" Hojas de otoño que cayeron a tus pies".

Epílogo.

Lentamente todo se comenzó a oscurecer. No se veía nada más que Yoh Asakura de pie con Haru Same en su mano. O-Ren corrió a todas direcciones buscando un resto de Hao, pero su búsqueda fue inútil.

Hao...- Las palabras no brotaban de su boca, su alma estaba incompleta. Juntó sus energías sobrante y caminó hacia donde estaba Yoh. La rabia que la invadía se reunió en su mano izquierda, que después de levantarse muchos centímetros aterrizó en la mejilla del shaman.

¿Por qué hiciste eso, O-Ren?- preguntó el moreno.

Tú...tú...¡ERES UN MALDITO! .- Se derrumbó luego de terminar su frase. Cayó a los pies de Yoh, quien se agachó para quedar a su altura.

n.n. No tienes por qué ponerte así.

Gra-gracias a ti no tengo a donde ir.- Lágrimas brotaron de sus ojos y bajaron por sus mejillas ya rojas del cólera.

Puedes vivir conmigo y con Anna. Te prometo que tendrás una vida tranquila.

No lo sé ¬¬.

Incluso irías a nuestra escuela.- O-Ren lo miraba de forma despectiva.- Vamos, será divertido .

Eh...yo...yo... No puedo dejar solo a Opacho. Era la lapa de Hao y me quiero responsabilizar de él.

El enanito puede venir también nn...¿Aceptas la oferta?.

Está...está bien.


Era una hermosa mañana de primavera. La pensión "En" estaba cubierta de la flor del cerezo. Por la puerta de entrada salían Yoh y Anna, quienes se dirigían a la escuela

O-Ren, vas a llegar tarde.

Hoy no iré Don Yoh. Creo que me quedaré a limpiar el patio. Espero que no le importe Doña Anna.

En lo absoluto.- se dio la vuelta - Espero que al volver haya una rica cena.

No se preocupe, la tendré lista cuando vuelvan.- El shaman y la sacerdotisa se fueron caminando tranquilamente y la joven entró a la pensión a buscar una escoba con la cual limpiar. Habían pasado tres años desde aquel fatídico día.

Todo listo. Andando.- O-Ren y Opacho salían por una ventana de la pensión "En".

Cree que el señor Yoh entienda su decisión de irse.

Él no, es muy lento. Pero Doña Anna comprenderá todo. Le dejé una carta junto a la cena.

Una olla de fideos chinos, junto a una botella de sake eran acompañados por una carta que decía lo siguiente:

Estimados Don Yoh y Doña Anna:

No saben lo mucho que les agradezco el que me permitieran estar aquí durante los últimos tres años. Fue un agrado vivir con ustedes, el señor Fausto y la señor Eliza, pero me temo que es hora de partir. No es que sea una descriteriada o algo por el estilo, pero he dejado de sentirme cómoda aquí, y junto a Opacho hemos decidido partir a oras tierras, otro lugar.

Espero que los Grandes Espíritus los acompañen y les permitan vivir en ese mundo de tranquilidad que tanto anhelan.

Sinceramente.

O-Ren Arisugawa.


Se marchó...¿Por qué?...Extrañaré sus platillos TT

Hasta pronto Arisugawa...- dijo Anna mirando al horizonte.- ¡YOH!...ve a servir la cena.

Sí amor u.u.


Alguien ronda por los alrededores, señorita O-Ren.

No te preocupes. Ha de ser un pordiosero, un simple pordiosero.- Un joven de blanca capa estaba sentado sobre una roca y miraba fijamente la tienda, donde Opacho, Keshino y O-Ren, ya de 19 años, descansaban después de un largo día de viaje.

EL FIN.


Hasta el día de hoy no entiendo porque escribí este fic de final tan apresurado.

La verdad es que no me gusta, pero lo subí igual a la por qué? no tengo idea.

Espero a futuro subir uno decente de SK xD.