Bueno, cómo les prometí, aquí está la segunda parte, espero que les gusté… Gracias por los reviews!

Cinco años después

Segunda Parte

Por: Moonlight Soul

Beta: Eledhwen Moonlight Spell

Hermione se soltó de los brazos de Draco rápidamente, colocando una mano en su corazón, tratando que de alguna manera retomara su anterior ritmo, pero no podía evitar sentir cómo se aceleraba más y más mientras que el rubio la miraba fijamente.

"Hermione…" exclamó Draco mientras que alargaba una mano hacia ella.

"Aléjate" siseó Hermione mientras que se apartaba de Draco, mirando de reojo hacia la cocina. Su varita debía de estar en la mesa todavía.

"¿Me vas a decir qué nunca lo viste venir¿Nunca te pasó por la cabeza?" le dijo el rubio mientras que trataba de agarrarla de un brazo, la castaña esquivándolo ágilmente mientras que se hacía para atrás.

"No me toques…" le dijo Hermione mientras que su voz empezaba a temblar.

Draco sonrió lentamente, su cara convirtiéndose casi en una mueca de una mezcla de maldad y de gracia. "Pensé que ya habíamos cubierto esa pequeña situación. Sin embargo, déjame aclarártelo nuevamente…" en cuestión de segundos se acercó a ella y la tomó de un brazo y con su mano libre rodeó la cintura de la castaña, causando que ella emitiera un pequeño grito por la acción inesperada. "…te tocaré cuando yo quiera, cómo yo quiera y dónde yo quiera… ¿entendido?" le preguntó mientras que notaba cómo ella trataba de zafarse de su agarre.

Hermione asintió sin siquiera pensarlo, su mente se encontraba concentrada en conseguir su varita.

"Bien, muy bien…" sonriendo la besó suavemente en los labios, no afectándose en lo más mínimo por la falta de reacción por parte de Hermione.

La castaña alejó su cabeza, moviendo su rostro hacia un lado, ganándose así que Draco, en su furia, la tirara al piso mientras reía abiertamente.

"¿Sabes, Hermione? Pensé que esto sería mucho más difícil, ya sabes, el que llegaras donde siempre acordábamos, nuestra pequeña plática…la forma tan fácil en que me gané la estadía en tu casa…fue muy fácil…demasiado fácil…" mientras hablaba Draco se servía un trago de una de las alacenas que se encontraban en la sala. Hermione, aún en el piso, se movía lentamente hacia la cocina, mientras que el rubio se encontraba de espaldas, aún hablando de cómo la había engañado.

"…pensé que en esa cabecita tuya habría, por lo menos, la más mínima sospecha sobre mi regreso…claro, que jamás te imaginaste esto¿cierto? No, supongo que no…siempre fui el buen Draco, el hijo del mortífago que se pasó de bando, que ayudó al lado de la luz siendo espía…pues estaban muy equivocados, todos ustedes¿pensaron por un simple segundo que cambiaría el poder y la fama por 'volverme bueno'?..."

Hermione se había arrastrado hacia la cocina, estaba justo bajo el marco de la puerta mientras que Draco seguía hablando. "…No sé qué demonios tenían en la cabeza, pero yo sólo he tenido una cosa en mente durante todo este tiempo… acabar con tu vida si no accedes a unirte a mi causa…"

La castaña aprovechó para levantarse y correr hacia la varita, justo para darse cuenta de que sus piernas no funcionaban, cayó al piso protegiéndose de la caída solo con sus brazos. Estresada por la falta de reacción de sus piernas las empezó a golpear y a mover mientras que miraba como Draco se acercaba a ella, un trago en una mano, su varita en la otra. "Me sorprende tu estupidez, Hermione, no soy tan despistado…" dijo agachándose sobre ella. "Aparentemente estás ansiosa por estar debajo de mí¿cierto?"

"Eres despreciable…" musitó la chica ganándose una carcajada por parte del rubio, él cual se levantó rápidamente del piso y ahora la miraba fijamente con el trago en la mano derecha, su varita descansando nuevamente en sus ropas.

