Capítulo 32:

"Mi Primera Vez"... ¿De Quién, Eh?

Ana reaccionó como a los 20 minutos, Helena y Sax había regresado muy maltratadas pero satisfechas por haberle puesto la cara a las chicas de la logia y ellas hablaban con Jackard en el piso de abajo, junto con Regina.

- ¡Ay, me duele mi cuerpecito! – gimoteó.

- ¿Estas bien?

- Un poquito – chilló.

- Bueno, pues tu propia obra te atacó – dijo Harry medio serio.

- Solo porque eras tu me atreví a intervenir – le reprocho entre dientes - ¿cómo crees que estarías a estas alturas? ¡Manoseado, ultrajado, vilipendeado y violado por nueve mujeres! ¿Eso querías Potter? ¡Sucio!

- Bueno pues...

- Porque no andabas muy a gusto...

- Pues no...

- Oye Harry...

- ¿Qué? – pregunto de mala gana.

- ¡Acércate y mira esto! – señalo su hombro.

- ¿Qué es?

Y de súbito, la chica lo jalo hacia su cuerpo, atrapándolo entre sus piernas y pegando su rostro al suyo.

- ¡Epa! – gimió Harry.

- ¿Sabes? Las chicas de lo logia son muy hábiles, gimnastas... todo eso se los enseñe, y creo que las alumnas superaron a la maestra.

- ¿A si? – respondió sofocado.

De inmediato lo rodeo con sus brazos y le beso los labios sensualmente y Harry no sabía que hacer, porque ella lo sujetaba fuertemente y él agitaba los brazos.

- ¡Ana! – gemía Harry bajo sus labios.

- ¡Antes de que seas de la logia te tomo yo primero!

- ¡No otra vez! – protestó y la chica casi le arranca la camisa, y dando otro movimiento logro voltear a Harry, quedando ella sobre él.

- ¡Oh Harry, te deseo tanto! – y él estaba petrificado, tanto que la chica le besaba la boca con frenesí - ¡Haría todo por ti Potter! ¡Yo mataría por ti!... ¡pídeme que mate!

- ¡Solo quiero que te detengas! – exclamó, mientras ella atacaba su cuello, y al morder sus orejas, Harry sintió un ligero cosquilleo que subía y bajaba, un no sé que y un no se cuando - ¡ay mi Dios! – gimió cuando sintió un ligero temblor en su cuerpo.

- ¡Solo déjate llevar Harry!

- No quiero – dijo débilmente, pero poco a poco se iba hundiendo en una oleada de placer.

- ¡Sí quieres! – murmuraba Ana mientras le acariciaba el pecho y le besuqueaba el cuello, buscándole la yugular con un complejo vampírico...

- ¡Sí... sí quiero! – afirmó al fin, cerrando los ojos, aquello le estaba gustando mucho y los caídos se andaban levantando, así que lo único que le quedo por hacer, fue meterle las manos entre su blusa y tocar lo que pudiera tocar, aunque no era tan necesario buscar, porque ella le ayudaba.

- ¡Aquí Harry pon tus manos aquí!

- ¡Ana Makarios Loovegood! – gritó de pronto Jackard al subir - ¿Qué crees que estas haciendo?

- ¡Jean-paul! – brincó la chica de la cama y se compuso la blusa.

- ¡Si te vas a echar a tu entrenador, no será en mi cama! ¡Que asco!

- ¡Maldición! – gimió Harry medio frustrado y trató de incorporarse.

- ¡Dame cinco minutos Jean-Paul! – lloriqueo Ana

- Lo siento, vamos, entre todos llevaremos al entrenador a su habitación, la Logia tampoco entra en el área de los profesores.

- ¡Oh!

- Oiga entrenagdor, no aprengde usteg, casi cae con nueve pego egta es la peog de todas – le dijo al oído - ¡Anda queriéndoselo echag desde el primeg día!

El chico se sonrojo, justo cuando Lee subió con una sonrisa de picardía, ya las chicas le habían contando y Lee le entregó una cajita a Harry.

- ¿Usa de estos o solo hechizos, entrenador Potter? – le dio una cajita de... globitos (aun no decido si Trojan o Sico)

- ¿Qué? – y sus mejillas enrojecieron.

