Capítulo 4:
Sorpresas Detrás de las PuertasDe regreso al colegio Anthony y Ron fracasaban rotundamente para tratar de enseñar a sus concursantes como controlar a los alumnos, pues estos descarados, en cuanto se daban la vuelta, les enviaban hechizos o hacían pedorretas detrás de ellos, muriéndose de la risa.
Elektra hacía todo lo que Anthony le decía, pero el control no era posible con el grupo Beta.
- ¡Oigan protectores! – se dirigió la voz mandante del grupo de niños y niñas - ¡Falta un alumno de este grupo y en diez minutos empieza la clase!
- ¿Quién es? – preguntó Elektra con voz autoritaria.
- Scott Adams...
- ¿Lo conoces? – preguntó Anthony a Elektra, la cual estaba sumamente aburrida.
- Sí, claro...
- Entonces iremos a buscarlo tú y yo, Elektra... ¡Ron, quédate con Diana (esta ya regresaba del juego)!
- ¿Siempre es tan mandón? – preguntó Diana y Ron asintió, mirando con desesperación la falta de disciplina que había, y sentía que en esos momentos era como entrar a una jaula de excregutos de cola explosiva.
En el camino, Anthony se topó con John Lupin y Hayden, asi como a Nenyeina.
- ¿Qué busca? – preguntó Elektra a Nenyeina - ¿Te encargaron a estos chicos? – le envió una mirada evaluatoria a John, quien le sonrió brevemente pero ella no devolvió la sonrisa (que fríaaaa)
- Sí, estaré junto con Ana – dijo con Nen – y bueno... se nos perdió Donal Votey...
- Y a nosotros Scott, creo que son amigos, puede que anden juntos... ¡Vamos a buscarlos!
Anthony, John y Hayden, hartos de su primer día, siguieron a las concursantes hacia los pisos de arriba, buscando en los salones, a los chiquillos.
- ¿Qué tal te va? – preguntaba Anthony a John.
- ¡Horrible, no sabes! ¡No tienen disciplina, uno de los niños se metió debajo de las túnicas de sus compañeras para ver si usaban algo más que ropa interior!
- Y cuando lo regañamos – intervino Hayden - se nos puso al brinco y nos dijo que "EN LA ACADEMIA INTERNACIONAL DE MAGIA, NO HABÍA NINGÚN PUNTO QUE PROHIBIERA VER CALZONES DE SUS COMPAÑERAS!"
- ¡No puede ser!
- Por cierto, llegaron hace rato Ian y Paris como refuerzos...
- Yo diría que como más víctimas...
- ¡Te juro que de haber sabido hubiera renunciado!
- ¡Justin está a punto de tirar la toalla, y más porque ya tiene como doce propuestas indecorosas de niñitas de trece y catorce años! – gruño John.
- ¡Que horror!
- ¿Y dónde buscamos a esos chicos? – preguntó Anthony desesperado.
- ¡En este pasillo – dijo Nenyeina – hay muchas puertas, podemos buscar si están escondidos!
- Bueno, mitad y mitad – dijeron los chicos, y empezaron a buscar puerta a puerta.
- ¿Qué me dices de los prefectos Gryffindor? – preguntó Elektra a Nenyeina.
- Patéticos – dijo bajito – me tenían que tocar unos niños delicados.
- Mala suerte Nen.
- Sigamos buscando.
Anthony buscaba desesperado al par chiquillos de segundo junto con Hayden, atrás le seguía Elektra y Nen, las cuales cruzaban miradas, sintiendo que los chicos no mostraban su verdadera autoridad, ¡asi como ellos aspiraban a ser Protectores!
- ¿Dónde se metieron Donald y Scott?
- ¿Cómo es posible que no hayan entrado a clases?
- ¡El colegio es muy grande! ¡Y no tiene fantasmas que nos puedan informar!
- ¡Busquemos en todas partes!
- Para cuando aparezcan – dijo Elektra – será de noche...
De repente, Hayden abrió una puerta, donde guardaban material de limpieza pero... dos largas cabelleras rubias, cuyos rostros no se veian, pero se daban un rostro apasionado por los sonidos que hacían, entre la oscuridad.
Anthony, John y Hayden quedaron boquiabiertos ante el espectáculo.
- ¡Oh, por Merlín, dos chicas besándose! – chilló Anthony.
Elektra y Nenyeina se vieron un instante y soltaron la carajada.
- ¿Qué es tan gracioso? – chilló Hayden - ¡Esto es antinatural!
Pero Elektra y Nen seguían atacadas de risa y de pronto, las personas que se besaban voltearon haciendo a un lado sus cabelleras, para ver cual era el escándalo... y no, no eran dos chicas, solo era una chica... el otro, era un chicuelo.
El chico era alto, guapísimo, con ojos color miel y porte impecable, lucía de maravilla con el uniforme, y tenía rostro de ensueño; ella también era guapa, de ojos castaños.
- ¿Perdón? – preguntó el chico con voz ronca, masculina - ¿Qué dijeron?
- JAJAJA – seguían riendo Elektra y Nenyeina, sin poder responder. Los chicos estaban avergonzados.
