Capítulo 35:

Cuando las Bestias Atacan... Aunque no he Especificado Cuales

Así que mientras las chicas se decepcionaban un poco de los pocos coj... del poco valor de los niños, los otros seguían haciendo sus apuestas de cual era el cadáver que saldría volando primero (ya saben, estilo Jurasic Park) y Harry peleaba con Ana porque quería ir por sus compañeros cuando...

- ¡Oigan! - dijo un chico de quinto mirando abajo

- ¿Que?

- Unos alumnos de primero andan jugando cartas frente al laberinto

- ¿Y?

- No se han dado cuenta que Machu y Pichu van hacia ellos

- ¿Las arpías de Marian andan sueltas?

- ¡Oh, no! - gimió Sax cuando...

- AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH - gritó uno de los pequeños cuando una de las arpías lo atrapó con sus garras y se elevó a los cielos con su presa

- ¡Me lleva la fregada! ¿Quien dejó abierta la reja del Zoo?

- ¡Los de quinto salieron al último!

- ¡Cuando averigue quien fue le arrancaremos la cabeza! - gruñó Ana, mientras que los niños de primero comenzaban a correr aterrorizados...

- ¡Ya saben que esas arpías solo gustan de atrapar niños!

- ¿Ayudamos al que se llevaron?

- Ná - chasqueó Regina - ¡Que dios lo tenga en su gloria!

- ¡Regina ve por él!

- ¿Yo solita? ¡Anda Freddy, acompáñame!

- ¿Yo?

- No vayas - dijo Thierry - créeme chico, estás mas seguro con una arpía que con Regina

- ¡Vete al demonio Thierry! ¡No seas cobarde Fred, es hora de que te vuelvas hombre!

- ¿Que? - gimió, mientras ella lo arrastraba hacia abajo, y los chicos de primero, segundo y tercero entraban gritando a todo pulmón

- ¡Voy por mis amigos! - dijo Harry, nuestro caballero valiente, cuando al querer bajar la estancia, sintió que se le caían hasta los pensamientos...

Cuando vio a media estancia, una Hydra, una serpiente con mas de cinco cabezas, que se querían comer unas a otras y que algunos chicos de tercero intentaban repeler con hechizos.

- ¡Ay mi madre! - gimió Harry

- Creo que no podrás salir por abajo - le dijo Ana - ¿Que te parece el techo?

- ¡Perfecto, con mi escoba! - dijo el chico y comenzó a correr a las escaleras.

- Este... Harry... mi vida, cielo... corazón de bombón - le llamó Ana al borde de la risa

- ¿Que?

- ¿Para que crees que son los elevadores?

- ¿Tienen elevadores?

- Sí, y son mas rápidos porque están hechizados...

- ¿Porque nunca lo dijeron?

- Nunca lo preguntaron - dijo Ana y lo condujo hacia el elevador al fondo del pasillo, mientras se escuchaban el corredero de alumnos, el griterío, y el rugido de las bestias.

- ¡Auxiliooooooooo! - corría Ernie por los pasillos, perseguidos por Medusa, una especie de mujer con cabellos se serpiente y que convertía a los que la veían en piedra, aunque mientras ella los convertía, atrás y protegidos, Thierry y Dana les quitaban el hechizo.

- ¿Como se detiene a Medusa?

- Cuando la dueña aparezca

- Regina se fue con Fred...

- Entonces ya nos jodimos - dijo Dana y Thierry soltó una carcajada.

- AUXILIOOOOOOOOOOOOOOO - gritaron otro grupo de chicos y pasaron corriendo junto de George y Sax, ella divertida y él no tanto.

- ¿Que pasa ahora?

- ¡Una quimera sueltaaaaaaaaaaaaaaaaa!

- ¡Que alguien avise a Alkyon que la quimera que le regalaron se acaba de soltar!¡que le digan que "Chispita" anda suelta!

- ¿Una quimera?

- Sí... ¿las conoces?

- Eh... yo...