- ¡Oh, bueno, de todos modos se los regalo, esto los conseguimos en una framacia muggle!- sonrió Lee y le dio un codazo a Jean-paul

- Es Far... farmacia...

- ¡Pues eso! ¡Francamente yo no se como se pueden poner eso! ¿Usted se los ha puesto entrenador? ¿Es cierto que no se siente igual? ¡Dicen que no hay sensibilidad!

Harry que no tenia ni idea de cómo se podría sentir ese hulito "Allí" y muchísimo menos usarlo, trago un poco de saliva ¿qué le contestaría a alguien que se conocía, ya sabia de esos menesteres en ese aspecto tan... tan... pues tan tan?

- ¡Bueno, las chicas estas consiguieron información y que la mejor manera de ponerlos era practicando y...!

- ¡Yo no los uso! – dijo Harry abochornado.

- ¡AAAAH, usted al natural, entrenador! – exclamo Lee entusiasmado, mientras bajaban la caja se cayó de la bolsa del pantalón de Harry en donde Lee se los había puesto y Ana lo recogió y lo vió, sus ojos brillaron.

- ¿Ya te estas preparando? – le pregunto seductoramente.

- ¡No son míos, yo nunca me los he puesto y...!

- ¡No te preocupes! – le dijo al oído poniéndose en puntitas - ¡Yo te lo puedo poner, he practicado! (¡¡¡¿¿¿COMO ESTA ESO ANA!)

Esto hizo que Harry la viera horrorizado y sumamente rojo, ella le volvió a poner la caja en los pantalones y le pellizco el trasero. Cuando Harry llego a su habitación, los chicos ya lo esperaban impacientes.

- ¿Qué te paso? ¿Dónde andabas? ¿Te agarro la logia?

- Sí, pero fui rescatado – en realidad ya no tenia ganas de hablar – mañana les cuento – fue a su cama donde se tiro a la cama, saco la cajita, y la vio detenidamente – ¡Esta loca si piensa que yo me pondré uno de estos! (lo que quiere decir es... que lo andaba pensando... no, si la cachondez no anda en burro)... Hombres ¬¬'

Pero en la mañana, cuando Harry despertó, Ron ya estaba cambiado y estaba viendo detenidamente un globito, el cual había inflado (Guacala!)

- Oye Harry se te cayeron unas cosas – le mostró un par de globitos sueltos, que no decían nada en la envoltura metálica - ¿Por qué cargas globos tan raros?

- ¡Ron esos no son globos... bueno si lo son, pero no son de fiesta... bueno si es toda una fiesta cuando los usas pero...!

- ¡Decídete Harry!

- ¡Mira Ron, esos se usan para tener relaciones íntimas!

- ¿? – Ron quedo mudo por un momento - ¿Para tener... aquello?

- Si Ron, eso te lo pones "ahí" antes de...

- ¡Que cosa tan horrible! – tiro Ron el globito escupiendo y limpiándose la lengua - ¿Cómo pueden inventar esas cosas tan horribles los muggles?

- Son espanta cigüeñas...

- ¡Que cosa tan espantosa, es mejor utilizar un hechizo... Bill una vez le dijo uno a Fred y me lo aprendí!

- ¿Ya lo has usado?

- Este... – se sonrojo - ¡pues una vez yo...! – quiso mentir, pero Harry le lanzo una mirada retadora – no... nunca...

- Ah... y por pura curiosidad ¿cuál es?

- ¿Para que lo quieres saber?

- ¡Seguramente para nunca usarlo, so, bruto!

- ¡Bueno, bueno... te lo anoto!

Mas tarde, todos andaban en sus actividades, sin embargo Alkyon de nuevo traía dolor de cabeza (andaba cruda pues... no tomen mucho champagne en las fiestas, aunque yo ahora ando con la cruda... realidad) y Diana amablemente se ofreció llevarla a la enfermería para que tomara algo, dejando a Sara sola con Ron. Alkyon no había podido cambiar de concursantes, así que le había advertido al chico que dejara en paz a Sara.

Ella le miraba de reojo, Ron se hacia tonto leyendo un libro de quidditch, aunque de ves en cuando le echaba un ojito, pero ella tenía otros planes, más atrevidos, más audaces, porque después de dos fajes...quería el tercero... quería ver que tan salvaje y tan prosaico era Ron.

