"Todas las decisiones que tomemos en nuestra vida siempre tendrán consecuencias... depende de nosotros el que éstas sean buenas, o sean malas..."
"GERMINACIONES DEL AYER"Por Roxana Janet
DISCLAIMER: Shaman King no me pertenece... BUAAAAAAA! Sin embargo mas le vale a Hao que no ande haciendo travesuras… ¬¬
NOTAS DE LA AUTORA: Ohayo a todo el mundo! Solo esta aclaración para decir... que en realidad tiene muy poco que comencé a investigar de Shaman King, así que si encuentran cosas que no concuerden... please sigan leyendo! haré mi mayor esfuerzo! X3
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"¡!Ahí está!" Al igual que en veces anteriores, la voz escandalosa de Yoh le hizo frotar sus ojos al momento de dar un gran bostezo, mientras maldecía el haberse desvelado la noche anterior. Hanna finalmente miró la dirección hacia la que su padre apuntaba, mientras señalaba una pequeña cabaña en la cima de una de las colinas del monte Funbari, en las afueras del cementerio "eh! Andando Hanna! Hay que darnos apurarse!"
"¿Por qué tanta prisa? Y por que mejor no viene el a vernos?" preguntó con fastidio el niño al momento de comenzar a trotar detrás del castaño.
"Prisa por que tiene mucho que no veo! Y no viene el por que no puede, ademas de que en parte, es mi culpa que esté asi, jejejeje..." estas ultimas palabras no fueron del todo comprensibles para el rubio, sin embargo, prefirió callarse y esperar a ver.
Tras un par de minutos mas, finalmente estuvieron en su destino; mientras Yoh respiraba agitado y emocionado, el rostro de Hanna dibujaba una graciosa expresión de escalofrios y espanto, mientras miraba el cementerio detrás suyo... ¿a que clase de loco le gustaría vivir en un lugar así?
"Ven Hanna... entremos... jejejeje..." rió Yoh con algo de malicia, al momento que el pequeño niño simplemente parpadeaba un tanto nervioso, y asentía, siguiendo al hombre enfrente suyo.
Si la ubicación de la casa y el ambiente que rodeaba a la misma eran para asustarse, el rechinido de la puerta principal al abrirse lo reforzaba aun mas. Despues de que Yoh saludara al aire, el chico de 21 años pasó tranquilamente al interior de la cabaña, mientras que Hanna aún se lo pensaba... la falta de iluminación tanto natural como artificial, y la decoración del interior hacían del lugar un sitio tétrico... nuevamente el llamado de Yoh desde el interior le hicieron dar un pequeño brinco de espanto, haciendole entrar finalmente, y cerrandose la puerta por si sola una vez que estuvo adentro. Pese a que el lugar no era muy grande, el pequeño parecía desorientado... sin mucha luz para ver, y sin una remota idea de quien o qué habitaba en ese lugar, agregando además los extraños instrumentos en las vitrinas... prefirió dejarse guiar por sus instintos en vez de pensar cosas raras. Tras caminar un poco, algo comenzó a escucharse por el aire... un susurro...
"Hay una voz en el viento que llama tu nombre... una voz en mi pecho que clama tu toque...
mi mano helada se sujeta de la tuya... y tu voz cálida en un susurro me arrulla..."
el chiquillo agudizó su oido tratando de guiarse por el mismo hasta el lugar donde el sonido comenzaba a incrementarse, hasta que finalmente, la voz se hizo mas audible en un cuarto; tras entreabrir la puerta, pudo ver la silueta de un sujeto de frente a la ventana y mirando a través de la misma, sentado; tras pasar un poco de saliva, finalmente pudo estar seguro de que ese sujeto era el dueño del canto, y posiblemente, el dueño de ese lugar.