"¿Qué te puedo decir? Siempre he sido malo. Simplemente nunca te diste cuenta. Niña tonta, fue tan fácil meterme en tu mente y en tu cama… ¿quién diría que la alumna más brillante de Hogwarts caería tan fácilmente en una de mis telarañas?"

Hermione aún no podía moverse del piso, sus piernas no reaccionaban mientras que hacia lo posible por arrastrarse con la ayuda de sus brazos lejos del rubio "Lo que dices es mentira, no planeaste todo esto, si fuera así¿para qué esperarías tantos años?"

Draco se silenció unos momentos y se terminó el líquido que quedaba en el vaso. "Tenía que prepararme, tenía otros asuntos que atender mientras que tú vivías deprimida y desolada, no puedo creer que seas tan débil y tan ingenua: 'Me tuve que ir para protegerte…'" empezó a burlarse de lo que él había dicho anteriormente. " 'Extrañé tu calor, tu textura…' Aunque eso, realmente no es del todo mentira"

Hermione se dio cuenta de que sus piernas volvían a funcionar, el hechizo que Draco había utilizado había terminado "¿Tienes planeado matarme¿Esa será tu gran acción? No puedo creer que hayas durado cinco años planeando mi muerte, la cual solamente dudará unos segundos en llevarse a cabo" dijo ella levantándose del piso lentamente, apoyándose en el marco de la puerta de la cocina.

"¿Qué quieres que te diga? Son una persona muy precavida" alegó él mientras se acercaba a ella, una mano perdiéndose en el interior de su camisa.

"O muy torpe" susurró Hermione por lo bajo, sin embargo, Draco logró escucharla perfectamente, ocasionando que sin previo aviso, la volviera a acorralar contra la pared, el vaso en su mano ahora hecho trizas en el piso, y la castaña con un dolor de cabeza debido al golpe que le había proferido el rápido movimiento del rubio.

"Ahora dime quién es la torpe" le musitó mientras que su varita presionaba el cuello de la castaña.

Hermione no contestó, simplemente lo miró a los ojos con odio mientras que el rubio paseaba su mirada por todo su cuerpo, una sonrisa grabándose en su pálido rostro.

"Eres mejor que esto, Draco, eres mejor qué lo que estás haciendo" murmuró la castaña, empezando a titubear mientras que el rubio presionaba más fuertemente la varita.

"Simplemente no lo entiendes¿verdad?" le susurró el rubio mientras empezaba a bajar su varita por el cuello de la castaña, una pequeña luz azul brillando en la punta de la varita. "No entiendes que estoy hablando en serio¿cierto?..." Draco empezó a bajar la varita por la camisa de la castaña, la luz azul cortando lentamente las ropas de Hermione mientras que ella temblaba ante lo que iba a suceder. "…no entiendes qué te puedo matar en cualquier momento…" la varita cortando la camisa en medio de los pechos de la castaña mientras que ella lo miraba con miedo. "Y mírate ahora, un ángel hecho trizas, un ángel que ha caído del cielo, un ángel que ha perdido sus alas…"

"Me estás asustando…" murmuró ella aún temblando, su respiración entrecortada mientras que cerraba los ojos.

Draco sonrió levemente "No te apresures, falta mucho para que te asustes de verdad…" la varita seguía cortando la ropa mientras que él hablaba, podría haberla desnudado desde hace rato, sin embargo, quería tomarse su tiempo, lenta y dolorosamente, haciendo sufrir a Hermione ya que ella sabía perfectamente lo que iba a pasar, pero no podía apresurar las cosas para salir de eso de una vez por todas, oh, no, Draco Malfoy se tomaría su tiempo destruyendo lo que quedaba de la castaña.

"¿Recuerdas la primera vez que bailamos, Hermione?" le preguntó Draco al oído mientras que se detenía un momento.

La castaña asintió ligeramente.