Así que al ver que nadie los molestaría, se acerco a el a sus espaldas, súbitamente lo abrazo y le dijo al oído

- ¡Ven a mi celda!

- ¿Qué dices? – gimió espantado.

- ¡Ven a mi celda! – y se pegó más a él – es la numero doce...

La chica lo soltó y se marcho de inmediato, no sin antes darle el último vistazo desde la puerta y desapareció. Ron quedó petrificado y con la mente en blanco ¿qué diablos pretendía Sara al invitarlo a su celda? El no era ningún idiota, y ella podía ser de la logia. Pero la curiosidad hizo que el chico saliera a buscarla, hasta el área de celdas y la doce estaba abierta de par en par.

Ron saco su varita, y entro, el primer piso como siempre, parecía una verdadera celda, fría y húmeda, así que subió por la escalerita y arriba en la recamara, había media luz, la chimenea ardía lentamente.

- ¿Sara? – pregunto Ron.

- Acércate Weasley – respondió la chica y el se acerco a la cama, ella estaba ahí, metida entre las sabanas.

- ¿Qué haces ahí?

- Weasley... no tengo mucha ropa encima – dijo seductoramente y Ron trago saliva -¿no quieres verme?

- ¿Verte? – se acerco un poco más y la vió, cubierta por una sabana, con el pelo recogido - ¿por qué haces esto?

- ¡Anda! - alzo un pie y se lo puso en el abdomen – ¿no quieres ver de cerca?

- Creo que... creo que...

- ¡Anda! – la chica lo jalo de la túnica hacia ella y lo enredo en sus brazos – las de la logia te llaman Potro salvaje... así que quiero que me des todo el salvajismo que llevas en las venas.

- ¡No me hagas esto! – chilló Ron, pero fue lo ultimo que alcanzó a decir, porque Sara comenzó a atacarlo a besos, y el pobre de Ron luchaba desesperadamente por su vida, y el pobre tenia mucha razón, siendo atacado por esa loca, ultrajándolo y victimándolo de esa manera.

Aunque cuando Ron pudo respirar un poco y levanto la vista, había un poster de Lucius Malfoy que le miraba detenidamente… en póster claro y el chico se puso tenso y quiso incorporarse, indignado, arreglándose la túnica maltrecha.

- ¡No pienso seguir con esto… hasta que… quites eso! – señalo el póster.

- ¡Oh! ¡Esta bien lo quito! ¿Pero seguimos?

- A mi… a mi ya se me quitaron las ganas – le dijo, tomando su varita y dejándola con la boca abierta.

- ¡AAAAAAH! – chilló Sara cuando Ron bajó, haciendo una rabieta - ¡No lo puedo creer! ¿Qué se cree ese pelirrojo? ¿Que el puede manosearme cuando se le pegue su gana? (¿perdón? O sea... ¿quien lo invitó a su celda?)

Y se volvió a ver a Lucius - ¡Y todo por tu maldita culpa! ¡Ya no te quiero! – saco su varita y de un hechizo quemo el póster del espejo -¡pero me las vas a pagar Ron, te voy a hacer mío tantas veces que desearas estar muerto!

Mientras Ron salía de las celdas, pero a su paso, algunas chicas ya estaban en las suyas y a través de los barrotes le vieron con mucho descaro.

- ¡FI FIUUU! – le chiflaban - ¡adiós guapo!

- ¡Ese mi pelirrojo de ojos mustios!

- ¡Grandotes aunque me hagan llorar!

- ¡Hey Papi! ¿No quieres entrar a mi celda?

- ¿Estás perdido chiquito lindo?

- ¡Ese mi pelirrojo! ¿No tienes quien te haga feliz?

- ¡Muñeco, ven aquí, entra y conocerás el paraíso!

- ¡Adiós primor!

- ¡Oye Zanahoria, aqui está tu limoncito, hagamos una ensalada!

- ¡Mejor aún, aqui está tu conejita, que quiere darte una mordidita!

Y muchas se pegaban a los barrotes, gritándole insinuaciones y alguna más atrevida se atravesó en su camino.

- ¡Anda grandote… quiero saber que se siente hacerlo con un pelirrojo!