"Solamente un loco podría vivir aquí..." pensó el rubio; entonces, se dio la vuelta para ir por Yoh, sin embargo, cuál fue su sorpresa... o espanto, al ver un par de ojos brillantes detrás suyo, además de un gruñido provenientes de los mismos... el niño dio un par de pasos hacia atrás tratando de salir del rango de ataque de lo que fuera que tuviera enfrente, hasta que finalmente, el contacto con una superficie sólida y fría le hicieron detenerse; al girarse, vio que era una vitrina, dentro de la cual, había algo que lo dejó helado "E-Es un...!"
"Ah... veo que también te gusta admirar los huesos, ¿eh...? es toda una obra de arte..." el crío no evitó poner su mirada helada en el sujeto que anteriormente había estado cantando, el cual ahora se había girado y desde su lugar, le miraba, con un extraño gesto sereno en el rostro... tan sereno, que incluso hacia que se viera mas que maquiavélico en esos instantes "Nuestro cuerpo asi como el de muchas otras criaturas es impresionante, ¿o no...? sin embargo, este es mas que especial... ¿y sabes por qué?" preguntó el hombre tras haber avanzado hacia donde el niño, habiéndose colocado por un lado del mismo, mientras éste negaba mas que nervioso "bien... te lo diré..." el hombre pone una mano sobre el cristal, mientras sonrie "por que esta maravilla, pequeño... es mi esposa..." Hubo un largo silencio por parte de ambos, hasta que finalmente, el sujeto comenzó a reir suavemente, incrementando un poco el volumen de su risa, y poco a poco contagiando a Hanna...¿nervios? ¿miedo? No sabía realmente por que estaba riendo, simplemente era algo que no podía evitar... repentinamente, el sujeto calló poniendo un gesto serio y totalmente diferente al que había tenido hacía un par de segundos "y eso es verdad, así que deja de reirte..." Hanna no dudó ni un instante en cortar su risa de tajo, al momento que se giraba a mirar al sujeto que tenía al lado "ahora, dime pequeño... ¿qué es lo que estás haciendo aquí? no es normal que los especimenes vengan al laboratorio a ser examinados..." el sujeto hace un par de movimientos con sus muñecas, mientras que al instante, como si de magia se tratase, aparecen en sus manos un bisturí y una jeringa, ante la mirada helada del chiquillo "Ahora... vamos a jugar al Doctor... jejejejeje..."
El crío dio un par de pasos hacia atrás suyo, hasta que finalmente tropezó con la alfombra que había en el suelo, mientras veía al tipo acercarse lentamente en la silla de ruedas en la que se encontraba... repentinamente, la puerta del cuarto se abrió de golpe, llamando la atención de ambos, al momento que una sonrisa se dibujaba en el asustado rostro del chiquillo.
"Hey, parece que al fin he dado con el lugar..." dijo el castaño suspirando aliviado "este lugar necesita mas iluminación, no lo crees así?"
"Me gusta trabajar en estos ambientes... son muy... estimulantes..." se limitó a responder el sujeto, al momento que el castaño reía entre dientes, parando inmediatamente al ver a Hanna en el suelo.
"... eh... ¿de nuevo espantando niños? Creí que lo habías dejado ya cuando pasó lo de Manta..."
"Vamos, no tiene nada de malo dar un par de sustos... o dos... jejejeje..." rió el sujeto un tanto desquiciado, ganándose otra de las miradas desconcertadas del rubio, el cual se giró hacia su padre.
"D-dijo que iba a examinarme..."
"Eh... era en broma, Hanna... quizá parezca raro, pero es una muy buena persona..." suspira al momento que se dirige hacia el rubio y se hinca a un lado suyo "¿Hanna? Permiteme presentarte a Fausto VIII, el mejor médico que he conocido, y un muy buen amigo..."
"A-Amigo...?" repitió el niño casi en shock... era oficial: su padre tenia por amigos pura gente loca.
"Ah... ¿no es adorable...? su mirada perpleja es realmente encantadora..." sonrió el alemán al momento de levantar al niño y ponerle a la altura de sus ojos, tras haberle sujetado por debajo de los brazos "mmm... interesante... parpados caidos... cabellera rubia... piel apiñonada... ojos azules... y a juzgar por la forma del cráneo... deduzco que este niño tiene mucha relación contigo y la srita. Anna, eh?" ante esto Yoh simplemente sonrío un poco al momento de ruborizarse.