"Recuerdo cómo te sentías en mis brazos, tu calor llenando cada uno de mis sentidos, tus latidos repicando con los míos, tu piel derritiéndose ante cada uno de mis toques…"

Draco lamió levemente el cuello de la castaña. "Pero recuerdo aún más lo que hicimos después¿recuerdas, Hermione?" el rubio la presionó más contra la pared. La varita ya había rasgado la camisa y ahora colgaba solamente de los brazos de la castaña junto con el suéter blanco, su cuerpo desnudo en media sala mientras que Draco bajaba una de sus manos hacia el pantalón que cubría la parte inferior del cuerpo de Hermione, su próxima acción siendo despojarla totalmente de toda vestimenta.

"Yo recuerdo tus gritos, recuerdo las marcas de tus uñas en mi espalda…" el rubio mordió cruelmente el cuello de la castaña. "Sabes, Hermione, muchos dicen que el amor duele, pero creo que esto te va a doler mucho más…"

Acto seguido levantó una de las piernas de la castaña, acomodándose él entre ellas. Un brillo maligno en sus ojos. "Te mostraré el infierno, Hermione, te mostraré todo lo que sufrí por solamente estar contigo, te mostraré todo el dolor que me causaron, todo el dolor que pasé solamente por relacionarme contigo, una asquerosa sangre impura, te mostraré tanto dolor y sufrimiento que desearás nunca haberme conocido, y me llegarás a odiar, así cómo yo te odio a ti…"

Draco besó fuertemente a Hermione mientras que sus manos luchaban contra el pantalón de la pijama que todavía cubría la castaña. Y hubiera logrado arrebatarle aquella última prenda de no haber sido por una pequeña voz que provenía del pasillo hacia los cuartos.

"¿Mamá?"

Draco se detuvo y miró hacia donde provino el sonido. Cuál fue su sorpresa al encontrarse a un niño de alrededor de unos cinco años, rubio, su manita derecha restregando sus ojos adormilados mientras que bostezaba abiertamente.

Tienes que estar bromeando…

Hermione se tensó al ver al niño y aprovechando que Draco se encontraba en shock, cubrió su cuerpo con el suéter blanco, abrochando los botones mientras que lograba separarse del rubio lo suficiente cómo para poder actuar normalmente.

"Mamá tengo hambre" insistió el niño aún sin alzar la vista. Finalmente dejó sus ojos en paz y se fijó en el hombre alto que estaba junto a su madre en medio de la sala. "¿Quién es él?" preguntó extrañado al ver a alguien que no conocía.

La respiración de Hermione había cesado en el momento en que su hijo había entrado en la sala. Draco se encontraba completamente congelado, su varita aún en su mano mientras miraba al niño cómo quién no puede creerlo.

"E-es un amigo, Gabriel, y-ya se iba… ¿verdad?" La castaña se volvió hacia el rubio que la miró incrédulo. "¿Verdad?" insistió Hermione mientras que abría sus ojos desesperada, no quería que su hijo se diera cuenta de nada.

Draco guardó rápidamente la varita en su ropa. "Si, ya me iba…" concordó el rubio mientras que volvía su vista hacia el niño. Caminó unos cuantos pasos, Hermione inmediatamente se colocó frente a él, impidiéndole el paso.

"No te atrevas…" le susurró por lo bajo. No dejaría que se acercara a su hijo.

"Siento curiosidad, Hermione, tan sólo deja que me conozca…" el rubio habló entendiendo lo que había sucedido. "¿O acaso quieres que sigamos nuestro pequeño encuentro frente a él?"

"No estás hablando en serio" le susurró ella.

Draco sonrió de medio lado. "Nunca tientes a un hombre desesperado, Hermione. Este no es el momento más adecuado para retarme, si no quieres que el niño quede traumatizado de por vida, quítate de mi camino antes de que decida hacer algo de lo que sé qué no me voy a arrepentir" La castaña se quedó quieta y callada, no quería hacerlo enojar, sabía que era perfectamente capaz de hacer lo que decía. Draco apartó a Hermione de su camino y se dirigió hacia el pequeño niño que vestía una pijama de color verde claro, con un dragón verde oscuro en su pecho. "Hola pequeño" dijo mientras se agachaba junto al niño.

Gabriel levantó su mirada hacia su madre que la miraba con preocupación mientras que cruzaba sus brazos. El niño miró a Hermione cómo pidiéndole permiso de hablar con aquel extraño. La castaña asintió débilmente.