- ¡Cállense! – chilló la chica - ¿Acaso dijeron que eramos dos chicas?
- ¿Eso dijeron? – espetó el chico.
- ¡Sí, Thierry! – decía Nen ahogada de risa - ¡Dos chicas, que gracioso... JAJAJA!
- Lo sentimos – dijo Hayden muy tenso, Thierry se ató el cabello con una liga, la verdad es que lo tenía un poco más largo que el de chica.
- ¡Que poco cortés! – gruño Amanda, retocándose los labios - ¡Nunca me sentido más insultada!
- ¡En verdad lo sentimos! – seguía disculpándose Anthony.
- Es que estamos buscando a dos chicos – dijo Elektra.
- Pues no seremos nosotros, tenemos hora libre antes de ir a Pociones.
- Claro que no Thierry.
- Ustedes dos ya andan – preguntó Nen indiscreta.
Thierry y Amanda se vieron un instante, se analizaron, se compenetraron, se evaluaron y luego dijeron al unísono... – ¡NO!
- ¿Ah no? ¡Pues que buen faje!
- No porque como que no hubo química – y salieron del cuartito, el chico en verdad estaba cuerísimo (o sea muy guapo), parecía un sueño, y sus largos cabellos rubio le daba un airecito muy sexy...
- Cierto – dijo Amanda con desdén – creo que tendré que buscarme otro chico.
- Coleccionar novios es un deporte para ti, ¿verdad Amanda? – preguntó Elektra con cierta diversión, pero ella solo le lanzó una gélida sonrisa y se marchó.
- ¿Quiénes se perdieron? – preguntó Thierry quitándose labial de la boca.
- Tal vez los conozcas, Donald Votey y Scott Adams – dijo Nenyeina.
- ¡Ah, ellos! – sonrió – Ese par de precoces niños, deben estar espiando a las niñas de tercero en su hora de deportes en el gimnasio.
- ¿Gimnasio? – preguntó Hayden saliendo de su estupor.
- Sí, tenemos un gimnasio muggle en el cuarto piso.
- ¿Por qué?
- Según el profesor de vuelo estamos en mal estado físico, y ya que los muggles inventaron todo eso para fortalecernos, nos obligan a cada grupo a una hora diaria de ejercicios, chicos y chicas por separado...
- ¿Qué? – preguntó Elektra - ¿Acaso hay un lugar secreto donde espían a las niñas?
- ¡Es la única hora donde usamos ropa de deporte muggle y no usamos las túnicas, así que prácticamente andamos con poca ropa encima! – gruñó Nen.
- ¡Pues sí! – respondió Thierry irónicamente, Nenyeina le lanzó una dura mirada a Elektra que reía sin parar.
- ¡Chicos traviesos! ¡A la hora del ejercicio, las niñas se cambian de ropa o se ponen ahí mismo su ropa de deporte!
- ¡No sean duras! – dijo Thierry tomando sus libros – yo también lo he hecho – les guiño un ojo y salió rumbo a su clase de pociones.
- ¡Vaya! ¿Nos ha visto con poca ropa? – preguntó Nenyeina maliciosamente.
- Thierry nunca ha sido un santo – aclaró Elektra - ¡Vamos a buscar a esos niños!
- ¡Como que veo que cada día Thierry se pone más bueno!
- ¡Alto, guapo, con porte, parece un semidiós! – dijo Elektra – como debe ser un chico – y le lanzó una mirada desdeñosa a John.
Las chicas subieron al cuarto piso, buscando alrededor del gimnasio algún salón vacio por donde espiaran a las niñas, que efectivamente, hacían ejercicio, con leotardos y otro tipo de ropa muggle de lira, especial para deporte.
Al fin dieron con el salón, los chicos estaban sobre unos escritorios, en una esquina, la cual daba al gym, y como estaba camuflajeado, podían juzgar sin ser vistos.
- ¡Hey, ustedes dos! – protestó Nen y los bajó de un jalón por sus túnicas. Elektra dio una pequeña bofetada a ambos.
- ¡Tendremos que castigarlos por no acudir a clase! – chilló Elektra.
- No ir a clases es gravísima falta!
Pero Anthony les lanzó una mirada explosiva y les hizo una seña directo al gimnasio.
- ¡Ah... sí! – dijo Nenyeina - ¡Y otro castigo más por andar espiando a las niñas!
- ¡Es que las de tercero están buenas porque ya tienen pech...!
- ¡Silencio! – ordenó Nenyeina.
- ¡Bá!... ¡bueno, por lo menos tuvimos nuestros dias de fisgones y NO PUEDE QUITARNOS ESE GUSTASO!
- Ya veremos lo que dice Titi cuando se entere...
- ¿Titi? ¡Mejor los llevamos con Ana para decirle que ya le vieron los calzones! ¡Para que aplique el castigo!
- ¡No... con Makarios NO!
- ¡LOOO SIENTO! – intervino Hayden – pero son ustedes quienes deberán aplicar el castigo, para ellos están concursando para protectores.
- Bien. Yo lo aplicaré. – dijo Elektra, un poco decepcionada, pero pensando en pedir consejo a las maestras en el arte de los castigos... Ana, Mariana o Kath.