"Sip... es nuestro hijo..."
"¿Hijo? No me digas que este fue el bultito de carne y huesos que ayudé a traer al mundo..." el castaño asiente "vaya, esta si que es una sorpresa... aunque lo preferiría en puros huesos, jejejejeje..." Fausto toma al crio y se lo sienta en las piernas, el cual sigue en shock "No es muy común que me vengan a visitar... ¿hay algun motivo especial? O simplemente te acordaste de mi?"
"Venga... si lo pones de ese modo suena realmente cruel, no? jejejejeje..."
"Quizá, pero sabes que adoro estas cosas... como sea... vayamos a la cocina... Eliza preparó café..." dijo el médico rubio al momento de comenzar avanzar con su silla de ruedas hacia el lugar ya mencionado, mientras Hanna no evitaba preguntarse quien era la tal Eliza, puesto que había recorrido casi toda la pequeña cabaña y no había visto a nadie mas.
Tras un par de minutos, finalmente estuvieron en la cocineta que ahí había, donde efectivamente, habia una olla con café recién preparado. El alemán al instante sacó dos tazas al momento de comenzar a servir el líquido.
"Dime pequeño, ¿gustas café?" preguntó dulce (a su grotesco y maquiavélico modo) Fausto, al momento que miraba al niño, quien al instante negó rapidamente repetidas veces "¿no? bueno, es una lástima... ¿tu Yoh?"
"Sabes que no soy muy adicto a esas bebidas, pero si... esta vez lo aceptaré..." el castaño da un suspiro al momento que se gira hacia Hanna, al cual nota bastante tenso "¿te encuentras bien, Hanna?"
"S-si! de maravilla... jejejeje..." respondó nervioso el pequeño, al momento que su sonrisa fingida decía mucho mas que sus palabras.
"Bien, eso es bueno de saber... asi que, Hanna... ¿qué te parece si vas afuera a jugar un poco?" preguntó Fausto al momento que el niño sin pensárselo dos veces asentía y de un salto se bajaba de sus piernas, al momento de mirar a Yoh por unos instantes, para después salir corriendo por la pequeña puerta que ahí había "Eh... lindo niño... mandaré a Frankeshneiner para hacerle compañía..."
"No es peligroso tu perro?" preguntó nervioso Yoh, al momento de reir entre dientes "tu sabes... me preocupo por que Anna lo quiere de una pieza... jejeje... además, creo que Amidamaru le puede hacer suficiente compañía, ¿o no?"
"Como usted lo diga, Amo Yoh..." y sin decir mas el espiritu samurai salió tras el pequeño rubio, ante la mirada de fingida decepción del médico rubio.
"No creo que hubiera pasado de que le arrancara una pierna o un brazo... pero si te tranquiliza, dejaremos a mi pequeño amigo en paz... jejejeje..." tras dar un suspiro, Fausto puso su mirada hacia por donde había salido el niño, mientras Yoh, tras haber hecho lo mismo, no evitaba ponerse un tanto melancólico tras haber puesto su mirada en el doctor de ahora 41 años.
"... ¿siempre te han gustado los niños, verdad...? preguntó finalmente tras un par de segundos, mientras el rubio simplemente daba otro suspiro.
"... no es tanto que me gusten... sin embargo, a veces no puedo evitar imaginar como hubiera sido mi vida y la de Eliza si hubiesemos tenido hijos..." Yoh simplemente hizo un sonido de asentimiento al momento de entrecerrar los ojos y haber bajado su mirada al suelo "pero no has venido hasta aquí para hablar de mi, ¿cierto?" Fausto dio un sorbo del café para enseguida mirar al chico enfrente suyo "... tu hijo Hanna... ¿no puede ver espíritus, verdad?" estas palabras realmente sorprendieron a Yoh, haciendole levantar su mirada y clavarla en el doctor, el cual tras ver la reacción del castaño, puso su taza sobre el pequeño plato que tenía en la otra mano "por tu reacción... supongo que estoy en lo correcto..."