"Hola" contestó el niño mientras que miraba al extraño frente a él.

"¿Cómo te llamas?" preguntó el rubio con una suavidad que Hermione pensó que nunca más volvería a ver.

"Gabriel" respondió en voz baja mientras que agarraba más confianza.

"Ah, yo me llamo Draco¿y cuántos años tienes?"

El niño levantó su mano y extendió sus dedos ante Draco. "Cuatro, casi cinco…" respondió con una sonrisa mientras que el rubio entendía perfectamente. Sonrió entonces al niño y se levantó, no sin antes acariciar el cabello del niño unos segundos.

Fue entonces que se volvió hacia Hermione que lo miraba con miedo.

"¿Cinco años, Hermione¡¿Cinco!" le gritó ganándose un sobresalto por parte de la castaña.

"No grites, Draco" le dijo mientras que miraba significativamente hacia el niño que los miraba confundido. "Gabriel, espérame en tu cuarto mientras me despido del señor¿está bien?"

"Pero mamá, tengo hambre…" le reprochó el niño con el ceño fruncido.

"Si te hubieras levantado antes te habría hecho el desayuno hace horas, ahora, espérame sólo unos minutos y luego te llamo para que comas¿de acuerdo?" Gabriel no le respondió. "¿De acuerdo?" insistió su madre mientras que el niño la miraba.

"Está bien…" se volvió hacia Draco. "Adiós señor Dragón" dijo en voz baja y dando media vuelta se perdió por el pasillo. Ambos adultos sin moverse hasta que escucharon el distintivo sonido de una puerta al cerrarse. Draco fue el primero en hablar.

"¡Me hablas de mentiras y de desesperación cuando has mantenido a mi hijo escondido de mí por cinco años, Hermione, cinco malditos años!"

"¡No es cómo si hubieras preguntado por él, Draco!"

"¿Y cómo se supone que lo iba a saber¡¿Cómo!" preguntó histérico.

"¡Desapareciste de mi vida sin dejar rastro! Sólo una estúpida nota de tu lado de la cama diciéndome que te perdonara¿qué más se supone que debería pensar¿Qué más querías que hiciera? No sabía donde estabas, no quería saber donde estabas, seguramente te repudiaba el tan solo pensar en mí…" Hermione se recostó a la pared y hundió su rostro en sus manos, conteniendo las lágrimas que la habían amenazado desde hace tiempo.

"No fue por eso y lo sabes" le susurró el rubio acercándose a ella.

"Ya no sé nada, no entiendo que haces aquí, no entiendo porqué vienes y te metes en mi cabeza y en mi corazón nuevamente, diciéndome que me quieres y que quieres estar conmigo, después empiezas a decir que me odias, que me quieres matar, que me vas a dejar en media sala, ahogándome en un charco de mi propia sangre…y después me gritas qué porqué nunca te conté de Gabriel… ¿acaso estás loco?"

Draco se quedó callado. Ya no sabía qué hacer ni qué pensar. Ahora tenía un hijo. Un hijo que si él seguía con lo que tenía planeado quedaría sin su madre…no podía hacerle eso…no podía…

"Necesitas ayuda, Draco" susurró la castaña mientras que el rubio se sentaba en el sillón en el que anteriormente había dormido.

Draco negó con la cabeza. Hermione se acercó a él. El rubio levantó su rostro. "¿Estabas embarazada cuando me fui?" preguntó con una voz suave.

"Si" respondió Hermione. "El mismo día que te fuiste me di cuenta. No tienes idea de cómo me odié en esos momentos"

"¿Y lo que estuviste a punto de hacer¿Lo que me dijiste que casi haces?"

Hermione pasó una mano por su rostro. "Pensé en abortar, realmente lo pensé, pero no tuve las agallas, no quería sacrificar a un niño que no tiene la culpa de lo que sucedió entre nosotros. Gabriel fue mi nueva esperanza, lo único que me mantiene viva"

Draco hundió su rostro en sus manos, no sabía que hacer, no sabía qué pasaría ahora. Había vivido tantos años con una sola fijación en su vida que no tenía idea de lo que haría ahora.