- Es eso - señaló Sax y George se puso frío, la quimera tenia tres cabezas de cabra, una de león y una linda cola que era una serpiente... y que lanzaba llamas por las fauces

- ¡Me quiero hundir en el lodo! - gimió George y abrazó fuerte a Sax... quien se sintió complacida por ello pero...

- ¿Que? ¿Quieres que muramos juntos?

- Creo que...

- ¡Pues morirás tu solo chiquito, porque yo pienso que hay que controlar a Chispita! - le guiñó un ojo, le dio un beso y trató de hacerle frente a la quimera...(ay, pero que valiente... te van a matar sax..)

Claro que no eran los únicos con problemas, Nenyeina buscaba como desesperada a Hayden, no sea que entre la confusión fuera secuestrado y pasado por las armas por las chicas de la logia.

Hasta que vió al profesor Kruegger, ir rápidamente hacia su despacho acompañado por el profesor Leckter.

- ¡Profesores, profesores!

- ¿Que sucede alumna?

- ¿No piensan ayudar a controlar a estos animales?

- ¡Para nada! el profesor Hannibal y yo tenemos juego de cartas, ademàs son sus mascotas, no nuestras... y hablando de mascotas... por ahi vienen sus similares...

- ¿Nuestras similares? ¿Cuales?

-Los sátiros - dijo Freddy Kruegger cerrando su despacho en sus narices y cuando Nenye se dio la vuelta, un par de sátiros estaban gruñendo por el pasillo...

Un par de lindos demonios de la naturaleza, con cuerpo de hombre y patitas de chivo y de caballo... ¡ah si! y una linda cola.

- ¡Me lleva la fregada! - gimió Nenyeina y se acercó a los sátiros

- ¡Ya estuvo bueno lilo y stich! ¡En este momento se me regresan a su guarida o ya verán lo que les pasa! - les chasqueó los dedos y los sátiros patalearon el piso protestando

- GRRRRRRRRRRRRRR

- ¡AHORA! - gritó Nenye bastante molesta y los sátiros se dieron la vuelta para regresar no sin antes sembrar pánico a su regreso, mientras nenye buscaba al amor de sus amores... Hayden

En el techo de la escuela, Harry miraba a Ana como diciendo ¿estás loca? porque Ana estaba sobre el cuello de yuyi, el colacuerno húngaro que trataba de sacudirse el hueso de "algo o de alguien" de uno de sus filosos dientes.

- ¡Vamos Harry, Yuyi aguanta a los dos! Así daremos más rápido con tus amigos

- Gracias- dijo Harry casi tragándose la manzana de adán - pero prefiero mi escoba.

- ¡Tu te lo pierdes! ¡ARRIBA YUYITO, AL INFINITO Y MAS ALLÁ!

Paris abría los ojos, primero uno, luego el otro, cuando sintió un par de lenguetazos en el rostro y brincó sobresaltado... y no... no era Mariana (aún no llega a esos extremos... eso creo) era un Unicornio Rosa que de pronto cambiaba a Azul, que tenía unos ojos violeta enormes y bastante bonitos, Belanova.

- Tranquilo chico o te dará un infarto - se burló Mariana, que estaba de piernas cruzadas, tomando un tecito, comodamente en una silla frente a un comedor de jardín

- ¿Qué... que me pasó?

- Te desmayaste - dijo tratando de ocultar la risa - supongo que te asustó el minotauro

- ¡Quería matarme!

- Pues sí - sonrió brevemente - pero ya pasó, ahora puedes irte tranquilamente...

- ¿Como? ¿Quieres que me vaya solo, con esas bestias tras de mi?

- ¡Vamos nene... las chicas están en el castillo!

- ¡Hablo de las otras bestias! - chilló al borde de la histeria - ¡Debes llevarme de inmediato a la salida de este laberinto!

- ¿Debo? ¿Porque? vete tu solito... yo no te traje...

- Pero... pero... ¡Pero tú le dijiste a Justin que...!

- Entonces reclámale a Justin... digo, si es que antes no encuentras su cadaver por ahí y...

- ¿SU QUÉ?