"...¿Lo notaste desde un principio...?..." el médico asintió mientras Yoh dibujaba en su rostro aquella expresión de preocupación rara vez visible en él "... ¿pero... como...?"
"Desde que ambos llegaron a este lugar, han sido recibidos por Eliza... incluso ella guió al niño hasta donde estaba yo... ha estado aquí conmigo en la cocina todo el rato, y tu hijo no se ha percatado de nada... no fue demasiado difícil de adivinar..." da otro sorbo al café "Lo que no puedo adivinar, es el motivo por el cual has venido a verme a mi... dime, ¿hay algo en lo que este viejo doctor te pueda ayudar?"
"Simplemente estoy reuniendo varias opiniones... es decir... tu como Shaman... ¿a que crees que se deba el que no pueda ver espiritus...?"
"Creo que esa respuesta la conoces tú mejor que nadie, como el rey shaman que eres..."
"Lo sé! Pero aún asi... quiero... necesito escucharlo de alguien mas... ya Horo-Horo y Ren me han dado sus opiniones de forma fría..." dijo el chico al momento de recordar la plática con ambos shamanes "...mas aun asi..." el chico calló tras haber apretado su puño; Fausto dejó escapar un suspiro al momento de mirar hacia fuera, por donde el niño se encontraba.
"Ese niño... tiene maldad dentro de él..." soltó el médico tras un par de segundos, mientras Yoh simplemente fruncía el ceño de forma melancólica.
"Todos la tenemos, ¿no? es decir... reconozco que es demasiado impulsivo... y es bastante agresivo y arisco algunas veces... pero no es malo... yo lo sé!"
"No me refiero a una maldad común y corriente, Yoh... me refiero a una pura..."
"Hanna no es malo... lo siento dentro de mi...!"
"Bueno, ¿qué otra razón podria ser? fuiste tu mismo quien dijo que solo una persona mala no podía ver espiritus..."
"Quizá... es por que no ha recibido entrenamiento o nunca ha tenido contacto con uno..."
"...Tu pequeño amigo, Manta... ¿acaso había recibido entrenamiento la primera vez que vio uno...?" Yoh simplemente guardó silencio, mientras el doctor se limitaba a suspirar "la srita. Anna sabe de esto...?" el castaño hizo un sonido de negación "ya veo... creo que principalmente ella debería saberlo... después de todo, también es su hijo..."
"Lo sé pero... no quiero levantar contra Hanna sospechas hasta no estar seguro... encima, Anna ya debería saberlo..."
"En realidad Yoh, sabes que lo mío no es la Psicología, sin embargo, pienso que lo que tú no quieres es creer que tu hijo realmente es malo... o mejor dicho, no lo quieres aceptar..." el hombre coloca la taza en la mesa de al lado "y posiblemente, tratas de evitar que Hanna lo sepa... ¿o no? pero sinceramente... ¿crees que al esconderle la verdad le estarás protegiendo? Tu hijo es pequeño Yoh, pero no es tonto... y tarde o temprano comenzará a darse cuenta de lo que hay en su interior..."
"MI HIJO NO ES MALO, FAUSTO..." levantó la voz Yoh al momento de apoyar sus manos fuertemente sobre la mesa que había en el lugar.
"... ¿estas seguro de que tu lo crees asi en verdad, Yoh?..." el médico rubio simplemente entrelazó sus dedos al momento de cerrar los ojos "¿o es que acaso te alteras por que Horo Horo y Ren te han dado la misma respuesta?
"Quizá tengas razón... quizá lo que yo no quiero es aceptarlo... sin embargo...!" el chico hizo una pausa al momento de apretar el puño y dirigir su mirada hacia su hijo "No pienso permitir que le ocurre algo malo... como rey shaman, haré todo lo que esté a mi alcance para evitar que lo peor pase..."