"La verdadera razón por la que me fui…" empezó el rubio a decir aún con sus rostro oculto. "…fue porque mi padre se dio cuenta de nuestra relación, Hermione…"

Hermione abrió sus ojos en sorpresa total "Pero siempre fuimos cuidadosos, siempre…"

"No lo suficiente, me siguieron, me acorralaron una vez. Me amenazaron con destruirte si volvía a verte. Me negué, me llevaron frente a mi padre, el cual me amenazó nuevamente con tu muerte. Me amenazó, es cierto, pero de una manera mucho peor. Dos personas me sostenían fuertemente mientras que él se acercó, me susurró al oído, siempre con esa voz característica, las palabras arrastradas mientras que su veneno empezaba a nublar mis sentidos: "Si no la dejas, serás tú quién se deshaga de ella para siempre, créeme que es fácil, sin embargo vivirás con su muerte en tu conciencia…aléjate de ella para siempre si no quieres que muera, Draco, aléjate de ella…" Y simplemente lo hice, lo hice para salvarte, Hermione, solamente para salvarte…"

"Draco…" la castaña colocó una mano sobre el hombro del rubio.

"No, no me toques, no me merezco tu toque, Hermione, no me merezco tu toque después de todo lo que he hecho, no, no lo merezco…" Draco se alegó un poco de ella, Hermione insistió nuevamente en acercarse.

"Draco, escúchame, tranquilízate…"

El rubio se levantó de golpe del sillón, su rostro lleno de furia "¿Cómo quieres que me calme, Hermione¿Cómo quieres que me calme, que ignore el hecho de que sueño con tu muerte todas las noches¿Cómo quieres que evite eso¿Lo sabes? Peor aún¿cómo quieres que evite que yo sea tu asesino, noche tras noche, día tras día, no duermo, no como, no tengo un solo día de paz por ti… ¡ni un solo día de paz!… ¡no tienes idea de lo que significa no poder descansar ni un solo día de tu vida!…" gritó furioso, sus ojos abiertos totalmente, sus manos moviéndose a los lados, su cabello desordenado.

Hermione se llevó una mano inconscientemente hacia la boca, no podía creer lo que estaba oyendo.

"Y entonces, decidí hacer mis sueños realidad, decidí llevar a cabo tu muerte para ver si luego de eso encontraba la paz que tanto ansiaba…la paz que tanto necesito…decidí venir aquí a matarte para ver si podía encontrar la tranquilidad escondida en tu sangre, la sanidad en tus ojos, el descanso en tus labios…" el rubio se acercó a la castaña que aún se encontraba en el sillón. "Pero descubrí que estaba equivocado…descubrí que no puedo hacerte eso, ahora tienes, tienes a Gabriel y, yo, no tengo a nadie… la verdad no sé qué hacer, ya tengo demasiada sangre en mis manos como para seguirla derramando…"

Hermione levantó la vista. "¿De qué hablas, Draco¿Qué hiciste?"

Draco sonrió malévolamente, una sonrisa retorcida recorriendo su rostro, un brillo extraño en sus ojos. "Lo que debí haber hecho hace mucho tiempo…los maté a todos, Hermione… a todos los que se interpusieron en mi camino…"

"No, Draco…"

"Ellos se lo buscaron…fui al ministerio, pedí ayuda, de verdad que lo hice, pero me recibieron puertas cerradas, varitas listas para lanzar cualquier hechizo, insultos, burlas, risas…me acusaron de mortífago, Hermione…"

La castaña se levantó del sillón y acercó sus manos al rostro del rubio. "Pero no lo eres, Draco. Nunca tomaste la marca oscura, nunca…"

"¡Lo sé¡Créeme qué lo sé!" le gritó mientras se alejaba. "Lo que pasa es que ellos jamás van a creer que el hijo de Lucius Malfoy no siguió lo que su padre le dictaba. Jamás van a creer que no obedecí a mi padre, a mi linaje, a la oscuridad que corre por mis venas…" trazó lentamente sus dedos sobre su brazo, siguiendo lentamente las venas que eran visibles a través de su blanca piel. "Y por esa misma oscuridad fue que los maté, Hermione… esa misma oscuridad me incitó a acabar con ellos, con todos los que se ponían en mi camino…"