- Mira niño, utiliza la varita, digo, a no ser que sea de adorno, así que sal tu mismo de este lugar - respondió la chica, decidida que no lo llevaría a no ser que Paris aflojara... el carácter...

- ¡Eres imposible! - gruñó y al darse la vuelta... una quimera lo observaba con cara de hambre.

- ¡Cielos! - gimió y de un brinco se ocultó tras Mariana, quien se servía otra taza de té y se comía una galletita de vainilla.

- ¿Quieres una galletita chispita? - preguntó Mariana alegremente - ¿O un bracito adobado de este niño?

- ¡No es gracioso Mariana!

- Pues tú tampoco has sido amable – gruñó

- ¡Está bien, está bien! Haré lo que quieras (¡¡Epa!) ¿Escuchaste? ¡Estoy dispuesto a lo que sea si me sacas de este laberinto!

Mariana alzó una ceja, hizo una seña a Chispita, quien se fue media frustrada y ella se volvió a Paris

- ¿Lo que sea?

- ¡Claro que sí! ¿Que quieres? ¿Verme sin ropa? - y acto seguido, comenzó a quitarse el uniforme y Mariana que estaba medio sorprendida mordisqueando la galletita e imaginando no sé que cosas... y viendo no sé que cosas en el streap tease que Paris le hacía... y gratis.

Sí bueno, ya que Paris se había quedado en unos bóxer, mostrando su delgada y nada despreciable figura a punto de quitárselos, Mariana casi se atraganta con la galletita.

- ¡Tranquilo mi rey, que no llevo prisa! - le dijo y apresuró otro trago de té y le dio la espalda - ¡Ayyyyyyyyyy! - chilló silenciosamente, mientras el pobrecito Paris pasaba la vergüenza de su vida - ¡Ay Merlín, no me hagas caer en la tentación, no me hagas caer en la tentación, líbrame de las ganas, líbrame de las ganas!

- ¿Satisfecha? - susurró Paris, medio acongojado...¡sí! pues había caído tan bajo, como para estar así, con pocas ropas, frente a una chica, suplicando ayuda.

Digo, además, con esas tácticas, no hay chica que se resistiera, aunque Mariana trataba de no saltarle encima, pues estaba a dieta de carne... (o al menos eso decía ella)

- Bueno - aclaró la garganta y se volvió a verlo, recorriéndolo de arriba abajo y Paris ya veía venir los ojitos lujuriosos y un ataque por su parte (¿Ya ves? mejor las quimeras)

- ¿Quieres que me quite los bóxer? - preguntó mas rojo que nunca

- ¡Creo que... no! - dijo y se puso de pié, acercándose un poco - Así como pides las cosas, se obtienen - lo rodeo lentamente, y una vez a sus espaldas del chico, volvió a rezar - "Por favor Merlín, líbrame de la tentación, no seas malito, por favor, que quiero seguir siendo casta y pura hasta el matrimonio, quiero vestirme de blanco" - pero luego reflexionó - ¡Pero si ni me gusta el color blanco!

- ¿Y bien? - volvió a preguntar Paris

-¡Bueno ya, solo un besito! - dijo Mariana y de pronto volteó a Paris y se le fue encima, dándole un casto, puro, y tierno beso... Bueno, aunque francamente, eso de casto, puro y tierno...Pos no, porque el pobre chico no podía ni respirar ni pedir auxilio... ella se lo estaba... solo se lo estaba comiendo... a besos... pero se lo estaba comiendo, total... ¿que tiene de malo un besito?

Paris ya no sentía lo duro (¿eso no lo debería sentir otra? ¡ya, ya, quieta mente traviesa, quieta!) si no lo tupido, porque no podía quitársela de encima y aunque el beso no era nada despreciable, pues él pensaba más en las mascotas que en los dueños.

Pero al cabo de cinco minutos ya estaba medio aflojando la situación, cuando Mariana se puso de pie, satisfecha del besuqueo (es que todo es con medida, nada con exceso) se acomodó el cabello, sacó su labial y se retocó los labios ante la mirada absorta de Paris.

- ¿YA?

- Ya - respondió ella - vístete, que te llevo a la entrada del laberinto

- ¿QUE?