-Me temo que no – dijo Ron y quiso seguir caminando pero la chica ya lo andaba manoseando - ¡Oye, se piden!

- ¿Me las das?

- ¡NO!

- Si tú andas por aquí, es porque buscas acción guapo…

- ¡Claro que no!

- ¡Aquí la diversión es gratis prefecto… anda, hay muchas celdas para escoger… la mía esta a tu lado! – y de pronto le pellizco su trasero

- ¡Hey! – brincó, pero ya algunas chicas entre las que eran de la logia y otras que no, comenzaban a cercarlo, a rodearlo peligrosamente.

- ¡Pues de aquí no sales prefecto! ¡Escoge una celda primor!- y las miradas de las niñas... pues no eran nada decentes, castas y puras... más bien... todas veían a Ron como si fuera la ultima coca cola en el desierto.

Y Ron al ver esas caritas dulces y ansiosas por pasarlo por sus armas… opto por el gracioso regreso a la celda de Sara, lentamente, caminando hacia atrás se metió de nuevo, mas vale malo conocido.

-¡No se vale! – gritaron las chicas y se arremolinaron enfrente de la celda. Ron subió a la recamara desesperado y sin decir más nada, se escondió bajo las sabanas de la cama ante la mirada atónita de la chica, quien frustrada, aun se seguía quejando de su mala suerte.

- ¿Qué? – sorbió el llanto.

- ¡Tienes que ayudarme! ¡Hay como 15 locas afuera… haciéndome proposiciones!

- ¿Y porque habría de ayudarte?

- ¿Acaso no quieres hacerme tuyo antes que cualquier otra? ¡Prefiero mil veces hacerlo contigo que con esas maniáticas que quieren entrar por mí!

Sara sonrió, se puso de pie, y así como andaba, en ropa interior bajo de la celda.

- ¡OIGAN USTEDES OFRECIDAS, ESTE HOMBRE ACABA DE PASAR POR MI COLCHON ASI QUE YA NO TIENE NADA DE GANAS! (Orale, que atrevida)

- ¡Eres una zorra! – chilló una de ellas - ¡Todo lo acaparan tu y tus amiguitas!

- ¡Lo siento!

- ¡Que mala onda! – gruñeron y poco a poco, se comenzaron a alejar, Sara subió y Ron aun seguía bajo las sabanas.

- ¿Ya se fueron?

- ¿Ya te quitaste la ropa?

- ¿Qué? (no, si la chica es rápida)

- ¡Querido, este favor se paga con "Cuerpo mático Visa Internacional!

- ¿Quieres… quieres que me desvista?

- MMM… pensándolo bien ¡Mejor yo te quito la ropa… A MORDIDAS! – y se le fue encima, metiéndose debajo de las sabanas con él.

- ¡No, Sara, espérate… Sara que lo vas a romper!

- GRRRR – gruñía Sara divertida.

- ¡Sara, así no… Me haces cosquillas… Sara… no me toques ahí Sara!

- ¡MIAUUUU!

- ¡Sara párate tantito! ¡Sara! ¿Qué crees que me haces, suéltame ahí? (¡¡¡Oigan no se vale yo quiero ver que pasa bajo las sábanas!)

- GRRRRR…..

- ¡Sara que eso no es correcto! ¡No, espérate… No…. Ahí no…. Oye… Sara por Dios!

De pronto Ron saltó de la cama medio espantado de lo que la chica le estaba haciendo, completamente en cueros, o sea, sin nada de ropita encima (¡Pero que manos tan hábiles!) y se cubría sus partecitas con sus manitas.

- ¡Ven aquí Weasley se te resfriara el trasero!

- ¡Es que eso que me quieres hacer… es indignante!

- ¡Vamos Potro salvaje, tu solo… afloja un poquito!

- ¿Cómo pudiste quitarme la ropa tan pronto?

- ¡WEASLEY VEN AQUÍ INMEDIATAMENTE O TE ECHARE EN PELOTAS AFUERA Y MIRA QUE NO FALTARA QUIEN SE TE ECHE ENCIMA!

- ¡Oh, bueno… pero no seas tan salvaje!

- ¡Seré una niña buena!