"Draco…" Hermione buscaba dentro de ella las palabras para tratar de calmar al rubio, pero no sabía ni qué decir. "¿Cómo pudiste¿Acaso no tienes conciencia? No puedo creer que hicieras algo así, no puedo entenderlo…"

"¡No me juzgues, Hermione¡No te atrevas a juzgarme, solo Dios lo hará, si es que existe después de todo…"

Hermione miró a Draco con dolor, no sabía qué hacer ni cómo reaccionar. Sus pensamientos fueron interrumpidos por el ruido de alguien fuera de la puerta principal.

"¡Hermione¡Hermione, quita los campos de magia, déjanos entrar…!"

"Harry…" La castaña dijo levemente mientras volvía a ver a Draco. "Por eso me pediste ayuda¡por eso lo hiciste, necesitabas un lugar donde esconderte luego de matar a tantas personas…"

El rubio asintió levemente "Si, pero entiende que también quería verte, quería hablar contigo antes que hiciera lo que hice, de verdad quería verte antes de ir a pedir ayuda…"

"¡Estuviste a punto de matarme!" le reprochó la castaña indignada.

"Lo sé, lo lamento, ya no sé ni qué pensar, Hermione…"

"¡Hermione, sabemos que está ahí, vinimos a ayudarte…" las luces de diferentes varitas resplandecían fuera de las ventanas. Los aurores sobrantes luego del ataque de Draco trataban de deshacer los campos mientras que una espesa neblina cubría la mañana, opacando en gran parte los rayos del sol.

"Hermione, por favor…" el rubio se acercó a ella y la abrazó por la cintura, escondió su rostro en el cuello de la castaña. "Por favor…" Draco realmente no sabía lo que le estaba pidiendo. Hermione tampoco tenía idea de lo que ella sería capaz de darle si se lo pedía de esa manera, cada palabra con un sufrimiento extremo y con un miedo colgando de cada una de las sílabas.

Hermione se tensó ante el abrazo de Draco, pero se tensó aún más cuando aquellas palabras escaparon de los labios del rubio. Con su mano derecha tomó el rostro de Draco y lo hizo levantarse de su cuello.

Los ojos de Draco estaban llenos de miedo, de confusión, de locura…no sabía qué pasaría si ella no lo ayudaba…

"¡Hermione¡Hermione, contéstame!"

Hermione corrió hacia la cocina, tomó su varita en su mano derecha y volvió a la sala.

"Ven conmigo…" la castaña agarró a Draco de la mano, el rubio se llevó sus zapatos y su abrigo. Hermione lo llevó hacia el pasillo estrecho que daba camino hacia las habitaciones. Juntos entraron en el cuarto de Hermione. "Hay que hacer esto rápido. Termina de vestirte, quitaré los campos para que puedas salir de la casa por esta ventana, ya que es la que más se aleja del frente de la casa…"

"Hermione…"

"Apúrate, no hay mucho tiempo…"

"¿Por qué me ayudas?" le preguntó el rubio intrigado.

Ella lo miró fijamente. "Porque ambos sabemos lo que es estar solos…"

"¿Mamá?" la pequeña voz resonó en el cuarto. "¿Qué son todos esos gritos?"

La castaña volvió a ver donde provenía el ruido, encontrando a su hijo en el cuarto. "Gabriel, te dije qué te quedaras en tu habitación" lo reprimió estresada ante la desobediencia de su hijo.

"¡Hermione!"

La castaña se volvió hacia el rubio que ya se encontraba con todo y su abrigo. "Debes irte, Draco…" Hermione se acercó lentamente al oído del rubio y le susurró. "…y no quiero que vuelvas nunca más, no quiero volver a sufrir esto, no otra vez…"

La castaña miró de frente al rubio el cuál solamente asintió, su rostro inexpresivo mientras que miraba por última vez a Hermione.

"Bien, así lo haré…tan sólo deja qué me despida de él¿está bien?" le pidió refiriéndose al niño rubio que los miraba extrañado.