- ¿Te quieres quedar aquí? ¿Acaso no tienes prisa por irte?

- Que... ¿Que no piensas terminar? - preguntó él y ella supo a lo que se refería.

- No

- ¡No es justo! - chilló Paris agitado - ¡No me parece que prendas el boiler y no te metas a bañar!

- Serás mío cuando a mi se me pegue la gana - dijo la chica sonriendo - y no es ahora y si no te calmas... te echaré agua helada para que se baje la... temperatura... amorcito...

- ¡Eres injusta! - gruñó y se puso de pie - ¡Abusas de mi, me utilizas a tu antojo y luego me botas! ¿que te crees que soy?

- ¿Un lindo estuche para dama?

- ¡Mariana!

- ¡Ay ya, vístete y vámonos!

- ¿Y no te da miedo que yo ahora quiera hacerte...?

- Tu me pones un dedo encima, yo grito y en menos de lo que pienses estarás en el estómago de Rin tin tin, mi dragoncito...

- ¡Eres injusta!

- ¡Vamos Paris! has meritos y este cuerpecito, puede que sea tuyo - sonrió Mariana coquetamente y el chico con una carita de mala gana, fue a levantar sus ropas y...

- ¡Oh, no!

-¿Que?

- ¡Mira! - todo su uniforme estaba comido y raido.

- Comedores de tela - suspiró Mariana - tendremos que fumigar todo el laberinto, ni modos niño, te irás en chones, solo espero que no te de un resfriado

Y Paris se fue maldiciendo tras ella.

Justin no quería ni asomarse por la ventana de la cabaña, pues algunas criaturitas celestiales regresaban y algunas se asomaban por las ventanas y hacían que el chico estuviera al borde del infarto.

- ¿Quieres un té para los nervios, Mr. Finch-Fletchley? - preguntó Helena burlonamente

- No...

- ¿Galletitas, pastel, bocaditos? ¿Una daga para que te la entierres en el pecho?

- Muy graciosa - gruñó el chico

- ¡Relax... relax, mi querido y ponderado Justin! Sé hombre...

- El hecho se ser hombre no quiere decir que no tenga miedo - protestó y entonces Helena le dio la vuelta, y como el chico estaba sentado, ella puso sus manos en sus hombros.

- ¡Te daré un masaje! - sonrió - Cierra los ojos y relájate

Justin, entre que quería y no quería, dejó que ella masajeara sus hombros y su espalda... Por su puesto que Helena no tenía ni idea de como se daba un m a s aje, ella solo lo estaba trasteando y él ni en cuenta...

- ¿Te gusta Justin? - preguntó Helena, cinco minutos mas tarde, cuando el chico ya estaba más flojito y cooperando que ninguno

- Siiiiiiiiii - respondió placenteramente

- "Si pena sentís como siento por vos moriremos los dos. Si pena sentís como yo triste siento como nos morís de un tal tormento que paso y siento señor por vos, moriremos los dos" - comenzó a recitar Helena, suavemente, al oído de Justin, quien sonreía, relajado (¡¡Peligro, peligro Mr. Finch, peligro!)

- ¡Que bien se siente! - decía Justin, apoyado sobre la mesa, mientras Helena se guía con su masaje y con un Justin medio atolondrado, que ni cuenta se había dado que ya no tenía camisa (¡pero que manos tan hábiles Helenita!) y la chica estaba a punto de comerlo a mordiscos.

- "Triste sin ventura para que nací con tal hermosura porque me perdí nunca conocí bien querer de vos moriremos los dos"

- Yo conozco ese poema - decía Justin adormilado, mientras ella recitaba a su oído y ya le andaba dando unos besitos en la orejita.

- Es muggle... "Romance de la Pena" ¿Te gusta?

- Mmmmm... si

- Que bueno - y de pronto lo abrazo acariciando su pancita, su tórax y... Justin abrió los ojos cuando sintió una boca medio succionadora en su cuello...(si, como 20 horas después como que sospechó el chicuelo)

Por un momento, Justin se quedo quieto, como pensando en lo que haría, pues una arañota ya le andaba enterrando su colmillo en el cuello y unos deditos ya lo recorrían alegremente y ya se había dado cuenta que no traía camisa.

