor, en él se encontraban dos mujeres extremadamente bellas, las cuales al ver a Yamato se abalanzaron a sus brazos con efusividad.
¡Nene, te esperábamos! – exclamó abiertamente una de ellas mientras le daba un ligero beso en los labios.
Menudo recibimiento, así da gusto llegar...
Oh, Yamato, espero que esta noche te pases por nuestra habitación para jugar un poco – dijo la otra mujer con tono pícaro.
Sora observaba discretamente la escena, con un semblante serio, le molestaba estar allí, no pintaba nada, desde luego el rubio era todo un casanova, un sentimiento frustrante invadió su cuerpo, pero tenía que seguir allí, disfrutando de la "escenita".
Mmm... me lo pensaré, espero no tener muchas cosas que hacer, además, necesito relajarme un poco...
Eso espero, nene – continuó la mujer acariciando la mejilla del rubio.
Tras flirtear un poco las dos bellezas, Yamato se despidió de ellas y volvió junto a Sora, ésta le miró con recelo.
¿Qué te pasa¿estás celosa? – preguntó seductoramente.
¡Anda ya! solo me preguntaba cómo puede haber mujeres tan frívolas como para coquetear así contigo.
Bueno... lo normal es que las mujeres coqueteen conmigo, tú debes de ser la excepción a la regla, pero tranquila, no tengo intención de ir a su habitación por la noche, es demasiado aburrido...
¿Y a mí qué me cuentas? ya te he dicho que me da igual.
¿Segura? – dijo Yamato mientras acorralaba a Sora contra la pared.
Se...gura... – respondió la pelirroja intimidada ante la acción de su acompañante.
Yo diría que te pongo nerviosa...
Lo... que pasa... es que eres... muy arrogante...
Mmm... hueles muy bien... – Yamato deslizaba los labios por el cuello de Sora, a ésta le latía el corazón demasiado deprisa como para hacer algún movimiento, el nerviosismo se apoderaba de ella y la paralizaba.
Me dan ganas de comerte... – el rubio Ishida alzó el mentón de la pelirroja y enterró un apasionado beso sobre sus labios, cogiéndola delicadamente del cuello, mientras Sora se amoldaba a su ritmo frenético y apoyaba las dos manos en la pared, tras el ritmo desenfrenado que hubo en un principio el beso fue disminuyendo de intensidad, Yamato deslizó sus labios hasta el cuello que comenzó a besar con lentitud, mientras las manos recorrían el cuerpo de la muchacha hasta llegar a las caderas que sujetó con firmeza, volvió a subir, besando repetitivamente los labios de la muchacha y deshaciéndose de ellos con un último beso lento y suave.
Maldito... – Yamato selló sus labios con el dedo índice.
No digas más, reconoce que te ha encantado, por lo menos a mí si.
Aparta tus sucias manos de mis caderas.
Yamato rió disimuladamente, e ignorándola la cogió de la mano y la llevó hasta una puerta de gran tamaño.
Aquí se encuentran los superiores... – susurró.
Pero antes de tocar la puerta, oyó voces, una larga conversación se desarrollaba dentro de la sala, y lo que no sabían los dos jóvenes es que al oírla, el curso de sus vidas cambiaría radicalmente.
CONTINUARÁ...
Notas de la autora:
Hola a todos, por fin actualicé el fic, ya sé que como de costumbre me retrasé horrores, pero es que tenía una gran falta de inspiración, me ponía a escribir y al leer lo que escribía me daban ganas de echar los intestinos por el váter... Así que me di un poco de tiempo para analizar un poco a los personajes y hacer que evolucionara la historia en el sentido que yo quería.
Lo siento de veras, sé que hay gente que esperaba mucho este capítulo, pero no tengo otras razones que dar, sólo quiero hacer bien el trabajo, espero haberlo conseguido y que os guste el capítulo, espero que me comentéis qué os ha parecido mediante reviews, y así de paso compruebo si el haberme dado un poco de tiempo ha merecido la pena...
En fin, os dejo ya con los reviews.
Angel Nemesis: Misao- Kenshin... prefiero Kaoru-Kenshin... jeje! Bueno, cada cual tiene sus gustos, y tampoco me desagrada esa pareja, pero prefiero a Misao con Aoshi... Bueno, lo de la nanotecnología se me ocurrió por el manga de Alita, sólo que modifiqué cosas, he hecho un "pupurrí", entre manga y juegos de rol, sí porque hay cosas de la historia que he sacado de algunos juegos de rol que me gustan... Yamato... ya sabes, es sexy de por sí... Bueno, espero tu opinión sobre el capítulo, besos!
Atori-chan: Espero haber resuelto tu duda en este capítulo, la verdad, yo también había pensado en lo mismo, por eso se me ocurrió explicarlo en un capítulo, aunque no sea transcendental en la historia, pero creo que así se aclararán cosas... Matt... ¿un lobo, nop, lo de los colmillos es como una especie de implante, hay que tener en cuenta que también los podría utilizar en la lucha, aunque sólo en un caso de extrema necesidad, básicamente los utiliza para meter venenos en sus vístimas, dejarlas aturdidas y esas cosas, ya sabes, primero las seduce y luego... jeje!
Hillary: Bueno, espero que este capítulo te guste, hay un par de escenas "románticas" que espero sean de tu agrado... Como ves la atracción entre Yamato y Sora cada vez es más evidente, y es que éste chico está volviendo loca a nuestra querida pelirroja, aunque ya me gustaría a mí que se pusiera igual de cariñoso que con ella...
Alexeigirl: En principio, me alegro muchísimo de que continúes con Vientos del Sur, espero que te vaya bien con el fic. La verdad es que haces que se me salten los colores... como ya he dicho antes, he cogido varias ideas del manga "Alita" y de juegos de rol, aunque claro, adaptándolas al fic... ay, de veras te lo digo, no creo que vuelva a hacer un fic futurista en mucho tiempo (cuando acabe este), porque da muchos quebraderos de cabeza... Sobre la relación de Yamato y Sora, sí, en un principio parece que no es el tema principal del fic, pero poco a poco se irá haciendo más importante, porque les quedan muchas cosas por pasar. Bueno, espero que hayas disfrutado del capítulo.
SkuAg: Gracias por las felicitaciones, espero que disfrutes más de éste capítulo que del anterior, besos!.
Lain4: Gracias... pero tampoco es para tanto... ¿te recuerda al FFVI, bueno, ese final no lo conozco así que no te puedo decir... Sólo otra cosa, por el amor de todos los santísimos santos, actualiza en cuanto puedas, que tienes tus dos fics pendientes de un hilo y a mí con la cabeza que me hace chirivitas sólo de pensar en lo que puede pasar, sé buena y procura no tardar! Bueno, espero hayas disfrutado del capi, saludos!
Izumi: Hala! Ya está! Siguiente capítulo subido! Ya era hora lo sé... aquí ya hay más romance, la verdad es que en este capítulo parece que a Yamato se le salen las hormonas, y a Sora también, solo que las controla más, me encanta la idea de que veas a Sora y Matt al estilo dark, jejeje! Bueno, espero tu comentario sobre el capítulo, besitos!
Bueno, espero que os haya gustado, intentaré actualizar lo antes posible mi otro fic, hasta el próximo capítulo!
Sakura-hop