"La aceptación del problema en la Psicología, es el primer paso para la recuperación de un individuo... trataré de investigar sobre otras posibles causas por las que Hanna no pueda tener contacto con los espiritus... ven dentro de una semana y te daré la información que consiga..."
"Te lo agradezco, Fausto..." Yoh hace una reverencia hacia el médico "oye, no quieres que te lleve a la posada funbari? Sin contar a Eliza, estas bastante solo en este lugar..." Fausto, que ya se encontraba de camino hacia el interior de la cabaña, simplemente negó al momento de sonreír.
"Como ya te lo dije, esta clase de lugares me estimulan mucho para trabajar... encima, tengo todos mis libros aquí, y la vida social agitada no es muy de mi agrado..." el castaño asiente al momento de despedirse con una mano y darse la vuelta para salir del lugar "Ah, y Yoh, una cosa mas...no te pido que realmente me creas con respecto a esto, sin embargo, pienso que sería buena idea que te fueras preparando... las cosas pueden ocurrir cuando menos te las esperas, y es menos doloroso si eres precavido... te lo dice alguien que jamás creyó llegar a estar en este lugar..." y sin decir mas, el hombre finalmente se perdió en la oscuridad del pasillo, al momento que Yoh simplemente dejaba escapar un suspiro, y finalmente salía hacia el patio, donde se quedó de pie, mirando a la distancia a su hijo, el cual se encontraba sentado en una roca, mirando la puesta de sol, hasta que finalmente tras un par de segundos, el mismo sintió la mirada de su padre, poniéndose de pie al instante y acercándose hacia el castaño, quedando a escasos metros frente a el.
"Bien! es hora de irnos!" exclamó con una de sus características sonrisas Yoh, mientras cerraba los ojos aparentemente contento.
"Me alegra! Es que no puedes tener amigos normales?" preguntó el rubio al momento que su padre se rascaba nervioso una mejilla.
"Em... Manta se cuenta como alguien normal pese a su estatura...? jejejejje" el chiquillo dio una respiración de resignación, al momento que nuevamente Yoh tomaba su actitud pasiva "bien, Vayamos a casa... andando, Hanna" y finalmente, tras meterse las manos en los bolsillos del pantalón, caminó hacia la salida del lugar.
Mientras caminaban de vuelta a casa, nuevamente las conversaciones con los tres shamanes se le venían a la cabeza... los tres habían coincidido en lo mismo... no, los cuatro, él incluido, pensaba en el mismo motivo, sin embargo, no quería aceptarlo... ¿habría forma de que estuvieran equivocados? Una parte de el quería creer que sí, asi que mientras no estuvieran seguros, haría lo que estuviera a su alcance para evitar que el mal le alcanzara...
"¿Ocurre algo...?" preguntó repentinamente Hanna tras haber estado mirando a su padre por casi una hora, sorprendiendo al castaño, el cual se giró a mirarle.
"¿Uh? Por que preguntas Hanna?"
"Por que tu mismo me dijiste que no te gustaba preocuparte a menos que fuera necesario... y puedo ver que vienes así... entonces, ¿ocurre algo?" el chico de 21 años miró por un par de segundos al pequeño niño enfrente suyo, hasta que finalmente, tras sonreír melancólicamente, se hincaba y le abrazaba.
"No importa lo que todos digan... te protegeré como sea, cueste lo que me cueste..." el chico aprieta mas su agarre " Te lo prometo, Hanna..."
Durante los primeros instantes, Hanna no supo como reaccionar, asi que simplemente se limitó a quedarse un tanto inmóvil dentro del agarre de aquel hombre... sin embargo, al pasar varios segundos, finalmente se relajó tras sentir aquella misma calidez que su verdadera madre le había transmitido con aquel toque la primer noche que se habían visto, al momento que sus ojos se cerraban casi por inercia, dejándose vencer por el cansancio y la noche, y dejando por un lado todos aquellas dudas y desconfianzas que aquellos extraños habían traido consigo...
CONTINUARÁ
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