- Mj...mj...Helena - carraspeó - creo que es suficiente - y nerviosamente trato de quitarle las manos

- ¿Cual es la prisa Justin? Estás en mis dominios... estás en mi poder... Puedo hacer contigo lo que quiera, hasta alimentar a nuestras mascotas...

- No juegues con eso - protestó pero Helena no lo soltaba... y el cuello tampoco

- Helena... por favor... No me beses así... suéltame

- ¡Vamos Jus! ¿que tanto es tantito? Presta... un ratito

- No... Helena...¡Helen! - chillaba Justin, pero ya sentía que se perdía con ese mordisqueo (sí, ya no es besuqueo) y con las manos de la chica que subían y bajaban y... que afortunadamente se quedaban en la pancita, porque si se iba mas abajo capaz y le daba un susto.

- ¿Me vas a prestar Jus? - le preguntaba Helena mientras le besaba las orejitas, el mentón, las mejillas y la boca.

- S...sí... te doy lo que quieras - dijo Justin, hipnotizado (pa mi que uso el imperius)

-"Tengo miedo a perder la maravilla, de tus ojos de estatua y el acento que de noche me pone en la mejilla la solitaria rosa de tu aliento"

Le recitaba mientras lo besaba y "Jus", ya se estaba poniendo cómodo y relajado, a punto de dejar que Helena hiciera con él lo que quisiera, pero...

- ¡Señorita Helena! - de pronto entró la profesora Cruella.

- ¡Profa! - chilló la chica y se puso de pie y el pobre de Justin, del susto se cayó de la silla

- ¡Por Dios señorita! ¿que cree que hacen?

- ¡Lo siento profesora yo...! - quiso protestar Justin

- ¡Lléveselo a su celda si quiere cuchi, cuchi, pero no en mi salón de clases! - dijo como si nada

- Sí profesora - dijo Helena, quien le aventó la camisa al chico y le hizo señas que lo sacaría de ahí en ese instante.

A Justin se le caía la cara de vergüenza, pero a Helena se le caían los... ánimos, por la interrupción, ella que estaba muy a gusto recitándole unos sonetos al oído, para que el chico prestara... Así que de mala gana lo jaló de la mano, hacia la entrada del laberinto.

- "¡Quiero llorar mi pena y te lo digo para que tú me quieras y me llores en un anochecer de ruiseñores, con un puñal, con besos y contigo. Quiero matar al único testigo por el asesinato de mis flores y convertir mi llanto y mis sudores en eterno montón de duro trigo!".

Pero la que no había sido interrumpida era Kath, quien era seguida por Blaise muy de cerca, es más, hubiese querido que ella lo llevara cargando y la muy canija, lo llevaba por oscuros senderos en el laberinto, dándole vueltas por doquier.

- ¡Espera Kath!

- ¡Pues camina rápido Zabini! Tengo prisa

- ¡No seas mala chica, llévame a la salida!

- Pues tú no haces méritos...

- ¿Méritos? ¿Que quieres que haga?

- Piensa - arqueó las cejas, sonriendo, mostrando sus finos colmillitos.

- ¡No dejaré que me muerdas! - gimió - ¡No quiero ser un vampiro!

- ¡Ay, pero que bruto, bestia, eres! - chilló Kath - ¡peor que Minos, mi minotauro! - y siguió caminando cadenciosamente

- ¡No, espera Kath! - y le dio alcance - ¿Como puedo saber lo que quieres?

- Utiliza tu cerebro amorcito...

- ¿Quieres fajarme?

- ¡Ay, pero que poco delicado eres! - chilló y se puso las manos en la cadera - ¡Te salvé la vida, te salvé de ser abusado por las chicas de la logia y ahora resulta que no sabes como pagarme!

- ¡Ya pues! - dijo y de pronto la tomó en sus brazos y le dio un besito... un beso... un besote... y Kath... se sacrificó por la patria y el honor de las mujeres...