Hermione asintió levemente "Está bien…"

Draco caminó hacia el niño con paso lento, se agachó junto a él. "Hola Gabriel"

"Hola señor Dragón" Draco no hizo más que sonreír por el apodo.

"Tengo que irme, así qué te diré esto lo más rápido que pueda…" y entonces las palabras le fallaron, se quedaron atoradas en su garganta, cerró los ojos fuertemente, no sabía qué decir. Fue entonces cuando sintió unos bracitos rodear su cuello.

Al abrir sus ojos se encontró con otros idénticos mirándolo fijamente. "Adiós, señor Dragón" le dijo Gabriel.

"Adiós, Gabriel" Draco lo abrazó aún más fuerte y lo levantó en sus brazos. "Cuida mucho de tu mamá¿si?"

"Lo prometo" Gabriel asintió rápidamente.

"Bien, debo irme" colocó al niño en el suelo y pasó una mano por su cabello suavemente, desacomodándolo. Le otorgó una última mirada y una sonrisa sincera.

Luego volvió su mirada hacia Hermione, la cuál mantenía su vista fija en el piso. El rubio se acercó hacia ella, con su mano derecha alzó el rostro de la castaña que lo miró con lágrimas en los ojos.

"Te amo, Hermione" le confesó mientras acariciaba la mejilla de la castaña. Y entonces la besó suavemente, causando que Hermione cerraba sus ojos logrando así que derramara las lágrimas que estaban amenazando con escapar de sus ojos.

"Espero que algún día puedas perdonarme…" le pidió el rubio mientras que quitaba algunas de las lágrimas del rostro de la castaña.

"¡Hermione¡Hermione, contéstame!"

Hermione tan sólo asintió "Adiós, Draco"

"Adiós" Draco le sonrió una última vez.

Hermione apuntó su varita hacia la ventana, deshabilitando los campos de magia que se activaban en la noche por unos segundos. Draco trepó al marco de la ventana al mismo tiempo que se escuchaba la puerta principal ser derribada.

Gabriel abrazó las piernas de su mamá, la cual luego lo sostuvo en sus brazos mientras Draco le otorgaba una última mirada a la familia que nunca podría ser suya.

"Espero que encuentres el descanso que tanto anhelas…" susurró Hermione ganándose una última sonrisa por parte de Draco.

El rubio se lanzó entonces por la ventana, y empezó a correr sobre la espesa nieve tan rápido como sus piernas se lo permitían.

En ese momento, Harry, junto con otros aurores entraron en el cuarto de Hermione. La cual ahora se encuentra arrodillada en el piso, llorando mientras que mantenía a Gabriel en sus brazos, el niño sin entender realmente lo que pasó, trataba de consolar a su mamá mientras que la abrazaba.

Harry vio el estado de Hermione rápidamente, medio vestida y llorando en su habitación. Corrió a su lado y besó tiernamente su frente como acostumbraba.

"¿Estás bien, no te hizo nada?" preguntó preocupado mientras comprobaba que Hermione y Gabriel se encontraban bien.

La castaña levantó su rostro, ahora cubierto totalmente por lágrimas. Levantó una de sus manos y limpió sus mejillas. "No me hizo nada, Harry, nada que no me haya hecho antes…"

Harry se tensó ante esto, y simplemente la abrazó mientras ella seguía llorando. Gabriel ahora miraba a su mamá preocupado.

Harry se acercó al oído de Hermione "Shh, tranquila, ya pasó…ya todo terminó…"

"No, Harry, no ha terminado…todavía lo quiero…"

Draco seguía corriendo hacia la nada, su figura opacada por la neblina. Trató con todas sus fuerzas de no ver hacia atrás. Sabía que si lo hacía no tendría el valor para irse de una vez por todas. Siguió corriendo hasta que desapareció con ayuda de su varita hacia un lugar más seguro.

Sin embargo, Draco Malfoy seguiría caminando de una sola forma por lo que quedaba de su vida.

La manera de caminar del hombre más peligroso de todos…aquel que ya no tiene nada qué perder…

Fin...


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