Para ese entonces, Alkyon había regresado con Elektra y Diana, y ya buscaban a Ron y Sara, aunque Diana le restaba importancia.

- ¿Dónde andarán?

- ¡No se preocupen, tal vez fueron a hacer ejercicio!

- ¿Ejercicio?

- Bueno, si usted piensa que Sara va a lastimar a Ron, no lo creo… más bien yo diría que los dos tienen en mente otras actividades…

- ¡Diana!

- Iré a buscarlos Denevi, tranquilízate…

Diana y Elektra salieron, y la chica se quedo pensativa, aunque afuera del salón escucho una voz conocida y taladrante.

- ¡Ay Draquito! – Dana Clifford - ¡Me esperas en este salón y en seguida regreso!

- ¡Esta bien! – respondió Malfoy y entro al salón, Alk ya se había escondido tras la puerta.

- ¡Maldito Buscón! – espetó la chica.

Malfoy entró muy quitado de la pena, cuando de pronto, la puerta se cerró y ella lo empujo contra la pared.

- ¡Hola Muñequito! – gruñó ALkyon (Ay no, ya habla como las de la Logia)

- ¡Denevi!

- ¿Cómo están Malfoy?

- ¿Cómo están, quienes?

- Tú y el amiguito que esconden tus pantalones…

- ¡No seas vulgar Denevi!

- ¡Como quieras! – y se le pego más todavía, haciendo que al chico se le fuera el aire… pero ahora, Alkyon no estaba ebria… (¿y ese milagro?)

- ¿Me puedes soltar?

- Me temo que… NOP – respondió pegándose todavía más y Malfoy ya podía sentir todas las curvaturas del cuerpo de la chica - ¿Qué te pasa Malfoy? ¿Ya te doy miedo? ¡Anda, vamos a hacerlo aquí y ahora!

- ¡Estas completamente loca Denevi!

- ¡Loca por pasarte por las armas Malfoy! – y lo sujetaba más de la túnica.

- ¡Draquito! – entro de repente Dana, pero al ver la escena quedo espantada, sobre todo porque Alkyon sacó su varita y le apunto.

- ¡Has el favor de cerrar por fuera niña, que el señor Malfoy y yo, estamos tratando un asunto muy serio!

- ¡Oye no! – protestó Dana.

- ¡SAL DE AQUÍ MOCOSA O TENDRE QUE DARTE UN MALDITO ESCARMIENTO! (ay, que boca de camionero, esa no puede ser Alkyon definitivo, nos la cambiaron)

- ¡QUE VULGAR! – protesto Dana.

- ¡Moco murciélagos! – gritó Alkyon y el hechizo apenas y le paso rozando los pelos rubios.

- ¡Ay!

Malfoy intento moverse, pero Alk lo sujeto del cuello con la mano libre, haciendo presión con su cuerpo.

- ¡QUIETO DRAGON! – Luego se dirigió a Dana - ¡Mejor vete antes que te deje una cicatriz en la cara… señorita Clifford (¡Eso!)

- ¡NO, UNA CICATRIZ NO! – chillo Dana - ¡No quiero tener mi rostro desfigurado! – y salió corriendo, cerrando fuertemente, pero Malfoy hacia todo lo posible por no sentir lo que sentía con el cuerpo de Denevi pegadísimo al suyo.

- ¡Alkyon, yo pienso qué!

- ¿Pensar? ¿PENSAR TÚ? ¡Eso no es uno de tus talentos pequeño bombón! ¡Ya que ese es mi talento!... tu solo dedícate a ser lindo, bello… como un muñeco Ken, siempre perfecto para su Barbie.

- ¡Por Dios Denevi! ¿Acaso no tienes cordura o dignidad?

- ¡No tengo porque es Imaginario! ¡Como tu cerebro!

- ¡Deja de insultarme Alkyon!

Y la chica se le trepo de súbito, besándolo fuertemente y terminando como siempre, mordiéndole el labio inferior.

- ¡Ay!

Y al soltarlo le dio una bofetada - ¡PLAF!

- ¡Te odio! – le dijo y salió a toda prisa, dejando a Malfoy medio idiota.

- ¡Esta Denevi esta loca, primero me besa, me pega y dice que me odia, esta jaladísima! – decía mientras sobaba su mejilla.